La cultura informática y una nueva educación

Por: Luis A. Montero Cabrera.

 

Los seres humanos lo somos porque intercambiamos más información entre nosotros que ninguna otra especie viva. Hay bastante acuerdo entre los científicos para considerar que la selección natural hizo que aquéllos homínidos (homo habilis) que hace unos 2.4 millones de años habitaban la hoy Tanzania fueron unos grandes aportadores. Deben haber tenido la garganta, el cerebro y las necesidades suficientes para que comenzaran a intercambiar sonidos articulados.

Estos eran tan diferenciables que se asociaban con hechos y así se convertían en informaciones pasando a ser conocimientos compartidos entre el que emitía el sonido y el que lo recibía y entendía. Era un lenguaje elemental. A partir de ese momento, los que podían hacerlo tenían más posibilidades de supervivir que los que no. De ahí que las especies que los sucedieron fueron perfeccionando esa habilidad tan ventajosa.

Hoy homo sapiens puede no solo intercambiar cualquier información hablando y oyendo, sino escribiendo y leyendo, porque inventó esas formas de comunicación hace unos seis milenios. Más recientemente, hace décadas, la hemos registrado en unidades binarias que permiten a los sistemas de cómputo electrónico hacer con ella prácticamente cualquier cosa. La informática moderna es así probablemente la ciencia y tecnología actual más revolucionaria e intrínseca a la condición humana, como lo fueron en su momento la escritura, la imprenta y las telecomunicaciones.

Nuestra Patria llegó temprano a esta más reciente revolución informática. Los cubanos diseñamos, construimos, producimos en serie y aplicamos computadoras desde temprano en la década de los setenta, cuando muchísimos países ni las tenían. Estábamos inspirados por un líder emprendedor como Fidel y una causa tan humana como nuestra Revolución. Lamentablemente, una combinación bastante compleja de diferentes sumandos hizo que la penetración de esas tecnologías en la población cubana en general no siguiera el ritmo que requería. Toda la Universidad de La Habana podía intercambiar electrónicamente información con el exterior a razón de poco más de un millón de bits por segundo hasta hace unos seis años y hoy lo hace más de mil veces más rápido. ¿Por qué?

Las verdaderas revoluciones logran avanzar y consolidarse precisamente por mantener siempre procederes revolucionarios, por cambiar lo que debe ser cambiado. En febrero de 2015 la dirección del país, a través de nuestro actual Presidente de la República, emitió un pronunciamiento que rompió al menos las ataduras subjetivas y ha permitido ese avance notabilísimo en el último quinquenio. Hoy podemos exhibir y satisfacernos de haber ido adelante mucho más rápido que otros, aunque seguimos con desventaja en muchos aspectos con respecto al resto del mundo. Estamos pendientes de lo que tenemos que tener y lograremos, que es tener la sociedad más informatizada del mundo, como le corresponde a un socialismo próspero y sostenible.

Los componentes de este proceso que se ha dado en llamar como “informatización de la sociedad” son muy variados. Uno de ellos es el infraestructural. Muchos países llegaron a nuestros días con una conectividad “en sólido” bastante desarrollada gracias a haber implementado anteriores tecnologías, como la TV por cable y una modernizada y robusta telefonía fija. En esos casos la trasmisión de información digital era solo un cambio en la forma de usar esa infraestructura. Este es un déficit infraestructural que afrontamos hoy en Cuba.

Afortunadamente, este siglo ha visto una explosión en la eficiencia y posibilidades de la trasmisión de información inalámbrica, con ondas de radio, lo que en gran medida nos releva de muchos tendidos y nos permite alcanzar altos estándares solo desarrollando trasmisores y receptores. Por otra parte, las tecnologías que permiten usar esa infraestructura programándola para procesar y trasmitir información pueden ser dominadas con relativa facilidad por el ejército de científicos de computación e ingenieros en informática y comunicaciones que hemos formado en los últimos años.

¿Dónde puede estar la “sustancia limitante”, como decimos los químicos, el componente que frene determinantemente el progreso, aunque todo lo demás pueda avanzar? Pues para muchos es la cultura informática de toda la población y de sus directivos, los que ayudan todos a que la sociedad marche hacia adelante con una buena conducción. El ministro de comunicaciones se refería a ello como “el quinto pilar” del desarrollo en una reciente intervención.

Nadie duda que la primera misión del primer grado de la enseñanza primaria es enseñar a los niños a leer y escribir, así como a realizar las operaciones más elementales de trabajar con valores en la Aritmética. En ambos casos, la escuela refuerza así la condición humana de gestión de información. Se trata de adaptar a un niño a las condiciones de intercambio de conocimientos indispensables durante su vida para cualquier sociedad moderna hasta el siglo XX. Estas formas educativas tienen solo unos pocos siglos, y solo masivamente en las naciones más desarrolladas que lo fueron también gracias a que leían, escribían y sacaron buenas cuentas.

Sin embargo, cabe preguntarnos si un niño cubano que debe llevar su vida adulta en el siglo XXI y más adelante solo requiere esas formas de enseñanza tempranas. ¿Será necesario introducir también formas explícitas de lógicas elementales para los razonamientos y las búsquedas de datos, el concepto de información y de su representación en términos binarios, y algunos aspectos más de la informática moderna? Esta pregunta la podrían responder especialistas en enseñanza y en informática, informados, progresistas y videntes del futuro.

Algo parecido tenemos que pensar para toda la población cubana actual. Las masas en otros países han alcanzado aprendizaje intuitivo de informática gracias al acceso que han tenido a estos medios antes de nuestro despertar reciente. Un país que exalta su vocación de oportunidades para toda la sociedad como el nuestro debería implementar programas de educación y cultura informática masiva a toda la población y sus directivos, públicos y privados, a todos los niveles. Es así que podremos sacar el máximo provecho, y también riqueza, de estas maravillas tan humanas, y desde ahora mismo.

Fuente del artículo: http://www.cubadebate.cu/opinion/2020/02/29/la-cultura-informatica-y-una-nueva-educacion/#.Xl2TiKgzbIV

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Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias Químicas y miembro Titular de la Academia de Ciencias de Cuba.