05 de julio de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com
Por: Laura Aguilera
La ira es una emoción como cualquier otra, forma parte de nosotros, pero lo cierto es que es una emoción desagradable que puede conllevar consecuencias negativas. El niño puede mostrarse impulsivo ante su elevado enfado, lo que hará que se sienta aún peor emocionalmente.
Hay muchas técnicas para ayudar a los peques a gestionar el enfado y es importante ofrecer al niño herramientas para que pueda llevar de una forma más positiva estas emociones intensas que puede experimentar, ya que si no tiene las herramientas, puede dar lugar a problemas de conducta reiterados que los padres no son capaces de abordar.
Me enfado, ¿y ahora qué hago?
El conflicto empieza ante una discrepancia de opiniones o unas demandas no resueltas, es entonces cuando en el niño empieza a aflorar la emoción de la ira. El niño experimentará las siguientes sensaciones fisiológicas:
- Aumento del ritmo en sus palpitaciones
- Respiración acelerada
- Tensión muscular
- Calor o incluso sudor
Es necesario que el niño comprenda estas sensaciones y las tenga asimiladas en su registro de emociones, por ello, la educación emocional es tan esencial ante la gestión del enfado, la vergüenza, el miedo, etc. Si el niño entiende su cuerpo, prevé lo que puede pasar.
En el caso de la ira, si el niño empieza a experimentar estas sensaciones tras el conflicto y se le ha ayudado previamente mediante entrenamiento y concienciación sobre sus emociones, puede ser capaz de parar y reflexionar por un instante que hay dos caminos que puede tomar. Dependiendo del camino que el niño tome, el diálogo final entre padres e hijo será más o menos productivo y mejor o peor resuelto.
Es importante que el niño comprenda qué ha sucedido y cómo se ha resuelto para asimilar cómo se resuelven los conflictos de forma adecuada.
Los dos caminos ante la ira
El primero de ellos, es dejarse llevar por esta emoción, lo que le puede conllevar a desatarse en gritos, patadas, tirar cosas por el suelo, llantos desorbitados y con los respectivos castigos o consecuencias de su comportamiento por parte de sus padres.
El segundo camino es el más acertado, y es que el niño sepa que enfadarse no es malo, pero puede gestionar esa emoción llevándola a un estado de calma, y una vez calmado, solucionarlo conjuntamente con sus padres. Éste es el más difícil, ya que no debemos olvidar que son niños y están aprendiendo. Con la ayuda de los padres, pueden tomar el segundo camino sintiéndose mucho más tranquilos y viendo el enfado como una forma de resolver discrepancias y no como si se acabara el mundo, un pensamiento que experimentan muchos niños cuando están en pleno apogeo de esta emoción.
La técnica del volcán
La técnica del volcán es una técnica utilizada en psicología para que los niños comprendan su cuerpo en los estados de ira y en los estados de calma, para que tomen conciencia de su cuerpo e intenten en el momento que experimentan estas sensaciones fisiológicas del enfado, gestionar la ira de forma positiva. Esta técnica se explica mediante un cuento infantil ilustrado llamado Mi volcán, actualmente en campaña de Crowdfunding para que todos los interesados e interesadas apoyen el cuento y se haga realidad. Un cuento con base en educación emocional escrito por servidora, Laura Aguilera, y recomendable para todos los papás.
Fuente artículo: http://blog.tiching.com/canalizar-la-ira-en-los-ninos-la-tecnica-del-volcan/