La tecnología: ¿dios o engendro?

Para muchos la tecnología es una maravilla: la herramienta más eficaz de la revolución del conocimiento; para otros es un monstruo inmanejable, que nos convierte en un número y más que eso: una especie de Armagedón que ha comenzado a minar nuestra conciencia. ¿Se trata de cambio planetario; es decir, un nuevo poder que llegado a nuestras vidas? …

El tema es muy serio, aunque para algunos se trata de un cuento de ciencia ficción. O mejor dicho: la ciencia ficción ha dejado de serlo porque ella está aquí y no en la literatura. Los casos son impresionantes, sin embargo, dada la influencia de los medios masivos, los cambios tecnológicos ya resultan cotidianos. ¿Es que hemos perdido la capacidad de asombro?

• El hombre audiovisual

La llegada del hombre a la luna pronosticada por Julio Verne es apenas un referente de la capacidad tecnológica del ser humano para conquistar el espacio, que tantos beneficios ha traído a la humanidad. Otro ejemplo es el dominio de la naturaleza –aunque no del todo, pues no se ha logrado todavía predecir los terremotos, los huracanes y otras catástrofes de origen natural-. Y el cambio planetario producido por la Internet, cuyos primeros impactos recién lo afrontamos, parece ser el inicio de una nueva sociedad –la tecnológica- donde las ciudades dejarán, progresivamente, de serlo, tal como las conocemos, porque serán verdaderas ‘telépolis’, según Manuel Castells, dentro del marco de nuevas relaciones sociales, políticas, económicas y culturales, y donde el espacio real será sutilmente reemplazado por el espacio virtual.

En esencia, el paso de la sociedad agrícola, a la sociedad industrializada, y de esta a la sociedad audiovisual –centrada en el conocimiento- es evidente, como la profetizó primero Marshall MacLuhan, en ‘La Aldea Global’; luego Alvin Toffler, en ‘La tercera ola’, y ahora Giovanni Sartori, autor del libro ‘El homo videns’.

• Pero, ¿qué está pasando?

La tecnología proviene del griego ‘tecne’, que equivale a máquina. En términos antiguos, la ‘tecné era una dimensión de la capacidad humana para crear o producir algo, gracias al ingenio. De ahí provienen, precisamente, las ingenierías. En términos modernos, la tecnología significa ciencia aplicada -‘know-how’- valor agregado o conocimiento añadido.

Pero la humanidad ha ido más lejos: antes era la filosofía y las teorías las que presidían las transformaciones, hoy son los sistemas creados por el hombre los que pretenden dominar todo. Nos referimos al apogeo de las denominadas ‘tecno-ciencias’, a través de las cuales giran todas las actividades humanas, sociales, económicas, políticas y de todo orden.

El ordenador, primero, y luego sus aplicaciones –ahora amplificadas por los ‘navegadores’- han revolucionado la información en todos los ámbitos. Las fronteras físicas se han eliminado y está surgiendo una ciudadanía universal ‘conectada’, a través de redes telemáticas, entre las que sobresalen las redes sociales.

El cambio es, entonces, cualitativo y planetario. Según Jean Baudrillard, la sociedad audiovisual está en marcha: la imagen impacta más que la palabra; el espectáculo más que los aprendizajes tradicionales; el entretenimiento sobre la formación; y el mercado sobre la vida. Se dice que la tecnología es inofensiva. Otros expresan lo contrario: que no es neutra. Sí, ciertamente, cada quien puede utilizar la tecnología como desee –en eso, la tecnología representa el triunfo de la libertad-, pero también podría ser una amenaza, por el mal uso, por la adicción que puede provocar y la manipulación en ciernes.

• Creación de necesidades

Según estudios de la Fundación Telefónica existen cuatro pantallas que, en síntesis, expresan los adelantos actuales: la televisión, la computadora, el celular y los video-juegos.

Estas pantallas han saturado –e incluso domesticado nuestro tiempo- a tal punto que han logrado, en ocasiones, dominar lo que antes era de exclusivo dominio personal: nuestras necesidades. Asociadas como están al mercado, las nuevas tecnologías –que se renuevan cada día- crean necesidades superfluas, y sin darnos cuenta nos han convertido en clientes de este nuevo dios que ha surgido del lenguaje binario –cero y uno-, y de la ciencia ‘nana’ que se expande.

• ¿Ética para las tecnologías?

Pero hay que reconocer la existencia de avances extraordinarios, especialmente en dos tecno-ciencias: la ‘compunicación’ y la biotecnología. La ‘compunicación’ se refiere a las aplicaciones de la informática y los nuevos lenguajes a la comunicación; y la biotecnología, es decir, las aplicaciones de nuevos sistemas creados por los científicos para resolver los problemas de la vida, las enfermedades y el peligro de extinción de plantas, animales y seres humanos.

Varios investigadores se preguntan si a este paso la humanidad va a controlar a los robots o si los robots van a controlar a los seres humanos. Las películas que se exhiben en los cines retratan, en cierto modo, lo que sucede y sucederá próximamente, pero lo más fascinante es la posibilidad tecnológica que ha logrado la humanidad para conocer el fenoma humano, controlar las enfermedades y diseñar condiciones para que se puedan crear nuevos órganos, a partir de las células madre. Llegamos, entonces, a buscar fronteras entre la ciencia y la ética. ¿Es que la tecnología es un nuevo dios o un engendro que debe ser controlado? ¿Por quién o quiénes?

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Fausto Segovia Baus

Crónicas y reflexiones de Fausto Segovia Baus, educador asertivo, investigador, adicto a la lectura y viajero tenaz. Segovia es responsable de la edición impresa de la revista mensual EducAcción, y antes fue editor-fundador de la revista FAMILIA del Grupo EL COMERCIO. La educación y la comunicación están articuladas para transformar la sociedad, complementadas por una ética civil. Apuesta por un periodismo educativo, ciudadano, científico y crítico