COVID-19: Menos mujeres dispuestas a vacunarse en el mundo

INMUNIZACIÓN. Según estudios, las mujeres tienen entre 13 y 18 por ciento menos de probabilidades de inmunizarse que los hombres.

Rocío Velando, Margarita Baquero Fajardo, Yamileth Espinal, Liliana Milagros Bonta y Berti Angulo, son mujeres de diferentes nacionalidades, edades y lugar de residencia, pero con un común denominador: ninguna está dispuesta a recibir la vacuna contra el COVID-19 por más que esta estuviera disponible.

Las cinco se encuentran entre un alto porcentaje de mujeres en Estados Unidos —en comparación con los hombres— que no tienen la intención de ponerse la vacuna, según afirman dos estudios a nivel nacional.

En el primer sondeo realizado por el Pew Research Center, los encuestadores preguntaron a casi 13 mil personas si tenían la intención de obtener una vacuna contra el COVID-19. Las mujeres mostraron 13 puntos porcentuales menos de probabilidades que los hombres: 54 frente a 67.

Otra encuesta, de National Geographic apuntó nuevamente a esta brecha y con mayor diferencia las mujeres quedaron atrás por 18 puntos, 51 a 69.

Ninguno de los sondeos apuntó a razones específicas por las que las mujeres se inclinan menos a la inmunización.

Hasta cierto punto el estudio puede sorprender, dado que las mujeres han sido más cuidadosas y han tomado el COVID-19 con mayor seriedad en comparación a los hombres.

Según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences de los Estados Unidos, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de cumplir con los esfuerzos de mitigación.

El equipo de investigadores internacionales dice que el comportamiento puede explicar las diferencias de género en la mortalidad.

Teme dejar desamparada a su hija

En el caso de la peruana Rocío Velando —quien vive en Ashburn, Virginia y es técnica en cuidados de salud— la vacuna ya está disponible, pero prefirió rechazarla por ahora. “Yo trabajo cuidando ancianos y ya me dijeron que en cualquier momento me la podría poner. Pero yo he dicho que no. Tal vez más adelante cambie de idea”, expresó Velando, el lunes 28 de diciembre. “Estoy esperando que se la suministren a otras personas a mi alrededor y ver las reacciones que puedan tener”, manifestó.

La mujer dice que una de las razones por la que no se quiere recibir la vacuna es precisamente por cuidar de su hija.

“Yo soy madre soltera y tengo temor a que pueda haber un efecto secundario que me inmovilice y dejar a mi hija a la deriva”, manifestó.

La reacción de Velando concuerda con lo que señala la profesora de historia Nancy Tomes, en la Universidad de Stony Brook. Ella es la autora del libro “El evangelio de los gérmenes: hombres, mujeres y el microbio en la vida estadounidense” y dice que “históricamente las mujeres han sido encargadas de proteger a sus familias contra las ‘amenazas microbianas’, anteponiendo la salud de los demás a la suya propia”.

La columnista Mónica Hesse dijo que más de una persona que entrevistó expresó que “no le sorprendía que las mujeres tuvieran más probabilidades que los hombres de usar una mascarilla, pero menos probabilidades de recibir una vacuna. Las mascarillas se comercializan como herramientas para ayudar a proteger a los demás, mientras que la vacuna contra el coronavirus, que puede no prevenir la transmisión a otros, se percibe como algo que ayuda a uno mismo”.

Es alérgica y teme reacciones

La colombiana Margarita Baquero no tiene ninguna intención de recibir la vacuna debido a que sufre de varias alergias y teme a las reacciones que puedan surgir. “Creo que podría haber complicaciones, por eso prefiero no obtenerla”, expresó.

Hasta hace una semana —la tercera de diciembre—, cuatro personas habían desarrollado reacciones alérgicas en Estados Unidos después de recibir la dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech. Los expertos dicen que eso no debería disuadir a la mayoría de las personas de la necesidad de recibir las dosis.

Sin embargo, en Inglaterra las agencias que regulan los medicamentos se pronunciaron en contra del uso de la vacuna de Pfizer en personas que tienen cierto tipo de alergias.

Baquero, quien vive en Springfield, Virginia, dice que prefiere seguir cuidándose con la mascarilla y distanciamiento social.

Su madre, Rosalía Figueroa sí está dispuesta a ponerse la vacuna. “Ni bien esté disponible hago fila”, expreso Fajardo.

Es madre y quiere tener más hijos

La peruana Berti Angulo, residente en Germantown, Maryland tiene una niña de 13 meses y teme que, si se pone la vacuna, la pequeña se vea afectada. “Yo no me la pondría por varias razones, pero sobre todo porque le doy de lactar a mi bebé y no quiero causarle daño en caso que yo pueda tener una reacción o efecto secundario fuerte”, dijo Angulo.

La doctora María Márquez, pediatra de la clínica materno-infantil, Mary’s Center, en Washington, DC señala que “las mujeres que están en edad de reproducción son más cautelosas para adquirir la vacuna”.

De hecho, si la mujer está gestando o intenta quedar embarazada, la recomendación es que no se inmunicen.

“No ha habido estudios con mujeres embarazadas ni con niños. Estos grupos deben esperar hasta el último para ser inmunizados”, dijo la doctora Márquez.

Angulo no descarta el quedar embarazada de nuevo. “Por eso prefiero no ponerme la vacuna”, dijo.

Falta más información

La salvadoreña Yamileth Espinal dice que rechazará la vacuna porque cree que falta más información sobre estas. “No tengo mucho conocimiento de todos los estudios y creo que la vacuna se ha hecho de manera muy rápida y los efectos secundarios se verán más tarde”, expresó.

Tanto Espinal como Rocío Velanda ya desarrollaron el COVID-19/ “En mi casa todos nos infectamos. Por fortuna no me chocó tan fuerte. Pero mi hermano se puso muy mal”, contó Espinal.

Por su parte Velando dijo que ella no desarrolló muchos síntomas: “sólo se me fue el sentido del olfato y sabor”.

Ambas son conscientes de que no serán inmunes permanentemente, pero prefieren esperan más tiempo para suministrarse la inyección.

Teorías de conspiración infundadas

El periodista especializado en temas de desinformación, Ben Collins, dijo que la brecha de género y el escepticismo de las mujeres se alinea con la explosión general del sentimiento anti-vacunas que se ha generado en las redes sociales, una comunidad que históricamente ha sido impulsada en gran medida por mujeres blancas de clase acomodada.

Collins también sugiere que el rechazo proviene de la popularidad de la película contra las vacunas “Plandemic” en Facebook, así como a la proliferación generalizada de las teorías de conspiración del Q’Anom.

En las redes circulan videos en los que supuestos médicos afirman falsamente que las vacunas alteran el ADN de las personas.

La doctora Márquez enfatizó que las teorías que sugieren estos cambios en el ADN son “totalmente infundadas”. Como sucede con todas las teorías conspirativas: toman una parte de la verdad y la tergiversan.

Lo que se ha visto con estas nuevas vacunas especialmente la de Pfizer y Moderna es que usan una tecnología completamente innovadora que está revolucionando la ciencia: el ARN mensajero. Para entender, veamos cómo funcionan las vacunas convencionales. Estas utilizan el virus debilitado o desactivado de la enfermedad como en el caso del sarampión, lo introducen al cuerpo y el sistema inmunológico crea anticuerpos en respuesta a este virus. Así para cuando la persona es impactada por el verdadero virus, ya están los anticuerpos que derrotarán al invasor.

Con las vacunas del COVID-19, los científicos trabajan con el Ácido Ribonucleico (ARN) mensajero, una creación sintética que copia la genética del virus. Al introducirse en el cuerpo el ARNm tiene la capacidad de crear unas proteínas específicas que funcionan como si fueran el COVID-19, entonces el sistema inmunológico responde con la creación de anticuerpos.

“Así cuando la persona esté expuesta al COVID-19, los anticuerpos ya creados anulan al virus”, dijo Márquez.

“La vacuna no tiene una capacidad genética por lo que no puede alterar el ADN. Lo que sí tiene es la capacidad de fabricar esas proteínas que son como una copia del virus para que se generen los anticuerpos”, dijo. “Este método es inofensivo y revolucionario, con resultados de eficacia muy alentadores”, expresó la doctora.

Relación con el médico

“Se ha comprobado que si hay una buena relación con el médico, este puede influenciar en la toma de decisiones de la persona”, dijo el doctor, Fabián Sandoval, cofundador del Centro de Investigaciones Clínicas Emerson en Washington, DC. “El otro día estuve con una persona que no creía en las vacunas. Porque pensaba que le iba a hacer más mal que bien. Me tomó dos minutos educarla y luego cambió de opinión”, dijo.

La peruana Liliana Milagros Bonta, residente en Annandale, Virginia, es un ejemplo de ello.

“Yo no quería ponerme la vacuna, pero hablé con varios de mis clientes que son médicos y me dieron la confianza para yo poder ponérmela”, dijo. “Como yo no estoy dentro de ningún grupo esencial, calculo que la estaré recibiendo en julio. Para ese entonces ya veremos más resultados”, indicó.

Por lo pronto, el hecho de que personalidades del gobierno hayan recibido la primera dosis de la vacuna en público genera credibilidad y confianza. El vicepresidente Mike Pence, el presidente electo, Joe Biden, la vicepresidenta electa Kamala Harris y el doctor Fauci han estado entre los primeros inmunizados públicamente.

Fuente: http://eltiempolatino.com/news/2021/jan/02/covid-19-menos-mujeres-dispuestas-vacunarse/

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