Por: Miguel Valencia
Desde la publicación del Informe del Club de Roma en 1972 –el Informe Meadows- se discuten en universidades y grupos sociales los efectos perversos del crecimiento ilimitado, los límites del crecimiento, los factores que impulsan el crecimiento, las economías y las sociedades de crecimiento, los fundamentos de la economía, el papel de la tecnología en el crecimiento, el productivismo, el consumismo, el progreso, el desarrollo, la modernidad, el cambio de los modos de vida, el cambio de vida, la colonización del imaginario social (la escuela, los medios, las infraestructuras de información y de urbanización) , la austeridad, la frugalidad, la vida simple, la gratuidad, las certidumbres filosóficas de la época moderna.
Autores de gran importancia han nutrido este debate sobre la modernidad: Thoreau, Tolstoi, Gandhi, Huxley, Weil, Camus, Arendt, Mumford, Passolini, Marcuse, André Gorz, Ivan Illich, Georgescu Roegen, Cornelius Castoriadis, entre otros, sin embargo, la nueva conciencia de la crisis ecológica y climática y la crítica al desarrollo y la tecnología aportan al empezar este siglo una nueva dimensión a esta discusión.
En noviembre de 2003, meses después de una terrible ola de calor en París que mató en una quincena a cerca de 15.000 personas -ancianos principalmente- se publicó un artículo de Serge Latouche en Le Monde Diplomatique titulado Pour une societe pour la decroissance que desencadena un gran debate en Francia. La Confederación Paysanne (campesina), los Verdes, los altermundistas y una gran parte de la opinión pública francesa intervienen en el debate. Este articulo hace eco de los debates del seminario Deshacer el Desarrollo Rehacer el Mundo realizado en 2002 en la UNESCO, en el que participaron algunos de los más importantes críticos de la economía y la sociedad industrial: Ivan Illich, unos meses antes de morir, y los simpatizantes del matemático y economista Nicholas Georgescu Roegen y del psicoanalista Cornelius Castoriadis, pensadores que en el siglo XX tuvieron un muy importante papel en este debate.
El artículo de Latouche se ve reforzado por la fundación del periódico La Decroissance. Le journal de la joie de vie, publicación mensual realizada en Lyon que opera hasta el día de hoy.Unos meses después, en julio de 2004, Francois Schneider, nacido en La Haya, inicia La Marcha por la decroissance, acompañado de un asno; por espacio de un año recorre una parte de Francia; le acompañan en su marcha en algún momento hasta 500 personas. En los años siguientes se crean colectivos, asociaciones y hasta el Partido por la decroissance. Nace el primer movimiento social que objeta el crecimiento por el crecimiento mismo (sin límites): la decroissance. En Australia, Clive Hamilton, director de The Australia Institute, publica en 2003 su libro Growth Fetish que alienta la formación de un movimiento social que objeta el crecimiento en ese país . Paul Aries publica en 2005 Decroissance ou Barbarie que tiene gran aceptación entre los activistas sociales europeos. Serge Latouche publica en 2006 su famoso libro La Pari de la decroissance (La Apuesta por el Decrecimiento) que aporta una visión multidisciplinaria sobre esta consigna política.
El movimiento iniciado en Francia se extiende en los años siguientes a Italia donde adopta los nombres de Rete per la decrescita o Decrescita felice (Mauro Bonaiuti y Maurizio Pallante) y en España Red de decrecimiento en Barcelona (Joan Martínez Alier) otros grupos de decrecimiento de Madrid (Carlos Taibo, Julio García Camarero) Sevilla y otras provincias. En octubre de 2007, ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México convoca el Primer Ciclo de coloquios La Apuesta por el Descrecimiento (cinco en total) que se extiende hasta finales de 2008. Nace en México el primer movimiento que objeta el crecimiento en los países del Sur global. La residencia de Ivan Illich en México, por más de 14 años, facilita esta labor pionera.
Los términos decroissance, decrescita, decrecimiento, postwachstum y descrecimiento tienen un uso muy reciente en los debates económicos, políticos y sociales, aunque las ideas en las que se apoyan tienen una antigua historia. El proyecto de una sociedad autónoma y ecónoma que está detrás de esta consigna o bandera, en efecto, no nació ayer. Sin remontarse a ciertas utopías del primer socialismo, ni a la tradición anarquista renovada por el situacionismo fue formulada a finales de los años 60 por Ivan Illich, André Gorz, Francois Partant y Cornenlius Castoriadis, en términos cercanos a los que hoy en día utiliza Serge Latouche. El fracaso de las ideas de desarrollo en el Sur y la desorientación en los países del Norte han conducido a muchos pensadores a cuestionar la sociedad de consumo y sus bases imaginarias: el progreso, la ciencia y la tecnología. Las palabras decroissance, decrecimiento y descrecimiento no figuran en los diccionarios económicos y sociales mientras que sí se mencionan sus correlatos: “crecimiento cero”, “desarrollo sustentable” o “estado estacionario” El termino descrecimiento no figura en ningún diccionario mayor, fue inventado en México en 2007, para denotar voluntad individual y colectiva de reducir el despilfarro de los regalos de la naturaleza y su consecuencia, el despilfarro de las potencialidades humanas, sin embargo, fue incluido en el Vocabulario para una Nueva Era, publicado recientemente por la Fundación Heinrich Boell.
En 2008, investigadores de diversas instituciones europeas consiguen organizar en París la Primera Conferencia Internacional sobre la Decroissance, para la Sustentabilidad Ecológica y la Equidad Social; se adopta el término degrowth, para los debates internacionales. En 2009, Tim Jackson publica en Inglaterra su libro Prosperity without Growth que desata en ese país el debate sobre los efectos perversos del crecimiento. En 2010, por invitación de ECOMUNIDADES Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, Serge Latouche vista México e imparte conferencias magistrales en varias universidades mexicanas. Días después de esta vista tiene lugar en la Universidad de Barcelona, la Segunda Conferencia Internacional de Degrowth. En ese año, España tiene ya un gran avance teórico y práctico en los asuntos de decrecimiento. En 2012 tienen lugar dos conferencias internacionales de degrowth, para la sustentabilidad ecológica y la equidad social: la de Las Américas, en Montreal y la Tercera Conferencia Internacional de Degrowth, en Venecia. En 2014 tiene lugar la más grande conferencia de degrowth en la historia: Leipzig, con la participación de más de 3,500 personas de más de 90 países. En 2016, tiene lugar la Quinta Conferencia Internacional sobre Degrowth en Budapest, con la participación de más de 600 personas de más de 90 países. A finales de agosto de 2018 tendrá lugar la Sexta Conferencia de Degrowth en Malmo, Suecia.
La crítica al crecimiento crece en universidades europeas, canadienses, australianas, estadounidenses y japonesas. Se dice que es el movimiento politico que más crece en Europa. Crecen también los grupos sociales que, en muchos países, incluyendo a países del Sur, se inspiran en estas críticas, para proponer alternativas. El movimiento zapatista y el movimiento andino del Buen Vivir inspiran a movimientos que objetan el crecimiento ilimitado. Sin embargo, son muy diversas las interpretaciones de las consignas decroissance, decrecimiento o descrecimiento. No hay una ortodoxia. La Primera Conferencia Norte Sur de Degrowth-Descrecimiento, Ciudad de México 2018 que tendrá lugar entre el 3 y el 7 de septiembre, tiene como propósito contrastar las visiones del Norte Global con el Sur Global sobre el crecimiento, en particular sobre el crecimiento económico generado por el avance tecnológico.
En el marco de las actividades preparatorias de la First North South Conference on Degrowth-Descrecimiento, México City 2018 http://degrowth.descrecimiento.org/