¿Una guerra nuclear como solución final?

Por: Luis Bonilla-Molina

  1. La guerra como política y prolongación de la disputa por los mercados

En los últimos años hay una pulsión de muchos factores políticos, de derechas e izquierdas, por ver el escenario de guerra mundial como inevitable. Es como una especie de derrota de la esperanza y futurabilidad de los proyectos que encarnan, una forma novedosa de emprender la retirada, ante un mundo que ya no les parece posible rearmar, en virtud de la crisis climática, la carrera armamentista, la exacerbación de la concentración de capitales.|

La idea de crisis capitalista emerge como un mantra que pretende resolver el desencuentro entre la voluntad y la razón. La rigidez cognitiva trata de explicar las causas de la desmovilización el proletariado industrial y resulta incapaz de valorar adecuadamente las movilizaciones de sectores como los trabajadores de la educación, quienes todas las semanas toman las calles en distintos lugares del orbe. Los cambios en el mundo el trabajo, producto el impacto de la aceleración inusitada de la innovación en el modo de producción, desafían al dogmatismo que intenta que la realidad cuadre en la teoría y no al revés.

Poco me interesan las expectativas de las derechas, pero si mucho las miradas de las izquierdas. Y como hemos aprendido en los desarrollos de la lucha de clases, salir de estos fosos epistemológicos solo es posible a partir de debates y la construcción compartida de horizontes. Ante un abandono silencioso del método de la economía política por muchas izquierdas, preferimos retomarlo para emprender el camino del análisis de los distintos escenarios geopolíticos, como un mecanismo para situarnos adecuadamente y construir política con sentido de clase.

Es decir, el eje de nuestro interés no es solo académico sino fundamentalmente político, procurando contribuir desde los márgenes a allanar el camino para un relanzamiento de la utopía, en un tiempo en el cual pareciéramos cansados para comprender todos los caminos posibles que impulsan o conjuran una guerra nuclear, como expresión de la disputa de mercados entre las naciones con capacidad nuclear. Porque al final lo militar es la continuidad de la política para definir la supremacía de lo mercados y en ese terreno la irracionalidad de las burguesías está condicionada por la ganancia.

  • Capacidades militares instaladas para iniciar una guerra nuclear

Una guerra se libra con desarrollos científicos, tecnológicos y armamentos concretos. Más allá de los conjuros militaristas que hablan de la inevitabilidad de una guerra nuclear, veamos cuales son las capacidades reales de las grandes potencias. La Federación of American Scientists (FAS) creada en 1945, actualizó este año el Inventario estimado de Cabezas Nucleares en el Mundo. En este trabajo se muestra que el mayor número es propiedad de Rusia (5.889), seguido muy de cerca por Estados Unidos (5.244) y muy de lejos por China (410). La suma de resto de países que disponen de este dispositivo, Reino Unido (225), Francia (290), Israel (90), Pakistán (170), India (164) y Corea del Norte (30) solo alcanzan 969, menos de una quinta parte de las que posee Estados Unidos.

Pero, para comprender las posibilidades de una guerra atómica no basta identificar el nombre del país que posee cabezas nucleares, porque visto en el mapa los números parecen más disuasivos que ofensivos. Se necesita analizar no solo las razones que tendría uno de estos países para apretar el primer botón que desate la ola radiactiva mundial, porque hasta el más iluso sabe que una devastación de esta magnitud no dejaría piedra alguna levantada del sistema mundo.

Si partimos del punto de vista ideológico (Comunistas versus demócratas liberales) podríamos decir que los países que se autodefinen como comunistas (China, Corea) acumulan 440 cabezas nucleares, contra 12.072 de los países autodefinidos capitalistas (Inglaterra, Francia, EEUU, Rusia, India, Pakistán, Israel). Difícilmente China, que viene saliendo de décadas de atraso material y está ahora a la vanguardia de las economías emergentes pensaría en una solución final en esta etapa.

El factor inestable es Corea del Norte, razón por la cual bajo la presidencia de Donald Trump se hizo un importante esfuerzo por disminuir las tensiones en las relaciones bilaterales e intentar replicar los efectos de la reunión Mao-Nixon (1972), que fue construyendo la arquitectura financiera y de infraestructura para que la combinación de inversiones por la vía de las Bancas Financieras), las licencias para el uso de patentes y las posibilidades locales de mano de obra en características de nueva esclavitud en la era industrial, abrieran paso al llamado milagro económico chino.  Aunque el encuentro Corea. EEUU aparece como un fracaso diplomático en la gran prensa, como en su momento terminó dibujándose en la prensa burguesa los efectos de la reunión chino-norteamericana de los setenta del siglo veinte, no hay manera de saber, por ahora, si es así o si la puerta restauradora se ha entreabierto nuevamente en Asia. Es decir, una guerra nuclear por razones ideológicas es altamente improbable y tiene como epicentro a Corea del Norte no a China, ya sea como víctima de un ataque occidental o que esta nación inicie el camino suicida del bombardeo atómico.

Es decir, en el corto plazo no vemos capacidad militar China para imponerse, por eso su aproximación a Rusia, para recompensar y equilibrar, pero los Estados Unidos no son mancos, y durante la administración Trump se construyeron puentes para una distensión de las relaciones más allá de la coyuntura de la guerra de Ucrania. Incluso, un acuerdo chino-ruso y un hipotético inicio de la confrontación nuclear entre este bloque y EEUU nunca sería por razones ideológicas, porque Rusia es abiertamente capitalista y China, aunque mantiene en algunos escenarios internos su narrativa socialista, cuando su presidente Xi va a escenarios como el Foro Económico Mundial se convierte en el mayor defensor de la Organización Mundial de Comercio, la globalización y la libertad de los mercados.

Pero, si pasamos de las auto definidas como socialistas o capitalistas, a las caracterizaciones de las potencias nucleares a partir de la economía, encontramos que China es hoy un país capitalista, dirigido por un partido único que se sigue definiendo como comunista, a pesar que en diferentes momentos de los últimos tiempos ha tenido burgueses en la dirección del partido, algo que diluye la idea Marxista sobre el instrumento político revolucionario. En consecuencia, la brecha real y objetiva, entre países capitalistas y regímenes de “comunismo burocrático hereditario” (Corea), es aún mayor, es decir 12.482 cabezas nucleares están en posesión de países capitalistas contra 30 de una nación que se auto define como comunista (Corea del norte), pero que la izquierda ha abandonado hace tiempo su interés por explicar lo que allí ocurre. Es decir, las razones de un conflicto nuclear por razones ideológicas, como acostumbra presentarlo el Pentágono norteamericano son mínimas.

Respecto al uso de otras naciones de la energía atómica, como Irán, no existe certeza alguna que hayan logrado desarrollar cabezas nucleares, aunque no es descartable que lo haga en el mediano plazo.

Si no es por razones ideológicas veamos las contradicciones económicas. Y allí si es importante la disputa de mercados entre EEUU, Rusia y China y la única forma de lograrlo es produciendo una negociación que reparta los mercados y asegure territorios de influencia para los tres. El peso económico de China le hace poder formar parte esta trinidad. Esta realidad es la que causa preocupación en las otras economías capitalistas consolidadas (especialmente Inglaterra, Alemania y Francia por separado y la Unión Europea en su conjunto), las economías emergentes (India, Brasil, Arabia Saudita, entre otras), los países con dispositivos nucleares aunque su economía no sea tan dinámica (Pakistán por ejemplo) y los países con características políticas excepcionales (como Irán), respecto a cómo pueden quedar sus economías en un reacomodo global de regiones y mercados.

Por ello, agrupamientos como los BRICs son encuadres capitalistas que entran en la lógica de disputa de mercados, como gritando “aquí estamos nosotros, no pueden hacer un acuerdo global desconociendo nuestra capacidad”. Economías de vieja tradición como Canadá y emergente como México prefieren “bailar pegados” a los Estados Unidos en este zarandeo. De hecho, no vemos ningún rasgo que indique que los BRICs tengan la intención (al menos por ahora) de llevar las contradicciones económicas al plano militar, mucho menos al nuclear en un escenario de solución final.

En consecuencia, un escenario no descartable es que las razones económicas lleven a acercar mucho más rápido de lo esperado a China y EEUU y esto termine reflejándose en el plano militar. Como lo advierte Pablo Gil[i] (2023) solo en 2022 el comercio bilateral entre estas dos super potencias alcanzó alrededor de 760 mil millones de dólares, además de 1,8 billones de dólares mediante inversiones en activos físicos y financieros. Y como lo señalaba el presidente chino XI Jinping, un mes antes de la conferencia de San Francisco[ii],  «hay miles de razones para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y China, pero no hay ni una sola para empeorarlas».

En este acercamiento, que no es de corto plazo, sino un escenario de mediano plazo en el cuál las contradicciones construyen los acuerdos, China debería llegar con pies firmes y eso dependería de la posibilidad de llegar a un acuerdo de largo aliento con Rusia, que permitiría combinar capacidad económica (china) con militar (ruso-china) en un tablero de tres. Sin embargo, la propia nueva estrategia internacional norteamericana anunciada por Sullivan en marzo de este año (2023), contempla diálogos bilaterales para reconfigurar alianzas y no solo lo harán con China, sino también con Rusia, en procura de un acuerdo en los marcos el capitalismo. Lo que planteamos es que hay un triángulo de negociaciones bilaterales (EEUU-China, China-Rusia, EEUU-Rusia) que se convierte en el eje de un posible reacomodo capitalista planetario. Este hasta ahora hipotético escenario (no por ello descartable) abriría el escenario de converger en tareas y dominio global a las economías de los tres países (China, Rusia, EEUU) que de conjunto superarían el 46% del PIB global con el control directo del 92,2% de las cabezas nucleares y capacidad de mediación con los países que disponen del 7,57% de esta tecnología (India, Pakistán, Francia, Inglaterra, Israel), quedando solo el electrón libre de Corea del Norte con 0,23% de capacidad.

La única guerra nuclear que emerge como posibilidad desde lo económico, a partir de las actuales correlaciones de fuerzas, sería la destrucción total de Corea del Norte, evento que se presentaría como carta de presentación de un eventual super imperio tricéfalo.  Consciente de esta posibilidad es que Corea del Norte acepta los diálogos con Trump, por ahora interrumpidos en su fase pública, pero no descartable que se retomen en el mediano plazo, más aún ante un posible nuevo mandato del republicano Trump.

  • La relación economía y disposición de armas nucleares

La ecuación entre economías y disposición de cabezas nucleares pareciera ser determinante en la reingeniería del poder o como se suele decir comunicacionalmente, en el surgimiento del Nuevo Orden Mundial.  En el caso de las economías emergentes, algunas de las cuales disponen de cabezas nucleares como es el caso de la India, adquieren un liderazgo especial, como lo han mostrado junto a China en los BRICS, impulsando reagrupamientos para el tablero de negociación que suman a otras economías que no disponen de estas armas de destrucción masiva, como Brasil (el FMI estima que se perfila como la novena economía del mundo), Arabia Saudita, entre otros.

Las economías emergentes que no poseen cabezas nucleares, procuran que lo económico y no lo militar determine los realineamientos, jugando a estar en el anillo próximo al epicentro de lo que va a emerger.  Algo similar a lo que apuestan de manera individual Inglaterra, Francia y Alemania quienes intentan que la disminución de la importancia geopolítica de la Unión Europea no les arrastre.

Águas turbulentas: impactos da assinatura do Tratado Aukus - OPEUFinalmente, las alianzas regionales como las el Indo Pacífico, AUKUS y la trilateral del TLC procuran afinar los equilibrios con las ventajas derivadas de sus ubicaciones territoriales como son los casos de México, Australia y Japón.

Si partimos de ese equilibrio economía + armas de destrucción masiva + alianzas regionales y subregionales como hipótesis inicial de trabajo, esto nos permitiría ir construyendo escenarios de conformación del nuevo orden mundial que superen el empirismo ideologizante y la propaganda apocalíptica como cortina de humo que procura evitar la falta de estudio sistemático sobre el tema.

  • Naciones que reciben material nuclear

En esta etapa de la historia de la humanidad, compartir la energía nuclear es usado como instrumento de negociación geopolítica y para la construcción de alianzas. Todos los imperios lo han hecho a partir de sus ventajas en el terreno del conocimiento, equipos y rutas. Estados Unidos hizo lo propio cuando usó en la década de los setenta su enorme ventaja tecnológica y de patentes para alimentar la disputa Ruso-China y atraer, como en efecto se logró, a la segunda al campo el capitalismo.

El cuaderno “Nuclear Weapons Sharing, 2023[iii]” publicado por FAS en noviembre de este año 2023, plantea otro desafío vinculado a este asunto, el seguimiento al intercambio de material atómico militar entre países, que si bien no han desarrollado cabezas nucleares, si poseen la capacidad para almacenarla y eventualmente usar dispositivos de lanzamiento.

La guerra de Ucrania ha avivado esta tendencia, fundamentalmente de parte de Estados Unidos y Rusia. El Pentágono ha decidido acelerar el proceso de compartir con países europeos, bombas de gravedad B61-12 que pueden ser utilizadas con tecnología de los aviones norteamericanos, mientras Rusia a partir de 2022 está transfiriendo a Bielorrusia sistemas de vectores nucleares y entrenando a personal de ese país para su uso. Esto último como respuesta a la incorporación de Suecia y Finlandia al Grupo de Planificación Nuclear de la OTAN. El mapa a continuación muestra la distribución disuasiva que al respecto adelante la OTAN.

 Nuestra perspectiva es que estos “juegos de guerra”, mucho más efectistas que reales, procuran mover fichas en el tablero, dando la imagen mediática que se escala la confrontación, cuando en realidad son el preludio de acumular para negociar. Este es uno de los factores que está prolongando el conflicto en Ucrania, es decir, las correlaciones de fuerzas que emergerán en la post guerra.

Una cosa es servir de país almacén y operario para el manejo de cabezas nucleares y otra la transferencia efectiva de esta tecnología.  Es más importante para un país interesado en desarrollar su carrera armamentista nuclear, el adquirir la tecnología para enriquecer el Uranio que servir de garaje para ojivas nucleares. Hasta ahora, los países que abiertamente enriquecen uranio, ya sea con fines militares o de uso no militar son contados. Legamente lo pueden enriquecer con fines comerciales (EEUU, Rusia, China, Holanda, Reino Unido, Alemania, Francia, Brasil y Japón), países que procuran estar en el primer anillo que bordeará el centro del Nuevo Orden Mundial.

En este sentido, otra razón estratégica de Rusia es que es el país con mayores reservas de Uranio en el mundo, muy por encima de China y Estados Unidos. En el caso de Irán y Corea del Norte, sus programas de enriquecimiento de uranio no cuentan con la autorización del sistema de Naciones Unidas para comerciarlo, mucho menos de la Agencia Internacional de Energía Atómica.  Por ello, cuando se habla de la carrera nuclear vinculada a la arquitectura geopolítica debemos distinguir entre: a) posesión y capacidad de producir cabezas nucleares, b) tecnología para enriquecer el uranio y c) reservas disponibles de uranio.

  • Europa y los tormentos de la virtud

En 1787 el Marqués de Sade escribía su obra estelar Justine y los infortunios de la virtud. La actual situación de Europa, que había hecho méritos para ser la consentida del imperialismo norteamericano, me hace recordar este drama, porque hoy es la gran perdedora en la guerra de Ucrania, en un reordenamiento de la geopolítica capitalista en la cual se acelera la reconfiguración de su rol porque se había convertido en un fardo pesado para los equilibrios capitalistas emergentes. Europa y luego la Unión Europea habían heredado un papel geopolítico importante al culminar la segunda guerra mundial, una especie de guardián del sacro santo orden capitalista en su región, África, parte de Asia y oriente medio, territorios que hoy conforman el radio de acción económica, política, militar y cultural de rusos y chinos, pero también los Estados Unidos por su cuenta, Turquía e India.

Durante la guerra de Ucrania la Unión Europea y Los Estados Unidos han otorgado más e 77.000 millones de dólares de ayuda a Ucrania (38.300 millones de euros en ayuda económica,17.000 millones de euros en ayuda a refugiados en la UE, 21.160 millones de euros en ayuda militar, 670 millones de euros en el Mecanismo de Protección Civil de la Unión) algo que ha debilitado la ya resentida economía europea. Además, la UE se ha visto sacudida por la elevación de los precios de la energía y la seguridad de suministro, el impacto de las sanciones en el suministro de combustibles fósiles a la región, el suministro de gas que les ha obligado a rebajar en por lo menos un 15% las posibilidades de demandas para el consumo, reducción e la facturación de electricidad, seguridad alimentaria y la política agrícola común, la movilidad de personas y mercancías en cadenas de suministro que antes del conflicto parecían estables y confiables, además de su absoluta inutilidad para detener a Rusia.

En ese marco, ha quedado agrietado el papel de región geopolítica de contención lo cual tendrá efectos en el corto y mediano plazo. Pro es que esto es precisamente el comienzo del camino para la superación de un obstáculo que tenían los escenarios de acercamiento entre EEUU, Rusia y China; el papel geopolítico heredado por la Unión Europea al finalizar la segunda guerra mundial.

  • Las dos caras de la contradicción inter imperialista

En nuestro caso nos interesa estudiar los escenarios actuales de guerra y el desarrollo de la carrera militar nuclear en el marco de la actual fase de contradicciones Inter capitalistas que tiene en su centro a tres grandes vectores de disputa (EEUU, China y Rusia).

Como hemos aprendido en el marxismo, las contradicciones se resuelven por la vía de la exacerbación del enfrentamiento hasta que uno o varios de los factores involucrados se imponga o, por la vía de la integración y el cambio de intensidad de las contradicciones. En este caso, si la primera opción progresa no estaremos aquí para contarlo porque será la destrucción de la vida en el planeta, por ello, nos interesa estudiar las otras evoluciones lógicas dentro de la perspectiva el capital. La primera, mantener de manera infinita una guerra de posiciones en las cuales las caídas de una u otra fuente de poder sean abordadas con la racionalidad de repartos de mercado. Esta posibilidad nos parece altamente improbable porque demandaría un grado de centralidad planeadora que no tiene el capitalismo mundial. La segunda, procesos de fusión e integración parcial que apuntalen a la configuración de una nueva geopolítica global. Esta la vemos más probable y será el foco de trabajo de nuestra línea e investigación sobre geopolítica mundial.

No somos ingenuos respecto a que cada uno de estos desarrollos tiene implicaciones en la epistemología para la construcción de políticas en las izquierdas. Para la izquierda tradicional y el campismo, la narrativa de un enfrentamiento incesante les sirve de marco para justificar alianzas con “enemigos menores”, en la lógica de burguesías dependientes y neocolonialistas versus burguesías progresistas. Para la nueva izquierda radical, es problemático hablar de la posibilidad de un super imperio tricéfalo, sobre todo después de los debates con Negri y su particular enfoque del Imperio en el siglo XXI.

Por eso prefiero plantear, que más que ponernos a desojar la margarita, lo que corresponde es estudiar, con las herramientas el método marxista estos fenómenos:

  1. La globalización y las integraciones de capitales que ha impuesto la financiarización de la economía:
  2. El papel que vienen adquiriendo las grandes bancas y financieras globales en la construcción de una nueva arquitectura de alianzas burguesas, incluso entre los países que sostienen hoy importantes contradicciones de intereses estratégicos;
  3. Las capacidades reales, económicas, tecnológicas y militares para mantener de manera infinita la disputa inter imperialista en un marco de recesión económica:
  4. El papel de la innovación capitalista en el desarrollo del modo de producción capitalista, especialmente su impacto en el mundo el trabajo;
  5. La transformación del régimen biopolítico de reproducción sistémica en el régimen predictivo o como dice Chul Han, de datos.

Estos temas que no son los únicos, abren el horizonte y nos permiten salir del actual atolladero teórico.

  • Conclusión

Algo nuevo esta surgiendo, pero parece que estamos viendo lo nuevo con arquetipos del pasado. Las guerras son el último escalón cuando se agota la política como espacio de negociación económica y geopolítica. La hipótesis que trabajamos es que esas contradicciones tienden al encuentro más que al enfrentamiento.  Ahora bien, el encuentro no es amable ni carente de roces (incluso de guerras como la de Ucrania), por lo contrario, la aspereza será el signo que pueda construir un nuevo orden mundial sólido, sin una guerra de destrucción masiva.

¿Por qué es esto importante para la construcción de políticas de resistencia anticapitalistas e la clase trabajadora? Por varias razones, primero, contribuir a la superación del campismo como uno de los mayores problemas que tiene la izquierda revolucionaria hoy para desarrollar una política contra el capital en todos los territorios. Segundo, porque permite a las corrientes revolucionarias al interior de partidos amplios, explicar la verdadera naturaleza de una contradicción que se presentan como inevitablemente desencadenante de guerras mundiales. Tiene el riesgo de que el conocimiento de las nuevas dinámicas dispare vocaciones sectarias y vanguardistas, algo que no contribuye a relanzar una política revolucionaria en las calles. Pero caa cosa en su momento.

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[1] Profesor invitado de la Universidad Federal de Sergipe, Brasil. Miembro electo del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y Coordinador del GT CLACSO “Capitalismo digital, políticas educativas y pedagogías críticas” (2023-2025). Miembro del Secretariado del Congreso Mundial contra el Neoliberalismo Educativo (Río de Janeiro, Brasil, octubre 2024). Integrante de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), la Fundación Kairos y la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS). Investigador del Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación (CII-OVE). Investigador asociado al eje “trabajo docente” de la CRES+5 a realizarse en Brasilia, Brasil, abril 2024. Contactos: luisbonillamolina.62@gmail.com

¿Una guerra nuclear como solución final?

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Luis Bonilla-Molina

Actualmente es el Coordinador Internacional de la RED GLOBAL/GLOCAL POR LA CALIDAD EDUCATIVA. Miembro fundador e integrante de la Directiva de la Sociedad Iberoamericana de Educación Comparada (SIBEC). Investigador miembro del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), como Presidente de Centro Miembro. Profesor universitario. Investigador perteneciente al Programa de Estimulo al Investigador y al Innovador (PEII). Investigador miembro de Latin American Studies Association (LASA). Es el primer venezolano en integrar el International Task Force on Teachers for Education for All de UNESCO. Además es Presidente del Consejo del IESALC (UNESCO). Así mismo, Director y Coordinador del Programa de entrevistas para redes sociales e investigadores sobre calidad de la educación y otros temas de ciencias sociales: La otra mirada. Es el Presidente fundador de la Sociedad Venezolana de Educación Comparada (SVEC), Organización miembro del World Council of Comparative Education Societies. Usuario y colaborador permanente de la lista internacional especializada EDU-COMP. Coordinador General de la Maestría en educación Comparada del ALBA. Director - editor de la Revista COMUNA. Integrante del Autor de diecisiete publicaciones sobre educación y política; su más reciente trabajo publicado se titula: Calidad de la Educación: ideas para seguir transformando la educación.

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