Page 22 of 36
1 20 21 22 23 24 36

La tarea: ¡La madre de todas las batallas!

Por: Abelardo Carro Nava

¿Qué nos hace pensar que el cumplimiento de una tarea necesariamente refleja el aprendizaje logrado de un niño? O, mejor dicho, ¿en qué momento, la tarea, se convirtió en sinónimo de aprendizaje de los pequeños? Preguntas por demás sencillas pero que, en cierta medida, nos invitan a reflexionar en lo que cientos de maestros, padres de familia y niños están pasando en estos días donde, para acabar pronto, la contingencia sanitaria por el Covid-19 nos ha hecho ver y comprender que la escuela, y todo lo que ocurre dentro de ella, tiene un enorme significado.

Y es que, como bien sabemos, el proceso de enseñanza y de aprendizaje va más allá del cumplimiento de una tarea. De hecho, en anteriores entregas que tan amablemente me han publicado en este y otros espacios, he dado cuenta de ello; sin embargo, ese proceso no ha sido del todo comprendido por quienes, en este momento, tienen la responsabilidad de conducir los destinos de la educación de nuestro país. Me refiero, exclusivamente, a las diversas autoridades educativas que son parte del Sistema Educativo Mexicano (SEM). Tal parece que, indicarles a los maestros que les pidan a los alumnos el cumplimiento de más tareas para que éstos a su vez las resuelvan, genera más aprendizajes. Formula, a todas luces, incorrecta y harto equivocada.

¿Por qué sucede esto? Mi explicación se basa en varios puntos que, desde luego, si ustedes me lo permiten, iré desglosando a lo largo de este texto.

Por principio de cuentas, como órgano de control administrativo y normativo, la Secretaría de Educación Pública (SEP), desde hace mucho tiempo, ha evidenciado la poca o nula confianza que le tiene al magisterio mexicano. Pareciera ser que los maestros y maestras, no tienen un dejo de creatividad y pensamiento en cuanto a la función que a éstos les toca desempeñar como parte de su quehacer docente.

Al respecto, no niego que hay muchos mentores que difícilmente realizan sus actividades si la Secretaría o sus autoridades no se las piden o requieren, sin embargo, tampoco niego que hay quienes dan un poco más de lo que su función les exige. En cualesquiera de los casos, estos docentes, generalmente se hallan entre la espada y la pared, es decir, entre lo que “deben” hacer y lo que “quieren” hacer, dado el conocimiento que éstos poseen de los alumnos que tienen en sus manos.

Para nadie es desconocido que, si un profesor pretende echar a andar una propuesta innovadora – pedagógica y didácticamente bien sustentada – y, como resultado de ello, desarrolla una serie de actividades que no necesariamente corresponden a las que dicta la Secretaría o sus autoridades inmediatas, éstos, lo llaman a “cuenta” para que se “alinee” a las disposiciones oficiales o, de plano, para que deje de hacer lo que está haciendo porque, a decir de estos últimos, su propuesta es inadecuada aunque no haya un sustento alguno. Sobre este asunto, recuerdo muy bien que, hace algunos años, cuando la reforma peñanietista estaba a todo lo que daba y la evaluación al desempeño docente se aplicaba a rajatabla, muchos mentores recibieron, por parte de la SEP, una “retroalimentación” que difícilmente retroalimentaba. Imaginemos cuál sería el sustento que esta dependencia tendría u ofrecería para detener el o los proyectos que los profesores diseñaran.

En segundo lugar, sin entrar a tremendos “tecnisismos”, quiero abordar un poco el sentido de la palabra “tarea”. Y es que como bien sabemos, esta palabra se relaciona, de manera inmediata, con un deber. No en pocas ocasiones habremos escuchado decir a nuestra madre o padre: “tienes que hacer la tarea, no lo olvides”; o bien, cuando el profesor o profesora, justo antes de despedirnos, nos llegó a expresar: “de tarea, realizar los ejercicios de la página 115 de su libro de español”. Luego entonces, al ser concebido de esta forma, es claro que un deber conlleva una responsabilidad y cumplimiento por lo que, ya sea en la casa, en la biblioteca del pueblo o con los amigos en un cibercafé, el alumno cumple este cometido. En este sentido, ¿sabe usted cuántas materias lleva un alumno en la escuela? En efecto, a partir de las asignaturas que cursa es que, dependiendo el contenido, el profesor toma la decisión de dejarles tarea. Esto, con el propósito de favorecer y dar continuidad a su proceso formativo y de aprendizaje en un contexto no formal como el que representa su aula/escuela.

De esta forma, quiero hacer énfasis en esos elementos valiosos para que el profesor encomiende una tarea; éstos pueden ser: el contenido que está abordando, el nivel congnitivo/cognoscitivo de sus alumnos, las condiciones (incluyendo el contexto) en el que viven los pequeños y otros. Así, no debemos de perder de vista que, derivado de esos elementos y la decisión que el maestro haya tomado en su momento, éste pone en la mesa diferentes tipos de tarea para que sus estudiantes puedan realizarlas; retomaré tres que me parecen las más relevantes: a) de práctica, son aquellas en las que se refuerzan las habilidades o conocimientos recién adquiridos en clase como guías de ejercicios, cuestionarios, resúmenes, resolución de problemas, entre otras; b) de preparación, son aquellas en las que se intenta proveer información de lo que se verá en la siguiente clase, pueden ser leer, buscar información bibliográfica, obtener materiales para hacer un trabajo en el aula, etcétera; c) tareas de extensión, son aquellas en las que se fomenta el aprendizaje individualizado y creativo al enfatizar la iniciativa e investigación del estudiantes, éstas son tareas a largo plazo, proyectos continuos y paralelos al trabajo en el salón, etcétera (Roland Laconte 1981, citado en Ochoa 2012).

Como seguramente usted imaginará, el cumplimiento de esa tarea arroja un producto o evidencia, misma que el docente, se encargará de revisar para realimentar/retroalimentar lo que, a su juicio, considere pertinente. Es claro pues, que esa evidencia puede o no demostrar el logro de un aprendizaje en términos de un contenido. Pongo un ejemplo muy sencillo, si la consigna fue dibujar un animal marino porque el contenido se relaciona con este tema; puede ser que el chico, después de haber realizado una investigación, decidió dibujar una tortuga marina, ya sea vista desde arriba o lateramente; en sentido estricto, la tarea la cumplió este niño y, en consecuencia, el aprendizaje se logró porque, además de la investigación, se dibujó a ese animal marino; sin embargo, imaginemos que un alumno no haya contado con los recursos, tal vez tecnológicos que empleó el otro estudiante, para investigar los tipos de animales marinos y, por ello, dado su conocimiento, dibujo una lombriz de tierra. También, en sentido estricto, la tarea se cumplió, es decir, el pequeño entregó su producto, pero el aprendizaje… ¿se logró? Ahí es donde la intervención docente se vuelve fundamental porque, a través de ella, y de algunos cuestionamientos que éste formule, podría lograr que su educando reflexionara sobre los tipos de animales marinos que existen, la diferencia que hay entre éstos y los terrestres, etcétera. En consecuencia, producto/evidencia no es sinónimo de aprendizaje.

Habría que pensar entonces, por qué la SEP, y buena parte de las autoridades educativas de los estados, exigen, diariamente, un sinfín de tareas escolares al igual que un número infinito de evidencias que, como he dicho, no necesariamente reflejan el logro de un aprendizaje.

En la semana pasada, publiqué un artículo que titulé “Hacer poco es mucho, pero la SEP no lo entiende”; consecuentemente considero que, si se le brinda la confianza necesaria a los docentes, éstos podrían, en la medida de sus posibilidades y recursos, adecuar las acciones que desarrollarían para que sus alumnos aprendieran en casa. ¿Se imagina aquel maestro de secundaria que tiene a su cargo más de 200 alumnos? Es demencial que se le pida que grabe un video que demuestre que está trabajando con sus alumnos, que realice una carpeta de “experiencias” de cada uno de éstos, que tenga la posibilidad de planear para que, si no es que todos, se conecten desde sus hogares para que trabajen a través de una plataforma, y un lago etcétera más.

¿Acaso el maestro o maestra no es padre o madre de familia?, ¿acaso no tienen que atender u orientar a sus hijos porque sus maestros también les han dejado tarea?, ¿acaso no tienen vida propia para desayunar, comer, cenar, pasar un tiempo con su familia, para hacer labores domésticas o en el campo, o para disfrutar de unos minutos de descanso?

Sí, además de la guerra que están librando médicos y enfermeras en nuestro país, la tarea, se ha convertido en la madre de todas las batallas que buena parte de la población está librando en estos momentos, y la SEP, tampoco ha entendido, entiende, ni entenderá esto.


Referencias:

Laconte, R. (1981). Citado en Rodas Ochoa, M.C. (2012). Las tareas escolares extraclase y su incidencia en el rendimiento de los estudiantes del tercer año educación general básica de la escuela Aurelio Ochoa Alvear de la Parroqui Tuti Cantón Cuenca (Doctoral dessertation)

Fuente: https://profelandia.com/la-tarea-la-madre-de-todas-las-batallas/

Imagen: https://pixabay.com/photos/children-drawing-education-4526384/

Comparte este contenido:

Hacer poco es mucho, pero la SEP no entiende esto

Por: Abelardo Carro Nava

¿Se ha puesto a pensar todo lo que ocurre en la mente de un niño cuando le pedimos que pinte la imagen de un perro que se visualiza en una hoja de papel?, ¿se ha puesto a pensar en la serie de habilidades cognitivas y cognoscitivas que el pequeño pone en marcha para cumplir con la consigna dada por el maestro o padre de familia? Indiscutiblemente, los estudios nos han hecho ver y comprender que, el ser humano, a partir de sus capacidades innatas desarrolla otras que se derivan de las experiencias que los individuos vamos adquiriendo conforme vamos “viviendo” en este mundo tan complejo y cambiante a cada instante.

Partir de una consigna, parece ser tan sencillo en términos educativos o académicos; sin embargo, tales cuestiones son más difíciles de entender si, por un lado, no visualizamos el contexto en el que se encuentra el infante, pero también, si no logramos comprender la intención didáctica que conlleva tal acción y, mucho menos, si no entendemos lo que cada uno de nosotros tiene en mente.

Pintar un perro, con seguridad, llevará al pequeño a colorearlo conforme a las experiencias previas que él haya tenido en casa, en la calle, en su pueblo o en su entorno; de ahí que sea importante que, la consigna, vaya acompañada de una serie de preguntas tales como: ¿conoces un perro?, ¿dónde lo has visto?, de qué color tenía el pelo o pelaje?, ¿tenía manchas y una cola corta o larga?, entre otras. A partir de esas interrogantes, el niño podrá asimilar y comprender lo que se le está pidiendo: pintar un perro. Así, como resultado de esa asimilación y comprensión, podrá colorear a este canino conforme a ese conocimiento previo, pero también, incluyendo (desarrollando) conocimientos nuevos en cuanto al número de manchas que pudo haberle colocado, el tamaño de su cola y hocico, etcétera. Esto último, dependerá de la creatividad e imaginación del infante.

Ahora, imaginemos que esta misma consigna la pusiéramos en un grupo de niños; seguro estoy (porque así lo he constatado) que no habría perros idénticos; tal vez algunos de ellos, al ser pintados, tendrían algunas similitudes, pero idénticos, no los habría.

En consecuencia, como bien sabemos, el conocimiento se construye individualmente, pero a su vez, colectivamente. Éste, es un principio básico que nos podría llevar a comprender por qué somos como somos y por qué actuamos como actuamos dadas las circunstancias que vivimos a diario. Desde luego, sin olvidar que, en tales cuestiones, interviene, en buena medida, el estado de ánimo del ser humano, los distractores que puede haber alrededor, la presión del tiempo para acabar la “tarea”, los requerimientos del profesor para que el trabajo esté “bien hecho”, etcétera.

Por lo anterior, me parece que la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de quienes tienen en sus manos la conducción de la estrategia “Educación a Distancia”, no han logrado comprender que, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, intervienen una serie de factores intrínsecos y extrínsecos, que pueden o no, posibilitar el aprendizaje en casa porque, si bien es cierto que todo en esta vida genera un aprendizaje, también es cierto que ese aprendizaje requiere de una orientación que el profesor o profesora puede darle en ese espacio tan conocido por nosotros como lo es la escuela.

Sí, de esa escuela de la que, en estos días, se ha hablado tanto, pero también, de lo que el profesional de la educación conoce para desarrollarlo con sus alumnos dada su formación pedagógica y didáctica. “Aprende en casa”, con sus múltiples opciones, puede tener un marco regulatorio y, si usted gusta, orientador, en cuanto a lo que el docente pueda o no trabajar con sus alumnos. Esto no lo niego. Lo que me parece absurdo es que, mientras esta acción se propone como una “herramienta” mediante la cual se puede orientar ese aprendizaje, la solicitud de trabajar los contenidos – por muchas autoridades educativas del orden federal y local – como si se tuvieran clases presenciales, terminan por entorpecer y “saturar” lo que se podría aprender. No en vano los profesores, independientemente de los contenidos que haya planeado, realizan modificaciones en el aula cuando observan que sus alumnos han llegado con ciertos estados de ánimo, saberes o interrogantes de lo que probablemente hayan vivido el día anterior en la casa o en la calle. Y para complicar más el asunto, muchas de esas autoridades, terminan por pedir de un momento para otro, informes, reportes y evidencias del trabajo de sus alumnos, lo cual genera, como sabemos, un círculo imperfecto, que lleva a los docentes a presionar a los padres de familia para que éstos, a su vez, hagan lo propio con sus hijos y así, sucesivamente. Es, como decía, un círculo imperfecto que, bien a bien, no se explica en términos de aprendizaje, pero sí, en cuanto a burocracia se refiere.

En sentido estricto, burocracia no es aprendizaje. De ahí que cobre sentido el que, si se hace poco es mucho; siempre, considerando la intención didáctica, la estrategia de enseñanza y la forma en que podrá ser evaluado eso que el alumno haya construido a partir de un sentido educativo.

Imagine usted aquel infante que comienza a tener un acercamiento con las grafías; su mente, dado su nivel de desarrollo, con seguridad no logrará comprender por qué la “a” es la “a”, y por qué la “p” es la “p”, y mucho menos por qué, juntas, suenan “pa” y, doblemente juntas, “papa”. Ese proceso, el que ocurre en la mente cuando el pequeño busca dar una explicación es, desde mi perspectiva, el más importante porque, si bien es cierto que desde pequeños la mayoría de los seres humanos balbuceamos, también es cierto que, la escuela y su maestro, y no en pocas ocasiones los padres de familia, colaboran para que logre darle significado y, de esta forma, comprenda que la comunicación, con todo lo que ello implica, es importante en la medida en que se conozcan la composición de las palabras y, como parece obvio, las reglas gramaticales.

En suma, mayores espacios de autonomía para los maestros podría ser una opción para la SEP; sí, para una SEP a la que tanto le agrada direccionar los aprendizajes. Esto último no es tan errado, lo que es errado, es pensar que México sea un país homogéneo y que, por esas mismas razones, el aprendizaje deba serlo.

Ciertamente, la contingencia sanitaria ha evidenciado todas las carencias que tiene nuestro Sistema Educativo; sin embargo, hoy por hoy, el maestro, sigue siendo piedra fundamental para el logro de los propósitos educativos. Esto, sin olvidar, el papel tan relevante que están desarrollando los padres de familia en casa, con sus hijos.

Si bien es cierto que nuestro México tiene realidades diversas, también es cierto que, en la ciudad, en el pueblo, en la comunidad, se está haciendo lo posible para salir adelante; ojalá que las autoridades entiendan esto.

Fuente: https://profelandia.com/hacer-poco-es-mucho-pero-la-sep-no-entiende-esto/?fbclid=IwAR1XCup9beEgt6gjH7kGOJRjETORRX3epLjNpmTqC74w6IrIuacmnkaNliw

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/question-mark-important-sign-1872665/

Comparte este contenido:

La “sana” distancia de la SEP con los maestros, alumnos y padres de familia

Por: Abelardo Carro Nava

Desde que inició la contingencia sanitaria en México por el Covid-19, la Secretaría de Educación Pública (SEP), al mando de Esteban Moctezuma, ha venido dando “palos de cielo”. Esto, ¿qué significa? Que antes y durante dicha contingencia, esta Dependencia, no supo ni ha sabido qué hacer ni cómo responder o atender las diferentes situaciones que ha generado esta crisis sanitaria. Me explico.

Como seguramente usted conoce, la Secretaría de Salud (SSA), desde los primeros días de marzo, con mayor frecuencia, informó de las medidas de prevención que todos tendríamos implementar porque, como era obvio, el virus había llegado a nuestro país. Si usted lo recuerda, el 12 de marzo, en plena rueda de prensa del Presidente, el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, así lo informó; de hecho, hizo alusión a que el primer caso confirmado de Covid-19 en nuestro país se registró el 27 de febrero y hasta ese día (12 de marzo), se habían registrado 12 personas contagiadas por el virus (La Jornada, 12/03/2020).

Ni tarde ni perezoso, el 14 de marzo, el Secretario de Educación, se reunió con sus homólogos de todas las entidades del país (La Jornada, 14/03/2020); esto, según se dijo, para acordar una “propuesta educativa” que, bajo las recomendaciones que emitió la SSA, pudiera evitar contagios en todas las escuelas del territorio nacional; sin embargo, las cosas no resultaron como, supongo, las previó este funcionario porque, en conferencia de prensa, Moctezuma Barragán informó que se adelantarían las vacaciones de Semana Santa y por, ello el periodo vacacional sería del 20 de marzo al 20 de abril (Aristegui Noticias, 14/03/2020). Como era de esperarse, los medios de comunicación y las redes sociales circularon esta información y, obviamente, hubo una tremenda confusión entre la población y el magisterio porque, en primer lugar, se dijo que se adelantaban las vacaciones y, días después, se informó que no era vacaciones, sino que el trabajo escolar seguiría y, por ello, los profesores y alumnos “trabajarían” desde casa, en línea o virtualmente. El hecho es que comenzaba a asomarse una idea de una “educación a distancia”.

Sobre este acuerdo, el de “adelantar vacaciones”, diez estados del país no lo respetaron; quiero pensar que, ante la propagación rápida del virus y, pensando en el bienestar y salud de sus habitantes, tomaron la decisión de suspender las actividades académicas a partir del 17 de marzo. Las entidades a las que me refiero fueron Guanajuato, Jalisco, Yucatán, Michoacán, Tamaulipas, Sonora, Nuevo León, Tlaxcala, Colima y Veracruz (Expansión Política, 17/03/2020). Esto, desde mi perspectiva, fue importante y necesario, dado el incremento de contagios que podía darse en los próximos días de ese mismo mes de marzo. Sin embargo, debo decir que, con esta medida, tanto los profesores como los alumnos y padres de familia, se dejaron a su suerte.

Para pocos es desconocido que la SEP, para esa fecha, no contaba con un plan educativo que permitiera darle continuidad al trabajo que venían realizando los maestros en las escuelas. De nada sirvió el referente mundial que, desde enero y febrero, pudimos conocer dada la propagación del virus en China, Italia, Francia, España, Estados Unidos y en otros países del orbe. No, nada de eso sirvió, simplemente se pensó, que todos los profesores podrían trabajar desde casa con sus alumnos, sin considerar que buena parte de éstos, no cuenta con las condiciones mínimas necesarias para acceder y conectarse en línea con sus profesores.

En este sentido, habría que recordar lo que el Censo que levantó el INEGI en el 2014, arrojó, y que el portal Educación Futura difundió en su momento: “Casi 40% de alumnos de educación básica, sin acceso a internet…del total de alumnos, 39.50 por ciento, es decir, 9 millones 307 mil 327, no tiene acceso a internet; 27.82 por ciento, 6 millones 554 mil 719, puede ingresar a la red desde su casa; 11.70 por ciento, 2 millones 756 mil 219, lo hace desde la escuela, y 18.79 por ciento, 4 millones 426 mil 547 accede desde otro lugar (cibercafé, casa de un amigo, etc.) (Educación Futura, 22/09/2014). Ciertamente alguien me dirá que estos son datos del 2014 y que, a la fecha, es muy probable que las condiciones de los alumnos ya no es la misma pero, ¿esto es así? Es decir, ¿en verdad habrán cambiado de manera significativa las cifras cuando sabemos que, en México, poco menos de la mitad de la población se haya en condiciones de pobreza y, desafortunadamente, más de 9 millones de personas se ubica en pobreza extrema? Voy un poco más allá, ¿por qué ya no se le dio seguimiento a este censo que, desde mi perspectiva, fue harto importante porque nos permitió conocer el estado que guardan las escuelas, profesores y alumnos de México? La respuesta se antoja obvia, no es ni sería viable para un gobierno “desnudar” las deficiencias que presenta un Sistema Educativo. En resumidas cuentas, estos datos (y con seguridad los actuales), nos hablan de una brecha de desigualdad importante.

Pasados algunos días de tal embrollo, y en pleno receso escolar (tal y como lo marca el calendario por la Semana Santa), la SEP dio a conocer algo que llamaron: Estrategia de educación a distancia: transformación e innovación para México. Propuesta integral frente al Covid-19. Google por education”. Sí, así como lo leyó usted, después de que por dos o tres semanas (del 17 de marzo al 3 de abril o, en otros casos, del 23 de marzo al mismo 3 de abril) en las que los profesores y algunos alumnos siguieron trabajando con sus propias herramientas y recursos, la SEP dio a conocer esta estrategia. Sí, les llevó poco más de 20 días armarla, pero bueno, tal parece que esta dependencia no aprendió nada de lo que ocasionó el virus de la influenza H1N1 en 2009. Ah, pero eso sí, durante esas dos o tres semanas, pudimos ser testigos de las instrucciones más absurdas y ridículas que hayamos conocido puesto que, muchos jefes de sector, supervisores o directores pidieron a los mentores, cuanta evidencia pudieran recabar del trabajo que estaban realizando con sus alumnos; esto, sin olvidar su respectivo plan de aprendizaje.

Creo, a muchas de estas autoridades educativas, se les olvidó el país en el que viven pero, lo más importante, olvidaron que el trabajo en línea, virtual o distancia, no sustituye las clases presenciales, ni lo que en el aula sucede. Me refiero pues, a lo que se genera en ese proceso educativo, mismo que por su naturaleza, transciende lo virtual, porque la pedagogía y la didáctica, va más allá de lo que se genera a través de una computadora o un móvil. En cualesquiera de los casos, esta estrategia nacional, considero, cumplirá las “expectativas” de la SEP, si gustan en términos estadísticos y/o numéricos; es decir, seguramente en unos días se darán a conocer cifras y datos sobre los usuarios de las plataformas que ahí se proponen. Sin embargo, no tengo duda que la brecha de desigualdad se mantendrá por lo que en líneas atrás argumentaba. Craso error de la SEP y las de los estados porque, trabajar “en línea” y “subir” evidencias, no necesariamente significa el logro de un aprendizaje y, viceversa. Deberíamos aprender de los miles de maestros y maestras que, desde que inició esta contingencia, han seguido trabajando con el propósito de que sus alumnos, en la medida de sus posibilidades, no dejen de aprender. Ahí está, desde mi perspectiva, un recurso valioso que las autoridades educativas debería considerar para futuras contingencias que, espero, no se presenten en nuestro país por el bien de todos.

Ahora bien, para cerrar estas líneas; permítanme brindar algunas propuestas y/o sugerencias que, desde mi perspectiva, podrían ser viables (no digo que sean las únicas) para cuando podamos regresar a clases.

Siguiendo cada una de las conferencias y/o comunicados que emite diariamente la SSA, parece posible que, en junio o julio, es muy probable que las actividades se vayan regularizando en México; creo, lo importante, está en considerar la salud de los millones de niños, jóvenes y maestros y maestras, trabajadores administrativos y del personal de apoyo o asistencia de la educación, que asisten a los centros educativos.

Así, dadas las condiciones bajo las que operan dichas escuelas y que ya he expuesto. Qué podríamos hacer:

Hasta donde sea posible, mantenernos informados, a partir de lo que digan los especialistas en esta materia. La información oficial, debe ser y es, una fuente indispensable para que tengamos el referente inmediato para actuar.

Dotar a las escuelas de los materiales necesarios para la sanitización de las diversas instituciones educativas. El Plan DN3 que ya se puso en marcha o, mejor dicho, la ayuda del ejército en este escenario, resultaría de gran valía para que, entre todos, se logre este propósito.

Considerar un regreso paulatino del personal directivo, docente y alumnado en general, es decir, darles los tiempos a los primeros actores (directivos y docentes), para que replanteen o reprogramen aquello que sea necesario replantear o reprogramar para asegurar los aprendizajes de los alumnos. El trabajo en colegiado o en academias, permitiría conocer qué se trabajó, cómo se trabajó y cuáles fueron los avances reales durante la contingencia.

Después del trabajo colegiado, ahora sí, el reingreso de los estudiantes, y sin atiborramiento de actividades y evaluaciones porque, si ya de por sí ya fue complicado trabajar “a distancia” con los alumnos por las razones que he expuesto, no se justificaría que se les llenara de una excesiva carga académica en las aulas. De hecho, al respecto considero dos cuestiones: 1) de manera inmediata al regreso, establecer una conversación con los alumnos sobre las experiencias que toda esta contingencia sanitaria les dejó, ¿qué hice?, ¿qué hicimos como familia? y ¿qué aprendimos de esto? Pudieran ser tres preguntas detonadoras que favorecerían una reflexión y aprendizajes compartidos; 2) no considero que este ciclo escolar esté perdido, debemos reconocer que hubo avances hasta el momento en que se suspendieron clases; lo que se haya avanzado en esta cuarentena (y lo que se pueda lograr después de ésta) resultaría suficiente para la promoción de grados y niveles educativos y, si me lo permiten, dada la continuidad que existe entre niveles, para el siguiente ciclo escolar, planear las actividades con el propósito de fortalecer los contenidos que no se hayan visto o trabajado a profundidad en este que se está cursando; intentando esa articulación de contenidos, a través del aprendizaje basado en proyectos, por ejemplo.

En suma, considero que, hoy por hoy, podemos aprender de quienes están en las aulas, ellos, son quienes tienen un conocimiento real de sus alumnos y de las condiciones de sus escuelas. Esperaría que la SEP redujera esa “sana” distancia, y pudiera buscar o establecer un mecanismo a través del cual, se escuchen y consideren sus propuestas pedagógicas y educativas. Esta es la segunda contingencia que vivimos por una pandemia, espero, podamos aprender de ello y se trabaje y trabajemos en ello.

Referencias:

Cruz, A. y Martínez, F. (12/03/2020) En 15 días, posible expansión comunitaria de Covid-19 en México. La Jornada. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/12/en-15-dias-posible-expansion-comunitaria-de-covid-19-en-mexico-ssa-6021.html

Poy, L. (14/03/2020). Secretarios de Educación de todo el país se unen contra el Covid-19. Recuperado de: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/03/14/secretarios-de-educacion-deciden-acciones-contra-coronavirus-563.html

Redacción Educación Futura. (14/09/2014). Casi 40% de alumnos de educación básica sin acceso a internet. Educación Futura. Recuperado de: http://www.educacionfutura.org/casi-40-de-alumnos-de-educacion-basica-sin-acceso-a-internet/?fbclid=IwAR0EDALX23pVk3PA38IPCJZCN5VxttF2p6ad9v_LQU6BmQZsPwGDzdeGnV4

Redacción Aristegui Noticias. (14/03/2020). SEP adelanta vacaciones de semana santa por Covid-19; durarán 1 mes. Del 20 de marzo al 20 de abril Aristegui Noticias. Recuperado de: https://aristeguinoticias.com/1403/mexico/sep-adelanta-vacaciones-de-semana-santa-por-covid-19-duraran-1-mes-del-20-de-marzo-al-20-de-abril/

Redacción Expansión Política (17/03/2020). Por coronavirus, al menos 10 estados adelantan la suspensión de clases. Expansión Política. Recuperado de: https://politica.expansion.mx/estados/2020/03/17/estados-adelantan-suspension-de-clases

 

Fuente: https://profelandia.com/la-sana-distancia-de-la-sep-con-los-maestros-alumnos-y-padres-de-familia/

Imagen: https://pixabay.com/photos/pencil-sharpener-notebook-paper-918449/

Comparte este contenido:

Día X de cuarentena…

Por: Abelardo Carro Nava

De repente, cual fotografías de esas instantáneas, vienen a mi mente varios recuerdos de mi infancia. Mis padres, fieles a las enseñanzas de sus padres, seguían a pie juntillas su ejemplo. No había otra forma de ser “alguien” en la vida. Finalmente, quienes nacimos en condiciones económicas limitadas, teníamos claro que el trabajo dignifica al hombre, y vaya que hay razón en ello.

Levantarse, desde pequeño, muy temprano para acompañar a mi padre y hermanos al campo, a la “pizca” o “trasiego”, era de lo más divertido. ¿Cómo podría ser pesado o aburrido si desde niño era el mundo que habíamos conocido?, ¿cómo negarse, si de tal actividad, obteníamos algún dinero para que mis padres solventaran otros gastos?, ¿cómo no ser parte de algo que, a decir de tus padres, era para el bienestar de la familia?

Pasadas algunas horas de labriego llegaba el desayuno. Ese menú exquisito que se conformaba por abundantes “gorditas” cocidas en comal de barro, con masa de maíz antes cosechado, harta salsa y solo unas cuantas pizcas de queso; y un atole, sí, un atole también de masa cuyo color y consistencia guardo en mis adentros.

El trabajo no menguaba. Las horas pasaban y el calor atosigaba. Sí, esa era la hora en que debíamos volver a casa. ¿Un baño? Ni pensarlo, primero debíamos realizar las tareas asignadas: barrer el patio, escombrar los cuartos, acomodar la leña, limpiar el pequeño establo, en fin, siempre había algo que hacer y rehacer para ayudar en los deberes domésticos. ¿Y luego? Las pequeñas tareas escolares que mis padres nos encomendaban: leer un cuento, resolver problemas matemáticos, repasar lo que en el ciclo escolar habíamos trabajado. ¿Y los juegos? ¡Claro que había espacio para los juegos! Sí, esos momentos que, después de la comida, se propiciaban con los demás niños de la cuadra, una “cascarita” le llamaban. Yo, desde luego, era el portero y, por ser el más pequeño, siempre era el que me “brincaba” a las casas de los vecinos cuando la pelota se nos volaba.

El tiempo pasaba y la cena llegaba, pero antes un baño, sí, un baño que verdaderamente disfrutaba. El correr del agua calientita sobre mi cuerpo, ha sido de las experiencias más extraordinarias que aún conservo.

Sentados en la mesa, mi padre tocaba su guitarra y “La Malagueña” cantaba. No sé si esa canción era la única que se sabía, pero recuerdo claramente cómo siempre se entonaba. La noche llegaba. Unas cuantas horas de descanso y de nuevo la jornada.

No, no eran vacaciones como las que hoy conocemos. La televisión era un lujo que no podíamos darnos en esos momentos. El dinero no alcanzaba para comprar un producto de esa naturaleza. Sin embargo, leer una novela, nos llevaba a mundos insospechados.

Aún recuerdo a María, sí, aquel texto de Jorge Isaacs que me tuvo al borde de las lágrimas. Su muerte, fue uno de esos hechos incompresibles que, desde luego, mi padre con sus sabias palabras, me explicaba. O bien, ese mundo de aventuras y misterios que, con Julio Verne y su Viaje al Centro de la Tierra, viví intensamente. No, no eran las vacaciones como las que ahora conocemos y, mucho menos, los juegos que ahora vemos. Hacer un paracaídas con una bolsa de plástico a la que se le ataban unos estambres en un extremo y del otro, las manos de un luchador, también de plástico, era todo un suceso. Esas competencias con los vecinos para ver cuál “volaba” más alto eran interminables; las apuestas siempre giraban en torno a nuestro gran tesoro: un dulce o un chicle que, como parece obvio, gané una y otra vez, para envidia de todos.

De vuelta a la realidad, de un tiempo a la fecha me he preguntado ¿qué tanto, como sociedad, hemos cambiado para pensar que un televisor es un gran aliado en contra del aburrimiento y el desasosiego?, ¿por qué las tabletas y los videojuegos han sustituido esas “cascaritas” tan amenas que sosteníamos con nuestros amigos?, ¿qué hemos hecho, como sociedad y gobierno, para que todo sea tan diferente pero, lastimosamente, igual que antes? Sí, tal vez se deba a un problema de clases sociales, y a lo que alguna vez algún profesor de la universidad definió como capitalismo. Sí, esa forma de vida que, por más que se diga lo contrario, genera grandes desigualdades sociales por el libre mercado.

Tengo claro que los tiempos ya no son los mismos de aquella, mi infancia, y que las condiciones económicas han acelerado nuestro ritmo de vida; desde luego, hay quienes vamos al día, viviendo y sobreviviendo con lo que hacemos y con lo que tenemos. Por ello comprendo, que las responsabilidades que tenemos en casa, las hemos sustituido con ciertos artefactos tecnológicos que derivan en la poca atención que, de alguna u otra manera, brindamos a nuestros seres queridos.

Tal vez sea momento, mientras vivimos esta pandemia generada por algo que los científicos han llamado coronavirus, de reflexionar sobre lo que hemos hecho y cómo lo hemos hecho o estamos haciendo. Bien se dice que la educación comienza en casa y, desde luego, coincido en ello.

Asignar pequeñas tareas a nuestros hijos logrando que comprendan el porqué de éstas, no es algo de otro mundo. Sé muy bien, porque me pasa lo mismo, que a veces cinco minutos significa destinar un tiempo que no teníamos contemplado porque nuestras actividades, sobre todo, laborales o domésticas, nos meten en un trajín de eventos sin sentido porque, inevitablemente, el sustento es lo primero; sin embargo, desde mi perspectiva, esos cinco minutos pueden ser tan valiosos en las personas como su vida misma. Muchas veces me han preguntado cómo podemos fomentar los valores universales en los nuestros. Mi respuesta ha sido inequívoca: comunicarnos, escucharnos, respetarnos, amarnos, etcétera; son, desde luego, pequeñas acciones que pueden generar ambientes favorables que propicien un sentido de corresponsabilidad y conciencia en los que hacemos y cómo lo hacemos.

No lo olvidemos pues, que los mexicanos, sin distingo de género, somos “luchones”, y es precisamente esa fuerza y ese carácter, lo que puede llevarnos a trabajar para ser mejores seres humanos. Hombres y mujeres empáticos…

Si la educación comienza en casa, y ustedes coinciden en ello, es un buen momento para seguir trabajando en ello. Así, con pequeñas acciones que, seguro estoy, más adelante tendrán grandes resultados colectivos, mimos que nacerán en la individualidad de los individuos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/dia-x-de-cuarentena/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/tv-man-sofa-tv-room-apartment-1529259/

Comparte este contenido:

El anacronismo de la SEP en tiempos del COVID-19.

Por:  Abelardo Carro Nava

Desde mi perspectiva, quienes se encuentran al frente de los diversos espacios que conforman la Secretaría de Educación Pública (SEP) de nuestro país, han subestimado, y subestiman, el trabajo que realizan los docentes de México. Esto viene a colación, por lo que se ha generado a partir de las decisiones que, derivadas de la pandemia por el COVID-19, se tomaron en el pleno del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU). Un espacio en el que, desafortunadamente, no concurren docentes de todas las latitudes, solo funcionarios, muchos de ellos, alejados de lo que sucede a diario en las escuelas.

Al respecto, habrá quien me diga que esos funcionarios visitan las escuelas, que tienen datos y/o estadísticas que reflejan sus comportamientos (diversos entre ellas), que conocen sobre las problemáticas en cuanto a su infraestructura y necesidad de materiales, que saben sobre lo que implica el establecimiento de un Consejo de Participación Social o bien, que están al corriente en cuanto al funcionamiento de los Comités de Protección Civil; en fin, de todo aquello que se deriva del quehacer escolar cotidiano; sin embargo, el que se tenga un conocimiento sobre estos hechos, no significa necesariamente que eso sea una verdad inequívoca, por el contrario, el continuum escolar, ese que se vive a diario en las instituciones, en las aulas, en los pasillos de éstas, etcétera, son una realidad que, en muchas ocasiones, dista mucho de la visión que tal o cual funcionario tiene con relación a éstas.

En este sentido, diversos momentos de la historia de México nos han hecho ver, por un lado, la inexorable fuerza de la naturaleza, pero también, lo que la misma sociedad ha propiciado a partir de sus ideologías e intereses (comunes). En consecuencia, ambos casos, han alterado el curso de los ciclos escolares que, como parte de la organización del Sistema Educativo Mexicano (SEM), se han implementado con el propósito de que los miles y millones de seres humanos que concurren en las aulas, aprendan (algo). No obstante lo anterior, y a pesar de los infortunios, la escuela mexicana, sus maestros y sus alumnos, han salido avantes.

¿De qué manera la escuela mexicana se sobrepuso a la pandemia del 2009 cuando el virus H1N1 se hizo presente en nuestro país?, ¿acaso el grueso de maestros no reconoce las enfermedades cuando, a diario, ven a estudiantes con alguna de ellas, las cuales, pueden ser graves?, ¿por qué tener en mente que, esos profesores, son neófitos en los diversos asuntos que les ocupan y preocupan en sus alumnos?

Pues bien, si nos adentramos un poco a estos “misterios” puedo decir que, en efecto, el maestro realiza los ajustes que considere necesarios a su planeación con el propósito de que sus alumnos continúen con su aprendizaje. Éste es un asunto, que no necesariamente el docente implementa en razón de lo que la autoridad educativa determine. Lo han hecho, aún sin la orientación que brinda, por ejemplo, la guía para los Consejos Técnicos muy cuestionada en estos tiempos. De hecho, bien valdría la pena preguntarse en estos momentos, desde cuándo se implementaron esos “consejos” y cuáles han sido sus resultados porque, desde mi perspectiva, proponer que el colectivo docente vea y discuta lo que a través de un video el actual Secretario de Educación expresa, no es muy didáctico que digamos. En fin.

Volviendo al tema que me ocupa, debo señalar (en menor medida porque sobre este asunto ya lo han hecho diversos colegas míos, como Sergio Martínez Dunstan http://www.educacionfutura.org/el-covid-19-cimbra-al-sistema-educativo-nacional/ y Rogelio Alonso https://profelandia.com/coronavirus-retos-para-la-escuela-mexicana/), que la escuela mexicana y sus actores, adolecen de lo que muchos conocemos: una infraestructura inadecuada para la prestación del servicio educativo; servicios básicos y de primer orden, a todas luces, insuficientes; aulas hacinadas y poco propicias para la generación de aprendizajes y conocimientos; insuficiente participación de padres de familia, en diversos rubros; en fin, un conglomerado de situaciones que, como decía, no profundizaré en demasía, pero que me permiten contextualizar que, a pesar de estas cuestiones, los docentes cumplen su cometido. Por ello es que vuelvo a mi argumento inicial, el que la SEP subestima y ha subestimado al magisterio.

Al respecto, si usted revisa la Guía para el Consejo Técnico en su Sesión Extraordinaria para la Organización Escolar a fin de Enfrentar la Emergencia Epidemiológica del COVID-19, podrá darse cuenta de ello. En ella, además de “chutarse” el mensaje del Secretario de Educación, los docentes conocerán sobre el COVID-19, además, de proponer una forma de organizarse para que los niños, niñas y jóvenes, avancen en su proceso formativo. No olvidando, desde luego, lo que se propone para que se reanuden las clases sin riesgos. Medidas que, de cierta forma, son básicas. No obstante: ¿acaso los maestros y maestras no son hijos o padres de familia y, ante un tema de vital importancia como lo es esta pandemia, no están informados?, ¿acaso no tienen en mente y han trabajado sobre las actividades que podrían, en la medida de sus posibilidades, trabajar con sus alumnos?, ¿acaso no saben que tendrán que asegurar sus espacios para que, a su regreso, no haya ni corran riesgos? Tal parece que la SEP no ha aprendido la lección porque, si bien es cierto que todo lo anterior es necesario, también es cierto que hay cientos de realidades en nuestro país y que, como tales, deben ser tomadas en cuenta si es que en verdad se desea implementar una política de largo alcance, que no sólo atienda lo urgente, sino lo prioritario, en cuanto al bienestar de los mexicanos.

Muchos niños y jóvenes, desafortunadamente, en estos días de aislamiento voluntario, acompañarán a sus padres y/o familiares porque, lamentablemente, esas familias van al día y, desde luego, tienen que generar las condiciones para asegurar su bienestar.

En este orden de ideas, pensar en un plan de trabajo para que los docentes aseguren el aprendizaje de sus alumnos, así tal cual lo señala dicha guía, no tiene mucho sentido y mucho menos lo tiene cuando, desde las Secretarías de Educación de los estados, se giran instrucciones para que los maestros acuerden este trabajo con sus directivos, supervisores y/o jefes de sector (https://www.elsoldetlaxcala.com.mx/local/deberan-docentes-crear-tecnicas-para-estudios-a-distancia-4984139.html?fbclid=IwAR1-5yeSOGnccI5wRqODCo3a3ajkd2i6VfRZ6Z24NftCiMTg-Uq23x71l8E). ¿Cómo asegurar que el alumno realice sus actividades si el padre de familia se lleva a un niño a la venta de pan o lo incorporan en la maquila de algún producto?, ¿qué es lo que hace o tendría que hacer un docente en medio de este asunto?, ¿no tendría que pensarse en el ajuste de las planeaciones de los profesores para que, a su regreso, establezcan una estrategia con la finalidad de “nivelar” a los estudiantes que no contaron con los medios para trabajar en casa con aquellos que sí lo hicieron? Estoy seguro que, sobre esta última pregunta, todo docente lo tendrá contemplado y de ninguna manera se negará a ello.

Ciertamente, hay de realidades a realidades; y esta realidad, como seguramente habrá otras, son las que viven miles de niños y niñas en México. En consecuencia, si el brote del coronavirus se detectó en los últimos meses de 2019, ¿por qué la SEP no comenzó a informar sobre ello?, ¿por qué no sensibilizó a los profesores y, sobretodo, a los padres de familia sobre este asunto?, ¿acaso pensó que somos seres súper dotados, con escudos protectores, y que no afectaría a la población del mundo?, ¿por qué no se revisó el antecedente inmediato relacionado con el H1N1? La respuesta, creo, se halla en la importancia que se le ha dado a las orquestas musicales y no al fortalecimiento de una cultura física, de salud y bienestar en los seres humanos, de los mexicanos.

Al tiempo.

Fuente:     https://profelandia.com/el-anacronismo-de-la-sep-en-tiempos-del-covid-19/

Imagen: https://www.shutterstock.com/image-photo/chair-school-521629792?irgwc=1&utm_medium=Affiliate&utm_campaign=Pixabay+GmbH&utm_source=44814&utm_term=https%3A%2F%2Fpixabay.com%2Fimages%2Fsearch%2Fescuelas%2520mexico%2F

Comparte este contenido:

Alianza entre Moctezuma y Cepeda y… ¿otro sindicato de maestros?

Por: Abelardo Carro Nava

El 26 de febrero de 2013, Jesús Murillo Karam, ex Procurador General de la República, en rueda de prensa, dio a conocer la detención de “La Maestra” Gordillo, lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de México. El motivo según se dijo: presunto desvío de fondos para su uso personal procedentes de las recaudaciones sindicales (Excelsior, 26/02/2013). Todo un suceso mediático y político en nuestro país y que, desde luego, cimbró al magisterio mexicano.

Pasados algunos años, específicamente, el 22 de noviembre de 2018, Juan Díaz de la Torre, solicitó licencia definitiva a su cargo como presidente del SNTE y, como era de esperarse, Alfonso Cepeda, asumió la dirigencia hasta el 2024. El motivo de la renuncia de Díaz de la Torre, aunque no fue muy claro, tuvo que ver con la “renovación” de una alianza entre el Sindicato y el Estado (EL Universal, 23/11/2018). Nuevamente, todo un suceso mediático y político, que volvió a sacudir al magisterio de nuestro país.

¿Qué tienen en común estos acontecimientos y por qué los expongo? Si analizamos a detalle cada uno de estos sucesos, el poder por el poder mismo, aparece en los relevos al frente de un Sindicato que, hace mucho tiempo, fue considerado como el más grande de América. Las razones, a continuación, las explico.

Por lo que respecta a la detención de “La Maestra” Gordillo y la llegada de Juan Díaz de la Torre, era claro que como tal, “La Maestra” estorbaba a quienes, en su momento, firmaron el fatídico Pacto Por México. Era obvio, la reforma educativa impulsada por el gobierno peñanietista tenía que pasar “planchadita”, sin obstáculo alguno, que le impidiera lograr el propósito que perseguían ciertas “élites” de poder, y así fue. En 2013, se echó andar una de las reformas más agresivas que dañaron, a más no poder, la imagen del magisterio. Como sabemos, Díaz de la Torre no fue ni representó obstáculo alguno, y los sueños guajiros de Peña, Chuayffet, Nuño y Granados, se fueron dando paulatinamente hasta que hubo un cambio de gobierno o, como dirían algunos, de régimen de gobierno en México.

Y es precisamente que, con la llegada del gobierno lopezobradorista a Palacio Nacional, de nueva cuenta hubo la necesidad de contar con una nueva dirigencia al frente de ese Sindicato que, de cierta manera, no representara una mirada al pasado agresivo e impulsor de lo que los maestros conocieron como “la mal llamada reforma educativa”, pero también, un obstáculo para la aprobación de una reforma, ahora en materia laboral, cuyo eje central fue y es: la democratización de los sindicatos. De ahí que podamos comprender el arribo de Alfonso Cepeda y la renuncia de Díaz de la Torre en noviembre del año pasado.

Diferentes acontecimientos, mismas visiones sobre un solo hecho: contar con dirigentes sindicales a modo.

Y es que mire usted, si analiza lo que en estos últimos días ha sucedido en este terreno, podrá contar con una amplia mirada sobre lo que le estoy exponiendo; le comparto algunos recientes acontecimientos: la aparición de “La Maestra” en las redes sociales en diciembre del año pasado; la reforma que, en material laboral, se aprobó el año pasado; la emisión de un Reglamento para la Elección de Directivas Seccionales del SNTE; la pugna por esas directivas seccionales por parte de los “Elbistas”, mejor conocidos como Maestros Por México, afines a Elba Esther Gordillo; la aparición continua de Moctezuma Barragán, Secretario de Educación, en eventos del SNTE; y, para finalizar, el continuo discurso que, desde campaña, se vino pronunciando pero que, ahora, en Palacio Nacional, retumba con mayor fuerza para lograr que al interior de los sindicatos prevalezca y se impulse una verdadera “democracia” sindical. Sí, todos estos hechos, apuntan y refuerzan mis argumentos con relación a las dirigencias sindicales a modo y de la posible alianza “estratégica” entre Moctezuma Barragán y Cepeda que, en lo últimos días, se ha hecho más evidente, con la idea de lograr que “La Maestra” no recupere el Sindicato que la llevó a tener un poder inmenso.

Esta última idea no me parece nada descabellada; por el contrario, sabemos de la capacidad “negociadora” del actual Secretario de Educación. No por nada ocupó la Secretaría de Gobierno con Ernesto Zedillo. Sabe de estos asuntos y, para como están las cosas, a Cepeda le vino como anillo al dedo esta “sana” relación con el Estado. No obstante, hay un asunto que me inquieta bastante: si Moctezuma y Cepeda han conseguido una “alianza” para el logro de sus “propósitos” y, si los “Elbistas” no logran “tirar” el nuevo Reglamento para la Elección de sus Directivas Sindicales, ¿qué hará La Maestra?, ¿formará otro sindicato de maestros? En consecuencia, ¿estaremos ante el inminente debilitamiento o desaparición de un solo sindicato de maestros que, por años, estableció sendas negociaciones con el Estado para favorecer sus propios intereses no así los de sus agremiados? Cuestionamiento, también, nada descabellado, que me lleva a pensar en el fin frívolo de quienes, desde la cúpula, miran tales hechos.

Si en su momento a “alguien” se le ocurrió “unificar” a todos los pequeños sindicatos de maestros que había en la República Mexicana, por qué no pensar que su división sea, en estos momentos de la vida política de nuestro país, una opción “viable” para contar con otras “redes” de poder que sirvan a ciertos intereses cuya intención sea, al menos en el discurso, la de dar “poder” al pueblo.

Ajá, y a todo esto… ¿y el magisterio?

Tiempo al tiempo.


  • Referencias:

Redacción Excelsior. (26/02/2013). Detienen a Elba Esther Gordillo, PGR la acusa de malversación de fondos. Excelsior.

Recuperado de: https://www.excelsior.com.mx/nacional/2013/02/26/886284

Moreno, T. (23/11/2018). Renuncia Juan Díaz a presidencia del SNTE. El Universal.

Recuperado de: https://www.eluniversal.com.mx/nacion/renuncia-juan-diaz-presidencia-del-snte

*Fuente: https://profelandia.com/alianza-entre-moctezuma-y-cepeda-y-otro-sindicato-de-maestros/

Comparte este contenido:

Congreso Nacional de Investigación Educativa: ¿mismo traje, otros actores?

Por: Abelardo Carro Nava

Después de haber asistido al XV Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIV) del Consejo Mexicano de Investigación Educativa A.C., de regreso a casa, en alguna de las casetas de peaje que se encuentran en la autopista Acapulco-México, me encontré con los padres de familia de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa; como parece obvio, éstos solicitaban una cooperación a los automovilistas que les permitiera continuar con la búsqueda de sus hijos. Ello me llevó a modificar, de cierta manera, la serie de ideas que ya tenía en mente con la intención de exponer lo que, desde mi punto de vista, logré percibir en uno de los eventos que es de los más importantes en México.

Y es que mire usted, tal parece que, en nuestro país, las realidades que vivimos a diario nos conducen a preguntarnos qué es lo que pasa con relación a tal o cual hecho y del que, por obvias razones, de desprenden una serie de reflexiones como las que ahora le comparto. Por un lado, tenemos lo que en cada sexenio se escucha decir hasta el hartazgo: con los cambios que habremos de implementar, ahora sí seremos un país moderno y desarrollado; con las políticas que implementaremos, ahora sí saldremos del “atolladero” en que nos metieron otros gobiernos; con las reformas a la Constitución que propondremos, ahora sí transitaremos de un estado corrupto a uno de derecho; con una nueva reforma educativa que impulsaremos, ahora sí en México habrá niños, jóvenes y adultos mejor formados, y maestros y maestras mejor pagados. Vaya, que lindo se leen estas palabras que, como usted sabe, se repiten en diversos espacios hasta el cansancio; sin embargo, bien valdría preguntarnos si todo ello ya es una realidad “tangible o palpable” o si, como ha sucedido, es parte de ese discurso esperanzador y de cambio que se nos han prometido cada seis años pero que, lamentablemente, no ha llegado.

Digo, reza el refrán: del plato a la boca, se cae la sopa; y es cierto. Más allá de filias y fobias – por aquello de las pasiones que mi comentario puede generar –, la verdad de las cosas, es que estamos ante un escenario, particularmente educativo, que deja ver los mismos trajes, pero con diferentes actores. Me explico.

Después de la aprobación a las reformas a los artículos 3º, 31º y 73º constitucionales que propuso el gobierno lopezobradorista, así como también, de las leyes secundarias aprobadas en el legislativo hace unas semanas, tales como la Ley General de Educación (LGE), Ley General para el Sistema de Carrera de las Maestras y los Maestros (LGSCMyM) y la Ley General para la Mejora de la Educación (LGMCE); no olvidando, desde luego, las breves pinceladas sobre la Nueva Escuela Mexicana que, Esteban Moctezuma, Secretario de Educación Pública, nos regala a través de sus vídeos, pero también, de lo que se ha abordado sobre ésta en uno de los Consejos Técnicos Escolares (en el mes de agosto de este año, por ejemplo) es que puedo afirmar, que estamos, ante un rompecabezas educativo que, para acabar pronto, se explica a partir de la abrogación de una reforma laboral que le ha dado forma a otra de la misma naturaleza pero que, en los hechos, no resuelve (ni resolverá) los problemas (o grandes problemas) que enfrenta México.

Llegado a este momento de la lectura, con mucha seguridad usted se preguntará ¿qué se puede hacer para revertir, gradualmente, los problemas educativos que conocemos? Desde hace más de quince años, diversos investigadores han realizado serios estudios con el propósito de generar conocimiento en, sobre y para la mejora del Sistema Educativo Nacional; sin embargo, los gobiernos o, particularmente, los representantes de esos gobiernos, han hecho y deshecho lo que han querido.

De un Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), hemos transitado a lo que hoy se ha llamado Nueva Escuela Mexicana (NEM); los resultados parecen obvios, y las condiciones en que se encuentra la educación en nuestro país, es una de las tantas realidades que palpamos los que a diario transitamos alguna de las calles y/o rincones de nuestra República Mexicana. ¿Qué hace falta para que logremos edificar una educación que satisfaga nuestras propias necesidades y demandas?, ¿mayores recursos económicos y financieros?, ¿mejores esquemas de formación inicial, capacitación, actualización y profesionalización docente?, ¿mejores diagnósticos que nos lleven a proponer formas de participación de los diferentes actores  educativos y no educativos?, ¿mejores salarios y prestaciones para los maestros y maestras?, ¿mejoramiento de la infraestructura educativa de todos los niveles?, ¿mayores y mejores esquemas de participación social en el hecho educativo? Sí, con seguridad todo eso (y más) hace falta; no obstante, tal situación, me lleva a formular una interrogante más que, podría abarcar, las anteriores, ¿cómo cerrar la brecha de desigualdad que hoy enfrentamos ante un mundo que, a cada minuto, se convulsiona por diversos factores, particularmente, del económico? Sí, desafortunadamente todo se mueve y tienen que ver con el dinero: el capital, las inversiones, la tecnología y el medio ambiente (entre otros), pero específicamente, con el dinero. ¿Neoliberalismo le llaman algunos?

De esta forma, pregunto nuevamente, ¿qué ha hecho la investigación para aminorar estos males? Mi respuesta es inequívoca: generar conocimiento. ¿Qué tipo de conocimiento? Aquel que se desprende de la ciencia o del conocimiento científico. Los datos, las evidencias, los hechos verificables ahí están; corresponde a los tomadores de decisiones hacer lo conducente ¿Qué es lo que éstos han hecho? Los resultados los conocemos: 52.4 millones de mexicanos en pobreza y, de esos, 9.3 millones viven en extrema pobreza. Un dato que engloba TODO (valga la redundancia) y que explica TODO.

Esto último viene a colación porque en el CNIV, tuve la maravillosa oportunidad de escuchar y observar el trabajo que presentaron unos estudiantes del Centro de Actualización del Magisterio de Chilpancingo; ahí, a través de sus historias de vida, pude constatar las grandes (o enormes) dificultades que, muchos jóvenes guerrerenses, enfrentan para acceder a una carrera profesional, por ejemplo; algunos de los factores que inciden en tal hecho son pobreza, inseguridad (ligada con la delincuencia del crimen organizado), discriminación y, en sentido estricto: exclusión social.

Sí, ésta fue una de las más de 1800 contribuciones aceptadas y que fueron presentadas por sus autores a lo largo de los 5 días en los que se desarrolló el evento que, dicho sea de paso, logró reunir a más de 4000 congresistas en esa entidad federativa. ¿Por qué aquellos tomadores de decisiones no acudieron a tal Congreso? Pregunta ingenua si usted gusta, pero que me permite responderla de la manera más sencilla posible: cada gobierno tiene su propia agenda y, en la que como parece obvio, la generación de conocimiento no forma parte de ella. ¿Menosprecio a la investigación educativa? No lo creo, más bien, creo se trata de una miopía disfrazada de un mismo traje, pero con diferentes actores que se dicen educativos.

Al tiempo.

Con negritas:

Desde este espacio envío una enorme felicitación a la expresidenta del COMIE, Angélica Buendía; su gestión inmejorable, pero su discurso inaugural, fue de lo mejor que he escuchado en los últimos años.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/congreso-nacional-de-investigacion-educativa-mismo-traje-otros-actores/

 

Comparte este contenido:
Page 22 of 36
1 20 21 22 23 24 36