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La evaluación educativa: el fracaso del sexenio

Por: Abelardo Carro Nava

Hace unos días, revisaba con mis alumnos del Centro de Actualización del Magisterio (CAM), el texto de María Antonia Casanova titulado: “La evaluación educativa”. Texto que hoy por hoy, es fundamental para comprender la evaluación que se desarrolla en el Sistema Educativo Mexicano (SME), o en cada uno de los centros escolares de mi querida República Mexicana. Y digo que es fundamental porque su contenido, da para analizar los diversos procesos a través de los cuales, los docentes y los propios alumnos, son parte de ese ejercicio que, particularmente en este sexenio, se ha desdibujado: la evaluación educativa.

“La evaluación: concepto, tipología y objetivos”, fue el tema central de discusión y de un riquísimo debate. En primer lugar, porque a diferencia de lo que puede suceder en las escuelas normales o en las universidades, como sabemos, en el CAM, asisten docentes de diferentes niveles educativos a actualizarse, capacitarse y profesionalizarse y, en razón de ello, las experiencias y argumentos que cada uno de éstos poseen, fueron, insisto, altamente enriquecedores. En segundo lugar, el tema como tal, se encuentra en boga, con todas sus aristas, con todas sus dificultades, con todas sus complejidades, dadas las declaraciones que el consejero presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Eduardo Backhoff, realizó en días pasados con la intención, pienso, de enfatizar la importancia de la evaluación y de la reforma educativa, solo que al respecto tal parece que a dicho consejero, se le olvido que el organismo que dirige es autónomo. Y, en tercer lugar, porque como también sabemos, el periodo de evaluación al desempeño docente se aproxima y, palabras más, palabras menos, las reglas del juego las han cambiado, aunque en el discurso se diga lo contrario.

Pues bien, como podrá usted darse cuenta, en breves pero sustanciosas líneas, le he planteado el escenario a partir del cual, el análisis resultó harto interesante: el académico, el político y el administrativo-pedagógico. Resulta pues, que del académico, muchos de mis estudiantes, reafirmaron el conocimiento que tienen con relación al proceso que deben llevar a cabo para evaluar los procesos de aprendizaje en sus alumnos. Con cierto grado de variación intelectual, pero, repito, con claridad en cuanto a los conceptos, significados, formas de aplicación, etc. Esta situación, de alguna forma, satisfizo a quienes tuvimos la oportunidad de intercambiar saberes en los días en lo que abordamos este tema. Tal y como decía, se reafirmaron conocimientos.

Por lo que toca al ámbito político, mucho se dijo al respecto. Se hizo especial énfasis en el origen de la “reforma educativa”, las modificaciones en las leyes y que dieron pie a la Ley General del Servicio Profesional Docente o la “autonomía” del INEE; en fin, de todas aquellas argucias que el Gobierno Federal, de común acuerdo con los diversos partidos políticos y políticos, a través del Pacto por México, echaron a andar con la intención de “mejorar” la calidad de la educación en México.

Con relación al tema administrativo-pedagógico, éste necesariamente aterrizó en lo que cotidianamente viven los maestros en sus aulas y en sus escuelas. Traigo a colación una situación que fue una constante: la falta de asesoría técnico-pedagógica de los ATP, directores y supervisores, y de las propias autoridades educativas de la Secretaría de Educación en el estado o de los estados de los que éstos provienen; expresiones se dejaron sentir de diversas formas, mismas que concluyeron en el escaso sentido que los profesores le dan a la evaluación a la que son sometidos – dadas las exigencias secretariales – y, las que ellos llevan a cabo para valorar el aprendizaje de sus alumnos.

Este breve cúmulo de experiencias que le he compartido, mi apreciable lector; son parte de esas realidades que vivimos quienes, nos encontramos en una aula, frente a un grupo, y con el mundo de problemas que a diario enfrentan nuestros alumnos. Como podrá darse cuenta, los hechos distan de las afirmaciones que en días recientes, Guevara Niebla y Backhoff, han hecho con relación a la evaluación educativa.

Estudiosos en la materia, especialistas, investigadores, profesores, colegas y alumnos, hemos dado cuenta de los grandes problemas que ésta enfrenta, y enfrentará, en lo sucesivo. No verlo, y argumentar que éste ha sido uno de los logros del sexenio, es miopía, y miopía severa. No, no me equivoco al afirmar que esta propuesta sexenal es un fracaso. Y lo concibo de esta manera, porque desde su origen estuvo mal concebida, mal diseñada, mal planteada y, lo que es peor, mal ejecutada.

Coincidiendo con Gil Antón al respecto, no se trata de ver quién fue primero, el huevo o la gallina, sino de entender – curioso es que el presidente del INEE no lo haya hecho dado su conocimiento en la materia – que, como proceso, la evaluación sigue un orden, una serie de pasos, vaya, de una metodología que, a fuerza de ser sincero, hoy por hoy, sigue causando estragos en los maestros, hinchando el aparato burocrático Secretarial y alejando al docente de su función: la pedagógica.

Cierto, habrá quien me diga que la valoración de los procesos de aprendizaje se encuentra inmersa en la pedagogía pero, ¿acaso se habrá preguntado cuánto tiempo pasa el docente evaluando, recuperando productos o subiendo evidencias? No vayamos tan lejos, no sé si usted se ha preguntado por qué los profesores tienen que entregar evaluaciones en el mes de junio (a un mes de que concluya el ciclo escolar) cuando aún tienen varios, pero varios días que trabajar con sus alumnos varios temas de singular importancia. ¿Esos contenidos ya no se evalúan?, Sencillo, ¿es una carrera contra los tiempos administrativos o se trata de lograr aprendizajes significativos en nuestros alumnos?

En conclusión mi apreciable lector: el sexenio está viendo sus últimos meses y la carrera por la silla grande se aproxima, ¿cree usted que alguien, en su sano juicio político, quiera echarse encima al magisterio? Si, la evaluación educativa es el fracaso de este sexenio, y lo es, por su exclusiva finalidad política que desde el inicio ha perseguido.

Ojalá y en lo sucesivo, quien ocupe un lugar en Los Pinos, también se preocupe de priorizar el tema educativo antes del político. Un sueño guajiro de quien, con preocupación, observa la disonancia existente entre aquellos que desde sus escritorios pretende con su “magia” cambiar al mundo, y los que a diario, cambiamos ese mundo: los maestros de México.

Fuente noticia: http://profelandia.com/la-evaluacion-educativa-el-fracaso-del-sexenio/

Fuente imagen: http://cecauf.com.ar/wp-content/uploads/2015/10/Diplomatura-en-Evaluación-Educativa.jp

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Estrategia nacional de Inglés: Un fracaso anticipado.

Por:  Abelardo Carro Nava.

De nueva cuenta en días pasados, fuimos testigos de toda la parafernalia que el todavía Secretario de Educación, Aurelio Nuño, construyó para presentar lo que desde su perspectiva, será una “extraordinaria” estrategia que habrá de catapultar a los cuernos de la luna, la educación en mi México querido y, para ello, se tomó como punta de lanza a las escuelas normales, como aquellas instituciones educativas encargadas de preparar a los futuros maestros de México en y para la enseñanza de un segundo idioma. Sin embargo, la realidad que hoy por hoy enfrenta nuestro país, me permiten afirmar lo que en el título de estas breves ideas planteó: un fracaso anticipado. Y es un fracaso anticipado porque por más optimista que pueda ser al respecto, las condiciones que actualmente vivimos y padecemos millones de mexicanos, no auguran el éxito propuesto. Me explico.

Como sabemos, nuestro país atraviesa por momentos verdaderamente difíciles, que bien a bien, los podríamos enmarcar en cuatro ejes: social, político, económico y cultural. Para nadie es desconocido la polarización social existente; las dificultades económicas por las que estamos atravesando – aunque en el discurso oficial se diga lo contrario –; o bien, los marcados niveles de corrupción e impunidad que son consecuencia de una falta de la aplicación de un estado de derecho. Breve pero sustancioso análisis, que me llevan a la parte fundamental de lo que pretendo aterrizar: lo cultural.

Y es que mire usted, como sabemos, hablar o considerar que México puede llegar a ser un país bilingüe, tiene sus riesgos y complejidades. Riesgos porque a fuerza de ser sincero, cuando tan flamante Secretario hizo tan aventurado anuncio, no sé si haya considerado toda la cultura, rica y basta, que prevalece y vive en los habitantes del territorio mexicano o, lo que es peor, no sé si habrá pensado (o a su equipo de asesores les haya pasado por la mente) la identidad que caracteriza al pueblo de México. Ciertamente, habrá quien piense que suelo ser un “aguafiestas” y un pesimista empedernido, dado que ambicionar que alcancemos ese bilingüismo, no es nada malo sino todo lo contrario. No obstante, en mi defensa, acudiré a algunas referencias básicas que me permiten, y han permito (desde su anuncio), sustentar mi dicho.

Por un lado, la definición más básica de bilingüismo – y que puede ser encontrada en cualquier diccionario –, alude a aquel uso habitual de dos lenguas por parte de un individuo o grupo de individuos en una comunidad de hablantes. Como he dicho, una definición muy básica, pero que recoge otras tantas que prácticamente aterrizan en lo mismo. En todo caso, ¿en México existe esa comunidad de hablantes de dos lenguas? Estos hablantes, ¿comparten una misma cultura e idiosincrasia? Vaya, no vayamos tan lejos, ¿cuáles son los resultados que se han obtenido de la aplicación de las pruebas PISA, ENLACE y, recientemente, PLANEA a estudiantes del nivel básico de enseñanza, en lenguaje y comunicación, por ejemplo?

Así es, si usted revisa dichos resultados, los estudiantes evaluados y el país como tal, no ocupó u ocuparon niveles decorosos; esto, en comparación con los de otros países. Esto me lleva a preguntarme, si dichos resultados han demostrado o demuestran que no se han logrado los niveles de comprensión requeridos en cuanto a la lectura y escritura del español se refiere, ¿cómo se espera entonces que se adquiera y aprenda otra lengua/idioma? Un absurdo en todos los sentidos, si usted quiere calificarlo de esta manera.

Ahora bien, por lo que respecta a la adquisición y aprendizaje de ese idioma, tengo necesariamente que afirmar que son dos procesos diferentes que se hacen latentes en el desarrollo de todo ser humano. Como sabemos, la adquisición se logra desde que el recién nacido se incorpora a este mundo hasta los 5 años. El contexto, las relaciones familiares, los procesos de socialización, entre otros factores, resultan fundamentales para que el individuo adquiriera uno, dos o tres idiomas – recuerde la definición que le aporté líneas atrás – pero, después de esa edad, la escuela y el maestro se vuelve fundamentales para el aprendizaje “formal” de dicho idioma. Palabras más, palabras menos, vuelvo a preguntar: ¿cómo se espera que los niños adquieran y aprendan un segundo idioma si las realidades que nos pinta el país no son las mejores dadas las condiciones contextuales y escolares que prevalecen en el mismo?

¿Desea un dato más al respecto? Más de 60 millones de mexicanos se encuentran en pobreza y, de ese total, un porcentaje se halla en pobreza extrema? Coincidiendo con Manuel Alberto Navarro Weckmann, ¿será que en 20 años contaremos con millones de mexicanos que viven en pobreza y que pedirán limosna en inglés? Sí, suena duro, cruel e insensible, pero es una realidad que duele y lastima al pueblo de México. Ahí tenemos la terrible tragedia que recientemente sacudió al estado de Morelos, en el lugar conocido por los pobladores como Paso Exprés, y en donde lamentablemente murieron dos personas ¿Y las sanciones?, ¿y el castigo a los responsables?, ¿la transparencia en el uso de los recursos destinados a la infraestructura? En fin, un cúmulo de hechos que me permiten afirmar y sostener la postura que asumo en estos momentos.

En cuanto a las escuelas normales, sean rurales o urbanas, y la “gran” encomienda que se les ha brindado para que sus egresados dominen un segundo idioma, mucho se puede decir al respecto. En éste y otros espacios he dado cuenta de ello; no obstante, puedo reafirmar que éste es un sueño más de quien despacha en las oficinas de la SEP en la Ciudad de México. Y es un sueño, porque de la noche a la mañana, con una carencia presupuestal que en estos momentos no le permite en su total plenitud atender a las normales rurales, se piensa contratar a maestros para este propósito, sin atender ni entender, que no basta una política fantasiosa para que las instituciones formadoras de maestros, sean escuelas que cumplan con ese sueño guajiro que Nuño ha planteado.

No, no se equivoque mi estimado lector, con esta serie de ideas no pretendo tirar a la basura el que los mexicanos logremos mayores y mejores condiciones de vida. Amo mi trabajo, lo vivo y disfruto plenamente; sin embargo, seguro y convencido estoy, que el momento electorero que se vislumbra a partir de septiembre de este año, le permiten al Sr. Secretario, soñar NO con una mejora en la calidad educativa en mi México querido, sino más bien, con el hecho de estar sentado en Los Pinos.

Cosa más lamentable y desafortunada porque indudablemente, nos encontramos ante el peor momento de la educación que ha vivido el pueblo de México.

*Fuente: www.educacionfutura.orgestrategia-nacional-de-ingles-un-fracaso-anticipado/?platform=hootsuite

Fotografía: educacionfutura

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La reforma a las Normales: el circo educativo

26 de julio de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Abelardo Carro Nava

Nuevamente en días pasados, fuimos testigos del show mediático que el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, construyó para llamar los reflectores de propios y extraños. Es obvio, la nominación rumbo al 2018, cual entrega de los “Óscares” se aproxima, y el “presidente” habrá de ungir a su candidato y, como parece obvio, a su sustituto. En fin, como decía, la parafernalia se construyó y en esta ocasión habló del mejoramiento y fortalecimiento de las escuelas normales del país, como si el título de un supuesto programa y los reflectores de las cámaras, fueran suficientes para atender a las instituciones que por más de 60 años – más no 30 como afirmó el Subsecretario de Educación Superior – estuvieron en el olvido.

Muy a su estilo, tan flamante paladín de la educación en mi México querido, acompañado de su fiel escudero, Díaz de la Torre, dio a conocer la estrategia que habrá de posicionar a la normales, en el lugar que siempre debieron haber ocupado: piedra angular del Sistema Educativo Mexicano (SEM). El Reglamento de Ingreso, Promoción y Permanencia (RIPPA); la transformación pedagógica en línea con el “nuevo” modelo educativo; la educación Indígena e Intercultural; el aprendizaje del Inglés; el fomento a la Investigación Aplicada y Prácticas Pedagógicas Innovadoras; los intercambios Académicos en México y en el extranjero; y los apoyos a la excelencia académica; fueron los puntos a través de los cuales, según Nuño, se “mejorarían” las condiciones de vida de las normales y, por supuesto, la enseñanza y el aprendizaje en estos centros escolares.

Estos planteamientos, como decía, fueron expuestos, sólo que en medio de todo este asunto, algo se le olvidó mencionar a quien despacha con soberbia desde la Calle de República de Argentina en la Ciudad de México: su estrategia no es estrategia y, mucho menos, es innovadora. Me explico.

Si usted revisa o solicita a las instancias de transparencia y acceso a la información pública, algunos de los acuerdos que emanaron de las reuniones del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU), específicamente, los que se derivaron de la 5ª reunión celebrada en 2009; podrá observar que en ese entonces, las autoridades presentes, acordaron trabajar el famoso “RIPPA” para mejorar los procesos de ingreso, promoción y permanencia en las normales. A la Mtra. Marcela Santillán, ex directora de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), le correspondió coordinar esa ardua tarea; sin embargo, y como es de suponerse, la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y sus respectivos Secretarios Generales en cada una de las entidades, se opusieron rotundamente a tal propuesta. ¿Qué cree usted que pasó? Sí, adivinó, nada pasó y la revisión al reglamento se vino abajo y, con seguridad, así seguirá. ¿Por qué afirmo esto? Porque éste ha sido uno de los puntos  más sensibles y delicados que puede abordarse en el medio normalista, dados los intereses y los conflictos que se desprenderían por la injerencia de varios “actores educativos” en el medio pero, además, porque en vísperas de la carrera presidencial hacia el 2018, dudo mucho que se haga llegar esa propuesta ante las instancias correspondientes para su aprobación. Ante tal situación, ¿quién en su sano juicio político querría entrarle al toro por los cuernos? Así de simple, así de complejo.

Por lo que concierne a algunos de los otros rubros que fueron mencionados, tengo mis serias dudas al respecto. Por ejemplo, se habló de alinear el trabajo que realizan las normales con lo que acontece en la educación básica pero, a fuerza de ser sincero, tal actividad, la realizan las escuelas normales, sus profesores y alumnos desde hace mucho tiempo. ¿Acaso nadie le dijo a tan flamante Secretario que los estudiantes normalistas realizan sus jornadas de observación y práctica docente en los preescolares, primarias y secundarias que son parte de esa educación básica que refiero? Caramba, hace falta que alguien le asesore y le asesore bien, porque independientemente de la curricula – bastante desfasada – plasmada en el Plan de Estudios para la educación normal que se ofrece en México, los normalistas, realizan esa vinculación para favorecer el proceso de enseñanza y de aprendizaje.

Por lo que se refiere al idioma inglés y la movilidad académica – tanto a nivel nacional y en el extranjero – que se propone, habría revisar cómo es que los estudiantes han realizado estancias en otras escuelas normales del país o bien, cómo es que han salido a otros países con el propósito de analizar la práctica docente en otros contextos. En este sentido es menester decir, que muchos de estos jóvenes, sobre todo los que han visitado Estados Unidos o Francia, han logrado certificarse en el idioma (la certificación es un requisito indispensable que debe cubrir el alumno normalista) para que puedan acceder a esa beca de movilidad que ofrece la Coordinación Nacional de Becas. ¿Quién eroga el recurso para esa certificación? Habría que preguntarle, a muchos padres de familia sobre ello. Ciertamente dicha coordinación ofrece un recurso para que los estudiantes solventen sus gastos en el extranjero, pero en las normales, aún se adolece de un efectivo programa de “certificación” para el logro de tal propósito.

En cuanto a los apoyos a la excelencia académica y los programas de investigación que se propusieron, podría decir mucho; sin embargo, me limitaré en esta ocasión – más por falta de espacio que de ganas –, que actualmente existe un programa denominado Estímulo al Desempeño Docente, pero que en los hechos, no estimula lo que debería estimular, y si beneficia a quien no debería beneficiar, y de eso saben muchos de los allegados al SNTE. Por lo que se refiere a la investigación, ésta comienza a tener forma y fondo, derivado del trabajo que ha impulsado el Mtro. Abraham Sánchez Contreras (de la DGESPE), no obstante que desde hace varios años se venía trabajando este rubro en las escuelas normales.

Sí, no me equivoco en afirmar que en días pasados presenciamos un circo educativo, donde el principal protagonista, cual maestro de ceremonias con sorbete, látigo y levita, presentó lo que desde su perspectiva, podría mejorar la educación normal en mi México querido. Cosa más lamentable fue ésta, porque si en verdad se pretende mejorar la educación que se brinda en esos centros escolares, lo primero que debió haber hecho, es sacar de en medio al SNTE y la corrupción que éste representa.

De lo demás, si no me equivoco, se trata de impulsar cada una de las acciones – y otras que requieren su atención –, a través de inyectarle mayores recursos económicos, una efectiva profesionalización del magisterio normalista pero, sobre todo, de revalorar la función sustantiva que éstas realizan.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-a-las-normales-el-circo-educativo/

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La caída de la reforma educativa

Por: a

Justo en el momento en que cierro estas líneas, el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, “presenta” a los mexicanos los Planes de Estudio que habrán de mejorar, lo que desde su perspectiva, está mal en la educación que se imparte en mi México querido.

Desde mi punto de vista, éste es uno de los últimos eventos a través del cual dicho Secretario, llamará los reflectores de propios y extraños, para posicionarse ante el electorado con miras al 2018. Argumentos para sustentar mi dicho son muchos y muy variados pero, como siempre digo, vayamos por partes porque de este asunto, varias cosas se desprenden.

En las múltiples visitas que he realizado a varias escuelas de los diferentes niveles educativos que conforman el Sistema Educativo Mexicano (SME), para compartir algunas experiencias que se desprenden del quehacer docente que miles de maestros y maestras realizamos a diario; he podido constatar que la supuesta “reforma educativa” implementada por el gobierno federal, es un sueño guajiro del cual, no quiere despertar quien despacha en la calle de República de Argentina en la Ciudad de México y, mucho menos, quien habita en Los Pinos.

Las tensiones, preocupaciones, angustias, desesperanza, estrés, y varios adjetivos calificativos más, permea en el ánimo de los mentores. Las evaluaciones, las planeaciones, las evidencias, el portafolio, la “subida” de calificaciones, las argumentaciones, en fin; son innumerables las acciones que los maestros tienen que realizar a diario, como parte de esos “requisitos” administrativo/burocráticos que las autoridades de las distintas Secretarías de Educación en las entidades, piden a los profesores que cumplan; esto, con la idea de demostrar que sus alumnos han aprendido a lo largo del ciclo escolar, como si con tales actos, realmente se reflejara lo que en el aula se vive cotidianamente.

¿Dónde queda el proceso de enseñanza y aprendizaje si en los hechos se nos obliga a entregar los informes que ni los asesores técnicos pedagógicos (ATP), supervisores, jefes de sector, coordinadores de academia, entre otras supuestas autoridades, revisan para que a partir de lo que entregamos, nos orienten para mejorar lo que hacemos en el aula? – escuché decir a una maestra en días pasados –. Y tal expresión es pertinente. Y es pertinente porque en los hechos, poco o nada se ha avanzado para lograr que todos los agentes educativos, comprendan que los procesos educativos, van más allá de lo que en un informe se puede entregar o conocer sobre el proceso de enseñanza y de aprendizaje.

De las visitas del ATP, mejor ni hablamos. Reconozco que algunos de ellos, están debidamente capacitados y cumplen al cien por ciento con la tarea encomendada; sin embargo, en su mayoría, adolecen de varios conocimientos técnico-pedagógicos que los lleven a realizar su trabajo con eficacia y eficiencia – por decirlo de alguna forma –. ¿No acaso uno de los propósito de la supuesta reforma era que cada uno de estos actores estuviera capacitado para que desarrollara adecuadamente su trabajo?, ¿cuál es el panorama que se vive actualmente en este sentido?, ¿por qué existe una brecha en cuanto al discurso pomposo del flamante Secretario y lo que sucede en cada región, zona escolar y escuela?

¿Por qué nos cambian los planes y programas cuando apenas comenzamos a comprender los anteriores, dada la escasa orientación que hemos recibido de nuestras autoridades educativas sobre los mismos? – expresaba un maestro hace un par de semanas –. Y tal pregunta es válida. Y es que mire usted, tal parece que la educación pasa a un segundo término cuando nos damos cuenta que por meras “modas sexenales”, quien ocupa la silla en la SEP, pretende dejar su huella.

Tengo claro que la educación, y todo lo concerniente a ella debe evolucionar, dados los cambios y/o transformaciones que vive a diario el mundo entero pero, ¿no podría fijarse un plan educativo que vaya más allá de esas modas sexenales y de las ocurrencias de cuanto político por mera coincidencia se sienta en un puesto administrativo?

Ciertamente este día, Nuño habrá de acompañarse de aquellos que fueron parte de la construcción de dichos planes; algunos de ellos, he tenido la fortuna de conocerlos, con otros, no he coincidido, pero sé que conocen el medio. Su capacidad no está en duda, que no se piense lo contrario. Sin embargo, los planteamientos que habremos de revisar en los próximos días, distarán de lo que en las escuelas de la sierra negra de Puebla se vive cotidianamente, o bien, de lo que en el bello estado de Chiapas se observa comúnmente. Esa, es una realidad que duele, que lastima, que indigna; porque la pobreza, la miseria, la paupérrimas condiciones de vida de sus habitantes, son las que estrujan el corazón y propician que pensemos y repensemos lo que un “supuesto” nuevo modelo  educativo trae consigo.

Y es ahí, en esos lugares, como en otros tantos de mi querida y amada República Mexicana, que está un maestro. Un maestro que vive las realidades que sus alumnos y padres de familia enfrentan. Un maestro, que con poco hace mucho para que sus estudiantes aprendan. Un maestro, que da más de lo que la Secretaría de Educación y sus autoridades educativas le ofrece. Un maestro, que ha sido golpeado brutalmente por funcionarios públicos que, en pos de una supuesta “mejora educativa”, se esconden tras de un escritorio y diseñan políticas que atentan y han atentado en contra del servicio público que ofrece y ha ofrecido el docente.

Del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) qué puede decirse. En lo que va de este sexenio, ha sido fiel aliado del presidente en turno y de Aurelio Nuño. Fue doblegado, fue vencido, fue vapuleado; cual “charro” de esos que la historia del sindicalismo mexicano refiere en años pasados.

Sí, la reforma educativa va en picada. Sí, las elecciones que están en la puerta de la esquina habrán de marcar su caída. Sí, la reforma educativa no ha sido, más que el sueño guajiro de quien despecha en la SEP por el momento. Sí, existe un país llamado Nuñolandia, pero a éste… afortunadamente le quedan pocos meses.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/la-caida-de-la-reforma-educativa/

Fuente imagen: http://www.proyectodiez.mx/wp-content/uploads/2015/02/REFOR.jpg

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El fantasma de Ayotzinapa y la matrícula en normales

28 de junio de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Abelardo Carro Nava

Hace unos días, en una amena charla que sostuve con varios colegas de algunas escuelas normales del país, el tema de la escasa demanda de ingreso que se vive en estas instituciones formadoras de maestros y maestras – a últimas fechas –, salió a relucir. Entre otras cuestiones, hablamos de las grandes complejidades que el mismo subsistema encierra, así como también, de las grandes bondades que trae consigo la formación de docentes.

El tema, polémico en sí, dio para varias horas de plática. Desde luego, la pregunta sobre qué han hecho las normales para posicionarse como instituciones de educación superior dio, para que los hablantes en esa cálida tarde, fijáramos una postura al respecto. Como parece obvio, muchos, hablamos desde nuestra experiencia y construcciones que hemos hecho a partir del trabajo que desarrollamos en estas escuelas, otros, tal parece que marcaron una distancia entre su labor y lo que el mismo medio ofrece dada su inserción a algún puesto directivo o a las tan cuestionadas organizaciones sindicales (SNTE o CNTE). Sin embargo, dentro de ese cúmulo de ideas, coincidimos en una parece que tal parece, ha marcado la pauta para que hoy, la escasa demanda de ingreso al medio normalista, sea una cruda realidad que viven poco más de 200 normales en mi querido país. Veamos.

Las diversas políticas educativas internacionales que han surgido a partir de la década de los 90’s, han traído consigo, la transformación de los sistemas educativos en el mundo entero. Es obvio que ante los avances científicos y tecnológicos, así como también, de la constante evolución e involución de las sociedades, la educación debe y tiene que transformarse, y no es para menos. Ciertamente la sociedad y, de manera particular, los estados-gobierno, para lograr ese tan anhelado bienestar, progreso y desarrollo de sus habitantes, han fincado sus esperanzas, deseos y aspiraciones, en esa educación que se brinda en millones de escuelas. Así de simple y así de complejo.

Y para ello, la principal política que se ha implementado para lograrlo, es la transformación de la curricula y del quehacer docente. Como si esto fuera lo único que debería transformarse pero bueno. En este tenor, como sabemos, la evaluación ha jugado un papel preponderante para que se “alcancen” los niveles de calidad que satisfagan los requerimientos internacionales y de los estados; sin embargo, su fracaso es un hecho ineludible e innegable. ¿Cómo asegurar eficientes procesos de evaluación cuando en los hechos la educación ha sido vista como el botín político de quienes ostentan el poder? El más claro ejemplo de ello lo tenemos en México donde, para acabar pronto, con base en las “visiones” políticas que han tenido los distintos gobiernos federales, han hecho y deshecho en el medio educativo, lo que se les ha venido en gana. Ahí está el “súper nuevo” modelo educativo y su entrada en vigor en 2018. Una “absurdez” en todos los sentidos. Esto, es la más clara evidencia de ese binomio del que no ha habido buenos resultados hasta la fecha: política y educación.

Y en medio de todo este asunto, se encuentran las normales. Escuelas que, a pesar de los vaivenes de la política gubernamental, han formado a millones y millones de docentes en mi México querido. Algunas, como lo he referido en este y otros espacios, han “desaparecido”; otras, por el contrario, han sorteado la suerte y han impulsado un trabajo que les ha permitido gozar de ese prestigio, tan merecido pero pocas veces otorgado, como la Escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rébsamen. Institución de la que su trabajo colegiado y académico, habla por sí solo.

Por qué ya no hay demanda de ingreso a las normales, es una buena pregunta que tendríamos que pensarla y repensarla; sin embargo, para el caso mexicano, tendríamos que reconocer que del año 2000 a la fecha, los gobiernos panistas y priistas, las organizaciones civiles como “Mexicanos Primero”, las grandes televisoras nacionales, algunos medios de comunicación “chayoteros”, y buena parte de los funcionarios de cada una de las entidades de mi querida República Mexicana, han propiciado que a los maestros y futuros maestros, se les vea como aquellos profesionales que no han cumplido con su función: educar al pueblo; pero, todos ellos se equivocan. Y se equivocan porque quienes han tenido la oportunidad de adentrarse al maravilloso mundo del normalismo mexicano, han descubierto que tal afirmación es “simplista” y sin fundamento.

Ciertamente, el medio normalista y las escuelas normales, adolecen de varias cuestiones, mismas que bien podríamos enmarcarlas en las áreas sustantivas que a partir de 1984 les fueron asignadas: docencia, investigación y difusión y extensión de la cultura; no obstante, su trabajo, nuestro trabajo, va más allá de dichas áreas. Y eso de sobra se sabe pero, aun con ello, se insiste hasta el hartazgo, que no están haciendo su trabajo.

Del caso de la Normal Isidro Burgos en Ayotzinapa, poco se sabe, pero eso sí, muchos se han atrevido a juzgar a los padres que siguen en la búsqueda de sus hijos, de esos 43 que aún siguen “desparecidos”. Muchos se han dedicado a denostar el trabajo que en esta normal se hace, aún sin conocerlo. Muchos han generalizado la situación que se vive una escuela normal en particular, con lo que la mayoría experimenta. Muchos… si muchos han contribuido para que la profesión docente, haya dejado de ser atractiva para los miles de jóvenes que egresan del bachillerato.

Y es que mire usted, las normales lamentablemente se hicieron visibles después del terrible suceso de Iguala en Guerrero y, quiérase o no, los medios de comunicación, la torpeza en las investigaciones por parte de las autoridades, y la paupérrima postura que asumió y ha sumido el gobierno federal y el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, en torno a estos hechos, ha sido uno de los factores que han influido en la percepción de los padres de familia y los jóvenes, en cuanto al deseo de ingresar a una escuela normal de mi amado México.

En suma, no se trata de aplicar una curricula cuyo diseño y elaboración está en duda, tal y como lo hemos visto con el modelo educativo 2018; tampoco, de aplicar una reforma educativa que no ha hecho otra cosa más que afectar los derechos laborales del gremio, sin que verdaderamente se hable de una transformación de un trabajo docente. Considero pues, se trata de entender y comprender una profesión y el origen de ésta que, por más que se diga lo contrario, ha formado a millones de mexicanos, y para ello Sr. Aurelio Nuño, pregúntele a Alberto Arnaut, él sabe de ello.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/el-fantasma-de-ayotzinapa-y-la-matricula-en-normales/

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¡Fuerza Escuelas Normales, fuerza!

Por:

El día 21 de junio, de nueva cuenta estudiantes normalistas fueron agredidos por las fuerzas de “seguridad pública”. No, no se trató del conflicto que hace días le compartía en este mismo espacio y que se suscitó en Cañada Honda, en el hermoso estado de Aguascalientes; no, tampoco se trató del lamentable y trágico suceso de Ayotzinapa, en la bella entidad de Guerrero; tampoco se trató de estudiantes provenientes de alguna de las normales del singular estado de Oaxaca. Se trató pues, de normalistas de Tiripetío en Michoacán.

Hasta el momento en que cierro estas líneas. Las versiones, que corren a raudales en los medios de comunicación, mencionan que ante una manifestación estudiantil, los elementos que integran la “flamante” policía michoacana, dispararon sus armas para “disuadir” al grupo de “rijosos” que se concentraron en torno a unas vías del tren para impedir el tránsito del mismo, con el objetivo de que sus demandas fueran escuchadas y atendidas por el gobierno perredista.

De hecho, existen videos – grabados por los mismos estudiantes y pobladores de esa entidad – que dan cuenta de las agresiones de las que fueron objeto los alumnos de la escuela normal Vasco de Quiroga. Ante tales circunstancias, por la mañana del 22 de junio, se informó que fue destituido el Subdirector de Seguridad Pública, Antonio Paniagua Arce, por los “errores” cometidos en el operativo, mientras que el director de la dependencia, Fidel Ortiz Barragán, estaba siendo investigado por las autoridades correspondientes.

Estos hechos violentos, como los cientos que a diario ocurren en mi querida República Mexicana, podrían no ser trascendentales, de no ser porque en días pasados – cuando el conflicto entre las estudiantes de la Escuela Normal Justo Sierra Méndez y autoridades del estado de Aguascalientes llegó a su clímax – el gobernador Silvano Aureoles declaró ante los medios de comunicación – dada la agresión que sufrieron los alumnos de la normal de Tiriperío que apoyaban el movimiento de Cañada Honda –, que era justa la “garrotiza” que recibieron los normalistas y que de ésta, esperaba hubieran aprendido.

Nada más lamentable que este tipo de declaraciones, pero lo es aún más, el que este funcionario, falto de sensibilidad política y humana, se haya atrevido a mandar ese mensaje a la ciudadanía. ¿Acaso no se ha aprendido nada en temas de seguridad pública y atención a los conflictos sociales en los últimos años?, ¿acaso el tema de Ayotzinapa y Nochixtlán no dejó un aprendizaje en los mandos únicos policiales?, ¿acaso merecemos este tipo de gobernantes?

Hace días, reflexionaba sobre el planteamiento que he venido escuchando de varios colegas, analistas, intelectuales, académicos, medios de comunicación, en fin; de aquellos que piensan, razonan, reflexionan, comprenden y entienden los grandes problemas que enfrenta México, y hoy más que nunca, lo confirmo: el país se le ha ido de las manos a Enrique Peña Nieto. Y se le ha ido por la falta de capacidad que ha mostrado desde el inicio de su gobierno para enfrentar los conflictos que él mismo ha generado con su pésima forma de gobernar el territorio mexicano.

Tal parece que los gobernadores, cual virreyes en una pequeña isla, hacen y deshacen lo que se les venga en gana, y no hay nada ni nadie que pueda obligarlos a actuar con mesura, prudencia, paciencia, diálogo y acuerdos.

Del “flamante” Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, puede decirse mucho al respecto, dado que las normales son también, ámbito de su competencia; sin embargo, como hemos visto, sabido y comprobado, está más preocupado por posicionarse ante sus posibles electores con miras al 2018, que en atender los problemas educativos que, como en esta entidad michoacana y en las diversas que integran el país, existen. Y existen porque son reales, nada ficticias, nada utópicas.

Tales argumentos mi apreciable lector, me constan. Y me constan porque en mis veinte años de servicio, he tenido la maravillosa oportunidad de visitar varias escuelas normales del país. De ahí que pueda afirmar, sin ningún miramiento, que las normales han sido, son y serán, instituciones que por años han formado a maestros destacados en cada uno de los niveles educativos a los que se han insertado.

Duele, efectivamente, que se den estos lamentables hechos, pero duele aún más, ver y darse cuenta de las agresiones que otros seres humanos cometen en contra de sus iguales, por una estúpida – sin que sea peyorativo el uso de la palabra – orden “ejecutiva” que alguien desde su escritorio otorga a quienes tienen la responsabilidad de salvaguardar la vida humana.

En estos días, se habla de 2,186 homicidios dolosos cometidos en mi amado México. ¿Qué está pasando?, ¿quién está fallando? Cuestionamientos que, si usted analiza, buscan un culpable y un responsable; sin embargo, ¿por qué no le apostamos al fortalecimiento de este tipo de instituciones formadoras de docentes para mejorar el entorno que nos rodea? Programas contra de la violencia son necesarios, no lo niego, pero ojo, son programas que buscan remediar un mal, y no una probable prevención mediante la cual, se eduque al pueblo.

Ciertamente, y comparto las ideas que mi querido amigo Alberto Arnaut escribió en días pasados en su muro (Facebook, Junio 20, 2017) sobre una columna que tan amablemente publicaron Educación Futura y Profelandia (Hasta la victoria siempre: las normales viven); no basta con una reforma curricular a las escuelas normales para solucionar los problemas que enfrenta el normalismo mexicano. Las problemáticas van más allá de ello y del actuar de algún funcionario como lo es el Director de la DGESPE. Eso se sabe, no se desconoce; lo importante y verdaderamente trascendental, es trabajar de manera conjunta y coordinada para lograr una mejora sustantiva en el subsistema normalista.

Las normales viven, y seguirán viviendo, porque muchos, al menos así lo considero, creemos en ellas.

Sí, basta de injusticias. Sí, basta de represión. Sí, basta de todo. El diálogo debe ser el medio a través del cual se diriman los conflictos. Las normales, seguro estoy, pueden y podrán con los grandes retos que se les asignen. No obstante, no pueden navegar solas, requieren de acompañamiento y eso, dudo mucho que don Aurelio Nuño quiera hacerlo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/fuerza-escuelas-normales-fuerza/

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Las falsedades de la reforma educativa

Por: Abelardo Carro Nava

Llegado este momento, en que el Presidente Peña Nieto comienza a vislumbrar su salida de Palacio Nacional, vale la pena preguntarse qué es lo que ha pasado con la implementación de sus famosas “reformas estructurales” porque, a decir de muchos – y me incluyo –, ni se ha reformado lo prometido, ni ha habido una transformación sustantiva en varios de los frentes que, en su momento, pensó se transformarían; y lo que es peor, esas promesas que incluían grandes beneficios para los mexicanos, se han quedado en eso, en meras ilusiones veraniegas sin que en los hechos se haya percibido un cambio radical en los bolsillos de los ciudadanos o, en la educación que se brinda en mi México querido.

Hechos para sustentar mi dicho son muchos y muy variados; sin embargo, me detendré a analizar los que están relacionados con el tema que nos ocupa, el educativo, sin que ello implique que éste esté separado del resto, que también son materia de análisis, pero que dejaré para otro momento.

Pues bien mi querido lector, con la detención de la maestra Elba Esther, se pensó que la reforma educativa de la que tanto habló el Presidente en los primeros 100 días de su gobierno, las cosas serían miel sobre hojuelas. El Secretario en turno, Emilio Chuayffet, poco pudo hacer, y fue relevado del cargo tres años después. Sin embargo, el mal estaba hecho. El “Pacto por México” logró su cometido: reformar la Constitución Política Mexicana y las leyes que de ella emanaron. Todo, con el propósito de “mejorar” la educación en el territorio mexicano pero afectando los derechos de los trabajadores que se encuentran en este ramo.

No, ante ello, no hubo una respuesta sindical como era de suponerse y esperarse, por el contrario, Juan Díaz de la Torre guardó silencio y el gremio magisterial fue brutalmente golpeado. Se dijo que las modificaciones a la carta magna tenían un sustento: recuperar la rectoría de la educación pero, ¿acaso los gobernantes la habían perdido cuando en los hechos ellos mismos la había cedido?

Por su parte, por esas fechas el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) cobró presencia pero no autonomía. Claro, la amenaza era constante: te evalúas o te vas. Así de simple, así de complejo.

Los argumentos de varios especialistas y asistentes que nos dimos cita en Chihuahua durante el XIII Congreso Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), no importaron. La reforma es la reforma y no admite punto de discusión ni debate – se dijo –.

Los maestros, sin una representación, sin un liderazgo que los defendiera de las autoridades, fueron apabullados; aún y cuando las evidencias de la serie de injusticias por la implementación incorrecta de una ley (del servicio profesional docente) en cada una de las entidades federativas, se documentaron y denunciaron.

Las evaluaciones de desempeño se aplicaron y los resultados demostraron que “el mal” no estaba en los maestros sino en el intricado Sistema Educativo Mexicano (SEM) y en las políticas educativas que hasta el momento se habían ejecutado. ¿Puede entender porque en nuestros días solo se evaluarán cerca de 170 mil maestros de los más de 1.2 millones que se tenían contemplados?

Las pruebas internacionales se desestimaron, los recursos fueron insuficientes pero, también, la capacidad de las instituciones encargadas de evaluar el proceso de enseñanza y de aprendizaje, y surgió entonces un examen que mediría el conocimiento de los estudiantes que cursan alguno de los grados del nivel básico y medio superior del SEM: PLANEA (Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes). ¿Y los resultados?

Así las cosas, el modelo educativo, solo tres años después se presentó. Se dijo que éste traería grandes propuestas pedagógicas y que ahora sí, los alumnos se formarían adecuadamente y por los mejores maestros, y nada de ello ha pasado. Claro, tendremos que esperar hasta el 2018.

En esos días, dicho modelo fue duramente criticado – con el debido fundamento – y el Secretario Nuño tuvo que recular y repensar su estrategia de implementación. Para ello, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y su titular, Blanca Heredia, le entraron al quite y durante un tiempo considerable, recabaron las propuestas de la sociedad y de los maestros.

Culminado este proceso, se “relanzó” el famoso modelo. Con bombos y platillos se presentó ante los medios de comunicación y los mexicanos; sin embargo como hemos visto, leído y conocido, en los documentos se hallan grandes errores, tanto de forma como de fondo, que generaron una nueva oleada de críticas y de argumentos que han propiciado una falta de legitimidad y de credibilidad, que ni el mismo Secretario ha podido contrarrestar.

En estos días, la mira se encuentra en las elecciones que en próximas fechas tendrán lugar en algunas de las entidades del país, resultando trascendental la del Estado de México. Se dice, que de perder el Partido Revolucionario Institucional (PRI) las elecciones en este estado, y la Presidencia de la República en el 2018, se corre el riesgo de que la propuesta educativa se venga abajo. Con este argumento, se busca a toda costa asegurar la permanencia de un partido político en el poder, más no el bienestar de los mexicanos; se busca a toda costa “lucrar políticamente” con las necesidades de la gente, más no traer beneficios en su colectividad ni en su individualidad; se busca a toda cosa fomentar la ignorancia, más no educar al pueblo para que piense, analice y reflexione.

Ese es el mensaje que el gobierno está mandando a los mexicanos. Ese es el propósito de los comerciales que se difunde la SEP por las grandes televisoras nacionales. Ese es el circo, maroma y teatro que quieren vendernos con la idea de conservar un puesto.

En conclusión, las reformas estructurales no han traído el cambio tan prometido, y el sexenio comienza a irse en picada. ¿Y la educación? La educación está pasando por el peor momento en la historia de mi México querido. La reforma educativa, ha sido y es, la suma de falsedades que quiere vendernos el gobierno como verdades absolutas, y no es cierto.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-falsedades-de-la-reforma-educativa/

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