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Con 90% de escasez de anticonceptivos Venezuela ocupa el tercer lugar en América Latina en embarazo adolescente

América del Sur/Venezuela/29-09-2019/Autor(a): aporrea.org y M. Faría/Fuente: aporrea.org

El 26 de septiembre se conmemoró el «Día Mundial para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes» y según el informe 2018 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial para la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), América Latina y el Caribe continúan siendo las subregiones con la segunda tasa más alta en el mundo de embarazos adolescentes.

Para el Dr. José León, ginecólogo obstetra y médico adjunto del hospital Dr. Domingo Luciani, uno de cada cuatro partos que se registra en la región es de una madre menor de 19 años, lo que es considerado un embarazo adolescente. (I)

Por su parte, el Fondo de Población de las Naciones Unidas reveló en un informe presentado a finales de 2018, que 62 de cada 1000 jóvenes entre 15 y 19 años estaban embarazadas en Latinoamérica. Venezuela destaca en la posición del tercer país con las tasas más altas de embarazo en adolescentes, según el mismo informe.

Sin embargo, pese a que muchos jóvenes conocen el uso de métodos anticonceptivos en Venezuela el acceso a los mismos es limitado debido al alto costo de los pocos que hay disponible en el mercado.

La coalición Equivalencias en Acción, conformada por las ONG´s Avesa, Cepaz, Freya y Mujeres en Línea presentaron un informe titulado «Mujeres al Límite» donde señalan que en el país la escasez de anticonceptivos alcanza el 90%.

La falta de educación sexual sigue siendo una de las razones para el aumento del embarazo en menores de 19 años, vulnerando los derechos de los niños, niñas y adolescentes según lo establecido en el Art. 50 de la LOPNA «Todos los niños y adolescentes tienen derecho a ser informados y educados, de acuerdo a su desarrollo, en salud sexual y reproductiva para una conducta sexual y una maternidad y paternidad responsable, sana, voluntaria y sin riesgos».

Según la OMS, unos 16 millones de muchachas de 15 a19 años y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos. (II)

Ante esta situación la OMS ha propuesto a los países miembros de la ONU adoptar los siguientes 6 objetivos:

– Reducir el número de matrimonios en los que la mujer sea menor a los 18 años de edad.

– Fomentar la compresión y el apoyo en los jóvenes para evitar los embarazos en menores de 20 años.

– Aumentar el uso de los anticonceptivos.

– Reducir las relaciones sexuales forzadas en adolescentes.

– Reducir y penar las prácticas de aborto en adolescentes.

– Incrementar el uso de servicios ginecológicos, prenatales, natales y posnatales en adolescentes.

Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/n347240.html

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Simón Rodríguez y la Escuela Social

Por: Néstor Rivero/Aporrea

PALABRAS INTRODUCTORIAS.-

La elaboración de un pensamiento educativo para la transformación de la sociedad no puede ser divorciada de una visión política del mundo y la sociedad, lo cual de suyo conduce a una perspectiva del hombre y la mujer que tras pasar en su edad infantil por los pupitres, ha de habitar adulto ese mundo que ahora percibe desde abajo, debiendo integrarse a uno y otra, como sujeto de derecho.

Y Simón Rodríguez comprendió con toda claridad dicho reto, así como los escollos que habría de afrontar de seguir adelante con su propósito de reforma profunda del tipo de escuela, la que, luego de culminado el ciclo bélico de la Independencia suramericana y caribeña, habría de sustituir aquella que formó al súbdito colonial y su orden de castas, procurando que emergiera uno genuinamente republicano. La Independencia una vez alcanzada como efecto de las armas y como hecho político, debía ser coronada en la dimensión de los espíritus y las mentes. Hacia allí apunta la irreverente propuesta educativa y social robinsoniana. Y para llevarla adelante no escatimó el antiguo Maestro del Libertador, someterse al menosprecio de quienes, a excepción casi única de Bolivar, asomaban -en cada parcela del continente que se emancipaba tras Boyacá, Carabobo y Ayacucho-, como conductores de la nueva institucionalidad postcolonial, su gendarme ria interna y su pupilaje cultural y educativo.

De allí que persistan asuntos todavía no saldados en Nuestra América y específicamente en la Venezuela que se construye Bolivariana desde los inicios del actual siglo XXI. El primero de todos es el que atiende a la noción de «Escuela Social» propugnada por Robinson en sus ejecutorias. Igualmente, la escuela-taller, aquella que enseñaba a pensar y hacer, más allá que el mero cultivo de destrezas reducidas al acto de dominar la lectura y escritura y operaciuones aritmeticas basicas, objetivos que si bien reconocía el Socrates de Caracas, resultaban insuficientes para el surgimiento del republicano que demandaba la sociedad republicana. Están llamados también los educadores de esta porción del orbe hoy, a reflexionar y tomar posición, respecto a la nada inocente solicitud que hizo Rodríguez acerca de dar promover el desarrollo del «Niño Preguntón». Todo cambio profundo de un tiempo histórico que conduzca a uno distinto que se proclama Revolucionario, debe abrir todas las compuertas a la vocación inquisitiva del niño. De no ocurrir así se castra, se estanca y retrocede frente a las fuerzas de la tradición y el oscurantismo, la potencialidad revolucionaria y transformadora de una sociedad que corre los riesgos de perpetuarse en sus estructuras de dominación a través de las nuevas generaciones que han de suceder a las contemporáneas, o por el contrario, haciendo de estas, agente de la irreversible continuidad de ola de cambios surgida en Venezuela a partir de 1999. De este modo, la edificación de nuevas estructuras de convivencia, de democratización en los canales e instancias para le construcción y circulación del conocimiento, y para la máxima masificación posible de los instrumentos de difusión del saber acumulado en un tiempo histórico, así como de los instrumentos de construcción del nuevo conocimiento científico-tecnológico y humanista, encontrarán cauce, de modo que la formación de personalidad se inserte en proyectos que integran la mayor suma de felicidad posible respecto a cada individuo en particular, con la mayor suma de contribución social que cada particular pueda hacer en la empresa de regenerar la sociedad a partir de supremos valores de ética, felicidad y dignidad humana. Y en pos de tan loable propósito hoy inconcluso, alcanza su plena vigencia el llamado de Rodríguez a permitir que los Niños sean Preguntones, pues de allí, del Niño Preguntón, ese que no se siente aplastado ante la violenta impugnación del maestro de escuela, o del padre o madre en el hogar «Deja de hacer tantas preguntas», «No fastidies tanto» «Ve a jugar al patio» u otras contestaciones de este tenor. De la importancia del carácter de Pregunton del Nino, y que descubrió Simón Rodríguez, no se percata todavoia el grueso de los adultos contemporáneos. Es un rasgo de premodernidad y patriarcalismo que permea la naturaleza de clases toda la sociedad en esta porción del globo de Nuestra América y que se observa en diferentes latitudes. Se desconoce por lo tanto, que de dicho perfil de Niño Preguntón, ha de brotar el Joven Curioso, uno que se intriga y busca explicaciones ante todo fenómenos de la naturaleza y la sociedad y espera respuestas sensatas, al margen de la supercheria y lo pomposo d ellas generalizaciones. El Joven Curioso, es uno en quien los «POR QUÉ» de la primera infancia, se han transformado a partir de la exacta guiatura -si se permite la expresión. del «Maestro Contestador», aquel que responde en los mejores y amistosos términos, en nada Castrador del impetu cognitivo de los niños y estudiantes-, en vocación para la búsqueda sistemática de la verdad moral, científica, política y de cotidianidad. Y el Joven Curioso se convierte, en virtud de la sola inercia de dicho atributo respecto al cual ha encontrado adecuado cauce, en un Adulto Investigador, uno que todo lo ha de escrutar con los ojos del científico, y cuyo tipo ha de proveer las cohortes de científicos, tecnólogos e innovadores que cada nueva época demanda para la construcción del desarrollo y su sostenibilidad, en todo país organizado, al paso de las décadas. Hasta aquí algunas consideraciones preliminares respecto a la portentosa figura transformadora de Simón Rodríguez, quien al igual que Simón Bolívar, tiene mucho que hacer y decir en América todavía.

El Autor

I.– ¿QUIÉN LO FORMÓ?.- El 28 de octubre de 1769 nació en Caracas Simón Rodríguez Carreño, pedagogo original cuyas ideas han influido a lo largo de dos siglos en los proyectos de transformación del sistema educativo venezolano y nuestroamericano. Simón Rodríguez falleció el 28 de febrero de 1854 en la localidad peruana de Amotape, situada al norte del Perú y a doce metros sobre el nivel del mar. En 1954, con motivo del centenario de su muerte. sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional de Caracas.

¿Cómo surgieron en la mente de Simón Rodríguez esas idas luminosas que desde sus tempranos veintitres años quedaron registradas en sus Seis Reparos a la escuela colonial, bajo el titulo de ‘Representación al Ayuntamiento’. El genio del joven maestro, su naturaleza inquisitiva y devoción a la verdad y la ciencia, resultaban indóciles para los canones y prejuicios imperantes dentro de una sociedad de castas, a que respondian las autoridades coloniales, adversas a toda innovación. Así, Simón Rodríguez debió ingeniárselas para que a sus manos llegase algún ejemplar de los textos ilustrados que desde Europa y Estados Unidos ingresaban de modo subrepticio a los puertos venezolanos, y que exponían teorías subversivas, como el derecho de toda persona a la instrucción, y el carácter científico con que debía ser ejercido el magisterio. Por cuenta propia, y con muy pocas personas con quienes discutir en la Caracas gobernada por Pedro Carbonell -el mismo que persiguió y enjuició a los complotados que se unieron a Manuel Gual y Jose Maria España para establecer una República con igualdad, sin diferencias de castas, y con absoluto acceso a la educacion, sin las restricciones y dogmas que dominaban en la Caracas colonial, en la cual apenas una parte dela población blanca disfrutaba efectivamente, del derecho a cultivar el conocimiento hasta llegar a la universidad-. Rodríguez se hizo abanderado, aunque sin conexión directa, con el pensamiento de ilustración y la reforma social proclamaba por la Revolución Francesa, cuyos adalides por aquel tiempo en que redactó sus Reparos imponían, con la decapitación de Luis XVI y la abolición del régimen feudal, pavor en las testas coronadas del Viejo Continente, e igualmente en las mentes mantuanizadas y reverenciales de la Caracas colonial. Si bien no existe registro de las amistades con que pudo alternar el veintiañero Robinson en la Caracas de 1793, resulta indudable que debió encontrarse en tertulias ilustradas de la ciudad, con viajeros que a su paso por la Colonia, lograban romper el cerco oscurantista de los claustros y las reales órdenes. Se sabe que en las postrimerías del período colonial en casas de algunas familias mantuanas se celebraba con cierta asiduidad reuniones para comentar entre tazas de chocolate, obras literarias que llegaban de España, Francia, Inglaterra o EEUU. Obras estas entre las que circulaban varias, si no todas, que habian sido inscritas en el Index patrocinado por el Santo oficio, penandose en consecuencia su lectura con serios castigos al infractor. De allí que el joven Simón Rodríguez al presentar ante el ayuntamiento de Caracas sus Reparos, mediante los cuales objetaba el modo en que funcionaba la escuela municipal de la ciudad, y en la cual se desempeñaba como Maestro, mostraba un pensamiento original y, de carácter subversivo respecto al orden cultural que dominaba la enseñanza de la Capitanía General. Dichos Reparos le permitieron demandar de la autoridad municipal, se eliminase la segregación entre niños blancos, pardos y morenos, expresando el joven Maestro inclinación a nuevas tendencias de las cuales otros educadores y tutores de imberbes, como José Antonio Negrete, Fray Francisco de Andújar, Guillermo Pelgron y el entonces jovencísimo humanista Andrés Bello, jamás se habrían hecho eco, por el escándalo a que aquellas tesis podían exponer a sus patrocinadores. De este modo podría concluirse con poco riesgo de errar, sugiriendo que la originalidad de sus prácticas educativas y la formación intelectual de Simón Rodríguez, debió resultar, ademas de su natural talento como hombre de ideas, del impacto de tertulias con viajeros ilustrados que arribaban a Caracas, y con personalidades criollas como Manuel Gual, José María España, algunos miembros de la familia Bolívar y los Palacios, algunos hijos del Conde de Tovar, especialmente su contemporáneo Martín Tovar Ponte, figuras que accedían a ideas y escritos perseguidos por la autoridad colonial, aunque para 1793, carecian del impulso y la circunstancia descolonizadora que eclosionó en la Caracas del 19 de abril de 1810. Y también fue producto el pensamiento revolucionario de Rodriguez, de sus lecturas de corte roussoniano en educación, en conexión con el programa que el filósofo ginebrino, ofrece en su libro «Emilio o de la Educacion». Muy temprano Simón Rodríguez proclama la necesidad de una educación de sentido social, que contribuya a la superación del atraso, la ignorancia y la superstición, ideas estas que, por cierto, ha de inculcar a su pupilo el niño Simón Bolívar durante el lapso en que este estuvo residenciado en la casa del Maestro quien ejercía como su tutor legal. Y muy rousonianamente, Rodriguez postulará que a los niños hay que permitirles una amplia franja de esparcimiento, y que hace muy bien el Maestro que busca amistarse con aquel, conociendo cuáles son sus pasatiempos preferidos. Así, sosténgase con la evidencia conocida, que Simón Rodríguez fue un autodidacta que supo asimilar cuanta oportunidad de cultivar saberes estuvo a su alcance, y cuanto libro con ideas distintas a las consagradas durante tres siglos de regimen colonial, llegaba a sus manos.

II.– ILUSTRACIÓN Y ORIGINALIDAD.- En un lenguaje de extrema sencillez Juan David García Bacca tributa un homenaje conmovedor al genial educador caraqueño cuando, en exégesis de una expresión del Libertador asienta «tomando nosotros en serio, como lo hizo el Libertador, la palabra ‘Maestro’ ¡qué lecciones podemos y debemos aprender de uno que fue unidad de persona, Sócrates, filósofo cosmopolita y el hombre más extraordinario del mundo?» [Simón Rodríguez. Filósofo y cosmopolita», ediciones UNESR].

Sin temor a equivocación puede afirmarse que si bien la raíz del ideario social y educativo del maestro del Libertador tiene sus anclas en la Ilustración, especialmente en Juan Jacobo Rousseau, el caraqueño desarrolló ideas originales que trascendían la de por sí original y muy hermosa reflexión del autor del ‘Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres’ al incursionar en el significado y los métodos de la educación y su relación con la sociedad. Si bien la raíz del ideario social y educativo del maestro del Libertador tiene sus anclas en la Ilustración, especialmente en el pensador ginebrino. Las extensas caminatas que Rodríguez adelantase hacia 1805 por las rutas de París, Viena y Roma con su joven pupilo Simón Bolívar indican que era ferviente partidario de los métodos preconizados por Juan Jacobo Rousseau para enseñar. Al aire libre: en medio de la naturaleza deben dictarse las clases de ciencias naturales, el orden de los vegetales, las clases de animales y los cambios del clima, y dicha actividad fisica se ha de practicar como ejercicio reflexivo. Muchos han visto en Bolívar el «Emilio», el discípulo virtuoso cuya formación fue trazada por en su magistral tratado pedagógico por el ginebrino. Sin embargo, el Emilio suramericano, sin se quisiese hacer el símil con la formación del Libertador en etapa de infante y púber, cubrió propósitos de tan largo alcance, que dejan atrás el perfil diseñado en la formidable obra de Rousseau.

III.– EL CAMBIO Y LOS TRADICIONALISTAS.- La derrota militar definitiva de los ejércitos coloniales de España en América tras Boyacá, Pichincha y Ayacucho y el establecimiento del sistema republicano, no bastaron para erradicar la pesada herencia cultural del régimen colonial en los pueblos recién emancipados. Cuando, no obstante haberse libertados las manos, como decía Bolívar en su ‘Discurso de Angostura’, se mantenían encadenados los espíritus, resultaba muy difícil que la mayoría de los letrados que habían trabado alguna amistad con Rodríguez en su juventud, o que tenían algún conocimiento acerca de sus insurgentes proyectos de escuela social, acogiesen como uno de los suyos al eterno subvertidor de aquel conjunto de mitos y creencias que aseguraban a muchos la relativa tranquilidad del siervo obediente. Y la parábola resulta pertinente para examinar el ayer, e igualmente el tiempo de hoy, respecto al grueso número de formadores, que repiten de modo acrítico contenidos que funcionan como instrumento reproductor de los modos coloniales y de aceptación del orden desigual en la historia de las sociedades, heredados del pasado, y que por lo tanto, operan como instrumentos para la reproducción de los viejos modos de concebir y cumplir la función de la escuela en el nuevo marco de una sociedad que edifica sus perfiles en tiempos de Revolución.

De este modo, tras regresar de Europa en 1823, Robinson casi se empobrece completamente, patrocinando con su modesto peculio una Escuela-Taller que había comenzado a funcionar bajo su dirección en Bogotá, capital de la Gran Colombia. A finales de aquel año marcha al Perú luego de hacerlo llamar el Libertador, a quien acompañara en su espectacular gira triunfal de 1825 por el Alto Perú (Bolivia), donde el Padre de la Patria le deja como encargado de la Secretaría de Educación de la nueva República de Bolivia. De dicha función cse verá retirado por desaveniencias con el prefecto de Cuzco. Este, temeroso de la reacción conservadora en dicha región altoperuana -originada enla decision de Rodríguez de destinar para la instrucción de los niños, fondos que hasta entonces se aplicaban a una orden religiosa, hace llegar queja ante el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio Jose de Sucre, por entonces Presidente del nuevo Estado, Bolivia. Sucre confirma la renuncia presentada por el eterno subvertidor de la enseñanza. Ya Sucre había recibido otros reclamos de las «familias de bien», cuya mentalidad feudal les llevaba a objetar los métodos que empleaba el Maestro, de inspiración roussoniana. Se dice que en una ocasión, dictó una clase sobre el esqueleto humano, despojándose de la camisa para indicar los huesos del cuerpo. Prácticas como ésta horrorizaban la mentalidad ultraconservadora en ciudades como la Paz y Chiquisaca. No la tuvo fácil el caraqueño, quien desde meses antes de partir de Bolivia se quejaba con amargura del abandono en que se sentía tras el regreso del Libertador a Lima y la Gran Colombia en 1826.

IV.– LA LÚCIDA VEJEZ.- Carlos H Jorge en ensayo sobre el inquieto pensador y cosmopolita caraqueño, evoca la vista que a éste hiciese «Un ilustre viajero, llamado Luis Antonio Vendel-Heyl, profesor durante varios años del Colegio Luis El Grande de París, visitó a Simón Rodríguez en El Almendrón, un barrio del Valparaíso, el viernes 29 de mayo de 1840. Dejó asentado en su diario: ‘Don Simón estaba reducido a la mayor escasez. Después de tantos viajes y estudios que habían consumido su fortuna, el pobre hombre se hallaba condenado a no salir de su casa, porque no tenía más que una chaqueta, un pantalón de tela grosera y el viejo sombrero que llevaba cuando le vi. Ni siquiera podía tener el consuelo de publicar el fruto de sus meditaciones, el resultado de sus observaciones a que lo había sacrificado todo. No encontraba ni editor, ni suscriptores para sus obras. Sólo pedía cinco reales por entrega, y aun así no había podido reunir doscientos suscriptores y necesitaba cuatrocientos. El origen del descrédito y abandono en que había caído eran sus relaciones ilícitas con una india, de que había tenido dos hijos a quienes amaba y que regocijaban sus viejos días como si los hubiera tenido de una europea de pura sangre’. En una reflexión orientada a desvirtuar el tratamiento que da Alfonso Rumazo González a la relación sostenida por Rodríguez con las mujeres a lo largo de su existencia, Jorge refiere que «en un pasaje sin igual nos indica el filósofo cómo son tratadas las mujeres en la tierra y por qué razón han tenido que ir a refugiarse en el cielo», citando un razonamiento que en el más puro estilo robinsoniano. ‘Porque nada importa que haya injusticias de a cuatro o de a seis reales; aunque a esa suma se reduzca todo el caudal de una vieja, ¿Si la demanda no alcanza a cubrir el papel sellado ¿cómo se practicarán las diligencias? (preguntan). La RAZON! es poderosa porque la Justicia se pesa». [Las mujeres de Simón Rodríguez].

De otra parte, Paul Marcoy [Fuente: http://carloshjorge.blogspot.com] un viajero francés a quien -Rodríguez- ofrece hospitalidad por una noche, relatará sus impresiones en un libro de viajes publicado años más tarde. El Maestro vivía –según Marcoy- en una choza en compañía de una «india», y se dedicaba a la fabricación de velas de sebo»[32]. El relato del viajero galo, transcrito por Alfonso Rumazo Gonzalez en la pág. 170-172 de su obra «Simon Rodriguez», informa que el viejo Maestro caraqueño estando en Bolivia, partió desde Oruro con rumbo a Arequipa (Perú). Durante el trayecto hace un alto en la localidad de Azángaro, todavia en tierra boliviana. El filósofo invita a pasar al también viajero. El francés recuerda, entre otras cosas, el buen trato del maestro y de la india-criada: «No fue necesario que repitiera su proposición y, cruzando la tienda detrás del lonjista, penetré en la habitación inmediata al mostrador, la cual me pareció a la vez servir de cocina, de laboratorio y de alcoba… Una india acurrucada delante del hogar preparaba una cena cualquiera, que mi patrón me invitó a compartir con él (…) Nos sentamos uno frente a otro delante de dos tablas, colocadas sobre otros tantos banquillos, que hacían las veces de mesa, y la india nos sirvió algunos pedazos de cecina y una sopa con pimienta. Para beber diónos agua fresca de la fuente, cuya crudeza atenuamos con algunas gotas de tafia. Durante la cena, mi patrón dio órdenes a su criada para que se cuidase igualmente del arriero y de nuestras monturas». Pudiera el lector de este tiempo de igual creciente entre el hombre y la mujer o paridad de género, percibir en Robinson algunos gestos propios del patriarcalismo, cuando a su mujer le hace servir la mesa, absteniendos él, de ejecutar labores domésticas, empero también puede considerarse que Rodríguez actuaba de este modo, respecto a la criada indigena -y posiblemente la madre de sus hijos-, por motivos de salud ya en los años del deterioro por la vejez andariega.

Haciendo velas Rodríguez en su vejez aspiraba iluminar los bordes de la indigencia en que por momentos se veía, y enseñar con dicho oficio a los pueblos que le vieron, a iluminar sus almas con el estudio y constante ejercicio del entendimiento. Carlos H Jorge en ensayo sobre el inquieto pensador y cosmopolita caraqueño, evoca la vista que a éste hiciese «Un ilustre viajero, llamado Luis Antonio Vendel-Heyl, profesor durante varios años del Colegio Luis El Grande de París, visitó a Simón Rodríguez en El Almendrón, un barrio del Valparaíso, el viernes 29 de mayo de 1840. Dejó asentado en su diario, respecto al gran educador (…) Ni siquiera podía -Rodríguez- tener el consuelo de publicar el fruto de sus meditaciones, el resultado de sus observaciones a que lo había sacrificado todo. No encontraba ni editor, ni suscriptores para sus obras. Sólo pedía cinco reales por entrega, y aun así no había podido reunir doscientos suscriptores y necesitaba cuatrocientos. El origen del descrédito y abandono en que había caído eran sus relaciones ilícitas con una india, de que había tenido dos hijos a quienes amaba y que regocijaban sus viejos días como si los hubiera tenido de una europea de pura sangre».

V.– VELAS DEL PENSAMIENTO.- La institución educativa concebida por Rodríguez se inscribe en una visión de Estado que persigue desde la escuela, regenerar la condición y los modos en que los seres humanos se organizan en sociedad, puesto que el filósofo-educador propende a la igualdad material en las condiciones de inserción que se ha de ofrecer a cada individuo respecto a los medios de consecución de bienestar. Pugna el reformador caraqueño por la creación de Repúblicas, en los territorios recién emancipados de España entre 1819 y 1824, en las cuales las diferencias de credo, color de la piel o de procedencia social en orden a la propiedad de la riqueza -cuya hegemonía cuestiona-, en ningún caso den pie a la segregación, la desventaja, o que se burle la igualdad práctica entre los integrantes del cuerpo social, como sucedía, pese a las constituciones formales en la Europa y Norteamérica de la revolución Industrial. Tiempos en los que en Nuestra América se impuso la alianza entre castas oligárquicas, comerciantes, casas importadoras metropolitanas y generales victoriosos del ciclo bélico. Dicha alianza impediría medidas prácticas que diesen cumplimiento a derechos sociales como el trabajo, la salud y la educación. La propuesta robinsoniana de regeneración de la sociedad atiende, en el marco de la historia de las ideas, al socialismo utópico que prosperó en Europa a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX con gestores como Henry de Saint-Simon y Robert Owen entre otros.

Rodríguez postula la Escuela Social, a la cual debían asistir todos los párvulos, indiferentemente de su procedencia social. Se trata de una escuela que dé a todos la igualdad de condiciones para el aprendizaje: todos los niños de la República recibirán el mismo programa, se alimentarán en el horario de la escuela y ejecutarán las mismas labores manuales e intelectuales. Y ello exige la extinción de circunstancias oprobiosas como la esclavitud del ni;o negro, y de taras y costumbres que afectaban al infante pardo, o las reverenciales originadas en la Colonia como aquella que imponía a peones y esclavos inclinar su cabeza cada vez que se topaban con un mantuano; o la prohibición de transitar por la Plaza Mayor que pesaba sobre las castas oprimidas. Así, Simón Rodríguez construye un discurso donde acomete el foco ideológico de la desigualdad, al someter a juicio dos fundamentos del orden establecido, la libertad personal y el derecho de propiedad. La primera se alega, según Robinson- «para eximirse de toda especie de cooperación al bien general (…) para vivir independientes en medio de la sociedad. el segundo para convertir la usurpación en posesión».

Y esta escuela que articula la potencialidad manual e intelectual del individuo, y acompaña los elementos de la realidad que configuran el plan de aprendizaje con una rigurosa formación moral y ciudadana -destinada a afirmar el principio de la igualdad en la sociedad-, al querer hacerla obligatoria para todos los niños de la República, encontró el escollo de los prejuicios e intereses de las castas dominantes en aquella Suramérica que emergía de la Guerra de Independencia. Los grandes propietarios la tierra y sectores urbanos pudientes, además del sector ultraconservador del clero de entonces se coaligarían para hacer fracasar con sus violentas campañas de opinión, reformas que, como la escuela-taller, impulsó Rodríguez en Bogotá, Chuquisaca, y las localidades de Ecuador y Perú donde se estableció para alumbrar con las velas del pensamiento. Poco antes de partir de Bolivia, y tras abandonar el cargo de Director General de Enseñanza que ejercía desde 1825 por designación del Libertador, Rodríguez escribirá el 4 de septiembre de 1826 «Hay ideas que no son del tiempo presente, aunque sean modernas; ni de moda, aunque sean nuevas. Por querer enseñar más de los que todos saben, pocos me han entendido; muchos me han despreciado y algunos se han tomado el trabajo de ofenderme».

VI.– ANONADAR CON ELOGIOS.- El tratamiento que en su correspondencia dio de modo permanente Simón Bolívar a su maestro de infancia -y mentor en los años de viudez que el entonces veintiañero Simón Bolívar transcurrió en Europa entre 1804 y 1806-, expresan un nivel de estimación y afectos que sólo se registra en su correspondencia con Antonio José de Sucre. Ninguna otra personalidad -salvo excepcionales deferencias hacia el Abate de Pradt o José Joaquín Olmedo-, recibieron del Libertador tal cantidad de epítetos honrosos. A Sucre le dedicó un panegírico publicado en forma de escrito biográfico en 1825, donde la coloca en el estrado de las deidades homéricas «La posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú rotas por su espada». Y si en el Gran Mariscal de Ayacucho veía Bolívar al continuador de su obra como estadista y reformador de la política, en Rodríguez valora al inspirador de las luminosas ideas que le animaron en su años de joven viudo radicado en Europa, a escalar en Roma la cima del Monte Aventino de Roma, para dotar su vida futura, mediante glorioso juramento, de un significado de trascendencia y búsqueda de la gloria, al acoger para si el propósito de conducir mediante la hazaña y la práctica de la justricia, la empresa de dar su Independencia a Suramérica. Así, en su años de mayor esplendor como hombre de pensamiento, Bolívar titula a su viejo maestro, Robinson, como el «Sócrates de Caracas» y «el hombre más extraordinario del mundo». EpÍtetos que consagran el reconocimiento en grado eminente de los méritos del pedagogo, andragogo y reformador social caraqueño. Nadie duda hoy que Simón Rodríguez ha sido el fundador del pensamiento social de la educación en la Suramérica del siglo diecinueve, pensamiento con proyeccion hasta el presente siglo XXI. Y y su obra contituye lectura obligante para quienes se propongan encontrar explicacion en torno a la continuidad del proyecto que pugna por construir en la America de habla hispana y lusitana y caribeña, un modelo de sociedad humanista.

Mucho antes de que en la América hispana y en la Caracas colonial se conociese el ideario iluminista de la Educación o siquiera las enseñanzas del educador español Alberto Lista, introductor dentro de la Península, durante las postrimerias del siglo XVIII, de las primeras ideas afrensadas (o ‘jacobinas’ al uso de su época), en el campo de la educación, y mucho antes de que «El Emilio» de J J Rousseau, inspirase a los primeros núcleos de institutores reformistas del tiempo republicano en Suramérica, un plan para una enseñanza universal al modo en que fue plasmado por el letrado francés Nicolás Condorcet, o tal como se lee en las ‘Cartas ginebrinas’ del utopista Henry SaintSimon, un caraqueño, cuya edad oscila entre los 23 y los 24 anos, presentaba ante las autoridades municipales de la capital un escrito reformador -al cual ya se ha aludido en el presente trabajo- ante cuyas audaces ideas no encontraron mejor manera de contestar las autoridades locales, que depositan dolo en uno de los archivos del ayuntamiento caraqueno, en espera de otro momento para su examen, momento que nunca llegaría durante la vida de Simón Rodríguez. El valioso texto será rescatado e mediados del siglo veinte, gracias a la acuciosa labor de algún cronista de la ciudad de Caracas, maravillado por la grandiosidad del contenido.

El año en que Rodríguez escribe y presenta sus «Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento», 1794, se inscribe dentro de la década de conspiraciones e insurrecciones programáticas, anticoloniales y antiesclavistas de la Capitanía General de Venezuela y entre las que destacan el levantamiento capitaneado en 1795 por José Leonardo Chirino en la Provincia de Coro y la conspiración de mayor densidad ideológica, orquestada y develada en 1797 en las ciudades de Caracas y La Guaira bajo la conducción de José María España y Manuel Gual. Así, el joven educador cuyo carácter ya para la época se avenía con los principios de aquel complot emancipador y libertario, se verá obligado a exiliarse poco después de develarse el movimiento subversivo, por las sospechas que sobre su persona recaían respecto a su posible relación con los organizadores. En la misma década, en 1799, se develaría un nuevo complot, esta vez en Maracaibo, orquestado por el subteniente de pardos Francisco Javier Pirela. Tal fue el ambiente de subjetividad política que rodeó la labor institutora de Simón Rodríguez y dio pávulo a sus convicciones republicanas como educador inconforme con el orden de cosas que le rodeaba en su ciudad natal. Y si bien dichas iniciativas revolucionarias fracasaron en lo coyuntural, de otra parte recogieron el programa de largo aliento de las clases y sectores desposeídos, programa que mantendría su vigencia al paso de dos centurias. Y si bien Rodríguez no concibió su rol histórico como hombre de armas, sí asume la invaluable contribución que le corresponde hacer una vez culminada la fase bélica de la Independencia. Y para ello sale a prepararse en otros escenarios de academia y cultura. Desde su atalaya en Europa debió afirmar sus ideas en torno a la necesidad de transformar la estructura social y la educación de castas que separaba al hijo del blanco del hijo del pardo y el del esclavo, Sistema social, el de castas, que entre 1813 y 1818 desembocó como se sabe en la Guerra a Muerte. Y el mismo Simón Rodríguez a partir de 1824 desde el sur del continente donde ha de radicarse en sus últimos años, seguramente habrá de confirmar el acierto de sus tesis respecto al nexo estructural entre cambio social y educativo y proyecto político. Debió enterarse, a finales de la quinta decada del siglo XIX, y en la distancia de su peregrinaje por Chile y el Perú, del programa político que en la Venezuela Agraria de 1846-1847 se consagraba bajo el lema «Tierra y hombres libres» enarbolado durante en la región central del país, por el General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora, en el marco del levantamiento campesino del aque período.

VII.– REVOLUCIÓN EN NUESTRA AMÉRICA.- Impulsada y liderada por las fuerzas intelectuales y académicas de la naciente burguesía -banqueros, industriales y comerciantes urbanos-. la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de la Revolución Francesa de 1789, documento que define el programa histórico de la burguesía, en su lucha contra el absolutismo y la nobleza feudal en el viejo Mundo, no podía brindar la completa democratización de la escuela, entendida dicha democratización como el acceso masivo e irrestricto de todas las personas a los pupitres y la lección del maestro, puesto que el conocimiento y los bienes de la academia constituían privilegios, ya no de solo de aristócratas feudales, sino también de la clase encumbrada ahora sobre la acumulación de fortunas mercantiles y la producción industrial de bienes y servicios. Por tanto, aunque el artículo 6 de la célebre Declaración enuncia la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, e igualmente sostiene que «La ley es la expresión de la voluntad general», ello no bastaba para que se verificase dicho principio. Resultaba impostergable otra revolución, una que sobrepasara el carácter antimonárquico y antifeudal del sacudimiento político iniciado en tierra gala durante 1789. Se requería ir más allá de la representatividad formal preconizada por el pensamiento liberal, el cual demandaba se estableciese el Estado de Derecho clásico. De este modo, aquel Estado de Derecho formal, sustentado en la doctrina de Charles de Montesquieu, mantenía las restricciones históricas y fácticas, para que el hijo de las clases plebeyas accediese con pleno carácter de sujeto de derecho, a la democracia, a la escuela, al disfrute de los bienes de la erudición, y disfrutase de las condiciones materiales de su ciudadanía. Ciudadanía para todos, la cual resultaba imposible en el marco estrecho de sociedades reguladas por el privilegio y la acumulación de riquezas en pocas manos. Y una revolución de este signo, aunque si bien no reivindicaba la socialización de los medios de producción de la riqueza, sí implicaba un primer paso desde los espacios del Poder Público, para la configuración en este continente, del Estado Social. Y ello, con componentes de un socialismo utópico teñido del romanticismo social que ya desde los días de la Independencia, asomaba en el epistolario de próceres como Morelos, Artigas y Simón Bolívar. Tendencias estas que surgirán con mayor claridad y precisión, en círculos como la Sociedad de la Igualdad, que hacia 1848 se nucleaba en Santiago de Chile en torno a la figura de Francisco Bilbao, y en la cual por cierto, habrá de participar un hijo de don Andres Bello; círculos estos, en donde comenzaba a fraguarse el nexo entre la tertulia literaria y la acción política progresista, tanto en Europa como en la Hispanoamérica del siglo XIX, tema este ultimo que amerita de ser examinado por los historiadores de las ideas políticas y sociales en el continente. De este modo puede colegirse que en la América hispana de la tercera década del siglo XIX, rondó en la cabeza reformadora de paladines como Bolívar y otros anteriormente nombrados, la idea de dar forma a un modelo de República, que abriese las compuertas mediante medidas de ampliación de la cobertura educativa a favor de las clases plebeyas, y de protección de la ninez abandonada y los menesterosos por el Estado, al principio de igualdad, como acompañante del valor de la libertad. Ser social con ser individual, pqara expresarlo en términos del discurso educativo contemporáneo. Ello requería revoluciones originales, muy superiores cualitativamente, a las revoluciones tradicionales de la modernidad, modernidad que reflejaba los intereses e inquietudes de aquella organización social desprendida de la revolución Industrial y sus propulsores, los grupos que controlaban el capital, y que tenían a los nuevos desheredados, el proletariado urbano. Y Rodríguez se percato muy pronto de la insuficiencia del discurso que la República constitucional regentada por minorías opulentas que recién se inauguraba en Suramérica, hacia llegar a los sectores plebeyos.

VIII.- ORIGINALIDAD Y ESCUELA SOCIAL.-

En el caso venezolano y suramericano, durante las últimas décadas del siglo XVIII y la primera mitad del siglo diecinueve -lapso que cubre el arco actuante de la Escuela Social encarnada por Simón Rodríguez, el programa de reivindicaciones históricas para una revolución profunda encontró su expresión en dos momentos: uno, en las conclusiones que, en aquel año de 1794, el joven Rodríguez diese a conocer a las autoridades coloniales de Caracas, y que ya se ha comentado. Y, dos, a partir de 1823 cuando, luego de regresar a la América, desde Europa -donde ha transcurrido dos décadas y media bajo la identidad de Samuel Robinson-, se presenta con toda la disposición de ofrecer a las nuevas Repúblicas -creadas bajo el genio y perseverancia de Bolívar-, el acopio de sapiencia y original creatividad fraguados en el curso de un largo exilio que le reportó fructíferos aprendizajes. Y como prueba de su fe en las naciones recién independizadas, Rodríguez se establece en Bogotá, capital del primer gran Estado fundado por su antiguo discípulo. Y en esta capital establece la primera de las escuelas-talleres que luego replica en los otros países adonde se traslada en los años siguientes.

La obra educativa de Rodríguez fue reconocida desde muy temprano por el mismo Libertador, quien al enterarse de su legada a la Gran Colombia en 1823, escribe desde Quito al Vicepresidente Santander, recomendándole aquél como «el Sócrates de Caracas», y pidiéndole que lo auxiliase económicamente.

Bolívar se regocija en tal grado con la noticia del arribo de Robinson a la Gran Colombia que le escribe a éste «Ud formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso» y le reclama que se apersone a Lima, Perú, donde el Libertador se desempeñaba como Jefe del Estado y gozaba de la aureola de las campañas triunfantes de Junín y Ayacucho. Bolívar, quien captaba en toda extensión la valía del Maestro, brinda a éste completo apoyo en sus proyectos de regeneración social desde la escuela. La originalidad de Simón Rodríguez para impulsar los procesos de educación colectiva y su talento innovador quedan comprobados en su visión profundamente humanista de la política y la escuela. Una educación que integre sus dos dimensiones, la manual y la intelectual, mediante la cual el párvulo debía ser formado para un oficio y a la vez para el ejercicio académico permanente, ejercitando en el estudio a lo largo de la existencia. Una educación que concibe a todos los sujetos como iguales en su desempeño republicano: todos deben pasar por una actividad manual y todos deben asimismo ejercer sus destrezas intelectuales. Indistintamente del origen, el color de la piel o el credo religioso que les distinga. Una educación que posibilte la aptitud y los talentos de cada miembro del cuerpo social para hacer realidad su potencialidad integral y corresponsable, la creatividad de cada cual, despertando desde muy temprano la vocación por hacer preguntas y de explorar en los caminos de la vida con conciencia moral. Y, especialmente, con originalidad, de modo que se obtuviesen respuestas y soluciones ante las dificultades que el diario quehacer coloca a todo semejante en su propósito de alcanzar una vida feliz. Especialmente en realidades tan particulares como las que confrontaban los países que se organizaban tras la ardua Guerra Emancipadora. Una educación, la de Rodríguez, que rechazaba la discriminación y el orden de castas y privilegios, una educación, pública y gratuita, que debía ser concedida a todos los hijos del país por el Estado, patrocinada con dinero de las arcas públicas. Genuino antecedente de la doctrina del Estado Docente que se configura en el siglo veinte venezolano.

Originalidad la de Simón Rodríguez que no se dejó atrapar por los corsets de la modernidad capitalista, incapaz esta última -en tanto proyecto histórico de cambio-, de traspasar el formalismo del Estado liberal de Derecho, el cual otorgaba carácter de «inviolable y sagrado» a la propiedad privada maniatando, como Prometeo a la roca, todo reclamo de las masas desheredadas y asalariadas, al alegar la la imposibilidad de construir sociedades justas y de redistribuir la riqueza, porque supuestamente tales propósitos superiores atentan contra las leyes de la avaricia y el principio del lucro. Tal es la originalidad irreductible del Simón Rodríguez histórico, cuyo mensaje revolucionario y educativo tiene mucho que decirnos todavía.

IX.– FORMAR PARA LO GRANDE.-

El Libertador Simón Bolívar mantuvo hasta el fin de sus días una admiración singular hacia su tutor de la infancia, Simón Rodríguez, nexo afectivo que guarda gran afinidad con el que según la historia universal se dio entre Sócrates y Platón y entre este último y su pupilo Aristóteles, los tres padres de la filosofía occidental. Cada uno marcó con sus lecciones el destino del otro en su dedicación al pensar reflexivo y hallarle explicaciones al universo. Aristóteles por su parte, tejió su influjo académico respecto al hijo de Filipo II, Alejandro Magno, quien dos mil años antes que Napoleón Bonaparte, ilustró sus conquistas en Asia al acompañar sus tropas con científicos y letrados. Y en otro campo de la existencia, el de la religión, el mundo hoy reconoce la devoción de los doce apóstoles por el Maestro Jesús. En nuestros días es recurrente participar en alguna conversación donde uno de los contertulios expone su añoranza por la maestra Anita del cuarto grado, o el profesor Ricardo de sexto, que le enrumbaron por sendas de ciudadanía y conocimiento. Lo que de hombría de bien y de mujer de bien se deposita en el corazón de toda persona hoy, se debe en primer lugar a los valores inculcados por los padres, pero casi en la misma escala de importancia puede decirse, por el tesón y cariño que buenos maestros y buenas maestras entregaron con su vocación para formar en el aula y el ejemplo de calle. Y ese gallardo reconocimiento lo expuso el héroe caraqueño respecto a su Maestro Samuel Robinson, en su muy célebre Elegía del Cuzco. Del mismo modo que puede afirmarse que en medio del desierto no brotan por generación espontánea bosques y nacientes de ríos, tampoco nace en medio de una sociedad colonial que repele toda novedad política, una generación de libertadores y abolicionistas sin que exista un influjo externo, un aliento de ideas revolucionarias que prenda en medio de la oscuridad de las almas y de razones para cuestionar el orden existente. Y este gallardo reconocimiento lo expuso el Libertador cuando en su célebre Elegía de Pativilca de 1823 cuando le escribe a su antiguo mentor «Ud formó mi corazón para la libertad, para lo grande, para lo hermoso». Formar para la libertad significa dotar de razones un espíritu que busca su punto de apoyo para empinarse en el mundo, para dar desde su libre albedrío la mayor suma de dignidad posible a sus actos y al desempeño de los otros. De allí la encomienda que se impuso Bolívar de llevar libertad a los esclavos, rebasando la clásica función del Libertador de territorios, lo que en sí ya es grande. Formar para lo grande es templar ánimo y voluntad de modo que disponerlos a proseguir en medio de dificultades terribles la comisión de magnas empresas, como la de llevar con un pequeño ejército semidesnudo, la Independencia a pueblos postrados, tal como sucedió bajo la conducción de Bolívar tras el Paso de los Andes en Boyacá en 1819. Y Formar para lo hermoso es mostrar al discípulo y al contertulio el paisaje de un propósito noble y edificante por el cual vale la pena poner en riesgo comodidades y bienes inmediatos, por cuanto la recompensa del final no es otra que la construcción de un mundo justo, donde bienestar y goce se sustentan en una sociedad de cooperación y recíprocas atenciones de unos para otros, la solidaridad y mutuo acompañamiento en la plenitud del ejercicio de la máxima felicidad posible dentro de la circunstancia histórica de cada cual, son fines que convocan el regocijo aun en circunstancias de adversidad.———————————————–

X.– EL HUMANISMO DE SIMÓN RODRÍGUEZ.-.-

Simón Rodríguez veía en la escuela y el maestro los «medios seguros de reformar las costumbres», partiendo de la constatación de que la sociedad está dominada por el prejuicio y el interés ganancioso particular que repelen la vocación social. La República que se perfila en el ideario robinsoniano es una (…) que articula «la economía social con la educación popular», e invita a la paz, sin obviar las acechanzas que rodean toda auténtica aventura de quien enfrentando poderes imperiales de ayer, y poderes imperiales de hoy, construyen precisamente República, forman republicanos de corazón y edifican la sociedad justiciera del porvenir, la República de los iguales. Así dice Robinson «Si las revoluciones se hicieran amigablemente, los historiadores no tendrían que recordar desgracias». Y reivindica un apotegma del socialismo utópico «Los hombres no están en el mundo sino para entreayudarse. Servirse del nombre de Dios, dice Rodríguez, para respaldar injusticias es blasfemia». De este modo el republicanismo robinsoniano es uno de índole subversiva por su irreverencia ante los tótems y los prejuicios del dogma y cautiverio originados en la ignorancia y la insensata credulidad. Una educación liberadora es la que distingue a la sociedad robinsoniana, congregación esta última que «se compone, reitera el pensador, de hombres íntimamente unidos por un común sentir de lo que conviene a todos», remarcando el carácter social de la educación, como el medio directo para hacer realidad aquella república y aquel orden social de individuos que se entreayudan y se sirven repeliendo la opulencia de una parte y la miseria de la otra, por cuanto todos proveen en la obra del bien de todos que es el bien de cada uno. Tal pensamiento plasma la inclinación del socialismo utópico que dio brillo a las ideas políticas y los sueños de redención del hombre en los albores de la revolución industrial y el surgimiento de las primeras oleadas del proletariado urbano en Europa y el hemisferio americano. Robinson comprendió que la verdadera República, la de «los iguales» como la tituló Gracus Babeuf en el París de las postrimerías de la Revolución Francesa -y en la comuna que habría de definir Carlos Marx en su obra `La Guerra Civil en Francia’ y la que, en términos más propios de la Latinoamérica agraria y feudal del siglo XIX, se contenía en los programas agraristas de los venezolanos José Francisco Rangel, Ezequiel Zamora-, Robinson comprendió, se repite, que aquella visión de República no sería posible si no se daba relieve a la educación y la gesta cotidiana del maestro de escuela. Eje del pensamiento robinsoniano en el perfil de sociedad que postulaba, era la abolición del divorcio entre trabajo manual y trabajo intelectual. Del mismo modo que Saint-Simon, al repeler los privilegios de una minoría ociosa, postuló en sus «Cartas Ginebrinas» que «Todos los hombres deben trabajar», el Sócrates de Caracas trazó para la escuela su ruta como instrumento de emancipación de la humanidad. De este modo escribirá «Toca a los Maestros hacer conocer a los niños el valor del trabajo (…) Hacerles entender (…) Que la división de trabajos en la confección de las obras embrutece a los obreros, y que si por tener tijeras superfluas y baratas hemos de reducir al estado de máquinas a los que las hacen, más valdría cortarse las uñas con las manos». Tal enunciado se constituye en tajante proclama condenatoria en contra de la explotación del hombre por el hombre, y llega hasta el origen material de la desigualdad en la moderna sociedad del capitalismo industrial. Al respecto vale la pena recordar acá una reflexión del padre Antonio Pérez Esclarín al enjuiciar la obra educativa del Maestro del Libertador, con respecto a los niños «…se les enseñaría a trabajar en talleres bien dotados y acondicionados. Como había que dignificar también a los adultos, para así impedir que continuaran siendo explotados y humillados, se atendería también a los padres de los alumnos más pobres, y se les daría trabajo si estaban desempleados» (Antonio Pérez Esclarín/https://antonioperezesclarin).———————————————————

XI.– PENSAR PARA ACERTAR.-

Para Simón Rodríguez el éxito de la primera escuela conllevaba el feliz desenvolvimiento del individuo en los otros tramos de la existencia, postulando que serán los primeros pasos «que se enseñen en la escuela» los que indiquen el buen resultado de «todas las carreras». Se introduce Robinson en categorías del aprendizaje que un siglo más tarde serían tema de investigación por el suizo Jean Piaget y el ruso Lew Vigotsky, al sostener la necesidad de un orden prelativo para la enseñanza. Tal orden debe ser, afirma «Calcular – Pensar – Hablar – Escribir y Leer». Es fácil, para el acucioso psicopedagogo moderno -no obstante la peculiaridad de lenguaje y la época de Rodríguez-, un fondo de correspondencia con las teorías del desarrollo psicomotriz y las zonas de desarrollo próximo, expuestas repectivamene por los dos meritorios investigadores europeos del aprendizaje, nombrados en en el presente acápite. Pivote del ideario robinsoniano en educación es la ejercitación de la criticidad en el individuo desde sus primeros años, promoviendo el Sócrates de Caracas la figura del Niño Preguntón. Así, propone «Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se ls manda hacer, se acostumbren a obedecer a la razón! No a la autoridad, como los limitados, ni a la costumbre, como los estúpidos! (Rodriguez dixit)». Propugna Ronbinson -concibiendo en ello el más eficaz antídoto contra la ignominia de la superstición, el prejuicio y el sutil artificio de toda falsa apariencia- el amor a la verdad como propósito cardinal de la vida humano. Así, «Pensar para acertar, son sus propias palabras, es propiedad tan natural en el hombre, como engañarse para errar». Concibe el Maestro del Libertador un educador que guíe el ritmo de aprendizaje del estudiante. Al modo en que lo perefila Juan Jacobo Rousseau en su obra Emilio o de la Educación, el Maestro según Robinson, se desempeña como intermediario eficiente de la innata tendencia del ser humano a comprender el mundo que le rodea, y respecto al modo en que ha de desenvolverse el ciudadano ideal en la relación con sus semejantes y con la naturaleza. Refuta drásticamente Robinson el sistema memorístico de enseñanza, remarcando que «Enseñar es hacer comprender, es emplear el entendimiento, no hacer trabajar la memoria». Generosa y audaz conclusión esta, para el siglo XIX en que fue expuesta en medio de una América Latina donde imperaba el régimen feudal de la tierra y regímenes oscurantistas en la escuela. Y generoso y audaz apotegma sigue siendo hoy, cuando siglo y medio después de expresado, se da la mano con tesis expuestas por el brasileño Paolo Freire en su libro ‘Pedagogía del Oprimido’, donde se fustiga al tipo de educador que «deposita contenidos en la mente del educando, como quien entera sumas de dinero en una cuenta bancaria».——————————————————————————————–

XII.-PEDAGOGIA DE LA CURIOSIDAD.-

Rodríguez incursiona en el discurso pedagógico con una originalidad que expresaba un poder de la imaginación pertinente en su época, y que manifiesta gran actualidad. Y ello se constata al tratar un tema que a los efectos del presente trabajo se ha denominado «Pedagogía de la Curiosidad». El hábito de hacer preguntas, y el buscar y descubrir con cabeza propia, son signos de una visión de la educación que hoy guardan pleno significado. «La Curiosidad, asienta el trashumante filósofo caraqueño, es una fuerza mental que se opone a la ignorancia. La curiosidad es el motor del saber, y el conocimiento un móvil para llevar a otro conocimiento». Si el Maestro al unisono con la familia del niño fomentan desde los primeros años del despertar guiado de la inteligencia en el infante, esta vocación preguntadora, dicha vocación dha de dar paso a un grado de curiosidad de mayor sistematicidad y superior capacidad por parte del sujeto que aprende, para arribar a la concatenación de factores y circunstancias de entorno, facilitándose así, a dicho aprendiente dar por sí mismo con respuestas y alternativas que los sistemas tradicionales de la enseñanza sólo proveerían a través de la figura del Maestro o la autoridad paterna, y ello en los casos en que este último fuese persona cultivada. De este modo se puede hablar hoy de la secuencia «Niño Preguntón-Adolescente y Joven Curioso-Adulto Investigador-Profesional Científico-Humanista y Filósofo». Así puede hoy sostenerse que el Maestro que concibe Rodríguez, como se deja ver su texto de 1851 «Consejos de un Amigo del Colegio de Latacunga», posee un perfil adverso a todo prejuicio, dogma y superstición «Maestro es el dueño, afirma, de los principios de la ciencia o un arte, liberal o mecánico, quien sabe hacerse entender y comprender con gusto». Pide a quienes se dedican a tan estratégica función social o carrera, la educación, un desempeño lúcido, que repela la posibilidad de aparecerse ante sus pupilos como instrumentos de mediocridad. Así, el autor de Luces y Virtudes Sociales postula para los enseñantes «No ha de haber descendientes de Sancho Panza que digan en sus sesiones -frases como las siguientes- ‘El que se mete a redentor muere cruciificado’, ‘El que venga atrás que arree’, ‘Más vale viejo conocido que nuevo por conocer’, ‘Adonde quiera que fueres haz lo que vieres’. Se trata de un educador, el concebido por Robinson, que a la vez que articula la facultad «preguntona» del niño con la curiosidad del adolescente y las destrezas investigativas y sistematizadas por parte del adulto, a fin de provocar o conducir a la formación de un individuo de elevada competencia científica y conciencia humanista y fomenta su ser social, se asume a sí mismo como sujeto Educador en perpetuo mejoramiento intelectual, en continuo estudio de teorías y experiencias, insatisfecho con sus propias destrezas y por tanto, cultor de una irrefrenable curiosidad y afán de aventarse en sus propios métodos, adhiriendo aquel tipo especial de originalidad que le conduzca a un desempeño que, en el marco de las circunstancias que configuran el tiempo social de la sociedad en que vive y rodean la escuela, le asegure un espacio como agente de innovación y perfilador del Hombre Nuevo y la Mujer Nueva. Vale decir, que en lo tocante a este ultimo punto, Roninsob propugnaba el termino de «Formar republicanos», supremo propósito que convierte al Educador en agente de construcción de una sociedad con mayor visión entre sus integrantes de enunciados como libertad con igualdad, solidaridad, corresponsabilidad y condiciones para un mayor grado de la suma de felicidad que historicamente pude ser disfrutada por los seres humanos durante su periplo terrenal.———————————–

XIII.- LA PEDAGOGÍA DEL ENTREAYUDARSE.-

El pensamiento educativo de Simón Rodríguez va más allá del republicanismo liberal que postula individualismo y ausencia completa de regulaciones públicas en materia económica. En su visión, el soporte básico de la República está representado en las obligaciones y al hábito del ‘entreayudarse’ los individuos unos a otros, así como en el cultivo de las luces, que conduce a la práctica de la virtud. Y este énfasis lo coloca varios pasos más adelante de los socialistas utópicos del siglo diecinueve europeo, en punto a radicalidad. Para los utopistas europeos, si bien la escuela era importante, no la ubicaban como nudo del proyecto de regeneración de la sociedad. De este modo Robinson expone «»Saber sus obligaciones sociales es el primer deber de un republicano y la primera…es vivir de una industria que no perjudique a otro». Su llamado a crear modelos propios y no hacer copia de otros, le adelanta en pedagogía un siglo a los teóricos del constructivismo social, cuando pregona «ideas…ideas, primero que letras». Y su postulado cardinal de «instruir y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles», que hoy se recoge en el artículo 3 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuya letra reza «La educación y el trabajo son los procesos fundamentales» para alcanzar los fines esenciales del Estado. Bajo el influjo de Robinson, el Libertador emitió «un decreto para que se recogiesen los niños pobres de ambos sexos(…) Los niños se habían de recoger en casas cómodas destinadas a talleres, surtidos de instrumentos». De acuerdo a la medida «Los varones debían aprender albañilería, carpintería y herrería, porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias», en tanto que «Las hembras aprendían los oficios propios de su sexo (…) Tenían, fuera de los maestros de cada oficio, agentes que cuidaban de sus personas y velaban sobre su conducta y un director que trazaba el plan de operaciones» ‘El Libertador del Mediodía de América].——————————

XIV.– ROBINSONIANISMO Y ESTADO DOCENTE.-

De otra parte la concepción robinsoniana de la educación postula con claridad la defensa del proyecto republicano, que conlleva las instituciones indispensables para que la sociedad funcione dentro de un orden que se desplaza hacia la justicia, y el equilibrio entre los polos de libertad e igualdad. Tenía mucha claridad Rodríguez de que sus propuestas enfrentaban la dura realidad de una sociedad dividida en clases antagónicas e inmóviles: quienes integraban la casta privilegiada, mantuanos u oligarcas y las llamadas castas inferiores, obreros y artesanos libres, peones enfeudados y mano de obra esclava, sometidos a discriminación por el color de su piel. Por ello su defensa de la República es la defensa del Estado como garante de leyes y procedimientos que aseguren el derecho de los débiles y haga posible el establecimiento de la República plena, que para Rodríguez no es la del mero formalismo de tres poderes representativos que enmascaren el dominio fáctico de las grandes fortunas y familias de alto apellido. Se trata de una República de individuos que se «entreayudan» y construyen el mundo sobre bases de humanidad y cooperación, y para el cual es «la escuela el terreno en que el árbol social echa sus raíces», y dentro de la cual deben ser educados todos los individuos, indistintamente de su procedencia social. Así, enfrentado a la sociedad de los privilegios y la concentración del egoísmo, la tierra y los capitales, Rodríguez habla de la Escuela Social, laica y que iguale la condición de todos los estudiantes. Y ello en sociedades históricamente escindidas en bloques antagónicos responde a la doctrina del Estado Docente, principio de democratización y de orientación pública de la Educación, configurado por Luis Beltrán Prieto Figueroa en el curso del siglo veinte venezolano mediante su tesis del Estado Docente. Con el dramatismo de un apostolado, el de la noble profesión del formador de ciudadanos, a la cual entregó su existencia Simón Rodríguez, conciben su diario trajinar los maestros que construyen patria y ciudadanía dentro del aula. Los frutos, los recogerá la sociedad, y se han de expresar en cada actuación del otrora discípulo convertido al paso de los años y en atencion al virtuosismo de su desempeño cotidiano, en ciudadano. No labora el Maestro, como no lo hizo Simón Rodríguez, para recibir paga al modo en que el mendigo aguarda la mano caritativa del opulento a la puerta de un templo. Y es su principal recompensa verificar que su gesta fue cumplida gallardamente, batallando en la arena de su preceptorado con la indocilidad y el riesgo de extravío de la primera y la segunda edad del ser humano, en medio de circunstancias regidas por el desamparo afectivo y la insolidaridad de quienes pudiendo tender su mano al desvalido y la honrada guiatura al indefenso, la cierran, volteando su mirada y negándose al acto liberador de la misericordia, huyendo a perpetuidad de la ejecución de tropelias respecto a todo ser desventurado. Así, la prez del Maestro le es ofrecida en regocijante tertulia, por la sociedad en la cual un primer Maestro supo inculcar en sus discípulos semillas de ciudadanía justiciera, no cualquier ’ciudadania’. Y ello significa inculcar semillas de justicia, de repelencia al maltrato y la incertidumbre. Y de tales semillas brotan las preguntas cuya respuesta ha de conducir al otrora pupilo, hoy hecho hombre, hoy hecha mujer, a los sembradíos de la Revolución social y política, corriente esta que conscientemente se hace tributaria de quienes día a día se empeñan en la siembra de valores y templanza, para convertir una endeble plantita en robusto apamate, caoba o eucaliptus de la moral, cuya firmeza en el bien se yerga ante el horizonte como madera o roca en la que se esculpe a sí mismo el hombre nuevo y la mujer nueva, y quienes harán buena la promesa de redención del género humano y su sueño de vivir en paz. Y que cada nuevo día se acercan más a la encomienda robinsoniana del entreayudarse, como lo pedia Robinson precisamente, elevando la apuesta hacia los nuevos retos de la aventura vital, más allá de los linderos de desolación y el embrutecimiento consumista dentro de los cuales el capitalismo como orden de civilización sumió la el poder redentor de la espiritualidad, y asimismo, encadeno en una roca, aquella potente energía creadora que hizo surgir la rueda, la brújula, la imprenta, el satélite y la tecnotrónica, tecnología electromagnética. Y que, asimismo, hizo nacer la idea de que es posible conciliar Libertad e Igualdad, animando a la organización social, desde un Estado que construye Revolución y las fuerzas políticas que le apuntalan, en correspondencia con la puesta en movimiento de una poderosa energía reivindicadora del hecho educativo y cultural, sin cuya presencia naufraga todo empeño de transformación humanista del mundo. Al respecto mucho se ha hecho con las Misiones Educativas y el programa de alimentación escolar, cuya maximización y cobertura eficiente deben constituir propósito central de la gestión pública del sector. Esa potente fuerza reivindicadora del hecho educativo de que acá se habla, como instrumento de transformación profunda del imaginario creado por el capitalismo y la sociedad de consumo y que recoge la herencia de lo robinsoniano, por lo subversivo que constituye luchar contra la inercia, la dispersión, y contra el pesimismo del no se puede que sembró el capitalismo y la burguesía criolla a partir del modelo rentista consumista e importador, hoy comienza a mostrar signos alentadores con la declaratoria de Venezuela como País Libre del Analfabetismo, en los millones de compatriotas enrolados dentro del sistema educativo, y en las cohortes de egresados de carreras como Medicina Social surgidas del convenio Cuba- Venezuela y, entre otras iniciativas, en los proyectos agro-escolares que cada día se inician con ímpetu en planteles de primaria y media, universitaria a lo largo y ancho del territorio nacional.———————————————————————————————-

XIV.– UN SUBVERSIVO DE AYER Y HOY.-

De este modo Simón Rodríguez hoy es un pensamiento y un ejemplo de subversión que confronta el imaginario de la pasividad, del estancamiento de la crítica creadora, subversión creadora de los poderes de la imaginación y del valor histórico de la soberanía nacional en tiempo histórico del Estado Nacional, el diabólico tendido de la periferia neocolonial y la metrópoli imperial. De este modo, se repite, Samuel Robinson es esa periferia que se rebela contra su condición neocolonial y que se atreve a refutar los poderes fácticos mediáticos, los de la industria del entretenimiento, poderes fácticos corporativos que requieren de un perfil de individuo que prefiera no hacerse preguntas respecto al mundo en que vive ni por qué las cosas son como son, especialmente en lo atinente a la ordenación sociedad, el origen de los privilegios y la concentración en pocas manos de la riqueza material. Frente a dicho patrón organizacional y su imaginario, sigue siendo subversivo Simón Rodríguez, puesto que propone para la América de su tiempo y la Latinoamérica de hoy, el mismo patrón anticapitalista que Saint-Simon enunció en su Cartas Ginebrinas cuando afirmó, como se citó anteriormente «Todos los hombres deben trabajar», refiriéndose a la actividad manual a que todos quedan obligados como miembros de la sociedad. Eso es Simón Rodríguez, Socialismo Utópico que en la Venezuela Bolivariana se reencuentra con la historia a través de la Misión Saber y Trabajo, la Robinson Productiva, la Escuela Técnica calificada. Hoy, ser robinsoniano dentro del sistema educativo, es cubrir el patio baldío dentro de una escuela, con el abono, la semilla y el diario riego del plan de huertos y conucos escolares. Ser robinsoniano hoy es extender a lo largo y ancho del territorio nacional, programas integrales de formación en humanidades y ciencias, con manualidades y cultivo de vocación productiva, es sembrar el país de Escuelas Granjas en el nivel de primaria, es mantener el empeño de hacer de cada Liceo una Escuela Técnica, consagrando el bachillerato técnico, manual e intelectual como requisito insoslayable para culminar la Educación Media. Y la vocación para cumplir este tipo de retos -el cual demanda ingentes recursos financieros-, alienta la irreversibilidad del proyecto revolucionario. Así, puede afirmarse que, además de Bolivariana, la era de cambios políticos e inclusión social radical que comenzó en Venezuela en 1999, en medio de tropiezos, dificultades y debilidades que no pueden ser negadas, también merece ser definida como era de la Revolución Robinsoniana, puesto que la certeza de que el afianzamiento del Estado Social de Derecho y de Justicia que se configuró en 1999 dentro del Texto Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, pasa por privilegiar la Educación, la Escuela y al Maestro y la Maestra, como ejes de la reforma profunda que se propone el sueño bolivariano de patria, el sueño bolivariano de Patria Grande y Anfictiónica, el sueño Bolivariano de Equilibrio del Universo, y el sueño bolivariano de Revolución que bulle en el corazón de quienes jamás se rindieron tras el anhelo de un Mundo Posible. De allí la justeza de que, al lado de la categoría de Revolución Bolivariana, comience a hablarse de Revolución Robinsoniana: hoy y mañana, así como sucedió en los dias en en que Bolivar en Angostura pedía la creación de una Cámara de la Educación y escuela obligatoria y gratuita para todos los niños, puede decirse, que la Revolución pasa por la Escuela. De otra parte, un tema que a su vez demanda de atención del estudioso, es el que involucra la relación de Simón Rodríguez y Andrés Bello, dos figuras cimeras del pensamiento con repercusión continental y contemporáneas, a la vez que nativas ambas de la ciudad de Caracas. Se trata del contraste y afinidad entre una y otra trayectoria como formadores, y entre la acogida del proyecto educativo de Andrés Bello en el sur del continente, especificamente en Chile, donde se le consagró en vida como una de las supremas personalidades y se le reconoció como fundador y perpetuo rector de la Universidad de Chile, y como legislador eminente y orientador de la opinión pública, al disponer de los periódicos de la nación austral en la época, para emitir sus pareceres, gozando del beneplacito de todos los sectores, asegurando la indispensable establidad personal y un muy decente nivel de vida profesional, como se ajusta a quien tiene una extensa obra para producir y un magisterio que cumplir delante de un continente que se edifica a sí mismo, tras una terrible Guerra de Independencia. Ello por una parte, y por la otra se encuentra el proyecto educativo de Simón Rodríguez, quien en el curso de las tres últimas décadas de su existencia, confrontó dificultades que por momentos rayaron en la penuria, para asegurar sus sustento diario y el de los suyos. Qué explicación dar a tal disparidad, siendo que el planteamiento reformador de Robinson ha sido validado por la posteridad, dada la pertinencia de su proyecto de Escuela Social y sus reclamos por la inclusión de todos los estamentos sociales dentro de la Escuela.————————————————————————————————-

De otra parte debe reordarse que tras conocer de la aplicación del método lancasteriano en la Gran Colombia, Rodríguez expresó contrariedad, El modelo lancasteriano carecía de signos de cuestionamiento al orden social que quería
transformarse con la República. De otro lado, Robinson apunta que el
sistema de la enseñanza mutua fue creada por el pedagogo inglés «para
hacer aprender la Biblia de memoria», sosteniendo el maestro caraqueño
que «Mandar recitar de memoria lo que no se entiende es hacer
papagayos, para que de por vida sean charlatanes(…)es garabatear».
Al contrastar ambos personajes Alfonso Rumazo González señala que
«Lancaster, con buena voluntad, pero miopemente, no había descubierto
la inmensa diferencia que va de instruir a educar».

El pensamiento político de Simón Rodríguez va más allá del republicanismo liberal que postula el individualismo y la ausencia
completa de regulaciones públicas en materia económica. En su visión,
el soporte básico de la República está representado en las obligaciones
y al hábito de ‘entreayudarse’ los individuos unos a otros, así como
en el cultivo de las luces, que conduce a la práctica de la virtud. Y
este énfasis lo coloca varios pasos más adelante de los socialistas
utópicos del siglo diecinueve europeo, en punto a radicalidad. Para
los utopistas europeos, si bien la escuela era importante, no la
ubicaban como nudo del proyecto de regeneración de la sociedad. De
este modo Robinson expone «»Saber sus obligaciones sociales es el
primer deber de un republicano y la primera…es vivir de una
industria que no perjudique a otro».

El hábito de hacer preguntas, la pedagogía de la curiosidad y el
buscar y descubrir con cabeza propia, son signos de una visión de la
educación que hoy guardan pleno significado. Su llamado a crear
modelos propios y no hacer copia de otros, le adelanta en pedagogía un
siglo a los teóricos del constructivismo social, cuando pregona
«ideas…ideas, primero que letras». Y su postulado cardinal de
«instruir y acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles» hoy se
recoge en el artículo 3 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, cuya letra reza «La educación y el trabajo son los
procesos fundamentales» para alcanzar los fines esenciales del Estado.
En sus últimos años Simón Rodríguez dio clases en Quito y Guayaquil.
En 1853 viajó, junto a su hijo José y un amigo, Camilo Gómez, al Perú,
entregando su existencia el 8 de febrero de 1854. Sus restos reposan
desde 1954 en el Panteón Nacional de Caracas. En su honor el
Presidente Hugo Chávez creó en 2003 la «Misión Robinson» para la
alfabetización. Cabe recordar asi8mismo que en su gesta reformadora de 1826, el Libertador expidió un decreto para que «se agrupasen los niños
pobres de ambos sexos (…) Los niños se habían de recoger en casas
cómodas destinadas a talleres, y estos surtidos de instrumentos y
dirigidos por buenos maestros. Los varones debían aprender los tres
oficios principales, albañilería, carpintería y herrería, porque con
tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias y porque
las operaciones de las artes mecánicas secundarias dependen del
conocimiento de las primeras. Las hembras aprendían los oficios
propios de su sexo(…)Tenían, fuera de los maestros de cada oficio,
agentes que cuidaban de sus personas y velaban sobre su conducta y un
director que trazaba el plan de operaciones y lo hacía
ejecutar(…)los niños…gozaban de libertad…el día lo pasaban
ocupados y por la noche se retiraban a sus casas, excepto los que
querían quedarse» (Simón Rodríguez, ‘El Libertador del Mediodía de
América, 1830). Dichos decretos expresaban la huella robinsoniaba en la conciencia social de Bolívar.————————————————————————

Mientras el viejo maestro abría sus maletas en el Nuevo Nuevo, al menos tres proyectos de reforma educativa debió ponderar el Libertador, en sus lapsos de cavilación sobre modelos escolares en las nuevas repúblicas. Uno, el del reconocido escritor Jeremías Benthan, quien le propuso enviar dos jóvenes para que cursasen estudio en la escuela de Birminghan (Inglaterra), a objeto de aprender el sistema de ‘educación práctica’. Otro proyecto le fue enviado por el colegio San José de Tarbes de los Altos Pirineos, cuyas autoridades le solicitaron abrir plantel en América. Y el tercero fue la enseñanza mutua de Joseph Lancaster, ofrecida por su creador.———————————————————–

Del mismo modo ha de indicarse que del original pensador y proyectista de las sociedades republicanas en Nuestra América, la posteridad recogió sus escritos de modo parcial y fragmentario. Gran parte de su obra completa se perdió en 1856, dos años después de su desaparición física. Tristemente cuando en Paita -costa del Perú- fallece Manuelita Sáenz, víctima de una epidemia de difteria, sus bienes y los papeles que conservaba en su casa fueron incinerados ante el temor de los pobladores al contagio. Entre los objetos que la Libertadora del Libertador guardaba bajo custodia se hallaba un baúl con cantidad de textos del Maestro Simón Rodríguez, por lo cual la posteridad nunca logró conocer a plenitud la obra y pensamiento integral del insigne educador caraqueño, el «Sócrates de Caracas». Cinco títulos surgidos de su pluma han llegado hasta hoy: el primero redactado a los veintidós años en la Caracas colonial y que se conoce con el nombre de «Estado actual de la Escuela Demostrado en Seis Reparos», donde refuta la discriminación en la enseñanza entre niños blanco, pardos y morenos. Allí se lee «Si atendiendo a la necesidad que…hay de escuelas, en que se instruyan niños pardos y morenos, se viene en proceder a su establecimiento, desde luego será muy justo que se rija y gobierne por el mismo director y en los mismos términos». Sus otras cuatro obras son «Sociedades Americanas», Educación Republicana», «Consejo de amigo al Colegio de Latacunga», «Luces y Virtudes sociales», «El Libertador del Mediodía de América Defendido por un Amigo de la Causa Social» y la serie de artículos publicados en Chile bajo el título «Extracto de la Defensa de Bolívar». Escribió Robinson y lo hizo con originalidad, escribió para la Patria Grande desde la parcela pequeña de varias patrias chicas. Escribió para su tiempo, y escribió para el tiempo presente, que aún reclama las reformas profundas que deben reconocer la sociedad y el Estado como reivindicaciones históricas para la verificación del programa republicano de Nuestra América inconclusa. Al paso de las décadas han sido descubiertas bajo el polvo de bibliotecas y archivos rescatados de algunos personajes de la época, cartas enviadas por don Simón Rodríguez, donde a la vez que trata asuntos de índole particular, también se explaya en materia de educación, habiéndose publicado hasta hoy ediciones del epistolario robinsoniano. En la obra que se conoce del gran reformador social y educador caraqueño -cuyas huellas calzaron los caminos de su natal Venezuela, Nueva Granada, Ecuador, Bolivia, Chile y el Perú, además de territorio norteamericano y varios países de Europa-, se encuentran pistas sustantivas para comprender la misión del Maestro y la Maestra de hoy. Así, la apertura de cátedras robinsonianas para debatir sobre el pensamiento reformador de Simón Rodríguez -además de la creación de instituciones universitarias, misiones, escuelas, calles y plazas con su epónimo- constituiría el más glorioso homenaje a quien dedicó su existencia a la gesta civil de formar dentro del aula de clases y el taller de manualidades, aquello que la espada y los cañones libertadores se propusieron en el terreno militar: dar vida a la República y al derecho de los hombres de entreayudarse en la construcción de la felicidad común.—————————————————————————————————

ANEXO.–- LA EPISTOLA DE PATIVILCA.-

«…ES Ud EL HOMBRE MÁS EXTRAORDINARIO DEL MUNDO»

«… Sin duda es usted el hombre más extraordinario del mundo. Podría usted merecer otros epítetos, pero no quiero darlos por ser descortés al saludar a un huésped que viene de un viejo mundo a saludar al nuevo; sí, a visitar su patria que ya lo conoce, que tenía olvidada, no en su corazón, sino en su memoria.

Nadie más que yo sabe lo que usted quiere a nuestra adorada Colombia ¿se acuerda usted cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la Libertad de la Patria? Ciertamente no habrá olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros, día que anticipó, por decirlo así un juramento profético a la misma esperanza que nos debíamos tener.

¡Usted maestro mío, cuánto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a tan remota distancia; con qué avidez habrá seguido usted mis pasos dirigidos muy anticipadamente por usted mismo! Usted formó mi corazón para la Libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido por el sendero que usted me señaló. Usted fue mi piloto, aunque sentado sobre una de las playas de Europa…» (Simón Bolívar a su Maestro Simón Rodríguez, Pativilca, 19 de enero de 1824).

Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/a274054.html

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Día Mundial de la Educación Ambiental

Por: José Luis Rodríguez R. | Aporrea

El 26 de Enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental (EA) vinculado al Seminario Internacional sobre ese tema, realizado en 1975, Belgrado, capital de Yugoslavia (ahora Serbia). En él, se concretaron los objetivos de esa educación; en cuanto, ayudar a las personas y grupos a que adquieran conciencia, conocimiento, actitud, aptitud, capacidad de evaluación y participación; para que comprendan la totalidad del ambiente, lo mejoren y lo protejan. Aquellos propósitos fueron fortalecidos por otro similar, en 1977, Tbilisi (Georgia). Esos eventos mundiales, representan dos, de los numerosos, sobre Educación y Ambiente, que se han llevado a cabo, desde 1972 en Estocolmo (Suecia) hasta el 2015 (COP21, Paris). Los cuales no han tenido mucho impacto en el buen comportamiento de muchos de los ciudadanos del mundo hacia la preservación de la madre Tierra. Por ejemplo, la problemática mundial (guerra, hambre, adicciones, contaminación, extinción de seres vivos y otros problemas) refleja la ausencia de esa educación. Un indicador de esa situación en Venezuela, lo representa la megaminería en las cuencas de los ríos Guasare y Socuy, al noroeste del Estado Zulia; el Arco Minero del Orinoco (AMO) en el escudo guayanés, donde van a participar 150 empresas mineras, de ellas son de 35 países. Por esa razón, esas regiones pueden considerarse como un ambiente antieducativo.

En el art. 34 de la Ley Orgánica del Ambiente (LOA) establece que «la EA tiene por objeto promover, generar, desarrollar y consolidar en los ciudadanos y ciudadanas conocimientos, aptitudes y actitudes para contribuir con la transformación de la sociedad, que se reflejará en alternativas de solución a los problemas socioambientales…»; ese cambio social, inducido por la educación, también está contemplado en el art. 102 de la Constitución. Dichos artículos, junto con los derechos ambientales constitucionales (arts: 127; 128 y 129) no se cumplen en la región guayanesa, porque la explotación de minerales está eliminando y fragmentando ecosistemas. Esa actividad se realiza para adquirir divisas que conduzca a resolver un problema social del país, el cual lo hará de manera temporal; lo que traerá como consecuencia, de modo permanente, la propagación de múltiples problemas ambientales (eliminación de flora y fauna, contaminación de aire, agua y suelo, desintegración cultural indígena y otros). Por ese motivo, se introdujo en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) una demanda de nulidad contra el decreto 2.248 (Gaceta Oficial 40.855 del 24/2/2016), referido al AMO, que conlleve a su suspensión para que los ecosistemas del escudo guayanés continúen su ciclo evolutivo. Dicho recurso fue admitido por la Sala Política Administrativa de esa Institución, el 21 de junio de 2016; hasta ahora no hay decisión al respecto.

Por cierto, la EA toma en cuenta la complejidad del ambiente, la cual no se ha considerado en los ecosistemas donde se va a implantar el AMO; aquellos, desde el precámbrico (hace miles de millones de años), la madre Tierra ha venido tejiéndolos de instante a instante bajo la integración de tramas de relaciones de factores ambientales (ecológicos, económicos, éticos, estéticos, políticos, sociales, costumbres y otros). Menos aún, se han contemplado las secuelas que van a tener lugar, las intervenciones de esa megaminería en lo local, regional, nacional, internacional y planetario. Al respecto, Moreas (s/f) dice, «en verdad nos enfrentamos a tiempos inciertos y fluidos con herramientas intelectuales de otras épocas, de otros tiempos, en que se observaba la realidad como estable, homogénea y determinada»; es decir, que tenemos percepciones fragmentarias y deformadoras de la realidad. De esa complejidad ambiental, se han derivado muchas corrientes de EA; de ellas, Sauve (2004) ha descrito 15. Pero, el ambiente es un todo; por lo tanto, la educación debe ser una sola, sin apellido.

Así pues, se necesitan estudios complejos para realizar un apropiado diagnóstico de la situación ambiental de la región guayanesa, que permita diseñar un plan de ordenamiento ambiental de ella, lo cual requiere de equipos transdisciplinarios apoyados en diálogos de saberes (científicos, humanísticos, ecotecnológicos, tradicionales, vivenciales y otros) para aproximarse un poco, a una adecuada interpretación del comportamiento de los diferentes ecosistemas existentes en el escudo guayanés. Dicho plan es condición necesaria y suficiente para orientar los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) de cada proyecto minero; los cuales, de llegarse a ejecutar, van a demostrar la inviabilidad de realizar los proyectos, por la alta sensibilidad natural y cultural de los ecosistemas. Al mismo tiempo, aquellos (EIA) mostrarían la gran inversión requerida para aplicar medidas en la rehabilitación de las zonas intervenidas, que posteriormente serían incompatibles con el resto de ecosistemas que pudieran salvarse de esa megaminería. En ese sentido, Moreas (s/f) expresa que para «cualquier ser humano le es difícil comprender el orden siendo parte del desorden».

Por otro lado, el AMO puede dar lugar a una crisis ambiental, que en cualquier momento podría asumir proporciones catastróficas, no sólo por la pérdida de la biodiversidad , la contaminación, agotamiento de minerales, … sino también por las contradicciones entre diversos actores (indígenas, campesinos, mineros, funcionarios, empresarios y otros), transformándose en conflictos permanentes. Lo anterior estaría sujeto a varias emergencias para las cuales no estamos preparados. Así que, con el deterioro de la madre Tierra, de la que somos parte, ocasionamos nuestra propia desaparición como especie. Por ese motivo, se necesita de una acción educativa para construir no para destruir.

Ante todo, la EA debe ser permanente para que la comunidad planetaria tome conciencia de la Tierra como un sistema ambiental; es decir, comprender las diversas relaciones que los humanos establecen entre sí y con la naturaleza hacia la preservación de la VIDA. Al respecto Morín y otros (2003, p122) dicen que «la misión de la educación es fortalecer las condiciones de posibilidad de la emergencia de una sociedad-mundo compuesta por ciudadanos protagonistas, consciente y críticamente comprometidos en la construcción de una civilización planetaria». De igual modo, Lacroix, M (1995, p10) cita que «la moral planetaria propone como valor ético fundamental la supervivencia de la especie humana la cual exige que todos los habitantes de la Tierra sin excepción aúnen sus fuerzas para asegurarla» , asimismo Capriles, Elías (2000, p7) afirma que «una Revolución Total que comience por la conciencia humana, se extienda a los paradigmas del conocimiento y transforme radicalmente la organización humana en los planos económico, social, político y ambiental» .

En síntesis, la Educación Ambiental no sólo es para trasmitir información que abunda en documentos (libros, revistas, informes,…), medios de comunicación social, buscadores de internet y otras fuentes; sino que tiene como objetivos principales: motivar, estimular en las personas a la toma de conciencia de valores de responsabilidad y compromiso para su evolución espiritual y autonomía; como también en la participación reflexiva, crítica, creativa e innovadora; en sincronía con los valores de solidaridad y comunicación para fortalecer la organización social y la compresión holística de la realidad: Todo ello, con el fin de aplicar con propiedad los conocimientos y sabidurías en los instrumentos de planificación (políticas, planes, programas, proyectos), con el propósito de transformar la sociedad hacia el mejoramiento (solución de problemas) y protección (prevención de problemas) del ambiente, para una mayor convivencia con otros seres vivos y en armonía con la dinámica de la Madre Tierra, que permita mantener la especie humana por mucho tiempo.

Referencias

1.Capriles, Elías (2000). La crisis ecológica: ¿una respuesta educativa? Revista: Educación, Participación y Ambiente, Año 4, Nº 10, Agosto 2000.MARN. Caracas.

2.Lacroix, Michael (1995) El Humanicidio. Ensayo de una moral planetaria. Ediciones Sal Terran. España.

3.Moraes, María Cándida (s/f) Complejidad, transdisciplinariedad y educación: algunas reflexiones. PUC/SP/Brasil. Disponible en www.encuentros-multidisciplinares.org/Revistanº25/María%20Cándida%20. Consulta el 9/1/17.

4.Morín, E; Ciurana, E, R y Motta, R (2003). Educar en la era planetaria. Gedisa editorial. España.

5.Sauvé, Lucie, (2004) Una cartografía de corrientes en educación ambiental. Université du Québec á Montréal Disponible enhttp://www.sostenibilitatbcn.cat/attachments/article/870/Lucie%20Sauv%C3%A9.pdf

joseluisrodriguez4@gmail.com

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Educación y migración

Por: Aporrea

De los avances de la revolución bolivariana quizás el que haya tenido un mayor impacto es aquel que se ha generado desde el campo educativo. Ello comienza a percibirse paradójicamente en el fenómeno migratorio de profesionales universitarios que en la actualidad buscan realizarse en otros países.

Visto desde una óptica inusual, vemos como son numerosos los países que están recibiendo los beneficios de la educación venezolana sin que ello obedezca a un plan del gobierno revolucionario. Solo el hecho de que muchos de estos migrantes sean altamente valorados y absorbidos en otras latitudes nos da un indicativo inequívoco de los resultados del proyecto bolivariano en Educación. Es así como la Organización de Estados Iberoamericanos en voz de su Secretario Álvaro Marchesi ya reconoce en el año 2014: «La educación venezolana es de las mejores de América Latina» Ello lo hizo con base a cifras señalando: «…la alta matrícula estudiantil del país que alcanza los 10 millones de niños y jóvenes formándose en 29.000 escuelas y liceos», destacando además cómo Venezuela ha pasado a ser «…el segundo país de Latinoamérica en matrícula de estudiantes universitarios, con 2.600.000 jóvenes cursando estudios.» 1 La UNESCO por su parte ya había entregado en el 2013 «… un reconocimiento al programa Canaima Educativo de Venezuela, al cual considera…una experiencia que debe multiplicarse en otros lugares.» , el documento agrega: «Este programa busca promover, mediante la tecnología, el aprendizaje de los niños y niñas del país, con la entrega de computadoras portátiles que hasta la fecha han llegado a las manos de 3.3 millones de estudiantes.» 2 O esto último reseñado por la prensa chilena: «Venezolanos son los extranjeros con mejores puntajes en la prueba de selección universitaria de Chile» Por: La Tercera | Martes, 02/01/2018 «…los mejores resultados este año en la prueba de Lenguaje son de los venezolanos. El 53% de ellos sacó entre 500 y 650 puntos. Le siguen ecuatorianos, con un 45% de puntajes en este rango… Los argentinos y colombianos empataron, con un 41% en el mismo tramo… La situación se repite en el caso de la prueba de Matemática, donde Venezuela también figura con los mejores resultados.» 3

Refiriéndose a este rendimiento, Omar Aravena, investigador del centro de liderazgo educativo (Cedle), declara lo siguiente: «los resultados de estos estudiantes son producto de una reforma profunda del sistema escolar que ha posicionado a Venezuela entre los países más avanzados en materia educativa a nivel latinoamericano. Fue una reforma súper potente y extremista, pero si lo pensamos, estos estudiantes son producto de ello: gratuidad, uso de tecnología y formación ciudadana crítica».4

Reconocimiento éste que tarde o temprano también tendrían que expresar los países que se han visto beneficiados con estos profesionales, así como de parte de los propios migrantes, quienes por cierto, en un alto porcentaje, recibieron toda su formación en tiempos de revolución de manera gratuita.

Por supuesto que esto último pareciera imposible, nuestras universidades continúan egresando expertos que no difieren en mucho de aquellos que graduaba la IV República, que en un ego desenfrenado dicen ahora, «era mi derecho y por tanto obligación del Estado». Lo que en realidad se oculta en el trasfondo de todo esto es que han sido formados, sin que muchas veces lo sepan, para el manejo de paquetes tecnológicos e ideológicos del neo colonialismo o globalización capitalista y sin duda alguna, en eso somos definitivamente exitosos, es decir, formamos profesionales útiles a los imperios, a la libre empresa y al neoliberalismo y por tanto, no es de extrañar que los que egresan de estas universidades vivan atormentados con el sueño de la «american way of life», el mayor propósito de sus vidas, su máxima razón de existir, y les importe un pito el socialismo que junto a la realización de proyectos colectivos pudieran hacer posible la realización plena del ser humano.

Bello olvidado. En este contexto, el escritor venezolano Alberto Rodríguez Carucci nos revive el pensamiento de Don Andres Bello…»¿Estaremos condenados todavía a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas, a ilustrarlas con aplicaciones locales, a darles una estampa de nacionalidad? Si así lo hiciésemos, seríamos infieles al espíritu de esa misma ciencia europea.» y agrega en otro párrafo: «Nosotros somos ahora arrastrados más allá de lo justo por la influencia de Europa, a quien al mismo tiempo que nos aprovechamos de sus luces, deberíamos imitar en la independencia de pensamiento» 5

Como podemos ver, igual que Simón Rodríguez y Hugo Chávez doscientos años después, Bello, tenía bien claro cuál debía ser el papel de la Universidad en el destino de nuestra América mestiza, sin embargo pareciera que a todos ellos les hemos echado al olvido.

Entonces, ¿En qué ha fallado la educación bolivariana?, unas reflexiones retóricas nos pueden dar respuesta: ¿Qué se puede esperar de universidades bolivarianas cuyo lema es «aquí no se habla de política», con un modelo educativo de formación repetidora, anti innovadora, medieval, dogmática, alienante y distorsionadora de lo que son los valores humanos?, de profesionales universitarios que a lo largo de su carrera nunca leyeron, ni se toparon por casualidad con un libro de sociología, historia y padecimientos de los pueblos latinoamericanos (Josué de Castro, Eduardo Galeano, etc.), con textos sobre política contemporánea o de crítica a la «razón pura» y a la realidad circundante?; universitarios que desconocen y muchas veces desprecian sus orígenes?, con profesores fanáticos del pensamiento mágico religioso, aliados a las orientaciones de la mediática internacional?… He allí el meollo del problema. En tanto no se corrija esta grave falla, la revolución seguirá formando profesionales de altísima calidad tecnológica pero de una vacuidad e insensibilidad humana absolutamente aterradora, solo útiles al Imperio y a sus naciones sumisas.

En búsqueda del confort. Por supuesto que le corresponde al Estado garantizar a todos los venezolanos y a estos profesionales en particular «la mayor suma de felicidad posible», solo que en tiempos de guerra, esto no es nada fácil, y tampoco esta felicidad debe establecerse como el fin único de la Educación sobre todo, cuando se confunde el término realización con poseer, sin importar si para ello han de llevarse por delante a toda una sociedad entera.

Educación o Corrupción. Otra angustia del momento viene de preguntarse por el tema ineludible de la corrupción en tiempos de revolución y su relación con la Educación, la respuesta viene siendo la misma. Los corruptos que hoy nos saltan como plaga aborrecible por doquier, provienen en su gran mayoría del mismo modelo universitario: Alma Mater de vampiros adormecedores de juventudes, en la que pululan castas de bárbaros que se dicen ilustrados con cero (0) formación en historia política en ciencias económicas socialistas, en filosofía crítica, ética, estética, aquellos que por Patria entienden negocio, que creen a fe ciega que Marx y Engels son engendros de Satanás, sin haberlos leído nunca. El filósofo venezolano Álvaro Márquez nos lo aclara de la siguiente forma: «Lo que pervive en el fondo del neoliberalismo global es la liberación de la economía como estadio acumulativo de riqueza en una sociedad, no la liberación de aquellos sujetos subordinados y dominados por estas condiciones materiales de producción, y a quienes se les desnaturaliza su existencia genérica y todas sus representaciones culturales» 6

Algunos de estos corruptos, por cierto, se vanaglorian de poseer maestrías y doctorados en las mejores universidades de Estados Unidos y Europa, ¡pero de que nos ha servido!… lo aprendido en la cueva del lobo no es otra cosa que la defensa a ultranza de las teorías de Joseph Smith y de las grandes corporaciones transnacionales, sirviéndoles y sirviéndose de ellas con fanática genuflexería al tiempo que evaden cualquier alusión o vínculo con la palabra pueblo, vendiendo su alma a Mefistófeles, cual Fausto que se eterniza en el hedonismo y la frivolidad más repulsiva.

¡Urge, por inaplazable, una revolución educativa dentro de la revolución bolivariana!!!

alcidesrivas@gmail.com

https://actualidad.rt.com/actualidad/view/138024-venezuela-mejor-educacion-oei-america-latina

http://archivo.globovision.com/oei-reconoce-avances-de-la-educacion-venezolana/

http://www.latercera.com/noticia/venezolanos-los-extranjeros-mejores-puntajes-la-psu/amp/?__twitter_impression=true

4 Ibid.

5 Alberto Rodríguez Carucci: «Bello: Independencia Intelectual, Autonomía Lingüística y Estudios Literarios», Revista Nacional de Cultura N. 344, Caracas noviembre 2016, p. 23.

6 Álvaro B. Marquez-Fernandez: «Raúl Fornet-Betancourt: Crítica Intercultural a la Globalización. Revista Nacional de Cultura No. 338 / Tomo I, junio de 2011, p. 306

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a257578.html

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Para qué sirve la investigación

Por: Edson Adams

El termino investigación hace referencia al proceso por medio del cual se intenta dar respuesta a problemas científicos mediante procedimientos sistemáticos que incluyen la producción de información valida y confiable. Según Tamayo (1994), afirma que la investigación, es un proceso que mediante la aplicación del método científico, proceso que procura obtener información relevante fidedigna para entender, verificar corregir y aplicar el conocimiento.

Ahora bien, en el campo educativo la investigación se ha constituido en una actividad precisa y elemental y como le expresa Sabinoc en 1992; una investigación puede definirse como un esfuerzo que se emprende para resolver un problema de conocimiento.

Aunado a esto podemos mencionar que Pablo Latapí (1981), se refiere a la Investigación educativa como: El conjunto de acciones sistemáticas y deliberadas que llevan a la formación, diseño y producción de nuevos valores, teorías y sistemas.

Cabe destacar, que este proceso investigativo, tiene diversos fines, objetivos, metodología en el campo de la búsqueda progresiva de conocimiento; en Venezuela la investigación educativa se eleva a cabo en los institutos especializados en docencia, tal es el caso del grupo de investigadores de la UPEL, quienes buscan dar respuesta de los problemas de una realidad compleja y dinámica adoptando una actitud reflexiva y critica con respecto a la realidad educativa y poseen idoneidad técnico profesional para investigar científicamente.

Asimismo, La investigación educativa entendida como disciplina, es un ámbito de conocimiento reciente, que se encuentra en la actualidad en un momento de cambio debido al avance de los nuevos sistemas de accesos e intercambio de información y al impacto que ha tenido la computarización y lo que esta produciendo en el modo de recopilación y tratamiento de la información.

Unos de los aspectos más debatidos en la investigación educativa es el que hace referencia a los críticos de rigor por lo que se regulan las diversas metodología para adquirir el carácter de científica; uno de los elementos constitutivos de este proceso es la voluntad del experto de comunicar los resultados.

Por esto, es urgente que el docente logre estimular en los alumnos la curiosidad de saber, preguntar, explorar, comprobar, experimentar, perfeccionar, aprender por deseo, no por miedo u obligación. Fomentar en ellos el sano hábito de dudar, enseñarlos a construir, formular y expresar con libertad sus preguntas .ayudarles a razonar, comprender, argumentar, defender su punto de vista, aceptar y respetar posturas diferente.

Consecuentemente el profesional de la educación de la educación puede aproximarse a la realidad educativa desde diferentes perspectivas así como utilizar diversos modelos de investigación recogiendo información a través de una gran variedad de técnicas. Esta diversidad obedece a las diferentes concepciones y modos de interpretar la realidad social que se basa en las distintas concepciones y modos de interpretar la realidad social, que se basa en las distintas respuestas que pueden darse en las distintas dimensiones ontológicas y epistemológicas.

En conclusión es necesario que los especialistas de la educación se comprometan como investigadores de su propia practica como investigadores de su propia practica y reflexionar críticamente acerca de la misma para mejorarla a través del contaste el dialogo, el debate, la deliberación y la experiencia compartida sobre prácticas pedagógicas habituales.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a254344.html

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Se cumplen 248 años del natalicio de Simón Rodríguez, el gran Pensador y Maestro de El Libertador

Aporrea

Caracas, octubre 28 – Se cumplen 248 años del natalicio de Simón Rodríguez, el gran pensador y Maestro de El Libertador Simón Bolívar.

Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez (Caracas, Venezuela, 28 de octubre de 1769 – Amotape, Paita, Perú, 28 de febrero de 1854), conocido en su exilio de la América española como Samuel Robinsón, fue un educador, escritor, ensayista y filósofo venezolano. Tutor y mentor del Libertador Simón Bolívar al igual que Andrés Bello, fue un visionario defensor de la educación pública.

Simón Rodríguez fue bautizado en la Iglesia de Nuestra Sra. de la Candelaria, Caracas, el día martes 14 de noviembre de 1769. Este párvulo expósito tuvo por nombres Simón Narciso de Jesús, de lo que se corrige su fecha de nacimiento, si se considera que el 28 de octubre es día de San Simón Apóstol y el 29 día de San Narciso de Jerusalén. Se asume, pues, que de acuerdo a la tradición de nombrar a los expósitos según el santoral, Simón Rodríguez nació la noche del 28 al 29 de octubre de 1769. Respecto de la parentela de Simón Rodríguez escribía el historiador chileno Miguel Luis Amunátegui en 1854:
Tuvo por padre a un clérigo nombrado Carreño, cuyo apellido llevó don Simón por algún tiempo; pero que cambió después por el de Rodríguez. […] Don Simón no fue hijo único; tuvo un hermano, llamado Cayetano, que de afición llegó a ser el mejor músico de Venezuela.

Probablemente se haya basado Amunátegui en el testimonio de Andrés Bello, a quien conoció en Santiago de Chile y de quien fuera su primer biógrafo. Es el caso que Andrés Bello y Simón Rodríguez fueron vecinos en Caracas, habitando ambos casas en el Callejón de la Merced, frente a la iglesia del mismo nombre. Andrés Bello se crió en la casa de su abuelo, el gran pintor Juan Pedro López; Simón y Cayetano vivieron en casa del sacerdote Alejandro Carreño.

La tradición ha dado por cierto que Simón Rodríguez y Cayetano Carreño fueron hijos naturales del sacerdote Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez, y así lo recogen tanto Arístides Rojas como Ramón de la Plaza. Rojas afirma que recibió sus datos del último hijo sobreviviente de Cayetano Carreño, también llamado Cayetano, sobrino de Simón Rodríguez. Arturo Uslar Pietri y más recientemente Rafael Fernández Heres han cuestionado esta filiación. Sea como fuere, el hecho es que Simón y Cayetano se criaron juntos, y fueron conocidos en Caracas como los “hermanos Carreño”.

Cotejando los censos de la Parroquia de Altagracia es posible arrojar luz sobre la crianza de Simón Rodríguez. En las matrículas de los años 1774, 1775 y 1776 aparecen los párvulos expósitos Simón y Cayetano registrados en casa de Rosalía Rodríguez, viuda, quien era hija de un propietario de haciendas y ganaderías en los llanos del Guárico, descendiente de canarios. No es descabellado suponer que, luego del segundo matrimonio de Rosalía Rodríguez hacia 1780 con Ignacio Abay, los niños Simón y Cayetano hayan pasado al cuidado de Alejandro Carreño. Y en efecto, la matrícula de la Parroquia de Altagracia de 1790 registra a los jóvenes en casa del sacerdote. Luego de la muerte de Alejandro Carreño en 1791, los hermanos quedaron bajo la tutela del clérigo Juan Rafael Rodríguez, Canónigo Doctoral de la Catedral y hermano de Rosalía Rodríguez. Simón y Cayetano ocuparon una casa en la “calle segunda de norte a sur … cuadra de Nuestra Señora de la Salud” (hoy esquinas de Ibarras a Madrices), casa en la que probablemente vivieron juntos hasta el casamiento de Cayetano en 1794.

En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas le da un puesto como profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para niños, en 1794 presentó un escrito crítico Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. En esta escuela tiene la oportunidad de ser el tutor del futuro Libertador Simón Bolívar. Fuertemente influenciado por el Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las naciones americanas. El mismo Bolívar en carta al general Santander en 1824 decía que su maestro ‘enseñaba divirtiendo’. Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español se reflejaría en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez.

Su participación en la Conspiración de Gual y España en contra de la corona española en 1797 lo obliga a dejar el territorio venezolano.

Samuel Robinson

En Kingston, Jamaica, cambia su nombre a Samuel Robinsón, y después de permanecer algunos años en los Estados Unidos, viaja a Francia (1801). En 1804 se encuentra allí con Simón Bolívar, de quien había sido maestro cuando niño. Juntos realizan un largo viaje por gran parte de Europa. Son testigos presenciales de la coronación de Napoleón Bonaparte en Milán como Rey de Italia y de Roma. Es testigo del famoso juramento de Bolívar sobre el monte Sacro, en donde profetiza que liberaría a toda América de la corona española, y lo registra para la historia.

Entre 1806 y 1823, mientras se libraba gran parte de la Guerra de Independencia en su natal Venezuela, Rodríguez se hospeda en Italia, Alemania, Rusia, Prusia, y Holanda. Luego daría su opinión sobre este periodo de tiempo diciendo:

Permanecí en Europa por más de 20 años; trabajé en un laboratorio de química industrial […]; concurrí a juntas secretas de carácter socialista […]. Estudié un poco de literatura, aprendí lenguas y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia.

Regresa a América en 1823, usando el nombre de Simón Rodríguez nuevamente. En Colombia establece la primera escuela-taller en 1824. Atiende al llamado hecho por Bolívar desde el Perú y es nombrado “Director de la educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas” y “Director de Minas, Agricultura y Vías Públicas” de Bolivia.

En 1826, establece una segunda escuela-taller como parte del proyecto para toda Bolivia. Pero el Mariscal Antonio José de Sucre, presidente de Bolivia desde octubre de 1826, no tenía una buena relación con él, por lo que Rodríguez dimitió el mismo año, trabajando el resto de su vida como educador y escritor, viviendo alternadamente entre Perú, Chile y Ecuador. Muy importante es su trabajo titulado Sociedades Americanas, dividido en varias ediciones publicadas en Arequipa (1828), Concepción (1834), Valparaíso (1838), y Lima (1842). El texto insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase:

La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.

Otra obra importante fue El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (1830), un alegato sobre la lucha social que emprendía Bolívar en esa época.

Epílogo y restos

En los años finales de su vida dio clases en varios colegios de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su obra quedó hecha cenizas.

En el año de 1853 emprende su último viaje rumbo a Perú al lado de su hijo José, y Camilo Gómez, un compañero de éste. Gómez lo asiste en su muerte en el año 1854, en el pueblo de Amotape. Sus restos son trasladados setenta años después al panteón de Perú, y luego a su Caracas natal en donde reposan hoy en día en el Panteón Nacional desde 1954.

Fuente del articulo: https://www.aporrea.org/actualidad/n316451.html

Fuente de la imagen: https://www.aporrea.org/imagenes/2016/10/simnrodrguez_maestro_de_bolvar.j

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¿Donde esta la Tropa Educativa?

Por: Aporrea.

En marco de la guerra no convencional en la estrategia de amplio espectro que establece el imperialismo Norteamericano contra la Revolución Bolivariana se desarrolla la guerra mediática y esencialmente en tiempo de la era digital con la manipulación de las redes sociales, estableciendo la Postverdad como paradigma de construcción de hegemonía, es así como todos los días a toda hora se elaboran falsas noticias, se manipulan verdades, se descontexualiza hechos, con la finalidad de generar la subjetividades negativas en torno a los procesos revolucionarios.

Esto nos obliga como militantes de la revolución a formarnos y autoformarnos permanentemente en los procesos tecnológicos y comunicacionales, para asumir este espacio de lucha tal cual como lo asumió el Comandante Chávez con la creación de su cuenta Twitter: @chavezcandanga que se convirtió en una trinchera en la batallas de las ideas en el campo virtual, El Comandante Chávez comprendió el potencial de las redes sociales: «las redes sociales son un arma que también deben ser usadas por la revolución».

En el Sistema Nacional de Investigación y Formación del Magisterio se construye un Plan de formación que define como énfasis inicial la red social twitter, ya que los estudios realizados por el Profesor Carlos Lanz determinan a esta red social como la generadora de contenidos, constructora de opinión pública.

Este plan se desarrollara en los equipos de supervisión , formación y recursos para el aprendizaje como primera iniciativa en las estructura organizativas del Ministerio del Poder Popular para la Educación.

La caracterización que hemos realizado de los nudos presentados en el desarrollo de este trabajo comunicacional en sector educativo presenta 4 planteamientos centrales:

1. Necesidades tecnológicas(equipos , recursos tecnológicos, conexión a internet)

2. Necesidades formativas: comprensión de la guerra mediática , uso de la herramientas tecnológicas, manejo de redes sociales.

3. Acompañamiento y seguimiento del trabajo de la cuentas

4. Necesidad de la creación de la tropa educativa.

Para el primer nudo debemos realizar vinculaciones nacionales y regionales que nos permita fortalecer esta situación técnica , pero a su vez es necesario también desarrollar la capacidad creativa en este aspecto.

El Plan se concentrara en los 3 últimos nudos definiendo los propósitos siguientes:

-Desarrollar un Plan de formación permanente a los equipos de supervisión nacional, regional y circuital, a los equipos de investigación y formación nacional, regional, municipal y parroquial, coordinación de recursos para el aprendizaje nacional y regional

– Realizar el seguimiento y control a las cuentas de los equipos de supervisión y formación, determinando la necesidades formativas.

-Conformar la tropa educativa incluyendo progresivamente en la formación a los directores y directoras , voceros y voceras de investigación y formación, participantes de los PNFA, enlaces CRA de las instituciones educativas.

Trabajaremos los siguientes temas iniciales:

Operaciones psicológicas , Guerra no convencional, estrategia de amplio espectro.

Defensa de la Revolución Bolivariana en la red social twitter

Linea editorial de las cuentas twitter

Sistema de seguimiento y control de las cuentas twitter

Taller de creación y uso de la cuenta twitter

Para que este plan logre sus propósitos, se hace necesario al mayor nivel de compromiso , el mayor nivel de militancia y la mayor disposición a la formación permanente de los equipos de supervisión y formación, de los responsables del seguimiento y control, y del equipo que coordine y dirija este plan.

Ya es tiempo que el sector educativo se una a la batalla mediática en donde miles de comunicadores y comunicadoras digitales( tuiteros y tuiteras) con compromiso y pasión defiende la Revolución Bolivariana.

Fuente: https://www.aporrea.org/imprime/a253634.html

Imagen: http://blogpedagogiadialogante.com/wp-content/uploads/2017/09/22047713_1512058902187206_7626840285137755186_o-960×750.jpg

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