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El futuro será lo que sembremos hoy

Por: Frei Betto

Conferencia pronunciada por Frei Betto en el teatro Guaso de Guantánamo el 26 de abril de 2017, invitado por el Centro Memorial Martin Luther King Jr., en el marco de las actividades por sus 30 años.

Buenas tardes a todas y a todos, agradezco la invitación del Centro Martin Luther King en la celebración por los 30 años de actividad, yo estoy vinculado a este desde su nacimiento en los años 80 y agradezco también la acogida en Guantánamo de todos ustedes, especialmente del Partido y el Gobierno.

Hoy por la mañana pude realizar un sueño, el primero de dos. Pude ir a Caimanera y conocer la Bahía de Guantánamo, incluso poder mirar los invasores estadounidenses y ahora espero realizar otro sueño, ver la Bahía recuperada por el pueblo cubano, seguimos luchando por eso.

Yo voy a dividir mi intervención en tres partes. Primero, hablaré de la coyuntura histórica, general del mundo en que vivimos, luego América Latina y termino por Cuba.

Estamos viviendo un cambio de época

Nosotros estamos viviendo un momento que nuestros abuelos no han vivido porque ellos conocieron épocas de cambios y nosotros estamos viviendo un cambio de época, que es muy distinto. La última vez que ha pasado un cambio de época en occidente fue hace 500 años, cuando se pasó de la época medieval a la moderna.

Estamos viviendo una experiencia que solo algunos señores y señoras que nosotros solo conocemos de nombre han vivido, Copérnico, Miguel de Cervantes, Erasmo de Rottherdam, Teresa de Ávila, Galileo Galilei, ellos vivieron ese pasaje de la época medieval a la moderna que ahora termina, y nosotros estamos vivienda el paso de la modernidad a la posmodernidad.

Todo cambio de época provoca muchos problemas incertidumbres, dudas, son momentos muy difíciles porque aparecen dificultades para entender los cambios de valores, de referencias…

¿Pero qué caracteriza a una época?, es su paradigma, que es como un palo central de los circos, que cuando se quita el techo viene abajo. El paradigma del periodo medieval, que duró mil años, fue la religión y desde ahí la supremacía de la iglesia, del Papa que nombraba reyes, príncipes y todo estaba centrado en la concepción teológica de la naturaleza, incluso.

Los griegos ya habían descubierto, tres siglos antes de Cristo, que la tierra era esférica y danzaba alrededor del sol, como sabemos hoy que danza. Es un planeta danzante, dentro de una galaxia danzante.

Pero la iglesia adoptó la cosmología de Ptolomeo que decía que la tierra estaba inmovilizada y el sol hace su movimiento y por la noche pasa por debajo, por qué, porque no le convenía a la iglesia decir que Dios reencarnó en una planeta cualquiera, esto aquí tiene que ser el centro del universo y la sensibilidad percibe claramente que la Tierra no se mueve, este vaso de agua está parado, no se mueve, entonces Copérnico, que había leído Paulo Freire, y por qué lo digo, porque ese maestro de la Educación Popular enseña que cuando cambiamos de lugar social, cambiamos de lugar epistémico, o sea, cambiamos nuestra manera de conocer la realidad.

Si vives en Guantánamo tu óptica de la realidad será una, si te vas a vivir a Miami, posiblemente tendrás otra. Es un principio de Educación Popular, la epistomología: La cabeza piensa donde los pies pisan. Si la gente ya no está con el pueblo, difícilmente piensa a favor del pueblo.

Por eso digo que Copérnico había leído a Paulo Freire, porque hasta ese momento los científicos miraban el sistema solar con los pies en la Tierra, entonces era un sistema geocéntrico. Copérnico hizo al revés, cómo miro el sistema solar con los pies, virtualmente, en el Sol, y  miró todo distinto, y miró científicamente, que el sol es el centro de nuestro sistema solar, y esto fue una revolución.

Pero no solo la cosmología de Copérnico fue un factor en el cambio de época. También las invasiones musulmanas en Europa que trajeron la cultura griega, oriental. Hasta la llegada de los árabes, en el siglo XIII, los europeos no conocían la existencia del número cero, los mayas acá al lado conocían el número cero, mucho antes que los europeos. Usaban logaritmos romanos, ¿se imaginan hacer cuentas con logaritmos romanos y no arábigos, como lo hacemos hoy?

Otro factor, fue la desagregación de la hegemonía de la iglesia católica, y este año estamos celebrando 500 años de la Reforma Protestante de Martín Lutero, era 1517 cuando Lutero presenta sus 95 tesis para reformar la iglesia.

Además, influyeron las expediciones marítimas de la Península Ibérica, que descubrieron un nuevo continente. Cristóbal Colón murió sin saberlo, murió pensando que había llegado a las espaldas de Japón, y por eso lamentablemente para él, el continente no tiene su nombre, a no ser un país llamado Colombia, sino el de Américo Vespucio, su piloto, que después descubrió que era un continente propio.

El fracaso de la modernidad

Todos han sido factores que cambiaron el paradigma medieval. Salió la religión y entró la razón con sus dos acompañantes, la ciencia y la tecnología. Cuando leemos los textos de esta etapa conocida como Renacimiento, se percibe un optimismo exagerado porque ahora que salió la superstición religiosa, como la llamaban los iluministas, va a entrar la ciencia y la tecnología y van a arreglar todos los problemas del mundo.

No vamos a tener más enfermedades, guerras, peste, en fin, todo se va a arreglar…, pero ocurre que todos nosotros que estamos en esta sala somos hijos de la modernidad y podemos volver los ojos atrás y dar un balance de esos 500 años, y darnos cuenta de que hubo muchísimos avances, al punto del ser humano poner los pies en la faz de la luna, la gente vive más, muchas enfermedades como la peste ahora están bajo control…, pero hay un problema, los avances son para pocos.

Somos hoy 7.2 mil millones de personas en este planeta, de las cuales, la mitad, 3.6 mil millones, la mitad, no tienen garantizados sus derechos animales, que es comer, educar la cría, abrigarse del frío y la intemperie, y para quienes es un lujo hablar de derechos humanos.

Gente que vive toda su vida en busca de su manutención biológica, poder comer y dar de comer a su familia, como hacen en la selva un león, un elefante o un pájaro que nace de su nido y va a buscar comida para sus pichones. Entonces la modernidad fracasó y por qué, porque fue atropellada por el capitalismo.

El capitalismo hizo que las conquistas, que son reales y buenas, fuesen privilegio del 10 por ciento de la humanidad. Quién puede disfrutar de las grandes conquistas de la medicina, los más ricos. Quién puede disfrutar de los medios más ágiles de transporte, los más ricos, de toda la tecnología de comunicación, siempre ellos, y escandalosamente.

En enero de este año, se reunieron las personas más ricas del mundo en Davos en Suiza, y fueron presentados por Oxfam la ONG británica, ocho personas físicas que tienen la misma riqueza que la suma de lo que poseen 3,6 mil millones de habitantes de este planeta, la mitad de la humanidad.

Fracasó la modernidad. Por qué fracasó porque como dice Thomas Piketty, que no es marxista ni nada, pero sí un hombre serio que escribió El capital del siglo XXI, hay una acumulación de la riqueza cada vez más estrecha en unos pocos hombres, y una brutal desigualdad que se agrava.

Y ahí queda la pregunta, si la modernidad que tuvo sus avances ya no va a seguir con este paradigma de la razón, porque la razón fue apropiada por la lógica capitalista, que les voy  a explicar de la manera más didáctica. En la economía clásica, la relación es Betto que es un ser humano usa una camisa que es un producto para sus relaciones sociales con otros seres humanos, de modo que lo importante son las dos puntas de la ecuación, un ser humano con otros seres humanos y las mercancías son herramientas de acercamiento, de sociabilidad, de comodidad.

Ahora la ecuación se invirtió mercancía-ser humano-mercancía. La marca de la camisa de Betto viene por fuera para que tú mires que yo tengo valor porque estoy con la mercancía de valor, en otras palabras, si llego a tu casa a pie, yo tengo valor Z, si llego a tu casa, en el último modelo de Mercedes Benz, yo tengo valor A. Es la misma persona, pero la mercancía es la que decide mi valor como ser humano, lo que significa que en nuestra cultura un hombre o una mujer que está viviendo en la calle –en Brasil hay muchísimos, esperando porque alguien les dé una moneda, un pedazo de pan- no tiene ningún valor. Es un ser humano, fruto de una relación amorosa entre dos personas, pero no tiene valor porque no está revestido de ninguna mercancía.

Tampoco tiene valor para el Estado capitalista. Ese estado tiene dos brazos, el primero es el brazo administrativo, para el cual ese que está en la calle no tiene valor, ahora, si ese señor con hambre echa una piedra en una panadería para comer, inmediatamente aparece el otro brazo, el represivo, que está para defender los privilegios del brazo administrativo, y la panadería es una propiedad privada, y la propiedad privada es sagrada.

¡Es una inversión total!, porque lo sagrado en la teología clásica de Santo Tomás de Aquino, es ese hombre que tiene hambre, pero para la lógica capitalista, lo sagrado es esa panadería, la tienda, el comercio, eso no puede ser afectado, no importa que la gente tenga hambre.

El futuro será la semilla que sembremos

Entonces queda una pregunta, ¿cuál va a ser el paradigma de la posmodernidad? Y ahí nos desafía a cada uno de nosotros porque la historia no es dada, es hecha, y la historia del futuro a va ser resultado de lo que nosotros hacemos hoy, en el presente.

Eso vale para nuestras vidas personales y vale para nuestras vidas sociales. Lo que va a ser el futuro es el resultado de la semilla que estamos plantando hoy, y tenemos que preguntar qué semilla estamos echando, y qué cosecha esperamos, qué calidad de humanidad y de mundo.

Ante la pregunta de cuál será el paradigma de la posmodernidad, hay dos alternativas, una que no es fácil, que sería la globalización de la solidaridad –ustedes saben que lo que se conoce como globalización es la globocolonización que es la imposición del modelo consumista y hedonista de las sociedades capitalistas-, y hay que luchar porque sea ese, pero somos un grupo pequeño, comparado con las fuerzas que quieren que prevalezca el paradigma del mercado, la mercantilización de todos los aspectos de la vida humana y la naturaleza, que fue muy bien anunciado por el Papa Francisco, en su encíclica, el primer documento papal de la historia de la iglesia sobre el tema socioambiental.

El papa no acepta que se le llame Encíclica verde, porque antes de verde, es una encíclica social y política, tanto que (inaudible) intelectual y científico ateo ha dicho que no  hay en la historia un documento más contundente que este documento, Laudato Si, “Alabanza sea”, porque todos los anteriores hablan de los efectos de la degradación ambiental, pero este apunta también las causas, por eso provocó tanto rechazo sobre todo en Los Estados Unidos.

Si el mercado se impone como paradigma de la posmodernidad, no hay más futuro para la humanidad. Y hoy sabemos que todo está en función del mercado, el único ente que no tiene fronteras, no necesita pasaporte, y no tiene que pedir permiso para entrar no solo a cualquier país, a cualquier casa, sino también en nuestra conciencia y en nuestra cultura.

Por eso, cada uno de nosotros tiene que dar respuesta a la pregunta qué calidad de mundo quiero dejar a las futuras generaciones, para la cual hay solo dos respuestas: si tú dices “no me importan las futuras generaciones, yo quiero disfrutar mi vida y ya”, escogiste una opción egocéntrica, antiética, criminal y difícilmente serás una persona feliz, porque la felicidad solo existe para quien  hace a los otros felices; y no hay opción, estás totalmente tomado por el neoliberalismo, que nos quiere convencer que lo más importante es mi vida personal, y estás totalmente domesticado por el sistema.

Y está la otra alternativa, “yo voy a construir un mundo para todos”, porque ejemplo cuando yo entré en la cárcel yo pensaba, tenía el sueño de que mi tiempo personal iba a coincidir con mi tiempo histórico, como le pasó a Fidel y Raúl,  que es muy raro, que uno pueda tener un sueño, vivir la realidad de ese sueño y sobrevivir como ellos. ¡Es muy raro! No existe otro líder revolucionario en la historia que le haya pasado como a Fidel. Yo me convencí después que no habrá coincidencia entre mi tiempo personal y mi tiempo histórico, hoy pienso como Che Guevara, yo tengo que ser semilla para que otras generaciones puedan hacer la cosecha. Esa es la disposición revolucionaria de hoy, hacer de la vida semilla, para que los demás tengan vida.

Jesús lo ha dicho en el Evangelio de Juan, que ha venido para que todos tengan vida, y vida en abundancia y plenitud, y él mismo tuvo una muerte precoz para dar vida, para que otros tengan vida.

Los errores de los países progresistas

Nosotros hoy vivimos dentro de este mundo globocolonizado en que lamentablemente la experiencia socialista fracasó en Europa Oriental, y hay que analizar cada vez más por qué fracasó. Yo estuve cuatro veces en la Unión Soviética y me pregunto hoy qué hacen estos compañeros que me miraban de arriba abajo como si yo como creyente no fuese suficientemente revolucionario, ¿será que ellos están luchando por el socialismo o ya se acomodaron al sistema capitalista?

Es espantoso que una construcción que debería tener raíces populares, se viniera abajo por decisión de un hombre llamado Gorvachov. No era el socialismo que nosotros queremos porque no tenía raíces, era un socialismo “peluca” y no cabello. El cabello viene de abajo para arriba, y la peluca se pone ahí, es falso.

O es el socialismo de China, que ha juntado una economía capitalista con un gobierno teóricamente socialista, lo mismo pasa en Viet Nam. Entonces, queda Cuba.

Yo a veces me pregunto si ustedes cubanos tienen la conciencia de la importancia histórica de este país como símbolo en todos los militantes de la esperanza en el mundo, y no hablo solamente de la izquierda, sino de toda la gente que sueña con otro mundo posible. Cuba es una referencia.

Cuba, por razones históricas y culturales, se compara mucho más con Los Estados Unidos y España, que con América Latina. Tengo la impresión de que en Cuba no  se conoce profundamente la realidad de este continente, y cuando yo pienso que si el socialismo fracasa en Cuba, la única salida que habrá será un futuro capitalista, que es el presente de Honduras, de Guatemala…, de naciones que tienen un alto nivel de violencia, miseria, pobreza y  desigualdad, me pregunto ¿es esto lo que Cuba quiere para su futuro? Claro que no porque Cuba está metida en este bloque que llamamos América Latina y el Caribe, y hay que ver algunos datos interesantes. En los últimos años, esta región y ahí Cuba tuvo un papel inspirador, ha sido gobernada muchas veces por países progresistas: Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Venezuela…, y ahora hay una crisis, un impasse, porque hubo muchos logros, muchas conquistas importantes.

Yo por ejemplo considero que los años de gobierno de Lula y Dilma, han sido los mejores de toda la historia de Brasil, pero se cometieron grandes errores.

Primero, no hemos cambiado la matriz o paradigma de desarrollo. Cuando yo estaba en la escuela primaria yo aprendí que Brasil históricamente era una nación exportadora de materias primas, empezó por el palo Brasil que da nombre al país, después el azúcar, el oro, el café, y seguimos en lo mismo. Lo único que ha cambiado es el nombre, ya no son materias primas, ahora tienen un nombre elegante, commodities.

Nuestros gobiernos progresistas cometieron el grave error de confiar demasiado en estas olas de los precios altos de las commodities. Las cuentas estaban llenas, y Venezuela por ejemplo no imaginaba la tremenda caída de los precios del petróleo, y las afectaciones a toda su economía.

Por eso, era más cómodo importar mercancías de China, lo que creó en algunos países como Brasil un proceso terrible de desindustrialización, cosas que nosotros fabricábamos internamente ahora tenemos que comprarlas fuera, por eso, porque como era más barato traer aparatos desde China entonces cerramos las fábricas y los obreros quedaron desocupados.

Un segundo error. Tú vas a una favela de Rio de Janeiro, a una casita de madera, ahí vive una familia pobre, pero seguramente dentro de esa casita tiene computadora, teléfono celular, nevera, televisor, horno microondas, pero la familia está en la favela, no tiene vivienda, no tiene salud, educación, transporte, cultura, seguridad.

O sea, nuestros gobiernos progresistas han cometido el error de priorizar el acceso de la gente a los bienes personales, cuando debió seguir el ejemplo de Cuba, y dar acceso, primero, a los bienes sociales, educación, salud, alimentación, vivienda básica… porque si no hay acceso a esos bienes sociales es muy difícil alcanzar un mínimo de calidad de vida en los bienes personales, que son del consumismo sobre todo ahora en el neoliberalismo, cuando tu teléfono celular tiene un tiempo de validez de un año, ya al otro año hay otro y otro, porque lo que interesa es vender. Es el mercado, la gente que está detrás del mercado necesita que los que tienen dinero tengan siempre nuevos y nuevos modelos del mismo producto, para que gasten su dinero y mantengan el sistema.

Otro error que hemos cometido, no hicimos alfabetización política del pueblo. No se hizo ese trabajo que hace el Centro Martin, el Partido, de formación ideológica y organización popular.

Y ustedes saben que no hay neutralidad, si yo no soy formado en una concepción solidaria, altruista, socialista, entonces soy formado en una concepción individualista, egocéntrica, consumista y el aparato de formación, que más bien es deformación ideológica, es muy superior a nuestros pequeños sistemas de educación política, pero hay que hacerlo, porque cada uno de nosotros dentro del corazón tiene sus valores y a partir de esos valores imprimimos una determinada dirección a  nuestras vidas, y solamente nuestra coherencia con esos valores nos hace felices.

Vuelvo al ejemplo del Che, estaba en paz con la historia, había sido exitoso con la Revolución Cubana, había sobrevivido a la Sierra Maestra, era ministro en el gobierno de Cuba, podía estar ahí, vivo hoy, en la dirección del gobierno de Cuba, con Raúl, con sus ochenta años.

Pero como un San Francisco de Asís de la política, renunció a todo para dar vida para que otros tengan vida. Primero fue al Congo, después a Bolivia, donde muere con 37 años pero seguramente muy feliz, porque lo que nos hace feliz es esa motivación interior, los valores que traemos por dentro, no es el dinero, la funciones, eso aparentemente puede hacer a una persona feliz pero cada uno en su vida, da una respuesta a esta pregunta ontológica, ¿mi vida es solamente para mí mismo, o es para que otros tengan también vida?

Nuestros gobiernos han tenido avances, y para mí es importante recordar los avances, pero es más importante ahora superar los errores, porque si no perdemos el gobierno. Somos hoy una nación gobernada hoy por un golpista llamado Temer, y entonces tenemos que hacer autocrítica. Yo no sé si la gente en la Unión Soviética hizo autocrítica algún día, y Dios me libre algún día encontrar cubanos que digan vamos a hacer autocrítica porque el socialismo fracasó en Cuba, eso sería el fin de toda la esperanza histórica de la humanidad.

Cuba es la esperanza

Vamos a hacer autocríticas antes de que lo que ha podido avanzar también fracase. No hemos hecho alfabetización política, ideológica, porque pensábamos que si la gente está bajo un gobierno progresista, ya es progresista. Es como pensar que en Cuba cada ser que nace es, naturalmente, socialista. Mentira. Todo niño cubano es naturalmente capitalista porque como decía Lenin el amor es un producto cultural, es fruto de una educación.

Si usted tiene un bebé en casa, sabe que a las 3 de la madrugada cuando usted duerme, y está cansado, él tiene hambre y quiere leche, agua, no importa tu sueño, tu trabajo…, hace una protesta hasta que su demanda sea atendida. Por eso el sistema capitalista tiene tanta fuerza porque corresponde a lo más deshumano que tenemos en nuestra naturaleza, porque un niño está más cerca de un animal que de un ser humano, pues un ser humano empieza efectivamente a los 6 o 7 años, por eso los niños cuando tienen un año, dos, puede jugar con un perro muy bravo, montarlo como un caballo, tirar de su cola, y no pasa nada, pero hazlo tú. No pasa nada, porque el perro percibe que el bebé tiene una relación con él de alteridad, pero ya cuando crecemos tenemos una relación con el perro de sujeto y objeto, y el animal lo percibe. Pero no voy a entrar aquí a mi clase de perrología, lo dejo para otro día (risas y aplausos).

Dentro de ese contexto latinoamericano, mundial, de hegemonía del mercado y el capitalismo, crisis de los gobiernos progresistas, qué pasa con Cuba desde la visión de un extranjero que hace 37 años viene a esta país, aquí compartí muchos momentos, sobre todo durante el Periodo Especial, y siempre mantuve, por mérito de ellos, una proximidad muy fraternal con Fidel y Raúl.

Una vez en los años ochenta, pregunté a Fidel si yo podía hacer una crítica a la Revolución, y él me dijo, “Usted, Betto, no solamente tiene el derecho, tiene también el deber de hacer la crítica que quiera hacer”, y desde ese momento yo me sentí muy a gusto en este país de, como dicen ustedes, poner las cosas claras y chocolate a la española.

Cuba pasa por un cambio, ahora, dentro de ese contexto mundial. Un cambio económico, a partir de lo cual la gente me pregunta fuera de Cuba-como ya lo hacían desde el desplome del Muro de Berlín, cuando todo el mundo celebraba el efecto dominó y decían Cuba, la próxima en caer, pero no cayó y no he encontrado ningún titular capitalista que reconozca que Cuba resistió-, que si yo creo que con todos los cambios, la apertura al capital extranjero, sus relaciones con transnacionales, va a ser una Mini China, va a pasar lo que pasó allí, una economía capitalista con un gobierno socialista. Y yo digo que no, por dos razones, primero porque este país está cambiando su economía, pero es un error pensar que sale de una economía socialista para entrar a una socialista, no es así la ecuación. La ecuación es que Cuba sale de una economía estatalizada para una economía popular, y cuál es la distinción, es sencilla, en una economía estatalizada, el Estado es el proveedor de todo, en una popular, el Estado es proveedor sí, pero no de todo, hay emprendedores privados, cooperativa, economía solidaria…, y muchas otras formas, que van creciendo para arriba, como el cabello y volvemos la metáfora.

Una economía popular en el socialismo significa que los protagonistas de ese proceso tienen que tener un espíritu socialista muy profundizado, yo siempre digo que socialismo es el nombre político del amor, o sea, cuando amas en tu familia, no le niegas a un hijo una comida, una bebida, todos tienen los mismos derechos a pesar de que todos son distintos, pero tienen iguales derechos y oportunidades, así debe ser para un pueblo.

Ocurre que cuando yo no incido en los intereses económicos de mi país y dependo en todo del Estado como pasaba aquí, y Fidel me dijo un día, “Hemos cometido el error de dar a la gente la impresión que la Revolución era una vaca con una teta para cada boca”, y la gente quedaba así, si voy al trabajo gano, si no voy al trabajo, gano igual. Son algunos vicios que se crearon por esa vaca que provocaba una dependencia tremenda.

Ahora no, ahora el protagonismo económico de la gente, del pueblo cubano con su creatividad, con su iniciativa, con su capacidad de inventar maravillas de la nada –todos los extranjeros que llegan a la Habana se quedan asombrados de ver aquellos carros que yo conocí cuando tenía seis años caminando-, un pueblo que ha resistido tremendamente a tantas agresiones, y resiste aún…, y es cuando la pelota está del lado de ustedes, y por más que el gobierno logre soluciones económicas mejores para el país, a pesar de las dificultades, ustedes tienen que encontrar la solución de la subjetividad, cómo lograr una emulación moral, porque cuando soy protagonista, tengo que tomar una decisión ética: Voy a sacar provecho de ese protagonismo para mí o voy a crear una cultura ética, porque el daño que hace la corrupción en nuestros gobiernos progresistas es irreparable.

Yo recuerdo a Fidel cuando decía, que un revolucionario puede perderlo todo, la libertad porque fue a la cárcel, la familia porque fue al exilio, la salud porque está enfermo, la escolaridad porque ya no puede ir a la Universidad, el trabajo porque fue echado por revolucionario, incluso la vida, menos una cosa, la ética.  Ahí ya no tiene solución, si un revolucionario pierde la moral, la ética, si pasa a actuar, incluso a veces a nombre de la Revolución, sí, en nombre de la Revolución, porque hay gente que están de acuerdo con el proceso no porque sean revolucionarios sino porque sacan provechos personales, como hay en la iglesia también, hay muchos obispos y curas que están ahí no porque son convictos  y tienen mucha fe, no, es porque les conviene.

Yo estuve dos años en el gobierno de lucha como asesor especial en el programa Hambre cero, y escribí dos libros, La mosca azul, que se publicó en Cuba, y Calendario del poder, que no, y en este libro yo digo que la experiencia del poder me llevó a descubrir algunas cosas, una de ellas es que yo pensaba que el poder cambia a las personas,  y descubrí que no, el poder no cambia a nadie, solo hace que la persona se revele, o sea, él ya era arrogante, egoísta, impositivo, opresor, pero no tenía posibilidad de ponerlo en práctica. Todo está resumido en una consigna española: Quieres conocer a Juanito, dale un carguito (risas y aplausos).

El poder hace eso. El poder es esto, el testimonio del Che, anónimamente meterse al servicio de una causa de liberación en el Congo y después en Bolivia, eso es el poder.

Cuando uno se identifica con su función, y no importa qué función de poder sea, no hablo solo de la gente que está en el gobierno, en la dirección del Partido, no, hablo de la directora de la escuela, del director del banco, del guardia de la esquina…, si la gente no está educada en esa dimensión del servicio, decir, a mí me pagan para servir a mi pueblo, entonces viene el capitalismo con su poder de captación e impide que un día la humanidad sea como una familia, donde hay muchas personas, con niveles de inteligencia distintos, con talentos y dones distintos, pero tienen todos los mismos derechos y oportunidad. Así debe ser la humanidad un día pero para crear eso, es un proyecto histórico.

Qué debemos hacer cotidianamente para lograrlo. Calzar los valores socialistas, que son los mismos valores evangélicos, no hay ninguna posibilidad de hacer una descripción de valores socialistas que no sean los mismos valores evangélicos. Son exactamente lo mismo. Todo evangelio se resume en dos valores, amar en las relaciones personales, compartir en las relaciones sociales. Por eso digo, que el socialismo es el nombre político del amor.

Nosotros, cristianos oramos Padre nuestro, y pan nuestro. Dios es padre, nuestro, no mío, y lucho porque el pan sea un bien de todos, no solamente mío, por eso un creyente que no está dispuesto a compartir y luchar por una sociedad donde se compartan los bienes no debería orar, Padre nuestro, ¡mentira! Él cree en un ídolo, un dios de su cabeza para justificar su postura antiética, porque la oración de Jesús es Padre nuestro y pan nuestro, o sea que lo necesario para la vida sea de todos.

Termino con esa frase que después voy a decir de quién es. “Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo ha hablado de una sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos tengan en sus manos las decisiones, no los demagogos, pero el pueblo, los pobres, aquellos que tienen y aquellos que no tienen fe en Dios, mas son ellos, los que deben tener la igualdad y la libertad”. Eso es del Papa Francisco en su entrevista al periódico italiano La República el día 11 de noviembre del 2016.

Y es curioso. “Son los comunistas los que piensan como los cristianos”, claro que mucho antes de haber comunistas, en tres siglos de Imperio Romano, hubo cristianos revolucionarios que provocaron el desplome de ese imperio. Está este libro, El cristianismo Primitivo, un libro que cuando llegué a Cuba en los años ochenta mucha gente no lo conocía y yo sé por qué, por la influencia de los soviéticos que no les gustaba divulgarlo, que subrayaba cómo los primitivos cristianos fueron los primeros comunistas porque no solamente compartían sus bienes, sino que luchaban contra un poder opresor, que era el Imperio Romano.

Yo termino diciendo esto. No hay distinción entre creyentes y no creyentes, si los dos tienen como propósito el amor, incluso a los enemigos, ah pero cómo amamos a nuestros enemigos, no significa que vamos a concordar con ellos o a apoyarlos. Amar al enemigo es quitar de él las herramientas que le permiten ser un opresor y devolverle su dignidad humana. Eso es amar a un enemigo. Hacer que Trump venga a trabajar en un canal vial y gane su salario, si, porque se sabe que Nerón puso fuego en Roma, Hitler puso fuego en Europa y este loco ahora quiere ponerle fuego a todo el mundo. Entonces no podemos permitir eso. Muchas gracias.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/05/04/el-futuro-sera-lo-que-sembremos-hoy/#.WQ_J7bjau00

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La jaula neoliberal

Frei Betto

«El mercado se apropia de todo»

Al contrario del liberalismo, el neoliberalismo defiende la supremacía del mercado y la reducción del Estado a mero gestor de intereses corporativos privados. La democracia, entendida como participación popular, es un estorbo para el neoliberalismo. Como cierto general brasileño, no soporta «el olor del pueblo».

Ya en 1975, los autores del Informe Rockefeller, que enunció las bases de la Comisión Trilateral (Estados Unidos, Europa y Japón), se quejaban del «exceso de democracia» y admitían, sin ningún pudor, que solo funcionaría con cierto grado de apatía por parte de la población y desinterés de individuos y grupos.

Max Weber nos había advertido sobre la tiranía del mercado, que instaura en nuestras vidas -desde la subjetividad más íntima hasta la actividad política- la «jaula de hierro» de la que no resulta fácil librarse. El mercado se apropia de todo. Y le transfiere la culpa de sus males a la responsabilidad del Estado.

En la década de 1960, el hambre, la devastación ambiental, la corrupción, el desempleo, etc., se calificaban de (d)efectos del capitalismo. Hoy se atribuyen a la ineptitud del Estado. Él es el gran villano, responsable de todos los malestares sociales y económicos.

De ahí el apresuramiento para aprobar la reforma laboral propuesta por Temer, para hacer retroceder los derechos laborales duramente conquistados, anular el papel del Estado como árbitro de las cuestiones sociales y restringir los derechos de los trabajadores a las parcas concesiones patronales formalizadas en acuerdos privados.

El neoliberalismo es la nueva razón del mundo. Promueve el desmontaje de la democratización, en la misma medida en que favorece la formación de monopolios y oligopolios. Desde los bancos hasta los medios de comunicación. La pirámide social y cultural se estrecha cada vez más.

En el neoliberalismo impera la teología de la culpa. En teoría, el Dios Mercado les ofrece a todos iguales oportunidades. Si en la práctica reina una desigualdad brutal, la culpa es de quienes no han sabido evitar el propio fracaso…

Pregúntele a un ciudadano corriente qué es el neoliberalismo. Es probable que no le sepa responder. Pregúntele entonces qué cree de la vida, del país, del mundo. Sin duda expresará esa ideología del éxito individual y de la supremacía de unos sobre otros, que legitima todo tipo de prejuicios y discriminaciones.

Dos áreas en las que el neoliberalismo invierte sin tasa son la educación y la cultura. Los libros didácticos se someten a la lupa censora de lo que hoy se denomina Escuela Sin Partido. La cultura se reduce a mero entretenimiento.

Los medios masivos exaltan el mercado y execran al Estado. Si este favorece a la mayoría de la población, es populismo. La finalidad del Estado es facilitar el crecimiento de las grandes empresas y la elevación de los índices de la Bolsa de Valores, engordar a las corporaciones financieras y garantizar la seguridad del juego mercantil ante el descontento y, quizás, la revuelta de los excluidos de sus beneficios (huelgas, manifestaciones, etc.).

El neoliberalismo es una plaga que solo se puede combatir con un antídoto: el neosocialismo o ecosocialismo.

(Traducción de Esther Perez)

 


Fuente del Artículo:

http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2017/04/05/religion-iglesia-opinion-frei-betto-la-jaula-neoliberal-el-mercado-se-apropia-de-todo-neoliberalismo-neosocialismo-ecosocialismo.shtml

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Nos equivocamos

Frei Betto
Continúo sumándome a los que dicen “¡Fuera Temer!” y denunciando, aquí en Europa, donde me encuentro por razones de trabajo, la usurpación del vicepresidente de Dilma como golpe parlamentario. Sin embargo las fuerzas políticas progresistas, que dieron la victoria al PT en cuatro elecciones parlamentarias, deben hacer autocrítica.

No cabe la menor duda, excepto para el sector miope de la oposición, que los 13 años del gobierno del PT fueron los mejores de nuestra historia republicana. No para el FMI, que mereció tarjeta roja; no para los grandes corruptores, alcanzados por la autonomía del Ministerio Público y de la Policía Federal; ni para los intereses de los Estados Unidos, afectados por una política exterior independiente; ni para los que defienden el financiamiento de campañas electorales por parte de empresas y bancos; ni para los invasores de tierras indígenas y esclavistas.

Los últimos 13 años fueron mejores para 45 millones de brasileños que, beneficiados por los programas sociales, salieron de la miseria; para quien recibe el salario mínimo, revisado anualmente por encima del nivel de la inflación; para quienes tuvieron acceso a la universidad, gracias al sistema de cuotas, al ProUni y al Fies; para el mercado interno, fortalecido por el combate a la inflación; para millones de familias beneficiadas por los programas Luz para Todos y Mi Casa, mi Vida; y para todos los pacientes atendidos por el programa Más Médicos.

A pesar de todo nos equivocamos. El golpe fue posible también debido a nuestros errores. En 13 años no promovimos la alfabetización política de la población. No tratamos de organizar las bases populares. No valoramos los medios de comunicación que apoyaban al gobierno ni tuvimos iniciativas eficaces para democratizar los medios. No adoptamos una política económica orientada hacia el mercado interno.

En los momentos de dificultad llamamos a los incendiarios para apagar el fuego o sea a los economistas neoliberales, que piensan con la cabeza de los pudientes. No realizamos ninguna reforma estructural, como la agraria, la fiscal y la previsional. Ahora somos víctimas de la omisión en cuanto a la reforma política.

¿En qué baúl avergonzado guardamos a los autores que enseñan a analizar la realidad bajo la óptica liberadora de los oprimidos? ¿Dónde están los núcleos de base, las comunidades populares, el sentido crítico en el arte y en la fe?

¿Por qué abandonamos a las periferias; tratamos a los movimientos sociales como menos importantes; y cerramos las escuelas y los centros de formación de militantes?

Fuimos contaminados por la derecha. Aceptamos la adulación de sus empresarios; usufructuamos sus regalías; hicimos del poder un trampolín para el ascenso social.

Cambiamos un proyecto del Brasil por un proyecto de poder. Ganar elecciones se volvió más importante que promover cambios a través de la movilización de los movimientos sociales. Engañados, acatamos una concepción burguesa del Estado, como si él no pudiera ser una herramienta en manos de las fuerzas populares y tuviera que ser siempre amparado por la élite.

Llegó pues la factura de los errores cometidos. Y en las calles del país la reacción al golpe no tuvo fuerza para evitarlo.

Pero dejemos el pesimismo para días mejores. Es la hora de hacer autocrítica en la práctica y de reorganizar la esperanza.

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217443

Fuente de la imagen: http://www.bitacora.com.uy/imgnoticias/8176.jpg

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Aprender a pensar

Por: Frei Betto

Nuestra mirada está impregnada de prejuicios. Una de las miopías habituales es considerar a los niños como ignorantes. Nosotros, los adultos, sabemos; los niños no saben.

El educador y científico Glenn Doman se planteó la pregunta: ¿En qué fase de la vida aprendemos las cosas más importantes que sabemos? Las cosas más importantes que sabemos todos son: hablar, andar, moverse , distinguir olores, colores, factores que representan peligro, diferentes sabores, etc. ¿Cuándo aprendemos todo eso? Un 90% de todo cuanto es importante para hacer de nosotros seres humanos lo aprendemos entre 0 y 6 años, período que Doman considera “la edad del genio”.

Sucede que la educación fundamental se realiza en esa edad. Nacemos con 86.000 millones de neuronas en nuestro cerebro. Las sinapsis, las conexiones cerebrales, se dan de manera acelerada en los primeros años de la vida.

Glenn Doman trató a niños con deformaciones esqueléticas incorregibles, incluso con cerebro dañado. Hoy son adultos que hablan diversos idiomas, dominan la música, la computación, etc. Son personas felices, con una buena autoestima. Al conocer en Japón a un profesor que adoptó su método, fue recibido por una orquesta de niños; todos tocaban el violín. La más vieja tenía 4 años.

Doman enseña en sus libros cómo se enseña a un niño, de 3 o 4 años, a aprender un instrumento musical o a autoalfabetizarse sin asistir a ningún curso específico de alfabetización. Eso también sucedió en mi familia. Tengo un sobrino–nieto alfabetizado mediante fichas. Su madre le leía historias infantiles y luego él hacía fichas de palabras y las repetía; y de repente el niño comenzó a leer antes de ir a la escuela.

Si me preguntasen: ¿para mejorar al Brasil, qué reformas se nescesitaría hacer?Yo diría: una objetiva y otra subjetiba. La objetiva es la reforma agraria. Brasil y Argentina son los únicos países de las tres Américas que nunca conocieron una reforma agraria. Lo curioso es que somos el único país de las Américas con una superficie cultivable de 600 millones de hectáreas y con un enorme potencial de producción extractiva, como es el caso de la Amazonía. Ningún otro país del continente iguala al nuestro en posibilidad productiva.

La reforma subjetiva sería la de la educación. Todo el potencial de nuestra vida depende de la educación recibida. La educación en el Brasil nunca fue suficientemente valorada. Y sufrió un trauma durante la dictadura militar, al adoptar el método usamericano de no calificar los contenidos sino la cantidad.

Sobretodo suprimió del currículo disciplinas que nos ayudan a pensar, como filosofía y sociología, reintroducidas ahora en algunas escuelas de enseñanza media. Durante décadas estuvieron prohibidas, tanto así que en Belo Horizonte un profesor, los sábados, decidió por su propia cuenta dar clase de filosofía a los alumnos interesados. Fue tal el éxito, que la escuela tuvo que introducirla en el currículo.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2015/05/30/aprender-a-pensar/#.V-0VY4jhDIU

Imagen:www.montessorixaltepec.com/sad/imagenes/banco/grandes/52.png

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Educación crítica y protagonismo cooperativo

Frei Betto

La educación escolar tiene un papel fundamental en el proceso de transformación social. A semejanza de la política y la religión, la educación sirve para liberar o alienar; despertar protagonismo o favorecer el conformismo; propiciar en los educandos una visión crítica o legitimar el status quo, como si fuera insuperable e inmutable; promover una praxis transformadora o sacralizar el sistema de dominación.

En estos inicios del siglo XXI, la educación escolar difiere mucho de la que predominó en el siglo XX. Hoy en día, nuestra vida cotidiana se ve invadida por nuevas tecnologías que nos brindan, en tiempo real, informaciones capaces de incidir en nuestra forma de vivir y de relacionarnos (ciberespacio, relaciones virtuales, crisis de las ideologías libertarias, nuevos perfiles familiares y sexuales, monopolio y manipulación de la información, etc.).

Como vivimos un cambio de época y navegamos entre la modernidad y la posmodernidad, estamos amenazados por una crisis de la identidad teórica. El instrumental teórico que tanto nos confortaba e incentivaba en el siglo XX, y que nos parecía tan sólido, se desplomó con el Muro de Berlín. Al contrario de lo que pregonaban los manuales de vulgarización del materialismo histórico, la historia retrocedió en Europa del Este.

Setenta años de socialismo en Rusia no fueron suficientes para formar los tan anhelados hombres y mujeres nuevos, dotados de inquebrantables valores éticos, disposición revolucionaria y menosprecio a las seducciones del capitalismo. Hoy Rusia es uno de los países más corruptos del mundo, y en él impera una brutal desigualdad económica.

¿Qué faltó en la Unión Soviética? Faltó una educación que, más allá de la escolaridad, de la transmisión cultural del país y de la humanidad, inculcara en los educandos una visión crítica de la realidad y un protagonismo social transformador.

De hecho, en muchos de nuestros países, capitalistas y socialistas, la educación escolar se ha convertido en una prisión de la mente, donde las disciplinas curriculares se repiten sucesivamente, con vistas a la calificación de la mano de obra destinada al mercado de trabajo. No se ha reflexionado sobre la prioridad de formar ciudadanos y ciudadanas revolucionariamente comprometidos con el proyecto social emancipador.

Vivimos hoy una era de impasse con respecto al futuro emancipado. Estamos en el limbo del proceso libertario. Los movimientos, grupos y partidos de izquierda, cuando existen, parecen perplejos en lo que toca al futuro. Muchos ceden a la fuerza cooptadora del neoliberalismo y cambian el proyecto de liberación social por el mero usufructo del poder, aunque eso implique traicionar las esperanzas de los oprimidos y los fundamentos teóricos que originaron esas fuerzas sociales y políticas.

La hegemonía capitalista ejerce un poder tan avasallador que muchos abdican del propósito de construir un nuevo modelo civilizatorio. Poco a poco, como si se tratara de un virus incontrolable, el capitalismo se impone en nuestras relaciones personales y sociales. Nos vamos adhiriendo a la creencia idolátrica de que “no hay salvación fuera del mercado”. En la esfera personal, abandonamos nuestra ideología libertaria a cambio de una zona de comodidad que nos permite acceder al poder y la riqueza, lo que nos libra de la amenaza de integrar el contingente de 2,6 miles de millones de personas que sobreviven hoy con un ingreso diario inferiores a los 2 dólares.

Formación de conciencia crítica y de protagonistas sociales

La educación crítica es nuestro gran desafío en este mundo hegemonizado por el capitalismo neoliberal. Su principio es no formar meros profesionales calificados, sino ciudadanos y ciudadanas que sean protagonistas de transformaciones sociales. Por eso trasciende los límites físicos de la escuela y vincula a educadores y educandos a movimientos sociales, sindicatos, ONG, partidos políticos; en fin, a todas las instituciones que realizan actividades de transformación social. La educación crítica solo se desarrolla en sintonía con los procesos reales de emancipación en curso y las reflexiones teóricas que los fundamentan.

La educación que busca la formación de conciencia crítica y de ciudadanos militantes comprometidos con la transformación social debe tener en cuenta la intercalación de tres tiempos: el tiempo de las estructuras (más largo); el tiempo de las coyunturas (más inmediato y factible de cambiar a mediano plazo); y el tiempo de lo cotidiano (en el cual vivenciamos el conflicto permanente entre la satisfacción de nuestros intereses personales y la conciencia de las demandas altruistas, que nos exigen ser para los demás, o simplemente, ser capaces de amar).

El tiempo de las estructuras debe ser objeto de la educación escolar. Es él el que nos remite a la historia de la historia, a los grandes procesos sociales con sus avances y retrocesos, a los triunfos y las derrotas, a las virtudes y las contradicciones.

Mientras más conscientes son educadores y educandos del tiempo estructural, más se contextualizan y se entienden a sí mismos como herederos de una historia que avanza, en medio de dificultades, de la opresión a la liberación.

Tener conciencia del tiempo de las estructuras es tener conciencia histórica y no dejarse ahogar en el mar de contradicciones de los tiempos coyuntural y cotidiano. Cada uno de nosotros es un pequeño eslabón en la vasta corriente del proceso social. Solo si tenemos conciencia de la amplitud de esa corriente comprendemos la importancia del eslabón que somos. Una educación que no se abre al tiempo de las estructuras corre el grave riesgo de ser cooptada por la estructura mundialmente hegemónica.

El tiempo de las coyunturas es el de los cambios cíclicos que producen inflexiones en las estructuras, aunque sin alterarlas sustancialmente. Es la acumulación de coyunturas la que influye en el cambio del tiempo de las estructuras. El gran desafío consiste en saber cómo comportarse en determinada coyuntura para mejorar o transformar la estructura. La coyuntura es el presente, el aquí y ahora, mientras que la estructura, que condiciona las coyunturas, no es fácilmente perceptible, a menos que se tenga conciencia histórica para poder encuadrar la parte en el todo, el detalle en el conjunto, el presente en las causas del pasado y en las alternativas de futuro.

El tiempo de lo cotidiano es el del día a día, en el cual transitamos o tropezamos, movidos por ideales altruistas, solidarios, y, a la vez, atraídos por las seducciones del acomodo y el individualismo. Es en el tiempo de lo cotidiano que la educación actúa, permite una comprensión crítica de la coyuntura y despierta el imperativo de comprometerse con la transformación de la estructura.

Vivimos inmersos en ese tiempo cotidiano, muchas veces movidos por utopías libertarias y, al mismo tiempo, desanimados al percatarnos cada día de que la materia prima del futuro es humana, siempre frágil, ambigua y contradictoria.

La formación de conciencia crítica y protagonismo social es resultado de un proceso pedagógico que intercala los tres tiempos para evitar que nos perdamos en un idealismo cuyo discurso no se adecua a la realidad, o en la mezquindad de un cotidiano que no siempre refleja los valores en nombre de los cuales lo asumimos. Ese es el caso de los militantes supuestamente revolucionarios que hacen de su función de poder un nicho de acomodo burgués y provecho personal. Y ello se aplica al director de la escuela, al obispo de la iglesia, al gerente de la empresa, etc.

Es importante tener siempre presente que nuestro cotidiano transita bajo la hegemonía de un determinado proceso civilizatorio, el de la burguesía europea, y de un único sistema económico globalizado, el capitalista, aunque vivamos en un país socialista.

Por tanto, nuestro tiempo cotidiano debe aspirar a incidir en el tiempo coyuntural para poder modificar el tiempo estructural global. Para eso no bastan los principios teóricos y las prácticas colectivas. Es preciso que a los principios y las prácticas los oriente una ética que tenga en su centro los derechos de los pobres, los oprimidos y los excluidos. Sin esa alteridad amorosa, todo proyecto emancipatorio o revolucionario corre el riesgo de congelarse, aprisionado por sus propias estructuras de poder, emitiendo un discurso desvinculado de la práctica, abriéndole paso a la esquizofrenia de crear en el imaginario colectivo, en nombre de la emancipación, la expectativa de un futuro burgués para cada ciudadano y ciudadana…

Comparados con el tiempo veloz de los aspectos coyunturales y el tiempo aparentemente caótico de lo cotidiano, los cambios estructurales son lentos, procesuales, y solo se pueden evaluar debidamente sus avances cuando se ponen lado a lado las conquistas del presente con los atrasos del pasado.

De la educación individualista a la educación cooperativa

Desde Marx hasta la Teología de la Liberación, todos sabemos que no existirá emancipación plena sin la superación del sistema capitalista. Una educación crítica y liberadora no debe perder de vista esa meta. Debe despertar en los educandos una visión crítica que no se limite a consignas repetitivas, que más que profundizar la razón exacerban la emoción.

Aunque se viva en un país socialista como Cuba, todos estamos sometidos a la hegemonía del pensamiento único neoliberal y de la economía capitalista centrada en la apropiación privada de la riqueza. El neoliberalismo, como un virus que se propaga casi imperceptiblemente, se introduce en los métodos pedagógicos y las teorías científicas, en resumen, en todas las ramas del conocimiento humano. Así, instaura progresivamente ideas y actitudes que fundamentan la ética de las relaciones entre los seres humanos y entre los seres humanos y la naturaleza.

En la lógica neoliberal, la inclusión del individuo como ser social se mide por su inserción en el mercado como productor y consumidor. La posesión de mercancías revestidas de valor determina las relaciones humanas. Es el fetiche que denunciara Marx. Esa inversión de la relación –según la cual la mercancía tiene más valor que la persona humana, y la persona humana es valorizada en la medida en que hace ostentación de mercancías de valor– contamina todo el organismo social, inclusive la educación y la religión, como denunciara el papa Francisco el 22 de diciembre de 2014 al señalar las “15 enfermedades” que corroen a la curia romana.

De ello se deriva una ética perversa que subraya como valores la competitividad, el poder de consumo, los símbolos de riqueza y poder, la supuesta mano invisible del mercado. Esa perversión ética debilita a los organismos que fortalecen a la sociedad civil, como los movimientos sociales, los sindicatos, las asociaciones barriales, las ONG, etc. El patrón que se debe adoptar ya no es el de la alteridad y la solidaridad, sino el del consumismo narcisista y la competitividad.

¿Cómo superar hoy ese patrón de vida capitalista que, si no rige nuestro estatus social, muchas veces predomina en nuestra mentalidad? En eso a la educación le corresponde el papel preponderante. Entre otras cosas, porque la actual coyuntura no es proclive a los cambios estructurales por la vía del “asalto” al aparato del Estado. Eso no significa, como supone cierta parcela de la izquierda, que las revoluciones son hechos irrepetibles del pasado y, por tanto, ya no hay alternativa sino adaptarse al nuevo “determinismo histórico”: la hegemonía del mercado.

La historia demuestra que han ocurrido cambios estructurales significativos sin un “asalto” al Estado, como fueron el paso del esclavismo al feudalismo y del feudalismo al capitalismo. Hoy, una de las armas más poderosas para superar el capitalismo es una educación crítica y cooperativa, capaz de crear nuevos parámetros de conocimiento y promover nuevas praxis emancipadoras.

Es mediante la educación que se moldean las subjetividades que le imprimen significado a los fenómenos sociales. Con frecuencia sucede que se vive un antagonismo entre lo microsocial (pautado por la subjetividad) y lo macrosocial (pautado por las estructuras). En Cuba se encuentra un buen ejemplo: en la década de 1950, un grupo de jóvenes revolucionarios (microsocial) se hizo consciente, gracias a la educación política (subjetividad) de la importancia de modificar la estructura del país (macrosocial). Hoy Cuba es un país de estructura socialista, pero no todos los cubanos disciernen lo que eso significa, y algunos sueñan con disfrutar, bajo el socialismo, de un estilo de vida capitalista (microsocial).

La educación crítica y cooperativa es capaz de superar ese antagonismo al formar protagonistas o militantes que reproduzcan las bases materiales y espirituales del socialismo, cuyo sustento es la solidaridad.

Para ello, es necesario que la educación sepa situar a educadores y educandos en relación con el pasado y el futuro. Ello solo es posible a partir del aquí y el ahora, del presente. Es nuestro modo de pensar y actuar en el presente lo que resignifica nuestra manera de encarar el pasado y el futuro.

La educación tiene el poder necesario para destronar una racionalidad dominante e introducir otra, siempre que no sea meramente teórica y se vincule a procesos efectivos de producción material de la existencia. Resulta siempre oportuno recordar la observación de Marx de que no nos diferenciamos de los animales por nuestra capacidad para pensar (tal vez las abejas, por ejemplo, posean una lógica algebraica más depurada que la nuestra…), sino por la capacidad de reproducir nuestros medios de subsistencia.

Una educación crítica, liberadora, es la que aspira a conquistar la hegemonía mediante el consenso, mediante prácticas efectivas, y no mediante la coerción ideológica. Debe abarcar todas las disciplinas escolares, desde las ciencias exactas hasta la educación física, superando las relaciones fundadas en la economía del intercambio en aras de una economía solidaria, cuya base sea la cooperación.

Todos sabemos que las relaciones mercantilistas influyen en las concepciones de quienes las adoptan o se dejan regir por ellas. Para citar solo algunos ejemplos, esas relaciones acentúan el individualismo e inciden sobre los mecanismos de relacionamiento en el trabajo, la física moderna, la biología darwinista de la sección natural, etc. Ni siquiera la concepción mecanicista del marxismo, que profesaba la fe en un “irrefrenable determinismo histórico” logró escapar de su influencia. Es eso lo que índuce a los educandos a creer que el mercado obedece a una “ley natural”, y que fuera de él no hay alternativa… Es eso lo que nos lleva, literalmente, a torturar a la naturaleza para que nos suministre sus frutos cuanto antes.

Por tanto, debemos preguntarnos, ¿para qué sirve la educación? ¿Para adaptar a los educandos al status quo? ¿Para transmitir el patrimonio cultural de la humanidad como si fuera el resultado de la acción intrépida de héroes y genios? ¿Para formar mano de obra calificada para el mercado de trabajo? ¿Para adiestrar individuos competitivos?

Una educación crítica y solidaria engloba a todos los actores de la institución escolar: los alumnos, los profesores, los funcionarios y las familias de todos ellos. Y trasciende los muros de la escuela para vincularse participativamente con el barrio, la ciudad, el país y el mundo. Las puertas de la escuela permanecen abiertas a los movimientos sociales, los actores políticos, los artistas, los trabajadores. Y la óptica de su proceso pedagógico enfatiza esta verdad que la lógica mercantilista intenta encubrir: los fundamentos de la evolución de la naturaleza y de la historia de la humanidad están mucho más centrados en la cooperación, en la solidaridad, que en la selección natural, la competitividad y la exclusión.

Una educación crítica y cooperativa es deliberadamente contrahegemónica, y procura ubicar el destino de sus educandos en el destino global de la humanidad. El valor de la escuela se evalúa por su capacidad para insertar a los educandos y los educadores en prácticas sociales cooperativas y liberadoras. Por eso es indispensable que la escuela tenga claridad acerca de su proyecto político pedagógico, en torno al cual debe prevalecer el consenso de sus educadores. Sin esa perspectiva, la escuela corre el peligro de convertirse en rehén de la camisa de fuerza de su currículo, como un mero aparato burocrático de reproducción bancaria del saber.

Si queremos atrevernos a reinventar el futuro, debemos comenzar por revolucionar la escuela, transformándola en un espacio cooperativo en el cual convivan la formación intelectual, científica y artística; la formación de conciencia crítica; la formación de protagonistas sociales éticamente comprometidos con los desafíos de construir otros mundos posibles, fundados en la compartición de los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano.

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194907

Fuente de la imagen: http://www.radiomundial.com.ve/sites/default/files//styles/618×468/public/field/image/Frei-Betto5.jpg?itok=yMYrMEIM

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La muerte nutre al capital

Por. Frei Betto

Para preservar nuestras vidas los gobiernos prohíben fumar en locales públicos. Los paquetes de cigarros exhiben fotos horrorosas de los efectos letales del vicio. “Fumar mata”, advierte el Ministerio de Salud.

Hace poco fue prohibido en los EE.UU. el cigarro electrónico. ¿Por qué, si apenas emite un vapor de agua inodoro y no contiene sustancias químicas? Pero los legisladores entienden que es un mal ejemplo. El cigarro virtual puede llevar al cigarro real…

Sin embargo, el mismo país llena el mercado de filmes con escenas de excesiva violencia, y no por eso la ley entiende que los crímenes virtuales pueden generar crímenes reales…El comercio de armas goza de plena libertad en la mayoría de los estados.

El conducir a alta velocidad mata también. En el Brasil, desde 2013, según el Datasus, 43 mil 780 personas perdieron sus vidas en el tráfico. Sin embargo, el Ministerio de las Ciudades no le exige a la industria automotriz limitar el potencial de velocidad de los vehículos. La ley y el poder Judicial son condescendientes con esta forma de riesgo letal. Conductores que han segado vidas bajo las ruedas de sus autos gozan de buena salud, de plena libertad… y de sus carnets de conductores.

Ingerir alcohol es también perjudicial para la salud. Pero, al contrario del tabaco, las bebidas alcohólicas tienen asegurados tanto la propaganda como el consumo libre  de las mismas.

Sabemos que la agricultura brasileña es la campeona mundial del uso de agrotóxicos, lo cual se refleja en la creciente incidencia de cáncer en nuestra población. A pesar de ello no se prohíbe esta paradoja: regar con veneno el alimento que necesitamos para mantener la vida. Y ciertas sustancias químicas vedadas en otros países no están prohibidas aquí. El Ministerio de Agricultura debiera imprimir en la envoltura de los alimentos: “¡Comer es perjudicial para la salud!”

Todavía no se sabe cuál es el efecto real de los transgénicos en el organismo humano, a pesar de que son utilizados en gran escala. Ni siquiera está mandado por ley indicar al consumidor que tal alimento contiene transgénico.

¿Por qué dialogamos tan descaradamente con la muerte? Primero porque da ganancias, y la acumulación del capital es lo que rige el mercado, que, a su vez, dirige la economía, a la cual está sometida la política. Segundo, porque el peligro de la vida pasó a figurar en la agenda del mercado. Da dinero. Vea la Fórmula 1, la lucha de MMA y ciertos deportes radicales, como base jump, sky surfing y el wing walking. A la adrenalina de los deportistas se suma la del público, excitado como niños en el circo al observar las vueltas que dan los motoristas en el globo de la muerte.

Las drogas son prohibidas porque convierten a sus usuarios en irresponsables. Las bebidas alcohólicas, ingeridas en gran cantidad, producen el mismo efecto.  Detrás del timón el conductor se vuelve un potencial suicida o asesino. O las dos cosas. La Ley Seca intenta reducir el abuso. Sin  embargo no se tiene noticia de conductores que provocaron accidentes por fumar yendo manejando. ¿Por qué esa política de dos pesos y dos medidas?

¿Y las motos? Son 12 mil los muertos en accidentes de moto al año en el Brasil. Según el Ministerio de Salud tales accidentes son los responsables del aumento del 115 por ciento de estancias en hospitales públicos.

Ahora bien, está prohibido prohibir todo cuanto engorda el capital. ¿De qué vivirían las funerarias si no se facilitasen las muertes?

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/08/30/la-muerte-nutre-al-capital/#.V8rtTFvhDIV

Imagen: www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2016/08/muerte-dinero.png

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«La crisis no es un accidente del camino. Es la esencia del camino»

Por. Frei Betto

«La espiritualidad es la fuerza interior, cultivada en la oración o en la meditación, que nos mantiene vivos»

Ante la crisis la espiritualidad nos da sustento y aliento, sobre todo cuando la encaramos desde la óptica histórica, como enseñó Jesús a los discípulos de Emaús

(Frei Betto).- «No hay nada nuevo bajo el sol», destaca el Cohelet, autor del Eclesiastés. De hecho, todo cuanto nos causa preocupación e indignación -corrupción, violencia, irrespeto a los derechos humanos, etc.- ha sucedido siempre. La diferencia está en que antes vivíamos aislados en nuestra aldea y no existían, como hoy, medios de comunicación que globalizaran la información.

Desde que fui alumno de periodismo aprendí que el perro atropellado en la calle de mi barrio me interesa más que los dos mil chinos muertos en el terremoto de Shangai. Por eso nos afecta tanto la crisis brasileña. Y por consiguiente a nuestra vida espiritual. Nos vuelve más irritables, agresivos, pesimistas. Dejamos que la emoción se sobreponga a la razón.

Todos tenemos espiritualidad, incluso los desprovistos de fe religiosa. No se debe confundir espiritualidad y religión. Ésta es una institución; aquélla una vivencia. Y hay prácticas religiosas que ya no son fuentes de espiritualidad, así como hay espiritualidades que no son religiones, como el budismo.

La espiritualidad es la fuerza interior, cultivada en la oración o en la meditación, que nos mantiene vivos. Es alimentada también por el amor que nos une a la familia, la autoestima profesional, los valores que rigen nuestras actitudes y esperanzas (sueños, proyectos, etc.) y mueven nuestros pasos en dirección al futuro.

En tiempos de crisis todos nuestros paradigmas parecen desmoronarse. Amenaza el desempleo, decepciona la política, se oscurece el horizonte utópico, los valores pierden credibilidad. Es como la turbulencia de un avión: no tenemos el control para saber cuándo cesará, y en cualquier dirección que se mire hay un inmenso vacío…

El pueblo de la Biblia conoció situaciones semejantes a la nuestra. Y escribió dos libros que expresan muy bien la espiritualidad en tiempos de crisis: Eclesiastés y Job. En el primero el autor nos invita a no dar importancia a ninguna cosa. «Vanidad de vanidades, todo es vanidad». Todo es pasajero. «Travesía», que dijo Guimarães Rosa como última palabra de Grande Sertão. Veredas. Así, quien más despegado está, menos sufre. Lección enseñada por Buda cinco siglos antes de Cristo.

Job fue víctima de una crisis profunda, que le arrebató hijos, amigos, bienes y salud. Menos la esperanza. No le quedó más que la confianza en Dios. Miraba el revés del bordado y creía que las líneas asimétricas formaban un hermoso dibujo oculto a sus ojos. Hasta que comenzó a encarar los hechos bajo otro prisma. Dios, al que conocía solamente de «oír hablar» de él, se volvió una presencia amorosa en su vida.

La crisis no es un accidente del camino. Es la esencia del camino. Son los «dolores de parto» de la Creación, en opinión del apóstol Pablo. Ante la crisis la espiritualidad nos da sustento y aliento, sobre todo cuando la encaramos desde la óptica histórica, como enseñó Jesús a los discípulos de Emaús.

Tanta desgracia alrededor -miseria, terrorismo, asesinatos- indujo a un hombre indignado a querer romper el silencio de Dios: «Y tú, Señor, ¿no haces nada?» y él respondió: «¡Ya lo hice. Tú!»

– Traducción de J. L. Burguet

Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2016/07/21/religion-opinion-frei-betto-espiritualidad-tiempos-de-crisis-fuerza-interior.shtml

Imagen: www.periodistadigital.com/imagenes/2016/07/20/27811360344-d6b522b783-b_560x280.jpg

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