América del Norte/EEUU/Agosto del 2016/Reseña/desocioantropologia
Para Henry Giroux la política de la cultura proporciona el espacio conceptual en el que se estructura la infancia, un territorio donde se vive y se lucha por ella. La cultura tiene la función primaria en el que los adultos ejercen el poder sobre los niños, tanto en el papel ideológico como en el institucional. En ese sentido, sólo si se cuestionan las formaciones y contextos culturales específicos en los que se organiza, aprende y vive la infancia, los educadores pueden comprender y cuestionar las formas en que las prácticas culturales establecen relaciones específicas de poder que configuran las experiencias de los niños. A lo largo de este libro el autor contrasta y presenta toda una serie de enfoques teóricos, con la finalidad de mostrar que la cultura es fundamental para cualquiera de las formas serias de política y de pedagogía que traten de participar en el acercamiento actual a la juventud. Para ello propone 3 ejes fundamentales o mitos; la política, la educación y la cultura, basándose en los trabajos de Antonio Gramsci, Paulo Freiré y Stuart Hall. A primera vista, parece que estas tres poderosas mitologías tienen poco en común; sin embargo, a lo largo de este libro Giroux intenta demostrar que es imposible invocar una, en cualquier sentido significativo, sin invocar las otras. Para este crítico cultural americano, la infancia no es un estado natural de inocencia; es una construcción histórica, también es una categoría cultural y política que tiene unas consecuencias muy prácticas con respecto a la forma de «pensar en los niños» de los adultos, y tiene consecuencias en cuanto a la forma de verse los niños a sí mismos».
Fuente: http://desocioantropologia.blogspot.com/2013/07/henry-giroux-la-inocencia-robada.html
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