México / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias
Muchas preguntas surgen cada vez que ocurre un sismo ¿Cómo fueron los movimientos del temblor? ¿Cuánto duró el fenómeno? ¿Cuál fue su origen? ¿De qué magnitud fue? En fin, como éstas hay otras preguntas que no sólo son de interés público, sino que también son cuestiones de alto valor científico y técnico.
También a los educadores y estudiantes nos interesa este fenómeno: ¿Cómo podríamos explicar a los niños y a los jóvenes qué es un sismo y cómo se evalúa? La explicación científica básica o de divulgación indica que: “Un sismo es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno…” (Fuente: Servicio Sismológico Nacional, Inst. de Geofísica, UNAM)
¿Cómo se origina? “La capa más superficial de la Tierra, denominada litósfera es una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una fuerza sobre él y forma un rompecabezas llamado Placas Tectónicas. Estas placas viajan como «bloques de corcho en agua» sobre la Astenósfera, la cual es una capa visco-elástica donde el material fluye al ejercer una fuerza sobre él. Estos desplazamientos aleatorios de las placas son debidos a movimientos convectivos en la capa intermedia de la Tierra o manto, esto es, material caliente del interior de la Tierra que sube a la superficie liberando calor interno, mientras que el material frío baja. Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es justo en los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, se generan fuerzas de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes esfuerzos en los materiales. Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de la roca, o cuando se vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la liberación repentina de la energía acumulada, generándose así un temblor que radia dicha energía en forma de ondas que se propagan en todas direcciones a través del medio sólido de la Tierra.”
Hay datos que pueden generar preguntas de investigación para desarrollar proyectos de aprendizaje con nuestros estudiantes: El sismo de este 19 de septiembre de 2017, tuvo las siguientes características: Magnitud: 7.1, ocurrido el 2017-09-19 a las 13:14:40 horas (tiempo del Centro de México). Referencia de localización del epicentro: 12 km. al sureste de Axochiapan, Morelos. Latitud: 18.4°. Longitud: -98.72°, profundidad: 57 km. Réplicas: 23 (la mayor de magnitud 4.0) hasta las 5 am. del 20 de septiembre, según la información del Servicio Sismológico Nacional.
¿Cuál es la diferencia entre la medición de magnitud e intensidad de un sismo? “Son escalas para medir el tamaño o el impacto de un temblor. La escala de magnitud se obtiene de forma numérica a partir de registros obtenidos por sismógrafos y está relacionada con el tamaño y la energía liberada durante un temblor. La escala de intensidad se asigna en función a los daños o efectos causados al hombre y sus construcciones.”
“Existen diferentes formas de medir la magnitud, esto quiere decir que existen diversas fórmulas matemáticas para calcularla. De hecho, actualmente ya no se usa la escala de Richter original, la cual es algo antigua y en su momento se hizo para ser utilizada con un tipo de sismómetro que ya no se usa y en otra región geográfica diferente a México.” (SSN, UNAM)
Los datos científicos sobre los sismos y la relación que éstos tienen con sus aplicaciones tecnológicas (por ejemplo, en la construcción de edificios o casas), son elementos de gran relevancia para evitar desastres o catástrofes, sin embargo, los investigadores que se dedican al estudio de estos fenómenos indican que los sismos no se pueden predecir, tal como se puede hacer con un eclipse de sol.
Desde el punto de vista educativo, una de las actividades esenciales para lograr que la población de una zona de alta sismicidad, como es el caso de México, evite una tragedia y pueda salvar la vida y sus bienes, es realizar actividades de aprendizaje, a través de la promoción de una cultura de la protección civil y la prevención, en términos de lo que deben hacer las personas antes, durante y después de que ocurra un evento como éstos.
Pero quizá lo más importante que nuestros niños, jóvenes y adultos podemos aprender de este tipo de escenarios adversos, es poner en práctica aquellas actitudes que expresan apego y sentido humano como la solidaridad, la cooperación, la perseverancia, dedicación y apoyo colectivo. En ese contexto, el trabajo en equipo y organizado, con liderazgo, constituyen piezas vitales para salir adelante de situaciones como las que se viven en nuestro país.
Grandes lecciones
A propósito de esto que comentamos, acabo de ver una imagen en Internet, sobre el rescate de una persona viva en un edificio de la Colonia Lindavista, ubicada al norte de la Ciudad de México. Al momento en que lo llevaban los cuerpos de rescate, sobre una camilla hacia la ambulancia, el señor llevaba sus manos unidas… La imagen simbólica de lo que la sociedad debe tomar como gran lección. Pensé: ¿Qué significado tiene unir las manos como aprendizaje individual y grupal? Saber, como aprendizaje de la vida, que las manos no se sueltan; saber que vamos juntos en esto, sobre todo, cuando suceden este tipo de acontecimientos.
Don José Luis, de 67 años, volvió a nacer y con él también renacieron la esperanza y muchas enseñanzas.