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“La belleza es revolucionaria”. Una conversación con Silvia Federici y Begonia Santa-Cecilia

Por: Emanuela Borzacchiello

 

La belleza y la relación con las madre, entre otras cosas se tejen el libro Yuyu, flores y poemas, de la pensadora Silvia Federici y la artista Begonia Santa-Cecilia. Un libro construido a partir de la correspondencia en medio de una pandemia, que también fue una forma de conspirar y respirar juntas al mismo tiempo.

CIUDAD DE MÉXICO.- La belleza como mecanismo revolucionario para contrarrestar pensamientos autoritarios y patriarcales. La belleza como antídoto para cuidar un cuerpo y un mundo enfermos. La belleza para recuperar el potencial transformador de los gestos cotidianos que realmente importan para sustentar y reproducir la vida. Entre poesías y pinturas, la belleza es la hebra que teje el libro Yuyu, flores y poemas, de la pensadora Silvia Federici y la artista Begonia Santa-Cecilia, amigas desde que se encontraron en una plaza –la del movimiento Occupy Wall Street– y alrededor de una ausencia: la pérdida de sus madres.

Un libro que se construyó gracias a un intercambio epistolar de flores pintadas por Begonia y poemas escritos por Silvia. Begonia y su compañero, el escritor Luis Moreno Caballud, editan los poemas y ponen en el titulo una palabra que es clave en el poemario de Silvia: Yuyu, un término empleado en origen para designar algunas de las prácticas espirituales de las sociedades tradicionales del África Occidental.

Con las dos coinspiradoras del libro conversamos entre New York City y Ciudad de México.

Y yo, ¿qué le puedo enviar?

–Nos conocimos con Silvia en 2011 durante el movimiento Occupy Wall Street (OWS) organizando un foro sobre la importancia de los bienes comunes. Al poco tiempo creamos en Nueva York un grupo de investigación feminista sobre las violencias, activo hasta el día de hoy: Feminist Research on Violence–, cuenta Begonia.

En aquel momento, el movimiento de Los Comunes del que nos habla Begonia fue clave para revitalizar un paradigma de cooperación y equidad que remedia nuestro mundo y crear nuevas redes de pensamiento crítico en EEUU. Desde entonces, los trabajos de Begonia y Silvia se entrelazan, dando forma a diferentes tipos de materiales como la película “Más allá de la periferia de la piel” de 2022 o “Silvia Federici y la reproducción de la vida” de 2019, un corto que narra, con un ritmo incesante, como el capitalismo intenta apropiarse del trabajo invisible que sustenta nuestras vidas.

El intercambio y la conversación entre ellas se transformó en una práctica feminista que nunca se interrumpe, ni siquiera durante la pandemia. Gracias a la reapropiación de un gesto antiguo, como es la correspondencia, las dos amigas se enviaron cartas y lograron recuperar una materialidad que se expresa mediante las poesías y las pinturas y, no sólo, a través de los cuerpos.

–Durante la pandemia de covid, en el momento de toda esta tristeza, este sentido preponderante de muerte y violencia, Begonia me envió una flor que había pintado. Así que me pregunté: ¿y yo, qué le puedo enviar? Pensé en enviarle mis poemas–, dice Silvia.

La correspondencia entre amigas reactivó el archivo donde Silvia había guardado textos inéditos escritos desde los años setenta. A pesar de que es conocida, sobre todo como filósofa y ensayista, durante toda su vida Silvia escribe poesía cuando está en medio de un dolor, de una lucha o de un deseo.

Cartas infinitas; inspirar y respirar juntas

El hilo conductor de mis poemas es la ironía– dice Silvia–. Hay diferentes temas: la política, el dolor, la sensación de una nostalgia asociada a una pena que siempre me acompañó en toda mi vida. Es como un dolor ontológico. El dolor del ser.  Enviar cartas permite abrir un espacio donde es posible compartir todo este mundo con la otra persona y, al mismo tiempo, estás reflexionando por ti misma. A mí me gustaba muchísimo escribir a mis amigas. Con mi compañero George tenemos una pila de cartas infinitas. Cuando estaba en Nigeria, nos escribimos una cada día. Poder enviar mis poemas en forma de cartas a Begonia fue crear un espacio especial, ni completamente personal, ni público. Entonces, lo que hicimos fue recrear este espacio en este libro.

El libro Yuyu, flores y poemas es también un ejercicio de conspiración: inspirar y respirar juntas.

–Sí, la idea del conspirar. El conspirar significa que la gente se junta, las cosas no suceden automáticamente, hay una decisión, una responsabilidad, es como respirar juntas al mismo tiempo. Nuestra correspondencia fue una forma de entrar en una especie de ritmo de conspiración juntas–, insiste Silvia–. Por otra parte, como se dice en el poema “Elogio de la teoría de la conspiración”, también los poderosos conspiran, de una forma muy distinta. No son las leyes las que automáticamente les obligan a matar, a mutilar, a aterrorizar, a torturar, sino que conspiran para hacerlo. Esto significa que hay decisiones, que hay personas que quieren esta muerte, que organizan, que deciden que ciertas vidas no valen nada.

Gracias al espacio que crearon con el libro, las autoras trazan y nos comparten un itinerario de reflexiones.

Un momento utópico

–Al principio de la pandemia empecé a pintar estas acuarelas como un pequeño ejercicio de cada día–, narra Begonia–. El arte y la poesía son herramientas políticas fundamentales para desaprender las formas de vida capitalistas, patriarcales y colonialistas. Herramientas que ayudan a enfocarnos más en el sentir que en el producir. Nos abren a otras maneras de percibir y estar en el mundo.

Dice Silvia:

–La pintura es un momento utópico. Pintar flores y activar una correspondencia es una forma de almacenar lo que importa de la vida en forma creativa, en forma imaginativa.

El cuidado de una madre

En el libro Begonia y Silvia reúnen, guardan o registran colores y temas claves que nos ayudan a recuperar prácticas feministas, como la importancia del compartir la experiencia de cuidar el cuerpo enfermo de una madre.

Dice Begonia:

–La relación con Silvia se hizo más intensa tras una conversación que tuvimos sobre la enfermedad de nuestras madres, sobre el sufrimiento que conlleva a nivel físico y emocional todo lo que hay que hacer cuando una cuida. Estás cuidando, pero ¿quien cuida a los que cuidan? La muerte de mi madre coincidió con el nacimiento de nuestro hijo y fueron momentos muy difíciles porque ya no tienes a tu madre y al mismo tiempo tienes que hacer el papel de madre. Una tremenda mezcla de sentimientos.

Dice Silvia:

–La experiencia del cuidado de mi madre fue como una inversión de roles: ella se transformó en mi hija. Tuve que aprender a relacionarme con su cuerpo: todos los días la limpiaba, le pasaba la crema, la masajeaba. Restablecí una relación corporal muy íntima con ella. Cuando murió me costó mucho dolor, porque para mí fue como vivir una segunda separación, la que se vive al nacer cuando nos separamos del cuerpo de nuestra madre. Durante su enfermedad le peinaba sus cabellos, le ponía un poco de color en su cara para darle un poco de alegría. Era importante ponerle un poco de perfume. Le compraba camisetas rojas o azules para hacerle sentir que no era el fin. Cuando murió fue un gran dolor, una sensación corporal de ausencia muy fuerte.

El Museo de Silvia

En el libro el entrelace de flores y poemas genera una explosión de colores y perfumes que revitalizan los ritmos de nuestras sensaciones corporales. Abrir este libro es entrar en el espacio íntimo de sus autoras y compartir una amistad cómplice.

-Silvia tiene su casa llena de pinturas, fotografías. Objetos que cambia de lugar todo el tiempo. Es como un museo que nunca se acaba, y le llamo el Museo de Silvia- cuenta Begonia-. El Museo de Silvia es una forma de vida. Convive con todas esas imágenes, con esas pinturas, con esas cosas que están hechas por otras personas y sus sensibilidades. Muchas de las cosas que tiene son objetos de arte hechos por mujeres de otros lugares, por artesanas, por artistas. Silvia pintaba cuando era joven. Ha cultivado siempre – y nos enseña a cultivar- esta conexión entre estética y política.

El libro Yuyu, flores y poemas, publicado por la editorial La Oveja Roja se distribuye en México por la Librería La Volcana lugar común.

Fuente de la información e imagen:  https://piedepagina.mx

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H. Maturana y las filosofías: «ser racional»

En 1989, el sociólogo Ernesto Tironi acoge unas conferencias de Humberto Maturana en el Centro de Estudios del Desarrollo, en Santiago de Chile. Se publican como libro con un título largo que incluye: “Educación y política” y “Emociones y lenguaje”. De la página 6 de éste, me ocupo de la sección 2.2 con el subtítulo  “Racionalidad y lenguaje”.

Maturana, podríamos decir, fue un biólogo con derivaciones filosóficas –aunque hay muchos académicos que lo dirían: biólogo y humanista. Veremos…

Destaco este párrafo en el comienzo de esta sección acerca de “racionalidad y lenguaje”:

¿Qué somos? ¿Qué es lo humano? Corrientemente pensamos en lo humano, en el ser humano, como un ser racional, y frecuentemente declaramos en nuestro discurso que lo que distingue al ser humano de los otros animales es su ser racional.

La frase “ser racional” me propone dos palabras, cada una comprendiendo mundos completos de sentido.

“Ser” resulta palabra eje o arcaica o inicial de la invención/descubrimiento de la filosofía en la Grecia antigua de los lenguajes de su mitología. No la voy a comentar pq involucra demasiados pre/dicamentos.

Pero “racional” sí. Por <racional-razónracionalidad> los modernos humanos (hij@s e hijastr@s de Europa), entendemos una interpretación del logos griego antiguo. Logos fue traducido al latín romano como ratio –-se nota inmediatamente la transformación/el salto. Con ello se generó una interpretación que separa del sentido inicial griego. Logos dice, m/m, pensar acogiendo palabras de una cierta buena manera (diría: deviniendo consciente de las reglas que uno utiliza). En cambio, ratio dijo pensar calculando de modo que la frase quede correcta, devenga “capaz .de verdad”.

El logos no se separa mucho de la “intuición” –palabra también de etimología latina: in-tuitio = ver/tocar adentro[1]. En cambio, ratio (que devino razón, la razón moderna, la que define lo que la racionalidad “es”), se separa para conectar con una norma o convención fundada, llamada comúnmente “método”.

A mi comprender, la razón deviene entonces una ratio que se relaciona con otra ratio –ya no con eso amplio que hemos nombrado “intuición”, y que me parece que Maturana tiende a llamar “emoción”, pero que a mi se me dificulta repetirlo así (ya lo intentaré “explicar”)…

La cultura moderna institucionaliza (o “naturaliza” como se dice ahora; se invisibiliza el gesto hegemónico, de poder cultural-anónimo, que convierte lo convencional en “hechos fácticos o naturalizados” –lo que implica el dualismo de “cultura & Naturaleza”), institucionaliza la razón como interpretación de la ratio con “método”, como cosa/hecho fundamentado-correcto-unívoco-inapelable…

Maturana permanece en esta hegemonía de discurso. ¿Qué quiero decir con esto? Que acepta ese hecho como fáctico: <que hay razón y hay “emoción”>, y que se deben considerar como fundamentalmente diferentes –y hasta opuestos, asunto que genera luego in/terminables esfuerzos modernos por re/unirlos. En cierto modo, la razón “es” lo que no tiene “emoción” –“es” la frase que oculta/disimula/desconoce/controla eso “otro”, que entonces aprende a llamar “emoción”.

Y lo contrario, “es”, aproximadamente, la “emoción” –lo otro ajeno a razón. Que Maturana enseña a llamar o relacionar con las palabras: “acción”, “dominio de acción” –es decir, que se puede reconocer en el fenómeno de las acciones (y que yo prefiero llamar “lo del cuerpo humano”).

Y, creo, Maturana no estaría lejos de mi interpretación, en cuanto que habla de “biología del conocimiento” o “biología de la acción” (humana) –y esta “biología”, me parece, señala el elemento: cuerpo/movimiento/músculo/sangre/respiración/fisiología/“sistema nervioso”,

(o como quiera llamársele pq todas estas palabras están dichas ya dentro de la razón-racionalidad moderna y en la escisión)…

A mi parecer, cierta experiencia actual de vida –pensada por ciertas filosofías contemporáneas-, intenta hacer el viaje de regreso a ese “antes” de la separación institucional-cotidiana (y filosófica), de <emoción/ razón>. Para nosotros, no es ni necesario ni adecuado pensar-actuar desde este dualismo.

En el fenómeno, o sea, en el darse de las cosas humanas, nos parece que no se da –precisamente-, ninguna separación dualista necesaria de <razón/emoción>.

Por eso, creo que yo puedo pensar bailando. Y escribir como danza. O siento-pensando –salvo que sin estas categorías. O sea, puedo decir eso con cierta tranquilidad. Sin entusiasmos ni autoridad.

Lo propongo…

En el libro <Estudio del sol>, algo parecido hago que diga Baltasar Gracián, hombre pensante del siglo XVII, de Oro, en el reyno de Aragón (antes de España) –en las págs. 17 a 21.

Más contemporáneos, lo han pensado y escrito gente como M. Heidegger y H. G. Gadamer en Alemania siglo XX. Y en Francia, monsieur Jacques Derrida (+ en 2004, cuando estudiaba yo un doctorado en la Facultad de Filosofía de la UACH – Valdivia).

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Según estas propuestas, pueden ustedes anticipar, aproximadamente, lo que podría opinar yo de lo que sigue en esta sección 2.2 de Maturana. Por ejemplo:

<Quiero llamar la atención de ustedes sobre estas afirmaciones que se hacen en el supuesto implícito de que es absolutamente claro lo que uno dice, y quiero hacer esto porque estas afirmaciones, hechas así, con tanta soltura, constituyen de hecho anteojeras como las que llevan los caballos para que no se asusten con el tránsito de los vehículos que los adelantan en una carrera más veloz que la suya.

Se ven pocos caballos con anteojeras en Santiago, pero en el campo las anteojeras aún se usan. ¿Con qué propósito se usan?, se usan para restringir la visión. Si un caballo ve algo, un vehículo, por ejemplo, que viene rápido por el lado, se asusta y echa a correr. Si lo ve cuando el vehículo ya pasó, su reacción es distinta.

Todos los conceptos y afirmaciones sobre los que no hemos reflexionado, y que aceptamos como si significasen algo, simplemente porque parece que todo el mundo los entiende, son anteojeras. Decir que la razón caracteriza a lo humano es una anteojera, y lo es porque nos deja ciegos frente a la emoción que queda desvalorizada como algo animal o como algo que niega lo racional>

Esta última sería LA tesis de Maturana. Cuando Maturana dice “anteojeras”, yo prefiero “pre/juicios”. Cuando “desvalorizada”, yo prefiero “hegemonizada”. Y la “negación de la razón por la emoción”, el habitar el mundo desde un dualismo cultural y época.

[1] Etimología. Del latín medieval intuitio, intuitiōnis, derivado de intueor, intuērī («observar, considerar»), compuesto de in («en, dentro») y tueor, tuērī («mirar»).

Fuente de la información e imagen:  https://www.elquintopoder.cl

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Organizaciones sindicales en Perú protestan contra políticas de Boluarte

Sindicatos iniciaron protestas contra las políticas que aplica el gobierno de la presidenta Dina Boluarte y las que promueve el Congreso de la República.

En Perú, los sindicatos iniciaron protestas contra las políticas que aplica el gobierno de la presidenta Dina Boluarte y las que promueve el Congreso de la República, catalogado por sus detractores como una “coalición autoritaria”.

 

La convocatoria la realiza la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), así como de diversas organizaciones sindicales y políticas, y está prevista para las 13 horas en la Plaza Dos de Mayo, ubicada en Lima. Desde allí comenzará la movilización, que cuenta con el respaldo de diversos partidos, como Juntos por el Perú, de izquierda.

 

Este mes, en otros puntos de Perú, se han realizado todo tipo de protestas, como el paro de 48 horas anunciado el miércoles por el Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho, luego de un fatídico accidente que dejó más de 20 muertos en la región Huancavelica.

 

El paro nacional de este viernes será el anticipo de unas jornadas de movilización que se prevén mayores, agendadas para los días 27, 28 y 29 de julio, cuando Perú conmemore su independencia y Boluarte brinde su mensaje a la nación.

 

Conocedora de esta situación, la jefa de Estado apeló a un nuevo diálogo nacional, antes de referirse a posibles “actividades violentas” y abogar por un país pacífico. “Una patria donde se respire paz. No tenemos necesidad de bloquear carreteras”, dijo.

 

Fuente: https://www.laradiodelsur.com.ve/sindicatos-iniciaron-protestas-contra-las-politicas-que-aplica-el-gobierno-de-la-presidenta-dina-boluarte-y-las-que-promueve-el-congreso-de-la-republica-en-peru-protestan-contra-politicas-de-boluarte/

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América Latina de cara al siglo XXI: entre la desesperanza y la descolonización consciente y organizada

POR MIGUEL SOBRADO Y JUAN JOSÉ ROJAS

 

Introducción

La mayor parte de la extensión del continente americano y de su riqueza, incluida su población, se encuentra en Latinoamérica, pero esta parte de la región se ha convertido en el “patito feo”, por la falta de oportunidades para los excluidos y las malas condiciones imperantes.

 

Hoy en día, desde todos los países del subcontinente latinoamericano, salen caravanas intermitentes de miles de migrantes desesperanzados, con rumbo hacia Norteamérica. La desesperanza cunde en la región latinoamericana que parece haber perdido el sueño martiano de una América Latina protagónica en el mundo contemporáneo. Esto ocurre, después de siglos de gobiernos autoritarios y de décadas de sanciones impuestas por los Estados Unidos a las naciones de la región que no aceptan su hegemonía, a lo que se añade la violencia creciente del narcotráfico y la corrupción concomitante del clientelismo. La respuesta espontánea e inmediata ha sido la desesperanza traducida en migraciones masivas de millones de personas afectadas.

 

Dos factores preponderantes han condicionado este éxodo: la herencia de la servidumbre y la esclavitud, y las condiciones de tutelaje neocolonial, especialmente por parte de los Estados Unidos. En este documento, analizaremos la relevancia que han tenido y tienen estos factores en la configuración de los sistemas estatales y sociales, para proponer medidas que permitan mitigar e iniciar la transformación de los círculos viciosos prevalecientes, en nuevos procesos virtuosos que puedan modificar, en el mediano plazo, la situación regional.

 

 

El reto es ver la realidad latinoamericana, más allá de los estereotipos negativos y personalistas y de países individuales, para analizarla como un sistema específico, configurado por las condiciones históricas propias y las del entorno mundial. Bajo esta perspectiva, al identificar y comprender la naturaleza de estos sistemas, en lo que comparten y difieren, es factible proponer apalancamientos claves que permitan su transformación en modelos de desarrollo con bienestar social y en armonía con la naturaleza.

 

La herencia colonial

Nuestra institucionalidad tiene sus raíces en el sistema político centralista de los reinos y los virreinatos de los cuales dependían las decisiones políticas y económicas. En la época colonial, para todos los emprendimientos de conquista de nuevos territorios o explotaciones económicas, como las minas o las plantaciones agrícolas, se requería la autorización y subordinación, de sus promotores, a las disposiciones establecidas y a los monopolios reales.

 

La riqueza, dentro de este ordenamiento económico vertical, fue generada mayoritariamente por la mano de obra servil, a través de las encomiendas, a las que quedaron atadas las poblaciones indígenas y que se otorgaba por la autoridad real a los conquistadores. Posteriormente, a lo largo del extenso periodo colonial, se incorpora la esclavitud de los africanos, de forma masiva para el desarrollo de minas y haciendas.

 

Desde aquél entonces, el centralismo, como forma de gobierno, promueve las relaciones verticalistas e incuba un clima para la dependencia y corrupción, al mismo tiempo que desalienta la participación de las comunidades en sus propios asuntos.

 

Este ordenamiento colonial, gestionado de forma centralista y basado en la servidumbre y la esclavitud, es heredado por los criollos. Éstos sintiéndose discriminados por los privilegios de que gozan los peninsulares y que los mantienen alejados de la gestión local, proclaman la independencia a inicios del siglo XIX.

 

 

Los nuevos Estados, surgidos de las guerras de independencia contra las coronas española, portuguesa y francesa, mantuvieron la estructura centralista de poder y, si bien abolieron formalmente y, de forma progresiva, la esclavitud, reservaron para los criollos el control del poder, basado, al igual que en la época colonial, en el monopolio sobre grandes extensiones territoriales, expropiadas a las comunidades indígenas, dentro de un sistema de relaciones de dominación que ofrecía muy pocos canales de avance social, al mismo tiempo que mantenían los prejuicios étnicos y de clase, de forma abierta o subyacente (Sobrado y Rojas, 2006).

 

De tal forma que, aunque formalmente los indígenas, los afroamericanos, los mulatos y los mestizos, se convirtieron en ciudadanos, en los hechos, estaban desprovistos de medios de producción, de oportunidades efectivas de avance social y de derechos civiles y políticos. En estas condiciones, resultó prácticamente imposible que tales sectores sociales pudieran ejercitar sus destrezas empresariales, asociativas y cívicas. La emergencia de cualquier atisbo de capital social fue severamente bloqueada.

 

El caso de Haití resulta paradigmático al respecto, ya que habiendo sido el primer país que alcanzó su independencia, logrando establecer en 1804 la primera república del continente creada por esclavos, muy pronto devino en una nación pobre y atrasada. La no superación de los lastres de origen, sumada a la deuda astronómica que le impuso Francia, le han acarreado, hasta el día de hoy, una trágica e injusta historia.

 

 

Visto en retrospectiva, tanto la conquista como la colonización posterior, despojaron a los países latinoamericanos, tanto de la tierra y del fruto de su trabajo servil o esclavo en las haciendas y minas, como de su identidad étnico-cultural, negando la riqueza de sus tradiciones ancestrales y de gran parte de sus valores filosóficos y estéticos, los cuales fueron invisibilizados o borrados por la cultura dominante.

 

El tutelaje neocolonial

En 1820, cuando nacían las nuevas repúblicas, los Estados Unidos, la nueva potencia emergente en la región, proclamaba la doctrina Monroe, bajo la consigna: “América para los americanos”, que se transformó, de hecho, en América para los norteamericanos, empezando por la ocupación y anexión, en la década de 1840, de la mitad del territorio de México.

 

Esta expansión, es retenida temporalmente, por Inglaterra, la potencia dominante a escala internacional. En aquél entonces, cuando las tropas norteamericanas pretenden ocupar Centroamérica. La férrea oposición inglesa, los obliga a firmar el Tratado Clayton Bulwer, mediante el que ambos países se comprometen a no tomar colonias en la región.

 

Si bien formalmente los norteamericanos, en virtud del Tratado arriba mencionado, no pudieron ocupar con su ejército los territorios de Centroamérica, si crearon la figura del filibusterismo, como iniciativa privada destinada al mismo fin. Cabe destacar que esta estrategia fue aplicada inicialmente en Cuba, por parte del militar venezolano Narciso López, quién era partidario de la política anexionista de los Estados Unidos. Entre 1848 y 1851 organizó varios intentos de invasión a territorio cubano con grupos de voluntarios de varios estados del sureste de los Estados Unidos, que fracasaron estrepitosamente. En la última de ellas, ocurrida en Bahía Honda, Pinar del Río, fue capturado por las tropas españolas, siendo ejecutado a “garrote vil”, el 1 de septiembre de 1851, en la explanada de La Punta, en la ciudad de La Habana.

 

Pese a este fracaso momentáneo, la práctica del filibusterismo es trasladada a Centroamérica, siendo impulsada y financiada principalmente por los grupos de poder político y económico del sur racista, con la finalidad de ocupar primero Nicaragua y expandirse posteriormente a toda la región.

 

 

En este contexto, la decisión del gobierno de Costa Rica de formar un ejército profesional para enfrentar a los filibusteros gozó tanto del respaldo de Inglaterra, que le vendió los fusiles minie, los más avanzados de la época, como de Cornelius Vandervilt, dueño de la Compañía del Tránsito, cuyos buques habían sido expropiados por los filibusteros. De manera paralela, se logró la incorporación de los ejércitos de Centro América que se integraron a la guerra, consiguiendo derrotar a los filibusteros.

 

Pero, sin importar que los filibusteros hubiesen sido repelidos en el campo de batalla, los Estados Unidos continuaron interviniendo, diplomática y militarmente y, de manera creciente, en la región, a lo largo de los siglos XIX y XX, considerándola su patio trasero.

 

Así, a medida que crecía su importancia económica y militar, y con la finalidad de asegurar su hegemonía sobre el subcontinente latinoamericano, los Estados Unidos promueven intervenciones militares directas y golpes de Estado para imponer regímenes dictatoriales proclives a sus intereses. A lo largo del siglo XX llegaron a intervenir más de 20 veces. Dentro de estas intervenciones, se destacan: la ocupación de Nicaragua en los años veinte y los golpes de Estado en Guatemala en 1954 y en Chile en 1973, dadas las graves repercusiones provocadas por tales acontecimientos sobre la vida democrática de esos países. El primer gran rechazo, contra su política expansionista lo encuentran en Nicaragua con la guerrilla de Augusto César Sandino, un rebelde, que logró derrotarlos militarmente, aunque terminó siendo traicionado por la Guardia Nacional, formada por los norteamericanos antes de evacuar a su derrotado Ejército.

 

De manera especial, durante la segunda mitad del siglo XX, florecen dictaduras violentas promovidas por los Estados Unidos, que crean un clima de malestar e insurrección en gran parte del continente, especialmente después del derrocamiento por la fuerza del gobierno de Jacobo Árbenz en Guatemala, que se manifiesta, entre otras formas, en la creación de la Legión Caribe, una alianza de opositores para derrocar a las dictaduras. Este ambiente socio-político y cultural, se ve reflejado, entre otras expresiones artísticas, en las obras literarias de Mario Vargas Llosa, como ‘Tiempos recios’, que versa sobre el derrocamiento del gobierno legítimo de Guatemala; ‘La fiesta del chivo’, que trata sobre los efectos de la dictadura de Trujillo, en República Dominicana, y la que probablemente fue la más popular en su época: ‘Conversaciones en la Catedral’, en la que aborda el pesimismo y la corrupción moral reinante en la sociedad peruana bajo la dictadura del general Manuel A. Odría.

 

Revolución cubana (1959).

En medio de este contexto adverso y desolador, emerge con fuerza, la Revolución encabezada por la guerrilla cubana en 1959, como símbolo de la resistencia y de la dignidad latinoamericanas. Inspirada en el pensamiento de José Martí y dentro del marco de un mundo de potencias bipolar, se inclina hacia el socialismo y establece una alianza con el bloque soviético que le permite sobrevivir. De esta manera, el surgimiento de la revolución cubana obliga a los Estados Unidos a revalorar parcialmente su relación con América Latina, poniendo en marcha una estrategia de contención, basada en dos componentes. Por una parte, ofreciendo “la zanahoria” de La Alianza para el Progreso, en 1961, con la cual busca reorientar el desarrollo económico de los países latinoamericanos y, por otra, con “el garrote”, promoviendo el bloqueo a Cuba y fortaleciendo las dictaduras anticomunistas en toda la región, entre las que se destacan por su crueldad las de Argentina, Brasil y Chile. De igual modo, se involucra militarmente en la guerra contra las guerrillas en Centro América, en los años 70s y 80s. Guerra con la que, una vez más, pretendió ocupar Centro América, pero que, tras largos años de muerte y destrucción, se vio obligado a negociar el Plan de Paz, promovido por los presidentes de la región con el respaldo de los demócratas norteamericanos y de los social-demócratas europeos.

 

 

 

 

El bloqueo a Cuba tuvo, desde sus inicios, dos propósitos: el de afectar a la población civil que mayoritariamente apoya a la Revolución, para que cambiara de opinión y, establecer un precedente de cara a toda la región, para desalentar a los demás países para que se abstuvieran de tomar medidas autónomas adversas a sus intereses. La aplicación del bloqueo se hizo y se sostuvo a contrapelo del derecho internacional y de la voluntad de la casi totalidad de los miembros de la Asamblea de las Naciones Unidas que, reiteradamente han exigido su levantamiento.

 

Aunque el objetivo de crear una opinión interna adversa al gobierno cubano, que condujera a su derrocamiento, no fue alcanzado y aún con el hecho de que desapareciera, desde 1991, la Unión Soviética y con ella el peligro de una amenaza estratégica, el bloqueo se mantiene hasta el día de hoy y se ha agudizado con sanciones adicionales, derivadas de la declaración de Cuba como país “promotor del terrorismo”, la cual se produjo con la intención de satisfacer intereses locales y mantener la disuasión de comportamientos “inamistosos” de los otros países del continente. Estas sanciones que se han extendido a Venezuela y Nicaragua han contribuido significativamente a desatar las grandes migraciones hacia el norte.

 

La aparición del narcotráfico, su impacto en los Estados y en el equilibrio regional

Con la aparición del negocio del narcotráfico, en gran escala, impulsado inicialmente por Pablo Escobar, cambian los ejes del poder centralizado en una pequeña elite nacional, a la que ya no es preciso pedirle permiso para hacer negocios. Su poder actual como transnacional es tan grande que se permite retar el poder de los Estados y minarlos progresivamente, aprovechando las redes de corrupción institucionales y penetrando los poderes locales, especialmente en las zonas deprimidas. En poco tiempo, se han apoderado de Estados completos, así como de numerosos municipios y regiones en las que su palabra es la ley del fusil. En los Estados Unidos y Europa se encuentra su principal mercado, en donde han desarrollado, dada la pasividad de sus autoridades, densas redes de apoyo con las que las desafían permanentemente.

 

 

Por todo ello, el narco debe ser visto como una enorme y poderosa empresa descentralizada, que se está constituyendo progresivamente en una opción de poder, reclutando y dando oportunidades a las grandes masas de excluidos de los mecanismos tradicionales de generación de ingresos y de avance social. Una opción de poder creciente en el contexto de desigualdad y exclusión social prevalecientes y que tiende a imponer un orden económico y social despótico y autoritario.

 

Una especie de neo feudalismo en pleno siglo XXI. Un enemigo muy peligroso que sólo puede ser enfrentado con organización desde las bases territoriales, fortaleciendo la inteligencia policial y actuando sobre las causas generadoras de la exclusión social y la impunidad.

 

La emergencia de nuevas condiciones y tendencias en el mundo y América Latina

En la segunda década del siglo XXI, asistimos al ascenso vertiginoso de nuevas potencias económicas como China, India, Sur África, Rusia y Brasil, fenómeno que está cambiando el panorama de poder mundial unipolar prevaleciente desde la desintegración de la Unión Soviética en la última década del siglo XX.

 

El peso creciente de China y las repercusiones de su éxito económico y social han aglutinado a estas potencias, cuya participación en la economía mundial se acercará en el 2030 al 40%, constituyéndose en un nuevo eje de poder que rechaza el ordenamiento unilateral y al margen del derecho internacional que, en forma de sanciones, imponen los Estados Unidos a quienes no comulgan con sus intereses. La actual coyuntura internacional es, por tanto, favorable al cambio pues ya no existe una hegemonía donde impere solo “la ley del garrote” a través de sanciones y golpes de Estado, sino que florece un mundo multipolar que genera alternativas y posibilidades de nuevas alianzas.

 

 

Dentro de este contexto, Brasil y México, entre otros, han venido jugando un papel relevante en la ampliación de los derechos soberanos del conjunto de las naciones de América Latina y han implementado políticas significativas en la perspectiva de recuperar y fortalecer su soberanía económica y política; sin embargo, tales medidas siguen siendo débiles e incompletas por carecer de una base social de apoyo que respalde los cambios, así como de inclusión social a través de la educación y otros mecanismos de promoción y organización social.

 

Simultáneamente, al interior del continente, se está produciendo un reacomodo de fuerzas, en cuyo marco, la social democracia y el socialismo clientelista han venido perdiendo respaldo por las prácticas corruptas que los acompañan, al tiempo que crece el populismo de derecha, aderezado, en varios casos, con tintes preocupantes de carácter neofascista que van más allá de la simple retórica discursiva.

 

El peso de la corrupción endémica

El centralismo, en condiciones de falta de oportunidades y de participación de las grandes mayorías de excluidos, origina la corrupción clientelista, esto es, el manejo de personas y organizaciones por prebendas, a cambio de llevar o mantener en el poder a los oligarcas de la clase política. Los dirigentes de estas organizaciones, a su vez, en cuanto tienen acceso al poder, se reparten la mejor tajada (Trocello, 2008). Esta práctica no es un atributo exclusivo de la derecha sino también de una parte importante de los movimientos que claman por la sociedad del bienestar.

 

Teniendo como prioridad el interés propio, al llegar al poder manejan la hacienda pública con ese criterio, provocando un desajuste financiero que termina afectando, en primer lugar, a quienes deberían ser los beneficiados del bienestar, provocando desesperanza e indignación. Sólo así puede explicarse que la mayoría de los argentinos escogieran a un presidente esquizofrénico y delirante como Javier Milei.

 

 

En el campo de las privatizaciones, la derecha ha exhibido un gran oportunismo y corrupción, al hacer negocios comprando por una bicoca empresas públicas para venderlas después con grandes ganancias (Piketty, 2019). Lamentablemente ese oportunismo no ha sido solo de la derecha sino también de la llamada izquierda, tal como se ha podido constatar con las expropiaciones de las grandes empresas y haciendas adjudicadas, no a los trabajadores organizados como correspondería, sino a los dirigentes políticos como sucedió en Nicaragua.

 

Hacia el futuro inmediato: aprovechar cambios externos para ejercer soberanía y consumar transformaciones internas que hacen falta

Como se ha expuesto a lo largo de este trabajo, el tutelaje estatal o patriarcal, junto con la exclusión masiva de los sectores populares de las dinámicas económicas y políticas, limitan el desarrollo de las personas y también de países y continentes enteros, dando lugar a la configuración de escenarios de decadencia institucional avanzada (Fukuyama, 2016). En contraste, el capital social y la cultura cívicas indispensables para impulsar el desarrollo económico y social sólo pueden emerger en condiciones de autonomía y libertad asociativa, por lo que el empoderamiento ciudadano aparece como una condición si ne qua non de cualquier intento de transformación efectiva de la realidad que nos afecta.

 

Por otra parte, si se sabe aprovechar, la nueva coyuntura internacional abre espacios para que los países latinoamericanos ejerzan su soberanía de forma cada vez más plena. Ciertamente, los Estados Unidos no renunciarán fácilmente a su hegemonía regional, pero factores ideológicos e intereses creados la van a limitar, entre ellos, la garantía de su propia seguridad y la necesidad de acceso a los recursos vitales del continente. Todas estas circunstancias, aunadas a la lucha de resistencia de los pueblos y a una hábil negociación con las potencias económicas en ascenso, los obligarán a ir modificando su actitud hacia Latinoamérica.

 

 

A su vez, el cada vez más grave estado de salud del planeta, que exhibe alarmantes condiciones de deterioro en temas cruciales como desaparición de biodiversidad, cambios de uso de suelos, pérdida de riqueza y vitalidad de las fuentes de agua dulce, y cambio climático, así como los desastres naturales asociados al mismo, incidirá en la revalorización de las prácticas productivas y los valores ancestrales de los pueblos originarios del continente que, no hace mucho tiempo, permitían la regeneración de los suelos, bosques y climas (Ribeiro, 2015). Toda esta herencia cultural, al igual que las prácticas avanzadas de permacultura, elevarán el valor de la innovación agroecológica regional y su importancia para el mundo.

 

Pero, en lo inmediato, América Latina enfrenta el grave problema derivado del poder creciente del narco tráfico, así como el de la añeja corrupción clientelista y el peligro de las privatizaciones oligárquicas como las que se dieron con los programas neoliberales o las que tuvieron lugar en la Rusia post soviética. Además, bajo este contexto, las condiciones de exclusión se consolidan, al mantenerse inalteradas las relaciones de discriminación étnica y de clase que, a su vez, definen las limitadas oportunidades de acceso a la educación y a los círculos de influencia y poder para millones de personas.

 

En estas condiciones, la tarea histórica de transformar el actual estado de cosas solo puede ser realizada por un pueblo organizado que active su poder de incidencia en el ámbito económico y cívico. A tales efectos, lo que se requiere es una amplia movilización social que actúe como fuerza motriz de la transformación social y política. Pero dicha organización y movilización social no se podrá lograr si antes no se echan abajo las barreras que mantienen en la postración a la gran mayoría de la población.

 

 

 

 

Empezar a erradicar la exclusión, solo es posible con la puesta en marcha de una serie de medidas estratégicas de mediano y largo plazo, entre las que destacan: la promoción educativa y la alfabetización organizacional y empresarial, ambas realizadas en forma masiva y como procesos participativos de largo aliento. A continuación, abundaremos en algunos de los elementos definitorios de tales acciones.

 

Como es sabido, la educación es un derecho fundamental establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada, desde 1948, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En el año 2015, este organismo internacional estableció una nueva agenda mundial para el año 2030, en la que se enlistan 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). De forma enfática, los ODS cuatro y cinco aspiran a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas y todos.

 

Sin embargo, hacia el año 2019, América Latina y el Caribe aún se encontraban lejos de alcanzar las metas educativas establecidas en los ODS. Peor aún, la pandemia mundial por covid-19, desatada a partir de 2020, afectó los sistemas educativos, forzándolos al cierre de actividades presenciales y a la implementación apresurada de formas alternativas de educación a distancia, que no lograron retener a toda la población estudiantil. Todo ello derivó en la interrupción abrupta de su proceso educativo, afectando su aprendizaje y progresión escolar (CEPAL, 2024).

 

En un intento por tratar de revertir esta situación, el informe de seguimiento de la educación en el mundo para 2022 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomienda a los gobiernos, las organizaciones bilaterales y multilaterales, la sociedad civil, el sector privado, los académicos, las comunidades, las escuelas, los estudiantes, las familias y los tutores a trabajar de manera conjunta en la implementación de las siguientes acciones: fomentar el acceso igualitario a la educación y prevenir el abandono escolar; lograr que el aprendizaje sea transformador, seguro e inclusivo para todos los educandos; desarrollar sistemas educativos equitativos, inclusivos y transformadores de género, y promover enfoques integrados, coordinados y que abarquen todo el sistema.

 

 

No obstante, de acuerdo con información estadística, dada a conocer recientemente por la CEPAL (2022), en relación con 14 países de América Latina, se observa que un 41.4 % de la fuerza de trabajo de 15 años y más, no completó la enseñanza secundaria. Entre los factores de riesgo para desertar de la escuela se encuentran: la condición de pobreza, étnica, racial y de discapacidad, debido a que estas condiciones son objeto de discriminación en contextos académicos adversos.

 

Pero, además, la falta de acceso al sistema educativo genera un círculo vicioso de pobreza y marginación, ya que cuando el estudiante proviene de un hogar donde los padres no finalizaron el nivel primario de educación, se eleva, de forma considerable, la incidencia de la pobreza y la pobreza extrema. En efecto, entre la población de esos hogares, la incidencia de ambos tipos de pobreza llega al 46.8 %. En cambio, los estudiantes que provienen de hogares donde los padres tienen educación terciaria completa, la incidencia de la pobreza fue del 9.0 % (CEPAL, 2022).

 

En virtud de lo anterior, lo que se requiere urgentemente es el establecimiento de un sistema educativo inclusivo, gratuito y universal, que ponga freno a la deserción estudiantil y que cuente con amplia cobertura y participación de todos los grupos étnicos y clases sociales. Así, en el marco de un sistema educativo abierto, plural y diverso será posible impartir una educación que eduque para la vida de forma integral, con el propósito de desarrollar en las personas sus capacidades cognitivas, socioemocionales y físicas que les permitan alcanzar su bienestar individual y colectivo. Una educación que desarrolle el pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad y que, además, permita que los conocimientos y aprendizajes adquiridos en las aulas se vinculen con el sector productivo y la investigación científica.

 

Lo antes dicho en relación con el papel de la educación es particularmente válido para la población infantil y juvenil de América Latina, el futuro de nuestras naciones; pero, aún quedaría pendiente de erradicar la exclusión a la que ha sido sometida la población adulta, la que actualmente constituye la mayor parte de la población económicamente activa del continente y que exhibe bajos niveles de escolaridad y, por ende, una enorme vulnerabilidad económica y social.

 

 

Para promover la reinserción de los bastos contingentes de población que han sido excluidos de los circuitos económicos y que hoy constituyen el grueso del flujo migratorio latinoamericano, se podrían poner en marcha procesos masivos de capacitación organizacional y técnica en los lugares de origen de esa población.

 

Dicho en otras palabras, lo que en esta materia se requiere, es impulsar un amplio y consistente proceso de capacitación organizacional a nivel local y comunitario, abierto a toda la población residente en esos lugares, es decir, desde los niños hasta los ancianos, pasando por los jóvenes, las mujeres jefas de hogar y los padres de familia en el que a partir de diagnósticos comunitarios participativos se identifiquen, por una parte, los peligros existentes para la seguridad comunitaria y, por otra, el potencial económico y las oportunidades de negocio existentes en las comunidades rurales y urbanas. En un segundo momento, con base en tales diagnósticos, se podrían montar diversos procesos de capacitación técnica, empresarial y asociativa que permitan avanzar en la elaboración de proyectos productivos específicos.

 

Evidentemente, todo este esfuerzo de capacitación organizacional deberá ejecutarse siguiendo los principios epistemológicos y los procedimientos técnicos, recuperados y sistematizados en metodologías de capacitación de masas, entre las que destacan la educación popular de Paulo Freire y la del Laboratorio Organizacional (LO), creada y desarrollada por el sociólogo brasileño Clodomir Santos de Morais y que ya ha sido aplicada con éxito, en diferentes países de cuatro continentes (Carmen y Sobrado, 2000). Esta última, además de presentar resultados destacados en diversas formas de organización popular, genera poder real, elevando la conciencia y las posibilidades de incidencia y participación de las comunidades en la vida económica y política.

 

El éxito del LO se fundamenta en su enfoque basado en la autonomía efectiva de los grupos y no en el tutelaje clientelista de los asistencialistas. En este sentido, cabe destacar que la autonomía del sujeto es exigida por la naturaleza del proceso mismo de capacitación que demanda, para ser efectivo, de la relación sin interferencias con el objeto, en este caso la organización social, en cuyo manejo los participantes buscan habilitarse. Todo este planteamiento metodológico está alineado, de forma congruente, con los principios de la educación para adultos o andragogía y la teoría de la actividad objetivada de Lev Vigotski.

 

 

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Ana Requena Aguilar: La brecha política entre chicos y chicas jóvenes es más grande que nunca. España

La polarización ideológica entre mujeres y hombres jóvenes ha crecido como nunca en los últimos años y se traslada a las urnas: ellas votan más hacia la izquierda, ellos miran a la derecha y alimentan el electorado ultra.

 

El 68% de las personas menores de 30 años que viven en España tienen pensado votar en las elecciones europeas del próximo domingo, según el último Eurobarómetro publicado en mayo. Detrás de esa cifra, que sitúa a nuestro país como el quinto en el que más participación juvenil se espera, hay muchos otros factores que merece la pena tener en cuenta. Por ejemplo, que existen diferencias muy significativas entre chicas y chicos: ellas se sitúan más hacia la izquierda del espectro político, ellos más hacia la derecha; ellas se identifican más con la igualdad, ellos con la libertad. La manera en la que eso se traslade a las urnas está por ver, pero nunca antes la brecha ideológica entre mujeres y hombres jóvenes fue tan grande como ahora.

 

Son varias las encuestas y estudios que han mostrado cómo esa brecha se ha ido forjando en los últimos años. El director de investigación de opinión pública de Ipsos España, Paco Camas, constata esa tendencia a la polarización entre la gente joven: “Nunca antes desde los años 80 se había producido un distanciamiento ideológico de tal magnitud entre hombres y mujeres jóvenes, ni siquiera en la época de Aznar, cuando hubo un desplazamiento pero ni tan grande ni tan a la derecha”. Si en 2019, año de las anteriores elecciones europeas y de la entrada de Vox en el Congreso, los hombres jóvenes se situaban, de media, en un 4,4 dentro del espectro ideológico, ahora la media es del 5,1. En esa media ideológica, ellas no cambian tanto: se ubican más o menos donde estaban, en un 4,5 dentro de esa escala.

 

Esos puntos que separan a unas de otros no son la única manera de medir esa brecha. La diferencia, subraya Camas, se aprecia claramente en las actitudes, valores y apreciaciones que hacen ellos y ellas. “Ellas perciben mucho más la desigualdad y se definen mucho más feministas que las generaciones anteriores, están a la vanguardia de ese tipo de postulados. Ellos perciben más amenaza, se detecta en ellos más resentimiento. Podemos decir que ellos son más de derechas que sus abuelos, y ellas son más de izquierdas y feministas que sus madres y abuelas”, resume el experto.

 

Un estudio reciente hecho por la plataforma Polétika y por Talento para el Futuro con personas de entre 18 y 30 años encuentra resultados muy similares. Los y las jóvenes fueron preguntados por cuáles son los valores más importantes: los chicos eligen la libertad, las chicas optan por la igualdad. “Nos sorprendió que entre los hombres de 18 a 24 años prime la libertad como valor principal, y que a partir de los 24 ocupe el tercer puesto, por detrás de la honestidad y de la justicia. En el lado de las mujeres, la igualdad está en el top de valores tanto entre las más jóvenes como en las que son un poco más mayores. Entre ellas, el único grupo en el que la igualdad no es lo primordial es en el que se auto identifica como de derechas, que elige la justicia”, explica una de las investigadoras del estudio, Belén Agüero. El informe confirma que las mujeres jóvenes se sitúan más a la izquierda del espectro político aunque, eso sí, son las que menos tienden a votar.

 

“Es algo que también vemos en nuestros datos: chicos y chicas se posicionan cada vez más hacia los extremos ideológicos, ellos a la derecha y ellas a la izquierda, y un factor fundamental es el modo en el que se aproximan a la igualdad y al feminismo. La tendencia de parte de los chicos estos estos años ha sido la de alejarse del sentir feminista mientras que en las mujeres la adhesión a esas ideas siempre ha ido en aumento y aunque en el último año se ha estancado o ha disminuido, la diferencia sigue siendo muy grande”, asegura el sociólogo e investigador de la fundación FAD Juventud Stribor Kuric.

 

No solo en España

¿Cómo se trasladan estas diferencias al voto? El director de investigación de opinión pública de Ipsos España, Paco Camas, señala que el voto de las mujeres jóvenes se comportará como lo ha hecho tradicionalmente: será más socialdemócrata y en promedio mucho más de izquierdas que de derechas. “La clave va a ser cómo el electorado joven masculino vote a la derecha o a la extrema derecha”, apunta. Lo datos muestran que los electorados de partidos como Vox o como Se acabó la fiesta, la formación del ultra Alvise Pérez, están tremendamente masculinizados. Camas destaca, no obstante, que las principales fuerzas entre la gente joven vuelven a ser PP y PSOE, eso sí, seguidas de Vox y del partido de Pérez. El 11% de los jóvenes que acaban de cumplir 18 años asegura que votará a Se acabó la fiesta.

 

Esta brecha entre chicos y chicas no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. “Hay estudios en Francia, Italia, Alemania o Reino Unido que muestran una derechización de los hombres en Europa. No es solamente un posicionamiento hacia la derecha electoral, sino un cambio en los valores y actitudes. Si alrededor de 2014 la gente joven se posicionó más hacia la izquierda o hacia partidos nuevos, hoy el voto impugnatorio o del enfado lo canaliza sobre todo Vox y el populismo ultra de Alvise Pérez”, afirma el experto de Ipsos. El estudio de Poletika muestra que el 34% de los hombres jóvenes se auto identifica de izquierdas frente a un 37% de derechas, pero con un 40% que no cree que exista ni derecha ni izquierda. La investigadora Belén Agüero subraya que se trata de un porcentaje muy alto, “que puede reforzar la idea de que probablemente hay muchos hombres que no quieren admitir que su ideología es de derechas”.

 

La brecha política entre chicos y chicas jóvenes es más grande que nunca

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El feminismo mexicano en Istmo de Tehuantepec: el sitio donde las mujeres han tenido el poder durante siglos

BBC Mundo visita el Istmo de Tehuantepec, una región de mujeres empoderadas que fascina a expertos y viajeros e inspira al feminismo mexicano.

«¿Que cómo vivimos que una mujer pueda presidir el país? Ya era hora, a ver si hace cosas ‘chingonas’ por México».

La frase es de la comerciante Griselda Martínez, una mujer clásica istmeña, zapoteca: «fuerte, luchadora, aguerrida, independiente, empoderada», es como se describe a sí misma.

Son adjetivos que se repiten cuando en el Istmo de Tehuantepec, la región interoceánica más angosta de México, pregunto por las cualidades que hacen de la mujer local un objeto de estudio que fascina a investigadores y viajeros.

A pocos días de unas elecciones en las que dos mujeres candidatas (la oficialista Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez) figuran como las favoritas por primera vez en la historia, en este lugar no se asume como un evento tan revolucionario.

Durante siglos, y a diferencia de otros grupos étnicos en México, las mujeres aquí se han caracterizado por empoderarse desde pequeñas. Dominan el mercado, el comercio, las ventas, las fiestas. En la toma de decisiones familiares comparten protagonismo con el hombre.

Han ostentado un poder y un peso político valorados de una forma inusual en un país estereotipado en la cultura del «macho» que por siglos ensombreció a la mujer, pero que en los últimos años ha dado pasos agigantados hacia una mayor paridad de género en la política y la vida pública.

Lo de las mujeres en el Istmo ha sido un protagonismo tan peculiar que algunos investigadores y periodistas extranjeros construyeron el mito de que allí existía un matriarcado.

«Es cierto que aquí las mujeres son más valoradas, más fuertes, empoderadas, pero tampoco se puede romantizar; queda mucho por hacer y llamarlo matriarcado no ayuda en absoluto», le aclara a BBC Mundo Howard Campbell, antropólogo cultural de la Universidad de Texas en El Paso.

BBC Mundo visitó Juchitán de Zaragoza, también conocida como «la ciudad de las mujeres» en el Istmo.

Buscamos conocer los orígenes de este poder femenino centenario, pero también despejar mitos como el del «matriarcado», que según locales y expertos ignoran realidades como la violencia de género y la desigualdad que sufren.

 

El Istmo

El Istmo de Tehuantepec toca los estados sureños de Oaxaca y Veracruz.

Es una zona plana, calurosa, rica en recursos naturales y de ubicación privilegiada. Solo 200 kilómetros separan al océano Atlántico del Pacífico; una joya para el comercio que en los últimos años el gobierno federal explota para impulsar la economía de la zona y por ende la de México.

Esto hizo que por siglos fuera región de paso abierta al intercambio de culturas.

Pero también un punto constante de tensión donde la mujer tomó partido.

«Es una región donde históricamente se produjeron grandes rebeliones y donde la mujer fue siempre muy visible», le explica a BBC Mundo la antropóloga zapoteca Patricia Matus Alonso, de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco en México.

Aquí conviven varias etnias: zapotecas, huaves, mixes y chontales, aunque los zapotecas son los más influyentes.

 

«Bajo el gobierno colonial, los zapotecas mantuvieron su especificidad étnica y resistieron la hegemonía cultural y política española lo mejor que pudieron», narra el antropólogo Campbell en uno de sus estudios.

 

Y parte de esa especificidad fue un protagonismo femenino poco habitual en el mundo, con crónicas que cuentan cómo mujeres fueron fundamentales en rebeliones indígenas contra el virreinato español en el Istmo desde el siglo XVII.

 

«Lo de ser así de aguerridas nos viene de nuestras ancestras», le cuenta a BBC Mundo la periodista zapoteca Diana Manzo.

 

El mercado

«Si quieres ver el protagonismo de las mujeres zapotecas, tienes que ir al mercado de Juchitán», me recomienda Matus Alonso.

 

En efecto, las mujeres acaparan cada puesto de ventas en este concurrido lugar de la ciudad.

 

Desde las 7:00 am hasta las 9:00 pm pregonan, venden, gestionan las finanzas; muchas son las proveedoras familiares de facto mientras el marido descansa porque, según cuentan, es el que se encarga de pescar o recolectar durante la madrugada y entregarles los productos que ellas luego comercializan.

 

A diferencia de muchas partes de México, aquí mujeres y hombres contribuyen de una forma más igualitaria a la economía familiar. Muchas se convierten en jefas de familia.

 

Aunque en este caso, Manzo pide «no romantizar».

 

«Muchas de esas jefas de familia realizan ‘dobles jornadas’ alternando trabajo y crianza de hijos», señala.

 

En una de las fondas del mercado encuentro a Griselda Martínez, quien me brinda comida y se ofrece a contarme todo sobre la mujer zapoteca e istmeña.

Baila segura de sí misma; paso erguido, mirada altiva. Son cualidades que aparecen con frecuencia en los textos académicos sobre las mujeres en esta región.

Comparte pista con otras mujeres. Es otra tradición inusual en México: mujeres que bailan con mujeres.

Todas lucen regias en sus tradicionales vestimentas, el huipil y la enagua, que inspiraron a artistas como la pintora Frida Kahlo al ver en las zapotecas un ejemplo de empoderamiento femenino atípico en su tiempo.

Al día siguiente, López, de 20 años, reflexiona recostada en una hamaca colgada en medio del salón de casa, escena habitual en las calurosas estancias juchitecas.

 

«Mi orgullo y seguridad los aprendí en la familia. Por décadas no tuvimos el apoyo de un hombre. En mi casa las mujeres siempre asumieron los dos roles: el de proveer y cuidar».

 

López tampoco cree que una mujer por ser presidenta vaya a hacer la diferencia.

 

«En esta sociedad aprendí que no hace falta ostentar un cargo político para tener influencia. Hemos demostrado que la mujer puede movilizar y llevar la batuta sin precisamente tener un cargo», cuenta.

La escena política

En México, como en la mayoría de países, las mujeres no contaron con el mismo acceso de los hombres a la arena política hasta décadas recientes.

 

“Pero el Istmo fue visto por muchos como una excepción a la falta de poder de las mujeres mexicanas”, según escribió Campbell.

 

En los 70, las tehuanas tuvieron un rol clave en uno de los movimientos políticos más revolucionarios de México.

 

Conocida como Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI), la organización pretendió derrotar a la hasta entonces hegemonía política que encabezaba el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

 

En la coalición, según Matus Alonso, primó la identidad étnica.

 

«Se defendió y puso en valor el idioma, los rituales y la fortaleza de la mujer zapoteca, que ocuparon un lugar central en el movimiento coceísta», comenta la antropóloga.

 

La COCEI consiguió que en 1981 Juchitán de Zaragoza se convirtiera en el primer ayuntamiento mexicano donde gobernase un movimiento de corte socialista.

Según Campbell, las mujeres comprendieron el 50% o más en las manifestaciones, mítines y bloqueos de la COCEI, protagonizaron huelgas de hambre y se arriesgaron físicamente «a diferencia de las mujeres priistas, cuya participación política se reducía a organizar actividades y asistir a los mítines del PRI».

 

«El fuerte carácter y voluntad de la mujer zapoteca para pelear (literalmente) por sus intereses en la arena pública son actores clave en este grupo étnico», analiza Campbell.

 

Desde entonces, en la región aparecieron las primeras alcaldesas, aunque todavía pocas y en municipios pequeños, según contó en una entrevista con el diario mexicano La Jornada la experta Margarita Dalton.

 

«Mucho antes de que en el país se pusiera de moda la cuota de género en la política, en el Istmo esa paridad ya se intentaba practicar», me dice la periodista Manzo.

 

«Para estas elecciones, varias mujeres istmeñas compiten para puestos de diputadas, presidentas municipales e incluso senadoras», añade la reportera.

 

Las cuotas de género es una iniciativa introducida en años recientes para “garantizar la efectiva integración de mujeres en puestos o funciones clave dentro de organismos de diversa índole”, según explica la web del gobierno de México.

 

Si bien Campbell pide no romantizar y reconocer el carácter político de las mujeres en otras partes del país, sí admite que el activismo de las istmeñas ha sido reconocido de una forma peculiar en el contexto mexicano.

 

El debate sobre el matriarcado

Durante años, varios investigadores, periodistas y artistas, la mayoría extranjeros, describieron las dinámicas del Istmo como matriarcales.

 

Muchos viajeros llegaron aquí atraídos por esta idea desechada por otros investigadores y, sobre todo, las mujeres locales.

 

«Si hubiera matriarcado, no existirían los altos niveles de violencia contra la mujer que se dan en el Istmo. Sigue habiendo machismo», me cuenta Beatriz Ramos, de la fundación de planificación familiar MexFam.

 

 

Juchitán está de fiesta los días que visita BBC Mundo.

Son celebraciones donde la mujer es el centro, la cara más visible, el símbolo más puro del feminismo zapoteca que ha sido usado en México por artistas, intelectuales y políticos para mostrar una cara más liberadora de la mujer, a veces bajo una mirada elitista e idealizadora.

Es una sociedad inspiradora, pero ya se ve que no está libre de los machismos y desigualdades que afectan a todo el territorio.

Hay una incógnita: cuánto tiempo tomará erradicarlos.

También una certeza: las zapotecas y el resto de mujeres del Istmo no pararán de luchar. Va en los genes

Fuente: https://www.eleconomista.net/actualidad/El-feminismo-mexicano-en-Istmo-de-Tehuantepec-el-sitio-donde-las-mujeres-han-tenido-el-poder-durante-siglos-20240531-0008.html

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España: Cuarta edición del concurso de memoria histórica para jóvenes

El concurso, con tres modalidades diferentes, está pensado para chicas y chicos desde secundaria hasta los 35 años. Cada persona puede entregar hasta dos trabajos para cada una de las modalidades que consisten en un ensayo historiográfico, un escrito literario o un vídeo.

Hasta ahora el concurso se había restringido al ámbito de la Región de Murcia, pero en esta ocasión es de ámbito estatal. Por eso se admitirán trabajos en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado, siempre y cuando adjunten una traducción al castellano

Los trabajos deben centrarse en cierto marco temporal que irá desde la dictadura de Primo de Rivera hasta la Transición democrática, incluida esta.

Habrá dos tipos de participantes: estudiantes de secundaria o bachillerato y alumnado universitario o menor de 35 años.

Ambos podrán participar en las tres modalidades del concurso. La primera de ella es un ensayo histórico o investigación inéditos. La segunda, un trabajo literario que tenga como centro de interés algún aspecto de la Memoria Democrática o de sus protagonistas. En este caso, los textos pueden ir desde el microrrelato a la poesía, pero no deben sobrepasar los 25 folios o las 50 páginas. La tercera modalidad es audiovisual. Un vídeo con una duración de entre uno y tres minutos.

El concurso cuenta este año con una subvención de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática que ha permitido un aumento considerable en la cuantía económica de los premios, que se encuentran, según la modalidad, entre los 600 y los 900 euros. La cuantía puede consultarse en las bases. Los trabajos podrán entregarse hasta el 1 de mayo.

En cualquier caso, los jurados tendrán en cuenta la calidad del trabajo conforme a su modalidad y categoría, su pertinencia en el campo de la memoria histórica y su relevancia para la memoria colectiva y social.

El jurado en las dos primeras modalidades estará conformado por Francisco Espinosa Maestre, como presidente
honorario, y por historiadoras e historiadores: Mirta Núñez Díaz-Balart, Dolors Marín Silvestre, Pedro M.ª Egea Bruno, Fernando Hernández Sánchez y Ángel del Río Sánchez.

En el caso de la modalidad audiovisual, el jurado estará presidido por Carlos Olalla, (cineasta, profesor de audiovisual y director del Festival de FESTIMED), Alfonso Burgos (director de cine y profesor en la Universidad de Zaragoza), Laura
Mena García (especialista en comunicación audiovisual y profesora de la escuela de cine de la Fctad de Comunicación de la U. de Murcia), y el profesor Pedro M. Egea Bruno (catedrático emérito de la Universidad de Murcia) quien velará por el rigor histórico.

Los trabajos escritos serán publicados por la Universidad de Murcia, mientras que los audiovisuales se proyectarán en el festival de cine por la memoria democrática (Fescimed) y en la Filmoteca Regional Paco Rabal el día de la entrega de los premios, en septiembre de 2024.

Las bases completas del concurso pueden consultarse en el siguiente enlace: https://nuestrofuturoesnuestrahistoria.blogspot.com/2024/01/iv-concurso-nuestro-futuro-es-nuestra.html en donde, además, se puede encontrar la dirección de correo electrónica a la que enviar los trabajos.

 

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