Por: Eudes J Blanco P
Docente e investigador de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, núcleo El Vigía, del cual fue su primer coordinador. Andrés Eloy González fue pionero de la educación universitaria del municipio Alberto Adriani, a la cual sirvió y defendió con la misma pasión y ética con que promovió la metodología de la investigación y la andragogía .
Nacido en la populosa parroquia San Juan de Caracas el 07 de abril de 1953, Andrés Eloy González Salas, se formó en el hogar de clase media de Andrés Cecilio González Ojeda, quien se desempeñaba como juez y de Carmen Dilia Salas, que laboró como maestra. Era el mayor de seis hermanos, a lo que se sumaban dos más del primer matrimonio de su padre.
Su educación primaria fue realizada hasta el cuarto grado en la escuela Francisco Iznardy de San Casimiro, finalizándola en el seminario San José del Hatillo en el estado Miranda, toda su educación secundaria la recibió en el seminario de San José de Calabozo.
La educación universitaria fue cursada en el Núcleo Universitario Rafael Rangel de la Universidad de Los Andes de Trujillo, en donde egresa como licenciado en Educación mención francés, el 16 de septiembre de 1972, en lo que fue la primera promoción del referido núcleo.
Fue un hombre con una notable disciplina por el estudio que lo llevaron a formarse a nivel de postgrado de manera sistemática: diplomado del programa de desarrollo y habilidades administrativas, especialización en estadística aplicada a la investigación, magister en Andragogía y doctorado en educación
Anclado en El Vigía
Su primer contacto con El Vigía, data de los primeros días del mes de enero de 1980, cuando en la celebración de la Semana del Representante del Colegio Santa Teresita, asistió como ponente abordando el tema “Las oportunidades de estudio en Educación Superior en la Universidad Venezolana”, sin embargo; las inquietudes de participación de la audiencia se orientaron hacia la preocupación de hacer posible una extensión universitaria para El Vigía.
Esta expectativa desencadenó una acción que comenzó a dar frutos, cuando el 5 de mayo de ese mismo año, Andrés Eloy González, es llamado a presentarse en Caracas ante el Dr. Pedro Tomás Vásquez, Vicerrector Académico de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, para asignarle la tarea de estudiar la factibilidad del funcionamiento de una extensión universitaria en la ciudad de El Vigía.
Los resultados favorables tuvieron su punto culminante cuando el 23 de mayo de 1981, en un acto protocolar realizado en el Auditorio del Colegio “Santa Teresita”, se instala una extensión de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, con Andrés Eloy González, como su Coordinador.
En Andrés Eloy González, hay que destacar su indiscutible posición y postura académica, que identificó su gestión universitaria, y permitió la construcción de un espacio adecuado para la formación, el estudio y la investigación, esta última su gran pasión.
Como investigador Andrés Eloy, enseñó la necesidad de cumplir con todo su ciclo, pero en especial la publicación de los resultados, llegó a vender o mejor dicho intercambiar publicidad por convicción, para poder editar sus trabajos más en un gesto brindar conocimiento totalmente alejado al lucro.
Dos campos de investigación lo apasionaron la Investigación Educativa, en sus diversas facetas, pero en especial su abordaje metodológico y la Andragogia como base y herramienta metodológica conceptual para la educación de los adultos, escribiendo una excelente propuesta de su aplicación en el campo penitenciario.
Sus obras publicadas fueron: “La educación frente a la crisis penitenciaria”, “Propuesta metodológica para elaborar trabajos especiales de grado”, ”, “El arte de redactar con propiedad”, “Orientaciones metodológica para elaborar trabajos especiales de grado”, “El legado didáctico de dos Simones”, La educación carcelaria” y “Aprender a Aprender”.
Pero no solo se debe ver como el hombre académico, hay que abordar lo humano, el hombre, cabeza de familia, ejemplar y excelente padre y esposo respetuoso, que junto a Eloina Graterol, constituyeron un hogar de tres hijos, todos profesionales en el campo de la medicina, al igual que la madre. Era además, el amigo, dicharachero, transmisor de alegría expresada con una permanente sonrisa en sus rostro.
Andrés Eloy, como muchos otros habitantes del municipio Alberto Adriani, caraqueño de nacimiento y proveniente de tierras trujillanas, fue un pionero, no el tradicional que machete y hacha en mano doblegó esta impetuosa y salvaje tierra, sino el que a finales del siglo XX con la herramienta de la educación universitaria se adentró en un terreno virgen. Su valor fue sintetizado por una de sus alumnas de manera sencilla el día de su muerte, el 09 de diciembre de 2013: “No hay palabras que le hagan justicia a lo que fuiste”
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