Por: Gerson Gómez
La política del siglo XXI determina la realidad con una visión transformadora de la escuela, siendo el modelo experimental una alternativa que visibiliza a ésta con una nueva tendencia en los procesos de aprendizajes y de la administración escolar. La nueva interdependencia orientada desde el concepto político trastoca el modelo tradicional de la escuela y orienta a este ente educativo a crear mecanismos de autogestión no sólo a nivel del desarrollo intelectual sino con una acción política integral como el fomento del uso ético y educativo de las Tic´s como parte de la cultura contemporánea.
La educación en la escuela en el marco del progreso cultural de los pueblos se debe desarrollar en función de las necesidades sobre la base de la organización política y de las exigencias del mundo occidental. El desarrollo del sistema capitalista fomenta una escuela con una profunda organización burocrática que induce a una formación con una orientación servil hacia este sistema y con una visión inclinada hacia las clases de élites liberales y conservadoras.
El desarrollo de políticas educativas en Venezuela desde la era del General Juan Vicente Gómez asume la versión de Lancaster (la escuela tradicionalista) como forma de organización de las actividades político-educativas que sitúa las actividades académicas – administrativas en el ámbito escolar. En este sentido, la especialización y la profesionalización de intelectuales en el campo educativo están supeditadas al desarrollo de la psicología educativa, evolutiva y de desarrollo y a la estructuración de los distintos niveles de subsistemas educativos.
Por otro lado, lejos de lo que tiene que ver con el desarrollo psico-evolutivo existen elementos de tipo material que dirigen el motor económico y la economía social propiamente dicha, redimensionándola a la economía de mercado con una versión liberal o neoliberal y que entra en contradicción en el funcionamiento operativo, académico y/o administrativo; aunado a la contradicción entre el mercantilismo y la práctica ética de enseñanza – aprendizaje. En tal sentido, el producto intelectual que genera plusvalía está determinado por la visión occidental del hecho filosófico cuyas categorías, orientan el orden del saber a razón de los distintos niveles del sistema, siendo la universidad el espacio de acción y reflexión: Ontológica – axiológica y epistemológica que determina la acción educativa en los nuevos tiempos, donde lo integral y lo cotidiano prescribe una nueva cultura escolar.
Sin duda, la acción epistémica de la praxis cotidiana en la escuela es fundamento de una acción transformadora real, el tema de la emancipación y el humanismo repuntan en lo académico y en lo administrativo, trastocando la verticalidad del sistema hacia una versión más horizontal propuesta por Foncourt. Esta experimentalidad de la escuela en Venezuela con el Socialismo Bolivariano asume una posición americana, rescatando la concepción ideológica – política y filosófica de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Zamora, José Martí como valuartes de una sociedad sustentada en valores locales que determinan contrahegemónicamente la escuela con una versión contemporánea.
Toca a la escuela fomentar la conciencia sustentada en el epistema cultural de lo cotidiano, en donde la globalidad determina el producto local del ciudadano del siglo XXI. Queda de parte de los entes involucrados la Articulación Interdependiente (AI), entrando en contradicción la hegemonía tradicional para que oriente la cultura dinámica de la escuela en función a la dinámica comunidad – familia, contribuyendo así la relación interdependiente de Comunidad – Escuela – Familia (CEF) como categorías en continuas contradicciones y reacomodos contextuales a fin de que orienten el hecho educativo y se aproxime a un producto cultural.
En ese sentido, la relación individuo – colectivo se vislumbra como percepción de lo positivo, sumado como propiedad de adicción matemática pero a su vez queda sugestionado por la realidad afectiva, que le permite interpretar la realidad en su concepto y sujeto a valores propios de la familia y rasgos genéticos heredados que pudieran ser determinantes entre el individuo y la sociedad, siendo la personalidad individual un producto complejo y multifactorial.
Si se supedita la evolución escolar a las prácticas políticas como hechos públicos, la contribución de intelectuales preocupados por la innovación es el fundamento de la acción transformadora como lo percibe Henrry Gerauk. La escuela contemporánea asume nuevos retos en la era y en la exigencia global, lo práctico cercena en muchas ocasiones lo racional y lo critico; surge allí una nueva contradicción entre los filósofos que defienden el pragmatismo como teoría para el dearrollo de políticas sociales y las tendencias sociocríticas. En ese sentido, la escuela debe asumir cómo aceptar el bombardeo mediático y asumir éste como parte del desarrollo del ser pensante y del ser social.
Los elementos dialécticos en lo práctico versus lo crítico en donde el plusvalor y la plusvalía cercena lo ético – moral del ser pensante y la acción concreta de la conciencia moral se supedita al hábito de la articulación y el consumismo. De esta manera, se debe reflexionar hasta ¿qué punto la escuela desde la perspectiva de la ley física acción – reacción pudiera estar a la par a las exigencias del mundo contemporáneo en cuanto a orientar a la conciencia ciudadana? Será capaz ésta de reaccionar de manera elocuente a la acción transformadora, o ésta es una manera de incorporar al ciudadano a un sistema que cada día cercena lo humano al hecho del consumo y a la acumulación.
La escuela en función de una acción transformadora debe tener en cuenta como acción epistémica el asunto de los valores y el desarrollo del ser crítico pensante, indudablemente consustanciada con la naturaleza, con los preceptos de una sana convivencia en sociedad en cada una de las comunidades donde ésta se desenvuelva. En el marco de memoria – territorio y ciudadanía (MTC), el fomento de lo nuestro, de la cultura, y de los valores tanto en la familia como en lo comunal entra en juego en la construcción de la nueva conciencia. La preservación de lo nuestro, la Conciencia Contrahegemónica Cultural de Acción Política (CCCAP) determina la preservación de nuestros valores y costumbres como venezolanos.
En versiones neo-epistémicas las construcciones de nuevas categorías surgen del accionar político como fomento de la defensa del asunto cultural y su proyección en el mundo gobalizado que requiere un grado mayor de horizontalidad en el accionar escolar. Los conocimientos y técnicas de aprendizaje se ven confrontadas con el pasar del tiempo frente a los cambios paradigmáticos de la realidad en la que se sustenta el mundo actual. El dinamismo de los avances tecnológicos suponen un sinfín de nuevos productos, una expansión del conocimiento, una necesidad de adaptación al modelo que se propone con dichos avances y es cuando surge la necesidad entonces de plantear herramientas que logren promover la facilidad de los usos y propósitos de las tecnologías, así como también adaptarse a los cambios que se suscitan en las diversas áreas del conocimiento.
De allí es pues, que de acuerdo a Morales (2005) hoy se plantean preguntas e interrogantes dentro del contexto educativo ¿a quién educar? y de ¿qué forma o manera se debe educar frente a estos cambios estructurales en el tiempo? Estos avances tecnológicos suelen disfrazar la realidad ya que se adentran los cambios tecnológicos en la aulas educativas por parte de los educandos como agentes de distracción y los educadores entonces suelen ser represivos en la prohibición de sus usos para garantizar un tipo de orden dentro de estos espacios que vaya consonó con las enseñanzas impartidas, ya que como sostiene González (2005; p. 1) “los(as) jóvenes en la actualidad cuentan con una sobredosis de medios de información y diversión virtual, que han incorporado a su forma de vida”, pero se trata entonces de buscar los medios que permitan aprovechar la influencia de estos cambios como generadores de conocimientos.
Es indiscutible que no se puede afrontar los retos del siglo XXI con unos modelos educativos, con unos paradigmas o enfoques del siglo XIX, es necesario hacer un salto vertiginoso que implique un cambio de época, a fin de modificar el qué y el cómo hacer las cosas, para despertar e impulsar la creatividad del pensamiento futurista como somero actuar del hombre. Hay que dar apertura a una nueva sociedad del conocimiento hacia la pluralidad en el manejo de la información en las múltiples disciplinas para dar paso a un nuevo paradigma, a un nuevo enfoque cultural, que cambie la estructura mental del ser humano y lo conlleve a la espontaneidad del aprendizaje.
El manejo de estos nuevos esquemas se circunscriben dentro de una sociedad del conocimiento que modifica las formas de comunicar, pensar, convivir y de actuar, orientada a la evolución de la especie humana, hacia otro nivel de conciencia. En esta nueva época se concibe el tiempo como pequeño o limitado frente a la incertidumbre que existe sobre el futuro y sus cambios, desencadenándose así un impacto en la cultura de vida sostenida por un dinamismo voraz y un hecho reflexivo constante para adaptarse a los cambios, lo cual no es una opción sino una necesidad determinante.
Este proceso se traduce en una revolución educativa donde la prioridad es ahora aceptar la transición del cambio del uso de plataformas digitales, las cuales son ampliamente reconocidas por la UNESCO como necesarias y propias para el momento que se está viviendo y por los progresos que éstas ofrecen en la interacción y al desarrollo cognitivo del estudiante y del profesor como ente creativo y director del proyecto de aula. En consecuencia este proyecto representa un reto para las naciones de escasos recursos que se han quedando soslayadas en el tiempo y no han podido alcanzar el progreso.
La sociedad del conocimiento estableció un nuevo esquema en el trascender del mundo, desde ese momento el manejo de la información es tan importante o incluso suele ser más focalizado que los mismos avances tecnológicos, lo cual derrumbó la modernidad por un modelo emergente que rompe la barrera de lo tradicional, esto dio paso a la nueva teoría educativa que deja muy atrás a la teoría clásica de la educación dónde el docente es visto como instructor y ahora con el modelo dialógico es visto como facilitador del aprendizaje. Según Scott citado en Martínez (2010) esta teoría educativa presenta las siguientes características: (1) Aceleración de la innovación científica y tecnológica, (2) rapidez de los flujos de información en una nueva dimensión del espacio y del tiempo, y 3) aumento del riesgo en la mayoría de los fenómenos, de la complejidad, de la no-linealidad y de la circularidad.
Con la introducción de este nuevo enfoque en la sociedad del conocimiento, con la globalización, y los nuevos requerimientos educativos que se ahondan en un mundo de constantes transformaciones es necesario entonces que el docente del siglo XXI vaya a la vanguardia de estos nuevos cambios y emerja en un nuevo modelo educativo, más humanista y más cónsono con la realidad de hoy a fin de que pueda acercarse al proceso investigativo en el aula, guiando de esta forma a los estudiantes como participantes del proceso y permitir la integración de un todo con el propósito de estrechar lazos con el aprendizaje y la direccionalidad del saber.
Indiscutiblemente se está viviendo en la sociedad un cambio de época, que marca el paso del Estado docente a la sociedad del conocimiento, a la sociedad educadora. Este cambio viene dado por un conjunto de elementos interrelacionados que han aparecido de forma violenta y repentina, ocasionando una serie de transformaciones educativas producto del avance que se viene experimentando en las ciencias y del surgimiento en el hombre de una nueva forma de pensar y actuar. Estas transformaciones se han dado en los sistemas económico, político, social y/o cultural de las naciones del mundo que requieren con urgencia innovaciones en sus sistemas educativos.
Hoy la sociedad está entrando en una nueva era marcada por la revolución de las tecnologías de la comunicación, por lo que se debe replantear el por qué y el cómo de la enseñanza escolarizada a fin de no seguir compitiendo de manera desigual con estas tecnologías que están convirtiendo el proceso educativo en un dispositivo obsoleto para formar las nuevas generaciones. Es decir, es necesario que la escuela vaya a la vanguardia de la nueva sociedad del conocimiento, a fin que las generaciones futuras adquieran aprendizajes significativos que puedan ser utilizados en los diferentes campos del saber científico, tecnológico y productivo con el perfil que se requiere para la aplicación de los mismos.
Todo esto implica que el eje de la vida económica, política y cultural de las naciones es el conocimiento, y sobre la base de esta adquisición de estos nuevos aprendizajes se tomarán las decisiones que regirán los destinos de la humanidad. Ha habido varias transiciones, se ha pasado del mundo de la industrialización del siglo XVIII, seguido del siglo XIX con la expansión de tecnologías y apertura de estudios científicos pasando al siglo XX con la era del saber y llegando al siglo XXI con la era de la digitalización de la información y el manejo de redes de conocimiento. Todos estos saltos fueron impecables en el tiempo, cargados de particularidades que ninguno permitió descifrar al precedente por sus características vertiginosas.
Estos nuevos modelos emergentes suponen que el docente está en un constante intercambio de experiencia donde él mismo puede nutrirse y aprender en el proceso de enseñanza, no olvidando su posición de gestor del conocimiento tal como lo plantea Padrón (2004) “porque da cabida a una labor pedagógica que se redimensiona en sí misma, pero sin entropía, y acoge la diversidad del medio como razón externa e interna de su propia existencia social y multicultural” (p. 1).
Ahora bien incorporado el criterio de la multiculturalidad queda evidenciado que lo tópicos emergentes claramente pueden verse desarrollados dentro de las aulas de clase, porque trasciende en la existencia propia del ser humano como ente cultural con características propias y al ahondar en las experiencias de cada grupo no es posible entonces predecir el comportamiento o como fluirá el caudal del conocimiento ya que éste responde a un patrón cualitativo. Por su parte Rodríguez (2004), refiere la aceptación e incorporación de nuevos conocimientos multidisciplinarios, referidos a las distintas técnicas de aprendizaje, al uso de materiales, la dinámica de grupo y todos los recursos disponibles que permitan amoldar el aprendizaje virtual en el aula o fuera de ella.
Extender este ideal al proyecto en Política Publica en Educación Canaima que surge como bandera desde FUNDABIT para optimizar el aprovechamiento de las portátiles y por qué no de todos los espacios dedicados a la innovación en la visión de nuevas formas y modernización de los procesos de aprendizaje que hasta ahora se han visto limitados por la falta de formación e iniciativa de los docentes de incorporarse a los nuevos tiempos. Es asertivo señalar que si el docente no está a la altura de los nuevos retos que impone la sociedad de la información y que si no es capaz de meterse en un mundo de conocimiento para digerirlo y transformarlo acorde a las nuevas necesidades que van surgiendo como se afirma en la teoría de la Meta cognición no se encuentra a la par de esta nueva realidad. .
Los sistemas educativos de todo el mundo se encuentran actualmente con el desafío de utilizar las TIC, para proveer a los docentes y estudiantes, herramientas y conocimientos necesarios fundamentados en una educación integral orientada a las nuevas competencias del ciudadano del siglo XXI. Sin embargo, a pesar de los cambios vertiginosos que han traído las TIC en la sociedad, su implantación en las instituciones educativas avanza lentamente, especialmente en aquellos países con menos recursos o subdesarrollados. Así lo afirma Segura (2009), cuando plantea que sólo un pequeño porcentaje de países se ha integrado a las TIC`se la programación educativa, para apoyar y transformar la docencia y el aprendizaje. Esta nueva tecnología de la comunicación en esos países en vías de desarrollo se encuentra en la mayoría de los casos en una fase temprana, caracterizada principalmente por dotación y uso no coordinado de los recursos.
Por otra parte, se sostiene que el paradigma cualitativo aborda la investigación con mayor profundidad si en este sentido tocase adaptar se tendría que hacer un estudio cualitativo etnográfico para comprender cómo es el comportamiento de los estudiantes que son víctimas de este proceso y cómo esto afecta sus vidas, valdría hacer uso de la entrevista a profundidad a los miembros del plantel educativo para medir su correlación con las variables que intervienen como generadoras del problema para desprender sus categorías y teorizar para poder enlazar un producto que tenga veracidad y sustento científico.
En el planteamiento del enfoque cuantitativo se recurriría solo al uso del cuestionario, la guía de observación y ello permitirá al investigador utilizar la estadística descriptiva que originan una interpretación cualitativa discreta, si bien es un aporte a los paradigmas emergentes porque se propone estudiar lo novedoso para trascender la adopción de medidas reguladoras enfocadas en el uso de la información y de redes, es decir la adopción de políticas públicas o el reacomodo del marco jurídico venezolano en cuanto a la introducción de las TIC´s en el currículo educativo venezolano para ser aplicada de manera integral en la educación básica, secundaria y diversificada, es decir, debe incluirse la parte didáctica – pedagógica dirigida y articulada a la escuela como elemento de enclave y liderazgo en el mundo de la sociedad de la información. Para ello, los docentes deben contar con una formación especial en la utilización pedagógica de los ordenadores y así consecuentemente puedan desarrollar nuevas actividades de aprendizaje que respondan a su propia estrategia didáctica y a los objetivos que se marquen con sus estudiantes.
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