Un cumpleaños, una reunión, los grupos de padres y madres a la salida de los colegios son lugares perfectos para comprobar la evidencia de que existe una preocupación entre las familias acerca del uso de los móviles en la infancia y la adolescencia. Parece que el problema estaba latente y que nadie se atrevía a dar el paso para ponerlo encima de la mesa de la actualidad informativa, pero desde hace unas semanas padres y madres de diferentes comunidades autónomas -las primeras fueron en Cataluña y País Vasco- han abierto grupos de Whatsapp y Telegram con varios objetivos. El primero, abordar el tema y establecer un debate para concienciar a las familias en el uso del móvil en niños y adolescentes.
Desde hace unos días La Rioja también tiene un grupo de Telegram al que poder unirse. Antonio es uno de los padres que está movilizándose para conseguir, primero, que exista un compromiso de no regalar móviles en la infancia o adolescencia; segundo, luchar por un marco legal que limite el uso de móviles en la infancia; y tercero, organizar una formación en el uso adecuado de móviles, redes sociales e internet.
“La situación preocupa a muchas familias porque no podemos olvidar que el móvil se ha convertido ya hace unos años en un regalo de comunión”, comenta. “La idea es que entre todos y con la información necesaria alarguemos esa llegada del móvil lo máximo posible, pero lo preferible es que hubiese una normativa nacional para regularlo porque los problemas que tienen nuestros hijos con su uso son muchos”.
Para Antonio una clave pasaría por “prohibir los móviles en los centros educativos y en las actividades extraescolares”. No está en contra “de que los chavales tengan acceso a la tecnología pero que no lo puedan hacer en cualquier sitio si no en un lugar en el que un adulto pueda controlarlo de alguna forma. Tenemos que tener en cuenta que nuestros hijos llevan un potente ordenador en sus manos que debemos poder controlar”.
Hace lista del número que problemas a los que se enfrentan los chavales cuando la llegada del móvil es demasiado temprana. “La mayoría tiene su primer acceso a través de ellos a la pornografíía que en muchos casos llega sin ellos buscarla, sobre los ocho años”. Además “estamos dejando en manos de un algoritmo la educación en valores de nuestros hijos. Las redes crean unas expectativas que luego no son reales y la frustración es importante”. La pérdida de tiempo, la pérdida de atención, problemas auditivos y visuales… La lista es larga.
“No estamos diciendo que las tecnologías sean malas pero tenemos que ver a qué edad son adecuadas”. Ellos están haciendo estos días una encuenta con los padres sobre eso. “Parece que los 14 años puede ser una edad mínima, pero lo óptimo sería a los 16, para poderlas manejar sin nuestra supervisión, teniendo en cuenta que no todos los niños son iguales”.
Para ellos uno de los principales problemas es el bulling que se ejerce con otros niños a través de las tecnologías. “Si conseguimos que el problema de acoso a través de redes se minimice porque acceden más tarde a ellas habremos logrado el objetivo, porque el daño que sufren muchos niños es menor conforme van creciendo”.
Ahora mismo el grupo cuenta con 426 familias a las que van sumándose día a día muchas más. “Estamos muy contentos de la acogida que ha tenido la iniciativa pero hay que pensar que ya hay más de dos mil personas en Navarra y cerca de 10.000 en Cataluña”.
Oskar Pérez, director del centro residencial de Proyecto Hombre La Rioja, ha tenido que lidiar con chavales con muchos problemas derivados del uso abusivo de las nuevas tecnologías. “Cada vez son más las familias que vienen para solicitar información con respecto a este tema”. Para él hay varios puntos críticos: as redes sociales, la pornografia, los videojuegos y los juegos de apuestas.
“Hay que tener en cuenta que la utilización de redes sociales a determinadas edades pueden condicionar la afectividad de nuestros hijos”, asegura explicando que ,”aunque creemos que son nativos digitales, lo que en realidad son es huérfanos digitales porque nadie les está acompañando ni supervisando lo que hacen con ellas. Les hemos enseñado a andar en bicicleta pero no a usar un móvil y luego nos encontramos con problemas serios”.
Él los ha visto de cerca. “Como otras adicciones siempre suelen ir acompañadas (drogas, alcohol… ) la adicción a las nuevas tecnologías nos la encontramos casi siempre en solitario, en muchos casos son chicos que no tienen otro tipo de problemas”. Pero sí con formas de ser: “Los chavales con problemas de autoestima suelen ser víctimas perfectas para las redes sociales o los videojuegos”.
Oskar Pérez aconseja poner buenos controles parentales en los móviles en edades tempranas. “Si pueden no tener conexión fuera de casa, mejor”, y está de acuerdo con el grupo de padres en que “es necesaria una legislación adecuada, hay que poner límites, también desde las familias”.
Para pérez la clave está en “ser nosotros los influencers de nuestros hijos, no podemos dejar sus estilos de vida, sus valores, su afectividad en manos de personas que no están preparadas para ello”. Sabe que no es fácil, “pero tenemos que ver los problemas que nacen de ello: en el caso de los chicos, los mayores son la adicción a videosjuegos, y en ellas, la dependencia a los ‘likes’ de las redes sociales”.
También es serio el problema de la pornografía. “Los estudios dicen que siete de cada diez chavales de entre 13 y 18 años ya han tenido acceso a ella y es una pornografía dura donde el consentimiento prácticamente no existe y hay cantidad de videos de pornografía muy violenta”.
Está convencido de que son buenas iniciativas como la creación de estos grupos de padres. Parece que soplan vientos de esperanza frente al uso indiscriminado del teléfono móvil por parte de la infancia.