Diálogos a fondo Lía Ricón: «No hay dos sexos ni dos polos: para muchos, todo lo que no es varón o mujer está en pecado»

Por Clarín

Alejandro Czerwacki

Su casa está repleta de muñequitas que representan las primeras diosas del universo: Hera (Grecia), Isis (Egipto) o Xochiquétzal (México). Lía Ricón, psiquiatra, las estudió en profundidad y hasta forman parte de uno de sus libros “¿Podrían volver las diosas? Una perspectiva femenina de los gobiernos”. “Motivada por el malestar que me generaba el verticalismo paternalista, me interesó investigar la subestimación de la mujer. Hablar de las diosas es reflexionar sobre el extenso e ingobernable mundo globalizado pero sin esclavizar y someter. Las sociedades matriarcales parecen tener una modalidad más participativa”, advierte.

Con 87 años, Ricón es una profesional disruptiva en su modo de pensar y enfocar problemáticas que no se abordaban en los tiempos en que se recibió de cirujana, hace 64 años. Desde sus inicios, buscó que los médicos vieran al paciente con una mirada integradora. Y, de hecho, se ocupó de promover la psicoterapia en los hospitales públicos. Luego se especializó en diversidad de género, investigando la histórica y estricta división entre los dos sexos.

Señas particulares. Nació en Bolívar y se recibió de médica cirujana en la Universidad Nacional de Córdoba. Se especializó en psiquiatría y psicoanálisis. Hoy trabaja como psiquiatra y docente en el Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA), es miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y coordina las Terapias Multifamiliares de dos Hospitales de Día. Da charlas para disolver prejuicios en diversidad sexual y abuso sexual infantil. Entre sus libros están “La relación terapéutica” y “Una familia suficientemente buena”.

-¿Cómo sería un mundo “gobernado” en su mayor parte por mujeres?

John Holloway, en su libro “Como cambiar el mundo sin tomar el poder», diferenció el “poder sobre”, ejercido como modo de dominar, y el “poder para”, llevado adelante para poder operar cambios, con un sentido más participativo. El varón siempre quiere dominar, mientras que la mujer desea el poder para algo. Si no, no le interesa. Tiene la vida más completa, teniendo un chico en su vientre. Mi expectativa es que la mujer tome el poder, pero no a la manera masculina, que no favorece para nada. Lamentablemente hoy, al hablar de «diosas», se le busca una connotación sólo de objeto sexual. La supuesta “deificación” actual implica más una exaltación e hipostasia de los aspectos físicos que excitan sexualmente. Si lleváramos todo esto al matrimonio heterosexual, lo que estoy proponiendo es una relación simétrica de cooperación en el trabajo, en la crianza de los hijos, en la casa y no una mujer obediente del marido.

-Entre los últimos debates ligados a lo femenino y como impulsora de explorar la diversidad sexual, ¿imaginaba también que se instalara esta temática en el país?

-No lo imaginaba. Es maravilloso que se pueda dar el debate. De todas maneras, la aceptación está muy obstaculizada por la contaminación del imaginario social con los relatos mítico-religiosos. Esta situación nos ubica en que no hay dos sexos ni dos polos, entre esos dos estamos todos. Pero para muchos, todo lo que no es varón o hembra está en pecado. Y, como si fuera poco, la ciencia dijo que quien no es varón o hembra está enfermo. Entonces, el homosexual, el bisexual o el que tiene el género no definido está mal visto. Nunca todo esto debe ser objetado. Pero el debate es un progreso porque estamos viviendo una disminución de los prejuicios. Cada vez vemos chicos en edad temprana que manifiestan que su cuerpo no es lo que le corresponde a su mente. La reasignación, tal como la viven los transexuales, es afianzar en el cuerpo lo que se ha vivido penosamente como un problema, como un error de naturaleza que les dio un cuerpo que no coincide con la vivencia emocional. Las mutilaciones y hormonizaciones pueden tener un costo pero nadie puede saber qué siente otro. Las suposiciones van por cuenta de quien lo vivencia y eso es intransferible.

«El debate sobre la identidad de género es un progreso porque estamos viviendo una disminución de los prejuicios», asegura la experta (David Fernández).

-¿Las familias se van adaptando a esta actualidad?

-Si, porque hay familias de padres hombres y de dos madres mujeres. Lo único natural es que la gente sea feliz. Después de todo: ¿qué es lo natural cuando se discuten estos temas? En este sentido, las teorías psiquiátricas y psicoanalíticas que son heteronormativas tienen que cambiar. Como decía Einstein: «Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio».

-¿Cómo debe ser el rol del psicoterapeuta ante estos cambios en las elecciones sexuales?

-El psicoterapeuta tiene que poder aceptar estos temas porque si cree que el homosexual o transexual o bisexual está cometiendo pecado, algo de sus gestos o el modo como habla o como recibe se traduce y produce un efecto en el paciente. En ese sentido, un psicoterapeuta tiene que ser absolutamente neutral. El vínculo entre el psicoanalista y el psicoanalizado es muy sutil. No se escapa nada. De verdad, tiene que estar en una categoría donde no puede ser juez ni predicar para convencer al otro. Tiene que estar al servicio del bienestar del otro. No es fácil. Hay que partir de la categoría de querer que la gente sea feliz. El resto no interesa.

-¿En qué influye la discusión sobre la despenalización del abortoen estas temáticas?

-Apuntan a permitir a cada persona la libre elección sobre su cuerpo. Poder decidir sobre la elección del objeto sexual y poder elegir sobre los destinos del propio cuerpo. Un chico no deseado no debería nacer porque no va ser feliz, no tiene quien lo espere. El chico tiene que tener un lugar en el útero, un lugar en la mente y en los sentimientos de los padres y la sociedad en la que va vivir. Si no, no se puede desarrollar. Hay estructuras que nos llevan a creer que no se puede evitar el nacimiento de estos chicos no deseados porque, como sostiene el imaginario social, es el relato mítico judeo-cristiano.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/lia-ricon-sexos-polos-varon-mujer-pecado_0_ryuTf9GG7.html

Comparte este contenido:

Clarin

Noticias de Argentina y el mundo