Pobre México, tan lejos de Dios y tan violento como Estados Unidos
Artículo de Opinión
Por: Patricio Montesinos
La más reciente actuación policial contra manifestaciones pacíficas de maestros en Oaxaca confirmó nuevamente que México sigue siendo uno de los países más represivos y violentos de este continente, como lo son su poderoso vecino fronterizo Estados Unidos, además de otras naciones latinoamericanas, entre ellas Honduras, Colombia, Perú, Paraguay y Guatemala.
Ante las protestas de rechazo esta semana de centenares de profesores a otra reforma neoliberal educativa del gobierno mexicano, los gendarmes respondieron con el acostumbrado uso desmedido de la fuerza, causando 13 muertos, 25 heridos y más de 100 desaparecidos, según informaciones difundidas por medios de prensa.
Esa manera de proceder de las fuerzas del orden es una práctica habitual en México en los últimos años, al igual que los crímenes de estudiantes, periodistas, campesinos, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones de miles de personas.
El neoliberalismo sin límites aplicado por sus autoridades, el dominio de los llamados poderes fácticos, que actúan al margen de las leyes, y el narcotráfico y la corrupción, han convertido a esa relevante nación de Nuestra América en un verdadero manicomio para sus ciudadanos.
Las administraciones de Estados Unidos, otro de los países más opresivos y violentos del hemisferio occidental, son en buena medida las responsables del caos que reina en México, porque alientan desde su territorio el desorden y la anarquía como método de dominación para continuar con el histórico saqueo y la espoliación de su vecino sureño.
Washington a su vez promueve y respalda el “modelo” mexicano como “ejemplo” para las naciones que conforman la Patria Grande, desde el Río Bravo hasta la Patagonia, el cual impera también en Honduras, Colombia, Perú, Paraguay y Guatemala, y tratan de imponer en Argentina y Brasil con regímenes de derecha “reciclados” al servicio de los intereses de la Casa Blanca.
Estados Unidos lleva a cabo un desenfrenado plan dirigido a hacer de toda la Patria Grande un hervidero similar al mexicano, y con ese objetivo se empeñan en destronar a los gobiernos progresistas que en la región resisten a sus continuas agresiones y patrañas, entre ellos los de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y El Salvador.
Para ello el Pentágono utiliza a los sectores ultraconservadores de América Latina, los emporios mediáticos en su poder, y la moribunda Organización de Estados Americanos (OEA), a la que insisten en revivirla a costa de Venezuela, en detrimento de los bloques autóctonos e integracionistas regionales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
La OEA, o mejor dicho el “Ministerio de las Colonias de Estados Unidos”, su Consejo Permanente y su Secretario General, Luis Almagro, están muy preocupados por la “situación en Venezuela”, pese a que saben muy bien que ha sido creada por Washington y sus peones derechistas y violentos en esa nación.
Precisamente la Ministra de Relaciones Exteriores venezolana, Delcy Rodríguez, afirmó en otro Consejo Permanente de la OEA, celebrado este martes en su sede en Washington, que esa entidad pretende convertirse en un “tribunal de justicia” de la Revolución Bolivariana, y puso otra vez entre las cuerdas y en conteo de protección a Almagro.
Rodríguez expresó asimismo que algunos representantes presentes en la referida reunión parecen desconocer los graves hechos que se escenifican en sus respectivos países.
La canciller venezolana no deja de tener razón porque la OEA mira para otro lado, y por supuesto no convoca a su Consejo Permanente, cuando se escenifican matanzas como las que han tenido lugar en México, o se materializan golpes de Estado, ahora llamados “blandos o suaves” contra gobiernos progresistas de Nuestra América.
Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=213698