Por: Javier Tourón
Desde hace muchas décadas la investigación educativa muy sólida ha ido inundando las revistas especializadas. Esas que solo leen los especialistas y que rara vez, por se optimistas, leen los profesores que realizan su trabajo en las aulas. Esta investigación que se viene desarrollando en los más diversos países, pero particularmente en los de habla inglesa, tiene por objeto el analizar y buscar evidencias sobre los aspectos del proceso y del contexto educativo que mayor influencia puedan tener sobre el aprendizaje de los alumnos. En síntesis, tratan de responder, por decirlo coloquialmente, a la pregunta: ¿qué funciona en educación? ¿qué impacto tiene en el rendimiento de los alumnos este o aquel factor? Se trata de responder a la pregunta clásica que siempre sugiero a mis alumnos antes de opinar sobre cualquier tema educativo:
Sobre esto, ¿qué dice la investigación?
Un investigador neozelandés muy conocido, al menos por los que nos dedicamos a esta profesión, John Hattie, ha publicado extensamente sobre los factores que influyen en el aprendizaje, basándose en la técnica del metaanálisis, o síntesis cuantitativa de investigaciones que son sintetizables, es decir equiparables en aspectos sustantivos. Algunos de sus trabajos se han publicado en español. También en el blog me he referido parcialmente a sus estudios en esta entrada y en esta otra. O a otros aspectos de los resultados de la investigación sobre las estrategias que funcionan mejor en la educación, como esta, que luego desgrané en otras que puede recuperar aquí, aquí y aquí.
No dejo de recordar ahora, viene muy al caso, aquel artículo de síntesis publicado por mi gran amigo y colega (q.e.p.d.) Eduardo López, que -para hacer bueno lo señalado más arriba- es muy probable que no hayas leído, pero que puedes rescatar desde este enlace. Así es como vamos cerrando la brecha entre la investigación y la práctica, principal razón de existir de este blog.
Volvamos al tema que nos ocupa después de esta digresión que merecía la pena.
La relación de factores estudiados por Hattie y publicado en diversos años, ha ido creciendo hasta los 250 que acaban de publicarse en 2017 (Una imagen interactiva de efectos anteriores puedes verla desde aquí).
Sobre la base de 1400 metaanálisis, 80.000 estudios primarios y una población afectada de 300 millones de alumnos. Es, sin duda, la evidencia más sólida con la que contamos en términos de investigación y rendimiento. Naturalmente que la educación no se acaba aquí, pero estos resultados tienen mucha utilidad para organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje en las escuelas y centros educativos, parte esencial de su quehacer educativo.
También puedes consultar una tabla interactiva sobre los mismos efectos desde aquí. Un glosario del significado de los principales efectos lo puedes ver desde aquí.
Bueno, te dejo una tarea que te llevará, si te aplicas mínimamente, bastante más de una semana, pero de la que no te arrepentirás. Estar al tanto de estos aspectos marca un cierto horizonte para el profesor. El verdadero horizonte que necesita el cambio en educación, a mi juicio.
¿Y si dedicamos algunas sesiones de trabajo del claustro a discutir sobre estos aspectos que, desde luego, admiten muchas lecturas?
Por cierto, ¿has visto en la tabla que la aceleración y el enriquecimiento con alumnos de alta capacidad tiene magnitudes del efecto de 0.68 y 0.53?
P. D. Si necesitas, para una mejor comprensión, visualizar alguna magnitud del efecto, visita esta página y tendrás gráficamente representado el valor que quieras.