Detrás de las cifras del analfabetismo

Por:  Mariana Sofía Jiménez Nájera

El analfabetismo priva a millones de personas en el mundo de alcanzar su máximo potencial al impactar negativamente en sus vidas.

Cuando se habla de analfabetismo, usualmente se nos muestran gráficos con la cantidad alarmante de personas que son analfabetas, en donde la UNESCO estima que sean 765 millones de adultos en todo el mundo. Y aunque cada año los números bajan, desafortunadamente la brecha sigue sin cerrarse y muchas personas son privadas de este derecho humano elemental.

Sin embargo, considero que no se habla mucho del verdadero impacto del analfabetismo, que es grandísimo en la vida de estas personas. Fue durante mi lectura del segundo capítulo de “Cartas a quien pretende enseñar” de Pablo Freire, el cual estamos leyendo para el próximo Círculo de Lectura, que no pude evitar reflexionar e investigar más allá de este tema tan interesante, y a la vez, triste.

Muchos de nosotros damos por hecho que podemos leer y escribir, es algo que se nos enseñó desde pequeños y por ende, ya lo hacemos automáticamente. Al leer el capítulo de Freire donde relata el proceso de escribir, me percaté que nunca me había detenido a pensar en la mecánica que conllevan estas maravillosas acciones que infravaloramos; y que realmente implican un proceso complicado a la que nuestras mentes ya están acostumbradas. El leer y escribir significa que el lenguaje, pensamiento y realidad están interconectados y da como resultado el poder plasmar nuestras propias ideas e incluso entender nuestro entorno y más allá.

No solamente se trata de poner el lápiz sobre el papel o teclear en un archivo de Word y mágicamente salen palabras. Si fuera así, serían palabras sin sentido o hasta garabatos. El acto de escribir incluye formular en nuestra mente una idea, examinarla, pensarla, conocerla, relacionarla con otros conocimientos y/o experiencias, detallarla y de nuevo repensarla para ya plasmarlo digitalmente o en papel. Pero este proceso no termina ahí, también se debe traducir esta idea a nuestro idioma, con el léxico que conocemos para poder transmitir dicha idea de la mejor manera posible. Finalmente, es donde transferida esa idea, ahora debe plasmarse a través de letras que forman palabras que otras personas que leen puedan también comprender lo que tratas de comunicar. Suena complicado, ¿no? Es cuando tomamos distancia de nuestras acciones y las contemplamos escrutadoramente que nos podemos dar cuenta de esto, y el poder que nos da el saber leer y escribir.

Sin embargo, este proceso no es posible para las personas iletradas. Tener un léxico reducido y no ser capaz de transmitir pensamientos precisos o comprender lo que se les comunica, hace que el mundo de una persona analfabeta se cierre. En el libro 1984 de George Orwell, hay un segmento el cual, para mí, es sumamente memorable y de vez en cuando pienso en ello de lo mucho que me impresionó; mismo que está relacionado a este tema. En dicho segmento de,  esta distopía, el gobierno se encarga de reducir el vocabulario de las personas para así continuar reprimiéndolas. De esta manera, las personas no cuentan con las palabras para describir lo que sienten o señalizar acciones o movimientos que puedan perjudicar el terrible gobierno de esta historia.

¿Acaso no es lo mismo con el alfabetismo? No poder leer y escribir niega la libertad de pensamiento, de ponerle nombre a sus emociones o situaciones a las que viven, en donde no pueden comunicar lo que realmente piensan por no saber leer y escribir; así como tener la oportunidad de comprender otras maneras de pensar, propuestas o conocimiento en general. Claro que en la obra la eliminación de estas palabras aplica para todas las personas sin discriminar, pero siento que el analfabetismo tiene casi el mismo efecto, ya que incapacita a las personas de no poder alcanzar su máximo potencial.

Cabe mencionar que no solo su potencial es afectado. Imaginemos estar imposibilitados para realizar tareas sencillas como escribir una lista para el supermercado, leer una receta médica, escribir un mensaje por mensajería instantánea, entre otros. Son deberes que parecen fáciles, pero el no saber leer y escribir los hace muchísimo más difíciles. El analfabetismo, definido como la falta de capacidades de una persona para leer y escribir, va más allá de ello y es un poco más complicado de lo que pensaba; ya que existen principalmente dos tipos de analfabetismo:

  • Analfabetismo absoluto: la insuficiencia para leer o escribir, por lo que textos y letras son totalmente ajenos a una persona y no hay comprensión alguna.
  • Analfabetismo funcional: capacidad de una persona para identificar algunas palabras o escribir algunas letras, pero sin su comprensión total.

Cabe destacar que recientemente se incluyó el analfabetismo digital, el cual consiste en la incapacidad de las personas para manejar aparatos tecnológicos básicos (pero por esta ocasión lo dejaremos de lado, aunque sea igual de importante, ya que en este artículo nos enfocaremos en leer y escribir).

Reiterando el tema de las cifras de personas analfabetas, un estudio realizado por Óscar Chapital señala que las instituciones a nivel mundial que realizan censos para calcular el analfabetismo tienen diferentes definiciones de este concepto, por lo que no hay una manera para homologar entre ambos tipos de personas no alfabetizadas; y por ende, no se tiene la certeza absoluta de la cifra exacta. Por ejemplo: en la encuesta de una institución se plantea que una persona analfabeta es aquella que sabe o no sabe escribir, por lo que esto queda bajo la consideración de la persona al contestar sí o no. Sin embargo, puede que esa persona sea analfabeta funcional, pero por el hecho de no poder leer o escribir al 100 %, ya es considerada como una persona totalmente iletrada.

El analfabetismo es la consecuencia de distintas situaciones, primordialmente de la falta de oportunidades personales y escolares, las cuales están vinculadas con la pobreza. Personas que no tienen el tiempo para cursar estudios mínimos, debido a que tienen que trabajar para sobrevivir, no tienen acceso a acudir a una escuela que está muy lejos de su localidad o debido a su cultura (por ejemplo, mujeres afganas que se les impide estudiar debido a su género) son algunas de las razones por las que para algunos aprender a leer y escribir es imposible.

Estas personas cuentan con el gran obstáculo de tener una incapacidad que estrecha sus oportunidades e impacta gravemente la calidad de vida de estas personas:

  • Social: las personas analfabetas suelen ser marginadas y/o discriminadas por la falta de alfabetización. Su participación ciudadana es limitada debido a la falta de conocimiento y confianza plena ante figuras consideradas como autoridad.
  • Económico: no saber leer y escribir impone una barrera altísima para la obtención de numerosos empleos y su desarrollo en ellos. Cabe destacar que son vulnerables al tener que aceptar trabajos riesgosos o al momento de ser contratados, no poder leer los contratos que se les provee.

La lectura y escritura están directamente ligados a la educación: si estos no se aprenden, difícilmente se puede seguir cursando más allá de los primeros grados escolares; por lo que la deserción escolar es bastante común en estas personas. Estando conectados, ayudan a los estudiantes a obtener, transmitir y reflexionar sobre distintos conocimientos que los forman como mejores personas que pueden adquirir una mejor comprensión de su contexto actual.

Al percatarme de todas estas negativas, pensé que habrían consecuencias con respecto al proceso cognitivo de las personas analfabetas a largo plazo. Sin embargo, aunque sí las hay, es importante notar que ser analfabeta no es equivalente a ser intelectualmente inferiores a una persona alfabetizada. Recordemos que siglos atrás, era la mayoría quienes no sabían leer y escribir y aún así podían llevar a cabo su vida normal; aunque hoy en día ya no puede ser esa la normalidad debido a las exigencias del mundo moderno.

Algunas de las desventajas cognitivas de las personas iletradas son las siguientes:

  • Arquitectura cognitiva diferenciada: Las redes neuronales de personas letradas e iletradas son diferentes, ya que existen conexiones que se forman a lo largo de la vida académica de las personas que de manera natural no se desarrollan, tales como: razonamiento lógico, prolongada capacidad de atención, toma de decisiones, habilidades visomotoras, estrategias de memorización, entre otras. Adicionalmente, las personas analfabetas son más propensas a desarrollar demencia.
  • Lenguaje y vocabulario: Leer y escribir incrementa el vocabulario y por ende, las personas pueden expresar mejor sus emociones, pensamientos, etcétera. Sin embargo, las personas analfabetas muchas veces no pueden comprender conceptos abstractos y aunque reciban mensajes en su mismo idioma o contexto, es posible que no los comprendan en su totalidad.
  • Memoria a corto plazo limitada: Imaginemos no poder anotar al instante la dirección de una ubicación. Ahora imaginemos que cualquier cosa que necesitamos recordar solo puede vivir dentro de nuestras cabezas, qué difícil, ¿no? Muchas personas analfabetas tienen una muy buena memoria a largo plazo; sin embargo, las personas letradas pueden apoyarse en palabras o letras para recordar cosas, además que es en la escuela donde se inculca la importancia de la memorización.
  • Capacidad reducida para realizar operaciones matemáticas: Todos tenemos habilidades innatas para el cálculo. Y aunque personas que no sepan leer o escribir pueden realizar operaciones sencillas para llevar a cabo su trabajo o resolver problemas aritméticos relacionados a la vida diaria, serán superados por las personas alfabetas. Adicionalmente, para ellos será mucho más complicado comprender operaciones abstractas, como por ejemplo: 15+23.

La escritura y lectura son herramientas que no solo nos brindan un profundo entendimiento del mundo, sino que son puertas que abren la puerta a una infinidad de oportunidades y conocimientos que incentivan el desarrollo humano integral de las personas. Más allá de las cifras, hay personas como nosotros que navegan nuestro mismo mundo, pero que se les restan estas habilidades que para nosotros son indispensables; por lo que la concientización de la falta de estas capacidades es esencial para poco a poco disminuir la cantidad de personas analfabetas.

“En razón de que manejamos el lenguaje, sabemos, sentimos, interactuamos, conocemos y comunicamos; se habla para que se escuche, se escribe para que se lea. En la palabra está el secreto de nuestra especie; se trata de un auténtico código de la cultura” (Narro, J. et al. 2012).

Esta nota surgió como idea a partir del libro que actualmente leemos para el Círculo de Lectura del Observatorio: “Cartas a quien pretende enseñar”. Todavía estás a tiempo para unirte a la lectura de este corto pero enriquecedor texto, donde discutiremos temas relevantes como este y otros que giran en torno a la educación y la docencia el próximo 16 de mayo a las 12:00 horas (México) / 13:00 horas (Colombia, Perú)/ 15:00 horas (Argentina)/ 20:00 horas (España). Regístrate aquí para participar, ¡te esperamos!

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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