Por: Juan José Perfetti del Corral
En un estudio reciente (“Reflexiones innegociables en educación básica y media para 2018-2022”) de la Fundación Empresarios por la Educación, se hace referencia, entre otras cosas, a las enormes diferencias que en materia educativa hay entre el campo y la ciudad. La publicación de la Fundación va dirigida, esencialmente, a los candidatos que se disputan la Presidencia de la República para el próximo cuatrienio.
En concreto, en el estudio se señala que “la educación rural en Colombia tiene menores niveles de acceso, permanencia, pertinencia y desempeño que la urbana”.
Así, para el año 2016, “el promedio de años de educación en una zona rural fue de 5,5 años, mientras que en una zona urbana fue de 9,6 años”. De esta forma, un estudiante de las zonas rurales recibe solo un 57 por ciento de la educación que se le provee al niño promedio de las ciudades. Para la Fundación, “esto genera un ciclo negativo que se refuerza”.
Se establece, además, que la asistencia a la escuela en la primaria y la secundaria es mucho menor en el campo que en las ciudades y que la deserción escolar en las zonas rurales es casi el doble que la de los centros urbanos. De acuerdo con el estudio, en el año 2013, el 13,8 por ciento de los niños entre 12 y 15 años de las zonas rurales no asistían a la escuela secundaria.
Según la Fundación, parte de las causas de las brechas que se presentan en educación primaria y secundaria en el campo obedecen “a las dificultades en el capital humano y físico de las escuelas rurales, al impacto del conflicto y a la ausencia de una política educativa para la ruralidad”.
En lo que tiene que ver con el capital humano, se encuentra que en las escuelas rurales los docentes trabajan con muy pocos recursos. Así, “los maestros rurales no tienen acceso a una red de docentes para intercambiar buenas prácticas, ni acompañamiento en aula o suficiente material de apoyo”. Adicionalmente, el nivel de formación de los maestros en zonas rurales es menor que el que tienen los maestros de los sectores urbanos.
En cuanto al capital físico de las escuelas rurales, se encuentra que dicha infraestructura presenta serios problemas de acceso a servicios públicos. El 80 por ciento de las escuelas rurales no acceden al servicio de gas; el 63 por ciento de ellas no tienen el servicio (esencial) de agua; y el 16 por ciento no acceden al servicio de energía eléctrica. Esto sin contar con el limitado acceso (sólo del 50 por ciento) a las tecnologías de la información.
Entre las recomendaciones del estudio se destacan la necesidad de consolidar una política pública de educación rural y establecer, en el Ministerio de Educación, una instancia permanente dedicada a la promoción y el mejoramiento de la educación rural a través de la implementación del Plan Especial de Educación Rural (PEER).
Para asegurar el progreso y la generación de oportunidades en el sector rural, el nuevo gobierno deberá establecer como prioridad la concreción de una gran revolución educativa integral.
Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/educacion-rural-un-lastre-NF8755384