Entrevista a Arnulfo “Fufo” Gómez, maestro de generaciones (Honduras)

20 Agosto 2017/Fuente: latribuna/Autor:Eris Gallegos

En el mes de la familia, el maestro de generaciones don Arnulfo “Fufo” Gómez comparte su testimonio como pedagogo, exdeportista, salesiano y renovador carismático. Con más de 40 años de carrera como profesor de Matemáticas del Instituto Central, Normal de Señoritas y el Instituto San Miguel, las anécdotas son incontables. A esto se suma la pléyade de alumnos -ahora ricos, famosos, sacerdotes y políticos- que pasaron por su cátedra, entre ellos, el expresidente Zelaya, el alcalde sampedrano Armando Calidonio, Miguel Pastor, Enrique Flores Lanza, los periodistas Edgardo Melgar y René Zepeda; la rectora Julieta Castellanos, Ramón “Primitivo” Maradiaga, los hermanos Atala Kaffie y Freddy Nasser. Sin duda, la entrevista está garantizada.

¿Por qué se aplaza tanto alumno en matemáticas?
Porque no sirve el maestro. Así de fácil.

¿No es el alumno?
No. Es que el maestro tiene que hacer que al alumno le agraden las matemáticas.

¿Afecta que desde pequeño nos meten miedo por las matemáticas?
Sí, pero las matemáticas son facilitas, “chichonas” (fáciles).

¿Cuál es la clave para aprender matemáticas?
El autoestima, si no hay autoestima no hay éxito en la vida.

¿Cómo enseñaba usted matemáticas?
Explicaba los temas de lo más fácil a lo más difícil. Un problema sencillo, motivaba al alumno, les decía que eran inteligentes, pero poco a poco, con paciencia, al final, el alumno sentía que podía porque el autoestima es muy importante en la educación, pero con maestros que les dicen que son la riata y que vayan a vender mangos, no hay posibilidades.

¿Qué piensa de los maestros “tronadores” (rigurosos)?
Que son malos. Hay un montón así, piensan que entre más alumnos aplazan son mejores, pero eso no es ser maestro.

¿Hay quienes dicen para qué enredar al niño con álgebra si basta con las operaciones básicas?
Entonces no aprendamos nada. Las matemáticas es un concepto más que números, es un pensamiento distinto, determinante en la educación.

¿Hay diferencias entre los egresados de la otrora Escuela Superior del Profesorado con los de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN)?
Hay una superioridad enorme por el tipo de maestro que tuvimos.

¿Quiénes fueron sus maestros?
Los grandes maestros de América del Sur. Como la Escuela Superior estaba asociada a la UNESCO entonces todos los maestros de América del Sur y de España venían a trabajar un año y nos formaron.

¿Qué personajes fueron compañeros de estudios?
Muchos conocidos, algunos ya murieron, como Ibrahin Pineda y Guillermo Casco Callejas. Eran los años 60. En la Escuela Morazán fui compañero del doctor Plutarco Castellanos y de Nahúm Valladares, solo que estaba en un grado superior.

¿Cómo era la Tegucigalpa en los años 50?
Una belleza, yo nací en el barrio La Plazuela, conocido como Los Horcones. Todas las casas eran de horcones, por eso se llamaba así, la gente era muy intelectual, muy diferente.

¿El famoso arbolito de La Plazuela nació ahí o lo sembraron?
Lo sembraron muchos años después.

¿Algunas costumbres  de ese tiempo?
Eran barrios seguros, todos nos conocíamos, era una belleza, la gente era buena, las familias compartían las sopas. Todo eso se perdió con el crecimiento de la ciudad y la migración.

¿Cómo era la enseñanza escolar?
Memorística y escolástica, muy rígida con disciplina, como debe ser. Yo soy del concepto que sin disciplina no hay educación, no hay nada.

¿Hasta qué nivel de disciplina se llegaba?
Al punto que los padres nos llevaban el primer día de clases y nos entregaban al maestro con la advertencia “si se porta mal, ya sabe qué hacer”.

Nada que ver con ahora…
Uyy, hombre, por eso es que la sociedad era diferente, casi todos hombres de bien, hablo en general. No se miraban ladrones.

¿Los juegos de ese tiempo?
Mables, papelotes, esconde el anillo, landa, rayuela, todo eso despareció.

-¿Qué ha fallado?
Soy del criterio que los derechos humanos han venido a arruinarlo todo porque lo primero que debieron inventar son los deberes humanos. No existen los deberes y es lo primero que se debe enseñar al niño, que hay derechos cuando se cumplen los deberes. Yo me porto bien, debo reclamar mis derechos, de lo contrario no puedo reclamar.

¿En qué año se perdieron esos esquemas culturales?
Más o menos en los años ochenta.

¿Los maestros dejaron de ser ejemplo?
Sí, es que ya no hay vocación, eso se perdió, antes uno estudiaba magisterio por vocación, sentía el deseo de enseñar y formar.

¿Quién lo induce al magisterio?
Mire, yo estudié magisterio por mi padrino, un gran maestro, Rafael Bardales Bueso, fue ministro de Educación y fundador de una escuela formadora de maestros en Venezuela.

¿Era una carrera bien pagada?
Muy mal pagada, era un apostolado prácticamente, uno ganaba 60 lempiras al mes, tres lempiras la hora.

¿Ejerció en primaria?
Un año, fui maestro guía en la Escuela República de Uruguay pero después me matriculé en la Escuela Superior. Antes de eso, había estudiado ingeniería tres años pero por problemas económicos no seguí. Pero eso me ayudó en matemáticas.

¿Será que los tiempos han cambiado, como dicen?
No, el año quizá, pero los intereses son los mismos.

¿Cuál es la falencia del sistema?
Es que ya no hay vocación en el magisterio, lo que hay son intereses económicos, el maestro de antes se sacrificaba, amaba su profesión, quería como hijos a sus alumnos.

¿Usted era un maestro “chichón”?
No era “chichón”, pero tampoco duro. Me quedaba con mis alumnos en el recreo y ahí los guiaba.

Y los alumnos de ahora ¿cómo son?
Son el reflejo del maestro, “pijineros”, que no les importa nada, claro, tiene que ver mucho el ambiente y el Ministerio de Educación, muy bien gracias.

¿Y los padres de familia?
¡Uy!, ni digamos. Se acomodaron a la voluntad de los hijos, le dejan la carga al maestro, que el maestro le componga a su hijo.

¿Cómo fueron sus primeros pasos en la docencia?
Debuté en el Instituto San Miguel, en la Normal de Señoritas y en el Instituto Central. Ganaba 180 lempiras, 60 lempiras en cada colegio. Ese mismo año aumentaron los cursos y pasé a ganar 350 lempiras que era un platal en aquellos tiempos.

¿Anécdotas?
Miles en más de 40 años. Tuve alumnos brillantes, ricos, famosos y haraganes. Tuve el privilegio de darles tutorías a los hijos del abogado Ricardo Zúñiga y el general Oswaldo López Arellano. Y fui compañero de trabajo del cardenal Rodríguez cuando daba clases en el San Miguel.

¿Era cuña el abogado Zúñiga por esas tutorías?
Me pagaba bien. Excelente. Al general López Arellano no lo traté.

¿Qué recuerdos tiene del San Miguel?
Fue mi hogar. Tengo muchas anécdotas especialmente por la expresión que muchos me recuerdan: “Siga en juventud, joven”.

¿Qué les quería decir con eso?
Es que celebraban una semana en septiembre y los alumnos descuidaban las clases por andar “pinteando” con las muchachas del Sagrado Corazón y María Auxiliadora. Entonces, los muchachos cuando salían “quebrados” en los exámenes yo les decía: “Siga en juventud, mi amigo”. Todos los muchachos recuerdan ahora esa frase.

¿Quiénes fueron sus alumnos?
Cientos, pero recuerdo a muchos notables, que la prensa ha destacado poco; un hondureño, Danti Mossi, fue ministro de Aguas de Paraguay; el mejor alumno latinoamericano que ha pasado por la Universidad de Austin, Texas, José Faraj, los dos exalumnos míos.

¿Otros famosos?
El embajador en el Vaticano, Carlos Ávila; el exministro de Educación; el decano de Medicina, Marco Tulio Medina. Otros famosos como la rectora Julieta Castellanos en la Normal de Señoritas y “Primitivo” Maradiaga. Un sacerdote del San Miguel, le puso “primi” por feo como yo.

¿Periodistas?
José María Leiva, Edgardo Melgar, René Zepeda, Geovvany Gómez.

¿Y los “riquillos” de la capital?
Le di clase a los Atala, desde el mayor hasta el menor. Y los hijos de Simón Kafie. También a Freddy Nasser.

¿Y los Atala eran buenos o les regalaba la nota por ser Motagua?
Jamás, soy Olimpia de corazón hasta que me muera. Eran buenos alumnos, el menor salió un poco haragán.

¿Les dio clases a sacerdotes?
A varios, como Juan Ángel López, Tony Salinas, y los hermanos Alvarado. Y el gran sacerdote Ovidio Rodríguez, era extraordinario.

¿El mejor alumno que recuerde?
José Farach, excelente, nunca sacó menos de 100. Y Dante Mossi. Tuve muchos más excelentes. La rectora Julieta Castellanos, por ejemplo, en la normal.

¿El más relajero y haragán?
Sin ofender a nadie, como de todo hay en la viña del Señor, que le valía todo, “Mel” Zelaya y su hermano, Carlón. Venían a jugar y a hacer desastre.

¿Se graduó el expresidente aquí?
En el San Miguel, no. Lo expulsaron en segundo curso porque se quiso subir al segundo piso con una moto. No sé si el padre “Chilo” o el padre Aldo lo expulsó. A saber en qué colegio nocturno se graduó.

¿Y lo tuvo en la clase?
Como le digo, para bien o para mal, fue mi alumno. Le valía todo.

¿Cómo mira el país en la actualidad?
Veo que va para arriba, el presidente que tenemos va muy bien, no es porque sea nacionalista, no me meto en política, pero lo veo bien.

¿Le gusta la política?
No tanto. Los hombres más pensantes de este país, no son políticos, examine a los mejores hombres de este país no se meten en política, tal vez hayan excepciones, tengan su partido político, pero no hacen carrera política. Todos estos alumnos que le he mencionado no se meten en política porque vienen de una escuela distinta, la única excepción fue “Mel” Zelaya.

¿Cómo salesiano qué reflexiones puede compartir en este mes de la familia?
El fututo de este país está en la familia, una buena familia con cimientos reales espirituales no será destruida ni la va carcomer la cizaña.

¿Podemos recuperar la gobernabilidad frente a fenómenos como el crimen, las maras, la violencia?
Claro que sí, pero con la unidad de todos los sectores, la Iglesia, la sociedad civil, los siguientes, las escuelas, la empresa privada, todos en haz de voluntades vamos a salir adelante porque tenemos un gran país.

¿A quién responsabiliza de las maras?
Familia y escuela. Las autoridades fueron muy flojas. Si hubieran socado desde el principio la historia fuera diferente.

¿Y los derechos humanos?
Eso no ayuda, más bien afecta. Mire el problema de la universidad, le parece correcto paralizar las clases y agarrar a pedradas los edificios y a los policías. Más bien han sido bien tolerantes las autoridades.

¿Quién está detrás de la huelga en la UNAH?
Los políticos usan a estos alumnos. No necesito ser sabio para entender que hay mano política detrás de todos estos estudiantes.

¿En sus tiempos había huelgas?
Que yo me recuerde, no. Hubo una para que nos aumentaran un lempira de clase, pero solo fue una marcha de El Obelisco al parque Central. Eso fue todo porque después nos llamaron y nos aumentaron.

¿Qué piensa de los políticos?
Estos políticos de ahora no son políticos, son asaltadores del poder. Viví los gobiernos de Juan Manuel Gálvez y Ramón Villeda Morales, esos fueron dos buenos presidentes, no importa el color, se miraban que amaba a este país.

¿Qué le falta al político de ahora?
Le falta compromiso, hay buenos políticos, le vuelvo a repetir, el Presidente Juan Orlando Hernández a mi juicio es muy bueno, ha afrontado los principales problemas, se ven esa intención.

¿Debe reelegirse?
Esa decisión es del pueblo hondureño pero a mi juicio debe seguir.

¿Y la Alianza Opositora?
Ni quiera Dios, para mí, Salvador Nasralla es un desastre, tiene odio en su corazón.

¿Fue alumno suyo?
No, afortunadamente, estudió en el San Francisco.

¿Y Luis Zelaya?
Tampoco, pero lo veo un tipo bueno, todavía no está maleado.

¿Qué otra faceta desarrolló en su vida?
Fui seleccionado nacional de béisbol, fuimos a Cuba a un partido. Era tercera base, tenía compañeros como Zacarías Arzú, Virgilio Navarro, “Chito” Reyna, grandes jugadores.

¿Usted promovió la llamada Renovación Carismática?
Sí, fue allá en 1973 cuando el movimiento era nuevo aquí en Honduras. Se trata de darle lugar al Espíritu Santo como la tercera persona de la divinidad.

Fuente de la entrevista: http://www.latribuna.hn/2017/08/19/arnulfo-fufo-gomez-maestro-generaciones/

Fuente de la imagen: http://cdn.latribuna.hn/wp-content/uploads/2017/08/arnulfo-gomez.jpg

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