Redacción: El País
La artista marfileña Manou Gallo acude con la fuerza de su voz, su bajo de cinco cuerdas y su ‘looper’ a la XXVII edición del Festival Internacional de Jazz de Saint Louis, en Senegal
Fuerza, potencia y ritmo. Hace suyo el espectáculo ataviada con un bajo de cinco cuerdas y un elegante traje de chaqueta de tela de wax azul fuerte con figuras naranjas. Lidera la banda, lidera el instrumento y lidera su voz, a veces rasgada otras brillante. La marfileña Manou Gallo abre uno de los conciertos oficiales del XXVII Festival Internacional de Jazz de Saint Louis, donde las mujeres han protagonizado la programación de este histórico encuentro que revoluciona la isla de la ciudad senegalesa. «Es un gran símbolo que las mujeres estén delante. Así poquito a poco la mentalidad cambia», dice satisfecha tras terminar el concierto en el que invitó a subir al escenario a la también bajista, de Senegal, Maah Keita. «Es mi hermana», le dice cómplice y emocionada durante la actuación en la que el dúo sacó a bailar a parte de los asistentes.
«¡Poder de las mujeres africanas. La nueva generación!», exclama al entregado público esta artista que nació en 1972 en la localidad marfileña de Divo, rodeada de la percusión y los tambores de su comunidad. Atiende amable después de dejar a la audiencia variedad de ritmos, armonías, acordes y energía que pasan por el jazz, el funk y el groove. Se sienta en la furgoneta aparcada tras el escenario dispuesta a descansar para volar al día siguiente a Burkina Faso, donde actuará en Ouagadougú. Se mueve por África, Europa o América con su último disco, titulado Afro Groove Queen, donde marca los tiempos, no solo musicales a cinco cuerdas, también de otra era. «La situación de la mujer africana está cambiando, hay una emancipación, una nueva generación. Gracias a las nuevas tecnologías, las mujeres ya no están tan aisladas, ni la juventud tampoco. Esto permite la apertura que África necesita», señala la artista.
«Gracias a las nuevas tecnologías, las mujeres ya no están tan aisladas, ni la juventud tampoco. Esto permite la apertura que África necesita»
«En mi época, como yo comencé en la música, no había Internet, no se conocían muchas mujeres bajista. Ahora, las jóvenes que he visto en Saint Louis tienen la posibilidad de ver vídeos en Internet… Ahora ellas proponen, componen, escriben. Todo esto es positivo para el mundo. Y es importante para el poder de las mujeres que sea en todos los dominios, en la medicina, donde sea. Deben tomar el lugar que se merece. Hace falta mostrar que cambian las cosas», señala la artista, que ahora, convertida en referente, considera un honor haber sido invitada al histórico festival «como marfileña, como africana y como ciudadana del mundo».
«Con nuestros instrumentos tenemos la oportunidad de participar en la evolución de la mujer africana y del mundo», dice la intérprete, convencida del cambio. Ella lidera la banda con el bajo y canta a la vez. Hace la base y la melodía al mismo tiempo, una tarea compleja que ha conseguido con la formación que desde pequeña recibió de la percusión, los tambores, y el ritmo de su Divo natal y después de estudiar durante ocho años sin descanso en Bruselas. «Empecé siendo percusionista, y mezclando los ritmos africanos con el jazz. Conocí lo de aquí y posteriormente incorporé los instrumentos de hoy. Así puedo desprender toda la energía. En esto no hay fronteras ni color, solo emoción y compartir», reflexiona.
Detalla que practicó la polirritmia para desarrollar sus destrezas. «Fueron muchos años, estudiando todos los días, trabajando la capacidad intelectual que se necesita para asimilar las cosas, con mucho tiempo», dice la artista, que culmina el espectáculo grabándose a sí misma en diferentes pistas en un lopper. Encuentra en la improvisación de su música una forma de expresión de libertad, como lo fue el jazz cuando se desprendió de la esclavitud. «La improvisación es libertad. Eres libre con esta música. En esto no se puede ser racista. La fuerza del mundo nos hace diferente y que nos encontremos cada uno con nuestra cultura es lo que da la riqueza».
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/05/02/africa_no_es_un_pais/1556799756_701563.html