La puja entre la Iglesia y quienes promueven la aplicación de la ESI en las escuelas revive una vieja dicotomía: naturaleza versus cultura.
¿Somos como vinimos al mundo o nos vamos formando en ese tránsito? Y en cuanto a la elección de género, ¿cómo es? El rechazo de sectores religiosos a la aplicación (de cabo a rabo) del Programa de Educación Sexual Integral previsto en la ley 26.150 puede traducirse en una tensión vieja y a las claras irresoluble: si la sexualidad es “algo dado” o se construye socialmente. Para mostrar un costado extremo de la primera perspectiva bastan los dichos de uno de los militantes “pro vida” que este miércoles irrumpió violentamente en una escuela de La Plata, con el fin de impedir que se dictara la materia ESI, al grito de “si sos mujer tenés vagina y sos hombre tenés pene, y eso no es ningún constructo social”. Y arengó: “Si querés podés ir al baño y te podés mirar”.
Pero, sin caer en extremismos ociosos, el tema es difícil. Enfrenta concepciones opuestas que, a su vez, están llenas de grises. Por ejemplo: ni todos los que apoyan con firmeza la Educación Sexual Integral (ESI) promueven el lenguaje inclusivo («chiques«), ni al interior de las instituciones religiosas se apoyan, en general, irrupciones delirantes como la de La Plata. Mucho menos, amenazas como “perseguir a los aborteros hasta abajo de la cama”.
Además, off the record, varios referentes en educación sexual aseguran que “la Iglesia no es una sola. Muchos sectores religiosos, en especial los curas villeros, apoyan la Educación Sexual Integral y el respeto a la diversidad de género. Nadie te va a decir que apruebe el aborto, pero sí las premisas de la ESI, aunque no lo admitan públicamente”.
Una movilización de grupos «pro vida» contra la Educación Sexual Integral en Tucumán.
Sin embargo, los más conservadores insisten en el «binarismo natural» (mujer-hombre). Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, doctora en Educación y experta en temas de Género, explicó a Clarín que la discusión, en parte, es teórica: «Muchas disciplinas mostraron que los seres humanos, con su materialidad -aquello ‘dado’ al nacer- construyen formas de percibirse a sí mismos y de vincularse con otros. Y esas formas son diversas».
Pero también es una discusión política, dijo Morgade: «Se piensa en términos de lo ‘natural’ o ‘normal’, concepción que llevó históricamente a que las otras identidades, que no coinciden con ‘lo dado’ materialmente, fueran rechazadas”.
El texto aborda con optimismo aspectos generales: proponen superar la vieja concepción “biologicista” de la ESI, cuando admiten que “se pudo observar que hay consenso de que dicha educación no debe limitarse a ‘saber qué hay que hacer para que una joven no quede embarazada’, o a conocer el cuerpo de varones y mujeres como quien meramente conoce el funcionamiento de un dispositivo”.
También admiten que «por múltiples causas», en varias instituciones educativas no implementaron la educación sexual «de manera sistemática”.
Donde el comunicado no apoya la ESI es cuando afirma que “es muy importante que los chicos y chicas reciban en la escuela un mensaje coherente, alineado, complementario, respecto de aquel que reciben en el hogar”. Se sobreentiende la referencia a las familias que envían a sus hijos a establecimientos religiosos. Y por eso reclaman “el derecho a educar (…) de acuerdo al propio ideario y convicciones éticas y religiosas”.
En un texto que compartió con Clarín, Myriam Mitrece, directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina planteó una visión, quizás, más abierta: «Una verdadera educación sexual integral ayuda a los chicos a desplegar su condición sexual plenamente y les da herramientas para que puedan evaluar críticamente los mensajes que les presenta la sociedad”.
Pero Florencia Lafforgue, docente especialista en ESI, planteó que las aguas están divididas: «Ellos dicen ‘no quiero que les inculquen ideología de género a mis hijos’, pero todo es ideológico y cultural. Las de ellos no son verdades irrefutables. Tenemos dos posturas ideológicas contrapuestas y fundamentadas en distintas cuestiones”.
La Asesora General Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires, Yael Bendel, se sumó al debate, y fue más allá: hablar de lo natural y lo cultural “es correr el eje de la discusión, que es prevenir abusos sobre los niños y prevenir el embarazo adolescente. Representantes del pueblo argentino votaron leyes, y esas leyes están más allá de los pensamientos u opiniones particulares”.
Según Morgade, “podés acompañar el ideario de una escuela, y pueden decir ‘para esta comunidad, el matrimonio deseable es el heterosexual con actividad sexual destinada a la procreación’. Lo que no pueden decir es que otras formas de construcción de los cuerpos sean ilegales o inmorales».
Bendel insistió en que «hay una decisión del Estado de avanzar con la ESI, pero va a seguir habiendo resistencias».
Por eso, Morgade concluyó: “La Constitución garantiza libertad de religión, pero nadie debería decir que la religiosa sea la única forma de vida deseable y posible. Parte de la función de la escuela es incluir la diversidad. Construir como utopía un marco de lo universal. Yo creo que se puede conversar».
Fuente del artículo: https://www.clarin.com/sociedad/sexualidad-dado-construye-grieta-aplicacion-ley-educacion-sexual_0_0A_RtvVPO.html
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