Eduy21: para educar mejor

Por. Antonio Mercader

La madre de todas las reformas es la reforma educativa”. Esta frase del historiador Gerardo Caetano fue una de las más acertadas entre las que se oyeron durante la presentación de Eduy21, una asociación privada dedicada a trabajar por la educación nacional. Una frase que de alguna forma evocaba aquella de Tabaré Vázquez pronunciada en su primer mandato sobre la trascendencia de la -prometida y nunca concretada- reforma del Estado.

Por supuesto que reducir, modernizar y agilizar el Estado uruguayo es una asignatura urgente, pero más lo es reformar la enseñanza. Eduy21, conformada por académicos, expertos y representantes de diversos sectores sociales, se propone colaborar en esa tarea en la que al país se le va, si no la vida, al menos buena parte de su futuro. Ya sea en la economía, la seguridad, la salud o el cuidado del medio ambiente, sus perspectivas dependerán de aquí en más de la formación que se brinde a las nuevas generaciones.

La presentación de Eduy21 dejó en claro esa preocupación por el porvenir. Aunque parezca un lugar común decir que el mundo cambia aceleradamente y que hay que prepararse para los cambios, más vale asumirlo entre todos y entender que con el sistema educativo actual vamos al despeñadero. Renato Opertti, un especialista de prestigio internacional y miembro de la nueva asociación, sintetizó así el objetivo: “Transmitimos conocimiento de forma magistral, pero el mundo que se viene necesita alumnos que produzcan conocimiento”.

El desafío no puede ser más acuciante.

El mundo laboral, tal como lo conocemos, está dejando de existir como lo muestran quienes predicen que de aquí a veinte años -o menos-, no se necesitarán la mitad de los puestos de trabajo que hoy existen. Basta ver cómo se manejan las grandes plantas productoras de celulosa en Uruguay -computación, robótica y logística mediante- para saber que ese vaticinio es correcto. Eso no significa que la educación deba rendir culto exclusivo a la tecnología, pues tan necesario como enseñar el dominio de los nuevos instrumentos es moldear ciudadanos de mente abierta, creativos, con sólida cultura y, sobre todo, emprendedores.

Uno de los principales responsables de esta oportuna iniciativa ciudadana, el maestro Juan Pedro Mir (ex-director de Educación), lo formula así: “Reconocer los cambios vertiginosos que estamos viviendo y que hace que nuestras instituciones fundamentales (familias, partidos políticos, Estado, agremiaciones, iglesias, y por supuesto sus instituciones educativas) se vean interpeladas y resignificadas”. Eduy21 parte de la base de que en esa labor debe participar no solo el sistema educativo sino “otros espacios que también están en crisis”.

“Para educar a un niño hace falta todo un pueblo”, reza un antiguo proverbio africano que resalta que la causa de la educación es de todos y no sólo patrimonio de las escuelas y los docentes. Ojalá que esta nueva institución que surge con el auspicio de tantas personalidades logre encolumnarnos a todos en una empresa que tiene al menos una parte del trabajo hecho: el diagnóstico de los males que afligen a la educación nacional. Ahora que sabemos lo que no hay que hacer en la enseñanza, Eduy21 puede ayudarnos a enderezar el rumbo.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/opinion/eduy21-educar-mejor-enfoque-mercader.htm

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Un Uruguay con menos analfabetos.

América del Sur/Uruguay/Fuente: http://www.elpais.com.uy/

Por: Antonio Mercader.

El próximo jueves 8 de setiembre sería uno de esos días para estar orgullosos de ser uruguayos puesto que el mundo celebra el Día Internacional de la Alfabetización declarado por Naciones Unidas.

Sería, dijimos, porque a pesar de que figuramos en el ranking entre los mejores de América Latina por nuestro bajo índice de analfabetos (1,6%) igualmente tenemos problemas.
Un problema es que además de esa minoría de iletrados absolutos contamos con más de 150.000 “analfabetos funcionales” mayores de 15 años, es decir gente que aprendió a leer y escribir, pero que en la práctica tiene dificultades para leer el cartel del ómnibus, el nombre de una calle o las preguntas de un simple cuestionario. A la situación de este grupo se añade una seria amenaza: que se lee tan poco en estos días que otras formas de analfabetismo tienden a crecer y desarrollarse entre nosotros.

Es que la lectura es la herramienta clave para superar el analfabetismo funcional y otras carencias en el manejo del idioma que limitan las posibilidades de abrirse camino en la vida. Por eso desde esta columna aplaudimos a comienzos de este año el anuncio del lanzamiento en Secundaria de un plan para difundir entre los liceales el hábito de leer. Sería conveniente que las autoridades de la enseñanza difundieran la evaluación sobre la aplicación de ese plan para saber si es posible masificarlo y extenderlo a Primaria.

Nadie niega las ventajas de alfabetizar digitalmente a los escolares como lo hace el Plan Ceibal, pero está claro que conjuntamente con la utilización de este instrumento hay que dotar a los niños de la capacidad de leer bien así como de escribir y de expresarse de la manera correcta. Las dificultades expresivas y el uso de un vocabulario cada vez más reducido se suman a la plaga de faltas de ortografía y de sintaxis que abundan incluso en las aulas universitarias, lo cual desnuda una carencia de fondo que el sistema educativo debe atender. Está en juego nada menos que la capacidad de aprender y la aptitud para verbalizar y usar lo aprendido.

Asentado el criterio de que la piedra fundamental en la materia debe colocarla el sistema educativo, es posible pensar en acciones que difundan el hábito de leer no solo entre las nuevas generaciones sino entre todas las capas de la población. Así, actividades como las maratones de lectura han probado su eficacia para acercar valiosos textos a grupos por lo común alejados de la lectura. Estimular la tarea de las bibliotecas públicas y enriquecer su acervo es otro de los mecanismos recomendables.

Un aporte estimable sería el empleo del canal oficial de televisión y de las radios estatales para desarrollar un programa de lecturas a cargo de personajes notorios, tal como se hizo con todo éxito en el pasado. Por otra parte convendría que esos medios, puestos al servicio de la alfabetización, emularan las experiencias de países vecinos que ofrecen ciclos de literatura, reflexión y cambio de ideas sobre libros y autores.

En definitiva, no se trata de propiciar una cultura libresca sino de dotar a todos de una herramienta esencial para que puedan ejercer a plenitud cualquier actividad y para que en nuestro país no existan analfabetos absolutos ni funcionales.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/opinion/enfoques-uruguay-menos-analfabetos.html

Imagen: http://www.lr21.com.uy/wp-content/uploads/2014/07/Logro-y-Nivel-Educativo-alcanzado-por-la-poblaci%C3%B3n-e.jpg

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