Brasil/17 noviembre 2016/Autor:
/Fuente: Playgroundmag“Queremos una educación de calidad, nuestras clases están cada vez más masificadas”, dice Emmanuelle Monteiro dos Santos, de 19 años, que estudia administración en la escuela Brasílio Vicente de Castro en Curitiba, capital de Paraná. En esa ciudad, casi todas las escuelas fueron desocupadas por orden judicial durante la pasada semana.
Congelación de gasto público
¿Pero cuáles son exactamente las razones de sus protestas? Una de ella es la congelación de los gastos públicos durante los próximos… 20 años con un tope que solo irá aumentando al ritmo de la inflación. Se trata de una medida que será votada en el Senado. Su objetivo es controlar el déficit público y atraer de nuevo a los inversores.
“Aunque tiene que haber recortes de presupuesto, la educación y la sanidad están ya demasiado debilitados, no hay por donde cortar”, defiende Renato Janine, profesor de filosofía de la Universidad de Sao Paulo y ex ministro de educación en 2015 aún con Dilma Rousseff en la presidencia.
Entre los objetos de la protesta figura el hecho de que Brasil congelará su presupuesto durante los próximos… 20 años
El gobierno, por su parte, viene defendiendo los recortes diciendo que “no hay posibilidad de proseguir económicamente en Brasil gastando más de lo que la sociedad puede pagar”, palabras del Ministro de Hacienda Fernando Meirelles en comparecencia.
El país gasta casi un 18% de su PIB educación, un porcentaje elevado en relación a otros países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Sin embargo, el gasto por alumno es de 3.000 dólares anuales, muy inferior a los entre 8 y 10.000 que gastan de media el resto de países.
Paralelamente, tres millones de niños y adolescentes brasileños de entre 4 y 17 años no van a la escuela.
Reforma sin debate
Las ocupaciones, además de una protesta contra las medidas, son un paso al frente de los estudiantes para que se les escuche: “Decidimos ocupar el colegio después de que no se escuchara nuestra voz cuando protestamos. Queremos la revocación de la MP porque se ha aprobado sin consultar a la educación. El gobierno debe discutir con la comunidad escolar antes de aprobar reformas”, dice Emmanuelle.
Se refiere a la reciente medida provisional (MP 746) con la que el gobierno de Temer ha acelerado la aprobación de una reforma educativa que aumenta la carga horaria y modifica las asignaturas de secundaria. “La ley se aprobó de manera repentina interrumpiendo el debate entre los expertos de la educación que se venía llevando a cabo y sin contar con los estudiantes”, lamenta Janine.
“Si el gobierno apenas puede mantener la educación con la carga de 5 horas, menos aún podrá hacerlo con 7. Y además mucha gente no podría compaginar el instituto con ayudar en casa o un trabajo, que es lo que la mayoría hace”, defiende André Henrique Jardey, que también participaba en una ocupación que fue desalojada la pasada semana.
Los alumnos protestan también contra el proyecto ‘Escuela sin partido’, que pretende impedir a los profesores expresar su ideología política en las clases
“Existe la queja de que los jóvenes no están muy interesados en la política y sólo se interesan por la diversión y están haciendo exactamente lo contrario, asumiendo que es importante y luchando por su educación. Estas ocupaciones demuestran que los jóvenes quieren discutir su propio futuro”, defiende Janine.
En las escuelas ocupadas, los adolescentes se organizan para tareas como la logística, comida o limpieza y se realizan talleres de actividades muy diversas. “He aprendido más en un mes de ocupación de lo que aprendo en un mes de escuela, sobre todo desde el punto de vista político y social”, defiende André Henrique.
La tercera medida contra la que protestan los alumnos es el proyecto ‘Escuela sin partido’, que pretende impedir a los profesores expresar su ideología política en las clases. Además de cerciorar la libertad de expresión y el debate público, dicha ley podría reducir o eliminar la educación de género en las escuelas.
El discurso viral
El pasado 26 de octubre, el debate sobre la educación tomó las redes en Brasil al convertirse en viral el emotivo discurso de la estudiante Ana Julia Pires Ribeiro, de 16 años, defendiendo la “legitimidad” de las ocupaciones. “Mi pregunta inicial es: ¿De quién es la escuela? ¿A quién le pertenece?”, dijo entre lágrimas.
El momento más polémico de su discurso fue cuando acusó a los diputados de tener “las manos sucias con sangre de Lucas”, en referencia al niño que fue asesinado por otro menor en una de las escuelas ocupadas. Mientras que las autoridades usaron la muerte como argumento para acelerar los desalojos, Ana Julia les acusó porque el Estatuto de los niños y adolescentes “dice que la responsabilidad de los niños está en manos de la sociedad, la familia y el estado”.
La crisis en la educación es el último episodio de turbulencias políticas que arrancaron en el país con las históricas marchas de junio de 2013 por una mejora de los servicios públicos y han proseguido con la corrupción endémica desvelada por el caso Petrobras en 2014, los gastos en el Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de 2016 y el propio ‘impeachment’ que llevó al presidente Míchel Temer al poder.
La izquierda califica el cese de Rousseff como “golpe” por su endeble base legal (unas maniobras fiscales para cerrar presupuestos) y por la demostrada conspiración entre los diputados para sacarla del poder. En las escuelas, predominan los críticos con el ‘impeachment’ aunque conviven varias visiones que coinciden en mejorar o al menos no dejar que se degrade la educación pública. Su grito de guerra: “¡Firme!”.
Fuente: http://www.playgroundmag.net/articulos/reportajes/Escuelas-ocupadas-salvar-educacion-Brasil_0_1865213497.html