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Guinea Ecuatorial solicita la asistencia técnica de Schlumberger

Guinea Ecuatorial solicita la asistencia técnica de Schlumberger

El Gobierno ecuatoguineano confirma su compromiso de seguir contando con los servicios de la empresa Schlumberger para los futuros proyectos de sector de los hidrocarburos del país. Así lo ha trasladado el Vicepresidente de la República a la directora de estrategia de esta empresa para África Occidental, en la sesión de trabajo que ambas personalidades han mantenido este viernes en el Palacio del Pueblo en Malabo.

Durante la cita, S.E Nguema Obiang Mangue ha felicitado el rol que Schlumberger ha desempeñado en Guinea Ecuatorial; sobre todo, en la

El Gobierno ecuatoguineano confirma su compromiso de seguir contando con los servicios de la empresa Schlumberger para los futuros proyectos de sector de los hidrocarburos del país. Así lo ha trasladado el Vicepresidente de la República a la directora de estrategia de esta empresa para África Occidental, en la sesión de trabajo que ambas personalidades han mantenido este viernes en el Palacio del Pueblo en Malabo.

Durante la cita, S.E Nguema Obiang Mangue ha felicitado el rol que Schlumberger ha desempeñado en Guinea Ecuatorial; sobre todo, en la formación de recursos humanos. Para la ejecutiva Diane Morbelli Dickson es un placer poner nuevamente sobre la mesa el marco de cooperación entre Schlumberger y Guinea Ecuatorial.

Nguema Obiang Mangue también ha aprovechado la ocasión para conversar sobre las facilidades y la seguridad jurídica que el Ejecutivo ecuatoguineano ofrece a la inversión extranjera.

Fundada en 1926 y registrada en Guinea Ecuatorial en 1940, Schlumberger es la compañía líder mundial en la prestación de servicios de petróleo y gas. Unos servicios que, ha dicho el político ecuatoguineano, ayudarán a Gepetrol en su nueva tarea como operadora del sector de los hidrocarburos.

Texto y fotos: Gabinete de Prensa e Imagen de la Vicepresidencia de la República

Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial

Aviso: La reproducción total o parcial de este artículo o de las imágenes que lo acompañen debe hacerse, siempre y en todo lugar, con la mención de la fuente de origen de la misma (Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial).

. Para la ejecutiva Diane Morbelli Dickson es un placer poner nuevamente sobre la mesa el marco de cooperación entre Schlumberger y Guinea Ecuatorial.

Nguema Obiang Mangue también ha aprovechado la ocasión para conversar sobre las facilidades y la seguridad jurídica que el Ejecutivo ecuatoguineano ofrece a la inversión extranjera.

Fundada en 1926 y registrada en Guinea Ecuatorial en 1940, Schlumberger es la compañía líder mundial en la prestación de servicios de petróleo y gas. Unos servicios que, ha dicho el político ecuatoguineano, ayudarán a Gepetrol en su nueva tarea como operadora del sector de los hidrocarburos.

Texto y fotos: Gabinete de Prensa e Imagen de la Vicepresidencia de la República

Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial

Aviso: La reproducción total o parcial de este artículo o de las imágenes que lo acompañen debe hacerse, siempre y en todo lugar, con la mención de la fuente de origen de la misma (Oficina de Información y Prensa de Guinea Ecuatorial).

Fuente de la Información: https://www.guineaecuatorialpress.com/noticias/guinea_ecuatorial_solicita_la_asistencia_tecnica_de_schlumberger

 

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African girls who start school late or repeat grades are more likely to leave school early

The 2024 Gender Report, Technology on her terms, released recently, reviews progress on gender parity in education for most SDG 4 targets. Despite the myriad range of possibilities to look at gender disparity, the report asserts the continuing growth in girls and young women’s participation in education at different levels, which has helped reverse decades of discrimination. 

Progress aside, however, it remains the case that parity has not been achieved at the same rates for all levels of education in sub-Saharan Africa.  As of 2020, for every 100 enrolled males, there were 96 females enrolled in primary, 91 in lower secondary, 87 in upper secondary and 80 in tertiary education. In addition, in absolute numbers, sub-Saharan Africa is the main world region where there are more girls of primary and secondary school age who are out of school than boys – and the out-of-school population is growing. 

Enrolment, meanwhile, is only a stepping stone towards completion. And completion rates have nuances to them as well. The 2024 Gender Report looked at whether starting an education cycle on time or not had implications for girls’ ultimate likelihood of completing. As the title of this blog suggests, it matters an awful lot.

In primary education, there is gender parity in both the rates of those completing on time (timely) and those completing at all (ultimate), globally, while the same is true in Central and Southern Asia, a reference region. But in sub-Saharan Africa since 2013, girls have been far more likely than boys to complete primary school on time but far less likely to ultimately complete primary school than boys: 96 girls complete for every 100 boys who do so.  

 In lower secondary education, there is gender parity in both timely and ultimate completion rates, globally, and also in Central and Southern Asia since 2020. In sub-Saharan Africa, meanwhile, gender parity in timely completion has almost been achieved, but girls are at a much bigger disadvantage in ultimate completion: 85 girls complete for every 100 boys. This means that if girls start school on time and do not repeat grades, they are currently almost as likely as boys to complete lower secondary school as boys. But if they start late or repeat grades, reaching the age of 15 and still not at the end of lower secondary school, they are more likely to drop out.  

 This finding shows the importance of making it easy for boys and girls to start school on time, ensuring that competing priorities do not get in the way. It provides additional evidence of remedial education, as well, so that girls are not falling behind, ending up repeating grades, and increasing their chances of dropping out. Our Spotlight research showed many examples of countries in Africa providing remedial education, from up to 10 hours a week in Uganda to training courses for teachers on remedial education in Chad. A remedial programme expanded in Senegal after 2018 saw improved basic reading skills by 25% and mathematics proficiency by 40% in endline assessments as a result, for example.  

Such examples and more should be inspiration to others to attempt similar policies and help ensure all children – no matter their gender, background or identity – can complete a quality education.

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Nigeria: Mueren 21 personas al derrumbarse un edificio escolar en Nigeria cuando los alumnos realizaban un examen

21 personas murieron tras derrumbarse el edificio de una escuela en el centro de Nigeria mientras los estudiantes realizaban un examen, en lo que las autoridades locales calificaron de «tragedia evitable».

 

El edificio de dos plantas se derrumbó en la ciudad de Jos y otras 30 personas fueron hospitalizadas, según la Agencia Nacional de Gestión de Emergencias de Nigeria (NEMA).

 

La NEMA dijo que había estudiantes entre los fallecidos en Jos, la capital del estado de Plateau, sin proporcionar un número exacto.

 

Alrededor de 120 personas quedaron atrapadas cuando se derrumbó el edificio, según el gobierno del estado de Plateau.

 

El gobernador del estado de Plateau, Caleb Manasseh Mutfwang, declaró que el edificio se derrumbó cuando los estudiantes estaban realizando un examen. Mutfwang expresó su «profundo pésame a las familias de los alumnos y al personal de la escuela St. Academy».

 

El gobierno del estado de Plateau declaró este viernes en un comunicado: «El gobierno describe el incidente como una tragedia evitable, citando la débil estructura de la escuela y su insegura ubicación cerca de la orilla de un río».

 

El gobierno dio instrucciones a los hospitales locales para que proporcionen tratamiento sin documentación ni pago.

 

Según el gobierno, se instó a las escuelas con problemas de seguridad similares a que cierren sus puertas.

 

Los derrumbes de edificios son frecuentes en Nigeria debido a la laxitud de las normas de construcción y a la mala calidad de los materiales.

https://cnnespanol.cnn.com/2024/07/13/mueren-21-personas-derrumbe-edificio-escolar-nigeria-alumnos-examen-trax/

 

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En el Sáhara Occidental

En el Sáhara Occidental

Autor: Marc B. Sanganee

Al sur de la ciudad argelina de Tinduf, en la frontera con el Sáhara Occidental, hay cinco campamentos de refugiados. Los campamentos albergan al pueblo saharaui del Sáhara Occidental y están administrados por el Movimiento por la Libertad Polisario, que lucha por liberar su patria de Marruecos.

La vida en los campamentos del desierto deja una profunda huella y da testimonio de un pueblo que, a pesar de las limitaciones, ha conseguido construir una sociedad bien organizada en duras condiciones. “Los saharauis éramos originalmente un pueblo nómada que viajaba en camello y se asentaba en diferentes lugares del Sáhara Occidental y de sus alrededores. No había fronteras que nos impidieran desplazarnos a lo que hoy es Mauritania o Argelia”, explica Jadiya, quien es traductora.

La era colonial vio cómo las potencias europeas llegaban a África para apoderarse de territorios, explotar la mano de obra y extraer recursos naturales. En el Sáhara Occidental, los portugueses y los franceses fueron primero rechazados por la población local antes de que España consiguiera colonizar la zona en 1884. En 1973, los indígenas saharauis crearon el Movimiento por la libertad Polisario, para liberar su tierra del imperio español.

El Sáhara Occidental siguió siendo una colonia española hasta 1975, cuando el Gobierno marroquí organizó la llamada “Marcha Verde” con 350.000 manifestantes que marcharon hacia el Sáhara Occidental para reclamar la tierra. Los manifestantes presionaron a España para que abandonara el Sáhara Occidental, que Marruecos ocupó entonces. Hoy en día, el Sáhara Occidental sigue ocupado por Marruecos, por lo que se considera la última colonia de África.

Campamentos en el desierto

La temperatura oscila entre los 35 y los 40 grados centígrados en Wilayah de Bojador, el más pequeño de los cinco campamentos de refugiados de la frontera con el Sáhara Occidental. Me hierven los pies en los zapatos, pero caminar descalzo no es una opción. La arena está demasiado caliente. Según Filipe, un ingeniero saharaui local educado en la Unión Soviética, hace entre cinco y seis años que no llueve en los campamentos. “Ni una sola gota del cielo”, dice.

En los campos de refugiados, la gente vive en sencillas chozas con tejados de hojalata o en getouns, tiendas cuadradas con entradas por todos los lados y una gran alfombra de colores como piso. Los esqueletos de coches despojados de ruedas, puertas, ventanillas, asientos y todas las piezas del interior recuerdan a los programas de televisión apocalípticos. Las puertas de los coches se reutilizan como vallas para las numerosas cabras de la aldea, que a menudo se ven deambulando en rebaños por las colinas de arena del campamento. Sin embargo, los numerosos bastidores de los coches funcionan bien como zonas de juego para los niños que, de otro modo, no tendrían acceso a toboganes, columpios o estructuras para trepar.

El muro de la vergüenza

El Sáhara Occidental está dividido en tres zonas. Está la región del Sáhara Occidental donde la potencia ocupante Marruecos está en el poder. Están las zonas liberadas del Sáhara Occidental, donde el Movimiento por la libertad Polisario está en el poder. Y luego están los campamentos de refugiados en Argelia, donde el Polisario también está en el poder. Para separar las distintas zonas entre sí y mantener el control de la ocupación, la monarquía marroquí construyó un muro de 2700 kilómetros a través del Sáhara Occidental.

“El Muro de la Vergüenza”, como lo llaman los saharauis, puede compararse fácilmente con el muro del apartheid israelí en Palestina, ya que ambos fueron construidos por potencias ocupantes y obligan de hecho a las familias indígenas y a otras comunidades a vivir separadas unas de otras.

Aunque el Muro de la Vergüenza está construido con arena, “es el muro más peligroso del mundo”, dice un soldado del Polisario. El muro se divide en varias líneas: alambre de espino, perros, un foso, el propio muro, 150.000 soldados y ocho millones de minas terrestres. La línea más exterior es la de las numerosas minas. Además de dificultar la penetración de los soldados del Polisario, a menudo los nómadas civiles o el ganado local saltan por los aires al pisar las minas.

Una situación temporal

Como consecuencia de la ocupación marroquí, miles de saharauis huyeron en los años 70 a los campos de refugiados de Argelia, cuyo Gobierno permitió al Polisario administrar los campos como parte de los territorios liberados.

Los cinco campos de refugiados de Argelia llevan el nombre de ciudades del Sáhara Occidental. Por ejemplo, Wilayah de Bojador lleva el nombre de la ciudad de Bojador, que se encuentra en una de las zonas gobernadas por Marruecos. “Cada campamento lleva el nombre de una de nuestras ciudades para señalar que los campamentos son temporales. Es para mostrar que algún día volveremos a nuestras verdaderas ciudades”, dice el ingeniero Filipe.

Puede que Wilayah de Bojador sea el más nuevo y pequeño de los cinco campos de refugiados administrados por el Polisario. Pero cuando me paro en la cima de la colina más grande del campamento, puedo ver casas y tiendas a lo lejos en el horizonte. Alrededor de los campamentos está la bandera del Sáhara Occidental, que con sus colores negro, blanco, verde y rojo es muy similar a la bandera palestina. La única diferencia es que la bandera del Sáhara Occidental tiene una media luna roja y una estrella en el centro. “El color negro simboliza la ocupación. Hoy, el color negro está en la parte superior, pero cuando logremos nuestra libertad, a partir de ese día, ondearemos el color negro en la parte inferior”, dice Filipe.

Una sociedad bien organizada

A pesar de su limitado acceso a los recursos, los saharauis han conseguido construir de muchas maneras una sociedad bien organizada. Por ejemplo, cada campamento –que se considera una región– está dividido en varios distritos pequeños. Cada distrito cuenta con una pequeña clínica sanitaria y cada campamento con un hospital regional. Además, hay un campamento administrativo donde se encuentra el hospital principal. “Si está enfermo, acuda primero al dispensario de su distrito. Si no pueden ayudarle, acuda al hospital regional. Si tampoco pueden ayudarte, vaya al hospital del campamento administrativo, luego al hospital de la cercana ciudad argelina de Tinduf, después a Argel, la capital argelina, y finalmente a España”, dice Filipe. “Está muy bien organizado”.

Alrededor de la Wilayah de Bojador, hay pequeñas tiendas donde se pueden comprar comestibles como arroz, pasta, patatas y atún enlatado. En el campamento encuentro de todo, desde una escuela, un jardín de infancia, una asociación de mujeres y una biblioteca hasta una peluquería, un mecánico y pequeños puestos de venta de tabaco o perfumes.

Un camión recorre las carreteras estrechas y llenas de baches de casa en casa, llenando bolsas de agua – del tamaño de camas elásticas hinchables – para que las familias puedan beber, bañarse y lavar la ropa. Según la ONG Comité Noruego de Apoyo al Sáhara Occidental, los observadores internacionales describen los campamentos de refugiados saharauis como “los campamentos de refugiados mejor organizados del mundo”.

 

Una vida fuera del campamento

Los saharauis y el Polisario están haciendo todo lo que pueden para crear una vida digna para la gente de los campamentos de refugiados. Pero no está libre de desafíos. Según Fátima, miembro de la Unión de Jóvenes Saharauis, uno de los mayores retos actuales es que hay una generación mayor que puede recordar una vida anterior a los campamentos, mientras que una gran generación más joven ha vivido toda su vida en los campamentos.

“Para evitar que los niños y niñas de los campamentos crezcan sin conocer la vida fuera de ellos, hemos puesto en marcha un plan por el que se les envía a España a vivir con una familia durante un periodo de tiempo. De este modo, se convierten en embajadores del Sáhara Occidental en España y ven que hay vida fuera de los campamentos”, dice Fátima. Cuando Fátima tenía seis años, formó parte del programa. “Nunca en mi vida había visto un pez ni tantos árboles verdes en el mismo lugar. Pensaba que sólo era algo que se veía en las películas. Que no era real. Pero en España aprendí que es real”, recuerda.

Desafíos

Sigue habiendo problemas que el Polisario y la población local de los campamentos se esfuerzan por resolver. Varios jóvenes afirman que las oportunidades de trabajo varían y que a menudo están desempleados. Incluso los hombres y mujeres empleados en hospitales y comisarías sólo reciben un salario cada tres meses, y la paga no es alta. Muchos jóvenes saharauis desempleados deben marcharse al extranjero para encontrar trabajo. Mientras tanto, se ofrecen como voluntarios en los campamentos para realizar diversas tareas prácticas.

Los campamentos de refugiados dependen de las donaciones internacionales de organismos como la ONU o de otros países. Cuando un autobús en España está dañado y ya no cumple los requisitos nacionales de seguridad, puede enviarse al Sáhara Occidental. Aquí los autobuses, que son muy parecidos a los autobuses urbanos daneses, circulan por la arena con pasajeros. Pero en muchos sentidos, los saharauis viven una vida limitada en los campamentos de Tinduf. Durante toda mi estancia, no vi ni una sola papelera. La falta de un sistema de residuos significa que los paquetes de cigarrillos, las botellas de plástico y otros desperdicios están esparcidos por todo el campamento.

La electricidad se va con frecuencia y conectarse a Internet suele ser un problema. Esto último se considera un gran problema para los saharauis, que quieren conectar con personas del resto del mundo para atraer la atención internacional hacia su lucha de resistencia.

Promover la causa

Los saharauis están interesados en llamar la atención sobre su causa. En el desierto han creado un museo llamado el Museo de la Resistencia, en el que los turistas realizan un viaje desde la vida nómada original de los saharauis, pasando por el periodo colonial y la ocupación marroquí, hasta la lucha del Polisario por la liberación. El museo incluye una versión en miniatura del Muro de la Vergüenza y varios de los tanques y armas que los soldados del Polisario han conseguido arrebatar a los militares marroquíes. En el desierto también encontrará una casa de los medios de comunicación donde los periodistas se sientan detrás de ordenadores de sobremesa, escribiendo artículos y actualizando la página web del Polisario y las redes sociales con noticias de los campamentos. Hay salas insonorizadas, micrófonos y cajas de resonancia para grabar las emisiones de radio, y estudios con pantallas verdes y cámaras de vídeo para grabar las noticias de televisión. El Polisario tiene su propio canal de televisión.

Además, los saharauis organizan el renombrado Festival Internacional de Cine FiSahara, que atrae a gente de todo el mundo. Muchos de los invitados internacionales al festival de cine proceden de España. El presidente saharaui Brahim Ghali se reunió con periodistas en el festival. Criticó al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, por cambiar la postura de su país respecto a la ocupación marroquí; en 2022, Sánchez escribió al rey Mohammed VI de Marruecos para decirle que estaba de acuerdo con la opinión de que el Sáhara Occidental debía ser autónomo pero bajo dominio marroquí. “Hemos congelado nuestras relaciones con el Gobierno español, pero seguimos manteniendo buenas relaciones con su pueblo”, dijo el presidente saharaui Ghali.

 

Fuente: Globetrotte

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/en-el-sahara-occidental/

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76 muertos en Kenia por inundaciones

Al menos 76 personas fallecieron y más de 131 mil se vieron afectadas desde finales del pasado marzo por la temporada de lluvias largas en Kenia. Estas causaron graves inundaciones. Se prevé que duren hasta mayo, informó este sábado el Gobierno, que previamente cifraron en 70 el número de fallecidos.

 

«Desde el inicio de estas lluvias, a partir del 1 de marzo de 2024, lamentamos profundamente anunciar la trágica pérdida de 6 vidas más en las últimas 12 horas, elevando el total a 76», afirmó en un comunicado el portavoz del Ejecutivo, Isaac Maigua Mwaura. También envió sus condolencias a las familias de las víctimas.

 

Mwaura precisó que 29 kenianos resultaron heridos y denunciaron 19 personas desaparecidas. Subrayó que la capital, Nairobi, está experimentando el mayor impacto, con 32 muertos y 16 mil 909 hogares desplazados.

 

«Las inundaciones sumergieron numerosos asentamientos, desplazando a 24 mil 196 hogares que comprendían aproximadamente 131 mil 450 personas y poniendo en peligro a otras personas».

 

Para atajar ese problema, el Gobierno, en colaboración con organizaciones humanitarias como la Cruz Roja, establecieron 50 campamentos en todo el país. Las precipitaciones torrenciales dañaron infraestructuras, incluidos unos 100 kilómetros de carreteras.

 

«Las lluvias en curso afectaron a los 47 condados de Kenia y los efectos de las inundaciones se sintieron en todo el país. Provocó desplazamientos de personas, destrucción de bienes e infraestructuras y trágicas pérdidas de vidas».

76 muertos en Kenia por inundaciones

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¿Qué fue de las decenas de niñas raptadas por Boko Haram en Nigeria hace diez años?

Por Caroline Kimeu, Ope Adetayo

Algunas de las 276 niñas secuestradas el 14 de abril de 2014 en el pueblo nigeriano de Chibok consiguieron escapar y otras fueron liberadas, pero, una década después, el interés de las autoridades por rescatar a las que quedan cada vez es menor

Cuando sus captores de Boko Haram dijeron a Margret Yama que volvía a casa, lo primero que pensó es que era una trampa. Sus raptores ya se habían burlado hablando de posibles liberaciones durante los tres años que la habían mantenido secuestrada junto a sus compañeras del colegio de Chibok, en el estado de Borno, en el nordeste de Nigeria.

Las condiciones de vida en el bosque de Sambisa donde las tenían prisioneras eran duras. La comida y el agua eran limitadas, había que trabajar duro y los militantes islamistas las sometían a una vigilancia asfixiante. Hasta que un día de mayo de 2017 las niñas fueron escoltadas hacia una caravana de la Cruz Roja en el límite del bosque. Yama vio al equipo de negociadores pactar su liberación y la de otras compañeras a cambio de la libertad de miembros de Boko Haram prisioneros. Luego, los líderes del grupo islamista se retiraron al bosque y las niñas liberadas fueron trasladadas hasta el pueblo de Banki, en la frontera de Camerún y Nigeria, donde un helicóptero militar las recogió.

Yama es una de las 82 niñas que recuperaron la libertad ese mes tras las negociaciones entre los terroristas y las autoridades de Nigeria. Se había ejercido mucha presión sobre el gobierno nigeriano para conseguir la liberación de las 276 niñas de Chibok, que fueron noticia en todo el mundo tras ser secuestradas en el dormitorio de su colegio en abril de 2014.

“La educación occidental está prohibida” es la traducción literal de las palabras Boko Haram, el nombre de esta milicia yihadista surgida en 2009 en el nordeste de Nigeria. Hasta el año 2020, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la organización terrorista ha matado a casi 350.000 personas y desplazado a más de dos millones, alimentada por el malestar de la sociedad frente a la corrupción y por la marginación y la falta de empleos en el nordeste del país.

Diez años después, muchas de las niñas secuestradas de Chibok, ahora mujeres, han sido liberados o han escapado, pero un centenar siguen desaparecidas. Entre las que regresaron a casa hubo varias que dieron a luz durante el cautiverio. Muchas han sido rechazadas por sus comunidades, que ahora las acusan de colaboración con Boko Haram.

De acuerdo con el testimonio de varias personas que hablaron con The Guardian, y pese a las garantías que las autoridades del estado de Borno han dado a los padres, no se está negociando la liberación del resto de niñas raptadas. ¿Por qué sigue habiendo tantas niñas aparentemente en cautividad? ¿Qué se ha hecho para ayudar a las que recuperaron su libertad?

Los terroristas de Boko Haram ya habían puesto a escolares en su punto de mira antes de la noche del 14 de abril de 2014. También lo harían después. Meses antes del secuestro en Chibok habían asesinado a 29 niños en una escuela del estado de Yobe; en 2018, secuestraron a decenas de niñas, también en Yobe; y en 2020 raptaron a más de 300 niños en colegios del estado de Katsina.

Pero Chibok se convirtió en el ejemplo más evidente de la crisis de seguridad de Nigeria, desatando la indignación dentro y fuera del país por el número de estudiantes de un colegio que Boko Haram había sido capaces de raptar.

Indignación internacional

Un grupo de mujeres nigerianas lanzó en redes sociales la campaña #BringBackOurGirls, que se transformó en una poderosa protesta mundial atrayendo el apoyo de Michelle Obama, entonces primera dama de EEUU; y de Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz. Goodluck Jonathan, en ese momento el presidente de Nigeria, recibió ofertas de ayuda inmediata de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y China.

Según Matthew Page, analista del centro de estudios británico Chatham House, el secuestro “fue tan atroz que básicamente el presidente [Barack] Obama y sus principales autoridades dijeron que había que hacer todo lo posible para traer de vuelta a las niñas”. “¿Qué van a hacer después? Esa era la sensación que teníamos de lo que podía pasar si no poníamos límite, si no perseguíamos a Boko Haram o intentábamos rescatar a las niñas”, dice Page, que en aquella época trabajaba para los servicios de inteligencia de EEUU.

Lo cierto es que la búsqueda de las niñas de Chibok comenzó un mes después del secuestro y tras la multiplicación de protestas en las redes sociales. La indignación que se sentía en todo el mundo aumentó con un vídeo de Abubakar Shekau, en ese entonces líder de Boko Haram, amenazando con vender a las niñas en un mercado.

Estados Unidos, Reino Unido, Francia y China ofrecieron a Nigeria apoyo de sus ejércitos y servicios de espionaje. Hubo drones y aviones espía rastreando la inmensidad del bosque de Sambisa pero no tuvieron éxito.

Entre Nigeria y Estados Unidos había otras tensiones por la vulneración de derechos humanos que el país africano cometía en operaciones antiterroristas del norte, entre las que figuran las ejecuciones extrajudiciales de civiles en el cuartel de Giwa (en Maiduguri) durante el mes de marzo de 2014. Según los analistas, estas operaciones del gobierno estaban radicalizando a los jóvenes y empujándolos hacia las filas de Boko Haram.

Autoridades del Departamento de Estado de EEUU recuerdan haber debatido si compartir o no información clave con sus homólogos nigerianos. También, a las autoridades del gobierno nigeriano “enfureciéndose” por lo que ellas consideraban “condescendencia” y extralimitación por parte de Estados Unidos.

En los primeros meses de la crisis, el gobierno del presidente nigeriano Jonathan rechazó una propuesta de las fuerzas británicas, que habían localizado a las niñas y se ofrecían a rescatarlas. “Les molestaba y rechazaban la injerencia exterior en lo que consideraban asuntos propios de seguridad interna”, dice Page. “Siempre se mostraron muy escépticos en torno a las razones por las que los británicos y Estados Unidos ofrecían ayuda militar”.

Personas que participaron de la negociación aseguran a The Guardian que también hubo otras restricciones condicionando las decisiones sobre la viabilidad de una incursión militar, como el temor a terroristas suicidas y a la muerte de las niñas por fuego cruzado.

Los planes de rescate que contaban con apoyo internacional fueron perdiendo impulso hasta que el interés terminó por desaparecer. Un año después del secuestro en Chibok, la inminencia de unas elecciones hizo que Jonathan se decidiera finalmente a autorizar un pequeño equipo mediador para negociar con Boko Haram bajo la dirección de Pascal Holliger, negociador del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza, y de Zanna Mustapha, un abogado nigeriano. Todas las negociaciones que había habido antes, incluida una facilitada por el periodista de investigación Ahmad Salkida, habían terminado en fracaso.

El abogado Mustapha dirigía una organización en Borno que ayudaba a la reintegración social de viudas e hijos de Boko Haram. Haber representado como abogado a Mohammed Yusuf, el difunto fundador de Boko Haram, le había ayudado a ganarse la buena voluntad de los militantes islamistas.

El primer resultado de las negociaciones fue la liberación de 21 niñas. Unos meses más tarde se logró la de otras 82. Según los negociadores, tras los dos éxitos iniciales el gobierno nigeriano se volvió complaciente y dejó de poner empeño en las negociaciones.

Condenadas al olvido

“También sabíamos que docenas y docenas [de niñas] se habían convertido y que las habían casado; en cierto modo se habían vuelto irrecuperables”, dice Holliger, del equipo de negociación. “Una vez casadas, teníamos entendido que se marchaban a donde fuera su ‘marido’, por lo que dejaban de formar parte del grupo Chibok; nunca quedó demasiado claro cuántas quedaban después de liberar a las 103”, explicó.

Según las fundadoras de #BringBackOurGirls, las prisioneras restantes han sido olvidadas por temor a que se hayan radicalizado durante su cautiverio y porque la atención se ha centrado en otros ataques y secuestros más recientes sufridos por este país de África occidental.

Cuando Yama regresó a su hogar recibió con desolación la noticia de la muerte de su madre. “No había dejado de pensar que no volvería a verla”, dico. Su madre la despedía siempre cuando iba al colegio pero el día del secuestro parecía reacia a que se fuera. Yama, que prefiere no decir su edad, recuerda con demasiada nitidez lo que ocurrió en abril de 2014: los terroristas entraron al colegio haciéndose pasar por oficiales del ejército, incendiaron el edificio y las casas vecinas y montaron a las niñas en camiones. Algunas lograron escapar porque saltaron de los vehículos.

“Yo pensaba que solo querían asustarnos para que no volviéramos al colegio”, recuerda Yama en referencia al rechazo de los islamistas de Boko Haram por el sistema de educación occidental.

Durante su cautiverio, ella se resistió a las presiones para casarse con un militante de Boko Haram, pese a que acceder habría mejorado su alimentación y la habría librado de los trabajos forzados. “¿Cómo iba a casarme con alguien que me separó de mi colegio, de mis padres y de mi familia? ¿Cómo mirarle a los ojos y llamarlo marido? Prefería morirme de hambre antes que casarme con uno de ellos”, dice.

Como al resto de niñas, a Yama la obligaron a convertirse al Islam. Ella fingió obedecer pero siempre mantuvo oculta su Biblia de cristiana.

Rechazo y revictimización

La familia de Yama recibió meses de asesoramiento en Abuja, la capital de Nigeria, antes de darle una calurosa bienvenida en su hogar. Pero desde que fue puesta en libertad ha sido estigmatizada y víctima de sospechas “desgarradoras”. Dentro de su comunidad siguen circulando rumores como el de que las niñas, violadas, abandonaron a sus hijos en el bosque. “Yo no me secuestré a mí misma”, dijo Yama. “Me obligaron, ¿por qué me ven entonces como si fuera de Boko Haram?”.

Yama ha recibido una beca del gobierno para estudiar comunicación en una universidad de otro estado. “En clases tienes que ocultar lo que te ha pasado”, dice. “Si no lo haces, la gente se mantendrá alejada de ti pensando que tienes esa mentalidad asesina”.

Durante los primeros años la opinión pública de Nigeria se mantuvo unida exigiendo la liberación de las niñas pero el interés fue decayendo de manera paulatina. Comenzaron a surgir teorías de la conspiración como la de que toda la historia del secuestro era un engaño montado con fines políticos.

En algunas zonas del nordeste, donde Boko Haram tenía más apoyo y donde aun hoy sigue sintiéndose la inseguridad, la publicidad que se le daba a las niñas de Chibok generó una especie de resentimiento. Como si fueran unas “secuestradas selectas” más importantes que los más de 1.500 niños secuestrados o asesinados por Boko Haram y otras milicias islamistas.

Muhammadu Buhari, que en 2015 sustituyó a Jonathan como presidente con la promesa de terminar con la inseguridad de Nigeria, cosechó algunos logros iniciales. Las niñas fueron liberadas pero la confianza entre el gobierno y los militantes se había resquebrajado. Una tensión que también aumentó por la participación de demasiados actores en el proceso, no solo en Nigeria sino del extranjero.

Según los familiares, después de todos estos años las autoridades aún dicen que las negociaciones siguen en marcha. Pero los activistas se muestran escépticos y, según los negociadores, las conversaciones han cesado. El periódico The Guardian trató de ponerse en contacto con las autoridades nigerianas pero no recibió respuesta.

Mientras tanto, las que sí recuperaron su libertad siguen enfrentándose al estigma y la sospecha. A Amina Ali Nkeki la encontró en 2016 una unidad civil en uno de los límites del bosque de Sambisa. Había escapado del campamento de Boko Haram y era la primera niña de Chibok en regresar a casa.

Se había casado y había tenido un hijo con Mohammed Hayyatu, que a su vez decía haber sido forzado a unirse a Boko Haram meses antes del secuestro en Chibok. Fue una de las pocas casadas que logró regresar a su hogar. Ali no quería casarse, pero le tenía aun más miedo a la esclavitud sexual.

“Lo que imaginaba era que sería utilizada por un hombre lo suficientemente mayor como para ser mi padre, que volvería a entregarme a otra persona cuando se cansara de mí”, dice. “Así seguiría mi vida, dando a luz a muchos hijos que tendría que ir dejando con distintas personas… Así que opté por casarme con un solo hombre”.

Ali tenía un plan para escapar pero lo pospuso cuando Boko Haram amenazó con cortar las manos de otras dos niñas por tratar de huir. Cuando el gobierno intensificó sus avanzadillas en el bosque vio su oportunidad y escapó ayudada por Hayyatu.

Ali ya no vive con Hayyatu y, como Yama, también estudia en la universidad. Su familia la han acogido a ella y a Safiya, su hija de ocho años que ahora sufre acoso por ser una “niña de Boko Haram”. Ali quiere olvidar el pasado pero también siente la obligación de hablar sobre su experiencia. Conserva la foto de su mejor amiga, aún prisionera. “Pienso todos los días en ella”, dice. “Queremos recuperar a nuestras hermanas”.

“Hijas de los pobres”

Aisha Yesufu, una de las mujeres que fundaron #BringBackOurGirls, critica al gobierno por no rescatar a las que quedan. Las que han ido regresando en los últimos años lo han logrado porque escaparon, porque las encontraron patrullas civiles, o porque aparecieron durante operaciones militares del gobierno contra los insurgentes yihadistas en la pelea por hacerse con el control del nordeste del país. “Ha llevado tanto tiempo porque son las hijas de los pobres”, dice Yesufu. “Si eres pobre en Nigeria, no tienes ni rostro ni nombre ni voz”.

Yesufu no puede olvidarse de la imagen de Hosea Tsambido, un difunto líder comunitario de Chibok que en abril de 2014 acudió a Abuja durante la primera gran protesta por los secuestros. Arrodillado bajo la lluvia junto a la Fuente de la Unidad, Tsambido le rogaba a la gente que nunca se rindiera. “Si alguien me hubiera dicho que seguiríamos casi diez años después, me habría marchado de la Fuente de la Unidad ese mismo día, y no habría vuelto nunca”, dice Yesufu.

Según Yesufu, en los primeros días el gobierno nigeriano trató de reprimir la campaña #BringBackOurGirls y marginó al grupo cuando las primeras niñas fueron liberadas. Los padres sufrieron mucho, recuerda, y algunos murieron con el corazón destrozado. “Aunque nos digan que algunas niñas han muerto, ¿podemos saber dónde murieron? ¿Dónde las enterraron? Hagamos algo para permitir a las familias darle un cierre”, afirma.

A lo largo de los últimos diez años el poder de Boko Haram se ha ido desvaneciendo por las divisiones dentro del grupo y por la aparición de otras milicias islamistas. Pero sus métodos siguen vigentes, con los colegios como uno de los objetivos principales. Esto es especialmente así en las remotas zonas del norte, donde no hay seguridad y los secuestradores pueden perderse en extensos bosques. Desde 2014, más de 1.500 escolares han sido raptado.

El último secuestro masivo ocurrió el mes pasado, con la irrupción de hombres armados en un colegio de Kuriga (estado de Kaduna, noroeste del país) en el que un mínimo de 287 alumnos de entre 7 y 18 años fueron raptados. Los secuestradores exigían por su liberación 1.000 millones de nairas [unos 758.000 euros], pero antes de que el plazo se cumpliera el ejército nigeriano rescató a la mitad de los secuestrados (Nigeria prohibió en 2022 el pago de rescates).

“Es un método que empezó con Boko Haram y que de manera generalizada ha sido perfeccionado por los distintos grupos armados”, dice Oluwole Ojewale, del Instituto de Estudios de Seguridad de Dakar, en Senegal. “Los grupos armados adquirieron notoriedad con las niñas de Chibok, y ahora mantienen una inclinación por estar en el centro del foco y por presentar al Estado como incapaz de proteger a la población, lo que también hace que se fijen en ellos posibles nuevos militantes”.

Entre las promesas de Bola Tinubu, el actual presidente de Nigeria, figura impedir que los colegios se conviertan en “madrigueras para secuestros a discreción”. Lo que no ha dicho es cómo piensa lograrlo.

La búsqueda nunca terminará para las personas que perdieron a sus hijas aquella noche de abril de 2014. El funcionario Lawan Zanna, de 55 años, estaba en casa junto a su familia cuando descubrió que su hija, Aisha Lawan, era una de las secuestradas en Chibok. Una vida sencilla e idílica se convirtió en una búsqueda de respuestas que dura ya una década y que comenzó cuando se subió a su motocicleta y se dirigió a la escuela, a unos pocoskilómetros de distancia de su hogar, para averiguar qué había sucedido. Encontró la escuela secundaria femenina, normalmente animada con las voces de cientos de alumnas, desierta.

Padre de 16 hijos, Zanna y los familiares de otras niñas secuestradas formaron un grupo de búsqueda, adentrándose durante dos días en el bosque con armas improvisadas y sin conseguir nada. “Un trauma, eso es lo que me ocurrió a mí, desde entonces casi no como”, dice Zanna, que acudió a la religión en busca de consuelo. “Estaba muy desquiciado pero con la ayuda de nuestro líder religioso, que suele venir a hablar conmigo, estoy pudiendo aguantar, pero llegar a este punto me ha llevado muchos años”.

Zanna lidera el Movimiento de Padres por el Rescate de las Niñas de Chibok Secuestradas, que mantiene la presión por la liberación de las raptadas. Muchos de los padres siguen viviendo en Chibok y sin saber nada de sus hijas desde aquel día de 2014.

Otra de las secuestradas es Dorcas, hija de Ladi Yakubu, de 50 años. Funcionaria del gobierno local de Chibok, Yakubu sufrió un infarto cuando se enteró de la noticia. Aún no ha recuperado la salud. “Se llevaron a mi hija delante de mis ojos; ni siquiera el gobierno ha podido rescatarla y yo, mucho menos, ¿qué voy a poder hacer yo?”, dice. “Mi corazón se acelera con cualquier susto mínimo y tengo que medicarme… No ha sido fácil para nosotros”.

Pese a las dudas que hay sobre las negociaciones, los padres mantienen la esperanza. “Sé que mi hija regresará”, añade Yakubu. “Si Dios es quien gobierna el cielo, ella regresará”.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/decenas-ninas-raptadas-boko-haram-nigeria-diez-anos_1_11285978.html

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El Grupo CEF.- UDIMA afianza relaciones con BANGE Business School y refuerza la formación del Grupo en Guinea Ecuatorial

El Grupo CEF.- UDIMA afianza relaciones con BANGE Business School y refuerza la formación del Grupo en Guinea Ecuatorial

El presidente del Grupo Educativo CEF.- Arturo de las Heras, ha realizado una visita de una semana a  donde se entrevistó con un grupo de directivos del Banco Nacional de Guinea, BANGE, liderados por su director general  Nsua y su directora general adjunta Mari Cruz Engonga Obono. BANGE es el propietario de la Escuela de Negocios BANGE Business School, BBS, con la que el grupo español viene desarrollando diferentes colaboraciones desde 2020.

La nueva visita busca remarcar el compromiso asumido por el Grupo con la cualificación de profesionales y funcionarios públicos de Guinea Ecuatorial a través de su acuerdo con BBS. Gracias a estos acuerdos es más fácil para los ecuatoguineanos estudiar online en la , UDIMA, y presentar sus exámenes presenciales en las sedes de BBS.

En la ciudad de Malabo se tuvieron productivas reuniones con , CITGE, PNUD y el  en las que se remarcó todo lo que BBS podía hacer conjuntamente con el Grupo Educativo CEF.- UDIMA. El acuerdo entre ambas instituciones establece que las instituciones españolas brindan apoyo académico y asesoramiento a BBS, así como respaldo tecnológico y participación en la gestión de los alumnos.

Uno de los proyectos más destacados de esta colaboración es el programa , que va a arrancar pronto su tercera edición, y que se configura como la primera aceleradora de empresas de Guinea Ecuatorial.

El viaje continuó por la zona continental, empezando por , donde se visitó la sede en la que BANGE está adecuando sus instalaciones para una nueva sede de BBS y se mantuvo una interesante reunión con Eucario Bakale Angüe, ministro de la Función Pública y Reforma Administrativa, en la que explicó de primera mano sus planes de refuerzo de la administración ecuatoguineana.

Las visitas llevaron al grupo a conocer las ciudades de  y Djibloho, donde además fueron recibidos por Paulo Speller, rector, y diversas autoridades de la Universidad Afroamericana de  Central.

En palabras de Arturo de las Heras, “estamos muy contentos de la marcha de la relación con BBS y comprometidos con llevar la relación a nuevas metas”.

Fuente : Redacción CEF.- Media

Fuente de la Información: https://www.guineainfomarket.com/en-el-foco/2024/03/16/el-grupo-cef-udima-afianza-relaciones-con-bange-business-school-y-refuerza-la-formacion-del-grupo-en-guinea-ecuatorial/

 

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