Por Abelardo Carro Nava
Dentro de los enfoques de la investigación, sea ésta educativa o no, existe un método que es conocido por quienes tenemos la maravillosa oportunidad de dedicar un poco de nuestro tiempo a la indagación de los diversos fenómenos que en el mundo acontecen; me refiero a la etnografía.
Si consideramos que un estudio etnográfico parte de la idea de obtener información directamente del campo en que ocurre cierto fenómeno, debemos considerar entonces, que éste es fiable en la medida en que el que investiga, se involucra con el objeto de estudio, independientemente del problema de que se trate. Para ello, resulta fundamental la recogida de datos a través de una observación participante, así como también, las entrevistas que se realicen a los sujetos que son parte de ese objeto de estudio. De esta forma, es como los hallazgos pueden presentarse de una manera objetiva y confiable, hecho que hace en sí mismo, relevante el tema de investigación que se esté abordando.
Pues bien mi estimado lector, en esta ocasión he querido hacer esta breve introducción con el propósito de exponerle, algunas reflexiones que he formulado con relación al 1er. Congreso Nacional de Investigación sobre Educación Normal (CONISEN), que tuvo lugar el pasado 8, 9 y 10 de marzo, en la bella ciudad de Mérida, Yucatán.
Pues bien, como seguramente usted recordará, en anteriores entregas, di cuenta de la acertada decisión que tuvo la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), sobre la organización de este evento. Como en dichas líneas lo exprese, ya era hora de que alguien voleara su mirada hacia las escuelas normales que, por años, se han mantenido en el olvido, y bueno, como docente normalista y apasionado de mi elección profesional, no dude ni por un instante en inscribirme a tal evento.
Así fue, formalmente fui aceptado y registrado en dicho Congreso en los últimos días del mes de febrero. Los pormenores del encuentro, no los abordaré a detalle, más por falta de espacio que de ganas, pero si quisiera exponer, lo que desde mi perspectiva, resultó ser un exitoso Congreso.
- Más de doscientas ponencias que abordaron diversos aspectos relacionadas con la investigación educativa en las escuelas normales, fueron expuestas por docentes pertenecientes a alguna de las más de doscientas normales públicas del país. Los temas fueron tan variados, que le permitieron a los asistentes, ampliar su visión y conocimiento con relación a las grandes problemáticas que atañe la formación de docentes en mi México querido.
- No obstante este dato, algunos más que puedo ofrecerles, fue la realización de talleres, exposición de cárteles y libros, con temas de vital importancia para quienes nos encontramos en el complejo mundo de la docencia.
- Por lo que respecta a las conferencias magistrales, hablar de que asistió el Dr. Ángel Díaz Barriga o la Dra. Rosa María Torres, sería un tanto difícil, y no refiero esto por el desconocimiento que pueda tener sobre tal o cual tema, sino porque su presencia y exposición de ideas vinculadas con el medio educativo, hablaron por sí solas.
- La participación del artista plástico Ángel Pahuamba en la elaboración de un Mural Itinerante denominado “Educación Expandida”, fue extraordinaria, dado que durante los tres días que estuvimos por la bella Mérida, fuimos testigos de su creación. Obra artística que encierra un cúmulo conocimientos relacionados con las escuelas normales.
De manera general, éste podría ser un breve pero sustancial bosquejo de lo que ocurrió en tierras Yucatecas pero, en ese ánimo de formular una breve interpretación, producto de esa investigación a la que hago referencia al inicio de estas líneas, destaco lo siguiente:
- La participación de estudiantes en este Congreso. Un asunto nada menor puesto que si hablamos de la formación de docentes investigadores, el escenario fue propicio para que los jóvenes normalistas, observaran el trabajo que decenas de colegas realizan como parte de su quehacer docente.
- La presencia discreta del Dr. Mario Chávez, Director General de la DGESPE, y de su equipo de trabajo, entre ellos, el Mtro. Abraham Sánchez Contreras, Director de Políticas Educativas de la misma Dirección; lo cual fue favorable, porque sin protagonismo ni llamamiento de los reflectores, capitalizaron sus energías para que el evento como tal, funcionara adecuadamente. En este sentido cabe señalar, que la apertura hacia la crítica, reflexión y análisis de estas autoridades educativas fue meritorio, porque si algo sabemos quienes nos dedicamos a la docencia, es que la educación en su conjunto no está muy bien que digamos en un país tan vapuleado como el nuestro; y con toda apertura, insisto, escucharon cada una de las propuestas que ahí se formularon.
- El intercambio de experiencias, fue el elemento principal que permeó este Congreso. Un hecho por demás significativo pero que dejo ver que los maestros y maestras de las escuelas normales, conocen su quehacer y, en consecuencia, saben de lo que están hablando cuando trabajan con sus alumnos en cada una de las aulas de sus escuelas.
- Ciertamente, es menester reconocer que, como todo en la vida, en el medio normalista existen sus “prietitos en el arroz”; sin embargo, en esta ocasión quise dedicar buena parte de estas líneas, a esos colegas que tuve la oportunidad de conocer en tal Congreso.
Espero, y lo digo con el corazón en la mano, que foro como estos, en los que prevalece tema académico, se mantengan y continúen para beneficio de los formadores de formadores. Ciertamente, el gran reto fue echar andar este proyecto pero, para quienes dirigen los destinos del subsistema normalista, les espera un reto mayor, organizar el 2º Congreso Nacional de Investigación sobre Educación Normal.
Estoy seguro, porque en palabras del Dr. Mario Chávez, el evento sobrepaso las expectativas. Ello, me congratula porque si de algo estamos cansados los mexicanos, es de falsas promesas y metas incumplidas.
¡Soy normalista de corazón y por ello, llevo el normalismo en la sangre!