Por: Miguel Camino Solorzano
La educación es primordial en el proceso de socialización y culturización del ser humano, se la concibe además como un proceso complejo, sistémico que desarrolla habilidades, destrezas, capacidades, competencias y valores en las personas; pero también un “derecho irrenunciable de las personas, deber inexcusable del Estado, la sociedad y la familia; área prioritaria de la inversión pública, requisito del desarrollo nacional y garantía de la equidad social . En este sentido la estructura creada para dirigir la educación superior (SENESCYT) y la normativa generada a partir de este mandato (LOES) señalan las directrices que se debe seguir para la consecución de este objetivo, el cual las universidades públicas y privadas han asumido desde sus modelos educativos, diseños curriculares, planes estratégicos institucionales, estatutos, reglamentos, manuales.
De igual forma, la redefinición de la universidad ecuatoriana como un bien público ha conllevado a “una democratización en el acceso, tránsito y egreso de la universidad (…) y en la toma de decisiones en el interior de los centros de estudios (cogobierno)” y en la vinculación social del conocimiento a partir de la investigación que se genera al interno de los claustros universitarios. No olvidemos que democratizar la educación es un acercamiento directo a toda la sociedad ya que “a medida que la ciencia se inserta más en la sociedad está se inserta más en la ciencia y esto exige un nivel de responsabilidad más elevado a las instituciones que lo producen, por lo tanto a las universidades” . Por esta razón los procesos académicos implementados en las IES, han hecho posible cambios significativos en las formas cómo se venían realizando tanto el ingreso de estudiantes, como su formación y titulación.
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1. Rector de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.
2. Constitución política del Ecuador, 2008, art. 66
3. René Ramírez, Universidad urgente para una sociedad emancipada, Senescyt-IESALC 2016, p:19.
4. Buenaventura de Sousa Santos, La universidad en el siglo XXI, para una reforma democrática y emancipadora de la universidad, www.boaventuradesousasantos.pt/
Mirar estadísticas de ingresos y egresos en las décadas anteriores puede señalar una radiografía de lo que pasaba en las universidades, al primer año ingresaban entre 50 y 70 estudiantes por paralelo, de los cuales culminaban sus estudios 5 o 6 estudiantes, debido al alto grado de deserciones y pérdidas de año. El panorama a partir del Sistema Nacional de Nivel y Admisión (SNNA) es otro, se asegura la preparación del aspirante mediante el desarrollo de sus habilidades, destrezas, competencias específicas con las carreras escogidas; pero no solo esto, sino que se afianza la orientación vocacional del aspirante. De esta forma se está cumpliendo con “la igualdad de oportunidades en el acceso, la permanencia, el tránsito, movilidad, egreso y culminación de los estudios superiores ”.
La gratuidad en la educación de pregrado, tema que la Ley Orgánica de Educación Superior (2010) en su art. 80, lo determina, estableciendo a la vez los criterios de responsabilidad académica de los estudiantes; hizo posible incrementar el ingreso de grupos históricamente excluidos de la educación universitaria, que por circunstancias de tipo económico estaban vetados de una profesionalización. Por eso bien lo han expresado algunos críticos de la educación, que la universidad ecuatoriana se había convertido en un lugar de reproducción de las iniquidades sociales; hoy gracias a la transformación operada “los grupos tradicionalmente excluidos son parte de los círculos del conocimiento” y hemos pasado de la mercantilización de la educación a su democratización.
La Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, a cuatro años del proceso de pilotaje del SNNA, muestra estadísticas diferentes en los niveles de deserción y pérdida y repetición de año de los estudiantes en las distintas cohortes desde el año 2012; los porcentajes han disminuido de forma muy significativa, demostrando con ello que las políticas públicas de acceso a la universidad han sido eficaces.
Garantizar la igualdad de oportunidad de acceso a la educación superior como reza el artículo 77 de la Carta Magna, implicó establecer políticas de apoyo económico mediante becas y programas de crédito para estudios en el extranjero como una oportunidad que los jóvenes tienen para mejorar su perfil académico y esto ha beneficado a los grupos anteriormente excluidos, ya que estudiar en el extranjero era solo posible a quienes tenían suficientes ingresos económicos.
Gratuidad y libre acceso no implica desde luego bajos niveles cognitivos de la población estudiantil, es ante todo un mejoramiento en la calidad del servicio, es asegurar la formación de ese estudiante que aspira una profesión, mediante un trabajo responsable, colaborativo de quienes conformamos las universidades, enmarcados en garantizar que se cumplan sus funciones sustantivas como son: formación, investigación y vinculación o la gestión social del conocimiento, como la posibilidad de dar respuestas a las demandas de una sociedad cambiante y dinámica, más aún en estos momentos en que territorios como Manabí y Esmeraldas necesitan de una universidad comprometida con la reconstrucción de sus territorios, más allá de la infraestructura física, un crecimiento que posibilite verdaderos cambios en el desarrollo económico, social y cultural de una población golpeada por uno de los terremotos más fuertes de las últimas décadas.(O)
Lorena Araujo, El sistema nacional de nivelación y admisión en Ecuador, en Universidad urgente, Senescyt-IESALC 2016, p:142 Lorena Araujo, cit, 143
Fuente: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/punto-de-vista/1/el-libre-ingreso-y-la-gratuidad-de-la-educacion-en-ecuador
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