Por: Educación 3.0
Para Juan M. Aguado, docente de Primaria, una de las principales cosas que pueden aprender sus alumnos es a tener buena autoestima: les servirá para superar cualquier reto. Es uno de los temas sobre los que gira su novela ‘La flor del dojo’, sobre la que hemos hablado en esta entrevista.
Las vivencias durante sus años de formación han servido de inspiración al docente Juan M. Aguado para escribir su primera novela: ‘La flor del dojo’, publicada por la editorial Círculo Rojo. En ella, los protagonistas se enfrentan a situaciones de acoso escolar que superan gracias a la práctica de artes marciales; una actividad que les ayuda a aumentar su autoestima. De hecho, para él es esencial: los estudiantes seguros de sí mismos no sentirán la tentación de abandonar, podrán afrontar cualquier reto que se les presente y sabrán sobreponerse al fracaso. No es el único tema que trata en sus páginas, en las que también quedan reflejadas la amistad verdadera, la igualdad e, incluso, la homosexualidad.
Respuesta: Lo que viví durante mi etapa escolar está impregnado en cada página de este libro. Me gustaba ir al colegio, aprobaba todo con facilidad y era un buen estudiante. Incluso me llevaron a concursos de estudiantes por los buenos resultados que tenía. Todo cambió en Secundaria: me sentía incómodo en el centro escolar, me costaba entablar relación con los demás compañeros, sufrí episodios de acoso y empecé a ver la educación y la asistencia al colegio como algo negativo.
P: ¿Cómo te afectaron los episodios de bullying?
R: En muchas ocasiones, la gente que sufre este problema prefiere no hablarlo en el centro escolar ni en casa. Bien por miedo a represalias de aquellos que te están acosando precisamente o también, como en mi caso, porque me costaba asumir quién era y no quería que trascendiera más allá del ámbito escolar. Al final, es una situación que muchas veces se sufre en silencio y repercute negativamente en tu comportamiento, en tus notas y en tu rendimiento en general.
P: ¿Qué conlleva para un adolescente sufrir acoso?
R: Recuerdo mucha tristeza y soledad, sobre todo los dos primeros años de ESO. ¡No tenía ni un solo amigo! A nivel académico, bajé el rendimiento tanto que me llevó a repetir curso y finalmente a dejar de estudiar, porque no me sentía para nada perteneciente a la comunidad educativa. Fue una decisión propia de aislamiento personal. Sin embargo, no todo fue malo. Por suerte, las amistades que surgen cuando estás sumido en una situación así suelen ser de las buenas y sinceras. En este caso, mis amigas de aquella época fueron mi pilar para no derrumbarme.
P: La novela está inspirada en el mundo del karate. ¿Cómo te ayudó?
R: Después de abandonar el instituto tras el primer curso de Bachillerato, empecé a trabajar. Pensé que ya había dejado todas malas experiencias atrás, pero nada más lejos de la realidad. Tendemos a pensar que son situaciones que solamente ocurren en el ámbito escolar, pero nos equivocamos, pues están en todos los estratos de la sociedad. En mi situación personal, tras aguantar más burlas de compañeros de trabajo e incluso tras un intento de agresión homófoba, decidí que quería cambiar y, aunque ahora me suena infantil, hacerme más fuerte.
P: ¿Cómo pueden las artes marciales ayudar a superar el fracaso escolar?
R: Después de años de practicar karate conseguí asumir mi propia identidad y, sobre todo, mejorar mi autoestima: comprendí que podía seguir estudiando sin problema. Había creado un bloqueo mental que me hacía creer que era incapaz de ser buen estudiante, pero cuando miraba todo lo que había conseguido en el mundo del karate, las metas y barreras superadas, me sentí motivado para volver a los libros también.
P: ¿Cómo se enlazan realidad y ficción en la novela?
‘La flor del dojo’ no deja de ser una novela de ficción. Habla mucho de las emociones, de la derrota y de cómo afrontarla. Tiene muchos de mis sentimientos de aquellos años, vividos por sus dos protagonistas, que afrontan paso a paso todas las adversidades que se les van presentando. Quería que, de alguna forma, esto motivara a la gente a ver que siempre se puede salir adelante y supongo que elegí el mundo del karate porque es el que mejor conozco y porque fue el que me ayudó en mi experiencia personal. En principio, cualquier arte marcial está basada en unos valores de respeto, humildad, compañerismo, etc. Sobre todo, las que provienen de Japón.