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Pensando al mundo: COVID-19 – Entrevista a Enrique Dussel

Por: TeleSUR

 

En entrevista para teleSUR, el académico, filósofo, historiador y teólogo Enrique Dussel compartió sus reflexiones sobre los efectos sociales de la pandemia de COVID-19 y los retos que la humanidad enfrenta en la actualidad. Dussel aseguró que esta es la primera vez en la historia humana en la que acontece una pandemia como la de ahora ante su alcance, además de que el coronavirus SARS-CoV-2 es parte de la naturaleza que ha sido maltratada por nuestra especie a diferentes niveles.

Fuente: https://videos.telesurtv.net/video/82…

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Héctor Ruiz Martín: “La ciencia puede ayudar a mejorar la educación, esto es algo más que una moda”

Por: Jesús Méndez.
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A pesar de las evidencias sobre cómo aprendemos, la docencia se ha visto tradicionalmente como un arte. Ahora puede ser el momento de que esto cambie. En ¿Cómo aprendemos? se recogen principios fundamentales para las escuelas, algunos de ellos sorprendentes. Además, durante la pandemia, su autor ha presentado un segundo libro, Conoce tu cerebro para aprender a aprender.

Justo unos días antes de que se decretara el estado de alarma nos recibía en su despacho como director de la Fundación Internacional para la Enseñanza de la Ciencia (ISTF), en la parte alta de Barcelona. Héctor Ruiz Martín es biólogo y máster en genética evolutiva, pero lleva ya muchos años dedicado a la docencia y a la investigación sobre ella.

Ha publicado en la editorial Graó el libro ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza, el primero de una colección que él mismo coordinará y que han llamado “Educación basada en evidencias”. Es una suerte de manual con los ingredientes principales que, según los estudios, deberían encontrarse en las escuelas.

Algunos de ellos pueden parecer sorprendentes, casi tanto como el hecho de que apenas haya lugares donde acudir para conocerlos. Su tono es tranquilo, pero apasionado. Se percibe la emoción por los temas que trata y por el momento que advierte respecto a ellos.

En la presentación del libro en Barcelona dijo que estamos viviendo un momento muy emocionante en la educación, una especie de boom con el interés por las evidencias científicas sobre la docencia. Sin embargo, muchos de los estudios a los que se acuden son de los años 70, o incluso anteriores. ¿Por qué esta paradoja?

Es curioso, pero es un hecho. La ciencia ha ido avanzando por un lado y la educación por otro, y no ha habido apenas comunicación entre ellas. De hecho, cuando ha habido transferencia de una a otra ha sido generalmente desde la pseudociencia, hay muchísima pseudociencia en las escuelas. Seguramente porque es muy fácil de comprar, porque tiende a aportar soluciones fáciles, sin matices y con mucha seguridad. No sé por qué ahora hay más interés por la ciencia, porque realmente hay algunos principios bastante sólidos sobre cómo aprendemos que tenemos incluso desde los años 50.

“En las escuelas hay mucha pseudociencia porque es muy fácil de comprar, aporta soluciones fáciles, sin matices y con mucha seguridad”

Y, curiosamente, los profesores que más compran esa pseudociencia o neuromitos son los que están más interesados por la ciencia para ayudarles en su labor.

Sí, eso está estudiado. Y es así porque tienen ese interés, pero no disponen del tiempo ni de los recursos para informarse adecuadamente.

Eso sorprende, que no haya ningún lugar oficial al que puedan acudir y obtener esa información.

No, no lo hay. Es que está todo por construir. Donde hay más movimiento es en Estados Unidos e Inglaterra, aunque es algo de hace una década, no más. Y creo que esto es algo más que una moda. Creo que en esta ocasión podemos estar presenciando el momento en que la profesión docente va a empezar a incorporar la evidencia científica sobre cómo aprendemos como una herramienta para respaldar su labor. Porque la ciencia puede contribuir a mejorar la educación.

Salvando las enormes distancias, creo que puede ser como cuando la medicina empezó a incorporar también el conocimiento científico. Y eso no hace que de repente la docencia vaya a basarse solo en la evidencia, siempre va a tener su parte de arte. La cuestión es que hasta ahora prácticamente solo había tenido arte.

Dice que el libro no es un libro de recetas, sino de principios generales. ¿Por qué esa decisión?

Sí, serían algo así como los ingredientes. Una receta en educación se entiende como un método, y el problema es que hay demasiadas variables en juego. Cuando aplicas un método en contextos diferentes ofrece resultados muy distintos, ya sea por las características de los que aprenden, de los recursos disponibles o incluso por las preferencias de los propios docentes, y no hay que olvidar la parte de arte de la que hablábamos. Lo importante es que los ingredientes generales formen parte de la receta.

“No significa que de repente la docencia vaya a basarse solo en la evidencia, siempre va a tener su parte de arte. La cuestión es que hasta ahora prácticamente solo había tenido arte”

Uno de esos ingredientes principales de los que habla es la memoria, no entendida como la tradicional memorización sin comprensión, sino como la habilidad que nos permite aprender cualquier cosa. Pero es algo que no se puede mejorar en abstracto.

Exacto. Es que una cosa es el concepto popular de la memoria y otro el concepto científico. El aprendizaje ocurre gracias a esa capacidad que tiene el cerebro a la que llamamos memoria, pero esta no es un músculo que se pueda ejercitar como tal, eso es un mito. Por eso no tiene sentido obligar a aprender poemas o cosas del estilo con ese fin.

De lo que depende que la memoria funcione mejor es de los conocimientos previos que se tengan sobre un tema o área en particular. Más que un músculo en concreto, la imagen correcta sería la de millones de músculos: cuando ejercitas un tema en concreto estás ejercitando uno de ellos, pero no los demás.

De ahí que, como se dice en el libro, una herramienta eficaz en clase sea la de activar esos conocimientos previos antes de explicar otros nuevos. ¿Cómo puede hacerse?

De muchas formas. Simplemente comentando al principio de la clase una noticia, una anécdota, una situación o experiencia… Algo relacionado con el tema que haga que los alumnos expliquen o piensen qué saben sobre ello. Hacerles conscientes y dejar sensibilizados esos conocimientos. Porque la única manera de aprender es conectarlo con algo que sepas. Si yo ahora te hablo en un idioma que no conoces, no recordarás nada de lo que te diga.

En el libro se dice que una de las mejores maneras de estudiar es la práctica de la evocación, es decir, repasar mentalmente qué se sabe sobre un tema que se ha leído o estudiado previamente. Se citan muchos estudios que lo demuestran, pero la mayoría de los alumnos ni lo saben ni lo practican. ¿Cómo puede ser?

“La única manera de aprender es conectarlo con algo que sepas. Si yo ahora te hablo en un idioma que no conoces, no recordarás nada de lo que te diga”

Porque nadie les ha enseñado, y es algo que los alumnos aprenden por azar, de forma espontánea, sin que esté relacionado con la inteligencia. No tenemos ninguna intuición sobre cómo funciona nuestro cerebro que nos lleve a hacerlo de la forma más eficaz. Hoy sabemos que la mayoría de ellos estudian leyendo y releyendo, lo cual es más cómodo pero mucho menos útil. De hecho, aunque puede dar resultados a corto plazo, estos son menos duraderos. Y cuando aumenta la exigencia, deja de funcionar.

Una oportunidad que se menciona para promover la evocación —además de enseñarla y fomentarla como tal— es la evaluación continua. Se dice que las pruebas o exámenes no deberían ser el final del proceso, sino parte de él. Y que no deberían usarse notas.

Sin evaluación no puede haber feedback. Y el feedback es clave para el aprendizaje, pero ha de hacerse bien. Esto no sucede si solo te dice estás aquí, te tiene que decir qué es lo que tienes que hacer para llegar a donde queremos llegar.

Las notas solo te dicen: estás aquíY además se interpretan como un etiquetaje, algo que hay que evitar a toda costa porque genera muchos problemas. A los que han sacado una mala nota porque les deja en un estado de indefensión aprendida, la sensación de que “no valgo para esto” —cuando en realidad, si no hay ningún problema grave, todos pueden llegar a alcanzar el nivel que se pide en la escuela—. A los que sacan buenas notas, porque les fuerza a conservar ese estatus, muchas veces a través de memorizaciones superficiales. Y porque no les prepara bien para posibles fracasos, que en algún momento acabarán sucediendo.

Deberíamos sustituir las notas por estadosPor ejemplo: necesitas trabajar más esto, estás cerca o lo has conseguido, incidiendo en el esfuerzo invertido y en las estrategias que han usado en el proceso. Eso promueve la autoeficacia, que es clave para la motivación. Y sí, las evaluaciones deberían ser repetidas y periódicas: con ello promovemos la evocación y rebajamos la tensión, porque diluimos el riesgo, con lo que ayudamos además a los alumnos con problemas emocionales. Y das también oportunidades de éxito a corto plazo, que son motivadoras.

“Deberíamos sustituir las notas por estados. Por ejemplo: necesitas trabajar más esto, estás cerca o lo has conseguido, incidiendo en el esfuerzo invertido y en las estrategias que han usado en el proceso”

Una de las grandes tendencias en la educación es la enseñanza por proyectos. ¿Qué tiene que tener este método para funcionar bien? ¿Sirve para todo y para todos?

Los proyectos tienen una gran ventaja, que es el aspecto de la motivación, pero deben estar bien diseñados para que los alumnos piensen el máximo tiempo posible sobre lo que quieres que aprendan, y no sobre cosas superfluas. A veces se trabaja una presentación sobre un tema y lo que terminan aprendiendo es Power Point. En general funcionan mejor a nivel académico cuanto más mayores son.

Además, hay que enseñarles a colaborar (una forma sería a través de evaluaciones conjuntas de todo el grupo). Y hay que evitar la sobrecontextualización: a veces no son capaces de abstraer lo aprendido y aplicarlo a otros contextos diferentes.

Por ejemplo, pueden aprender sobre la relación distancia-tiempo trabajando en un proyecto sobre viajes en barco, pero luego tener dificultades para apreciar que los mismos principios se aplican en un contexto como el atletismo. En general, no creo que todo deba hacerse por proyectos, debería combinarse con la instrucción directa, la cual incluye cualquier actividad fuertemente guiada por el profesor. De hecho, los proyectos son mejores cuando ya has aprendido, porque permiten aplicarlo y transferirlo. Bastantes escuelas lo están haciendo así.

Sin embargo, otra de las tendencias actuales es la del aprendizaje por descubrimiento, donde la función del docente es principalmente la de acompañar al alumno. ¿Hasta qué punto han demostrado su validez?

El principal problema aparece cuando las prácticas se llevan a los extremos, especialmente para los niños que ya vienen con menos oportunidades desde casa. Lo que sabemos es que la manera más efectiva para aprender algo nuevo es que alguien que lo domina te lo enseñe o te guíe en su aprendizaje, lo que llamamos instrucción directa. Y eso no significa pegar un rollo.

“Yo no creo que todo deba hacerse por proyectos, deberían combinarse con la instrucción directa guiada por el profesor”

Una clase por instrucción directa puede ser interesante y motivadora e incluir múltiples actividades en que los alumnos piensen sobre lo que están aprendiendo. A medida que el alumno va ganando dominio ya sí es positivo irse apartando paulatinamente.

¿Qué mitos o falsas creencias están más presentes ahora en las escuelas?

Hay varios, como el de los estilos de aprendizaje, que afirma que cada niño tiene una forma de aprender distinta. Pero no hay ninguna prueba de ello: lo que queremos que aprendan en la escuela se basa en su significado, no en el canal sensorial por el que se lo presentemos.

En general estos neuromitos suponen una pérdida de tiempo, recursos y oportunidades. Pero hay un caso especialmente grave en mi opinión, que puede causar daño y que tiene que ver con una malinterpretación del aprendizaje por descubrimiento: me refiero a algunos métodos bastante extendidos que se proponen para aprender a leer —como el método global— y que se basan en la creencia de que la lectura es algo natural.

“Los neuromitos, como el de los estilos de aprendizaje y el de la lectura por método global, suponen una pérdida de tiempo, recursos y oportunidades”

Estos métodos prescinden o minimizan la enseñanza explícita de la relación entre fonemas y grafemas —las letras y sonidos— y consideran que los niños aprenden a leer por mera exposición a las palabras y los textos. Hay muchas pruebas de que estos métodos son menos eficaces y que más niños se quedan atrás por ellos.

El primer capítulo del libro se abre con una frase de un jugador de béisbol: “Es increíble todo lo que no sabes sobre el juego al que has estado jugando toda la vida”. ¿Por qué esta cita?

Porque es muy significativa. Es de Mickey Mantle, una estrella del béisbol. La vi en la película Moneyball, que cuenta la historia real del director de un equipo que decidió empezar a usar la ciencia y la estadística para mejorar el rendimiento de sus jugadores. Cuando vi la frase pensé que era lo mismo que yo había vivido con la educación. Es increíble lo que puedes dar por sabido sobre cómo funciona el aprendizaje y luego entrar en la ciencia y darte cuenta de cuánto era lo que no sabías.

[Unos meses después de esta charla presencial, Héctor Ruiz ha publicado un nuevo libro. Se titula Conoce tu cerebro para aprender a aprender, donde recoge muchas de estas claves pero dirigidas de forma directa a los estudiantes. Aprovechamos para hacerle más preguntas, esta vez, a distancia].

¿De qué depende la habilidad de aprender?

No solo depende de las cualidades innatas, es cuestión de técnica y estrategia. Sin embargo, normalmente no enseñamos a los estudiantes a aprender. Cada uno desarrolla sus métodos y no suelen ser muy efectivos.

¿Cómo está repercutiendo la ausencia de escuela debido al nuevo coronavirus en los estudiantes? La afectación puede variar mucho según las condiciones de cada familia, pero ¿qué debería ser lo primordial para que la repercusión fuera lo más leve posible?

“La pérdida en el ámbito de la lectura es la que afecta de manera más desigual a los alumnos en función de su nivel socioeconómico. Los que pertenecen a familias con menos recursos son los más perjudicados”

Para responder a esta pregunta podemos fijarnos en el fenómeno de pérdida estival: los periodos largos sin escuela hacen que los alumnos experimenten cierta regresión respecto a lo aprendido. Esta pérdida afecta a todos los alumnos y, según los estudios disponibles, lo hace especialmente en tres aspectos: en cuestiones de cultura general y, sobre todo, en matemáticas y en competencia lectora.

Ahora bien, lo más preocupante es que diversos estudios reflejan que la pérdida en el ámbito de la lectura es la que afecta de manera más desigual a los alumnos, en función de su nivel socioeconómico. Los que pertenecen a familias con menos recursos son los más perjudicados. Volver nuestra atención hacia aspectos tan esenciales como la lectura, incluyendo la motivación para leer, el disfrute de la lectura y, cómo no, la mejora de la comprensión lectora, podría ser una de las claves a tener en cuenta.

Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura analiza los factores que excluyen a los alumnos en todo el mundo. Menos del 10 % tiene leyes para garantizar la plena inclusión. El 40% de los países empobrecidos no ha dado apoyo a los alumnos desfavorecidos en la crisis del coronavirus.

  Fuente de la entrevista: https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/La-ciencia-puede-ayudar-a-mejorar-la-educacion-esto-es-algo-mas-que-una-moda
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Ravi Gupta: Durante algunos años la vida no va a ser la misma y simplemente hay que adaptarse»

Por BBC

En junio, ya lo había anticipado: «Este virus probablemente va a estar circulando por años».

«Tomará mucho tiempo resolverlo», escribió el virólogo Ravi Gupta en un artículo, publicado en la página web de la Universidad de Cambridge, sobre la enfermedad covid-19, que es causada por el nuevo coronavirus.

Cuando BBC Mundo le preguntó por qué hablaba de años, el profesor de Microbiología Clínica del Departamento de Medicina de Cambridge explicó que se ha visto «un resurgimiento de las infecciones cuando las medidas se han relajado».

«Y eso seguirá sucediendo hasta que tengamos una vacuna efectiva (y universal), cuyo efecto dure mucho tiempo».

Quizás pasará un año más antes de que se pueda contar con una vacuna «y eso, siendo optimistas».

Por eso, «al menos en lo que respecta al próximo año, la situación será de infecciones viniendo y yendo», señaló.

“Claro -dijo- depende de las medidas que se tomen, pero los confinamientos totales a nivel nacional (ya) no son realistas”.

El experto cree que se darán miniconfinamientos en diferentes partes, pero en algunos lugares quizás eso no se podrá hacer, por lo que la infección se seguirá transmitiendo.

«El virus estará circulando por un tiempo considerable«, insistió. «Incluso en un nivel bajo, este tipo de virus seguirá existiendo».

«La nueva normalidad»

Las autoridades sanitarias de varios países creen que ya enfrentaron la primera ola de contagios de covid-19 y se preparan para una posible segunda ola. En otras naciones se cree que están ante la primera ola.

«¿Habrá más olas?», le indagamos al profesor del Instituto de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas de Cambridge.

«No estoy seguro de si tendremos olas, pero sí que pasaremos por altibajos. Esa será la nueva normalidad», respondió.

«Tenemos que vivir con el virus a nuestro alrededor«.

De acuerdo con el experto, se trata de aprender a vivir tomando medidas de precaución y siendo conscientes de la forma como interactuamos.

«No es una manera ideal de vivir, pero quizás no va a durar mucho tiempo, quizás uno, dos, tres años«.

«Pero eso va a ayudar, a largo plazo, a que la sociedad se recupere«.

Una forma de tratar de asumir el control -indicó el doctor- es «decirle a la gente que se dé cuenta de que durante algunos años la vida no va a ser la misma y que simplemente hay que adaptarse».

Otro virus respiratorio

Este coronavirus, explicó el doctor, apunta a que será como otros virus respiratorios: que «van y vienen».

Muchos de ellos «no han sido eliminados«. De hecho, algunos alcanzan puntos álgidos y se presentan por temporadas.

«No hay razón por la cual este coronavirus vaya a ser diferente en ese aspecto».

«No hemos acabado con otros coronavirus”, como por ejemplo los que causan el resfriado común. «Eso me hace pensar que no se trata de algo que vaya a desaparecer (rápido)».

Como plantea el periodista de salud y ciencia de la BBC James Gallagher, hay cuatro coronavirus que circulan entre los seres humanos «y no tenemos vacunas para ninguno de ellos».

Actualmente, hay alrededor de 200 grupos de investigación en todo el mundo que están tratando de desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus.

«Una vacuna normalmente tomaría años, si no décadas, en ser desarrollada. Los investigadores esperan lograr la misma cantidad de trabajo en solo unos pocos meses«, dice Gallagher.

¿Riesgo cero?

Gupta cree que hablar de “riesgo cero” es no ser realistas.

«Tenemos que encontrar una vía para reiniciar las economías al tiempo que minimizamos el riesgo (de contagios)».

«Esa es la única manera en que esto va a funcionar, porque claramente no podemos cerrar el mundo entero por más tiempo de lo que ya lo hemos hecho».

«Puedes ver en Sudamérica y en África que los confinamientos que vimos antes probablemente no volverán a ocurrir a un nivel nacional».

Para el científico, la manera de «manejar los riesgos» es «aprender» a reducirlos con, por ejemplo, el uso de mascarillas, las medidas de distanciamiento social y la higiene.

Y al pensar en la reactivación económica también se debe ser muy cuidadoso: «Quizás no abrir en su totalidad los hoteles, los bares y los restaurantes», indicó.

Tres grandes desafíos

En su artículo publicado en el sitio de la Universidad de Cambridge, Gupta explicó que la pandemia de covid-19 plantea tres grandes desafíos simultáneos:

Uno de ellos es el desarrollo de pruebas rápidas que se puedan implementar a gran escala para hacerle seguimiento al virus y, así, poder controlar los brotes que vayan apareciendo.

Los otros dos son: crear una vacuna que funcione por un periodo de tiempo extenso y diseñar tratamientos efectivos contra la enfermedad.

«El virus probablemente va a estar circulando por algunos años, pero puede mutar. Entonces, si tenemos una vacuna, debemos asegurarnos de que siga funcionando», escribió.

Contar con tratamientos efectivos también es fundamental para poner a prueba las inmunizaciones.

En el caso de muchas enfermedades, «le podemos dar una vacuna a alguien y después infectarlo con la enfermedad para ver si la vacuna funciona. Pero mientras no tengamos tratamientos buenos para covid-19, no podemos hacer eso».

El coronavirus y el VIH

Muchos de los científicos que a nivel mundial están dedicando sus esfuerzos a estudiar y entender el coronavirus vienen de una escuela muy poderosa: la del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa el sida.

Gupta es uno de ellos y, como él mismo señaló, se trata de un virus que todavía «genera mucho miedo».

Cree que su trabajo de años en ese campo le ha ayudado a prepararse para la pandemia de covid-19.

«Ambas, el sida y la covid-19, son enfermedades multisistémicas y el VIH sigue siendo enigmático después de 30 años», escribió en su artículo.

«A medida que descubrimos los efectos de la covid-19 en el cuerpo humano, como los pacientes que desarrollan problemas cardiacos y daño pulmonar, pareciera que (la enfermedad) tendrá implicaciones de largo alcance que tomará mucho tiempo resolver».

Gupta explicó en su texto que, junto a sus colegas, han creado «seudovirus» que «son parte coronavirus y parte VIH, pero que son muy seguros y no causan ninguna enfermedad, para intentar entender cómo los anticuerpos trabajan en las personas infectadas con el virus».

«Al mezclar muestras de sangre tomadas de pacientes con covid-19 y nuestros seudovirus, pudimos ver que estos pacientes tenían inmunidad, la cual evitaría que sus células fueran infectadas por nuestros virus».

Las lecciones del VIH

De acuerdo con el especialista, el estudio del VIH ha dejado importantes lecciones, algunas de las cuales tienen que ver con el funcionamiento de fármacos, con los anticuerpos y con la forma en que el virus se comporta dentro del organismo para adherirse.

«Usamos enfoques muy similares para tratar la covid-19», le dijo a BBC Mundo.

Pero las enseñanzas van más allá del laboratorio.

«Otra semejanza entre ambas enfermedades es el hecho de que las dos se dirigen hacia los eslabones más débiles de la sociedad: a las poblaciones marginadas», reflexionó durante la entrevista.

En ellas, encuentran el «combustible para alimentar su fuego y expandirse en números«.

«Piense en zonas muy marginadas, donde la gente vive hacinada y en condiciones de pobreza que las hacen potencialmente más susceptibles (a contraer el virus)».

Se trata de una realidad con la que Gupta se ha enfrentado en sus investigaciones con el VIH, que abarcan la última década, y es una lección clave:

«Para controlar una enfermedad realmente tienes que entender quién se está infectando y por qué».

«Aunque contamos con herramientas para el VIH, desgraciadamente se sigue transmitiendo y siguen muriendo personas, en muchos casos debido a circunstancias económicas y sociales».

«Puedo ver que lo mismo está sucediendo con el coronavirus debido a que hay sociedades que realmente no pueden confinarse porque su fuerza laboral necesita trabajar para sobrevivir. Es una situación muy difícil», reflexionó.

«La pobreza desgraciadamente podría estar relacionada con la gente que se está viendo más afectada».

Meses concentrados en la covid-19

En más de seis meses tratando de entender a este nuevo enemigo, el virólogo indica que ha aprendido mucho desde diferentes perspectivas.

Una lección que parece evidente, pero que hay que recordar permanentemente, es que «si invertimos en investigación básica, ciencia básica, podemos tener herramientas a la disposición y hacer grandes progresos cuando una nueva enfermedad aparece».

Varios fármacos han nacido gracias a la investigación sobre el VIH, explicó.

«Teníamos remdesivir porque fue desarrollada para el ébola«.

Remdesivir es uno de los medicamentos más prometedores en el tratamiento de la covid-19.

Otro aspecto interesante para el doctor ha sido ver cómo científicos y expertos de todo el mundo han estado trabajando en equipo para hacerle frente a la crisis del coronavirus.

«Ha sido maravilloso. Lo hemos visto aquí, en Cambridge, y globalmente: los científicos están haciendo lo mejor que pueden».

Y no se trata solo de especialistas dentro de los laboratorios, sino de los doctores y todo el personal médico que atienden a los pacientes y que están «ayudando a responder las preguntas que necesitamos esclarecer».

La prioridad no ha cambiado

Uno de los estudios relacionados con el coronavirus que Gupta y su grupo de investigadores realizaron fue ensayar una plataforma de pruebas rápidas llamada SAMBA II, la cual fue desarrollada por una compañía fundada desde la Universidad de Cambridge y que ya ha sido adoptada por varios hospitales de Reino Unido.

Tras tomar una muestra de la nariz o la garganta, el resultado está listo en 90 minutos.

La idea es hacer esas máquinas accesibles no solo para los centros de salud sino, por ejemplo, para residencias de adultos mayores.

Así se evitan, por una parte, los retrasos propios de tener que transportar las pruebas y los resultados de un lugar a otro y, por la otra, tener que depender siempre de un laboratorio.

Y es que poder determinar con rapidez quién tiene el virus hace una «diferencia enorme».

«(Hacer pruebas) es la prioridad porque necesitamos limitar la transmisión (de la infección). Sabemos que muchos de los contagios suceden probablemente a través de personas asintomáticas. Y eso hace las cosas más difíciles porque necesitas someter a pruebas a muchas más personas y eso implica más tests. Pero ahora mismo, no hay otra opción«.

Saber quién está infectado no solo permite concentrarse en esa persona, sino hacerle un seguimiento a su entorno y, de esa manera, bloquear una potencial propagación.

«Por el momento» -indicó el profesor- hacer pruebas «es la única forma de intervención que tenemos».

«No tenemos fármacos mágicos»

El objetivo es poder desarrollar lo antes posible fármacos eficaces y una vacuna, pero mientras eso se concreta, se debe evitar al máximo llegar a la etapa que amerita un tratamiento.

«Una vez las personas se enferman gravemente, no tenemos fármacos mágicos. Aunque algunos han mostrado ser prometedores, es una enfermedad que no quieres contraer».

«Considero que no ha habido suficiente discusión en términos realistas sobre cómo podemos hacerle pruebas a la población de países de ingresos bajos y medianos».

En su opinión, en ese aspecto no ha habido liderazgo por parte de las grandes organizaciones internacionales.

«En muchos de esos países, toma una semana obtener el resultado de esas pruebas (…) Eso es mucho tiempo«.

De acuerdo con el experto, es fundamental discutir las opciones que existen de pruebas rápidas o encontrar la manera de usar las tecnologías existentes para ayudar con el diagnostico.

Y «pese a que ha habido muchas muertes», trata de sentir un poco de optimismo por todos los esfuerzos científicos que se están dando para luchar contra el coronavirus.

Pero «necesitamos prevenir más muertes«, nos dijo.

En el futuro, quiere seguir dedicado a la covid-19 y al VIH, no solo porque hay mucho que investigar y que aprender de ellos frente a otros virus sino porque, como escribió:

«La próxima pandemia podría ser un virus relacionado, por eso necesitamos seguir esforzándonos y perseverando».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-53367946

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Venezuela’s Education Under Siege: A Conversation with Luis Bonilla-Molina

Por: https://venezuelanalysis.com

A professor and researcher who advised Chavez on education issues talks to VA about Venezuela’s pedagogical model.

Luis Bonilla-Molina is a researcher and prolific writer whose work takes a critical look at educational and pedagogical models. He coordinated President Chavez’s international advisors team from 2004 to 2006 and was director of the Miranda International Center (CIM), an internationalist research initiative in Caracas, from 2006 through 2019. Bonilla-Molina is also the former president of the Governing Council of UNESCO’s International Institute for Higher Education in Latin America and the Caribbean, and the current co-director of the Latin American Council for Social Sciences’ (CLACSO) International Investigation Center “Other Voices on Education.”

The essence of the Bolivarian Revolution was a process involving the radical expansion of democracy. Of course, in a process of substantive democratization, education plays a key role. What can you tell us about the educational reform that Hugo Chavez promoted and its relation to the wider democratization of society?

Education is an enabling right [“derecho habilitante”] to all other human rights and Chavez understood this. Broadening access to education opens the path towards the expansion of all other rights.

When Chavez came to power, in the midst of a profound social crisis, there were many problems to be addressed but he focused on educational inclusion. He understood that the democratization of society, which was the driving force for the Bolivarian Process, would only happen through educational inclusion.

From the early days of his presidency, Chavez promoted an inclusive model, but this model clashed with the Education, Culture, and Sports Ministry dynamics. In fact, he was clashing head-on with the existing institutional framework as a whole. That is why he developed the educational missions model: those, in fact, became the route to bypass institutional barriers, and they were tremendously efficient at reaching the people.

There were so many achievements in this period! In fact, I doubt that any other country in the world achieved such widespread educational inclusion in so brief a period. One of the goals was the end of illiteracy, from which about a million people suffered. UNESCO declared Venezuela “territory free of illiteracy” in 2005 [the literacy program was launched in 2003 with Cuban support].

After the literacy program, which came to be known as Mision Robinson, there was an effort to open the doors to those men and women who had wanted to go to college or high school or even primary school, and who had been expelled from the system. The Ribas [pre-university level schooling] and Sucre [university level] Missions worked to widen access.

I remember that I once visited a Mision Sucre education center in Tachira state, where I met a 70-year-old student. When I asked her why she was studying, she told me: “More than merely having a title, what I want is to know what it feels like to be a university student.” Her words evoke the profoundly human character of inclusion.

Robinson Mission classroom, 2013. (VTV)
Robinson Mission classroom, 2013. (VTV)

It is clear that there were huge advances in educational inclusion. Nonetheless, as a professor at the Bolivarian University, I’m aware that there are still many problems to be resolved. What are the pending tasks in the educational reform promoted by Chavez?

The problem for me lies in that we, the left, didn’t come up with an educational project beyond inclusion. Inclusion is fundamental to achieve all other political and social demands, but there wasn’t enough debate about the pedagogical model. Around 2008 we promoted a space to debate the model. We were concerned that much of the public discourse around education centered around the need to move toward the “Venezuelan pedagogical model”… but what does that really mean?

Talking about the “Venezuelan pedagogical model” was a profoundly depoliticized and problematic way to address the issue at hand. What do Simon Rodriguez and Cecilio Acosta [a 19th century liberal reformer] have in common? What connects Andres Bello and Luis Beltran Prieto Figueroa [*]? The history of the pedagogical movement has to do with the correlation of forces, which didn’t favor the popular classes for most of our history. In other words, in Venezuela, most of the pedagogical thought has been closer to [established] power than to the popular masses.

The euphemism “Venezuelan pedagogical thought” is profoundly empty. This becomes evident, for example, when Prieto Figueroa is referred to as a “theorist of socialist education.” Yet Prieto Figueroa’s educational project is a clear expression of the bourgeois education system that would emerge after the 1958 liberal democratic revolution. It is true that at the end of his life, in the 1970s, Prieto Figueroa embraced the socialist project, but his work in education goes hand in hand with bourgeois liberalism!

So, again, there was some debate in 2008 and 2009, but we ran into a bottleneck. The left does not seem to understand that debate is inherent in class struggle. We seem to think that a public debate hurts the revolution, when, on the contrary, it is silences and complacencies that hurt the revolution.

Those were years when there were many latent debates, with some becoming public but, at the same time, those debates were shunned. In fact, there was one debate in which Chavez participated, at the International Miranda Center… Years later, in 2011, Chavez publicly acknowledged that the debate had been useful.

But going back to the educational model itself: we are in a sort of limbo!

Mind you, I’m not talking about curricular reform. When Rodulfo Perez [2016] was minister, we had a debate about the issue of curricular reform. My position is that a curricular reform does not solve anything. Changing the curricula is not the solution because the contents are not the key problem. Changing the Koran for the Bible won’t bring about a real change. Instead, we must reconceptualize the educational model as a whole.

To give you an example, we advocate school autonomy to address both local and national needs, and to permit innovation. We are not talking about autonomy as is proposed by neoliberalism, so that every school becomes a corporation. We advocate autonomy so that communities can define priorities according to their conditions and needs. Needless to say, all that has to happen within the framework of a national educational project with input from teachers, students, and the nation as a whole. A new national debate from below is urgent.

Nobody, not even the Venezuelan right-wing, can deny the tremendous advances in inclusion in the first years of the Bolivarian Revolution, but there is a big deficit in the construction of a pedagogical project with a revolutionary horizon.

The lack of a pedagogic model led to other errors, such as the canaimitas. Chavez understood that computers and access to the internet should be democratized. However, there was a problem and I actually expressed my concern to him. Computers were given to students. Meanwhile neither teachers nor educational centers had computers. That was a defective strategy, and we are paying the consequences now. For a pedagogic strategy to be successful, it has to be lasting and incorporate both the teachers and the educational centers. Today, most teachers continue without computers, which is all the more serious in the context of the lockdown.

We have an additional problem not only among the government leadership but within the left as a whole. We talk about capitalism and imperialism, but we don’t study the phenomena and we end up reproducing its logic. The US is the big unknown for us in what relates to culture and the debates within US society. As it turns out, third-wave capitalism had already proposed that education in schools should be eliminated, that there should be a shift towards education at home. To give you an example, in 2015, the Interamerican Development Bank proposed that a model of education-at-home should be implemented in the continent.

This is what we call a “global pedagogic blackout,” and we warned about its danger in 2016 and 2017.

To give you another example, for years prior to her appointment as US secretary of education, Betsy DeBos had been arguing for cutting back funding for schools and teacher formation because, according to her, virtual classrooms would allow a shift to an at-home system that would strengthen US values.

In other words, global capital’s intention to impose homeschooling is evident. We have been warning of this danger. Now, the COVID-19 pandemic made it a convenient imperative to shift away from schools. The virtual education-at-home agenda imposed itself and we are complying.

This is very dangerous since 99.9% of virtual educational contents are in private hands. Google Education, Pearson Education, and Discovery Education are knowledge transnationals that basically own the virtual education-at-home model. Countries in Latin America, including Venezuela, didn’t prepare for this. We can call this a global crisis of educational sovereignty, which is all the more dangerous in a country that proposes to transition to a new social model.

 

Hugo Chavez and two children who received the canaimita computer. (MinCI)
Hugo Chavez and two children who received the canaimita computer. (MinCI)

The blockade and sanctions affect all aspects of life, including the educational system. Further, there is a social debt with teachers in Venezuela, whose salaries often fail to cover the cost of the transportation to school. How can this be solved in a country that continues to be besieged, and in which we must seek creative and popular solutions to the problems we face?

The US’ criminal blockade affects not only the economy but also daily life for the population, including, of course, education. There are two ways to solve this problem. One is to make a pact with the bourgeoisie, and the other one is to rekindle the socialist project by pushing forward anti-capitalist measures. I advocate for the second option, and this is not an “ultra-leftist” attitude.

For example, 2018 World Bank data show the Venezuelan debt to be around 150% of its GDP. Two years later, international debt seems to be above 200%. Anti-capitalist solutions are not utopian proposals that might only be carried out without sanctions. For instance, we could refuse our external debt. It is not really possible to pay our debt unless we surrender our assets here in Venezuela as payment to capital. To say the obvious, that can be equated with giving up sovereignty and independence.

As I see it, the blockade gives us the opportunity to push socialist policies forward.

I visited Cuba during the special period, and one of the things that most impacted me was how the people in the government and party leadership lived. The leadership lived just as the common people lived. I think it is very important for us to highlight this in our current situation. We should learn from Cuba: when the blockade hit them hard, the leadership didn’t turn over the nation’s assets. Instead, they sacrificed themselves with the pueblo, and they channeled a great deal of their very limited resources to education.

Regarding teachers’ salaries, capitalism likes to present teachers as people with extraordinary vocations. That is how the system tries to justify overexploitation. Instead, we have always defended the idea that we are education workers, and as workers, we deserve a dignified salary in the working world.

A teacher’s salary today is outrageously low, but in fact, this is not new. We were already concerned about teachers’ wages having lost their purchasing power in 2009! Also, compensation should be holistic: teachers need computers… and internet connections… We cannot have one discourse for the outside world and one for the internal one. We support the teacher’s strike in Bolivia when they criticize the government because it is outsourcing the cost of computers and internet onto teachers. However, if we criticize the situation in Bolivia, we have to be coherent and be critical here too!

Even before the financial sanctions began in 2017, there was already a serious problem with student attrition. The sanctions seem to have accelerated the drop-out rate. Is there any good data about this?

No, there are no numbers available and that is a very serious problem. Like many others, I have been demanding that the state release data in general, and particularly regarding dropout rates. It is not possible to solve problems if we don’t understand the dimensions of the crisis we are facing. Recently the UCAB [Andres Bello Catholic University], hand-in-hand with the UN, produced a report with dramatic numbers. Are they correct or not? We can only guess…

The state stopped publishing school data around 2013. By now, nobody who has been near a school can have any doubts. Empirical evidence points to a dramatic dropout rate. There are many reasons for this, ranging from teachers abandoning their posts (due to their low wages and problems with transportation) to problems with electricity and general infrastructure. On top of that, there are important problems with the PAE [“Programa de Alimentacion Escolar,” school meal program]. For a while, almost 100% of public school children received their meals in school, but that has changed dramatically.

To address this situation, we first have to understand where we are. We need the data to be released. This is not a problem of faith or discourse. This is an education crisis, and we need access to the numbers so that we can look for solutions.

You have reflected on the students «disappeared» from education in the context of the COVID-19 lockdown. Internet access in Venezuelan households, as in much of our continent, is below 50 percent. How does the current emphasis on education-at-home affect the different social classes?

Indeed, some 50% of students around the world have technological barriers to access that cannot be overcome overnight. In April, the director of UNESCO Audrey Azoulay said that of the 1.37 billion children and teens out of school due to the pandemic, 800 million don’t have access to a computer, and 700 million don’t have access to the internet. This represents a global “educational blackout.”

All of this holds for Latin America. Ecuadorian teachers are demanding the destitution of the education minister because 70 percent of children are falling by the wayside. In Bolivia, there is a teachers’ hunger strike because more than 80 percent of the students don’t have access to the tools needed to study from home. The SENA [Colombia’s national education system] declared that of the more than 800,000 children in school in February, 528,000 have effectively dropped out. Venezuela is part of this whole picture. Our situation is critical, and anybody who is teaching in Venezuela can attest to this. We cannot be solidarious with teachers struggling in the continent while turning a blind eye toward our own problems.

In fact, these are not times for celebrating. Chavez taught us that our main concern should be for those who are left outside. With this in mind, let’s take a critical look at the concept of “school at home” and “university at home.” Neoliberalism coined these terms with its desire to transfer the responsibility of the state to families.

When the lockdown set in, I pointed out that hundreds of thousands of children would not have the tools to continue studying and this was taken as an attack… Again, this goes back to the left’s fear of debate. We shouldn’t unlearn what we learned from Chavez: we can have 99 children in school, but if one is missing, that one kid should be a concern to revolutionaries.

It is true that the work of teachers is extraordinary. They are sacrificing themselves in order to go on teaching. That should be recognized. Nonetheless, our main concern should be the thousands of children who are falling by the wayside.

Those of us who continue to teach, we know that at the very least half of our students are unable to keep up. I say that with the aim of awakening concern. I think, for instance, that Robinson, Ribas, and Sucre Missions should be going house by house, to figure out who has access to technology and who does not.

Again, teachers and university professors deserve recognition and dignified salaries. They have been bearing the brunt of the crisis on their shoulders. What they are doing is marvelous and it shows that they have energy and commitment. In many cases, teachers are doing what the state should be doing… Their self-sacrifice should be celebrated, but that is not enough.

The truth is revolutionary if we talk about problems and look for real solutions for the people. We have to understand how things really are, and we have to develop a plan to reach the people. We cannot be ostriches, sticking our heads in the ground to avoid seeing problems. We have to face reality as it is.

There are ways to solve our problems, but we need to have a debate. Unfortunately in the left we have a culture that interprets debate as giving ammunition to the enemy. Let’s remember Chavez, who was most concerned by those left behind by the system and also Che Guevara who said, “Truth is the most revolutionary act that we can engage in.”

 

Akaiz Zambrano receives her Sucre Mission university diploma. (YVKE)
Akaiz Zambrano receives her Sucre Mission university diploma. (YVKE)

Note

[*] Simon Rodriguez (1769-1854) was the teacher of Simon Bolivar and a creative independence era pedagogue. Andres Bello (1781-1865) was a linguist with a classist conception of the world. Cecilio Acosta (1818-1881) was a liberal reformer. Luis Beltran Prieto Figueroa (1902-1993) was an education reformer who implemented the technical education system in Venezuela.

*Fuente: https://venezuelanalysis.com/analysis/14946
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Florencia Saintout «Nunca más discutamos si las Universidades sirven o no»

Al frente del Consejo Provincial de Coordinación con el Sistema Universitario y Científico, la ex decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP destaca el trabajo de las universidades en la emergencia sanitaria y habla del rol de estas instituciones tras el paso del coronavirus.

Florencia Saintout  llevaba más de una década de carrera política cuando fue elegida al frente del Consejo de Coordinación con el Sistema Universitario y Científico de la Provincia de Buenos Aires, el 12 de diciembre de 2019. Nada hacía pensar cuál sería el desarrollo de los acontecimientos en esos días. Pandemia, cuarentena y coronavirus eran palabras impensadas. Todo cambió, menos el trabajo entre las universidades y el Estado como garante de derechos e inclusión, reforzado en un contexto de emergencia sanitaria.

Ya pasaron casi cuatro meses de cátedras remotas para más de medio millón de estudiantes y 42 mil docentes en toda la Provincia. El foco no estuvo puesto en este tiempo de cuarentena sólo en la parte pedagógica, las universidades se pusieron en un rol activo desde y para la comunidad.

«Lo que me planteó Axel (Kicillof) era trabajar en la articulación entre el sistema científico, el universitario y el Ejecutivo. Que eso no quedara librado a la buena voluntad y al azar”, le contó al Suplemento Universidad la diputada provincial y ex decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de Universidad de La Plata.

– ¿En cuánto afectó la aparición del COVID-19 a aquellas ideas que tenía para el Consejo, en diciembre pasado?

– Más que nada, lo que hizo este contexto es acelerar procesos. Cuando surgió el coronavirus, todas las universidades empezaron inmediatamente a dar clases. Desde el Consejo tuvimos que reunirnos con todos los rectores via Zoom, no pudimos hacerlo presencial. Pero además de acelerar, se demostró que la articulación de las políticas públicas anti neoliberales (porque no es cualquier política pública) y el sistema científico-universitario, cuando trabajan juntos, resuelve problemas concretos de la sociedad.

Si alguien tenía dudas si eran necesarias tantas universidades o quiénes iban y quiénes no, en este periodo se demostró su valor. Todas las universidades, incluso desde diferentes conducciones políticas, están respondiendo en diferentes áreas y a diferentes problemas.

– ¿La continuidad pedagógica mediante plataformas es algo definitivo?

– Para eso es esencial disminuir la brecha digital. Tenemos un proyecto de ley que va en ese sentido, que surge a partir de la demanda de los estudiantes. La brecha digital con la que nos encontramos era incluso más grande de lo que habíamos imaginado, y obviamente se corresponden con brechas sociales y económicas. Esa es una de las preocupaciones en educación tanto de Nación como de Provincia, que están haciendo un trabajo estupendo con las plataformas AR. Hay que tomar una decisión política en ese sentido muy fuerte para acortar esa brecha. Incluso pensar distintas plataformas que nos permitan no ser tan dependientes del mercado, apuntando al desarrollo científico y tecnológico.

– ¿Cómo se preparan para la pospandemia?

– Es difícil pensar en la pospandemia hoy y en esta zona tan complicada como es la Provincia. Pero no hay que solo pensarlo sino ponernos en acción. Creo que hay un aprendizaje de esta articulación entre Estado y universidades. Incluso de los no universitarios. La universidad tiene que ser un derecho para ellos. Y eso no significa solo acceder a la universidad, sino el derecho a usufructuarla, a gozarla, a utilizar el conocimiento que allí se genera.

Hoy las universidades empezaron a hacer máscaras, alcohol en gel, test de todo tipo, pero también investigaciones junto con espacios académicos internacionales para encontrar las vacunas.

Por eso digo que para lo que viene se va a necesitar un tipo de saber orientado al desarrollo, a la producción. Y desarrollo entendido en un sentido amplio, no solo desde una mirada economicista.

-¿Se viene una mirada de universidades enfocada tanto en lo urgente como en el desarrollo a futuro?

– Claramente. Algo que a mí me impactó mucho fue ver las universidades que se transformaron en hospitales de campaña, entonces este aprendizaje tiene que estar para lo que viene. ¿Qué quiero decir con eso? Que no será solamente aprender a cómo diseñar un test, sino en términos de que ese saber valioso sirva para transitar este tiempo que viene que es tan difícil.

En términos de desarrollo económico, hay universidades que están haciendo estudios de cómo será el impacto económico después de la pandemia. Incluso hasta desde la perspectiva de género. Eso después, para hacer políticas económicas focalizadas, va a ser fundamental.

Podemos tener universidades maravillosas y papers increíbles, pero si no tenemos un Gobierno que las convoque, no estamos al servicio de la población.

– Entonces se puede hablar de un nuevo enfoque de un sistema más apuntado a la sociedad…

– Hoy hay una gran conciencia en las universidades. Yo nunca vi una comunión tan fuerte entre instituciones tan distintas dispuestas a llevar adelante una política de cuidado de la población. Esos son los acuerdos de base para lo que viene. Creo que el aprendizaje de este momento histórico tiene que ser que podamos decir “nunca más discutamos si las universidades sirven o no sirven”.

En la universidad se debe discutir todo, pero si hay algo seguro es que es un derecho. El derecho a que ese conocimiento resuelva problemas concretos. Que ayuden al bienestar de la población y que eso que sucede no quede enclaustrado. Y eso tiene que ver con una posición política, del Gobierno Provincial y Nacional, que supieron que las universidades tenían que estar en las políticas públicas, mucho antes de la pandemia; y la creación del Consejo va en esa dirección. En tomar esa idea que esto es de todos y de todas.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/278658-nunca-mas-discutamos-si-las-universidades-sirven-o-no

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Laura Farré: «Las matemáticas y la música se retroalimentan, debe haber más fusión entre disciplinas»

Por Diario de la Educación:

Detrás el sonido invisible de una sonata, Laura Farré (Vilanova y la Geltrú, 1990) observa patrones y estructuras para adelgazar la melodía, y así simplificar el proceso de memorización de la pieza. No debe ser fácil cuando eres pionera en la materia. Pero Laura Farré persiste en desarrollar su método para que las escuelas puedan aplicarlo en un futuro. Entre estudio e investigación, Laura Farré ha publicado The french Reverie, su último disco, donde revisa obras contemporáneas del siglo XX. Laura Farré rompe fronteras.

Cuéntanos tu método.

Me he especializado en el repertorio de los siglos XX y XXI, una música muy compleja alejada de la tradición musical anterior, que no se basa en la armonía tradicional. Como los métodos para analizar una obra de música clásica no me servían para este repertorio, estoy utilizando estrategias matemáticas para simplificar el proceso de memorización.

Por lo tanto, buscas un método para…

Desarrollar mejor la memoria y no tener que recurrir a la partitura. Los intérpretes de clásica tocamos de memoria para cualquier audición, prueba o examen. Si tocas de memoria, tienes unas ventajas. Pero, en cambio, los intérpretes de música contemporánea de los siglos XX y XXI, que se enfrentan a obras tan complejas y difíciles, tienen que tocar casi siempre con partitura. Yo quería tapar este agujero, y que los músicos de contemporánea tuvieran los mismos beneficios que los músicos de clásica.

¿Y qué papel juegan las matemáticas en tu método?

Las matemáticas me permiten establecer una jerarquía de lo que es importante y secundario en la partitura. Y cuando lo establezco, me resulta más fácil memorizarlo. Hasta ahora, he probado el método conmigo misma, pero ahora estoy investigando si puede ser útil para otros músicos.

¿Se te escapa algo? No parece fácil.

¡Espero que no! Llevo mucho tiempo investigando y trabajando [risas]. Ahora bien, en investigación debes tener la mente muy abierta y lúcida, porque lo que menos te esperas es lo que acaba pasando.

¿Crees, sin embargo, que podría ser un método aplicable a la enseñanza primaria y secundaria? No todo el mundo sabe de matemáticas.

Espero que sí. Para desarrollar el método yo sí necesito saber matemáticas. Por ejemplo, ahora estoy viendo cómo traduzco estrategias matemáticas muy obvias para mí, para que un músico las pueda comprender y pueda aplicarlas.

Siempre se ha relacionado mucho la música y las matemáticas. ¿Hasta qué punto son cercanas?

El esqueleto de la música son las matemáticas. ¿Por qué? A nivel teórico, por las proporciones rítmicas, de armonía, etcétera. A nivel práctico, también. Por ejemplo, cuando hablamos de generar sonido y diseñamos instrumentos con unas determinadas propiedades y proporciones; o cuando construimos unos espacios y unas salas con unas determinadas formas y materiales para propagar el sonido.

¿Y si hablamos de la parte creativa?

Hablamos de matemáticas cuando se aplican directamente para crear composiciones. Hay músicos que diseñan un algoritmo y componen a partir de ahí, como Milton Babbitt. Otros, por ejemplo, a raíz de un efecto matemático. ¿Conoces el efecto mariposa?

Sí. Habla de cómo pequeñas variaciones iniciales pueden producir grandes variaciones a largo plazo. El aleteo de una mariposa en Hawai puede provocar un terremoto aquí.

Exacto. Toda la música de Steve Reich se basa en este proceso. Él introduce pequeños cambios hasta que la textura musical cambia completamente. Ahora bien, hay otros músicos que no son matemáticos, pero que han aplicado igualmente las matemáticas en sus creaciones. Pienso en Debussy, que se basa en la proporción áurea en su ópera dedicada a la belleza.

En tu doctorado, sin embargo, ¿te interesas por la relación entre matemáticas y música de una manera más conceptual?

Sí. Por ejemplo, cómo utilizamos las matemáticas para la memoria musical, cómo creamos estructuras que permitan que el músico tenga un esquema mental de la obra. O también, qué recursos conceptuales pueden ayudar a la interpretación de una pieza musical. De hecho, estamos hablando del pánico escénico.

¿Del pánico escénico? Me pierdo. Cuéntamelo, por favor.

Hablo del miedo de equivocarte en un escenario delante de muchas personas en una pieza que has memorizado durante muchísimas horas: el pánico escénico de equivocarte en una nota de la enorme cantidad de las que tienes que tocar. Si no tienes estructuras mentales para cogerte…

Te encuentras en una situación muy vulnerable.

Sí, porque el mínimo error lo rompe todo.

Existe la memoria muscular de los músicos.

Sí, esta te da una capa extra de seguridad para interpretar la obra, pero tú necesitas un esquema mental. Y esto muchas veces no te lo enseñan. En el conservatorio te enseñan estrategias para analizar la obra, útiles de una manera teórica, pero no para aplicarlo a la práctica. Y creo que esto es lo que falta, el agujero en la enseñanza que te explicaba antes.

Por lo tanto, tu método desarrolla recursos para reducir el pánico escénico.

Exacto. ¿Cómo? Construyendo estos esquemas mentales. Si tienes la estructura clara de lo que tienes que tocar, siempre disfrutas de más recursos para agarrarte en un mal momento. Y también, puedes dedicar menos horas de estudio, ya que no memorizas por repetición, sino que estás memorizando a partir de unos esquemas mentales. Además, alcanzar esta estructura reduce las posibilidades de sufrir cualquier lesión, sea de espalda o muscular.

Desde la educación, hay que trabajar por el valor de la cultura

Sorprende cómo tu método insiste en la memoria.

Sí. No es lo mismo aprender 10 números, cada uno de los números del 1 al 10 progresivamente, que aprender cuál es la relación entre ellos. En este sentido, las matemáticas me dan las estrategias para encontrar los patrones que tienen sentido en un contexto musical. Y así lo memorizo ​​todo mucho más rápido.

Queda la incógnita que te he preguntado antes, si será aplicable a las escuelas.

Tal como lo estoy enfocando, se orienta para músicos especializados. Al final, sin embargo, la metodología debe poder adaptarse en diferentes niveles. Es el objetivo que tengo.

¿Sería aplicable con otros instrumentos?

Yo lo hago en música, en el piano, pero se debería aplicar en otros instrumentos y aplicarlo también fuera de la música, en otras temáticas, pero hay que saber cómo.

¿Cuál es el valor de la música? ¿Y de las matemáticas?

La música fomenta la creatividad, la expresión y modela tu personalidad. Las matemáticas también son creación. Por ejemplo, hay muchas maneras de demostrar un teorema: unas más elegantes y atractivas, y otras más explosivas y sorprendentes. Si necesitas creatividad en una disciplina tan racional como las matemáticas, ¿por qué no es necesario que exista en otra disciplina? Un ser humano es un ser racional y creativo. Desde la educación, hay que trabajar por el valor de la cultura. En cualquier nivel de la educación, básicamente todo es empollar y vomitar el día del examen. Y entonces perdemos la acción de reflexionar, de entender lo que estudiamos y poder recordarlo en el futuro.

Foto: Motiejus Salkauskas

Quizás, porque de pequeños ya nos hacen elegir demasiado rápido y todavía no sabemos qué y cómo, como si cortaran el proceso de conocerse a uno mismo. Se pierde la idea de conjunto, una visión más holística de la enseñanza. Y entonces, un poco perdidos y desorientados, sólo tenemos el recurso de la memoria.

Sí, es posible. Por eso, tal vez, hemos tardado tanto en crear una doble titulación de música y matemáticas. Recuerdo que cuando yo explicaba cuáles eran mis estudios, muchas personas me miraban de una manera marciana. Incluso algunos profesores. Como si estuviera perdiendo el tiempo. Y tenía esta impresión a dos bandas, tanto en una disciplina como en la otra. Cuando tienes unos estudios tan rígidos e independientes unos de otros, sin retroalimentación, pierdes posibilidades. Además, las profesiones que ahora se están desarrollando vienen de relacionar conocimientos que nunca hubiéramos podido imaginar. Tiene que haber más fusión entre las disciplinas. Entiendo cierta autonomía, porque te tienen que dar unas herramientas, pero no hay que cerrar las puertas, porque las buenas ideas pueden venir de otras disciplinas.

Estudias en Birmingham. ¿Cómo se valora la música allí? ¿Has tenido más facilidades?

La música tiene más presencia en el instituto. Los estudiantes desarrollan más asignaturas artísticas, como teatro o fotografía. Todo está más incorporado. Por ejemplo, si tú quieres hacer una carrera artística, te dan más herramientas para que la puedas desarrollar de jovencito y disfrutes de apoyo académico.

En nuestra enseñanza, las asignaturas artísticas parecen lo que sobra, ¿no?

Sí. Si nos sobra una hora, pues ponemos música. Cuando yo era pequeña, todos tocábamos la flauta. Pero debería haber recursos para que todos tocáramos otros instrumentos si quisiéramos. Si todos tocamos el mismo, todo se vuelve demasiado homogéneo y corta un poco el desarrollo creativo que debería tener la asignatura.

Háblanos un poco de la música contemporánea. Tu método comienza a pensarse en esta tradición. Y además, no es un repertorio muy conocido.

En el siglo XX aparece una explosión de creatividad en la que cada compositor tiene un estilo propio dentro de la música contemporánea. De hecho, tras la II Guerra Mundial hay una ruptura con la tradición anterior. Y cada autor crea su propio lenguaje.

Pero ¿hay escuelas?

Sí, hay, pero existe una gran pluralidad. De ahí que se necesite un método para analizar y memorizar las obras. Un aspecto bueno del método es que puede aplicarse independientemente del estilo musical, ya que se basa más en la textura, en saber cuál es la disposición de las diferentes líneas melódicas dentro de las partituras.

La música contemporánea invita a escuchar de otra manera. No estamos acostumbrados. Por ejemplo, cuando escuchamos un blues, sabemos casi por intuición cómo será la progresión de acordes. Otro ejemplo: las estructuras de la canción popular con tonada y estrofa.

¿Y por qué lo sabes? ¿Por qué cuando escuchas una canción popular o un blues ya intuyes hacia dónde irá la melodía?

¿Por la tradición?

Porque hay un conocimiento implícito que se ha ido construyendo durante toda tu vida. Has identificado como un blues, todos los momentos que has escuchado blues. Pero hay algo muy curioso.

¿Qué?

Que a los bebés, antes de tener tiempo de alcanzar el bagaje cultural estructurado de una determinada manera, les da igual si escuchan una música atonal o tonal.

¿Dicho de otro modo?

Que los bebés son vírgenes, inocentes, puros. Es una cuestión cultural. Hay reticencia con la música contemporánea porque hay esta visión de una música para cuatro elitistas y cuatro locos, y que si no te gusta es porque no la entiendes y no tiene valor.

Habría que eliminar estereotipos musicales, ¿no?

Como pianista, con mi primer disco quise hacerlo. Fue como una especie de manifiesto: que la música contemporánea también puede ser por el gran público. Y difundirla debería hacerse a gran escala, porque existen obras maravillosas. Habría que recuperar la capacidad de sorprenderse que sentimos en otras expresiones artísticas, como la danza o el teatro.

¿Cómo podemos comprender la música contemporánea?

Ofrecer un contexto ayuda mucho. Durante los conciertos introduzco y explico los motivos de la obra, la historia de fondo, lo que hay detrás, en qué detalles de la pieza se pueden fijar. Ahora bien, también se debería promocionar más en las escuelas y en los medios. Cada vez se enseña más la música de manera reducida. Hay que estimular la curiosidad por descubrir estilos musicales. La contemporánea te lleva al límite para explorar los contornos. Y también, es necesario que los compositores se conecten más con la sociedad.

¿Y la clásica?

También, porque todavía funciona con unos códigos del siglo pasado. En parte, esto está bien, porque es una tradición, pero a la vez debe ser más abierta y flexible, con ganas de divulgar y dar a conocer ella misma. Y explicar cuál es su valor y porque se debe preservar.

En una sociedad de consumo como la actual parece una tarea difícil.

Sí. Se deben crear nuevas plataformas. La media de edad del Liceu y del Auditorio es de 60 años en adelante. Dentro de 40 años, la música clásica debe seguir teniendo público. Es una música que te hace reflexionar, no es una música de ambiente. Hay paciencia para entender sus códigos. La clásica se debe difundir y divulgar porque es una música que puede enriquecer mucho. No se debe mitificar tampoco, se debe explicar como es y dar los mecanismos para que la gente lo entienda, la disfrute y le guste. Incluso, que entendiéndola, podamos decir que no nos gusta. Se debe permitir que también exista la opción de decir no. Pero que las personas que escuchen no se limiten a un «no lo entiendo, me siento estúpido».

Tú haces una tarea de difusión importante en tus conciertos. Háblanos de tu disco ‘The French Reverie’ (2018).

Es un disco conceptual. La primera y la última obra están relacionadas. Durante todo el disco reviso diferentes estéticas musicales que representan la música francesa. Intento contextualizar. Al final del disco, termino con un compositor de Bulgaria. ¿Por qué? La idea final es circular: he ido de Francia hasta Bulgaria, he revisado diferentes estéticas y sensibilidades y encuentro, finalmente, dos creadores que están utilizando el mismo recurso, pero de una manera muy diferente. Con ello planteo un paralelismo entre dos culturas y sensibilidades, dos maneras de entender un mismo recurso, y la idea de que la música no es de nadie, porque es de todos: una mezcla de culturas y de influencias que siempre son mutuas .

¿Y qué te gusta de tocar el repertorio en directo?

Que la música es al instante. El concierto es lo irrepetible. Pese tocamos el mismo repertorio, convertirá diferente. Influye el estado anímico tu, el del público, etc. De hecho, el miedo de construir todo desde cero provoca que todo sea tan emocionante. Y también, no saber cómo reaccionará el público y tú misma.

Una última pregunta. ¿Cuál es tu frustración como intérprete?

La gran frustración que tenemos los intérpretes es que estudiamos horas y horas, montamos la obra y hacemos el concierto, y si no seguimos practicando aquella obra después, lo se va quedando en nada. Uno de los motivos para querer hacer el disco era que yo hacía unas maratones de ensayo enormes, y cuando lo dejaba de practicar, aquello ya era humo. Necesitaba fijar el trabajo que yo hacía.

Y aquí el método.

El método fue supervivencia por falta de recursos. No tenía donde cogerme. No había nadie que lo hubiera hecho antes que yo. Y no tenía apoyo institucional.

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Entrevista a Miriam Escacena: “Un padre que opta por Montessori apuesta por la libertad y el desarrollo integral del niño”

Entrevistas/16 Julio 2020/Autora: Carolina García/elpais.com

La experta en esta pedagogía explica que este método se basa en una mirada de profundo respeto a la infancia. Tachada por muchos de elitista, es una técnica no exenta de polémica

La pedagogía Montessori es un tipo de educación alternativa, diferente de lo tradicional, casi una filosofía de vida para aquellos que la practican, y está “basada en tres pilares fundamentales: el niño, el ambiente preparado, y el adulto que acompaña”, explica Miriam Escacena, gingeniera de profesión, guía Montessori y autora del libro Comunicación con bebés. Mis manitas hablan (editorial Cuatro Hojas). Se le conoce como el método de la pedagogía científica y fue desarrollado por Maria Montessori, “una mujer adelantada a su tiempo que estaba convencida de que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Montessori defendía la infancia como la etapa más importante de la vida del ser humano, la que más debemos cuidar y proteger, y hoy en día la neurociencia demuestra lo que ella predecía en función de su método científico y años de observación”, subraya Escacena, que resuelve algunas dudas sobre este método no exento de polémica.

PREGUNTA. ¿Cómo ha evolucionado el método Montessori en sus 150 años de historia?

RESPUESTA. Desde que el 6 de enero de 1907 se abriera la primera Casa dei Bambini en el humilde barrio de San Lorenzo de Roma, en la que María Montessori empezó a trabajar con niños de tres a seis años de edad, su método se ha ido ampliando a edades inferiores y superiores y adaptándose a los tiempos tratando de permanecer fiel al alma de la pedagogía. Montessori es una pedagogía universal que se ha extendido con gran éxito por muchos países y culturas del mundo, educando a millones de niños para que adquieran una fuerte autoestima y unas ganas inmensas por aprender, anhelo de todos los progenitores. Se calcula que en la actualidad hay 25.000 escuelas Montessori en el mundo, aunque es difícil contabilizarlas, porque no tienen obligación de registrarse en la AMI (Asociación Montessori Internacional).

P. Por su experiencia, ¿cuáles son los beneficios de este método para los niños?

R. Esta pedagogía está basada en una mirada de profundo respeto a la infancia, en admirar la individualidad de cada niño, en respetar sus tiempos, confiar en sus capacidades y potenciar su autonomía. Los materiales que diseñó la doctora son verdaderas obras de ingenio, ya que permiten que el niño construya su propio aprendizaje al manipularlos. Tienen incluso un control del error implícito y, de este modo, atrapan por completo la atención del niño hasta que logra «solucionarlo». Por eso a veces se habla de este método como la autoeducación: se confía en el niño y en su maestro interior ya que, guiado por sus intereses y aprovechando sus periodos sensibles, logrará conquistar grandes aprendizajes.

P. ¿Y comparado con otros métodos de enseñanza?

R. En 2017, 65 años después de la muerte de Maria Montessori, la prestigiosa revista Nature publicó un artículo de Chloë Marshall en el que se hacía una recopilación de los estudios científicos realizados sobre su pedagogía. Una de las primeras conclusiones es que resulta difícil comparar la educación Montessori con la tradicional, ya que el objetivo de esta educación es permitir el desarrollo integral del niño (intelectual, físico, emocional y social), objetivo muy diferente del de la mayoría de los sistemas educativos actuales, donde el enfoque está en logro en materias académicas, como alfabetización y matemáticas (competencias que además se miden con exámenes y notas). Por tanto, es difícil comparar ambas formas de educar, ya que las expectativas en cada caso son distintas.

Los niños que se educan en escuelas Montessori no solo cultivan una gran autoestima y autonomía, reflejan una mirada de satisfacción, un sentimiento de logro dibujado en su sonrisa, unas ganas constantes de aprender más, de ser creativos, en contra de lo que a veces ocurre en las escuelas más tradicionales, que se basan en rellenar fichas o memorizar datos para aprobar un examen. Por lo tanto, podemos concluir que la diferencia de la educación Montessori respecto a otros modelos más tradicionales no es mesurable tanto en los resultados académicos, basados siempre en patrones tradicionales y estandarizados, sino en el desarrollo del niño como individuo.

P. ¿Este método es aplicable para todo el mundo?

R. Si, tanto para niños dentro del normotipo como para niños con cierta discapacidad física o intelectual o con altas capacidades, ya que la ratio profesor/alumno hace que sea mucho mejor atender las necesidades de cada niño, y el hecho de mezclar edades es muy beneficioso para todos, más de lo que pueda parecer a priori. Uno de los mitos más extendidos es que esta pedagogía es elitista y solo para determinada clase social.

Si bien es cierto que las escuelas que se basan en esta pedagogía suelen ser iniciativas privadas que no reciben dinero ni ayudas de las administraciones públicas, muchas veces son fundadas por familias que invierten su patrimonio familiar en crear espacios donde se pueda educar de manera más respetuosa con la infancia, con aulas llenas de materiales educativos específicos. Por tanto, los costes son mayores.

Pero no todo es blanco o negro, hay una escala de grises maravillosa…Por ejemplo, cada vez más docentes de España se están interesando en esta metodología y buscan la manera de aplicar en parte estos conocimientos en sus aulas. De hecho, en el II Congreso Internacional Montessori que se ha celebrado este mes de julio, tenemos centenares de maestros que siguen formándose pese a que, desgraciadamente, este Congreso no les pueda computar de forma oficial a nivel de obtener puntos que pudieran reconocerse en sus oposiciones al sistema público. Los padres, aunque no podamos llevar a nuestros hijos a una escuela basada en esta pedagogía, podemos hacer mucho en casa, empezando por nuestra propia preparación como adultos. Y cuanto más esté extendida esta pedagogía en la sociedad, más sencillo será que la educación española se adapte a esta visión que pone al niño como centro de todo.

P. ¿Qué busca un padre cuando se decide por este método?

R. Cada vez escuchamos más noticias sobre bullying, acoso, violencia o generaciones ni-ni, desmotivadas, sin valores o sin ganas de contribuir a hacer un mundo mejor. Además, estamos ante un futuro incierto, ya no solo por las crisis económicas y por la globalización, sino también por el cambio climático y en general por la sostenibilidad del planeta. ¡Necesitamos más adolescentes y adultos que sean capaces de movilizar nuestras conciencias! Un padre que se acerca a este tipo de proyectos es consciente de que la mejor herencia que puede dejar a sus hijos es la educación, y se cuestiona sobre cómo el sistema tradicional se ha venido utilizando con fines de adoctrinamiento en el pasado y busca una educación que no esté basada en el miedo, sino en la libertad y en el desarrollo integral del ser humano.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/14/mamas_papas/1594713609_550622.html

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