Las siete vidas de los estudiantes de secundaria en Holanda

Europa/Holandagacetaholandesa.com/Alejandra Mahiques

Desde finales de los años sesenta, los Países Bajos cuentan con un modelo educativo distinto del de la mayoría de Europa y opuesto al de anglosajones como Gran Bretaña o Estados Unidos. En lugar de ser un sistema universal de enseñanza secundaria al que acceden de forma directa todos los alumnos de primaria, éste se divide en siete ramas a las que son derivados en función de los resultados y capacidades académicas, obtenidos a lo largo de los años de colegio y combinados con la nota de un examen final de ámbito estatal. En los profesores de los últimos años de primaria recae la responsabilidad de determinar el futuro académico de los estudiantes, una decisión cada vez menos vinculante gracias a una mayor flexibilidad en el sistema pero que desde el año pasado vuelve a generar polémica.

Al igual que otros países germánicos como Austria o Alemania, los Países Bajos es uno de los pocos europeos en los que el futuro académico de un estudiante se decide a una edad temprana. A los doce años, los alumnos deben realizar un examen estatal (el llamado CITO es uno de los más populares) que, junto con la recomendación recibida por su colegio, les da acceso a un tipo de educación secundaria, de formación profesional o más académica, que determinará su futuro laboral. El estrés que conlleva una prueba clasificatoria en estudiantes tan jóvenes ha sido uno de los motivos para que en 2015 el Gobierno decidiera supeditar la nota del llamado CITO a la recomendación escolar. Y mientras ésta parecía ser la solución a la cuestión sobre qué debe tener más peso, si la decisión del profesor o la nota del examen final, el Centro Nacional de Estadística (CBS) y la Universidad de Groningen han publicado este año sendos estudios en los que demuestran que la opinión subjetiva de los profesores se ve influida por el contexto social de los alumnos: con el mismo rendimiento académico, los niños procedentes de un nivel social más bajo recibieron una recomendación para un tipo de educación secundaria de nivel más inferior que aquellos que procedían de familias con mayores recursos. “En el último año, sólo uno de cada seis niños que obtenían una calificación superior en el examen respecto de la recomendación del colegio, han accedido a un nivel más alto en la secundaria, mientras que al resto esta nota no se les ha revisado y creemos que puede estar relacionado con el entorno social del estudiante” explica Hanke Korpershoek, profesora y experta en Educación de la universidad de Groningen. Desde la mayor Agrupación de Directores de Escuelas de Primaria del país (AVS), su presidenta Petra van Haren defiende al sector argumentando que «los profesores tienen muy en cuenta el apoyo que los padres le van a poder dar a su hijo en los años siguientes y si éstos han demostrado poco interés en los últimos años de primaria, es lógico que recomienden un nivel de secundaria en el que el niño se encuentre seguro».

Meses después de la aplicación de la nueva normativa, el Gobierno se ha visto obligado a readaptarla para que se priorice la nota del examen cuando ésta sea superior a la recomendación del profesor. De nuevo, las críticas no se han hecho esperar. Alumnos que ya tenían la plaza para cursar una rama de bachillerato de nivel académico medio, por ejemplo, tuvieron que ser reubicados, en el último momento, en clases de nivel superior de otros centros, y lo mismo ocurrió entre los estudiantes de las distintas tipologías de formación profesional. “Este nuevo sistema ha trastocado la forma que teníamos de trabajar con los institutos de secundaria porque hace dos años todos ellos sabían los niños con los que contaban en cada nivel desde febrero mientras que ahora se encuentran con alumnos que cambian de clase en junio, tras la nota del Cito” explica Remy van Belle, profesor de octavo curso, el último de la enseñanza de primaria, en el colegio Lucas van Leyden. “Además, el derecho de los padres de revisar nuestra recomendación después de la nota del examen nos pone a los profesores en una posición difícil, porque se cuestiona nuestra decisión, que la hemos tomado después de valorar la trayectoria académica del niño durante años”, defiende Remy. Tal y como resume Petra Van Haren de la AVS, “la recomendación del profesor cuenta la película, el examen final es la foto”. Mientras esta agrupación aboga por volver a darle prioridad a la decisión del colegio, investigadores como los de Groningen consideran esencial otorgar el mismo valor a ambas calificaciones, ya que el examen es una prueba menos discriminatoria. En el otro extremo se sitúan profesores como Remy, que tras años de experiencia no ven necesario someter a los niños de doce años a un examen final puesto que en la mayor parte de los casos “sólo sirve para confirmar nuestra valoración previa acerca de las aptitudes del alumno”.  Son las voces discordantes de un aspecto del sistema educativo neerlandés que, al margen de la polémica, es reconocido por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) como uno de los mejores de la UE.

Institutos contra el paro

En junio del pasado año, los 22 alumnos de octavo curso del colegio Lucas van Leyden recibieron distintas recomendaciones. Mientras la mitad de ellos han pasado a cursar dos de las cuatro especialidades de formación profesional (VMBO), un cuarto estudian HAVO, el nivel medio de educación secundaria académica y otro cuarto VWO, el nivel superior que da acceso a una licenciatura universitaria. Uno de los alumnos recibió la recomendación de cursar la llamada educación práctica (Praktijkonderwijs) destinada a los alumnos con dificultades para continuar estudiando al nivel exigible tras la educación primaria. La clase de Remy van Belle ejemplifica la variedad de la enseñanza secundaria en los Países Bajos, la más ramificada de la Unión Europea. Según el último informe publicado por la OCDE en 2016, en todas las ramas de la educación secundaria los alumnos registraron resultados en matemáticas por encima de la media europea mientras que la diferencia en el desempeño entre aquellos de origen inmigrante y nativo era menor que en otros países como Alemania, Austria o Suecia con una distribución de la población similar.

Frente a estos buenos resultados que sitúan a Holanda a la cabeza de la Unión Europea, el informe señala el riesgo de que un sistema tan estratificado pueda provocar que algunos alumnos estudien en un nivel que no se corresponde con sus capacidades cognitivas. Con el fin  de reducir este riesgo al mínimo, el profesor puede recomendar que se inicie el instituto en un curso mixto, de dos niveles, para que al cabo de unos años el alumno sea derivado al nivel que mejor se adapte. Las clases mixtas se han popularizado en los últimos años y en la actualidad cerca de la mitad de los alumnos de secundaria empiezan la nueva etapa en una de ellas. “Decidir a los doce años sobre esto es muy difícil. Los padres muchas veces presionan para que cambiemos la recomendación y en la mayor parte de los casos lo hacemos pero es cierto que para muchos niños es muy pronto, no podemos saber cómo van a responder en los años siguientes y por eso es importante que durante los años de bachillerato tengan la posibilidad de cambiar de nivel” explica Remy. Esta permeabilidad la defienden también desde la agrupación AVS si bien para la experta en educación Hanke Korpershoek, “pasar de una rama a otra no es tan sencillo como parece. Apenas ocurre que alumnos que cursan VMBO, con asignaturas dirigidas a desempeñar un oficio, puedan cambiar a HAVO donde el enfoque es más académico”. A pesar de estas diferencias tanto Remy van Belle como Hanke Korpershoek defienden el sistema holandés y aseguran que beneficia a la mayor parte de los estudiantes. Si para Remy, “estudiar la secundaria en un grupo con un nivel parecido ayuda a desarrollar el talento de cada uno de ellos, y es bueno para los más listos” para Hanke el sistema también favorece a los que tienen claro que no quieren seguir estudiando, “porque se logra estimularles desde muy pronto con un currículum totalmente enfocado a la salida laboral”. Este mercado laboral se surte años después de profesionales procedentes de los siete diferentes tipos de enseñanza, una variedad que asegura que ninguna acaba saturada. Según la OCDE, tanto los estudiantes de formación profesional como los que acceden a la universidad a través de HAVO y VWO reciben la preparación necesaria para encontrar un trabajo y la conexión con el mercado laboral es muy fuerte, un factor que podría repercutir en la baja tasa de paro, del 5,6%, que registra el país.

Según la nota que un alumno obtenga tras la recomendación del profesor y los resultados del examen final, cursará una de estas especialidades en uno de los 660 institutos o colegios de enseñanza secundaria que hay en los Países Bajos:

Formación práctica (Praktijkonderwijs)

  • Los alumnos reciben una formación adaptada a sus capacidades. No existe un programa general y el enfoque es práctico.

  • Formación para salidas laborales en sectores como la restauración, la construcción o transportes

Formación profesional (VMBO)

  • Duración: 4 años

  • Subdividido en cuatro ramas:

  1. Rama teórica

  2. Rama combinada

  3. Formación de cuadros intermedios

  4. Formación profesional básica

  • Los alumnos deben elegir entre uno de estos sectores:

  1. Técnico

  2. Salud y bienestar

  3. Economía

  4. Agricultura

Formación profesional cualificada o formación académica media (HAVO)

  • Duración: 5 años

  • No está subdividido en ramas aunque los alumnos de esta especialidad, tras los dos primeros años, registran una mayor movilidad hacia, por un lado, los dos niveles más altos de VMBO y por otro, el de formación académica (VWO).

  • Los alumnos deben elegir entre uno de estos cuatro sectores de especialización:

  1. Ciencias y tecnología

  2. Ciencias y salud

  3. Economía y sociedad

  4. Cultura y sociedad

  • Tras finalizar los estudios, se accede a la formación especializada de Escuelas Técnicas (Hoge School) o a ciertos estudios universitarios de diplomatura.

Formación académica o científica (VWO)

  • Duración: 6 años

  • Subdividido en dos ramas:

  1. Atheneum – Mayor número de horas lectivas de ciencias y matemáticas. Latín como asignatura optativa.

  2. Gymnasium – Menor número de horas lectivas de ciencias y matemáticas. Latín y griego como asignaturas obligatorias.

  • Estos estudios dan acceso directo a la universidad.

 Consulta la guía que proporciona el Gobierno pinchando aquí

Fuente: http://www.gacetaholandesa.com/educacion-secundaria

Imagen tomada de archivos OVE

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