Formación en alternancia en la universidad

Por. Laia Mestres

La formación en alternancia tiene como objetivo favorecer la adquisición de las competencias profesionales a través de un proceso que combina empleo y formación. El trabajador compatibiliza el aprendizaje formal con la práctica profesional en el puesto de trabajo.

La utilidad de las prácticas es incuestionable. Las prácticas laborales son el primer contacto entre el alumnado y el mercado laboral, el encuentro que permitirá que los estudiantes adquieran las competencias necesarias para enfrentarse a los problemas reales de su profesión. Las prácticas adecuadas son las que vinculan los conocimientos teóricos impartidos en el aula, con el mercado laboral y las necesidades de las empresas.

¿Cuál es la situación de la formación en alternancia en nuestro país? ¿Debería aplicarse este sistema a la universidad? ¿Cómo son las experiencias piloto que se llevan a cabo? Los expertos opinan sobre el tema.

Ventajas de la formación en alternancia

La formación en alternancia es una metodología didáctica que combina periodos de tiempo en un centro formativo con estancias remuneradas en una empresa, desempeñando un puesto de trabajo. La finalidad de esta iniciativa es lograr la acreditación de la formación adaptada a la práctica concreta de un ámbito profesional.

En el Estado español, la formación en alternancia se enmarca dentro de la Formación Profesional para el Empleo, abarcando diversos tipos de contratación: 1) contratos de formación dirigidos a jóvenes de 16 a 25 años; 2) Formación en escuelas taller y casas de oficios dirigidas a jóvenes de 16 a 25 años; 3) Talleres de empleo para mayores de 25 años.1

Para Laura Rego, Coautora del artículo «La formación en alternancia en la universidad y en los ciclos formativos: aportaciones desde dos investigaciones realizadas en Galicia», una de las principales ventajas de la formación en alternancia es que, en general favorece la empleabilidad de los alumnos/as y futuros técnicos, dado que se incorporan al mundo profesional como parte de un proceso formativo integral, lo que condiciona y amplía sus posibilidades de inserción laboral futura.

Desde el punto de vista de la empresa, la formación en alternancia supone una posibilidad para la empresa de seleccionar personal cualificado y adaptado a la realidad de su entidad (formados en el propio puesto de trabajo). Este aspecto es de vital importancia si la empresa pretende basar su funcionamiento en la mejora de la productividad tomando la calidad y la cualificación profesional como referente.

En cuanto a las desventajas, los expertos destacan las dificultades en cuanto a la gestión y organización de los planes. El hecho de coordinar empresa, centro formativo, organizaciones sindicales, etc. además de administración pública, requiere una flexibilidad que no es fácil de obtener en el sistema educativo actual. Además, todavía no existen suficientes mecanismos de evaluación de resultados que puedan valorar la eficacia de las instituciones implicadas, el trabajo continuo del alumnado y el resultado obtenido.

¿Podemos aplicar la formación en alternancia a la universidad?

Actualmente, el contacto del alumnado universitario con la experiencia profesional se produce durante las prácticas curriculares establecidas en el plan de estudios y de carácter obligatorio. Desde 2014, el Real Decreto 592/2014 se regularon las prácticas extracurriculares, en el marco de los cambios introducidos por el Espacio Europeo de Educación Superior. Estas prácticas tienen carácter voluntario y el estudiante puede desarrollarlas una vez superado el 50% de los créditos de la titulación. La finalidad de ambas es semejante, pero en este caso no están vinculadas a ninguna asignatura y por tanto, no están sujetas a ningún número de convocatorias o calificación final.

En este contexto, ¿es viable aplicar un sistema de formación en alternancia en la universidad? Para Ángels Domingo, investigadora y consultora de la Unesco. Directora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva y Directora Pedagógica del Instituto Escalae, a pesar del potencial formativo de la experiencia, sobradamente constatado, la formación en alternancia no se ha aplicado suficientemente debido a,por un lado, cierto desconocimiento por parte del cuerpo docente universitario de los fundamentos teóricos del aprendizaje experiencial, y por el otro, como consecuencia del primero, por la dificultad práctica del profesorado para gestionar sistemáticamente este recurso didáctico.

Para Laura Rego, es necesario analizar la situación basándonos en nuestro contexto formativo y laboral. Desde su punto de vista, la aplicación de los contratos de formación en alternancia al sistema universitario sería una decisión que habría que someter a una evaluación completa, tomando en consideración especialmente, si este tipo de contratos favorecen realmente la inserción laboral de los titulados/as universitarios en el contexto español, si el uso que se hace de ellos mayoritariamente se corresponde con esta finalidad o si por el contrario tenderían a precarizar aún más, la situación de los/as universitarios.

Precisamente, la precarización de los jóvenes y las dificultades de coordinación entre los diferentes agentes implicados son los aspectos que más preocupan a los expertos. Otro aspecto primordial es que las empresas deben convertirse en auténticos agentes formativos, para lo cual la cualificación técnica y pedagógica de los tutores es fundamental.

Notas el pie:

1.- Extraído del texto «Formación en alternancia con el empleo» de la Plataforma para la promoción y difusión de la Formación Profesional para el Empleo de la Confederación de Empresarios de Andalucía. http://infofpe.cea.es/fpe.php?section=c15

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/01/13/formacion-alternancia-universidad-9207/

Imagen: http://www.revista-anales.es/web/n_23/img/s_6/imagen_1_1_grande.jpg

Comparte este contenido:

Laia Mestres

Pedagoga. Redactora