08 de febrero de 2018 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx/
Por: Carlos Ornelas
Con cierta frecuencia, colegas, amigos, estudiantes y corresponsales apuntan un reclamo a la investigación educativa (y me incluyen entre los productores) porque, según ellos, ponemos énfasis en el lado oscuro de la educación. Pocos ven sus virtudes, aunque muchos construyan propuestas para mejorar su hacer. Otros defienden lo que existe y le cargan créditos a programas o instituciones que no lo merecen
Mis colegas del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (Crefal) y yo deseamos dar un vuelco en el análisis y comenzar a documentar las buenas prácticas de educación con el fin de dar a conocer, analizar e interpretar cómo y por qué se dan esas prácticas; en una etapa posterior, examinar la posibilidad de que algunas de ellas se reproduzcan en otras latitudes.
Replico parte de la convocatoria que lanzamos.
Quien lea los estados del arte que produce el Consejo Mexicano de Investigación Educativa notará que predominan enfoques críticos y pesimistas en el análisis de la educación. No falta razón para ello, hay mucho que reprochar a las autoridades y a otros actores por el pobre desempeño del sistema educativo mexicano. No obstante, hay casos de buenas prácticas que sobresalen, a veces en ambientes adversos y de alta politización. Aunque son desconocidas o reciben poca atención.
La comunidad del Crefal invita a los interesados a participar en un proyecto de documentación de buenas prácticas de educación. No exponemos una definición precisa de buena práctica. La idea principal es formular un aparato de análisis sencillo que no constituya una camisa de fuerza para el examen y permita incorporar al mayor número posible.
Se trata de documentar experiencias de éxito en estudios breves, de entre tres mil y cinco mil palabras. La intención es honrar el espíritu del Crefal: aportar conocimiento para mejorar la educación en la región latinoamericana. Los casos ejemplares por lo regular ofrecen lecciones que tal vez puedan replicarse. Por ello: Convocamos a investigadores, maestros, docentes universitarios, periodistas y personas interesadas que conozcan casos de buenas prácticas que las propongan para su incorporación al análisis y futura publicación.
La propuesta de método, que a su vez es el diseño de presentación, incluye una Introducción, cuatro pasos y una conclusión: Introducción: nombre del caso y características principales. Contexto: se trata de describir con brevedad el medio ambiente que rodea a la buena práctica. Insumo: especificar con la mayor claridad posible por qué el caso es una buena práctica. En otras palabras, justificar el asunto y argumentar en su favor. Proceso: ésta es la parte sustantiva del análisis. Incorporar los elementos (variables, parámetros o como se les quiera denominar) que dan vida a la buena práctica. De ser posible, indicar el peso de cada elemento o al menos de los principales. Producto: valorar los resultados de la experiencia a la luz del contexto reinante. Conclusión: ofrecer un juicio personal con elementos que permitan la protección y expansión de la buena práctica.
Sin ser una clasificación definitiva, se busca autenticar los casos en ocho campos (o segmentos o tipos de casos): 1) Calidad educativa. 2) Equidad social. 3) Administración escolar y organización de los sistemas de educación. 4) Evaluación de los aprendizajes. 5) Mecanismos novedosos de financiamiento. 6) Formación de docentes. 7) Uso eficaz de las tecnologías de la información y la comunicación. 8) Programas no formales de inclusión social.
Además, podrán elaborarse historias de vida de docentes virtuosos, que cumplan con su tarea de manera ejemplar.
Una buena práctica podrá caber en dos o más categorías. Se incorporará en la que represente un peso mayor.
Aspiramos a reunir al menos dos casos de cada entidad federal. Podrán ser más, si se justifican con rigor.
Las personas interesadas en participar podrán enviar sus propuestas de análisis en una versión ejecutiva de 300 palabras antes del 28 de febrero del 2018, dirigidas a Roberto Eduardo Franco a los correos roberto.franco@crefal.org o investigacion@crefal.org.
Las propuestas aceptadas deberán desarrollarse en un documento no mayor a cinco mil palabras. La fecha de entrega es el 25 de mayo de 2018.
RETAZOS
La invitación es incluyente y ecuménica. No hay monopolio de alguna corriente teórica ni se prescinde de campo alguno. Todas las propuestas son bienvenidas.
Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2018/02/07/1218650