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Los desvaríos del SNTE

01 de febrero de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Abelardo Carro Nava

Para nadie es desconocido que el sueño dorado de la maestra Elba Esther Gordillo Morales, fue el de ocupar la Secretaría de Educación Pública. Sueño guajiro que en reiteradas ocasiones lo comentaba, ya sea en alguna entrevista o en alguno de esos eventos en los que su participación era más que elocuente.

Por esa razón, desde su llegada a la Secretaría General de Sindicato más grande de Latinoamérica, impulsó una serie acciones con la idea de transformarlo. De hecho, la cercanía que ésta tenía con varios intelectuales, nacionales e internacionales (ver “Los socios de Elba Esther” de Ricardo Raphael), le permitía lograr cada una de las metas que se proponía y así era; cada uno de los objetivos que se trazaba los sacaba adelante, a veces con manoteos, otras, con diálogo, pero de que los lograba los lograba.

Dese cuenta, la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) con Salinas de Gortari, la firma del Compromiso Social por la Calidad de la Educación con Vicente Fox, y la firma de la Alianza por la Calidad de la Educación con el expresidente Felipe Calderón, le permitieron, entre otras cosas, pensar y repensar a su Sindicato, no solo como eje de lucha, confrontación o negociación, más bien, como una organización que podía ir más allá de lo que su propia función le señalaba: profesionalizar al magisterio. Cosa curiosa fue ésta, de ser un Sindicato que pugnaba por la defensa irrestricta de los intereses de los trabajadores, pasó a ser una instancia profesionalizadora del magisterio mexicano. Si no me cree mucho, dese una vuelta por el portal (www.snte.org.mx) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y busque el discurso que ofrece Juan Díaz de la Torre en la presentación del Sistema Nacional de Desarrollo Profesional Docente (SINADEP). ¿Aún lo duda?

Bueno, pero si esto no fuera suficiente, en los últimos años en esta organización sindical, han surgido una serie de eventos que han llamado mi atención en demasía. Por cuestiones de espacio – más que de ganas –, abordaré dos de ellos: SNTE Joven y los Juegos Magisteriales, Deportivos y Culturales que promueve dicha organización.

Por lo que respecta al primero, tengo claro que esta idea tiene como propósito preparar cuadros y revitalizar la estructura sindical, dado que para Luis Manuel Hernández León, representante del propio Juan Díaz de la Torre en el primer encuentro nacional Snte Joven (La Jornada 5/03/2016), los maestros jóvenes “son la esperanza porque serán los actores principales del proceso de transformación del sindicato”. Afirmación que sin lugar a dudas, abre la inmensa posibilidad de formular algunos cuestionamientos: ¿preparar cuadros para qué?, ¿se pretende reproducir las mismas prácticas clientelares y corporativas en dichos jóvenes?, ¿el sindicato no se rige por unos estatutos que definen sus formas de organización y participación?, ¿de qué transformación se está hablando?, ¿ya no será sindicato y ahora será una instancia profesionalizadora? En fin, insisto, varios cuestionamientos que se desprenden de las afirmaciones que integrantes del mismo sindicato realizan sobre este asunto.acuerdos-sep-snte4

Por lo que respecta a los Juegos Magisteriales, Deportivos y Culturales, también tengo claro que otras organizaciones sindicales, como el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o bien, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los realizan de manera continua y permanente. A través de éstos, se pretende fomentar la convivencia entre los trabajadores que están adheridos a tales sindicatos; sin embargo, bien cabría preguntarse – en el caso del SNTE –: ¿qué ventajas y desventajas ofrecen este tipo de actividades para los maestros?, ¿se busca un espacio de convivencia y esparcimiento o la confrontación y lucha derivada de la competencia que generan los deportes, por ejemplo? De la suspensión de clases y de la inscripción de ciertos jugadores (maestros o maestras) mejor ni hablamos. En muchos casos, y me consta, se suspenden clases por varios días en ciertas escuelas o zonas escolares con el propósito de participar en los “juegos”, pero también, aquellos que se inscribieron resulta que no se inscribieron – aunque si asisten – dado que participan o se integran a jugadores “externos” que nada tienen que ver con el magisterio. ¿Cuál es entonces la finalidad de este tipo de actividades?, ¿dónde queda el espíritu deportivo y artístico en este tipo de eventos?

Es loable el que se piense en los trabajadores, en este caso, de la educación. Sin embargo, las condiciones educativas y laborales en el país no están como para que a éstos se les dé atole con el dedo. Desde mi perspectiva, la dirigencia sindical, tendría que hacer lo que le corresponde: luchar por los intereses de sus agremiados.

Ciertamente las condiciones en México han cambiado, pero por esa misma razón, es que debe pensarse y repensarse los principios que rigen el sindicalismo en México.

Bien reza el dicho: “zapatero a tus zapatos” y, en consecuencia, soy de la idea de que el SNTE como tal, debe regresar a su origen, a sus principios. De nada le sirve ser una instancia profesionalizadora si la Secretaría de Educación Pública (SEP) no reconoce sus cursos, talleres, diplomados, etc., además de que éstos nunca han sido evaluados. De nada le sirve promover actividades deportivas y culturales si no se exige rotundamente que la misma SEP ofrezca estos servicios en las escuelas y para los maestros.

Lejos estamos de aquellos años en los que la maestra Elba Esther tenía una visión “transformadora” de su Sindicato. Reflexionar su función es de vital importancia si es que desea Juan Díaz de la Torre, quitarse el mote que miles de maestros expresan en sendas marchas: el gran charro sindical. Y aunque Edur Velasco Arregui (1999) define al charrismo sindical como “aquel intermediario de las relaciones laborales, seleccionado por el Estado, como otros (tantos) intermediarios de la vida social en México, (sus) funciones se derivan del propio poder público”*; considero que está a tiempo de generar una inercia diferente, si es que desea recuperar la legitimidad y credibilidad de un gremio fuertemente golpeado por el gobierno federal en  manos de Peña Nieto.

Tiempo al tiempo.

* Nota: lo que aparece entre paréntesis es mío.

Referencias: Velasco, Edur (1999). Estructura y poder sindical en México: el retrato de una élite longeva. Espiral, estudios sobre Estado y Sociedad. Vol. V. No. 16. Dicembre de 1999.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/los-desvarios-del-snte/

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La reforma pendiente… las normales

Por: Abelardo Carro Navas

Una de las asignaturas que tiene pendiente la Secretaría de Educación Pública (SEP), es la reforma a la educación normal en nuestro país. Si bien es cierto que en los últimos tres años se ha hablado de la inminente transformación de las escuelas normales, también es cierto que, hasta el día en que cierro estas líneas, no se ha hecho mucho que digamos, y eso que el actual Secretario de Educación, Aurelio Nuño, había prometido que este tema sería uno de los que estaría en la mesa de la discusión al inicio de este año pero, ¿esto es y será así?, porque como están las cosas en mi México querido, dudo mucho que en los próximos meses se toque el Subsistema normalista. Me explico.

Para entrar en materia, comenzaré por el lado político. Como bien sabemos, este año será crucial para el 2018. Las elecciones en el Estado de México, hacen suponer que varias de las iniciativas que pudieran presentarse en el escenario educativo, no serán tocadas en demasía por quien dirige la SEP en estos momentos. ¿Quién pensaría en alborotar el medio si lo que se quieren son votos y no marchas y plantones por parte del magisterio? Hacerlo, como parece obvio, traería “costos políticos” de relevancia y, para Aurelio Nuño, significaría poner en riesgo su probable elección como candidato a la gubernatura de esa entidad, o bien, su candidatura a la Presidencia de la República. ¿Le dijo a usted algo el que en estos días tan flamante Secretario haya develado un cuadro para homenajear a su antecesor Emilio Chuayffet haciéndose acompañar del Secretario General del SNTE, Juan Díaz de la Torre? En lo personal, tal acción se asemejo a una frase que utilizamos en mi pueblo cuando alguien pretende conseguir algo pero sin expresarlo de frente: “algo quiere y dinero no es”.

Por lo que respecta al ámbito económico. Pensar en reformar la estructura organizacional de las escuelas normales, se antoja harto complicado. Las condiciones presupuestales, como se ha visto, no auguran la pertinencia de dicha reforma. Es cierto que, derivado del programa Escuelas Al Cien, el año pasado se destinaron varios millones de pesos para fortalecer a las normales, sobre todo, a las rurales; pero también es cierto que el recorte presupuestal le pega y le pegará, no solo al Subsistema normalista, sino a todos los niveles que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SME) – aun y cuando se diga lo contrario –. Necesidades o requerimientos hay muchos en estas instituciones; desde infraestructura y equipamiento adecuado para su funcionamiento, hasta las formas de organización y reglamentación que por años han mantenido a estas escuelas formadoras de docentes.

En la parte social. Es impensable que éstas puedan desaparecer. Su tradición pero, sobre todo, su relevancia e impacto social, parecen descartar su eliminación. Por años, estas escuelas han formado a miles de maestros y maestras que se han incorporado al SEM con el propósito de cumplir con esa función que contempla el Estado Mexicano y que ha sido plasmada en la Constitución Política de nuestra nación: desarrollar armónicamente las facultades de los seres humanos. Nadie, en estos momentos, dudaría que en las escuelas hace falta un maestro que oriente y facilite la generación de aprendizajes en los niños, jóvenes y adultos de México.

Por lo que toca a la parte cultural, debo señalar que estas escuelas son parte importante y trascendental de la cultura mexicana. Muchas de las costumbres y tradiciones que se viven en cada una de las regiones del país, han sido fomentadas y preservadas por los maestros. ¿Y dónde se aprende todo ello? Como parece obvio, en las normales. Pese a quien le pese, en estas escuelas se genera ese aprendizaje que a la postre se desarrolla en los diferentes niveles en los que se insertan los egresados de estas instituciones. Bien se dice que cultura es una forma de vida, y no es errado pensarlo de esta manera. Dese cuenta, ¿cuántos y cuántos mexicanos no han sido formados por un maestro?, ¿cuántos y cuántos no hemos aprendido algo de ellos?, ¿cuántos y cuántos no hemos realizado una convivencia en razón de lo expuesto? Millones… millones de mexicanos.

Tengo claro que muchas de estas escuelas, por su misma condición regulatoria – sin autonomía y apegada a lo que mandata la Constitución –, han construido prácticas que a la fecha, no son las mejores. El diagnóstico que hace años realizó  la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), dio cuenta del rezago en el que se encuentran, pero también, de esas prácticas bajo las cuales se mueven los miembros de este Subsistema. De hecho, hace un año precisamente, Mexicanos Primero, difundió un informe – con el que no estuve del todo de acuerdo –  en el que se plantearon varias debilidades y fortalezas que no del todo son ciertas pero que hay cierta razón en ellas.

Reformar las escuelas normales, desde mi perspectiva, es fundamental si en realidad queremos mejorar la educación en nuestro país. Con seguridad resistencias gremiales y corporativas habrá. Es lógico pensar que existirán, y más por la serie de torpezas que ha cometido y viene cometiendo el gobierno federal en manos de Peña Nieto; sin embargo, el paso tiene que darse, sin prisa pero sin pausa. ¿Por qué? Porque estas escuelas formadoras de docentes, merecen ocupar el lugar que en 1984, por decreto presidencial, les fue asignado: instituciones de educación superior.

En este sentido, debo reconocer el trabajo que recientemente ha emprendido la DGESPE, en cuanto a la realización del Primer Congreso de Investigación de Educación Normal a celebrarse en la Ciudad de Mérida, Yucatán, el próximo mes de marzo (por allá nos veremos). Lejos del tema político que éste pudiera tener, me congratula el que finalmente, se tomé en cuenta a este Subsistema como parte de la educación de mi querido país.

En fin, considero que tiene que hablarse de las escuelas normales, y tiene que hablarse bien o mal, pero con sustento. Hechos lamentables como los de Ayotzinapa, por ejemplo, que siguen doliendo en el alma, deben ser atendidos y también expuestos para que, de una vez por todas, se den pasos firmes y sólidos hacia una mejora substancial en la formación de maestros.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-pendiente-las-normales/

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Ler o no ler, ese es el dilema

25 de enero de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Abelardo Carro Nava

Tremendo revuelo causó en los medios de comunicación, la metida de pata “involuntaria” por parte del Secretario de Educación, Aurelio Nuño, durante la 36 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Como sabemos, una niña de nombre Andrea, lo corrigió: “no se dice ler, se dice leer”. Esta fue una frase, puesta en imagen o video, que vendió y vendió muy bien. Y es que mire usted, el cuadro no podía haber sido mejor: un funcionario público hablando de las bondades de la lectura, unos niños que lo escuchaban, y una feria cuya intención radica en los libros, fue algo que ni el mismo Picasso lo hubiera pensado.

Tal hecho, me remontó a lo que en el 2011 le sucedió al precandidato que luchaba por la silla grande de nuestro país, Enrique Peña Nieto, durante la conferencia que impartió en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, cuando aseguró que Enrique Krauze, había escrito La silla del águila. Si mi mente no me falla, la “supuesta” confusión que tuvo quien ahora dirige los destinos de mi México querido, se generó por la pregunta que le formularon en cuanto a los libros que habían marcado su vida. Por ese entonces, las redes sociales se volvieron locas, los noticieros no se cansaron de repetir la misma historia, las charlas de los cafés se inundaron de tal tropiezo, en fin, en varios medios de comunicación, por días se comentó al respecto.

¿Qué coincidencias tiene la vida no cree? En ambas situaciones, el momento electoral se hizo presente. El segundo aludido, con miras a la Presidencia de la República y, el primero, vislumbrando un posible escenario en el Estado de México en el 2017 o, para el 2018, como máximo mandatario en nuestro país.

Hace unos días, en este mismo espacio (Educación Futura, 22/11/29016), Manuel Gil Antón, publicó una extraordinaria columna en la que alude el suceso que vivió Aurelio Nuño y la pequeña Andrea, haciendo una analogía con lo que pasa en cuanto a la reforma educativa y las posibilidades que pueden tener los maestros para expresar sus puntos de vista con relación a tan espinoso asunto, y créame, la comparto. Sin embargo, tal y como lo he venido señalando en otras columnas, lo que sucede con el Secretario y todo lo que ello implica, se resume en un solo aspecto: el electorero.

Pensamiento simplista si usted quiere, pero que nos permite reflexionar sobre los funcionarios que están ocupando diversos cargos y, claro, desempeñando una función que, por más que se diga lo contrario, es pública.

Si fue un montaje para que este servidor público apareciera en todos los medios de comunicación, nacionales e internacionales, sería lo de menos. Si fue un acto en el que la niña tuvo la osadía de corregir a quien tiene en sus manos el destino de la educación, lo pensaría y lo reflexionaría bastante. ¿Qué y cómo se está educando en México?, ¿cuáles son las intenciones de quienes tienen la enorme responsabilidad de propiciar esa mejora educativa que tanto se pugna en los foros internacionales?, ¿qué están o estamos formando los mexicanos, sean maestros, padres de familia u otros?, ¿cuál es el mensaje que se le está mandando a millones y millones de personas que tienen acceso a los distintos medios de información y comunicación? Son algunas preguntas que se me vienen a la mente y de las cuales, se pueden obtener una cantidad importante de respuestas, todas, relacionadas con el proceso formativo de los mexicanos.

Tengo claro que un error lo puede tener cualquiera; vaya, algún problema fisiológico puede ser normal en los seres humanos. Sin embargo, éste resulta inaceptable de alguien que desde llegó a la Secretaría de Educación Pública (SEP), no se ha cansado de vapulear a los maestros. ¿Por qué no pensar en una evaluación que sea aplicada a los funcionarios de este y otros niveles de gobierno?, ¿qué hubiera pasado si tal cuestión se le escuchara a un maestro?, ¿por qué no repensar la evaluación del magisterio si, como hemos visto, los seres humanos erramos?aurelio_nuno_1

Ler o no ler, es un dilema que plantea la imperiosa necesidad de revisar cada uno de los elementos del proceso educativo que permea el Sistema en México. Las disculpas son válidas; de hecho, el que este funcionario se haya dado un tiempo para visitar la escuela en la que la niña realiza sus estudios, fue aplaudible. No obstante, para como están las cosas en nuestro país, las disculpas y visitas inesperadas no solucionan el gran problema educativo existente. Ese es, desde mi punto de vista, el meollo del asunto: o trabajamos de manera conjunta en la solución de los problemas o la simulación seguirá siendo la reina con grandes zapatillas en el medio.

Recordemos que las habilidades básicas del lenguaje se resumen en cuatro: escuchar, hablar, leer y escribir. Ojalá, centremos la atención en las dos primeras para que el “ler” sea solo eso: un chusco desencuentro.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/ler-o-no-ler-ese-es-el-dilema/

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PISA, entre la teoría y la práctica

18 de enero de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Abelardo Carro Nava

Interesantes han sido los análisis sobre los resultados que arrojó la prueba PISA (Programa para la Evaluación de Estudiantes Internacionales) que en días pasados la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer en México. Varios investigadores, académicos, profesores, columnistas, y demás actores que conocen del medio educativo – me incluyo –, de brote pronto, se le fueron a la yugular a las pasadas administraciones federales, caso concreto, a la de Felipe Calderón Hinojosa, dado que la aplicación de dicho examen, se realizó a los estudiantes de 15 años que cursaban al menos el primer grado de secundaria en 2015. Como es de suponerse, estos jóvenes, ingresaron al Sistema Educativo Mexicano (SEM) en el 2006 y, por obvias razones, la valoración dio cuenta del avance o retroceso que se ha tenido en esta materia.

No obstante lo anterior, y la dura crítica de que fueron objeto ciertos funcionarios públicos – de antaño y los actuales –. Llamó mi atención, algunas ideas que su página de Facebook, Laura Frade (13/12/2016), difundió con el propósito de presentar un análisis sobre los resultados a los que hago referencia. El título que le dio a tales ideas, no pudo ser menos provocador e interesante: “La visión reduccionista de los resultados de PISA” y, bueno, entre otras cuestiones de singular importancia, resaltó el hecho de analizar el problema desde lo que Morín (2004) denominó “el complexus”, que no es otra cosa que profundizar en el tema a partir de las partes que interactúan con éste.

Pues bien, siguiendo con esta línea de análisis, Frade argumentó que la visión reduccionista se limitó (valga la redundancia) a observar la problemática responsabilizando al gobierno; a los docentes – a partir de la de la mirada de las ONG y algunos empresarios –; y a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por la corrupción que han permitido prive en el SEM; y bueno, a partir de tales consideraciones, planteó la imperiosa necesidad de observar el complexus educativo para generar propuestas de solución que favorezcan a la educación en su conjunto. Es decir, que a partir de cuestionar: el contexto globalizante y localizante; la estructura operativa que está conformada por una hiperestructura en la que no solo participa la nación sino también la OCDE, el FMI, el Banco Mundial, la Unesco, y demás; y, la estructura conceptual, que implica observar qué se enseña y cómo se aprende; estaríamos en la posibilidad de mejorar los resultados educativos en México.

Repito e insisto, cosa más interesante fue ésta, dado que como puede verse, la realidad se explica a partir de la teoría que circunda en el medio. No obstante esta afirmación, dicha realidad nos enfrenta precisamente a ese nivel reduccionista a la que Frade hace referencia. ¿Por qué? Porque lamentablemente, las teorías, los estudios, las investigaciones y las propuestas, son ante unos oídos sordos: nada. ¿Visión reduccionista? – con seguridad Laura Frade me preguntaría –; y mi respuesta no podría ser de otra manera: afirmativa. Me explico.

Desde que ingresé hace algunos años al magisterio – casi dos décadas –, he dedicado buena parte de mi tiempo a analizar el SEM. De hecho, algunas investigaciones he realizado con el propósito de comprender los distintos fenómenos que ocurren en dicho Sistema. Ello me ha permitido, tener un panorama amplio sobre los temas educativos que son parte del gremio. Obviamente, el mejorar mi práctica docente ha sido uno de los propósitos que he conseguido. No sé hasta qué punto he avanzado, pero de algo estoy seguro: la reflexión en, para y sobre mi práctica docente, ha sido permanente y que puedo constatar en la formación de mis alumnos.

Así pues, la incesante interacción que he tenido con cientos de estudiantes y colegas en las diversas instituciones educativas en que he laborado; me ha permitido, constatar que tales teorías, tales investigaciones, tales argumentos, tales explicaciones, que buscan mejorar la educación de mi México querido, carecen de significado y sentido por todo lo que permea en el medio. Y no me refiero a aquellos agentes o factores externos a la nación que influyen en el SEM; como parece obvio, lo local es lo que cobra importancia en este sentido.

¿Cómo se explica que tanto las escuelas públicas y particulares hayan obtenidos pobres resultados si ambas son parte de un Sistema?, ¿dichos resultados se explican a partir del contexto internacional?, ¿nacional? o ¿de ambos? Es indiscutible, tales explicaciones se encuadran en ambos pero, ¿cuáles pueden controlarse? Las primeras, son prácticamente imposibles pero, las segundas, son lo que nos ocupa o debiera ocupar.

Si analizamos con detenimiento las políticas educativas que han permeado en México desde que la SEP fue fundada por Vasconcelos (para qué ir más lejos), podríamos comprender que la educación no ha avanzado lo suficiente como para sentirnos contentos. La política, esa mala política que en cada sexenio se observa a plenitud, lo ha impedido.

No olvidemos que el mundo gira y el hombre, por más increíble que pudiera parecer, también lo ha hecho. De ahí que podamos comprender que lo global y lo local, han cambiado de significado conforme el tiempo ha avanzado.

México, está estancado. Comenzar con serios cuestionamientos hacia el gobierno, la SEP, el SNTE, las ONG, y demás actores que influyen con sus acciones en el medio educativo, valga la redundancia, es un buen comienzo. En todo caso, exigir una transformación como la que la misma teoría propone, es fundamental y de vital importancia para que no solo se mejoren los resultados en “x” o “y” prueba. Se trata pues, de formar ciudadanos en el más amplio sentido de la palabra y, discúlpeme usted si en estos momentos soy reduccionista, pero esa limitante, me permite demandar para mis compañeros docentes: una mayor participación en la formulación de los planes y programas de estudio; transparencia en el ejercicio de los recursos públicos destinados al ámbito educativo; y una mejor educación para los millones de niños y jóvenes que asisten a las escuelas de mi México querido…solo por citar algunos ejemplos, insisto, reduccionistas si usted quiere, pero tan necesarios en un país en el que el pedir, es mendigar lo que por propio derecho debe otorgarse.

En este sentido la pregunta sería, si ante tal reto, el gobierno le entraría al toro por los cuernos. He ahí el dilema, he ahí la cuestión, he ahí el problema.

Tiempo al tiempo.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/pisa-entre-la-teoria-y-la-practica/

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La reforma pendiente… las normales

Por: Abelardo Carro Nava

Una de las asignaturas que tiene pendiente la Secretaría de Educación Pública (SEP), es la reforma a la educación normal en nuestro país. Si bien es cierto que en los últimos tres años se ha hablado de la inminente transformación de las escuelas normales, también es cierto que, hasta el día en que cierro estas líneas, no se ha hecho mucho que digamos, y eso que el actual Secretario de Educación, Aurelio Nuño, había prometido que este tema sería uno de los que estaría en la mesa de la discusión al inicio de este año pero, ¿esto es y será así?, porque como están las cosas en mi México querido, dudo mucho que en los próximos meses se toque el Subsistema normalista. Me explico.

Para entrar en materia, comenzaré por el lado político. Como bien sabemos, este año será crucial para el 2018. Las elecciones en el Estado de México, hacen suponer que varias de las iniciativas que pudieran presentarse en el escenario educativo, no serán tocadas en demasía por quien dirige la SEP en estos momentos. ¿Quién pensaría en alborotar el medio si lo que se quieren son votos y no marchas y plantones por parte del magisterio? Hacerlo, como parece obvio, traería “costos políticos” de relevancia y, para Aurelio Nuño, significaría poner en riesgo su probable elección como candidato a la gubernatura de esa entidad, o bien, su candidatura a la Presidencia de la República. ¿Le dijo a usted algo el que en estos días tan flamante Secretario haya develado un cuadro para homenajear a su antecesor Emilio Chuayffet haciéndose acompañar del Secretario General del SNTE, Juan Díaz de la Torre? En lo personal, tal acción se asemejo a una frase que utilizamos en mi pueblo cuando alguien pretende conseguir algo pero sin expresarlo de frente: “algo quiere y dinero no es”.

Por lo que respecta al ámbito económico. Pensar en reformar la estructura organizacional de las escuelas normales, se antoja harto complicado. Las condiciones presupuestales, como se ha visto, no auguran la pertinencia de dicha reforma. Es cierto que, derivado del programa Escuelas Al Cien, el año pasado se destinaron varios millones de pesos para fortalecer a las normales, sobre todo, a las rurales; pero también es cierto que el recorte presupuestal le pega y le pegará, no solo al Subsistema normalista, sino a todos los niveles que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SME) – aun y cuando se diga lo contrario –. Necesidades o requerimientos hay muchos en estas instituciones; desde infraestructura y equipamiento adecuado para su funcionamiento, hasta las formas de organización y reglamentación que por años han mantenido a estas escuelas formadoras de docentes.

En la parte social. Es impensable que éstas puedan desaparecer. Su tradición pero, sobre todo, su relevancia e impacto social, parecen descartar su eliminación. Por años, estas escuelas han formado a miles de maestros y maestras que se han incorporado al SEM con el propósito de cumplir con esa función que contempla el Estado Mexicano y que ha sido plasmada en la Constitución Política de nuestra nación: desarrollar armónicamente las facultades de los seres humanos. Nadie, en estos momentos, dudaría que en las escuelas hace falta un maestro que oriente y facilite la generación de aprendizajes en los niños, jóvenes y adultos de México.

Por lo que toca a la parte cultural, debo señalar que estas escuelas son parte importante y trascendental de la cultura mexicana. Muchas de las costumbres y tradiciones que se viven en cada una de las regiones del país, han sido fomentadas y preservadas por los maestros. ¿Y dónde se aprende todo ello? Como parece obvio, en las normales. Pese a quien le pese, en estas escuelas se genera ese aprendizaje que a la postre se desarrolla en los diferentes niveles en los que se insertan los egresados de estas instituciones. Bien se dice que cultura es una forma de vida, y no es errado pensarlo de esta manera. Dese cuenta, ¿cuántos y cuántos mexicanos no han sido formados por un maestro?, ¿cuántos y cuántos no hemos aprendido algo de ellos?, ¿cuántos y cuántos no hemos realizado una convivencia en razón de lo expuesto? Millones… millones de mexicanos.

Tengo claro que muchas de estas escuelas, por su misma condición regulatoria – sin autonomía y apegada a lo que mandata la Constitución –, han construido prácticas que a la fecha, no son las mejores. El diagnóstico que hace años realizó  la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), dio cuenta del rezago en el que se encuentran, pero también, de esas prácticas bajo las cuales se mueven los miembros de este Subsistema. De hecho, hace un año precisamente, Mexicanos Primero, difundió un informe – con el que no estuve del todo de acuerdo –  en el que se plantearon varias debilidades y fortalezas que no del todo son ciertas pero que hay cierta razón en ellas.

Reformar las escuelas normales, desde mi perspectiva, es fundamental si en realidad queremos mejorar la educación en nuestro país. Con seguridad resistencias gremiales y corporativas habrá. Es lógico pensar que existirán, y más por la serie de torpezas que ha cometido y viene cometiendo el gobierno federal en manos de Peña Nieto; sin embargo, el paso tiene que darse, sin prisa pero sin pausa. ¿Por qué? Porque estas escuelas formadoras de docentes, merecen ocupar el lugar que en 1984, por decreto presidencial, les fue asignado: instituciones de educación superior.

En este sentido, debo reconocer el trabajo que recientemente ha emprendido la DGESPE, en cuanto a la realización del Primer Congreso de Investigación de Educación Normal a celebrarse en la Ciudad de Mérida, Yucatán, el próximo mes de marzo (por allá nos veremos). Lejos del tema político que éste pudiera tener, me congratula el que finalmente, se tomé en cuenta a este Subsistema como parte de la educación de mi querido país.

En fin, considero que tiene que hablarse de las escuelas normales, y tiene que hablarse bien o mal, pero con sustento. Hechos lamentables como los de Ayotzinapa, por ejemplo, que siguen doliendo en el alma, deben ser atendidos y también expuestos para que, de una vez por todas, se den pasos firmes y sólidos hacia una mejora substancial en la formación de maestros.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-pendiente-las-normales/

Imagen: elfederalista.mx/f/jalisco_escuelas.jpg

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El gasolinazo y la educación

Por: Abelardo Carro Nava

No había pasado mucho tiempo desde que decidí tomarme un merecido descanso, cuando de repente, alguna de las noticias que se difunden por la televisión llamó mi atención: el Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade, dio a conocer en los últimos días de diciembre, el aumento a las gasolinas y diésel para el mes de enero de este año, dada la liberación de los precios en varias partes del país; esto, derivado de la reforma energética que fue aprobada por las cámaras de representantes de mi México querido.

Reflexiones más, reflexiones menos, llegaron a mi mente infinidad de ideas relacionadas con el medio en el que me muevo constantemente: el educativo. De pronto me pregunté: ¿tendrá algún impacto el aumento del combustible en el sector educativo?, si así fuera, ¿cuáles serían las consecuencias que padecería dicho sector?, ¿en qué medida las escuelas, los maestros, los alumnos y los padres de familia se verían afectados por tal aumento? En fin, una serie de cavilaciones que por más que quise evitarlas – porque en serio pretendía descansar – rondaron por mi cabeza en más de una ocasión.

Así las cosas, y pasadas las festividades que, espero haya disfrutado usted, mi apreciable lector; el primer día de este año se concretó lo que se había anunciado: la liberación de los precios de las gasolinas y el diésel. En pocas y resumidas palabras: se hizo efectivo el gasolinazo.

Hasta el momento, sobre este asunto, hemos visto de todo en la arena política. Partidos políticos y políticos que se desdicen y quieren dar marcha atrás a una ley que ellos mismos aprobaron. Medios de comunicación que intentan desviar la atención y enfocarla a los bloqueos y marchas mediante los cuales se afectan en cierta medida a una población que tiene que cumplir con sus actividades, sean laborales o no. Un Presidente que no aparece ni da una explicación sobre esta situación porque anda de vacaciones. Cientos de miles de ciudadanos inconformes con la medida anunciada y que se han manifestado en varias entidades de mi querida República Mexicana. Robos y venta de combustible a menor precio por los llamados “tlachicoleros”. Congresos en los estados que fijan una postura sobre el alza a los precios pero se les ha olvidado que ellos mismos aprobaron la reforma hace unos años. Gobernadores que ya no saben ni para donde hacerse porque corren el riesgo de ser vapulados por la ciudadanía si es que apoyan la medida tomada por la gestión de Peña Nieto. Con este panorama, dígame si el país no está más que “caldeado”.

Para quienes tenemos un poco de conocimiento sobre estas cuestiones, sabemos que el escenario internacional juega un papel preponderante en cada uno de los países que producen o no petróleo. Las explicaciones que han dado los funcionarios de la SHCP son reales y creíbles. Muchas de ellas las he leído y, otras tantas, las he escuchado. El precio del petróleo a nivel mundial, la volatilidad del dólar, los mercados internacionales, en fin, todas aquellas cuestiones que inciden en la economía a nivel mundial, impactan en el plano nacional. Señores, eso lo sabemos. Pero también sabemos, que se han tomado decisiones equivocadas, a la ligera, sin análisis ni fundamento, solo han considerado aquellas que traen consigo la demagogia y el populismo. ¿Recuerda cuando el presidente Peña anunció que con la reforma energética no habría aumento en las gasolinas? Ese, señores, es el más claro ejemplo de la demagogia y populismo. Obviamente, las consecuencias de esa falacia, la estamos pagando en estos momentos.

Y a todo esto, con seguridad usted se preguntará, ¿y estas ideas que tienen que ver con el medio educativo? La respuesta es simple: todo. Las políticas económicas impactan en las educativas y, en razón de las primeras, es como las segundas logran concretarse.

El ser humano, por instinto básico, tiene que alimentarse… ¿cómo le harán los más de 60 millones de mexicanos que viven en pobreza y pobreza extrema para llevarse un alimento a la boca?, ¿cree usted que con el paupérrimo aumento al salario mínimo les alcanzará para desayunar, comer y cenar, además de trasladarse y comprar los materiales que son indispensables en el proceso de enseñanza y aprendizaje? No nos hagamos, las condiciones del país no son las mismas para todos los sectores. Se nos olvida que hay un sector de la población que vive en zonas rurales e indígenas, aunque esto no significa que en las urbanas no haya necesidades.

Por sentido común, si se incrementa el precio de los combustibles se incrementará prácticamente el precio de todo y en todo, incluyendo la comida. ¿Se ha puesto a pensar lo que significa comprar una canasta básica en estos tiempos? Créame, 80 pesos no sirven de mucho.

Considero pues, que demagogia y populismo estamos cansados. Ahí tenemos la aprobación de la reforma educativa, una iniciativa que fue en el mismo paquete de la energética, en algo que se conoce o conoció como “Reformas Estructurales”. Los resultados de la primera se vienen dando, no por la reforma en sí sino por lo que existe o existía sin esa llamada “reforma”, por ejemplo, cuando se demostró que más del 80 por ciento de los maestros evaluados alcanzaron niveles satisfactorios y destacados. ¿Qué paso entonces? Que se evidenció que los docentes hacen su trabajo con conocimiento de causa. Así, sin más ni más: y sin “reformas”.

Por lo que respecta a la “reforma energética”, supongo, en los próximos días ésta será modificada. Es de sabios reconocer los errores y, si no me equivoco, por las decisiones tan apresuradas que se tomaron en este sentido, se aprobó una reforma que no reforma nada.

Finalmente, quiero expresarle a usted, mi siempre apreciable lector que el año pasado me obsequio unos minutos de su tiempo para leer alguna de mis columnas; mis mejores deseos en este 2017. Creo que a pesar de los pesares y los infortunios, en los seres humanos vive ese pedacito de amor que la humanidad requiere para seguir adelante. Enhorabuena y que tenga salud y muchos éxitos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-gasolinazo-y-la-educacion/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/01/gas.jpg

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De la niña Andrea, a los resultados de la prueba Pisa

Por: Abelardo Carro Navas

Tremendo revuelo causaron en los medios de comunicación, los datos que el martes pasado, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer con relación a la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos) que se aplicó a cerca de 540 mil estudiantes de más de 70 países. México, como hace más de diez años, se colocó en los últimos lugares. Asunto nada menor y del cual se despenden varias cuestiones, pero vayamos por partes porque de éste y otros temas, hay mucha tela de donde cortar. Veamos.

Hace unos días, millones de mexicanos fuimos testigos de un hecho que, hasta el momento en que cierro estas líneas, sigue causando polémica. Se trató de la niña Andrea, estudiante de educación básica que en la 36 Feria Internacional del Libro, corrigió al Secretario de Educación, Aurelio Nuño. “No se dice ler, se dice leer”, fue una frase que – quizá – se convirtió en un grito de rebeldía. Como era de esperarse, los memes no tardaron de aparecer e inundaron las redes sociales. El hecho, plasmado así como lo fue y es, se antoja chusco a más no poder. Sin embargo, y permítame ser un tanto crudo al respecto, este tipo de cuestiones, son el reflejo de la realidad que estamos vivimos los mexicanos: tenemos a un Secretario de Educación que se preocupa más por su popularidad y por hacer política con miras a ocupar una gubernatura o presidencia de la república, que por corregir sus problemas de dicción. Si ésta es la realidad que vivimos en nuestros días, imagínese cómo estarán las demás cosas.

Bien se dice que cuando la cabeza está mal, lo demás esta igual, y hay razón en ello. En este caso, y para el momento que estamos viviendo, desafortunadamente le tocó a Nuño ser objeto de burlas y comentarios más que soeces por quienes nos encontramos dentro del Sistema Educativo, pero también, por quienes se hallan fuera de éste. Y es que mire usted, el problema como tal no radica, como una y otra vez lo he reiterado en este y otros espacios, en los maestros, sino en los funcionarios que han estado al frente de áreas tan importantes para el desarrollo cognoscitivo de los mexicanos. Dese cuenta, los datos que ofreció la OCDE nos hacen pensar en ese rezago en el que nos encontramos insertos desde el 2000 a la fecha. Obviamente que este problema viene arrastrándose de años anteriores al que señaló líneas arriba pero, en este caso, los tomó para ejemplificar la idea que pretendo aterrizar.

Recordemos que con la alternancia, producto de la victoria en las urnas que obtuvo Vicente Fox en el 2000, muchos pensamos que las cosas iban a cambiar. Recuerdo que en ese tiempo, el Secretario de Educación, Reyes Tamez Guerra, estuvo subordinado a los designios de la maestra Elba Esther Gordillo quien, ávidamente, estableció una mancuerna con la primera dama, Martha Sahagún, para el logro de sus propósitos. Posteriormente con Calderón, algo similar pasó, solo que el asunto empeoró para el sector educativo, específicamente, para el nivel básico de enseñanza, dado que Josefina Vázquez Mota, cedió la Subsecretaría de Educación Básica al yerno de la profesora Gordillo, Fernando González.

Culminada esta triste y lamentable etapa de gobiernos panistas, llegó a la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet, abogado y político mexicano que, gracias a la victoria que obtuvo Peña Nieto, fue colocado por tres años en tal puesto. Si, así como lo leyó: tres años; y bueno, a la salida de éste llegó Nuño, jefe de la oficina del Presidente y hombre cercano al mismo.

¿Qué le parecen estos datos?, ¿le dicen algo? Si nos preguntamos por qué México se encuentra en niveles deplorables en comparación con otros países del orbe, tal y como lo mostró la prueba PISA, aquí tiene una respuesta, misma que se complementa con la serie de factores que inciden en la escuela pública mexicana. ¿Cuáles son éstos? En reiteradas ocasiones, muchos investigadores, académicos, maestros, columnistas y colegas, nos hemos referido a ellos de manera particular, aunque pueden englobarse en cuatro grandes rubros: economía, cultura, política y sociedad. Cada uno con sus propias particularidades pero que, de manera directa e indirecta, han influido e influyen en la educación de mi México querido.

Ciertamente, la tarea educativa es de todos los mexicanos, de eso no tengo duda. Todos los que habitamos este bello país, tenemos la enorme responsabilidad de participar en la formación de los millones de niños, jóvenes y adultos. Comenzar en casa, con nuestros hijos y familiares, es una buena opción, y podemos hacerlo. Sin embargo, y con todo el respeto lo digo, debemos y tenemos que exigir a los gobiernos y gobernantes que hagan su chamba. Cansados estamos de que tiren culpas a los menos culpables y eludan sus responsabilidades.

Si el Sistema Educativo Mexicano (SEM) está como está, es porque quienes han tenido la posibilidad de mejorar las condiciones de quienes asisten o asistimos a formarnos a una escuela, no lo han hecho. Lamentablemente la SEP, ha sido vista como un trampolín político para llegar a una gubernatura o presidencia de la república, mientras que la educación… ha sido relegada a un segundo plano.

Requerimos pues, menos discursos como los que en días pasados ofreció tan flamante Secretario – Nuño – quien, en su intento de legitimar su actuar en razón de los resultados que dio a conocer la OCDE, pretende agarrarse de su “reforma educativa” que, como se ha dicho, no traerá beneficios y mejoras al Sistema en tanto no destierren la corrupción que priva al interior del medio y se proponga un modelo apegado a la realidad y con sentido.

Por cierto, ¿pensará Nuño culpar a los maestros y maestras de México cuando en las recientes evaluaciones más del 85% obtuvo resultados satisfactorios? Hacerlo, sería cínico y harto ofensivo. Ya veremos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/de-la-nina-andrea-a-los-resultados-de-la-prueba-pisa/

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