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Ambiente: Crece el Miedo a No Dejar un Planeta Habitable para Nuestros Hijos

Crece el Miedo a No Dejar un Planeta Habitable para Nuestros Hijos

En las últimas décadas, la preocupación por el estado del medio ambiente ha crecido exponencialmente. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales son algunos de los factores que contribuyen a un creciente sentimiento de ansiedad y miedo en la población. Este miedo se acentúa particularmente entre los padres y futuros padres, quienes temen no dejar un planeta habitable para sus hijos. Exploraremos a continuación las causas de este temor, sus manifestaciones psicológicas y su impacto en la sociedad.

Causas del Miedo

Cambio Climático

El cambio climático es una de las principales preocupaciones ambientales. Las proyecciones científicas indican un futuro con condiciones climáticas más extremas, elevación del nivel del mar y cambios en los patrones de precipitación, lo que afecta a la agricultura, la salud y la economía global. Los padres temen que sus hijos enfrenten un mundo significativamente más hostil y menos predecible.

Pérdida de Biodiversidad

La rápida pérdida de especies y hábitats naturales tiene un impacto directo en los ecosistemas y en los servicios que estos proporcionan. La desaparición de especies clave puede desestabilizar ecosistemas enteros, afectando la disponibilidad de recursos naturales esenciales como el agua y los alimentos.

Contaminación

La contaminación del aire, el agua y el suelo tiene consecuencias graves para la salud humana y el medio ambiente. Los padres se preocupan por el aumento de enfermedades relacionadas con la contaminación, como el asma, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, y temen que sus hijos crezcan en un entorno tóxico.

Manifestaciones Psicológicas del Miedo

Ecoansiedad

La ecoansiedad, definida como el miedo crónico a la catástrofe ambiental, se está volviendo cada vez más común. Las personas que padecen ecoansiedad experimentan sentimientos de impotencia, desesperación y angustia constante sobre el estado del planeta y el futuro.

Estrés Parental

El miedo a no dejar un planeta habitable para sus hijos puede generar altos niveles de estrés en los padres. Este estrés puede manifestarse en forma de insomnio, irritabilidad, dificultades de concentración y problemas de salud física y mental.

Depresión y Desesperanza

En casos extremos, la preocupación por el medio ambiente puede llevar a la depresión y la desesperanza. Algunas personas sienten que sus esfuerzos individuales son insuficientes frente a la magnitud de la crisis ambiental, lo que puede llevar a una sensación de futilidad y resignación.

Impacto en la Sociedad

Cambio de Comportamiento

El miedo al futuro ambiental puede motivar cambios significativos en el comportamiento. Muchas familias adoptan prácticas más sostenibles, como reducir el consumo de plástico, usar energía renovable, y adoptar una dieta basada en plantas. Estos cambios, aunque positivos, también pueden ser fuente de estrés adicional.

Movilización Social

El aumento del miedo y la ansiedad ambiental ha impulsado movimientos sociales y políticos a favor del medio ambiente. Las marchas por el clima, las campañas de concienciación y la presión sobre los gobiernos para adoptar políticas ambientales más estrictas son ejemplos de cómo el miedo puede canalizarse en acción colectiva.

Educación y Concienciación

La preocupación por el futuro del planeta también ha llevado a una mayor educación y concienciación ambiental. Los padres se esfuerzan por educar a sus hijos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y fomentar en ellos un sentido de responsabilidad ecológica.

Conclusión

El miedo a no dejar un planeta habitable para las futuras generaciones es un fenómeno real y comprensible dada la magnitud de los problemas ambientales actuales. Este miedo tiene profundas implicaciones psicológicas y sociales, pero también puede ser una fuerza poderosa para el cambio positivo. Es fundamental que las preocupaciones ambientales se aborden de manera efectiva a través de políticas públicas, educación y acción colectiva, para que podamos ofrecer un futuro más seguro y sostenible para nuestros hijos.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/miedo-ambiental/

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Mundo de la Ciencia: La IA será clave para curar el cáncer y otras enfermedades terminales

La IA será clave para curar el cáncer y otras enfermedades terminales

La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de contribuir significativamente a la búsqueda de curas para el cáncer y otras enfermedades terminales. A continuación detallo algunos de los aspectos clave:

1. Análisis de macrodatos

La IA puede analizar grandes cantidades de datos médicos y genéticos de forma rápida y eficaz. Esto incluye datos de pacientes, estudios clínicos, investigaciones genéticas y registros médicos electrónicos. Mediante el análisis de estos datos, la IA puede identificar patrones y correlaciones que podrían no ser evidentes para los investigadores humanos.

2. Medicina personalizada

La medicina personalizada, también conocida como medicina de precisión, se centra en adaptar los tratamientos médicos a las características individuales de cada paciente, en función de su información genética, su estilo de vida y el entorno en el que vive. La inteligencia artificial (IA) juega un papel crucial en este enfoque por varias razones:

1. Análisis de datos genómicos

La secuenciación del genoma humano genera una enorme cantidad de datos. La IA puede analizar estos datos para identificar variaciones genéticas que pueden influir en la susceptibilidad a las enfermedades y la respuesta a los tratamientos. Por ejemplo, ciertos tipos de cáncer están asociados con mutaciones específicas en genes como BRCA1 y BRCA2. La IA puede detectar estas mutaciones y predecir el riesgo de cáncer , lo que permite intervenciones preventivas tempranas.

2. Modelos predictivos

Los algoritmos de aprendizaje automático pueden crear modelos predictivos basados ​​en datos genómicos y clínicos. Estos modelos pueden predecir cómo responderá un paciente a un determinado tratamiento. Por ejemplo, en el cáncer de mama, la IA puede analizar el perfil genético del tumor y predecir qué combinación de quimioterapia será más eficaz, minimizando los efectos secundarios y mejorando los resultados del tratamiento.

3. Desarrollo de terapias dirigidas

La IA ayuda al desarrollo de terapias dirigidas que actúan específicamente sobre las mutaciones genéticas responsables de una enfermedad. Un ejemplo es el uso de inhibidores de la tirosina quinasa en cánceres con mutaciones en el gen EGFR. La IA puede identificar nuevos objetivos terapéuticos y ayudar a diseñar medicamentos que interactúen específicamente con estas proteínas anormales.

4. Análisis de biomarcadores

Los biomarcadores son moléculas que se encuentran en la sangre, otros fluidos corporales o tejidos y que son signos de un proceso normal o anormal, o de una afección o enfermedad. La IA puede analizar grandes conjuntos de datos para identificar nuevos biomarcadores que se puedan utilizar para diagnosticar enfermedades con mayor precisión o monitorear la respuesta al tratamiento.

5. Optimización de la dosis

Cada paciente puede metabolizar los medicamentos de forma diferente. La IA puede utilizar datos farmacogenómicos para determinar la dosis óptima de un medicamento para un paciente específico, reduciendo el riesgo de efectos secundarios y aumentando la eficacia del tratamiento.

6. Aplicaciones clínicas

  • Cáncer : la IA puede analizar datos de biopsias líquidas, que detectan fragmentos de ADN tumoral que circulan en la sangre, para monitorear la progresión del cáncer y ajustar el tratamiento en tiempo real.
  • Enfermedades cardíacas : la IA puede integrar datos genéticos y clínicos para identificar a los pacientes con mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas y sugerir intervenciones preventivas personalizadas.
  • Enfermedades autoinmunes : la IA puede ayudar a identificar perfiles genéticos que predisponen a las enfermedades autoinmunes y predecir qué tratamientos serán más efectivos en función de estos perfiles.

Estudios de casos y ejemplos

  • Proyecto Genoma 100.000 : En el Reino Unido, este proyecto utiliza IA para analizar los genomas completos de pacientes con cáncer y enfermedades raras, identificando variaciones genéticas que pueden ser objetivos para nuevos tratamientos personalizados.
  • IBM Watson for Oncology : Este sistema utiliza IA para analizar la literatura médica y el historial del paciente, proporcionando recomendaciones de tratamiento personalizadas basadas en la evidencia más reciente y el perfil genético del tumor.

3. Descubrimiento de fármacos

La IA puede acelerar el proceso de descubrimiento de nuevos fármacos al predecir cómo interactuarán los distintos compuestos químicos con las proteínas y otras estructuras biológicas. Los algoritmos de IA pueden simular millones de compuestos para identificar aquellos con mayores probabilidades de ser eficaces contra una enfermedad específica.

4. Diagnóstico temprano y preciso

Mediante el uso de algoritmos de aprendizaje automático, la IA puede mejorar la precisión y la velocidad en el diagnóstico de enfermedades. Por ejemplo, las IA pueden analizar imágenes médicas (como radiografías, resonancias magnéticas y mamografías) para detectar signos tempranos de cáncer con una precisión comparable o mejor que la de los radiólogos humanos.

5. Modelado y simulación

La IA permite la creación de modelos computacionales complejos que simulan cómo progresan las enfermedades y cómo responden a diferentes tratamientos. Estos modelos pueden ayudar a los investigadores a comprender mejor la biología subyacente de las enfermedades y predecir los resultados de diferentes estrategias terapéuticas.

6. Optimización de ensayos clínicos

La IA puede optimizar el diseño y la ejecución de ensayos clínicos, identificando a los candidatos más adecuados para participar y prediciendo posibles resultados. Esto puede reducir el tiempo y los costos asociados con el desarrollo de nuevos tratamientos.

7. Asistencia para la investigación

La IA puede ayudar a los investigadores a revisar la literatura científica y generar nuevas hipótesis. Los algoritmos avanzados pueden analizar miles de artículos y estudios para encontrar conexiones y sugerir nuevas direcciones de investigación.

Ejemplos concretos

  • AlphaFold de DeepMind : esta IA ha logrado grandes avances en la predicción de la estructura de las proteínas, lo cual es crucial para comprender enfermedades y desarrollar medicamentos.
  • IBM Watson : Se ha utilizado en oncología para analizar datos médicos y ofrecer recomendaciones de tratamiento personalizadas basadas en la evidencia más reciente.

Desafíos y consideraciones

  • Calidad de los datos : la IA depende de la calidad y la cantidad de datos disponibles. Los datos incompletos o sesgados pueden llevar a conclusiones incorrectas.
  • Interpretabilidad : algunos modelos de IA son «cajas negras», lo que significa que sus decisiones no siempre son fáciles de entender para los humanos.
  • Ética y privacidad : El uso de datos médicos plantea preocupaciones de privacidad y ética que deben gestionarse adecuadamente.

En resumen, la IA ofrece numerosas herramientas y técnicas que pueden revolucionar la investigación médica y el tratamiento de enfermedades terminales. Sin embargo, es importante abordar estos avances con cuidado y ética para maximizar sus beneficios y minimizar sus riesgos.

 

Fuente de la Información: https://en.ecoportal.net/paises/ia-curara-cancer/

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Mundo – Humanidad: de la evolución a evitar la extinción

Humanidad: de la evolución a evitar la extinción

Los científicos en general suelen tomar como punto de inicio de la historia de la humanidad unos 65 millones de años atrás, con la aparición de los primeros primates. De todas formas, el último ancestro común entre el ser humano y el chimpancé, existió hace alrededor de 6 ó 7 millones de años.

Si bien los límites no son exactos, ya que durante mucho tiempo han ido conviviendo diferentes tipos de homínidos, la primera especie del género Homo apareció hace unos 2.5 millones de años y se dispersó gradualmente por Africa, Europa y Asia. En sus primeras manifestaciones se le conoce como Homo habilis, era robusto, ágil, caminaba erguido y tenía desarrollada la capacidad prensil de sus manos. Sabía usar el fuego, pero no producirlo, fabricó algunas herramientas y se protegía en cuevas. Vivía de recolectar semillas, raíces, frutos y ocasionalmente comía carne.

La especie que se desarrolló posteriormente a esta se denomina Homo erectus, hace 1.5 millones de años. Avanzó a una nueva etapa en la fabricación de herramientas llamada achelense y aprendió a conservar el fuego. Esta especie duró diez veces más tiempo de la que lleva sobre la tierra el ser humano moderno.

Una o más subespecies del Homo erectus evolucionaron hasta llegar al Homo sapiens neanderthalis (el hombre de Neanderthal), cuyos restos más antiguos tienen una edad de alrededor de 250 mil años. El hombre de Neaderthal desapareció bruscamente, y su lugar fue ocupado por los hombres modernos, hace unos (apenas) 50 mil años.

Por lo que podríamos decir que al menos durante unos cuantos millones de años de constante evolución, salvo por el uso de algunas herramientas rudimentarias y el manejo del fuego, los seres humanos hemos tenido un comportamiento muy similar al de otras especies animales.

Pero en los últimos 35 a 50 mil años, un breve lapso de tiempo en la historia, todo cambió. Esa capacidad de crear herramientas, se tradujo en la utilización de algunas de ellas como armas, el manejo del fuego también comenzó a tener nuevos usos y luego, poco a poco dejamos de ser nómades, recolectores de frutos y cazadores, para construir los primeros asentamientos, en los que la agricultura tuvo un papel preponderante.

Fue en esa etapa probablemente en la que comenzamos el camino del dominio de la naturaleza, ya no sólo sirviéndonos de los recursos que ponía a nuestra disposición de forma natural, sino modificándola para nuestro beneficio. Ya no sólo adaptándonos, sino adaptándola.

Los asentamientos fueron creciendo, a la agricultura se sumó la ganadería y el trueque o intercambio fue mutando a comercio. Históricamente ha habido muchos tipos diferentes de dinero, desde cerdos hasta conchas marinas. Sin embargo, el más extendido sin duda a lo largo de la historia ha sido el oro, hasta que hace unos 2700 años, comenzaron a acuñarse las primeras monedas, también de ese metal y de plata, y luego aparecieron los primeros bancos. Hasta allí, existía en el ser humano seguramente la ambición de poder, pero apareció una nueva ambición, la económica.

Luego de varios millones de años de una “natural evolución”, podría decirse que con un mínimo impacto ambiental, comenzamos a divorciarnos de la naturaleza. Durante estos pocos miles de años que nos anteceden, hemos rápidamente ejerciendo más y más poder, dominándola, adaptándola a nuestras necesidades, utilizándola y modificándola. Y especialmente desde el inicio de la revolución industrial, hemos pasado del uso, al abuso.

siendo tal el abuso que el ser humano está haciendo de la naturaleza, que hemos modificado el clima del planeta entero. Y eso en tan sólo unos segundos en términos de historia de nuestra especie.

La ambición económica, trajo aparejada la exacerbación del egoísmo, y del individualismo. Esos “nuevos valores” dieron lugar a la organización de la sociedad bajo sistemas economicistas, que rigen desde hace unos pocos cientos de años y hasta nuestros días, el destino de todo ser vivo sobre el planeta.

Estamos inmersos, social y culturalmente en un modo de vida que se encuentra centrado en la posesión, en la propiedad privada, en el dinero. Un modo de vida enfrentado a la naturaleza, que la degrada a pasos agigantados y que está reduciendo muchísimo las posibilidades de supervivencia de las próximas generaciones.

Nos estamos quedando sin tiempo para modificar el rumbo, estamos por estrellarnos y difícilmente podamos evitarlo. No quedan más opciones ya que un cambio radical en nuestro modo de vida, especialmente del 20 ó 30% de la población del planeta, que es la que está consumiendo el 80% de los recursos.

La mayoría de las personas que pertenecen a ese 20 ó 30% del que hablamos, son medianamente consientes de que nos encontramos ante una crisis ambiental que puede ser terminal. Pero el sólo ser consientes del problema, evidentemente no es suficiente. Y eso se debe a que por un lado ellos pueden satisfacer ampliamente todas sus necesidades, lo que les ofrece una comodidad de la que difícilmente alguien decidiría salir por su propi cuenta. Y por otro a que nuestras sociedades están constituidas de tal forma que son muy pocas las posibilidades concretas, de vivir de una forma más armónica con la naturaleza, sin que eso signifique exponernos a riesgos de todo tipo.

No existen prácticamente opciones a tratar de mantenernos amparados bajo la presunta (y falsa) seguridad que nos ofrece el sistema. No existen prácticamente planes desde los gobiernos del mundo, para modificar esa tendencia a permanecer inertes ante el desastre que se avecina. No surgen desde abajo, o no se les dan el espacio suficiente, ni apoyo económico o político a las propuestas y proyectos verdaderamente revolucionarios, que generen una profunda modificación de los paradigmas actuales.

Entonces, puestos entre la espada y la pared, más pronto que tarde, tendremos que elegir. Ha pasado ya el tiempo de quedarnos quietos, esperando soluciones mágicas. Una nueva era debe comenzar muy pronto, fundada sobre la reconciliación del ser humano con la naturaleza y un cambio radical en los valores que exacerba este sistema, hacia la cooperación, la solidaridad, la ética y tantos otros que hemos postergado como especie.

Una nueva era debe imponerse, si realmente decidimos evitar la extinción.

Por Ricardo Natalichio

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/humanidad-extincion/

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Lluvia de sangre en Grecia, un aterrador fenómeno con explicación científica

Lluvia de sangre en Grecia, un aterrador fenómeno con explicación científica

La lluvia de sangre, es un extraño fenómeno que está ocurriendo en Grecia, pero tiene su explicación científica. Te contamos todo a continuación.

Nubes de polvo de color amarillo anaranjado procedentes del desierto del Sahara están cubriendo muchas partes de Grecia.

A nivel mediático este extraños suceso se apodó «lluvia de sangre», pero en realidad se trata de un fenómeno cada vez más común en el sur de Europa y cuenta una explicación muy lógica. Es posible que hayas visto carreteras y coches cubiertos por una fina capa de polvo naranja, incluso ciudades enteras. Esto tiene una explicación: el viento del sur arrastra partículas de polvo del desierto del Sahara.

El polvo sahariano está presente en el Atlántico Norte durante todo el año, pero a finales de primavera se hace visible, especialmente en el Caribe y el norte de Sudamérica, haciendo que los colores del amanecer sean más intensos y vibrantes al igual que al atardecer y con él también llega el fenómeno conocido como lluvia de sangre.

lluvia de sangre

 

Esta es la curiosa explicación detrás del aterrador fenómeno «lluvia de sangre»

Atenas y otras zonas del sur de Grecia fueron cubiertas por una gran nube de polvo procedente del desierto del Sahara, que tiñó algunas zonas de color naranja. Tal fue el polvo en suspensión que ingresó al país el martes desde África, dejando tras de sí imágenes increíbles que los usuarios incluso llamaron en broma un evento «similar a Marte».

Pero en realidad la masa de aire en la que se mueve el polvo sahariano tiene entre 3 y 4 kilómetros de espesor y 1,5 kilómetros de altura, es cálida y seca, y con la lluvia y el viento las partículas se mueven hasta cubrir de polvo rojo casas, coches y terrazas.

lluvia de sangre

La lluvia de sangre, como se conoce al fenómeno, no son gotas de sangre que caen al cielo sino la arena del desierto del Sahara que crea ese color rojo que nos recuerda a este líquido, ya que su intensidad depende de la condensación del polvo en el aire.

El polvo del Sahara, rico en óxidos de hierro, le da al agua un color rojizo que recuerda a la sangre, de ahí el nombre.

Habitualmente vemos el cielo azul porque, de todos los colores, este es el que dispersan las moléculas de la atmósfera, a excepción de los amaneceres y atardeceres, donde predominan los tonos rojizos y anaranjados porque los rayos del sol atraviesan un mayor volumen de atmósfera.

De esta forma, cuando las concentraciones de polvo son elevadas, los rayos del sol interactúan con estas partículas creando un filtro que realza los tonos cálidos del cielo, permitiendo ver los matices presentes en las llamas del fuego.

Entonces, ¿la lluvia de sangre es el resultado del calor de la atmósfera combinado con polvo?

Las gotas en nuestra atmósfera no sólo están hechas de agua, sino que también necesitan «núcleos de condensación» para crecer y caer por su propio peso. Estos núcleos pueden ser sales minerales, materia orgánica, bacterias o polvo en suspensión.

La superficie se calienta, las partículas flotan y son arrastradas largas distancias por el viento. Bueno, una vez que estas partículas están suspendidas, se agregan a gotas de agua que se evaporan y caen en forma de polvo, y éste a su vez cambia el color del aire.

Aunque este fenómeno nos hace sentir como en una película de ciencia ficción, lo cierto es que este tipo de lluvias es muy beneficiosa para las tierras agrícolas y los cultivos en general. La arena del desierto proporciona a la vegetación muchos nutrientes.

 

Ecoportal.net

 

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/lluvia-de-sangre/

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Día de la Tierra 2024: El Planeta, en estado crítico

Día de la Tierra 2024: El Planeta, en estado crítico

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Día de la Tierra 2024: El Planeta, en estado crítico

En el Día de la Tierra de 2024, no podemos evitar mirar hacia atrás y reflexionar sobre el estado actual del medio ambiente. Nos encontramos en un momento crítico en la historia de nuestro planeta, donde las acciones que tomemos hoy tendrán un impacto significativo en el futuro de la Tierra y de las generaciones venideras.

En los últimos años, hemos sido testigos de una serie de eventos que sirven como recordatorio de la fragilidad de nuestro ecosistema. Desde incendios forestales devastadores hasta huracanes intensificados por el cambio climático, el medio ambiente está enviando señales de alarma que no podemos ignorar. La pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire y del agua, y el agotamiento de los recursos naturales son solo algunas de las muchas preocupaciones que enfrentamos en la actualidad.

Cambio climático: una amenaza inminente

El cambio climático se ha convertido en la amenaza ambiental más acuciante de nuestro tiempo. Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera han alcanzado niveles sin precedentes, atrapando el calor y provocando un aumento sostenido de la temperatura global. Este calentamiento está teniendo efectos devastadores en todo el planeta, desde el derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar hasta la intensificación de las sequías, las inundaciones y las tormentas. Si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las consecuencias serán catastróficas, con impactos irreversibles en la agricultura, la seguridad alimentaria y la habitabilidad de vastas regiones del planeta.

Pérdida de biodiversidad: un tesoro en peligro

La biodiversidad, la rica variedad de vida en la Tierra, es esencial para el mantenimiento de ecosistemas saludables y el bienestar humano. Sin embargo, las actividades humanas, como la deforestación, la sobreexplotación y la contaminación, están impulsando una ola de extinciones sin precedentes. La pérdida de biodiversidad amenaza con desestabilizar ecosistemas enteros, con repercusiones en la polinización, el ciclo del agua y la regulación del clima. Además, la desaparición de especies tiene un impacto directo en las comunidades que dependen de ellas para su sustento y cultura.

Contaminación: un enemigo invisible

La contaminación en todas sus formas representa una grave amenaza para la salud del planeta y sus habitantes. La contaminación del aire, causada principalmente por la quema de combustibles fósiles, está vinculada a una serie de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La contaminación del agua, provocada por vertidos industriales y agrícolas, contamina fuentes de agua potable y daña los ecosistemas acuáticos. La contaminación del suelo, causada por el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas, reduce la fertilidad del suelo y pone en riesgo la seguridad alimentaria.

Día de la Tierra: Un llamado a la acción colectiva

En este Día de la Tierra, es imperativo que hagamos un llamado a la acción colectiva para abordar los desafíos ambientales que enfrentamos. La responsabilidad recae en todos nosotros: individuos, comunidades, empresas y gobiernos. Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia, desde realizar pequeños cambios en nuestro estilo de vida diario hasta abogar por políticas ambientales sólidas.

Acciones individuales para un futuro sostenible

A nivel individual, podemos adoptar prácticas más sostenibles, como reducir nuestro consumo de energía, utilizar medios de transporte sostenibles, reciclar y reutilizar materiales, y consumir productos de manera responsable. También podemos apoyar a organizaciones ambientales que trabajan para proteger el planeta y participar en iniciativas de activismo ambiental, pero no solamente en el Día de la Tierra, sino los 365 días del año.

La necesidad de un cambio sistémico

Sin embargo, los cambios individuales no serán suficientes. Se requiere un cambio sistémico profundo para abordar las causas fundamentales de los problemas ambientales. Los gobiernos deben implementar políticas ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger la biodiversidad y prevenir la contaminación. Las empresas deben adoptar prácticas sostenibles en toda su cadena de valor. Y las instituciones educativas deben integrar la educación ambiental en sus planes de estudio para crear una generación más consciente y comprometida con la protección del planeta.

Día de la Tierra 2024 ¿Un futuro esperanzador?

El Día de la Tierra es un momento para reflexionar sobre el estado actual del medio ambiente y renovar nuestro compromiso con la protección de nuestro planeta. Si bien los desafíos son inmensos, también hay motivos para la esperanza. La creciente conciencia ambiental, el avance de las tecnologías sostenibles y la movilización global a favor de la acción climática son señales positivas de que podemos construir un futuro más sostenible para las generaciones venideras.

En este Día de la Tierra, debemos comprometernos a tomar medidas concretas para proteger y preservar nuestro medio ambiente. Esto incluye adoptar prácticas más sostenibles en nuestra vida diaria, apoyar políticas ambientales sólidas y promover la educación y la conciencia sobre los problemas ambientales. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la construcción de un futuro más saludable y sostenible para nuestro planeta.

En última instancia, el estado actual del medio ambiente es un recordatorio de nuestra interconexión con la Tierra y con todas las formas de vida que la habitan. Como especie, tenemos la responsabilidad de ser buenos guardianes de nuestro hogar compartido y de trabajar juntos para asegurar un futuro próspero para las generaciones venideras. En este Día de la Tierra, comprometámonos a tomar medidas audaces y decisivas para proteger y preservar nuestro medio ambiente para las generaciones futuras.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/dia-de-la-tierra-de-2024/

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Australia: Tierra de plagas, pestes y virus

Australia: Tierra de plagas, pestes y virus

Australia lleva mucho tiempo padeciendo plagas y pestes. Roedores, insectos, enfermedades, sapos venenosos, estrellas de mar venenosas autorreplicantes, bacterias carnívoras, los australianos tenemos todo eso y más.

Se podría pensar que habría algún progreso en la década de 2020. Pero estaríamos equivocados. Últimamente no he dormido bien. Durante meses, mi sueño REM se vio interrumpido por los sonidos de las ratas moviéndose por las paredes de mi habitación.

Estos roedores se instalaron en mi dormitorio de Melbourne a principios del verano, pero innumerables intentos de tapar agujeros exteriores, almacenar comida en recipientes y empapar superficies con amoníaco no lograron silenciar los golpes, los silbidos y los llantos constantes (Incluso con los puñados de semillas venenosas que mi casero dejó con cariño en un viejo recipiente de margarina).

Pero docenas de cebos colocados profesionalmente y $300 después, el ruido finalmente disminuyó.

«Había una cantidad significativa de excremento allí arriba», me dijo el experto en control de plagas mientras bajaba del ático. Parece que se trata principalmente de ratas. Probablemente lo mismo ocurre con los ratones.»

La plaga de los roedores fue la primera de muchas que afectó a Australia. Las ratas y los ratones europeos fueron introducidos por la Primera Flota en 1788, propagando enfermedades británicas a nuestra fauna nativa, destruyendo cultivos y arruinando edificios durante siglos.

Hasta la fecha, para gran confusión de los científicos, las epidemias de ratas sólo han ocurrido en dos países: China y Australia. Las primeras invasiones de ratas ocurrieron a finales del siglo XIX en Australia del Sur y Nueva Gales del Sur, donde los agricultores utilizaron tractores para destruir los nidos de miles de crías fugitivas, y desde entonces han aumentado en frecuencia, incidencia y gravedad.

2021 más calor, más lluvias, más problemas para Australia

Los peores resultados registrados se produjeron en 2021, cuando las fuertes lluvias hicieron que los árboles y los cultivos prosperaran tras años de sequía.

Millones de insectos atacaron y picaron toda la población, por dentro y por fuera de las casas, entraron en los hospitales, picaron a los pacientes, inundaron sus «alfombras» y devastaron los campos en apenas unos días. Esto provocó que la economía perdiera alrededor de mil millones de dólares. Y eso fue sólo una epidemia.

La realidad es que Australia, a pesar de ser una isla llena de herbívoros en su mayoría lindos, tiene una larga historia de ser invadida por criaturas alienígenas, bacterias y virus a instancias de quienes colonizaron.

En 1860, Victoria estaba tan plagada de enfermedades que el gobierno tuvo que construir un hospital de enfermedades infecciosas para combatir la epidemia y tratar a pacientes con difteria, tifoidea, viruela y escarlatina.
Pero después de muchas renovaciones, finalmente se convirtió en una institución mental en 1996, dos décadas antes de que la pandemia de Covid-19 sacudiera nuestro sistema de salud y matara a 20.000 australianos.

Australia tiene un ecosistema frágil al que no le falta espacio, una vegetación increíble y un gobierno imperial estúpido que continuamente introduce animales para el deporte, la agricultura e incluso para actividades policiales y otras plagas.

Cuando la Primera Flota trajo caña de azúcar para plantarla en nuestras cálidas tierras, los escarabajos locales masticaban alegremente los dulces tubérculos. Entonces, en 1932, Arthur Bell, un entomólogo que trabajaba para la Oficina de Experimentos del Azúcar, ideó una solución: ¡anfibios puertorriqueños! Eureka.

Los sapos de caña, una especie venenosa, de rápida reproducción y hambrienta, han sido liberados en la naturaleza (2.400 de ellos a la vez) sin ninguna investigación ni informe sobre el impacto potencial que pueden causar al medio ambiente australiano.

100 años después, estos invasores prácticamente indestructibles se han extendido por todo el país, y algunas comunidades celebran «Días del Sapo» anualmente para que las familias reúnan y sacrifiquen sapos de caña.

Sin embargo, en 2010, el gobierno australiano declaró: «Es poco probable que se logre el control universal de los sapos de caña en toda Australia».

La única especie que representa una amenaza para el sapo de caña es la cigüeña blanca nativa de Australia, que ha aprendido a sacudir el cuello del sapo para liberar sus desechos, dejar todas las toxinas en la piel y luego enjuagarse en el río, lo que lo convierte en un refrigerio seguro.

2024 año nuevo, pestes nuevas (además de las viejas)

En 2024, nuestro ecosistema está siendo estrangulado por innumerables enfermedades, principalmente debido al cambio climático y la búsqueda de formas de sobrevivir y superarlas.

Y los altos dirigentes han preparado el terreno para ello: minería, tala, fracking, perforación, fumigación y ampliación de los recortes de emisiones y de los impuestos a los combustibles fósiles, mientras continúan cometiendo un genocidio contra quienes realmente saben lo que esta Tierra necesita para sanar y sobrevivir.

En enero, según el Departamento de Agricultura, se descubrieron hormigas bravas, «una de las peores especies invasoras que han afectado a Australia», en grandes cantidades retorciéndose y formando balsas en las aguas de las inundaciones en Queensland, mientras ahogaban a nuestras especies nativas.

Durante las vacaciones escolares, la costa de Victoria se llena de cadáveres de polillas de la col arrastradas por las olas. En su etapa de oruga, esta es una plaga común para los jardineros y agricultores, ya que destruye las hojas tiernas de muchos vegetales. Pero el clima más cálido ha alimentado una ola de eclosión de verano, dejando los parabrisas de los autos de lujo que recorren la Great Ocean Road teñidos de blanco.

En febrero, un nuevo estudio global encontró que el aumento de las temperaturas y los ciclos de sequía y lluvias intensas podrían permitir que las langostas se reproduzcan a ritmos bíblicos.

Un enjambre de langostas puede comerse más de 1.000 kg de vegetación verde al día y muchas especies se han comido cultivos por valor de millones de dólares en los ocho mayores brotes de langostas en Australia desde que comenzaron los registros en 1930.

Mientras tanto, nuestros koalas están infectados con sarna, una enfermedad de la piel causada por garrapatas importadas, nuestra población de koalas está amenazada por la clamidia, unos 300 millones de nuestras aves nativas son despedazadas cada año por gatos salvajes y nuestros marsupiales se llevan la carne. Comen la bacteria que causa la úlcera de Buruli, que llegó a Australia desde África occidental a través de mosquitos.

Más que nunca, parece que se acerca el día en que Australia quedará completamente sumergida en un vórtice de plagas y tendremos que pagar para ahuyentar a las ratas de nuestras casas, disparar moscas desde helicópteros e ir a cazar sapos en familia.

La próxima vez que escuche una rata en su techo, quiero que piense detenidamente.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/australia-plagas/

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Ambiente: Hacia una arquitectura ecológica

Hacia una arquitectura ecológica

EcoPortal

Vivimos en una época en la cual, más que en otras, existe la inquietud por el bienestar humano y planetario. Esta tendencia se manifiesta desde diferentes ámbitos: en la medicina, en la alimentación, en la agricultura, en las psicoterapias, en la educación, etc., e incipientemente en la arquitectura.

La arquitectura comienza también a querer formar parte de esta conciencia, diseñando y construyendo en contacto más estrecho con la Tierra y con nosotros mismos.

Si pensamos en el universo como una serie de fenómenos interconectados, entonces cada una de nuestras acciones, aún la más pequeña, repercute en lo demás. De la misma forma, la construcción de un edificio resulta una interrelación con el entorno y con el ser humano.

En la arquitectura tradicional un edificio se concibe de acuerdo a una función, una técnica y a ciertos preceptos estéticos. Se inserta el objeto en un determinado contexto, algunas veces teniéndolo en cuenta y la mayoría de ellas como algo autónomo, sin ningún lazo.

La física cuántica ha demostrado cómo la visión mecanicista del mundo y las especializaciones inconexas de la ciencia moderna son destructivas. Pensar cada unidad aislada de la otra nos lleva a la fragmentación que existe en todos los ordenes de la vida. Si por el contrario consideramos nuestro modo de vida y el entorno en que vivimos como una parte global del ecosistema, ya no sólo los humanos, sino los humanos junto con las plantas, los animales, etc., veremos que somos parte de toda una red entrelazada de diferentes ecosistemas, interactivos, interdependientes, regenerativos y sostenibles.

Todos los procesos que se encuentran involucrados en ellos son parte de un eco ciclo, en el cual los deshechos de un componente se convierten en materia prima para el siguiente; ciclos que a su vez se conectan con los ciclos globales de la energía, el aire y el agua. Se trata de una intrincada red, donde todo ser de la naturaleza está interrelacionado: un cambio en una parte puede afectar al sistema en cualquier lugar, incluso a la distancia.

Tomar verdadera conciencia de que somos parte de un ecosistema general y que cada acción y pensamiento nuestro repercute en el afuera, nos hace responsables en nuestro accionar hacia nosotros mismos, hacia los otros y hacia el planeta.

Arquitectura ecológica

Pensar en una arquitectura profundamente ecológica, es pensar el edificio como un organismo vivo interactuando en un determinado ecosistema. Por ejemplo: una persona ingiere alimentos y elimina sus desechos, inhala oxigeno y exhala anhídrido carbónico.

Si entendemos a la arquitectura como un organismo vivo, vemos que: necesita materiales para su construcción que generan un impacto ambiental; consume agua y elimina aguas grises y negras; toma aire exterior y despide aire viciado; necesita energía: eléctrica, gas, carbón, leña y petróleo, y elimina calor, radiación electromagnética, ruido y contaminación.

Estos son los componentes del ciclo energético de una casa. Evaluar el impacto de cada uno de ellos y diseñarla de tal modo que los ciclos se autorregulen en armonía con los ciclos de la naturaleza, es nuestro desafío.

Al igual que la medicina integral que pone el énfasis en equilibrar todo el cuerpo, en lugar de curar los síntomas, pensamos que un edificio tiene que ser parte de esta misma propuesta, generando una nueva visión arquitectónica.

¿Qué es entonces una arquitectura ecológica?

Es aquella que establece una interrelación armoniosa con la Naturaleza y con el Hombre.

Con la Naturaleza:

  • Integrándose al ecosistema local: haciendo uso de los materiales y técnicas locales y aprovechando todas las condiciones favorables del clima y la geografía para lograr confort en forma natural.
  • Ahorrando energía: haciendo uso de energías renovables y cuando sea necesario recurrir a las no renovables, en la forma que implique menos derroche.
  • Reciclando los excedentes: para que el edificio cierre su ciclo, no en forma lineal sino circular (previamente adoptando una forma de vida para que dichos excedentes sean los mínimos: de qué vale un tratamiento de aguas grises, si consumo por ejemplo toda una variedad de productos de limpieza por el afán moderno de brillo y “pulcritud”).
  • Construyendo con materiales con baja “energía incorporada”: con esto nos referimos a un valor, de referencia, que se le asigna a un determinado producto. Este valor nos demuestra cuánta energía “incorpora” en el proceso de extracción, procesamiento, manufacturación y transporte. Las sociedades industriales han creado justamente una extensa red de canales, donde cada proceso es autónomo uno del otro. A esto se lo llama desarrollo. Sin embargo es un modo de producción altamente contaminante y de un tremendo derroche de energía. Cada vez somos más ajenos de todo el proceso que recibió ese producto terminado que recibimos en casa, poco podemos saber de su calidad, y de las implicancias de cada una de sus etapas.

Tener en cuenta estos cuatro ítems: integración al ecosistema local, ahorro de energía, reciclar los excedentes y energía incorporada a los materiales, nos lleva a un enfoque ecológico profundo hacia la naturaleza.

Con el Hombre:

La nueva relación con el ser humano es pensar al edificio no sólo como respuesta a una función y a una estética particular, sino que además sea un hábitat tanto para la salud del cuerpo como para el espíritu.

Hablamos ahora de una arquitectura en relación armoniosa con el hombre. Una construcción pensada como un organismo vivo que respeta las leyes naturales, será por ende un edificio sano para el hombre. Lo mismo sucede cuando cultivamos vegetales en forma orgánica, no sólo estamos respetando a la Tierra sino que no intoxicamos nuestro cuerpo con productos químicos.

Un edificio sano es aquel que está libre de elementos tóxicos, y además es flexible y posee los recursos necesarios para responder a las agresiones como a las oportunidades. Del mismo modo que un cuerpo saludable es el que está ausente de enfermedades y también es dinámico, tiene vitalidad.

Tomemos por ejemplo un muro, por un lado es el límite del afuera y del adentro, y por el otro, regula la humedad, la evaporación, el paso del calor y del frío: es un elemento vivo, que “respira”.

Si nuestra segunda piel son las ropas con que nos cubrimos , la tercera son estos muros. Y así como elegimos telas y lanas naturales, libres de sintéticos, de la misma forma, al construir esta tercera piel con materiales naturales porosos, sin productos sintéticos o químicos, otorgamos a nuestro hábitat una calidad superior: un clima sano y “vivo”.

Uno de los grandes problemas actualmente en la construcción es la cantidad de productos tóxicos que se utilizan : formaldehídos, pegamentos, pinturas sintéticas, espumas aislantes, materiales plásticos, barreras de vapor, son algunos de los que despiden al ambiente vapores nocivos a nuestra salud. Esto se agrava con los edificios herméticos debido a los sistemas mecánicos de acondicionamiento del aire y las superficies y aberturas cada vez más impermeables. Estos gases y vapores quedan concentrados en el ambiente provocando a largo plazo enfermedades como alergias e infecciones en sus habitantes.

Una arquitectura para el espíritu crea belleza a través de espacios, formas, luces, texturas, colores, sonidos y aromas, en íntima relación con las personas que habitan el edificio y las funciones que desarrollen, para hacerlos participes de un espacio gratificante.

La belleza es de enorme poder curativo. Rodearnos de un entorno hermoso, en unión con la naturaleza, crea en nosotros un tipo de vivencia ?vivificadora?, al contrario de lo que podemos sentir en uno de los típicos edificios anónimos, en los cuales la mayoría de nosotros nos hemos acostumbrado a vivir.

Pensar así nuestro hábitat es parte de una propuesta global, de vivir una vida en armonía con la Tierra, en estrecha relación con la Naturaleza, en la búsqueda de una mayor salud personal y planetaria.

Cuando tenemos presente nuestra conexión con la tierra, con el ciclo, con la vida, nos energizamos y nos sentimos parte de todo cuanto nos rodea ( Margo Adair).

Arquitecta Mariana Bidart

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