Por: Laura Peraita
Alex Quigley, autor de ‘Todos somos lectores’, asegura que «cuanto más lees, más fluido te vuelves y los niños sacan mejores notas, pero la solución para que lean más no es prohibir la tecnología, se trata más de ayudarles a encontrar un equilibrio»
«Si el libro no atrae a tu hijo en la quinta página, dale otro»
Desde antes de que los niños acudan a la escuela, algunos menores adquieren una gran experiencia leyendo diariamente con sus madres, sus padres o abuelos, etc., y posteriormente, cuando comienzan la escuela, están mejor preparados para leer y aprender. Según Alex Quigley, autor de ‘Todos somos lectores’ estos niños se vuelven más seguros de sí mismos y más hábiles, por lo que «el rico en lectura se enriquece», pero lo que es más importante, «el pobre en lectura se empobrece». Aquellos que han sido menos expuestos a la lectura temprana pueden carecer de algunos conocimientos básicos y habilidades más adelante cuando intenten acceder al plan de estudios escolar».
Asegura que la brecha lectora puede marcar la diferencia entre la confianza y la habilidad de lectura de los estudiantes, pero también puede describir la brecha entre el acceso a los libros y los diferentes apoyos o recursos que los estudiantes tienen o no tienen fuera de las puertas de la escuela.
Siempre estamos empeñados, profesores y familias, en que los niños aprendan a leer, pero ¿por qué no se le presta tanta atención a cómo leen para aprender? ¿Qué importancia tiene esta última cuestión?
Aprender a leer es sin lugar a duda crucial y fundamental para el éxito escolar. Y, sin embargo, a medida que los estudiantes avanzan en la escuela, y en particular a medida que avanzan en la educación Primaria y hacía la educación Secundaria, el desafío de la lectura aumenta enormemente. Según los estudiantes avanzan en la escuela, tienen que leer más textos informativos que exigen mucho conocimiento del mundo. Muchos estudiantes que han aprendido a leer lo suficientemente bien necesitan un apoyo cuidadoso y una gran enseñanza para asegurarse de que sean lectores informados y estratégicos en materias como ciencias o geografía.
De hecho, incluso en materias como matemáticas –que normalmente no se consideran un área ligada a la lectura– se necesita una gran variedad de estrategias lectoras para resolver problemas con enunciados complejos formados por varios pasos. En materias difíciles como las ciencias, el vocabulario y las ideas son densos y complejos, por lo que el acto de leer debe desglosarse para garantizar que todos los estudiantes accedan al plan de estudios completo.
¿Tienen mayor éxito escolar, sacan mejores notas, los alumnos que son lectores habituales? ¿Por qué?
Las pruebas internacionales PISA, muestran que los adolescentes que leen habitualmente y que lo hacen por placer, obtienen mejores resultados que sus compañeros. Seguramente, la razón de esto es que cuanto más lees, más fluido te vuelves, estás expuesto a más vocabulario y desarrollas más conocimiento. Una vez más, «el rico en lectura se enriquece»: se vuelve más fluido, más informado y más hábil. Tratar de apoyar más la lectura diaria es crucial para ayudar a los estudiantes a tener éxito en la escuela.
¿Qué se debe hacer desde el aula para que los niños lean por placer? Y las familias, ¿qué pueden hacer en este sentido?
En el aula deberíamos preguntarnos: ¿están los estudiantes leyendo «textos Ricitos de Oro» (ni demasiado fáciles ni demasiado difíciles, sino los correctos) a diario? Deberíamos revisar la experiencia de lectura diaria de los alumnos.
Los maestros también pueden reconocer que la lectura por placer generalmente ocurre cuando los estudiantes leen con confianza y habilidad. Entonces, si enseñamos a leer explícitamente y bien, y seguimos enseñando a leer a medida que se vuelve más complejo en la etapa de Secundaria, podemos hacer que la lectura por placer sea mucho más probable.
En Inglaterra, uno de cada 8 estudiantes de entornos socioeconómicos más precarios no poseen un solo libro. Por lo tanto, debemos asegurarnos meticulosamente de que los estudiantes tengan acceso a libros y materiales de lectura. El acceso conduce a la práctica. Adicionalmente, las escuelas pueden apoyar a los padres con consejos útiles sobre qué leer, cómo leer bien y cómo desarrollar hábitos de lectura. Por ejemplo, las escuelas pueden enviar con regularidad mensajes cortos sobre la lectura o utilizar una aplicación móvil para el seguimiento de las lecturas, lo que también puede ayudar. Igualmente, debemos asegurarnos de que los padres sepan en qué consiste una buena lectura compartida (podemos dar esto por sentado con demasiada facilidad), por ejemplo, se les puede plantear a los niños preguntas simples que puedan reflexionar mientras leen, etc.
¿Cuáles son los principales errores que se cometen en las escuelas y hogares y que provocan que los hijos no sientan interés por la lectura?
La lectura está a menudo en competencia con los estudiantes. YouTube y los videojuegos pueden vencer la lectura de libros cuando se trata del interés de los estudiantes. Creo que no deberíamos intentar competir con YouTube, etc. En su lugar, deberíamos fomentar unas ventanas de tiempo regulares y manejables para apoyar la lectura de libros. Podemos integrarlo en nuestras rutinas de tarea; podemos alentar y apoyar a los padres para que fomenten más lectura; podemos hacer que los estudiantes se sientan exitosos cuando leen textos complicados en clase para que tengan más confianza para asumir el desafío de leer en una variedad de contextos.
¿Por qué cuesta tanto a veces que cojan un libro, incluso cuando los padres se han esforzado en leerles cuentos?
¡Leer es difícil! Puede parecer la cosa más natural del mundo, pero exige mucho de tu cerebro. En contraste, mirar vídeos de YouTube puede hacer que nuestro cerebro se duerma, ¡así que apenas tenemos que pensar! Y así, después de un largo día en la escuela, la lectura puede parecer una tarea difícil. No hay una solución fácil. Pero podemos asegurarnos de que la lectura que hacemos en el aula se maximice y podemos impulsar rutinas regulares de lectura y hacer que formen parte del plan de estudios escolar siempre que sea posible.
Las familias son conscientes de que las pantallas han llegado a las manos de los niños y suponen un gran enemigo para la lectura por el atractivo de los vídeos y juegos. ¿Qué pueden hacer exactamente los padrespara incrementar el deseo hacia la lectura?
Investigadores como Mayanne Wolf han escrito sobre sus preocupaciones sobre las consecuencias que el tiempo frente a las pantallas tiene en el cerebro. Debemos estar alerta de que demasiado tiempo puede ser una gran distracción y relegar los hábitos de lectura.
Para los padres, se trata de poner límites de tiempo manejables para el uso de pantallas. Este racionamiento permite desarrollar hábitos de lectura. Al comienzo puede no ser fácil, pero cuanto más fijamos la lectura en una rutina regular –como leer antes de acostarse– más fácil es alentarla y monitorearla. A mis propios hijos, les pido que lean un poco durante el día (¡a veces el tiempo de tecnología es una recompensa!), pero principalmente fomento y espero que lean a la hora de acostarse. Les gusta la privacidad y el privilegio de tener un poco de tiempo extra para quedarse despiertos hasta tarde… ¡pero solo si están leyendo! La solución no es prohibir la tecnología, se trata más de ayudar a los niños a encontrar un equilibrio.
Entonces, ¿no es una batalla perdida, como se califica en muchos hogares?Se puede recuperar el hábito lector de los jóvenes cuando ya están «atrapados» por las pantallas», o es una batalla perdida?
Niños y adultos pueden cambiar sus hábitos de lectura a lo largo de sus vidas. Ningún adolescente queda atrapado para siempre por su amor por las pantallas. Los maestros deben asegurarse de que la enseñanza de la lectura en el aula sea experta y explícita de modo que cada estudiante termine la escuela como un lector lleno de confianza. Puede que en su vida profesional tengan que leer muchos informes o investigaciones; estarán leyendo. Cuando lees con algo así como una habilidad sin esfuerzo, también puedes volver a encontrar ese amor por la lectura por placer.
Personalmente, mis hábitos de lectura cambiaron a lo largo de la escuela. Finalmente, gané la batalla para ser un lector, pero eso fue porque los maestros de mi colegio se aseguraron de que tuviera la habilidad para ganar.
¿Están verdaderamente preparados los profesores para motivar a los estudiantes hacia la lectura?
Muchos maestros explican que les falta cierta confianza en la enseñanza de la lectura –especialmente cuando se les pide que ayuden a los lectores con dificultades. Y así, parte de la brecha lectora es la preparación crucial y la confianza que necesitan los maestros para motivar a los estudiantes a leer con éxito y de forma habitual.
Primero, debemos cerrar la brecha de lectura para los maestros –apoyándolos con experiencia, capacitación y las herramientas adecuadas– antes de cerrar la brecha de lectura para nuestros estudiantes.
Fuente de la información e imagen: https://www.abc.es