Reapertura de escuelas, educación hibrida y nueva normalidad

Por: Juan Carlos Castellanos Ramírez/Shamaly Alhelí Niño Carrasco

Preparando la reapertura de escuelas 

A un año del cierre de escuelas por la pandemia COVID-19 se ve una ligera luz al final del túnel que, entre otras cosas, anuncia un pronto regreso a las aulas. El escenario de reapertura de escuelas inició el pasado 20 de abril con la aplicación de vacunas a los trabajadores del sector educativo (Gobierno de México, 2021): profesores, directivos, administrativos y personal de servicios.

Aunque todavía se desconoce el detalle sobre cuándo y en qué condiciones se regresará a las aulas, es un hecho que la reapertura se hará de manera progresiva intentando salvaguardar el bienestar físico, emocional y académico de los estudiantes. Como se ha visto en China, Corea del Sur, Austria, Italia, Francia, Bélgica, España o Rusia (UNESCO, 2021), la nueva normalidad escolar implicará la reducción de grupos/clase al 30% de su capacidad y se combinarán métodos de enseñanza-aprendizaje presenciales con actividades educativas en línea, es decir, se transitará a lo que técnicamente se conoce como educación híbrida.

Sin duda, la reapertura de escuelas viene acompañada con una serie de temores e interrogantes por parte de los profesores y padres de familia sobre ¿cómo será la nueva organización escolar?, ¿qué medidas de seguridad se implementarán para evitar los contagios al interior de las aulas?, ¿qué tan difícil será la implementación de una modalidad híbrida?, ¿qué tan probable es que la combinación de clases presenciales y clases en línea termine desencadenando un exceso de trabajo para todos?

Hasta el momento, los reflectores se han centrado en los protocolos que deben adoptar las escuelas para garantizar el retorno seguro a las aulas como, por ejemplo: toma de temperatura al ingresar a las instalaciones, uso obligatorio de cubrebocas, administración de gel antibacterial antes de ingresar a las aulas, sanitización de calzado, grupos reducidos de estudiantes, distancia mínima de un metro y medio entre las butacas, clases escalonadas y horarios reducidos, limpieza constante de salones y zonas comunes, contar con jabón y agua suficiente para el lavado de manos, señalizaciones para la circulación en un mismo sentido, entre muchos otros aspectos (Secretaría de Educación Pública y Secretaría de Salud, 2021). Como se ve, poco o nada se ha dicho sobre cómo se llevará a cabo la implementación del modelo híbrido durante los próximos meses y, aunque probablemente muchos profesores ya estén asociados, en mayor o menor medida, con el término de educación híbrida, para algunos estudiantes y padres de familia el tema es aún poco conocido, lo que podría provocar miedos y ciertas resistencias al cambio.

Qué es y en qué consiste la educación híbrida

Ante la nueva normalidad educativa debe considerarse, primero,  que la educación híbrida es solo una medida temporal que se implementará hasta que el 70% de la población mexicana esté vacunada o se logre la inmunidad colectiva.

En segundo lugar, es importante precisar que la educación híbrida no es modo alguno una novedad dentro de los servicios educativos. De hecho, el origen de la educación híbrida se remonta a finales de los años 90 en el marco de propuestas educativas semiescolarizadas en el nivel superior; esta surgió como una estrategia para el fortalecimiento de actividades escolares presenciales que exigían un mayor tiempo de estudio fuera del aula, para la comprensión y profundización del conocimiento que por restricciones de tiempo no alcanzaba a desarrollarse de manera presencial (González et al., 2011).

En este sentido, la educación híbrida consiste en la combinación de secuencias didácticas que permiten, bajo un mismo objetivo, movilizar los aprendizajes de los estudiantes en el marco de dos escenarios educativos complementarios: i) por un lado, las clases presenciales que requieren una coincidencia física y temporal entre profesor y estudiantes; y ii) por otro lado, la realización de clases en línea a través de un entorno tecnológico (ya sea por computadora, televisión o radio) que posibilita la comunicación e interacción entre profesor y estudiantes, a pesar de la distancia física.

Expectativas sobre la educación híbrida en el contexto de la pandemia

Según las experiencias vividas hasta hoy, tal parece que la etapa más difícil ya está pasando, que comprendió fundamentalmente el cierre de escuelas y la adaptación de programas educativos presenciales para su impartición en la modalidad en línea. Ahora, con los avances que se tienen en el esquema de vacunación de la población, se ha dado paso a una etapa de respuesta y reconstrucción de los servicios educativos, en donde la modalidad híbrida ayudará a que los profesores tengan un mayor margen de maniobra para la enseñanza y, sobre todo, permitirá un mayor grado de significatividad en los aprendizajes de los estudiantes.

Las expectativas sobre los potenciales beneficios de implementar una educación híbrida en el contexto de la pandemia están relacionadas con las primeras experiencias y prácticas educativas desarrolladas en dicha modalidad (Ustun y Tracey, 2020) y con los avances en el ámbito de la tecnología educativa; tanto es así que en el 2015 un grupo de  académicos recopiló cerca de 800 estudios realizados en diferentes partes del mundo para comparar las valoraciones y preferencias que estudiantes y profesores tienen sobre las modalidades educativas presencial, híbrida  y en línea (Siemens et al., 2015). Dentro de los resultados más importantes se destaca que los modelos híbridos suelen valorarse como más favorables para mejorar la calidad de los aprendizajes adquiridos y la enseñanza, prácticamente en el 80% de los estudios.

Las investigaciones recientes también reconocen que el grado de efectividad de un modelo educativo híbrido varía según las características de los diseños pedagógicos y recursos tecnológicos disponibles para su implementación (Ustun y Tracey, 2020), por lo que es posible hablar de diversos modelos de operación que, en la práctica, pueden incidir favorablemente en menor o mayor medida sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje dependiendo del contexto en el que se aplican.

Educación híbrida: formas de aplicación en la nueva normalidad escolar

De acuerdo con las declaraciones oficiales, la reapertura de escuelas estará sujeta al semáforo de riesgo epidemiológico propuesto por la Secretaría de Salud y las decisiones que tomen los Comités de Salud Escolar en cada institución educativa. En este sentido, lo más probable es que la reapertura de escuelas no suceda de manera uniforme en el país o, incluso, al interior de los estados.

Estas decisiones marcarán una dinámica de cambios intermitentes entre modalidades educativas, ya que se transitará de la enseñanza totalmente en línea a la enseñanza híbrida,  de la enseñanza híbrida a la enseñanza presencial o, incluso, de manera inversa, de lo híbrido a la totalmente en línea cuando surjan pequeños brotes al interior de las escuelas.

Como ilustra la figura anterior, según se ha desarrollado el primer año de pandemia, mientras el semáforo epidemiológico de la región se encuentre en color rojo o naranja, las clases seguirán impartiéndose en la modalidad totalmente en línea. Incluso, los cambios constantes en el semáforo podrían obligar a que los profesores tengan que pasar de manera frecuente de la enseñanza híbrida a la enseñanza en línea y, en consecuencia, este cambio debe considerarse dentro de sus planeaciones como un posible escenario de enseñanza; por lo tanto, es importante que los profesores tengan preparados los materiales, actividades y evaluaciones de manera digital para continuar con el plan de enseñanza en línea en caso de cierres escolares intermitentes.

Al activarse el color amarillo en el semáforo epidemiológico, los profesores transitarán de una enseñanza en línea a una enseñanza híbrida de predominancia tecnológica. En esta modalidad se atiende solo a estudiantes en condiciones vulnerables y se recomienda que el 70% de las actividades académicas se desarrollen a través del uso de la tecnología, mientras que las sesiones presenciales se utilicen como mecanismos de apoyo para la solución de dudas o incomprensiones identificadas en los estudiantes, sobre temas puntuales. De acuerdo con los comunicados oficiales de la Secretaría de Educación Pública, las sesiones de trabajo presencial tendrán una duración máxima de 40 minutos.

Cuando el semáforo epidemiológico pase a color verde, la recomendación es aplicar un modelo de enseñanza híbrida de sistemas nivelados, que implica una combinación equilibrada entre actividades realizadas a través de la tecnología y actividades realizadas en el aula. En este sentido se requiere una integración armónica de recursos, estrategias y actividades que permitan una secuenciación lógica de los dos escenarios (en línea y presencial) para la complementariedad de los aprendizajes de los estudiantes. En las sesiones presenciales se debe priorizar el aprendizaje sobre temas complejos difíciles de abordar en la modalidad en línea, además de la retroalimentación sobre las tareas realizadas por los estudiantes. El propósito de las sesiones presenciales es profundizar o reforzar los aprendizajes de los estudiantes, sin necesidad de llegar a repetir de manera literal los contenidos que se han abordado en línea.

Según la estabilidad del semáforo en color verde se recomienda pasar a una enseñanza híbrida de predominancia presencial. Esto implica que el 70% de las actividades académicas se desarrollen en las aulas, sin descuidar en ningún momento las medidas de salud. Básicamente se propone que los recursos tecnológicos sirvan como repositorios de contenido, para que los profesores suministren información de apoyo para la realización de tareas, reciban las tareas realizadas por sus estudiantes y refuercen la comprensión sobre determinados temas a través de material digital interactivo. Por su parte, en las clases presenciales se recomienda priorizar la explicación de los temas, facilitar los aprendizajes, resolver dudas y retroalimentar las tareas realizadas por los estudiantes.

Finalmente, es probable que las clases presenciales (en su totalidad) se retomen hasta que los brotes comunitarios desaparezcan o hasta que se logre una inmunidad colectiva. Al llegar este momento, se espera que la educación presencial en general y la enseñanza en particular se fortalezcan como resultado de esta experiencia, revalorando la importancia de la incorporación de las TIC en los procesos educativos y, sobre todo, aprovechando las potencialidades que los recursos tecnológicos nos brindan para el fortalecimiento de los aprendizajes de los estudiantes.

Referencias

Gobierno de México. (10 de mayo de 2021). En total se protegerán contra el #COVID19 a los más de 3 millones de trabajadores de la educación del país [Video]. Facebook. https://fb.watch/5pJPcnC4el/

González, K., Padilla, J. E., y Rincón, D. (2011). Teorías relacionadas con el b-learning y el papel del docente. Revista Educación y Desarrollo Social, 6(2), 98-111. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5386236

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO]. (10 de mayo de 2021). Experiencias de reaperturas de escuelas: 13 recomendaciones y lecciones desde diversos países. https://es.unesco.org/news/experiencias-reaperturas-escuelas-13-recomendaciones?fbclid=IwAR3OC_q3GJIEqZA69Mk4GnvwWflv-16kfcUub6kR_42MWMHHhZeegUulp_49

Secretaría de Educación Pública y Secretaría de Salud. (2021). Guía de orientación para la reapertura de las escuelas ante COVID-19. https://educacionbasica.sep.gob.mx/multimedia/RSC/BASICA/Documento/202009/202009-RSC-xm9IC0eqLX-05.GUIASEP-SALUDseptiembre.pdf

Siemens, G., Gašević, D., y Dawson, S. (2015). Preparing for the Digital University: A Review of the History and Current State of Distance, Blended and Online Learning. Athabasca University Press. https://research.monash.edu/en/publications/preparing-for-the-digital-university-a-review-of-the-history-and-

Ustun, A.B., y Tracey, M. W. (2020). An effective way of designing blended learning: A three phase design-based research approach. Education and Information Technologies, 25, 1529–1552. https://doi.org/10.1007/s10639-019-09999-9

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