Educación Pública y Aprendizajes Básicos

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

La semana pasada Blanca Heredia, investigadora del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE), publicó un interesante artículo en el diario El Financiero (14 de febrero, 2018, luego reproducido en Educación Futura), en el cual describe un estudio sobre las dificultades de los estudiantes de Primaria para resolver planteamientos o contestar preguntas simples (de Lectura y Aritmética); así mismo, en su texto Heredia aborda la necesidad de revalorar y discutir un tema esencial de políticas educativas públicas: «cómo asegurar que las escuelas mexicanas les ofrezcan capacidades habilitantes mínimas a todos los estudiantes del país.» (se refiere a cómo garantizar el dominio de los aprendizajes básicos en Lectura y Matemáticas, en el sentido de aprender «habilidades clave» o «key skills» que permiten, después, resolver situaciones más complejas)

En una parte de su exposición, la Dra. Heredia afirma lo siguiente: «Resulta, sin embargo, de elemental honradez y sentido común reconocer que sin habilidades de comprensión lectora aritmética mínimas no habrá progreso educativo posible. No lo habrá, pues una proporción excesivamente alta del estudiantado y de la población toda carece de los saberes y destrezas indispensables para poder aprender cosas progresivamente más complejas. En esas condiciones, promesas educativas muy ambiciosas se parecen a ofrecerle a alguien que no sabe caminar la posibilidad de ganar una competencia de salto de altura.»

El estudio de los estilos, métodos, técnicas y procedimientos de aprendizaje, es una de las cuestiones sobre las que se ha debatido ampliamente durante los últimos tiempos, en los círculos académicos y de la investigación educativa en México y en el mundo. En las últimas dos décadas, en particular, diferentes autores se han expresado así en diversas publicaciones de corte psicopedagógico, donde se ha compartido la tesis de que los niños, niñas y jóvenes son inteligentes y capaces de aprender, sin embargo, no resuelven situaciones sencillas en un examen escolar debido, sobre todo, a la elección y los usos «deficientes» que éstos hacen de los métodos, técnicas o procedimientos para resolver dichos planteamientos y para usar creativamente la información.

De tal manera es grave el problema de los métodos o procedimientos para resolver planteamientos en los alumnos de la Educación Básica pública (y no en pocos casos en la escuela privada), más allá de las dificultades que tienen para dominar los contenidos educativos, que se podría establecer prácticamente como una causa, en correlación directa, de los descalabros que arrojan las evaluaciones de los aprendizajes escolares (nacionales e internacionales: ENLACE, EXCALE, PLANEA, PISA). Pero es «una» causa, no «la» causa del «fracaso educativo» que la evaluación educativa ha mostrado en nuestro país durante los últimos años.

Aun cuando los modelos curriculares reconocen que el dominio de los contenidos es tan importante como el dominio de los métodos (aprendizajes básicos o habilidades clave, habilidades «llave»), los resultados, en términos de aprendizajes escolares, muestran que esa conexión no se ha dado en las aulas. En este sentido, pienso que los docentes deben reconocer que, en muchos procesos curriculares y extracurriculares, los conceptos no pueden divorciarse de los métodos. Me explico: Los maestros y las maestras saben que una cosa es, por ejemplo, comprender el concepto de «igualdad» en Aritmética, y otra cosa diferente es «saber cómo» despejar una «ecuación», que al final de cuentas significa procesar una «igualdad»; pero sobre todo saben que ambos ámbitos de comprensión de conceptos y manejo de procedimientos, están orgánicamente vinculados.

¿Por qué los estudiantes de Educación Secundaria y de Media Superior no son capaces de organizar argumentos e identificar significados en torno a un texto? ¿Por qué la mayoría presentan dificultades para comprender y seguir procedimientos, del tipo paso a paso, para resolver planteamientos sencillos de multiplicación y división? ¿Por qué hay dificultades para transferir dichas «habilidades llave» de una situación de aprendizaje abordada en la escuela a otra que se da en un contexto real fuera de ella?

Las causas de estos desequilibrios en la comprensión de conceptos (saber qué) y en el uso de métodos o procedimientos (saber cómo), son diversas y están presentes en diferentes etapas de los procesos de enseñanza y aprendizaje: Desde las condiciones específicas, cognitivas y emocionales de los estudiantes hasta las inconsistencias en las estrategias y en la no creación de ambientes adecuados para desarrollar los aprendizajes, por parte de los docentes. Pero también, estos desequilibrios pasan por la responsabilidad de los directivos escolares o equipos de gestión educativa, al desestimar las tareas de capacitación y actualización pertinentes y oportunas que requieren los docentes; y pasan también por la responsabilidad de funcionarios educativos de los niveles medio y alto (federales y estatales), como tomadores de decisiones en el ámbito administrativo y de las políticas públicas: Eso tiene que ver con los procedimientos específicos para asignar o no docentes a las escuelas, y en los procedimientos burocráticos que afectan el trabajo académico cotidiano; con el descuido y abandono de las condiciones físicas de las escuelas; o con la indiferencia a los asuntos que tienen que ver con el clima escolar. A nivel de políticas públicas, con la marginación de las instituciones formadoras de docentes o la inexistencia de programas serios para la profesionalización de directivos escolares; y pasa también por el descuido en el diseño, edición, publicación y distribución de los libros de texto de la SEP, entre otros problemas.

Las dificultades que presentan los estudiantes para comprender conceptos y para usar métodos adecuados y «eficientes» en la escuela para resolver planteamientos simples, es entonces un asunto que supera por mucho el ámbito de responsabilidad individual o única, exclusiva, de los alumnos; más bien, y por el contrario, es un proceso estructural e institucional (no solamente cultural) en donde se ven involucrados distintos tramos de decisión burocráticos, actores educativos y diferentes niveles de responsabilidades en lo educativo y lo social.

El debate en torno a las diferentes responsabilidades de los resultados desastrosos en la educación pública en México, en términos de aprendizajes escolares (lo que para algunos autores es un «fracaso escolar»), sobre el que, por cierto, se ha discutido tanto en los medios de comunicación y en los círculos pedagógicos y de la educación en general, es una cuestión que nos lleva a pensar y repensar qué entendemos por el «derecho pleno» a la educación para los ciudadanos y sus familias. Y dicho debate se extiende hasta los ámbitos que tienen que ver con la elección de un proyecto u otro de nación, y con la selección de uno u otro proyecto educativo nacional… de ahí la importancia de recuperar este tipo de reflexiones específicas sobre lo educativo, que toca fibras finas, y que se encuentran en textos como el de la Dra. Blanca Heredia.

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/02/19/educacion-publica-y-aprendizajes-basicos

 

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Juan Carlos Miranda Arroyo

Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional de México, Unidad Querétaro.