Por: Diógenes Díaz Carabalí
Llaman con impotencia a manifestarse en contra de la política educativa, que busca implementar el presente gobierno, en defensa de una minoría, los homosexuales. Si bien hay que incluir y no discriminar, como tal no representan a la mayoría de la población pues la inmensa población del mundo es heterosexual. Con habilidad han ido tomándose diversos estamentos sociales y del gobierno, para imponer su estilo de vida, su forma de comportarse, su manera de relacionarse. Con absoluto irrespeto, con absoluta dogmatismo y terquedad engañan, porque detrás se cocina una política que se ha querido implementar desde la década de los cincuenta del siglo anterior, como manera de reducir drásticamente la natalidad, por el mero concepto egoísta y avaro de dejar la riqueza concentrada en unos pocos. Como en el cruel chiste, “la forma de acabar con los pobres es matándolos”, sin ningún escrúpulo los miembros de esas misiones plantearon formas aberrantes de reducción como fomentar las guerras nacionales, cambiar la estructura de la familia, fomentar la homosexualidad.
Como decían los abuelos, “esa política viene de arriba”, dirigida a los países que en la época denominaban “del tercer mundo”; los puntos de lanza eran India, en Asia; Indonesia, en Oceanía; África Central, y en América Latina, Colombia. Nunca se plantearon reducciones poblacionales en Holanda (406.26h/K2), Japón (336.33h/K2), sino en los lugares donde la materia prima era importante, donde los recursos naturales eran abundantes.
A eso responde la política que hoy dejan ver con claridad nuestros dirigentes cuando hablan con términos atrayentes como inclusión, tolerancia, cuidado medioambiental. No se refieren a la inclusión como forma de igualdad social porque entonces ¿Dónde está la igualdad de oportunidad para grupos tradicionalmente discriminados como los negros, los indios u otros grupos raizales? Hoy con políticas agresivas y de total irrespeto a la inmensa mayoría de la población tratan imponernos modelos de comportamientos propios de una minoría, y hasta quieren moldear a nuestros hijos para llevarlos a esos comportamientos, escudados en la igualdad de género y negando el tradicional concepto de los sexos. Bastaría saber cuántos niños o niñas, en la pubertad o adultos, optan por otras opciones sexuales. Me atrevo a afirmar que ni al 1% se arrima.
La ministra de educación es un simple instrumento de la Teoría de Géneros, política promovida por grandes intereses para reducir drásticamente la población (Informe Rockefeller, Kissinger, Plan de Roma). El objetivo principal es destruir el modelo social imperante basado en la Familia, por eso su postura abierta contra la heterosexualidad y la organización familiar. Postura, mundial entre otras cosas, advertida desde diversos ángulos ideológicos y credos consecuentes. Con claros representantes en Colombia desde los mazones, los medios de comunicación al servicio de monopolios, miembros de la comunidad LGTBI que ven oportunidad de normalizar su situación, en política desde el partido Verde y miembros adeptos a los diferentes partidos y movimientos, para llevarnos a una dictadura de los homosexuales, cuando son, repito, la inmensa minoría. ¿Será que hombres y mujeres tenemos que defendernos y defender las instituciones que soportan nuestra estructura social?
Fuente: http://www.diariodelhuila.com/opinion/tolerancia-o-dictadura-cdgint20160811130533107