Libro: El niño secreto de la infancia. Maria Montessori

PREFACIO
LA INFANCIA, CUESTIÓN SOCIAL

Desde hace algunos años se ha iniciado un movimiento social en favor de la infancia, sin haber sido organizado ni dirigido por ningún iniciador. Ha brotado como una evolución natural en una tierra volcánica donde espontáneamente se desprenden llamas dispersas por doquier. Así nacen los grandes movimientos. Sin duda alguna, la ciencia ha contribuido a ello; se la puede considerar como la iniciadora del movimiento social para la infancia. La higiene comenzó a combatir la mortalidad infantil; seguidamente demostró que el niño era víctima del trabajo escolar, un mártir desconocido, un condenado perpetuo durante su infancia, pues terminado el estado infantil, acaba también la época de la escuela.

La higiene escolar le describe desgraciado, con el alma contraída, la inteligencia fatigada, las espaldas curvadas, el pecho estrecho, predispuesto a la tuberculosis.

En fin, después de treinta años de estudios, le consideramos como el ser humano olvidado por la sociedad y más aún por aquellos que le otorgan y conservan la vida. ¿Qué es el niño? Es el estorbo constante del adulto, absorbido y fatigado por ocupaciones cada vez más exigentes. No hay sitio para el niño en la casa, cada día más reducida, de la ciudad moderna, donde las familias se acumulan. N o hay lugar para él en las calles, porque los vehículos se multiplican y las aceras se hallan llenas de gente que tiene prisa. Los adultos carecen de tiempo para ocuparse del niño, cuando las ocupaciones les absorben con urgencia. El padre y la madre van ambos al trabajo y cuando éste no existe, la miseria oprime al niño como a los adultos. Hasta en las mejores condiciones, el niño es abandonado en su habitación, en manos de gente extraña asalariada, siéndole prohibida la entrada en la parte de la casa destinada a las personas que le han dado la vida. No hay refugio alguno donde el niño pueda sentir que su alma será comprendida, donde pueda ejercer su actividad. Es preciso que permanezca quieto, que se calle, que no toque nada, pues nada le pertenece. Todo es propiedad inviolable del adulto, prohibida al niño. ¿Dónde están sus cosas? No posee ninguna. Hasta hace algunas decenas de años, ni siquiera existían sillas especiales para niños. De ello se derivó aquella famosa expresión, que en la actualidad sólo tiene sentido metafórico: “Te he tenido sobre mi regazo.”

Descárgalo completo aquí: montessori-el-nic3b1o-el-secreto-de-la-infancia

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