29 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/
Fernando Corbalán
Las matemáticas no suelen gustar a los niños…
En realidad, cuando los niños empiezan a ir a la escuela, las matemáticas son una de las cosas que más les gustan. Pero el sistema educativo se encarga de matarles la ilusión.
¿Cómo?
Al principio, la enseñanza de las matemáticas se hace mediante juegos. Pero llega un momento, alrededor de los siete años, en el que el sistema se encarga de decir que ya vale de tonterías y que, ahora, en serio. Y ése en serio son unas raciones de cálculos increíbles.
¿Y esto es malo?
Yo creo que una de las grandes penas de la enseñanza de las matemáticas es precisamente que se reduce a procedimientos de cálculo: esto mata a cualquiera. A los que nos siguen gustando las matemáticas después de la escuela es porque las llevábamos muy adentro.
¿Cuál es la alternativa?
Mira, ¿cuándo le gustan, a uno, las matemáticas? Cuando tiene desafíos, cosas que le interesa resolver. Los profesores tenemos que procurar preguntas, no respuestas. Si las preguntas son interesantes, los alumnos se encargarán de resolverlas. Este tipo de preguntas se pueden plantear con juegos, que son la base de las matemáticas y del conocimiento en general.
Los problemas también son juegos, ¿no?
Sí, pero las matemáticas escolares suelen plantear problemas que no tiene nadie. Y entonces la respuesta tampoco le interesa a nadie. Hay que proporcionar situaciones que apetezca resolver. No basta con plantear modelos para resolver problemas ficticios, hay que plantear problemas reales que se puedan resolver con modelos.
Pero el álgebra, por ejemplo, sirve para desarrollar la inteligencia, ¿no?
Eso mismo se dice del latín, que sirve para amueblar la cabeza. Sí, bueno, pero el alemán también y, ya de paso, sirve para hablar alemán. Con las matemáticas pasa algo parecido. Para mí la pregunta no es si hay que enseñar álgebra o no. La pregunta es si se se puede enseñar algo más interesante que el álgebra.
¿No es interesante, el álgebra?
Para todos, no. El sistema educativo es como una pirámide donde los de arriba acaban en la universidad. Por eso las matemáticas que se estudian en la escuela son para la gente que va a estudiar carreras técnicas. La lengua que se estudia es para gente que va a estudiar carreras de letras, y así sucesivamente… No tiene sentido.
¿Qué matemáticas se deberían enseñar, entonces, en la escuela?
Las que necesitan el común de los mortales. Por ejemplo, para entender la sociedad actual es necesario aprender estadística y justamente a la estadística no se suele llegar. También es importante desarrollar la habilidad numérica, que sirve para comprender cuestiones de magnitudes o de cálculo mental y para tener criterio para saber si ante una situación es necesaria la calculadora o si el resultado de un problema debe ser exacto o aproximado.
Y, ¿a partir de qué edad un niño puede empezar a disfrutar con las matemáticas?
¡A todas! Las matemáticas son aptas para todos los públicos. Como se suele decir, de los 0 a los 99 años.
Como el Sudoku.
¡Buen ejemplo! El sudoku es muy sencillo, pero, efectivamente, es una buena manera de disfrutar con las matemáticas. ¡La gente se lo pasa pipa!
¿De qué otra forma se puede disfrutar con las matemáticas en la escuela?
Una cosa que les interesa mucho a los niños son los juegos de estrategia en los que hay un procedimiento para ganar. Siempre he intentado proporcionar problemas interesantes para los alumnos, aunque con las matemáticas pasa lo mismo que con los chistes, algunos a ti te hacen mucha gracia, pero no le gustan a nadie más.
Para acabar, ¿es cierto que para ser un buen matemático hay que ser creativo?
Por supuesto. Lo que más hace falta en matemáticas es creatividad. En clase he propuesto más de un juego sin solución, incluso lo había demostrado yo mismo. ¡Vaya si la tenían! Mis alumnos la encontraron rápidamente porque los niños tienen mucha imaginación cuando se les da cancha.
Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/fernando-corbalan-los-juegos-son-la-base-de-las-matematicas/