Por: Ramón César González Ortiz
Tal como durante la década de los 70’ del siglo pasado, bajo la dictadura en Brasil, en Rio de Janeiro crecieron las “misas negras”, en la misma medida en que crecía la población marginal1. Hoy conforme avanza en distintos países como España, Grecia, Portugal y gran parte de los países de América Latina, la desregulación laboral, su flexibilización, la informalidad, la precariedad, la inestabilidad y la pérdida de derechos sociales. También ha venido avanzando el suicidio de jóvenes y niños, así como los cultos que hacen referencia a la violencia como la Santa Muerte o la Santeria, de la mano del avance del narco-paramilitarismo, particularmente en países como México y Colombia.
En ausencia de una fuerte y activa organización de la clase obrera, que haya sido capaz de resistir los procesos de restructuración, segmentación y flexibilización del trabajo. La categoría social más afectada de la población, por la crisis, la precariedad laboral, salarial y existencial a nivel mundial viene siendo la juventud. Según algunos datos, en 2011, 74.8 millones de jóvenes en una edad de entre los 15 y los 24 años, se encontraban desempleados, 4 millones más que en 2007.
Dentro de tal tendencia, a escala mundial, los jóvenes tienen casi tres veces más probabilidades de estar desempleados que los adultos. Estimándose que 6.4 millones de jóvenes han perdido las esperanzas de encontrar trabajo y se han apartado del mercado de trabajo por completo. Mientras que los que tienen empleo, en dichos trabajos se encuentran en tiempo parcial y con un contrato temporal2.
Pero es en los países dependientes, donde existe una excesiva proporción de jóvenes que se encuentran como trabajadores pobres. De forma que en 2013 en América Latina se registraron 108 millones de jóvenes de ambos sexos, entre los 15 y los 24 años de edad cuya inserción en los mercados laborales es mayoritariamente precaria, de alrededor de 60%, y donde 55.6% labora en el sector informal con bajos ingresos, inestabilidad laboral, desprotección y violación de sus derechos laborales. De tal suerte en México, de acuerdo con algunos datos, en 2014 del total de la población, 24.9%, o 29.9 millones, son jóvenes de entre 15 y 29 años de edad y la tasa de desempleo en este sector de la población alcanza un 9.8%, mientras que la correspondiente a los sectores entre 20 y 24 años es de 9.7%3.
A tal situación, se le suman los trabajadores del campo, jornaleros de entidades como San Luis Potosí, Veracruz, Querétaro, Hidalgo, Zacatecas, Morelos, Nayarit y Colima. Mismos que son reclutados con la promesa de un pago diario de cien pesos, tres alimentos al día, hospedaje, escuela y guardería para sus hijos. Pero siendo engañados, son maltratados física, emocional y laboralmente.
Viéndose obligados ante la pobreza existente en sus comunidades de origen, familias enteras migran temporalmente a campos agrícolas en comunidades remotas, en un intento por atenuar aunque sea ligeramente la miseria en la que viven. Pero lejos de casa tienen que enfrentarse a condiciones infrahumanas de trabajo: pasan más de ocho diarias bajo el sol expuestos a pesticidas, viviendo en barrancas insalubres y teniendo que compartir una letrina con al menos una decena de familias De acuerdo con la Encuesta Nacional Jornalera (Enjo 2009) en el país hay cerca de dos millones de jornaleros temporales, de una población jornalera de 9.2 millones en el territorio nacional4.
Dentro de tal espectro, de los más de tres millones de niños, niñas y adolescentes que se estima trabajan en México, 30% se encuentra ocupado en actividades del campo. Así existen cientos de niños y niñas que pasan su infancia entre cultivos de chile, melón, tomate rojo, tomate verde, uva, calabaza, caña, café, manzana, durazno, y otros productos del campo, en lugar de acudir a estudiar en un aula escolar. Y bajo tales condiciones, de acuerdo con la Sedesol, 50% de las niñas y niños menores de 14 años miembros de familias jornaleras no asisten a la escuela5.
A tales hechos se le suma la siembra de amapola, así como muchas otras actividades consideradas como un delito, vienen resultando ser un “opción”, ante tal situación. De acuerdo con cifras del 2014 proporcionadas la Evaluación de la Amenaza Nacional de Drogas de la DEA, en México se produce un 42% de la heroína que se traslada hacia los Estados Unidos, y es el estado de Guerrero el señalado como el principal productor6.
Aumento de suicido en niños y adolescentes.
En un escenario donde, de acuerdo con el informe El estado mundial de la infancia 2016, elaborado por la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en México, cerca de 21 millones de niños y adolescentes de menos de 17 años se encuentran en pobreza; mientras que, 23 por ciento de las mujeres menores de edad se casan, de forma que cuatro de cada mil niñas de entre 10 y 14 años ya tienen al menos un hijo. Principalmente en los estados de la república como Chiapas, Guerrero y Oaxaca7.
También se viene escenificando de manera dramática un aumento en el número de suicidios, de acuerdo con el INEGI, en 2012 se registraron cinco mil 549 suicidios, de los cuales 80.6 por ciento fueron consumados por hombres y 19.4 por ciento por mujeres, lo que significa que ocurren cuatro suicidios de hombres por cada suicidio de una mujer. Indicando además que también desde 2012 se han registrado 826 suicidios entre adolescentes de 15 a 19 años, lo que representa una tasa de 7.4 muertes por cada 100 mil adolescentes. Fenómeno que se ha incrementado con rapidez entre los adolescentes, hasta constituir una de las primeras causas de muerte en este sector.
De suerte que, en los últimos 30 años, el índice de personas que se quitaron la vida aumentó en un 300 por ciento. En 38 años, de 1970 a 2008 la tasa de suicidios se mantuvo con un incremento anual de 16.5% en promedio. Pero dicha cifra de disparó a 33% a mediados de 2009, estimándose que tal tendencia se ha mantenido8.
Todo lo cual tiene una indiscutible relación con un contexto mundial de quiebra económica, marginación social, así como ataques físicos o abuso sexual, maltrato físico, verbal o psicológico a los que son sometidos cientos de niños y adolecentes al laborar en condiciones precarias. De forma que en México, unido a factores como la pobreza, la explotación laboral o el desempleo, se ha incrementando la depresión y con ella el suicidio de jóvenes principalmente en los estados de Yucatán, Tabasco, Campeche y Guanajuato.
En este mismo sentido, El Informe sobre la adolescencia 2009, de la UNICEF, hizo énfasis en las precarias condiciones de la población juvenil en México. Indicando que dicho sector juvenil durante ese año, sumaba 12.8 millones de 2 a 17 años de edad, de los cuales 6.3% eran mujeres y 6.5% hombres. Y de ese total, 55.2% era pobre, de manera que de cada 5 adolescentes, sólo uno podía contar con ingresos familiares y personales que le permitían acceder a una alimentación adecuada9.
Dentro de tal panorama, la OMS coloco a México en el 2010 en el lugar número 78 por incidencia de suicidios. Ocupando los primeros lugares de tal problemática países como Lituania, Bielorrusia, Rusia, Kazajastán, Eslovenia y Hungría, todos ellos antiguos países socialistas10. Y que tienen en común con México ser países periféricos o dependientes, hecho que se configura en esos países en el curso de la década de los ochenta y noventa del siglo pasado.
En Europa, fueron incorporados los países de Europa Oriental desde 1980 a la producción y explotación del capitalismo occidental, como “nuevas periferias”. Proporcionándoles grandes oportunidades a las empresas de los países capitalistas hegemónicos de la Unión Europea, quienes aprovecharon las “ventajas competitivas” que ofrecieron dichos países. Tales como, menores salarios, nula o débil organización sindical, altos niveles de calificación de la fuerza de trabajo y cercanía geográfica, lo que les garantiza una mayor fluidez en los flujos de materias primas e inversiones.
De manera que países como Lituania, Bielorrusia, Rusia, Kazajastán, Eslovenia y Hungría, una vez desarticulados, representaron una alternativa para el gran capital en su finalidad de abaratar sus costos de producción, presionar el aumento de las tasas de explotación del trabajo y desempeñar un importante papel en la presión que ejercen estas nuevas periferias en la disminución de los salarios en los países desarrollados, con el objetivo de aumentar su “competitividad” y posibilitar la elevación de las tasas de ganancia11.
Ante tal situación, se vienen suscitando cada vez más hechos dramáticos como los suicidios. En México ejemplifica tal acontecer el suicidio de Ángel Villada Moreno de 41 años de edad. Quien luego de haber asesinado a sus tres hijas y a su esposa de disparo en la cabeza, dejando entrever en una carta póstuma que los motivos para llevar a cabo tal decisión fueron graves problemas económicos por los que atravesaba la familia12.
Y mientras tal desastre económico y social ocurre, la primera dama mexicana, Angélica Rivera, usa una lujosa propiedad en Florida comprada por una empresa que compite por contratos con el Gobierno de México, el Grupo Pierdant. Éste pelea por el desarrollo de puertos marítimos en el país y con el beneplácito de dicha compañía, la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, utiliza dicho departamento, valuado en 2.05 millones de dólares, ubicado en Key Biscayne, al sur de Miami Beach. Eventos a los cuales se le suma la compra de una mansión de 7 millones de dólares en la Ciudad de México a otro contratista del Gobierno, el grupo Higa de Juan Armando Hinojosa Cantú, que ha sido conocido como el escándalo de la “Casa Blanca», suscitado en 201413.
La religión de los malditos.
Las crisis financieras, el consumismo, el hecho de que una educación superior no garantice empleo, cada vez más han marcado un entorno en nuestro país en el que impera la desesperanza y la noción de un futuro seguro. De suerte que quienes en la actualidad son mayores de 45 años tienen una mayor certeza incluso en el ámbito espiritual, debido a que la religión católica, impuesta desde el nacimiento se conservo como su brújula. Mientras que las personas entre 24 y 44 años, han tendido a no contraer nupcias, ni firmar un documento civil, prefiriendo las uniones consensuales, además de encontrar respuesta a la desesperanza en otras creencias14, como los Cristianos, Pentecostales, Testigos de Jehová y donde se llegan a incluir creencias relacionadas con brujos y magia, como el Vudú, La Santería y la Santa Muerte.
De tal manera, desde 2009 ya hay quienes ofician ceremonias Vudú en la capital mexicana aunque sea en templos improvisados. Doctrina basada en la creencia de que las cosas y los elementos naturales están animados por vida y alma. El vudú en Haití es religión oficial desde 2003, siendo una especie de diccionario moral y un sistema importante en casi todos los aspectos de la vida de la isla caribeña, representando un complejo entramado de arbitraje y organización social. No obstante lo cual, en México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía lo clasifica como religión ocultista y en las 696 páginas del Directorio de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, disponible en línea, no aparece una sola que aluda al vudú15
Mientras que la santería, regla lucumi o regla de ocha es una religión que tiene sus orígenes en la tribu africana Yoruba: un pueblo proveniente de Dahomey, hoy conocida como Benin, así como también de Nigeria a lo largo del río Níger. Los Yoruba creen en un dios llamado Olorun u Oludumare, para ellos la fuente del ashe (la energía espiritual de la que se compone el universo, todo lo vivo y todas las cosas materiales). La estructura de esta religion se encuentra en un panteón religioso de divinidades como Shangó, Obatalá, Oggún, Yemaya, Oshún, Babalu aye, entre otros.
La santería ha tenido un auge muy importante en México, específicamente en la zona de los tuxtlas (Catemaco, Veracruz). A partir de la Revolución Cubana, en 1959, más de un millón de personas, entre ellos santeros, emigraron para establecerse en las principales costas del litoral mexicano (Yucatán, Campeche y Veracruz), así como en otras ciudades de los Estados Unidos (New Jersey y Miami). En Catemaco, Veracruz, dicha religión afrocubana se ha mezclado en el panteón religioso católico y a través de dicho sincretismo la santería se ha desarrollado, de forma que algunos brujos han adoptado ciertas tendencias religiosas como rituales, oraciones, algunos dioses, incluso identidades que aluden a la santería en general16.
Después de lo cual, en los noventa se observa un boom y una mayor popularización de la santería cubana en México, no solo en la capital y sus zonas urbanas, sino también en otras ciudades del interior del país. Por lo que hoy en día en México la santería cubana y sus trabajos rituales de magia han tenido una gran expansión.
Mientras que respecto al culto contemporáneo a la Santa Muerte, este apareció en Hidalgo, en 1965. Hasta encontrar arraigo inicialmente en el estado de México, Guerrero, Veracruz, Tamaulipas, Campeche, Morelos y el Distrito Federal. Y posteriormente en Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Cobrando así el culto a la Santa Muerte en México vuelo y encumbrándose al lado de la Virgen sagrada de Guadalupe.
Acudiendo las personas a ella para pedirle milagros o favores relacionados con el amor, la salud o el trabajo. Pero también se le pide por fines violentos, tales como la venganza y la muerte de otros. Además de que inicialmente su devoción era exclusiva de criminales, contrabandistas, pandilleros, ladrones y prostitutas, quienes le hacen peticiones, tales como el librarles de las balas de la policía o de cualquier otro mal, como por ejemplo, la cárcel. Extendiéndose la veneración a esta deidad por varias regiones del territorio mexicano, siendo narcotraficantes y otros delincuentes sus más fervientes creyentes. En la región del norte del país, el culto a la Santa Muerte se ha visto acompañado con la veneración a Jesús Malverde, el “Santo de los Narcos”, cuyas imágenes aparecen continuamente en los domicilios que catean las autoridades cuando detiene a grupos por tráfico de drogas17.
Pero conforme ha pasado el tiempo, se le han sumado devotos entre militares y policías, quienes piden una bendición para su pistola y sus balas. E incluso, la devoción a «La Flaca» se ha convertido en algo popular dentro de la elite política y empresarial. Aquellos que acuden a su altar la veneran como si fuese una santa, persignándose y rezándole para que se cumplan sus peticiones.
Aunque la Iglesia Católica condena esta veneración, denominándola como «pecaminosa», algunos asocian esta práctica con la Iglesia. Por lo que a la mayoría de sus seguidores parece no importarle la contradicción entre su religión y el culto pagano a «La Santa». Organizando rituales similares a los cristianos, incluyendo procesiones y oraciones con el fin de ganar su favor. Erigiendo su propio altar en su hogar, oficina o negocio para sentirse protegidos por ella. Dicho altar suele consistir de una estatuilla cuyas medidas va de 15 centímetros a tamaño humano, rodeada de distintas ofrendas, entre las cuales se encuentran arreglos florales, frutas, inciensos, vinos, monedas, dulces y golosinas, además de velas, cuyo color varía de acuerdo a la petición.
Por lo que a pesar de que la Iglesia de Roma siempre ha repudiado esta práctica, se han creado 15 parroquias en Los Ángeles, California, y una en México. De manera que el culto pagano a la Santa Muerte, que recientemente ha cobrado popularidad, cuenta con dos millones de creyentes en México, venerada particularmente en el barrio de Tepito, en el centro de la capital mexicana. Sus simpatizantes suelen identificarse al portar algún dije o escapulario de su imagen, mientras que otros optan por llevar su figura de manera indeleble, al tatuársela en la piel. Como elementos indispensables se exigen los puros, los cuales deben estar constantemente encendidos y un imprescindible pedazo de pan18.
En momentos en que nuestro país atraviesa por marcadas desigualdades sociales, donde los jóvenes son los prioritariamente excluidos, es común ver a cientos de adolescentes, cargar figuras mortuorias para ser bendecidas. Siendo hoy en día Ecatepec la cuna de la Santa Muerte, lugar conurbado de la ciudad de México donde la gente tiene una gran necesidad de creer en algo. Municipio que, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, acumuló en el año 2015 un total de 354 de muertes por homicidios dolosos.
Así, la gente ha venido llamando de cariño a la Santa Muerte, “la Virgen de los Olvidados”. Desde Ecatepec, punto neurálgico donde empieza y termina todo un “corredor de la Santa Muerte”, a través de la Línea 2 del Metro hasta el municipio del Estado de México, atravesando múltiples colonias donde destaca la marginalidad de la Ciudad de México, el culto también está muy arraigado. En lugares como la Morelos, Peralvillo, Santa Julia, o el barrio de Tepito, otro de los bastiones de la Santa Muerte. Lugares donde hay personas que ya se cansaron de pedirle a otras corrientes religiosas. Cansados de hacer plegarias que se olvidan y no son atendidas, por lo cual cada vez más están acudiendo a la “Niña Blanca”19.
Pero lo preocupante de la proliferación de dichos cultos, en un contexto de exacerbación de crisis social, política y económica. Es que ha llevado a casos extremos como el hecho de que una mujer le sacara los ojos a su hijo, de sólo cinco años, en represalia porque no los cerró para orar durante un ritual que celebraban siete personas, quienes aseguraban que el jueves 24 de mayo de 2012 ocurriría la llegada Dios y se acabaría el mundo.
Tragedia ocurrida en la colonia San Agustín Atlapulco, el barrio más marginado en el municipio de Ciudad Nezahualcoyotl, ubicado al oriente del estado de México. Después de que siete personas, cinco de las cuales pertenecían a la misma familia del niño que fue agredido (la madre y cuatro hermanos) llevarán cuatro días orando porque, según ellos, la mañana de ese jueves iba a venir Dios y se acabaría el mundo. Dichas personas, de acuerdo con Samuel Cuevas Monroy, subdirector de la policía de Nezahualcóyotl en ese momento, profesan la religión cristiana. Añadiendo además, que de acuerdo a declaraciones de la abuela del niño, la madre del mismo, le sacó los ojos porque no quiso cerrarlos. Pero como no los cerró, se los sacaron para limpiárselos porque presenció la oración20.
Bibliografía.
Galeano Eduardo H. “Violencia y enajenación”. Editorial nuestro tiempo, 1971.
Sotelo Valencia Adrián. “El precariado ¿Nueva clase social? UNAM, Porrúa. 2015.
Sotelo Valencia Adrián. Los rumbos del trabajo. Superexplotación y precariedad social en el siglo XXI. UNAM, FCPyS, Porrúa, 2012.
Hemerografía.
Periódico El Universal. Lunes 13 de octubre de 2014.
Notas
1 Galeano Eduardo H. “Violencia y enajenación”. Editorial nuestro tiempo, 1971.
2 Sotelo Valencia Adrián. “El precariado ¿Nueva clase social? UNAM, Porrúa. 2015. Pág. 176
3 Ibíd. Pág. 177.
4 El Excelsior. 17 de junio de 2016.
5 Ibíd.
6 El Universal. Lunes 13 de julio de 2015.
7 parentesisplus.com/2016/06/…/viven-en-la-pobreza-23-millones-de-nino…
8 www.elfinanciero.com.mx/…/la-tasa-de-suicidios-en-mexico-aumento-11…
9 www.contralinea.com.mx/…/aumentan-suicidios-de-jovenes-mexicanos/
10 Ibíd.
11 Sotelo Valencia Adrián. Los rumbos del trabajo. Superexplotación y precariedad social en el siglo XXI. UNAM, FCPyS, Porrúa, 2012. Pág. 131.
12 La Jornada. Sábado 17 de octubre de 2015.
13 Diario Digital Juárez. 09-08-2016.
14 El Universal. Lunes 13 de octubre de 2014.
15 expansion.mx/…/vudu-una-religion-que-suena-con-un-templo-en-mexic…
16 www.arts-history.mx/sitios/index.php?id_sitio=2241360&id…
17 www.udlondres.com/revista_psicologia/articulos/stamuerte.htm
18 www.udlondres.com/revista_psicologia/articulos/stamuerte.htm
19 www.animalpolitico.com › Nacional
20 La Jornada. Viernes 25 de mayo de 2012.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=215456&titular=el-avance-de-la-precarizaci%F3n-laboral-y-el-desamparo-juvenil-en-m%E9xico-