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Las medidas en la mayoría de países son iguales, por ejemplo Bosnia y Serbia determinaron reducir los estudiantes por curso. Foto: AP

Decálogo para la vuelta a clases

Por: Emilio Vargas Santiago 

El conocimiento curricular se enriquece con la cultura del entorno, con la posibilidad de desarrollar diversas habilidades y de disfrutar del patrimonio artístico y natural.

Esta nota se basa en el artículo Decálogo para la vuelta al cole (en septiembre), publicado el 15/07/2020 por Jaume Carbonell,pedagogo, periodista, sociólogo y exdirector de la famosa revista española Cuadernos de Pedagogía. De cada uno se seleccionó el contenido relevante para  la educación pública dominicana.

  1. El pleno derecho a la educación solo puede ser presencial. El interés superior debe ser la infancia y, por extensión, la adolescencia y la juventud. Ahí es donde se trabaja la igualdad de oportunidades, se desarrolla la educación integral, se opera el proceso de socialización y se combate el fracaso escolar. El profesorado debe formarse y actualizarse al máximo con la tecnología, no para sustituir la presencialidad sino para enriquecerla. La modalidad online no es educación sino mero aprendizaje o instrucción.
  2. El alumnado más vulnerable debe recibir una atención especial. Este período sin escuela agudizó las desigualdades educativas y más la brecha digital por falta de conectividad, carencias telemáticas, escaso apoyo docente o familiar, condiciones de habitabilidad, entre otros, porque la COVID-19 se ceba especialmente en la pobreza. Es preciso organizar todo tipo de apoyos y ayudas, dentro del horario escolar y extraescolar, para recuperar el tiempo perdido hasta donde sea posible. Movilizar amplios recursos para que la educación inclusiva, que atiende a todas las diversidades, sea posible.
  3. El cuidado de la salud integral de la infancia y la juventud. Ahora se sabe más sobre el coronavirus, por ejemplo, su baja o mínima afectación en la infancia, indican numerosos estudios de pediatras. Esto no significa bajar la guardia y las medidas preventivas y de control. Las PCR, entre otras, siempre serán imprescindibles, porque conviven con personas adultas y las cadenas de transmisión son múltiples y el riesgo cero nunca existe. Pero hay que atender su salud integral: física, mental, emocional y social. Son conocidas las secuelas psicológicas del confinamiento y del aislamiento en algunos países: estados de ansiedad e irritabilidad, lloros incontrolados, tristeza, obesidad y otros.
  4. El acompañamiento emocional y la cura mutua. Esto es lo que hicieron muchos docentes durante el confinamiento y lo que tendrán que continuar haciendo para “cicatrizar” las heridas descritas. Pero, este acompañamiento requiere un cuidado continuo entre todos los agentes de la comunidad educativa. Recordar que el bienestar emocional es una de tantas condiciones que favorece una mejor educabilidad. Desarrollar relaciones humanas más cercanas, empáticas, colaborativas y solidarias.
  5. Vivir la naturaleza. Este gran bien no ha podido ser disfrutado por muchos infantes durante el confinamiento y, lamentablemente, del que siguen privados muchos centros que viven de espaldas a ella. Huelga enumerar los beneficios que supone para la salud. La historia de la renovación pedagógica es pródiga en ejemplos que ponen en relación las nuevas corrientes higienistas y ecológicas con las oportunidades que brinda el entorno natural para el crecimiento en libertad y la adquisición de diferentes conocimientos. ¡Lo que se aprende en la naturaleza!
  6. Curriculum: lo más prioritario. Poner el foco en los aspectos culturales y socialmente relevantes, como la condición humana, los bienes comunes, los Derechos Humanos, la conciencia planetaria, entre otros. Los que ayudan a entender mejor en qué mundo vivimos y cómo se puede contribuir a transformarlo. Esto se hace tratando de convertir la información en conocimiento y en pensamiento, formando mentes críticas y libres, donde el hábito y la comprensión lectora constituyan las herramientas para acceder a estos y otros contenidos relevantes.
  7. Ratios, tiempos y espacios. Esta situación excepcional también es una oportunidad para introducir medidas de calidad, como la reducción del número de estudiantes por aula para atender mejor la diversidad de alumnos, la personalización de su aprendizaje y el acompañamiento tutorial. Pero hay otras como, la disponibilidad de nuevos espacios o la transformación de los ya existentes, empezando por el aula y terminando por el patio para adecuarlos a las diversas tareas: trabajo colaborativo, investigación, experimentación, talleres y ambientes de aprendizaje, etc. Asimismo, se requiere una mayor flexibilidad de los tiempos horarios: estos deberían fijarse en función de cada actividad y no lo contrario. Por esto, el curriculum escolar debería ofrecer estas otras oportunidades educativas a toda la población, con políticas de ayudas y becas para el alumnado socialmente más vulnerable.
  8. Equipos docentes ampliados. Esta pandemia obliga a los centros a ampliar sus plantillas con personal de limpieza e incorporar personal de enfermería si no existe, porque el profesorado no puede asumir esta responsabilidad sanitaria. Pero además de maestros y profesores, hay otras figuras profesionales que, tanto ahora como en el futuro, tendrían que formar parte del equipo docente, tales como orientadores, educadores sociales, logopedas, equipos psicopedagógicos, personal para atender alumnado con diversidades funcionales específicas, entre otros. Asimismo, se precisa una ampliación del personal administrativo para liberar a los equipos directivos de la sobrecarga de tareas burocráticas en aquellos centros que lo requieran.
  9. Complicidad y conciliación familiar.  Durante el confinamiento ha habido de todo: familias absolutamente desconectadas y abandonadas por parte de los centros y casos en los que se han generado nuevas complicidades y, sobre todo, nuevas necesidades que requieren una colaboración de confianza mutua entre escuela y familia. Hay que preguntarse si los canales de relación y participación son suficientes o habría que explorar otras fórmulas más imaginativas, actualizadas y eficientes.  Por otro lado, el confinamiento ha modificado la vida familiar, para muchas ciertamente muy duras. Lo cual  abre el debate, ¿no sería necesario modificar algunos horarios escolares y laborales,  para garantizar la tan demandada conciliación familiar?
  10. El derecho a la educación, más allá de la escuela. En el primer punto se enfatiza el derecho a la educación mediante la presencialidad escolar, porque no puede ser de otra manera. Pero este derecho, para ser más amplio y efectivo, se complementa con el acceso a actividades extraescolares, vacacionales y de otro tipo, porque el conocimiento curricular se enriquece con la cultura del entorno, con la posibilidad de desarrollar diversas habilidades y de disfrutar del patrimonio artístico y natural. Por esto, el curriculum escolar debería ofrecer estas otras oportunidades educativas a toda la población, con políticas de ayudas y becas para el alumnado socialmente más vulnerable.+

Fuente: https://acento.com.do/opinion/decalogo-para-la-vuelta-a-clases-8915660.html

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Educación Remota de Emergencia, ¿qué es eso?

Por:  Emilio Vargas Santiago

El Ministerio de Educación debería diseñar planes de ERDE para futuras crisis similares y que los profesores y el personal de los centros educativos del país tengan los recursos, las habilidades y competencias para responder.

Con la suspensión general de la educación presencial en escuelas, universidades y otras instituciones de ese sector, por la pandemia del coronavirus COVID-19 en marzo de 2020, la educación que se sirvió para continuar la docencia utilizó indistintamente las denominaciones educación a distancia, enseñanza en línea o virtual. Pero se advirtió el error de cómo se estaban usando esos términos, porque se estaba, más bien, ante una situación que requería poner en marcha un programa de Enseñanza Remota de Emergencia, afirma Julio Mosquera(2020).

Los estudiosos resaltan que sin dejar de reconocer el trabajo que las instituciones, profesores, estudiantes y familias realizaron para llevar adelante la educación, no significa que se haya transformado la educación presencial en un modelo de educación abierta, a distancia o en línea. Sí se debe reconocer que se hizo lo mejor que se pudo para llevar lo esencial durante la emergencia. Asimismo, es importante distinguir entre el tipo cotidiano de educación en línea y lo que se está haciendo a prisa, con recursos limitados y poco tiempo: la enseñanza remota de emergencia (ERE o ERDE), en inglésEmergency Remote Teaching(ERT).

Muchos países, incluyendo a RD, para responder al cierre de sus escuelas y universidades, implementaron modelos como el aprendizaje móvil, conocido como M-learning, la radio, la televisión, el aprendizaje combinado (mezcla de educación tradicional con el uso de tecnologías digitales modernas) y otras soluciones adecuadas a cada contexto.

En el artículo La diferencia entre la “Enseñanza Remota de Emergencia” (ERDE) y el “Aprendizaje En Línea” (AEL), traducido con autorización por Raúl Santiago, los autores Hodges et al., plantean: “Las experiencias de aprendizaje en línea bien planificadas son significativamente diferentes de los cursos ofrecidos en línea en respuesta a una crisis o desastre. Los colegios [escuelas] y universidades que trabajan para mantener la instrucción durante la pandemia de COVID-19 deben comprender esas diferencias al evaluar esta enseñanza remota de emergencia”. También refieren que una característica asociada a esta modalidad es que la rapidez con la que se necesita el cambio a la ERDE puede disminuir la calidad de los aprendizajes.

Este concepto nació con la crisis mundial de la COVID-19 en marzo de 2020, momento en que la educación se vio ante una situación de extrema dificultad y tuvo que adaptar sus métodos en un plazo muy corto de tiempo para continuar las clases a sus estudiantes. Su principal objetivo es trasladar los cursos que se Imparten presencialmente a un aula remota, virtual, a distancia o en línea. De modo que es importante destacar que la ERDE es un cambio temporal de la entrega de educación de forma alternativa debido a circunstancias de crisis. Implica el uso de soluciones didácticas para la enseñanza que, de otro modo, se entregarían cara a cara o como cursos mixtos o híbridos y posiblemente volverán a ese formato una vez que la crisis o emergencia disminuya o concluya.

El objetivo principal en estas circunstancias no es recrear un sistema educativo robusto, sino más bien proporcionar acceso temporal a la enseñanza y a los apoyos instructivos de una manera rápida y fácil de configurar. Los cursos creados no deben aceptarse como una alternativa a largo plazo, sino como una solución para un problema inmediato, ya que una de las cuestiones que preocupan en el contexto de la ERDE es la accesibilidad a los materiales de aprendizaje.

Como el término ERDE es completamente nuevo, los roles y las herramientas no se encuentran definidos. En Estados Unidos, por ejemplo, unas instituciones educativas están trabajando de manera presencial con restricciones y otras online. De manera que depende de cómo el país o la institución hayan decidido manejar la crisis es cómo se definiría su tipo de ERDE. Este tipo de enseñanza también ha recibido otras denominaciones: Docencia no Presencial de Emergencia en Colombia, Aprendizaje Remoto en Estados Unidos y algunas agencias de cooperación la denominan Educación en Emergencias.

Entre sus ventajas de la ERDE se citan que prioriza la situación de emergencia y vela por el bienestar de sus estudiantes. Además, este nuevo término agrupa a todas las acciones provenientes de los gobiernos, empresas, organizaciones no gubernamentales y personas para encontrar soluciones y mantenerse actualizado constantemente, por lo que puede modificarse repentinamente si la situación de emergencia cambia.

Por último, resaltar que tanto la educación a distancia como la educación online requieren de planificación cuidadosa y de recursos para que cumplan sus propósitos. Mientras que la ERDE no deja mucho espacio para la planificación y, por las dramáticas situaciones en que se activa, se debe realizar por lo general con limitados recursos. En todo caso, es muy importante no permitir que la adopción de una determinada tecnología o método aumente la brecha entre las mayorías y los privilegiados. Además, la lección que debe quedar de esta situación es que el Ministerio de Educación debería diseñar planes de ERDE para futuras crisis similares y que los profesores y el personal de los centros educativos del país tengan los recursos, las habilidades y competencias para responder.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-remota-de-emergencia-que-es-eso-8908644.html

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Educación a distancia: ayer y hoy

Por: Emilio Vargas Santiago 

Educación en línea o clases online. Tiene todas las ventajas de la modalidad virtual pero con una característica extra, es sincrónica, es decir, profesores y alumnos coinciden en el horario.

La pandemia provocada por la COVID-19 tomó por sorpresa al sector educativo en todo el mundo y las instituciones no sabían cómo actuar ante la crisis. Para evitar el contagio masivo fue necesaria la suspensión de la docencia en escuelas, universidades y otras instituciones por tiempo indeterminado. La educación tuvo que apelar a otras estrategias en un plazo muy corto de tiempo para reiniciar la docencia.

El proceso enseñanza-aprendizaje tradicional por años permaneció invariable, sin embargo, las condiciones exigieron nuevos medios para facilitar la transmisión masiva de conocimientos a los estudiantes. El uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), facilitaron el reinicio de la docencia online donde llegara la Internet y la educación a distancia (EAD) en las posibilidades que presenta hoy a la población estudiantil restante.

Se considera que al continuar los aprendizajes utilizando la EAD, la crisis se  convirtió en una oportunidad para romper algunos prejuicios y mostrar que esta modalidad de educación puede ser tan efectiva en el aprendizaje de los estudiantes como la enseñanza presencial, si se aplica correctamente. Además, si bien ha sido un momento propicio para la expansión de las técnicas de EAD, las clases remotas ofrecidas para reemplazar la presencial, en general, no deben verse como aprendizaje a distancia, porque se estaría trasladando el aula presencial para un entorno virtual y afirma Rodrigo Capelatoque la «EAD no es simplemente salir a dar la clase presencial a través de una plataforma. El ritmo es otro».

Algunos autores afirman que no hay ninguna evidencia para sostener que la instrucción cara a cara es el método perfecto de enseñar. La instrucción a distancia puede ser tan eficaz en el aprendizaje o más aún, como la instrucción en el aula. De ahí que Lana Paula Crivelaro, señala: «Vivimos hoy en un modelo de educación muy tradicional. Ahora es el momento de comprobar el potencial de la educación a distancia». Pero, la EAD no es enseñanza por correspondencia, como creen muchos, así fue su inicio. Hoy es solo uno de los múltiples medios que se utilizan, y es muy diferente debido al  desarrollo y auge de la globalización y la Internet.

Ante las posibilidades, impartir docencia no presencial para continuar los aprendizajes, evidentemente que serían educación a distancia, educación virtual y educación en línea. Estos conceptos aunque suelen utilizarse como sinónimos, cada uno tiene características particulares, como se verá a continuación.

Educación a distancia. Es un sistema de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla parcial o totalmente a través de las TIC, bajo un esquema bidireccional entre profesores y alumnos. Sustituye el modelo de interacción personal en el aula por uno de tutoría que responsabiliza al estudiante de su propia formación. Es una modalidad que permite el acto educativo mediante diferentes métodos, técnicas, estrategias y medios, en una situación en que estudiantes y profesores se encuentran separados físicamente, aunque podrían relacionarse de manera presencial ocasionalmente.

En esta modalidad los alumnos tienen control sobre el tiempo, espacio y ritmo del aprendizaje. Los materiales a utilizar pueden ser físicos como cuadernillos y libros, o multimedia mediante memorias USB o CD, material que puede ser entregado de manera presencial, por correspondencia o correo electrónico. El acompañamiento y la retroalimentación entre profesores y alumnos se llevan a cabo por teléfono, o mensajes de texto. En algunos sistemas educativos, esta modalidad se apoya en la radio y la televisión para llegar a contextos en los que no es posible la conexión telefónica.

Para que el aprendizaje a distancia funcione, la planificación debe anteponerse a la tecnología, es decir, seleccionar una metodología, organizar paso a paso el proceso educativo y pensar en cómo los estudiantes administrarán su autonomía. Por eso, en lugar de utilizar extensos videos expositivos, se recomienda dividir la clase en  partes o módulos de corta duración e intercambiar las actividades.

En cuanto a la separación física entre alumnos y profesores en el momento del desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje, si bien las interacciones cara a cara desaparecen, debe decirse que en todos los sistemas de EAD no se produce realmente una separación absoluta entre ellos, porque siempre existirá, de manera obligada y necesaria, la realización de tutorías y reuniones de interacción biunívoca, mediadas tecnológicamente. Así, se establece una comunicación bidireccional controlada para el proceso de retroalimentación.

Educación virtual. Esta modalidad del proceso enseñanza-aprendizaje y el e-learning o aprendizaje por medios electrónicos, es una forma de la EAD que emplea internet, plataformas virtuales, teléfono, entre otros, para su desarrollo.  Lara (2002) la define como la modalidad educativa que eleva la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje, debido a que respeta su flexibilidad o disponibilidad, es decir, se puede canalizar para tiempos y espacios variables. Logra su mayor reconocimiento con la tecnología, a través de los métodos asincrónico, sincrónico y autoformación. En ese sentido, los sistemas virtuales pueden brindar oportunidades diferentes para que múltiples participantes puedan actuar en el mismo ambiente audiovisual, así la interacción puede darse en tiempo real simultáneamente (síncrona) o en forma diferida (asíncrona).

Algunos autores señalan que a partir del año 2000 se desarrollan cursos a distancia y ambientes de aprendizajes virtuales relativamente abiertos, que permiten la interacción de los participantes y proveen acceso a un amplio rango de recursos. Asimismo, distinguen entre el ambiente de aprendizaje tradicional, definido por las dimensiones lugar, tiempo y espacio y el aprendizaje virtual, que amplía estas tres dimensiones a tres más: la interactividad, la tecnología y el control. En cuanto a la dimensión tiempo, la educación virtual depende del participante, quien logrará sus objetivos de aprendizaje en el tiempo que disponga. En cuanto al lugar y al espacio, el alumno es quien los fija para estudiar.

En esta modalidad el contacto con el profesor es mediante una plataforma multimedia en la que los alumnos revisan y descargan materiales como documentos, presentaciones en diapositivas o videos. No es necesario que los docentes y los estudiantes coincidan en el horario, es asincrónica. Sus plataformas cuentan con un foro para que los alumnos expresen dudas o inquietudes, y el profesor al asignar las actividades establece una fecha de entrega. Al evaluarlas incluye una retroalimentación para que cada uno verifique sus avances.

En conclusión, todo indica que una vez pasada esta pandemia, la EAD será apoyo y complemento de la educación presencial, dando lugar a una metodología de enseñanza híbrida, pues junta ambas modalidades educativas.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educacion-a-distancia-ayer-y-hoy-8903180.html

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¿Cómo funcionan las escuelas de padres y madres?

Por: Emilio Vargas Santiago

Los encuentros acordados entre familia y centro escolar suelen desarrollarse tanto en cursos breves o talleres; también se abordan problemáticas puntuales relacionadas con la educación familiar de manera integral.

En el artículo titulado ¿Por qué surgen las escuelas para padres y madres?, publicado en estas páginas el pasado 30 de noviembre, quien escribe expresa: “La escuela debe ayudar a las familias para que participen en la educación de los estudiantes y, a la vez, que los padres conozcan aspectos de la educación que recibe su hijo y de su conducta en la escuela para poder colaborar con esta, señalan Grant y Ray (2013)”. En tal sentido, las escuelas de padres y madres (EPM) son proyectos formativos que se ofertan desde los centros educativos, para proporcionar a las familias diversas estrategias para entender, apoyar, comprender y dar respuesta a los cambios en el proceso de desarrollo que experimentan sus hijos en el ámbito emocional, afectivo, académico y social, para generar mejoras en las funciones educativas de las familias.

Otra manera de conceptualizarlas es: Constituyen un proceso de educación organizada y coordinada entre padres de familia e institución educativa, basado en un modelo de formación con un proceso académico de educación formal de aprendizajes y habilidades que ayuden a desempeñar el rol de padres y madres. De ahí que López Osorio y Alarcón (2008) afirman que son espacios idóneos para impartir de manera sistemática formación y capacitación a padres, madres, responsables o representantes frente a aspectos psicopedagógicos, culturales, sociales, políticos y ambientales. También la definen como una herramienta que se pone a la disposición de los docentes y directivos, la cual permite educar y ayudar a despejar dudas de los padres de familia en cuanto a la educación y formación de sus hijos (Díaz Hernández et al. (2011).

Estas escuelas han de dar respuesta real a las necesidades de las familias, debido a que si no es así, los padres y madres no sentirán la necesidad de participar en las mismas. Dependiendo de la edad de los hijos, se producen cambios en las necesidades familiares, por lo que se requiere pedir a padres y madres, a través de encuestas o cuestionarios, qué les preocupa y así dar respuesta desde una efectiva EPM que ha de ofrecer recursos y estrategias reales para la actuación en el abordaje de la problemática que afecta la dinámica familiar.

Existe una amplia evidencia empírica que indica que la participación de las familias en las escuelas, además de constituir un derecho y un deber, aporta grandes beneficios a los estudiantes, a la escuela y a los padres y madres. Por tanto, los padres no deberían educar a sus hijos al margen de los centros educativos. Familia y escuela no deben trabajar aisladas, pues la mayor parte de la vida de los niños, hasta la adolescencia, transcurre en el ámbito familiar y escolar. Pero además, las familias tienen necesidades que los maestros y profesores no deben obviar y deben ayudarles a encararlas como profesionales de la educación, pues los padres no son expertos en materia educativa, y muchas veces ante ciertas tareas de sus hijos, se cuestionan si lo que hacen, y cómo lo hacen, es adecuado o no.

En cuanto a su funcionamiento, las EPM están  conformadas por grupos de padres y madres guiados por un monitor/coordinador que se encarga de preparar materiales y llevar a cabo una serie de sesiones de trabajo, las cuales tratarán sobre aquellos temas que les preocupan especialmente, y que pueden ser propuestos por ellos mismos, o temas específicos seleccionados por profesionales por su trascendencia para la apropiada formación de los padres. «No se trata, pues, de encontrar un especialista en cuestiones de pedagogía o psicología exclusivamente, sino quien sea capaz de captar toda la problemática que lleva consigo la formación completa de los padres en cuanto tales, pero sin dejar a un lado lo que encierra la formación total del adulto” (Ríos González, 1972).

En cada centro educativo habrá un equipo responsable para coordinar y animar la EPM. A manera de ejemplo estaría integrado por: El equipo directivo del centro escolar; un equipo de personas capaces de integrar los diferentes aspectos que posibiliten el cumplimiento de los objetivos propuestos; los profesores fijos o personas especialistas que van a impartir los distintos temas del programa a desarrollar; y, la totalidad de padres y madres de la institución escolar que se beneficia.

La formación de los monitores es una tarea importante. El equipo se debe formar al inicio de las actividades de la EPM. Las sesiones, de periodicidad determinada, son impartidas por profesionales de cada tema. Y las temáticas a tratar pueden estar referidas  a: Dinámica familiar, psicopedagogía, sociología, psicología clínica, psicodiagnóstico, orientación profesional y humana relativa a ser persona, el proyecto personal y aprender a convivir, entre otros.

En la actualidad, los programas de formación de padres y madres constituyen un lugar preferente en las  políticas sociales de muchos países. También hay que destacar que aunque las EPM y las Asociaciones de Padres y Tutores tengan algunos puntos en común, son diferentes. La formación experiencial brinda a los padres conocimientos y destrezas para el desarrollo de sus roles parentales, de las competencias y las habilidades educativas y la identificación de sus recursos y fortalezas.

La participación parental se refiere al involucramiento de los padres y madres en las actividades del centro educativo. Esta participación ocurre en dos ámbitos: en el aula y en el centro en general. En el aula incluye entrevistas, apoyo en casa a las tareas escolares, acompañantes de salidas, participación en talleres de diversa índole, participación en asambleas, fiestas y celebraciones. En el centro se consideran las asociaciones de padres,  escuelas para padres y madres, fiestas, celebraciones, exposiciones y otros.

Las EPM se caracterizan por su formación sistemática e integral durante el proceso de desarrollo de los distintos temas que se tratan en los encuentros. Por eso, cada vez más los centros educativos ven la necesidad de aplicar esta alternativa para colaborar en la formación integral de los estudiantes, pues la familia y el centro escolar son los pilares fundamentales para el desarrollo de los individuos y para que este proceso sea eficaz debe existir un trabajo colaborativo y cooperativo entre ambas instituciones.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/como-funcionan-las-escuelas-de-padres-y-madres-8890483.html

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