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El colegio público que ha desterrado la pelota

Por: Ana Torres Menárguez.

El Martinet, un centro público de Ripollet, tiene un proyecto pedagógico innovador sin asignaturas ni balones y lucha contra la Administración para eliminar la cancha de su patio

“Hemos colonizado la pista”, dice Isabel Trías, directora del colegio público El Martinet, en el pueblo de Ripollet (Barcelona), que ha desterrado el uso de la pelota. Allí los alumnos no juegan al fútbol ni al baloncesto. En ningún momento de la jornada escolar. La pista es una explanada en desuso sin porterías ni canastas en la que los trazos de colores son casi imperceptibles. Rodeada de montículos de tierra con pequeñas construcciones hechas con troncos y con cabañas de madera, ese trozo de cemento es uno de los símbolos de la lucha de este colegio por implantar su propio modelo de escuela, en el que no hay asignaturas y los niños no almuerzan bocadillos, sino fruta y frutos secos.

Cuando se levantó el colegio, en el año 2004, comenzó la pugna de este centro con la Administración. Pidieron al Departament d’Ensenyament (la consejería de Educación catalana) que no instalara ninguna pista. El proyecto educativo que presentó el equipo directivo era revolucionario: los alumnos no tendrían asignaturas y, por tanto, la materia de educación física se diluía. “No es que no hagan deporte, sino que no consideramos necesario que practiquen los deportes tradicionales con pelota”, explica Isabel Trías, la directora del colegio, con 480 alumnos, que no tienen permitido llevar balones al centro.

Hay dos grandes razones. “Ya sabemos qué tipo de actitudes generan los deportes como el fútbol, los niños juegan por un lado e invaden gran parte del espacio y las niñas, por otro”, cuenta Montserrat Navarro, la primera directora que tuvo el centro y la impulsora del proyecto. “La pelota está asociada a juegos competitivos que, además, generan un consumismo en los niños [por la compra de camisetas de los equipos y balones oficiales]. Es como las pantallas, tapan otras realidades”, argumenta Isabel Trías.

A diferencia de las escuelas tradicionales, en El Martinet los alumnos no pasan seis horas sentados en el pupitre porque se mueven constantemente de los espacios interiores a los exteriores. “No hay sedentarismo”, añade la directora. Les enseñan juegos cooperativos en los que el fin último no es ganar, practican deportes al aire libre, hacen salidas en bicicleta y suben montañas. A los seis años empiezan y a los 11 suben el Puigmal, de casi 3.000 metros de altura.

El Departament y la Inspección Educativa dieron su visto bueno al proyecto, previamente aprobado por el consejo escolar con las familias, pero colocaron la pista deportiva reglamentaria en el patio. Años después, la madre de uno de los alumnos se ofreció a llevar al colegio una cantidad suficiente de tierra para tapar la pista y crear encima el entorno que habían diseñado: 100% natural y sin pavimentos de cemento. Lo hicieron y pocos meses después la historia volvió a empezar; el Ayuntamiento de Ripollet y el Departament —en ese momento liderado por CIU— urgieron al colegio a volver a despejar la pista. “Tú misma lo puedes ver, los alumnos ocupan los espacios con naturaleza y la cancha se queda siempre vacía. Es un sinsentido”, indica la directora, que ha vuelto a solicitar a la Administración autonómica —que tiene las competencias en materia de Educación— que les dé permiso para volver a cubrir el pavimento.

La pista sin porterías ni canastas de El Martinet, rodeada de cabañas de madera y montículos de tierra.
La pista sin porterías ni canastas de El Martinet, rodeada de cabañas de madera y montículos de tierra.CRISTÓBAL CASTRO

¿Qué hacen los niños en esos espacios de tierra? Unos construyen un canal de agua con piezas de madera y poleas, otros revisan las hortalizas que están creciendo en el huerto, otros usan una lupa binocular para mirar de cerca unas hojas que han recolectado y otros, simplemente, deambulan. Actividades no faltan. «Nuestro argumento es claro: ya hay polideportivos y zonas públicas con pistas que los niños pueden usar en su tiempo libre”, aclara la antigua directora Montserrat Navarro.

Desde el Departament aseguran que ya son cerca de una decena los colegios públicos catalanes que quieren transformar sus patios para que las pistas no ocupen la mayor parte del espacio, pero ninguno de ellos quiere, por el momento, eliminar las canchas. El real decreto de 2010 —aprobado por el Gobierno central— que regula los requisitos mínimos de los centros educativos habla de “un patio de recreo, parcialmente cubierto, susceptible de ser utilizado como pista polideportiva”. Eso quiere decir que la decisión última sobre las canchas corresponde a la comunidad autónoma, aseguran fuentes del Ministerio de Educación.

El cambio en la forma de interpretar la educación física no es exclusivo de El Martinet. “La disciplina, el orden y el esfuerzo ya no son las premisas, la gente sigue teniendo esa idea de la asignatura pero es un prejuicio anticuado”, explica Albert Batalla, profesor de Didácticas de la Educación Física de la Universidad de Barcelona. La superación física ya no es el objetivo, no se trata de aprender a botar bien el balón, sino de cooperar y respetar las normas sin la mirada puesta en ser el ganador. “Es un cambio radical que lleva años instalándose en los colegios, ya no se ve el cuerpo como una máquina que hay que mantener en forma. Ahora se practica la expresión corporal mediante la danza o los malabares”, añade. Aunque reconoce que la pelota suele colonizar los recreos, obligando a los alumnos a sortear los balonazos y a refugiarse en las zonas periféricas, cree que es “muy radical” eliminar los balones. “Supone darle la espalda a la realidad, la competitividad está ahí y hay que educar a los niños a gestionar el ansia por ganar”.

IMPLICAR A LOS MAESTROS EN EL DISEÑO ARQUITECTÓNICO DEL CENTRO

“La arquitectura y la docencia tienen que ir de la mano”, aseguró el pasado marzo Josep Gonzàlez-Cambray, el director general de centros públicos de Cataluña, donde el Gobierno regional ha lanzado un plan para que docentes y miembros del Colegio de Arquitectos trabajen conjuntamente para identificar las nuevas necesidades de los colegios en función de los proyectos pedagógicos. La idea es involucrar a los maestros en el proceso previo a la construcción de nuevos centros para adaptar los espacios interiores y exteriores a los criterios pedagógicos. “Ya hemos empezado a implicar a los equipos directivos en la fase inicial de diseño de las escuelas, es la vía para crear las aulas del futuro”, dijo el conseller Josep Bargalló.

Para María José Camacho, profesora de Educación Física en la Facultad de Educación de la Complutense, el problema es que los deportes tradicionales llevan a los colegios a aplicar la “jerarquía de resultados”: salen mejor parados los alumnos con mayor rendimiento físico. “Siempre lo harán mejor los que practican esos deportes en su tiempo libre y eso genera mucha frustración. Los juegos cooperativos, en los que el rendimiento es más parecido, son más inclusivos”, explica.
Es lo que las nuevas hornadas de maestros de Educación Física llaman gamificación. “Todo el grupo tiene que superar el reto, no vale con que uno sea buenísimo”, dice Tristán González, profesor de la materia que ha dado clase en primaria durante 12 años. Pone un ejemplo: un torneo de combas a modo de juego de rol; cada movimiento tiene un nombre y lleva asociado unos puntos. Los niños saltan a la cuerda solos y en grupo. “En los colegios públicos en los que he trabajado, nunca he centrado la asignatura en jugar al fútbol o al baloncesto”. Coincide con los investigadores en que la época del «chándal, sudor y esfuerzo» ya pasó. Ahora importa más la inclusión.

Lectura autónoma

En El Martinet, que el año que viene tendrá también secundaria, los espacios exteriores están cubiertos de tierra y árboles y se usan, igual que los interiores, como áreas de aprendizaje. “Salir fuera equivale a acercarse a lo imprevisible, a lo que no se sabe, a lo que es sorpresa”, se puede leer en un libro autoeditado por el colegio en el que se explica su filosofía. En cada una de las puertas de entrada al edificio hay estructuras de madera con botas de agua de colores de diferentes tamaños. Porque los días de lluvia también se sale. En el interior las aulas no tienen pizarras porque quieren que los niños trabajen a su ritmo, que no realicen las mismas actividades todos a la vez. Salvo en la comida.

Tampoco hay exámenes y los niños lideran su propio aprendizaje con los maestros como guía. Es casi la una del mediodía y los alumnos hacen tiempo hasta que llegue su turno del comedor. En una de las aulas, un grupo de alumnos de ocho años de tercero de primaria construye estructuras con figuras de madera o conversan entre ellos. Más de la mitad están concentrados en su lectura. Pol García, de 19 años, fue alumno del colegio. “Para nada eché de menos la pelota. La llegada al instituto sí fue un poco heavy, por el cambio de modelo. Llevaba muy mal estar sentado tantas horas sin poder hablar, pero tenía muchas ganas de que me mandaran deberes y de hacer exámenes”, cuenta. Estudió un grado de formación profesional superior en Gestión Forestal y ahora está haciendo prácticas en un viñedo cerca de Oporto. Lo que más valora es que le enseñaran a interesarse por los temas y a buscar él mismo información. “Eso nunca se olvida, la curiosidad por aprender se te queda”.

LOS PATIOS SE TRANSFORMAN PARA INCLUIR A LAS NIÑAS

Hora del recreo en un colegio cualquiera. Desde fuera, un observador no ve nada especial en el patio. Un tumulto infantil, niños que juegan al fútbol, otros que corren y niñas sentadas en corros por la periferia del espacio. Parece que cada uno está a su aire, donde le apetece. ¿Hay sexismo en ese escenario? Este planteamiento inicial de la socióloga Marina Subirats en su libro Balones fuera (Octaedro) ha inspirado a algunas escuelas a transformar sus recreos para evitar que los roles de género se reproduzcan desde la infancia. El colegio público La Paloma, en el barrio madrileño de La Latina, es uno de ellos. “Desde que son pequeños les enseñamos a estar de una manera en el mundo. El hecho de que los chicos ocupen la mayor parte del espacio con una actividad más agresiva y las niñas se resignen a los alrededores es el comienzo de la desigualdad”, explica Irene Martínez, profesora de la Complutense.

“A partir de segundo de primaria empieza a notarse la separación de chicos y chicas en la hora del recreo, por eso el uso de la pista va rotando entre diferentes cursos y hemos habilitado nuevos espacios para hacer música, escalar, plantar o comer tranquilo y solo prohibimos los juegos con balón los viernes”, cuenta María Belén González, directora del centro. Hay tres tipos de zonas: activas, semiactivas y tranquilas. “Hemos conseguido que los alumnos se relacionen más con niños que tienen otros intereses”.

Fuente del artículo:  https://elpais.com/sociedad/2019/05/10/actualidad/1557488263_130279.html

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El cerebro necesita emocionarse para aprender

Por: elpais.com.

Los nuevos experimentos en la enseñanza vislumbran el fin de las clases magistrales. Una de las tendencias es la neurodidáctica

 

En el año 2010 un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Techonolgy (MIT), en Boston, colocaron a un universitario de 19 años un sensor electrodérmico en la muñeca para medir la actividad eléctrica de su cerebro las 24 horas durante siete días. El experimento arrojó un resultado inesperado: la actividad cerebral del estudiante cuando atendía en una clase magistral era la misma que cuando veía la televisión; prácticamente nula. Los científicos pudieron probar así que el modelo pedagógico basado en un alumno como receptor pasivo no funciona.

El cerebro necesita emocionarse para aprender
ÁLVARO GARCÍA

“El cerebro necesita emocionarse para aprender”, explica José Ramón Gamo, neuropsicólogo infantil y director del Máster en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos. En el último lustro, en España han aparecido diferentes corrientes que quieren transformar el modelo educativo y una de ellas es la neurodidáctica. No es una metodología, sino un conjunto de conocimientos que está aportando la investigación científica en el campo de la neurociencia y su relación con los procesos de aprendizaje. “Antes solo se podía observar el comportamiento de los alumnos, pero ahora gracias a las máquinas de neuroimagen podemos ver la actividad cerebral mientras realizan tareas”, añade Gamo. Esa información sirve a los profesores y pedagogos para decidir qué métodos son los más eficaces.

Gamo, que estudia las dificultades de aprendizaje de personas con dislexia o TDAH desde hace más de 20 años, observó que en la mayoría de los casos esos problemas no estaban relacionados con esos síndromes, sino con la metodología escolar. Él y su equipo identificaron que el 50% del tiempo de las clases de primaria en España se basan en transmitir información a los estudiantes de forma verbal, algo que en secundaria sucede el 60% del tiempo y en bachillerato casi el 80%. “Indagamos sobre lo que estaba sucediendo en las aulas y queríamos saber qué decía la ciencia al respecto, si ese método estaba justificado”.

Basándose en diferentes investigaciones científicas y en las suyas propias, concluyeron que para la adquisición de información novedosa el cerebro tiende a procesar los datos desde el hemisferio derecho -más relacionado con la intuición, la creatividad y las imágenes-. “En esos casos el procesamiento lingüístico no es el protagonista, lo que quiere decir que la charla no funciona. Los gestos faciales, corporales y el contexto desempeñan un papel muy importante. Otra muestra de la ineficacia de la clase magistral”, explica Gamo.

Por ello, la neurodidáctica propone un cambio en la metodología de enseñanza para sustituir las clases magistrales por soportes visuales como mapas conceptuales o vídeos con diferentes apoyos informativos como gráficos interactivos que requieran la participación del alumno. Otra de las apuestas es el trabajo colaborativo. “El cerebro es un órgano social que aprende haciendo cosas con otras personas”, añade.

En los últimos cinco años, Gamo ha formado en neurodidáctica a docentes de una treintena de colegios públicos en diferentes comunidades autónomas. El principal problema, en su opinión, es que las escuelas no están tomando la decisión sobre hacia dónde quieren innovar, a lo que se suma que nadie les acompaña en la implementación de las nuevas metodologías. “La direcciones de los centros están enrocadas en los métodos tradicionales basados en clases magistrales, memorización y exámenes escritos”.

En ese escenario conviven cientos de profesores y entre ellos hay quienes no se conforman con lo establecido. Chema Lázaro, de 34 años, da clase a alumnos de sexto de primaria en un colegio concertado de Moralzarzal y desde hace dos años y medio aplica la neurodidáctica en el aula. “Mis alumnos siempre me decían que yo molaba mucho, pero que mis clases eran una porquería”, cuenta. Empezó a investigar sobre metodologías alternativas y creó el blog Pizarras abiertas, que en 2013 le valió el premio nacional sobre las TIC en el aula del Ministerio de Educación. Lázaro buscaba una base científica que apoyase su apuesta: hacer que sus estudiantes aprendiesen para toda la vida sin memorizar.

El 50% del tiempo de las clases de primaria en España se destina a que hable el profesor. En bachillerato es casi el 80%

“Mi método respeta el proceso por el que el cerebro aprende: primero va la motivación, luego la atención y por último la memoria. En ese orden”. Para explicar el antiguo Egipto intenta captar el vínculo emocional de los chavales. A través de su canal de YouTube les plantea jeroglíficos en vídeos con formato de tráiler cinematográfico. “Con ese material se motivan y así tengo alumnos atentos”, continúa. Utiliza la gamificación y las capitales se aprenden ganando puntos en la plataforma Kahoot. Para ver las pirámides, vista desde un dron o Google Earth.

Una de las plataformas de educación online basada en la neurodidáctica es Neurok. El director de la compañía, Agustín Cuenca, empezó a explorar el mundo educativo hace 10 años, cuando a su hijo de cinco años le diagnosticaron hiperactividad. “Partimos de que la formación online no funciona, solo un 10% de los que se apuntan a un MOOC -cursos online masivos y gratuitos- lo termina”. En una plataforma tradicional se encuentran contenidos, mientras que en Neurok hay debates.

Cuenca y un equipo de 10 pedagogos y profesores de universidad y primaria han aplicado los formatos de Twitter y Facebook a la educación. “Antes siempre sabías a quién pedir los apuntes. Ahora decides a quien seguir en esta red social en la que todos los alumnos comparten contenidos y debaten sobre diferentes temas. El profesor hace de guía y aporta criterio sobre qué contenidos son de calidad”, explica Cuenca. Lo más difícil de este modelo de aprendizaje, reconoce este informático, es la participación. El sistema cuenta con hashtags, menciones o notificaciones en el móvil, entre otros servicios. La idea de Neurok es ser utilizada como una plataforma de apoyo a las clases presenciales o directamente como el esqueleto de un curso online.

Eso es lo que sucede con el Máster en Neurodidáctica de la Rey Juan Carlos, un curso blended en el que el 80% del contenido se imparte en la red. Hasta ahora, también han usado Neurok en la UNED y en la Universidad de Extremadura, con la que están colaborando en una investigación para medir la calidad de los contenidos compartidos por los alumnos y su nivel de interacción en la plataforma.

“Todavía hay mucha gente que desconfía de estos métodos, pero en unos 15 años se empezarán a ver los resultados”, comenta Cuenca, que ya ha asesorado a más de 30 colegios públicos de diferentes comunidades autónomas a través de su consultora educativa Niuco. Para todos aquellos que busquen evidencias científicas de la neurodidáctica, el profesor de la Universidad de Barcelona Jesús Guillén recopila en su blog Escuela con cerebro las últimas investigaciones realizadas en diferentes partes del mundo.

Fuente del artículo: https://elpais.com/economia/2016/07/17/actualidad/1468776267_359871.html?fbclid=IwAR35E-7w6LVLH1nYtMXJN4wwoqVL4DIySw8WXalJr_-tmch2hp_t1gEZz-M

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La fórmula de EE UU para atraer familias a los colegios que nadie quiere llega a España

Por: Ana Torres Menárguez.

 

Los centros educativos públicos se alían con museos o institutos de investigación para atraer a familias con niveles superiores de estudios

Las llaman escuelas estigmatizadas o no deseadas. Son colegios públicos que las familias con mayores niveles de estudios o rentas más altas descartan para sus hijos aunque estén próximos a su casa, en su mismo barrio. El Montessori de Rubí (Barcelona), en Cataluña, era uno de esos centros. “Con el boom migratorio cambió la composición del colegio, comenzaron a entrar más alumnos extranjeros con perfiles socioeconómicos más bajos y, a la vez, los autóctonos se empezaron a marchar. El cambio vino muy deprisa y no teníamos herramientas para actuar. Se nos etiquetó como colegio gueto”, cuenta Conchita Gimeno, directora del centro público. El Montessori es lo que se conoce como colegio segregado, aquel en el que la situación socioeconómica de la mayoría de los alumnos no se corresponde con la de las familias del barrio.

Hace dos años, el Montessori de Rubí entró en la red de 23 escuelas Magnet (imán, en español) de Cataluña, un programa inspirado en las magnet schoolsque Estados Unidos lanzó en la década de los setenta para animar a las familias blancas a matricular a sus hijos en colegios públicos con mayoría de negros. Aunque existen muchas diferencias entre el modelo estadounidense y el catalán —impulsado en 2013 por la Fundación Jaume Bofill en colaboración con el Gobierno catalán y la Universidad Autónoma de Barcelona—, el eje es el mismo: conseguir una alianza entre los colegios y centros de investigación potentes o centros culturales de referencia para devolver el prestigio a esas escuelas.

¿Qué ganan los colegios al asociarse con esos centros de investigación? Llevar a las aulas otra forma de trabajar los temas, basada en el método científico. Hace dos años el Montessori de Rubí se alió con un centro especializado en robótica y técnicas de impresión en 3D de la Universidad Politécnica de Cataluña. El objetivo es despertar en los pequeños interés por las llamadas STEM (siglas en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). Una de las mayores ventajas es que los alumnos acuden a las instalaciones de la universidad y allí utilizan máquinas que un colegio público no puede permitirse. Además, los estudiantes reciben tutorías de los ingenieros, que participan con los profesores en el diseño de trabajos por proyectos.

Cortar piezas de madera con láser con las formas del cuerpo humano para después encajarlas es un ejemplo. Hace unos meses, exhibieron algunas de sus creaciones en la plaza del pueblo en compañía de los ingenieros de la universidad. “Es muy potente, los vecinos conocen lo que hacen los niños y ven el potencial del colegio”, cuenta la directora.

El colegio público Samuntada, en Sabadell, es uno de los mayores casos de éxito. Al entrar, se ven diferentes pabellones conectados por caminos de piedra y separados por espacios con césped y muchas bicicletas de pequeñas dimensiones aparcadas. Solo con visitar el aula de música ya se nota que es singular; de las paredes cuelgan ukeleles y hay pianos y teclados. Hace años que dejaron la flauta. “Hemos renovado todos los espacios con el dinero del AMPA y la ayuda de Magnet. Somos otra escuela”, cuenta Patricia Rey, la directora.

En 2013 entraron en la red y han tenido alianza con el Instituto Catalán de Paleontología y con el hospital público Taulí, pegado al centro. En cinco años las familias con estudios superiores han pasado de representar el 5% del total al 25%. Los alumnos de infantil asistieron a una extracción de sangre y luego participaron en la organización de una campaña de donación; también vieron el vídeo de un parto y dos matronas llevaron una simulación de un embarazo hecho con un globo, agua y un muñeco. Han estudiado los efectos del aceite de palma y también montaron un museo con réplicas cedidas por el Paleontológico en el recreo de la escuela.

Alumnos del colegio público Montessori, en Rubí.
Alumnos del colegio público Montessori, en Rubí. CRISTÓBAL CASTRO

“El problema es que las familias no escogen el centro que quieren, descartan los que no quieren para sus hijos. Es una dinámica de huida y no de elección”, señala Ismael Palacín, director de la Fundación Jaume Bofill, dedicada a la investigación educativa. Según varios estudios publicados por la institución, las familias suelen tener en cuenta el tipo de alumnado del centro y no tanto el proyecto educativo o el profesorado. Por eso, el revulsivo es hacer que el colegio sea suficientemente atractivo como parar restar fuerza al prejuicio de clase.

En España, la segregación escolar —la separación de los niños en diferentes colegios según su perfil socioeconómico— afecta al 46,8% de los centros educativos del país —nueve de cada diez son públicos—. Cataluña es la segunda comunidad, por detrás de Madrid, con el mayor nivel de segregación, según un informe de la Universidad Autónoma de Madrid. Allí, el 30% de los alumnos tendrían que cambiar de colegio para conseguir aulas más heterogéneas.

Implicación del profesorado

“Se trata de ofrecer algo que el resto de escuelas no tienen y hay que construir un proyecto sólido que requiere una implicación total por parte del profesorado”, explica Roser Argemí, responsable del programa Magnet de la Bofill, que después de más de seis años empieza a ver resultados. Antes de entrar en Magnet, el porcentaje de alumnos extranjeros en varias de esas escuelas superaba el 70%. Aunque todavía no tienen una cifra global, porque cada centro evoluciona a un ritmo, en algunos ya ha bajado al 20%.

En el Montessori de Rubí las mejoras son todavía modestas. El cambio más significativo es que han conseguido atraer la atención de nuevas familias del pueblo; de las 15 que visitaron el colegio hace dos años en las jornadas de puertas abiertas, han pasado a 52 este curso. “Teníamos la autoestima muy baja, veíamos que no querían venir al colegio. Ahora muchas de las familias nos dicen que aunque no somos su primera opción, no lo han descartado. Es nuestro primer logro”, asegura la directora. Los docentes han recibido más de 90 horas de formación al año, financiadas por el programa Magnet.

María, que prefiere no dar su nombre real, decidió hace cuatro años matricular a su hijo en un colegio Magnet de Barcelona. Ella y su pareja tienen estudios universitarios. “No somos héroes por llevarle a un centro estigmatizado. No es un sacrificio, sino una convicción. Nos atrajo mucho el proyecto educativo ligado al arte. Además, el colegio condiciona tu red de relaciones y este se parece más a la Barcelona real, por la diversidad”, cuenta. Ese centro tiene una alianza con el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona.

“Si queremos una sociedad cohesionada, con capacidad de empatía, esto solo se aprende en la escuela con relaciones personales. Tener compañeros con situaciones complicadas te enseña a preocuparte por temas que de otra forma no conocerías”, indica Aina Tarabini, profesora de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona y coatura del primer estudio de la red Magnet catalana. Según esa evaluación, la participación de los alumnos en las actividades de clase ha aumentado un 77% en esos centros. “Antes la mayoría de familias estaban preocupadas por si tendrían o no beca de comedor. Ahora por cómo evaluamos. Eso tiene un efecto sobre el profesorado, que siente mayor presión y exigencia. Así se transforma un colegio”, cuenta la directora del Samuntada.

¿Qué pasa con los resultados académicos en esos centros? En Magnet aún no han hecho la comparativa. En los sesenta el informe Coleman, referente en la literatura científica educativa, demostró el llamado “efecto compañero”. “Las aspiraciones, autoestima y rendimiento de los alumnos más desfavorecidos mejoran en aulas con una composición más variada, mientras que los resultados de los más avanzados no empeoran”, explica Xavier Celorrio, profesor de Sociología de la Educación de la Universidad de Barcelona.

Además de la implicación del profesorado, que cuenta durante todo el curso con un experto en innovación educativa de la Jaume Bofill que les asesora sobre el cambio de modelo pedagógico, es “imprescindible” la implicación de los Ayuntamientos, explica Tarabini, de la Autónoma de Barcelona. “El colegio solo no puede cambiar la composición de sus aulas, los Ayuntamientos tienen que asegurar una matriculación equilibrada de los alumnos desfavorecidos, de forma que se repartan en diferentes centros y tienen que abrir oficinas de información para dar a las familias a conocer esos centros como opciones educativas interesantes”, añade.

LAS DIFICULTADES DEL PROFESORADO

En los últimos años, la Comisión Europea, el Comité de Derechos del Niño y la ONU han urgido a España a revisar y aprobar políticas que frenen la segregación escolar. El estudio Magnitud de la segregación escolar por nivel socioeconómico, publicado en 2018 por dos investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, refleja una gran disparidad entre regiones: Baleares o Galicia presentan una baja segregación —entre Suecia y Finlandia, los países con la tasa más baja de la Unión Europea—, mientras en Madrid es “altísima” —entre Hungría y Rumania, los dos países con la mayor tasa de la UE—.

“No sabemos si los docentes huyen de los centros escolares con altos niveles de segregación o directamente no los escogen, pero muchas veces están sobresaturados por la falta de medios para atender situaciones complicadas”, señala Álvaro Ferrer, coautor del estudio De la segregación socioeconómica a la educación inclusiva, de Save the Children. Según el informe, que analiza los datos del último informe PISA de 2015, ese tipo de centros disponen de menos recursos —un 40% de ellos no ofrece actividades extraescolares— y el nivel formativo de los profesores es inferior. La alta movilidad del profesorado imposibilita el desarrollo de proyectos educativos estables.

Fuente del artículo: https://elpais.com/sociedad/2019/04/30/actualidad/1556620771_698635.html?id_externo_rsoc=whatsapp

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“La educación concertada es una trampa”

Por: Ana Torres Menárguez. 

 

Cuatro profesoras de la escuela pública alertan de que la desigualdad educativa crece y «crea colegios gueto»

Están nerviosas. Es la primera vez que se sientan frente a unos focos para hablar de los problemas de la educación. Ellas, las cuatro, son profesoras de primaria de la escuela pública y lejos de hablar de mejoras en el salario o en la jornada laboral, les preocupan los alumnos, los contenidos a los que están expuestos y la cada vez mayor desigualdad del sistema, que genera «colegios de primera y de segunda». Tienen claro que los que están fallando son los políticos, incapaces de llegar a un pacto de Estado por la educación, y lamentan que la enseñanza se use como arma arrojadiza. Han perdido la esperanza en los partidos; no creen que ninguno saque adelante reformas a la altura. Ante las elecciones generales, tratan de describir las grietas de la escuela para ver si alumbran a algún político. Coinciden en el diagnóstico general: falta financiación.

«Siempre he creído en el poder compensador de la escuela, pero se está perdiendo», comenta Esther Estebaranz, maestra de 58 años del colegio madrileño Bravo Murillo. «Estamos creando colegios gueto», añade Estefanía Martín, de 60 años y profesora del Camilo José Cela, en el que también dan clase las otras dos docentes. Creen que los años «magníficos» en los que la pública elevó su nivel ya pasaron y que ahora se está clasificando a los niños en diferentes colegios en función de los ingresos de sus familias y de su clase social. «Trato de pelear contra eso cada día, pero siento que estoy frente a un muro», añade Estebaranz.

Los datos les dan la razón. En los últimos años, la Comisión Europea y la ONU han urgido a España a revisar y aprobar políticas que frenen la llamada segregación escolar —separación de los niños en diferentes escuelas según su perfil socioeconómico—, que afecta al 46,8% de los centros educativos del país. Nueve de cada diez son públicos, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid.

La «falta de regulación» sobre la concertada y el pago de cuotas por parte de las familias son para estas cuatro profesoras dos de los puntos débiles del sistema. «El problema del colegio concertado es el segundo apellido: sostenido con fondos públicos. Tuvo sentido en los ochenta, cuando la escuela pública no podía asumir tanto alumno y el Estado no podía construir a esa velocidad, pero hoy ya no está justificado», analiza Estebaranz.

«La concertada es una trampa porque, en teoría, se rigen por las mismas normas que nosotros, pero en la práctica eso es mentira. Ellos eligen a su alumnado», indica Beatriz Flores, maestra de 41 años. Critican también la forma en la que los concertados escogen al profesorado: «No pasan los mismos controles que nosotros», «su contratación depende de quién les recomiende», «o de si son amigos del director», comentan. «Ganan menos», añade otra. Eso sí, tienen claro que ellas ganan en libertad de cátedra.

Sobre las propuestas de Educación que los partidos llevan en sus programas electorales, les preocupa la del PP de extender el modelo de escuela bilingüe en inglés —puesto en marcha en Madrid en 2004— a otras autonomías. «Están jugando con la opinión pública porque las familias no conocen las desventajas de ese sistema y están engañadas», apunta Flores. Critican que no se haya hecho una evaluación «seria» del modelo, de cómo influye en el rendimiento de los niños. Creen que explicar asignaturas como sociales y naturales en inglés no es pedagógico. «La polinización, la fotosíntesis… son procesos complejos que al final los niños no entienden bien y sus familias acaban comprando libros de texto en español para explicárselo en casa», asegura Mercedes Montava.

La religión copa parte del debate. No están de acuerdo con que los colegios tengan que ofrecerla de forma obligatoria cuando «somos un país aconfesional». «Tiene las mismas horas que música o plástica, materias que nos permiten trabajar la creatividad del alumno», denuncia Estefanía Martín. Celebran que en su nuevo proyecto de ley educativa el PSOE se «haya atrevido» a modificar la LOMCE para que la materia ya no compute en la media de selectividad (EVAU) para el acceso a la universidad, pero creen que hace falta «más valor» por parte de los partidos de izquierdas para sacar la religión del currículum académico.

Les cuesta cambiar de tema. «Es la primera vez que me preguntan sobre la radiografía de la escuela, es importante que nos escuchen», sostiene Estebaranz. Al residir en Madrid, sale a colación la vivienda. Sienten que les han arrebatado su ciudad, que en España las Administraciones «solo dan importancia al sector servicios» y por eso permiten la gentrificación de los barrios. Les preocupa su futuro, su jubilación y el precio de las residencias. No quieren depender de sus hijos y esperan que en unos años se regulen las viviendas cooperativas para la tercera edad, con atención sanitaria incluida. «Todo esto requiere que paguemos más impuestos, pero a ver qué candidato se atreve a anunciarlo», sostiene Estebaranz. Están hartas de que el foco político sea el procés de Cataluña, un tema que “está poniendo en jaque al Estado». «Pero ¿qué pasa con los demás? También estamos aquí, ¿han oído?», cierra Montava.

Fuente del artículo: https://elpais.com/politica/2019/04/16/actualidad/1555411914_215876.html

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La comunidad educativa pide al Gobierno que rescate la escuela rural

Por: Ana Torres Menárguez.

El Consejo Escolar demanda una financiación suficiente, dotación de ordenadores, banda ancha e incentivos a los profesores en su informe sobre la nueva ley

La fórmula de las escuelas rurales funciona: pocos niños y aulas con edades mezcladas. Castilla y León es un buen ejemplo. En el último informe PISA -prueba internacional que evalúa a los chavales de 15 años-, obtuvo los mejores resultados de España. En esa comunidad reinan las escuelas rurales: el 68% de los centros públicos de infantil y primaria están en localidades con menos de 10.000 habitantes. La falta de recursos de esas escuelas y sus problemas para subsistir son una de las principales reivindicaciones del informe elaborado por el Consejo Escolar del Estado sobre el anteproyecto de la nueva ley educativa presentado por el Gobierno.

«El compromiso de una financiación suficiente y estable de la escuela rural», es una de las peticiones que el Consejo Escolar -órgano consultivo del Gobierno integrado por profesores, alumnos, familias, representantes de las escuelas concertadas y privadas y miembros de la propia Administración- incluye en el informe de 33 páginas, al que ha tenido acceso este periódico, que el próximo 8 de enero votará y trasladará al Ministerio de Educación.

La propuesta, que destaca la problemática del mundo rural y señala que el 85% del territorio español lo es, contiene varios apartados como uno que recomienda la dotación de recursos TIC (ordenadores y pizarras digitales, entre otros) y banda ancha ultra rápida. Solo el 48% de los núcleos de menos de 5.000 habitantes dispone de banda ancha básica en la actualidad, según datos del Ministerio de Economía. Además, piden que a la hora decidir si se mantiene o se cierra alguno de estos centros, se tengan en cuenta otros elementos «más allá del número de alumnos».

Otra de las peticiones se refiere al profesorado. Piden que se incentive la permanencia de maestros y profesores en las escuelas rurales mediante complementos en el sueldo o la liberación de horario lectivo para actividades de formación permanente, entre otras. Otro de los puntos sugiere que se incluya un temario específico sobre el funcionamiento de estas escuelas en el grado de Magisterio.

La metodología de las escuelas rurales recuerda, en algunos aspectos, a la que se sigue en centros privados como Montessori o Waldorf en las grandes ciudades, con pocos niños en cada clase (entre 5 y 15, frente a los 25 o 28 de una ciudad), y mezcla de estudiantes independientemente de su edad. Más actividades al aire libre o mayor participación de las familias son otros de los distintivos.

También se pide potenciar la Formación Profesional para asegurar el empleo juvenil en las zonas rurales y crear observatorios de la escuela rural en las autonomías.

Becas y bilingüismo

En su anteproyecto de ley, Educación contempla como novedad que las becas serán inembargables en todos los casos. El Consejo Escolar sugiere que, además, se elimine el adelanto de dinero por parte de las familias.

Otro punto polémico se refiere a la contratación de expertos en idiomas en centros públicos bilingües. Celaá incluyó en su borrador un apartado en el que se prohibía la contratación de esos expertos por «procedimientos distintos al ordinario». El anteproyecto quiere impedir que se contrate sin oposición, como ahora, a extranjeros, en su mayoría recién graduados, que vienen nueve meses a España a ejercer como auxiliares de conversación en las aulas de los colegios públicos bilingües.

El Consejo Escolar reclama, sin embargo, que la nueva ley incluya que los centros «podrán, excepcionalmente, mientras haya insuficiencia de docentes con competencias lingüísticas, incorporar expertos bilingües con los requisitos que determine la Administración».

El Consejo pide que Historia del Mundo Contemporáneo se incorpore como materia obligatoria en todas las modalidades del Bachillerato.

Mayor financiación pública

Respecto a la financiación del sistema público de Educación, el Consejo Escolar reclama pasar del 4% del PIB al 5,5% (la media de los países europeos es del 5%). Para ello, piden la «incorporación de la correspondiente Ley de Financiación del Sistema Educativo, en la que se recogerá el compromiso de financiación de al menos el 5,5% del PIB». Hasta la fecha, el Ministerio no ha enviado a la comunidad educativa la memoria económica del anteproyecto de ley. Isabel Celaá ha asegurado en repetidas ocasiones que el anteproyecto se llevará al Parlamento a principios de año, después de escuchar las peticiones de las diferentes organizaciones.

Dirección de los centros

«La dirección de los centros públicos es una asignatura pendiente del sistema educativo (…). No hay un modelo definido ni consensuado y no se observa voluntad de cambio ni mejora», señalan en el informe, en el que hacen mención al documento de la OCDE de 2009 Mejorar el liderazgo escolar, donde se considera crucial la «profesionalización» de esa figura. España necesita «direcciones estables en los centros educativos, que les permitan trabajar en proyectos consistentes en el tiempo», continúa el escrito. Para ello, instan al Gobierno a incluir en el anteproyecto de ley educativa «una especial consideración» hacia la labor de los directores de centro mediante una formación especializada, una evaluación y un posterior reconocimiento. Además, consideran que cada candidato a director deberá presentar un proyecto con su estrategia a cuatro años que deberá tener un peso del 50% en su valoración final.

Fuente del artículo: https://elpais.com/sociedad/2018/12/14/actualidad/1544805097_842938.html

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Filosofía abre el debate sobre la gran reforma de la escuela

Por: Ana Torres Menárguez.

El Gobierno sostiene que el currículo es “excesivo”, está “sobrecargado” y hay que cambiar la ley para modernizarlo

El pacto entre partidos para que Filosofía vuelva a impartirse de forma obligatoria durante tres cursos en los institutos ha abierto el debate sobre qué reformas necesita el programa académico en esa etapa educativa.

La ministra de EducaciónIsabel Celaá, confirmó este jueves que el Gobierno incluirá en la reforma de la LOMCE(Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) el carácter obligatorio de Filosofía y Ética, una medida que en los próximos meses presentará al Consejo de Ministros para su aprobación y posterior tramitación parlamentaria. «Creemos que, con ello, ayudamos a los alumnos que crecen inmersos en un mundo repleto de información, en una sociedad hiperconectada, a desarrollar un pensamiento crítico que les permita distinguir lo importante de lo accesorio y los fundamentos del mundo en el que vivimos», aseguró Celaá después de que el miércoles los grupos del PSOEPodemosPP y Ciudadanosaprobaran una proposición no de ley para que Historia de la Filosofía vuelva a ser troncal en 2º de bachillerato (ahora solo lo es en 1º) y Ética, en 4º de secundaria.

Según señalaron fuentes del ministerio a EL PAÍS, la transformación del programa académico es otra de las prioridades. «Creemos que el currículo español está sobrecargado y es excesivo, por lo que hay que concebirlo de manera más moderna y en ese contexto estamos trabajando. Se trata de cambiar la ley para después actualizar el currículo», indicaron.

Uno de los debates organizados por la REF.
Uno de los debates organizados por la REF.

Por su parte, la portavoz de Educación del PP en el Congreso, Sandra Moneo, explicó que su partido hará un esfuerzo por llegar a un consenso en materia educativa, pero que no admitirá «parches», sino una reforma de la LOMCE basada en las recomendaciones de un comité externo. «Vamos a proponer una reunión con las reales academias para que los expertos en cada área analicen los currículos actuales y elaboren una propuesta con los conocimientos que un alumno debe tener al finalizar la educación obligatoria», puntualizó.

Moneo expuso que no renunciarán a exigir evaluaciones por parte del Estado, al menos una durante la secundaria o el bachillerato, para certificar el nivel de conocimiento de los alumnos. Otro de los puntos que defenderán los populares será la creación de una nueva asignatura de Historia de las Religiones para ofrecerla como alternativa a los alumnos que no desean cursar Religión. «Ética se ha ofrecido durante años como la alternativa y eso no tiene sentido: debe ser obligatoria para todos los estudiantes», defendió.

Precisamente fue la aprobación de la LOMCE en 2013, más conocida como ley Wert, la que eliminó Historia de la Filosofía de 2º de bachillerato y Ética de 4º de la ESO para convertirlas en optativas. En la actualidad, Ética es una optativa sin apenas carga lectiva y alternativa a Religión en 4º de secundaria. Para muchos, un hueso en comparación con esta última asignatura, considerada una maría que se aprueba sin dificultad. En Madrid, de hecho, las matriculaciones en Religión se dispararon un 150% con el cambio de currículo.

Javier Sánchez, portavoz de Educación de Podemos en el Congreso, trasladó que además de «adelgazar» los contenidos del currículo académico, habrá que reformar las metodologías y pedagogías que se emplean en el aula porque «la forma de aprender ha cambiado». Otra de sus propuestas será trasladar la asignatura de Religión al horario extraescolar. «El Concordato establece la enseñanza de la Religión en los centros educativos, pero de ahí no se puede deducir que tenga que ser en horario lectivo. Nuestra propuesta es que se traslade al horario extraescolar hasta que se derogue o se reforme el acuerdo con el Vaticano».

La reacción de los partidos llega después de que colectivos sociales y profesionales como la Red Española de Filosofía (REF), que aúna a 56 asociaciones de filósofos de toda España, se hayan movilizado desde la promulgación de la LOMCE en contra la supresión de esa materia. Desde 2013, han organizado olimpiadas, congresos y debates para llamar la atención sobre la necesidad de la filosofía en la articulación democrática de la sociedad.

«No nos corresponde a nosotros hacerle el trabajo al Gobierno de cuadrar el programa académico y ver qué asignaturas eliminar para introducir las nuevas», argumentó Marta Martín, portavoz de Educación de Ciudadanos. Una de las principales propuestas de su partido será la defensa del trilingüismo en el sistema público, «no por imposición, sino por elección de las familias». Sobre la asignatura de Religión, su partido apostará por la eliminación de la misma y su sustitución por otra materia de Historia de las Religiones. «Nuestro Estado es aconfesional y tenemos que abordar esa reforma», recalcó.

Fuente del artículo: https://elpais.com/sociedad/2018/10/18/actualidad/1539877660_302843.html

 

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Sánchez propone universalizar la educación gratuita de 0 a 3 años

Por: Ana Torres Menárguez.

La previsión firmada por el Gobierno y Podemos, pendiente de la aprobación de los Presupuestos, contempla 330 millones para las comunidades

El Gobierno y Unidos Podemos han acordado destinar 330 millones de euros a la universalización de la escuela de cero a tres años, una medida que, en caso de aprobarse los Presupuestos para 2019, conllevaría la creación de plazas para todos los niños de esas edades nacidos en España y la gratuidad de las mismas. El objetivo es, según se lee en el texto acordado entre PSOE y Unidos Podemos, combatir el fracaso escolar, reducir la desigualdad y mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar.

Para impulsar esa medida, «se facilitará que las Corporaciones Locales puedan destinar parte de su superávit a realizar Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS) financiando y mejorando las escuelas infantiles actualmente gestionadas por estas administraciones, lo que supone un impacto de 300 millones de euros», según el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS, remitido por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública a los sindicatos. Los 30 millones restantes, se destinarán a aquellos municipios que, no contando con superávit, planifiquen inversión en esas infraestructuras.

Esa medida, que «contribuye de forma positiva en la vida personal y profesional y aumenta la igualdad de oportunidades», servirá «de soporte inicial para la elaboración del plan de universalización que se diseñará a lo largo de 2019, conjuntamente con las comunidades autónomas, que tienen competencia en esta materia, de forma que se incorpore al ciclo educativo la etapa de 0 a 3 años en una red de recursos integrada pública y gratuita».

El Plan Educa 3 de Zapatero

En 2008, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, lanzó el Plan Educa 3, el primer programa integral de impulso a la creación de plazas educativas de 0 a 3 años, una inversión de 1.087 millones de euros entre 2008 y 2012. El plan contemplaba la financiación al 50% entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas. El objetivo, en aquel momento, fue la construcción de nuevas escuelas de educación infantil; la adaptación de edificios ya construidos para albergar nuevas escuelas y la ampliación de las existentes.

El Ejecutivo socialista ligó la medida al marco de la Estrategia de Lisboa, que en 2007 estableció dentro de las prioridades en el ámbito educativo, el incremento de la tasa de escolarización en la etapa infantil, al considerarla determinante en los futuros resultados académicos de los estudiantes.

El plan llegó después de haber garantizado la universalización y gratuidad del segundo ciclo de infantil (de tres a seis años), una prioridad plasmada en la LOE de 2006.

Fuente del artículo: https://elpais.com/politica/2018/10/11/actualidad/1539254759_131999.html

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