Entrevista a Shujiro Urata: «El problema es la inequidad, no la globalización»

27 Agosto 2017/Fuente: clarin/Autor:Júan Décima

Para el profesor japonés, doctor en Economía por la Universidad de Stanford, la solución no es restringir los intercambios comerciales entre países sino implementar políticas de redistribución del ingreso.

Si bien hace muchos años que el profesor y doctor Shujiro Urata (67) no está en contacto con la realidad argentina, tiene un vínculo singular con la historia reciente del país.

Pocos años después de la recuperación de la democracia, fue uno de los autores del Informe Okita. Liderado por el economista Saburo Okita, uno de los artífices de la planificación económica de Japón de la posguerra, fue un trabajo realizado entre 1985 y 1986 por una treintena de especialistas japoneses en colaboración con funcionarios y técnicos locales.

El informe hizo un profundo diagnóstico sobre la macroeconomía, la agricultura, la industria, el transporte y el comercio exterior y ofreció una serie de recomendaciones para la reactivación de la economía argentina basadas en la experiencia japonesa de posguerra, con un fuerte énfasis en la competitividad de la industria, la expansión de las exportaciones y el rol del estado como orientador.

Urata estuvo a cargo del capítulo sobre intercambio comercial y apertura económica. “Debo decir que mis ideas sobre estas cuestiones se han mantenido relativamente constantes a lo largo del tiempo, y las nociones que expuse en ese momento las sigo considerando valiosas hasta el día de hoy”, remarca.

Invitado por la Embajada de Japón en la Argentina, donde disertó sobre la recuperación económica japonesa y sus implicancias para América Latina, fue entrevistado por Clarín acerca del escenario económico actual en la región del Pacífico, y cómo ve las potenciales oportunidades de integración entre Latinoamérica y los países asiáticos.

– ¿En qué áreas pueden encontrar lugar para colaborar y beneficiarse mutuamente las economías del Pacífico y Latinoamérica?

–En cuanto a sus producciones estructurales, las economías de América Latina y el Pacífico actualmente son complementarias. En ese sentido, el Mercosur y los países de la región cuentan con ventajas comparativas en lo que se refiere a productos primarios derivados de recursos naturales, como ser alimentos, pulpa o papel. Los países asiáticos, por su parte, cuentan con ventajas comparativas en el área de manufactura y maquinaria. A pesar de que la población de Japón está decreciendo, la región sigue contando con una gran cantidad de habitantes, empezando por China. El principal desafío para estos países es poder asegurarse una provisión estable y constante de alimentos y recursos naturales. A su vez, los países del Pacífico encuentran su fuerte en el suministro de autos o productos electrónicos y heladeras. Obviamente, las relaciones económicas entre las dos regiones pueden cambiar, dependiendo del marco temporal que uno analice.

– ¿Esta relación puede evolucionar de cara al futuro?

–Por supuesto. A mí me gustaría a ver más industrialización y capacidad de manufactura por parte de los países del Mercosur y la región. Así podrían ser más competitivos en el escenario internacional. El modelo que rige la dinámica del Pacífico está dado por una división del trabajo, redes regionales de producción donde cada país está especializado en ciertos rubros, y por ende se dedica a producir piezas y componentes para un área específica. Este sistema complementario es una de las bases para el crecimiento económico. América Latina podría ocupar un lugar dentro de esta cadena de abastecimiento como un proveedor de maquinaria y productos terminados, y no solo como un centro especializado en productos primarios.

– Los tratados de libre comercio no son muy populares en este momento. ¿Por qué cree que pasa esto?

–Por un lado, la brecha entre salarios y la inequidad es un problema serio a nivel mundial. En Estados Unidos esto se visibilizó no solo por la elección de Donald Trump, que construyó su campaña atacando los tratados de libre comercio, sino también por el discurso predominante entre los candidatos demócratas. que dudaban de los beneficios del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Según algunos especialistas, la globalización puede ser la causante de estos desequilibrios, y son quienes por lo general se autodenominan “antiglobalistas”. Hay algo de cierto en esto, pero la inequidad no se corrige deteniendo la globalización. Si una sociedad está de acuerdo en que esto es un problema que debe ser solucionado, debería apoyar políticas de redistribución de ingreso en su país. Es muy triste ver que en Estados Unidos, por ejemplo, el 1% de la población representa aproximadamente el 30% del PBI.

– ¿Qué medidas pueden emplearse para lograr redistribuir el ingreso?

En el caso de EE.UU., el gobierno podría emplear ciertas políticas que tiene a su alcance, como un impuesto a las ganancias que sea progresivo, o aumentar el impuesto a la herencia. Pero es muy difícil implementar esto porque los más ricos del país no quieren saber nada con este tipo de iniciativas. Es muy difícil hacerles entender a los estadounidenses más acomodados que si quieren tener una sociedad próspera y pacífica, ellos tienen que hacer algún tipo de sacrificio. Este tipo de mentalidad, la de sacrificarse por el bien común, tiene que partir de los que más tienen, y en EE.UU. eso es un problema.

–Además de las políticas de redistribución de ingreso, ¿qué área se debe apuntalar para tratar de paliar la inequidad social?

–Se debe poner énfasis en la educación. En EE.UU., las escuelas públicas se financian de manera local en parte a través del impuesto inmobiliario a la propiedad. De allí se desprende que la inequidad empieza a moldearse desde la primaria, ya que quienes viven en distritos de altos ingresos cuentan con mejores escuelas, mientras que la gente que se forma en zonas más pobres, ya empieza en desventaja.

– ¿Cómo es la situación en Japón?

-Si bien todavía es un problema pequeño, también estamos viendo un aumento en la inequidad. El Primer Ministro Shinzo Abe introdujo recientemente un impuesto más oneroso a la herencia, que es una medida que impacta más fuertemente entre los sectores más adinerados. También hay un impuesto a las ganancias, que se acrecienta a medida que la persona gana más. Estas soluciones parten de una lógica que considera que quienes más tienen también deben contribuir más para el bienestar de todos. Es necesario construir esta mentalidad comunitaria, introducirla dentro de una sociedad. No sé cómo se logra dentro de país tan diverso como EE.UU., por ejemplo, pero debería ser una empresa a lograr. Dicho esto, la globalización es el mejor método para lograr el crecimiento económico, creo que nadie discute esto, pero tiene un efecto colateral no deseado, que es el aumento de la inequidad. Esto debe solucionarse a través de medidas implementadas por cada país.

– ¿Cómo impactan en la región las tensiones políticas y militares constantes entre EE.UU. y Corea del Norte?

–Las preocupaciones por la hipótesis de conflicto entre Corea del Norte y otros países tienen un efecto en el aumento de gastos militares y en presupuestos de Defensa. Siempre habrá empresas y sectores que se beneficiarán con las crisis de este tipo pero no es lo más deseable para un crecimiento económico armónico, ya que se desvían importantes recursos que se podrían haber implementado en otros campos, como ser educación o ciencia e investigación.

– ¿Cómo ve la posible integración de China al TPP a futuro?

–Podría integrarse sin problemas una vez que alcance un cierto nivel de desarrollo económico. Dentro de los acuerdos, hay ciertas reglamentaciones referidas a la mano de obra, el medioambiente, las empresas estatales, la propiedad intelectual y el comercio electrónico con las que China deberá encuadrarse antes de poder ingresar a este marco de intercambio. Tomemos el caso de la mano de obra, por ejemplo. El país no cuenta con los mejores antecedentes en cuanto a la forma en qué trata a sus trabajadores, pero en cuanto su economía logre una madurez similar a la de los países desarrollados, no debería tener mayores inconvenientes en mejorar sus prácticas. Lo mismo pasa con el medioambiente. Es una cuestión que les preocupa, pero actualmente no puede encarar un plan para mejorar su comportamiento ambiental por un tema de costos, ya que le resultaría demasiado oneroso. Alcanzado el desarrollo necesario, será algo que podrán pagar. Es una cuestión de esperar a que China alcance esa madurez, y ahí sí abrirle las puertas para que pueda formar parte de TPP, o alguna alianza similar.

– ¿Cuáles son los beneficios de plegarse a este tipo de reglamentaciones?

–Ingresar a un acuerdo de este tipo también es algo que a China le conviene. Hasta hace aproximadamente 10 años, a China no le interesaba ingresar en tratados bilaterales de inversión ya que quería tener un control más firme sobre las empresas que operaban dentro del país. En la actualidad, el país es un gran inversor a nivel mundial y tiene intereses en numerosos países. Dentro de este contexto, ellos ahora quieren regímenes económicos más libres y menos restrictivos para sus empresas, y están apoyando tratados de integración. A medida que su economía ha ido creciendo y diversificándose, su alcance se ha hecho más global y sus actitudes respecto a los tratados se han ido modificando.

El problema demográfico de Japón

Que la población de Japón está decreciendo no es una sorpresa para nadie. En 1997 fue la primera vez que la población mayor de 65 años superó a la población infantil (de 14 años para abajo), mientras que en 2016 el número de nacimientos cayó por debajo de 1 millón anual por primera vez desde que hace más de 100 años se comenzó a censar la población. Según los más recientes estudios demográficos, se estima que en 2060 el 40% de los habitantes será mayor a 65 años, mientras que población total sería de 87 millones de habitantes, un tercio menos de los 128 millones registrados en 2010.

– ¿Cómo impacta la disminución de la población japonesa en el desarrollo económico?

– Es importante tener una población en alza para lograr crecimiento económico, tanto por la disponibilidad de mano de obra como por la necesidad de apuntalar el consumo. Uno también podría argumentar que para aumentar la productividad no hace falta más gente, ya que se puede lograr mediante automatización y mayor desarrollo de la tecnología. Pero es innegable que debe haber una demanda de consumo para que una economía se mueva.

– ¿Cuáles son las causas de la caída de la natalidad?

Uno de los factores es la cuestión de los ingresos: hay pocas personas que pueden dejar de trabajar para acompañar la crianza de sus hijos, y el costo de niñeras, guarderías y educación es muy alto. Este tipo de asistencia debería ser provista por el Estado, y en Japón es todavía una materia pendiente.

– ¿Qué soluciones se están barajando para hacer frente a la situación?

El gobierno y las empresas japonesas están empezando a hablar sobre la posibilidad de contratar mano de obra extranjera para cubrir vacantes. La construcción es una industria que tiene una necesidad intensiva de mano de obra, y es una de las que más presión está haciendo para que se implemente esta medida, teniendo en cuenta que Tokio va a ser la organizadora de los Juegos Olímpicos 2020. Introducir mano de obra extranjera es un primer paso para solucionar un problema acuciante, pero a largo plazo Japón tal vez deba modificar sus políticas de inmigraciónpara hacer frente al problema demográfico.

 

Fuente de la entrevista: https://www.clarin.com/mundo/shujiro-urata-problema-inequidad-globalizacion_0_H18OPpTd-.html

Fuente de la imagen: https://images.clarin.com/2017/08/24/rkyhwpaOW_930x525.jp

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