Page 2 of 5
1 2 3 4 5

La mentalidad privatizadora de Bolsonaro

Por: Hedelberto López Blanch 

Cuando el presidente brasileño Jair Bolsonaro se enfrenta a numerosas denuncias por crímenes contra la humanidad por su desidia en controlar la pandemia de la Covid 19 que ha provocado decenas de miles de muertos, así como por destruir la Amazonía, perseguir a los indígenas, arruinar su habitad e ignorar sus derechos, el mandatario continúa impulsando la privatización en todos los lugares del país.

Las dos últimas medidas tomadas por su administración han causado enorme malestar entre la población, partidos políticos de oposición y hasta en la comunidad internacional debido a la nefasta trascendencia que tienen contra los derechos públicos.

En medio del avance de la pandemia de coronavirus en el país, Bolsonaro lanzó una propuesta para iniciar un proceso de privatización del sistema público de salud, uno de los pilares de la Constitución de 1988.

De esa forma se ordenó el inicio de los estudios sobre alternativas de asociación privada para la construcción y operación de Unidades Básicas de Salud en los Estados, el Distrito Federal (Brasilia) y los Municipios.

El decreto abre paso para que el Sistema Único de Salud (SUS), que atiende a tres de cada cuatro brasileños, sea incluido dentro del Programa de Proyectos de Inversiones (PPI) que asiste al 75 % de la población brasileña. El otro 25 % posee seguros privados.

La mano derecha de Bolsonaro para esas ejecuciones, es el ministro de Economía, Paulo Guedes definido como un ultraliberal graduado en la escuela de Chicago que trabajó para la dictadura chilena de Augusto Pinochet, la cual pone de ejemplo a seguir en Brasil.

Hasta ahora el SUS, creado por la Constitución de 1988 tras la violenta dictadura militar brasileña (1964-1985) ha sido financiado por el Gobierno federal y ejecutado por los diferentes Estados y municipios.

El otro hecho preocupante concerniente al plan integral de privatizaciones del presidente es la apertura de licitaciones para la concesión de parques nacionales a lo largo del país.

El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) firmó acuerdos con seis estados, Bahía, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais, Pernambuco, Río Grande do Sul y Tocantins con el objetivo de incentivar las concesiones de 26 parques naturales públicos al sector privado.

Importantes espacios de conservación silvestre, como Jalapao, Ibitipoca, Rio Doce y Dois Irmaos, podrán ser administrados por empresas privadas.

El grupo Construcap ya ganó la licitación para los Parques Nacionales, Aparados da Serra y Serra Geral los que administrará durante 30 años e invertirá más de 51 millones de dólares en subsidios e infraestructuras para explotarlos turísticamente.

La concesión transfiere los servicios de seguridad y mantenimiento al sector privado, a cambio de la explotación comercial de la zona, lo cual le permite cobrar derechos de admisión al área de reserva, tiendas de recuerdos, cafeterías, transporte interno de pasajeros en recorridos por los ríos, vuelos panorámicos en helicóptero, administración de centros de visitantes, senderos, sitios de acampada y miradores.

La secretaria del Programa de Asociaciones en Inversiones, Martha Seillier, informó que el gobierno pretende recaudar unos 70 100 millones de dólares mediante privatizaciones y alianzas público-privadas en 2021.

La lista de empresas a privatizar o dar en concesión durante este año se elevan a 115 y en el documento aparecen la Electropaulo que provee la energía a un tercio del país, y Correios, la mayor agencia postal de América latina.

Están estipuladas subastas para otorgar licencias a 24 aeropuertos, entre ellos el de Viracopos, una de las mayores terminales aéreas de cargas del país.
Se suman otras dos subastas para entregar derechos de exploración y explotación de petróleo y gas en áreas marinas.
Desde el golpe parlamentario contra Dilma Roussef en 2015, el entonces presidente interino Michel Temer, aplicó extremas medidas neoliberales que profundizaron las privatizaciones en las ramas de la energía, los hidrocarburos, el transporte, los aeropuertos, la minería y la banca, entre otros.

Bolsonaro, seguidor en supremacía de esa tendencia de capitalismo salvaje, ha elevado esas propuestas las que afectarán a todas las esferas productivas y de servicios en el gigante sudamericano.

Denominado por muchos medios de comunicación como el  “depredador ambiental”, Bolsonaro desde el inicio de su campaña electoral enfatizó que no reconocería ni un centímetro más de tierras indígenas y tras la llegada al poder impulsó la explotación económica de los recursos naturales amazónicos sin regulaciones ni burocracia.

En los primeros seis meses del 2020 el área desbrozada por talas indiscriminadas e incendios en la Amazonía es tres veces más grande que la ciudad de Nueva York y se cuadruplicó con respecto al año anterior.

En la explotación de los recursos amazónicos se han involucrado empresarios, políticos, individuos con gran capital económico y hasta compañías transnacionales.

Unas 12 millones de hectáreas de tierras públicas, un área del tamaño de Guatemala y El Salvador juntos, han sido ocupadas ilegalmente por esos propietarios privados que desalojan sin contemplación a los nativos de esas zonas.

La arbitraria política de Bolsonaro le ha traído graves consecuencias al pueblo brasileño que deberá aprender y sacar lecciones sobre esta nefasta administración.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/la-mentalidad-privatizadora-de-bolsonaro/

Comparte este contenido:

Trump y sus bloqueos económicos

Por: Hedelberto López Blanch

La política agresiva y desmesurada llevada a cabo en los últimos cuatro años por el presidente de Estados Unidos Donald Trump contra los países del mundo que no profesaban su ultraderechista ideología, causó graves daños a esas naciones pero en la mayoría de los casos no pudo doblegarlas.

Constantes bloqueos económicos y extorsiones financieras aplicadas contra disímiles países fueron uno de los principales derroteros de su política internacional.

Esas medidas de fuerza, llamadas eufemísticamente “sanciones”, ha atacado a más de una veintena de naciones entre las que aparecen China, Rusia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán, Irak, Yugoslavia, Birmania, Zimbabwe, Bielorrusia, República Democrática del Congo, Siria, Somalia, Libia, Costa de Marfil, Líbano, Ucrania, Yemen, Sudán del Sur, y también sus propios aliados occidentales.

Con mucha más saña las ha profundizado contra Caracas y La Habana debido a los ejemplos de soberanía e independencia que representan sus respectivos gobiernos y pueblos.

El ministro de Relaciones Exteriores de La Isla caribeña, Bruno Rodríguez Parrilla, al presentar un reciente informe sobre el impacto del bloqueo contra Cuba, denunció que de abril de 2019 a marzo de 2020 esa inhumana política “ha causado al país pérdidas  por 5 570 millones de dólares”.

A precios corrientes, explicó el canciller, los daños acumulados durante casi seis décadas de aplicación de esta política ascienden a 144 413.4 millones de dólares, mientras que teniendo en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, la cifra asciende a más de un billón 98 800 millones de dólares.

A partir de junio de 2017 y durante un mitin en Miami con miembros de la ultraderecha de origen cubano, Trump divulgó un nuevo memorando que derogaba la anterior directiva del presidente Barak Obama, (14 de octubre de 2016) que ofrecía cambios en la política de medidas coercitivas unilaterales de Washington hacia la Isla.

Obama había reconocido que el bloqueo era «una carga obsoleta para el pueblo cubano y un impedimento a los intereses estadounidenses».

A partir de julio, Trump incrementó las restricciones a las visitas de estadounidenses a Cuba; decretó el fin de los viajes «pueblo a pueblo» y anunció la entrada en vigor de lo que faltaba de la Ley Helms-Burton de 1996 (al final se ejecutó en 2019).

Asimismo, en 2017, impuso nuevas multas a bancos foráneos que operaban activos financieros relacionados con La Habana, una práctica que ya venía de la época de Obama.

A la par y para tratar de justificar sus arbitrarias medidas, la Casa Blanca desató el escándalo de los «ataques sónicos», que utilizó como pretexto para cerrar la embajada estadounidense en Cuba, lo cual provoca afectaciones a las familias cubanas, pues para realizar trámites migratorios las personas deben viajar a terceros países con el incremento de costos y hasta de su seguridad personal.

Para cerrar el cerco financiero a finales de ese año, Trump amplió la lista de organismos y instituciones cubanas que no pueden tener contactos con homólogas estadounidenses, medida que se ha incrementado constantemente.

Durante 2018 arreciaron todas las acciones agresivas: se amenazó a los ciudadanos estadounidenses para que no viajaran como turistas a la Isla y se creó una llamada Fuerza de Tarea (Task Force) cuyo propósito es influir por Internet para provocar un cambio de gobierno en Cuba.

Con la excusa de que el Estado cubano respaldaba al hermano pueblo de Venezuela, la Casa Blanca limitó el monto y la frecuencia de las remesas que envían los familiares residentes en Estados Unidos, a la par que impide cualquier ayuda humanitaria que pueda llegar a La Habana.

El título III de la Ley Helms-Burton fue activado en mayo de 2019 el cual implica la posibilidad de demandas contra compañías internacionales que operen en Cuba por «traficar» con propiedades que fueron nacionalizadas a inicios de la Revolución y se prohibió que marcas cubanas entraran al vecino del Norte.

A lo largo de 2019 se vetaron los viajes culturales y educativos, se eliminó la autorización para el envío de donativos y fueron cercenadas aún más las posibilidades de remitir remesas, sobre todo a funcionarios cubanos.

Para el cierre de ese año, el régimen trumpista inició acciones para interrumpir la llegada de petróleo y sus derivados a Cuba al imponer “sanciones” a compañías de terceros países que mantienen relaciones con La Habana.

En la continuidad de esa política de ahogamiento, el Departamento del Tesoro multó a seis empresas navieras extranjeras que transportaban combustible al país caribeño.

La enfermiza política encaminada a dañar al pueblo isleño arreció entre 2019 y 2020. Una fuerte campaña difamatoria se llevó a cabo contra las humanitarias misiones médicas la cual provocó que regímenes afines a Washington declinaran esa ayuda como fueron los casos de Brasil, Ecuador, El Salvador y Bolivia (después del golpe de Estado al presidente Evo Morales).

A pesar de las afectaciones económicas que ha provocado la pandemia de la Covid-19 a la Isla, Estados Unidos incrementó su brutal política y prohibió que la Western Union continuara tramitando los envíos de remesas por lo que esas oficinas deberán cerrar sus agencias en Cuba.

Por último, el 22 de octubre en Miami, durante un acto de campaña como candidato a la presidencia (cuyas elecciones perdió inobjetablemente frente al demócrata Joe Biden), declaró la prohibición a los estadounidenses de hospedarse en hoteles cubanos propiedad del Gobierno y comprar tabaco o rones cubanos.

Como expresó el canciller cubano al divulgar el informe que será presentado en 2021 por vigésima octava ocasión a la Asamblea de Naciones Unidas: “el bloqueo, por su aplicación extraterritorial violenta la soberanía y afecta los intereses de todos los Estados del planeta”.

La moraleja es que la maldad del derrotado presidente Donald Trump no pudo doblegar al pueblo cubano.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/trump-y-sus-bloqueos-economicos/

Comparte este contenido:

La «América crece» de Trump: nueva forma de neocolonialismo

Por: Hedelberto López Blanch

 

La Alianza para el Progreso impulsada por el ex presidente estadounidense John F. Kennedy a principios de la década de 1960 hasta la nueva “Iniciativa América Crece” lanzada por Donald Trump en 2019 son mecanismos utilizados por Washington para dominar económica y políticamente a las naciones latinoamericanas.

Mediante la Alianza para el Progreso, Estados Unidos pretendía buscar modelos capitalistas de desarrollo en la región para neutralizar el ejemplo que significaba la naciente Revolución cubana.

De esa forma se enviaron especialistas a la América Latina para explorar las riquezas naturales y las posibles fuentes de progreso de cada país, las que en los años siguientes fueron controladas y explotadas por empresas transnacionales, en su mayoría norteamericanas.

Washington brindaba entonces la asesoría económica con empréstitos provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y enviaba grupos denominados “cuerpos de paz” que impulsaban la animadversión contra Cuba y el sistema socialista. Todo desembocó en un rotundo fracaso que llevó más hambre y miseria a los pueblos donde los políticos corruptos de turno los acogieron, a la par que ellos se enriquecían con las abundantes prebendas.

A la tristemente célebre Alianza para el Progreso le siguieron unos tras otros los ensayos estadounidenses para controlar a los países de América Latina en la que en los últimos años ha jugado un pernicioso papel la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID).

Ahora, dentro del enorme esfuerzo que hace la administración Trump para controlar Latinoamérica, a semejanza de la Doctrina Monroe que proclamaba América para los americanos, se ha lanzado la “Iniciativa América Crece” que permite a Washington evadir controles parlamentarios en los países que la acepten y va dirigida a modificar la dependencia económica, financiera, social y política de la región.

Un análisis divulgado por Rusia Today, señala que esa Iniciativa es expedita, escueta, y no requiere de negociación alguna entre instancias gubernamentales. Tampoco precisa de consultas a los Parlamentos y mucho menos involucra a segmentos de la sociedad civil, porque el formato de Memorando de Entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés) así lo permite.

Mediante el MoU, los gobiernos que se acojan al mismo, sellan el compromiso de cumplir la hoja de ruta que trazarán los distintos organismos y agencias norteamericanas, lo que es igual a una nueva forma de neocolonialismo.

La ex diplomática boliviana Maria Luisa Ramos, en entrevista con la publicación panameña Bayano Digital, denunció que la fórmula avanza hacia un reformateo de la dependencia económica, financiera y política de la región, sin requerir de negociación alguna entre instancias gubernamentales, ni consultas a los Parlamentos y mucho menos incluye a segmentos de la sociedad civil.

Agregó que mediante ese procedimiento ya no se involucrarán en engorrosas negociaciones de Tratados de Libre Comercio (TLC) para mejorar su balanza comercial, para obtener jugosos contratos estatales, realizar cambios a la legislación y en general adecuar a sus intereses el diseño del esquema de inversiones de los países.

En realidad se trata de un subterfugio mediante el cual Estados Unidos y los gobiernos latinoamericanos hacen un compromiso diplomático de alto nivel para encaminar la agenda trazada por los organismos y agencias norteamericanas con homólogos empresariales de los hasta ahora firmantes en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Jamaica y Panamá.

El programa América Crece también sale de la órbita de la Organización Mundial del Comercio ya que la agenda general será delineada y encaminada por los organismos y agencias estadounidenses y sus homólogas entidades empresariales de esos países.

En el amplio panorama del MOU (que lo firma cualquier ministro y no los presidentes de las naciones como ocurre con los Tratados de Libre Comercio) aparecen los intereses del régimen norteamericano y sus compañías para realizar obras de infraestructura en aras de explotar yacimientos petrolíferos, todo tipo de minerales y recursos naturales que sean beneficiosos para sus intereses.

O sea, es un saqueo autorizado de las riquezas de los países en cuestión, que no tiene que contar con las aprobaciones de los diferentes Parlamentos.

Como “sublime artimaña” de este convenio se indica que acelerará el acceso del sector privado a los recursos financieros de Estados Unidos fundamentalmente a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La Casa Blanca bajo enormes presiones a los gobiernos latinoamericanos impuso hace unos días, al frente de esa organización bancaria al ultraderechista Mauricio Claver Carone, principal asesor de Trump para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional (CSN).

También en este programa están envueltos los Departamentos de Estado, Tesoro, Comercio y Energía, la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), la Agencia de Comercio y Desarrollo de los Estados Unidos (USTDA) y la Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC).

En definitiva, América Crece es una forma más moderna de neocolonialismo que busca controlar económica, política y financieramente al continente. Esperemos que los pueblos despierten.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/la-america-crece-de-trump-nueva-forma-de-neocolonialismo/

Comparte este contenido:

¿Qué será de nuestro planeta?

Enormes incendios forestales, potentes huracanes, grandes inundaciones, derretimiento de glaciales, abrumadoras oleadas de calor, terremotos y hasta pandemias de coronavirus atacan a nuestro planeta y amenazan con destruir economías y hasta la existencia humana. El cambio climático es una realidad que pende sobre todo el planeta con previsiones funestas.

La revista Journal of Geophysical Research: Oceans (JGR Oceans) publicó un estudio basado en las observaciones realizadas por los satélites ICESat y ICESat-2 de la Nasa el cual muestra que entre 2008 y 2019 el hielo marino en el Ártico ha disminuido un 20 % en 11 años, o sea, ha perdido 0,37 metros de grosor de su capa.

El Ártico es el área alrededor del Polo Norte que incluye partes de RusiaAlaskaCanadáGroenlandiaIslandia, la región de Laponia, en SueciaNoruegaFinlandia, y las Islas Svalbard.

Otra revista, la Geophysical Research Letters informó que

Groenlandia, la segunda mayor capa de hielo se derrite a pasos increíbles lo que provoca el aumento del nivel de los mares que hacen peligrar a islas y zonas bajas del planeta, mientras las olas de calor arremeten contra Europa, América, Asia y África.

Asegura que el 56% de la región está afectada por el derretimiento (zona de hielo sometida a temperaturas superiores a 0º C), incluso las más altas de Groenlandia. Solo durante el mes de julio de 2019, esa capa perdió 160 000 millones de toneladas de hielo lo que ha tenido un impacto significativo en el aumento del nivel del mar.

William Ripple, ecologista de la Universidad Estatal de Oregón, en un artículo publicado en el diario Motherboard señaló que desde 1992, las emisiones de CO2 han subido un 62 % y la temperatura global se ha incrementado en 29 %, mientras que la abundancia de fauna de vertebrados cayó un 29 %».

Ripple, quien participó en una investigación realizada y después firmada por 15 372 hombres y mujeres de ciencia de 184 países denunció que durante los últimos 25 años se ha detectado una reducción de 26 % en la cantidad de agua dulce por habitante, un aumento del 75 % de áreas muertas en los océanos, y una pérdida de 120 millones de hectáreas de áreas forestales. Y enfatizó “Necesitamos los medios proporcionados por la naturaleza para nuestra propia supervivencia».

Esa peligrosa situación a la que esta expuesta la vida del planeta es la que no entienden ni el presidente de Estados Unidos, Donald Trump quien retiró a su gobierno del Acuerdo de París sobre cambio climático aprobado por 195 países en 2015 y cuyo fin es reducir las emisiones de gases invernaderos a partir de 2020, ni su par brasileño Jair Bolsonaro, que bajo el argumento de incrementar la economía de la nación, ha justificado la destrucción de la Amazonía.

La Agencia Espacial Brasileña (AEB) informó que en un solo año del desgobierno de Bolsonaro habían sido arrasadas más de 958 000 hectáreas de la Amazonía, una extensión de selva casi del tamaño de Líbano.

Y lo peor esta por venir pues el ultraderechista mandatario abrió el bosque tropical a la explotación industrial, disminuyó su protección y en ausencia de agentes federales llegan a la Amazonía oleadas de madereros, ganaderos y mineros que arrasan con todo el medio ambiente.

Analicemos a grandes rasgos todo a lo que conduce el cambio climático. Al acumularse los gases contaminantes las temperaturas aumentan y los climas cambian, provocando sequías, incendios, deforestación y desertificación.

Como las temperaturas son más altas, las lluvias son menos frecuentes, pero más intensas y por tanto, el nivel de inundaciones y su gravedad también irán en aumento.

El cambio de temperatura motiva que en zonas templadas y frías se propaguen enfermedades que habían desparecido como dengue, malaria y otras, mientras las incrementa en las regiones cálidas.

La quema de combustibles fósiles y aumento de gases invernadero motivan que el Polo Norte esté mucho más caliente que hace 50 años lo cual pone en riesgo la vida de miles de personas por el crecimiento de olas de calor.

El derretimiento de los glaciales por altas temperaturas en los océanos incide en el aumento del nivel del mar situación peligrosísima pues muchas islas podrían desaparecer y en numerosas ciudades se reducirá la distancia a las costas.

Al potenciarse las temperaturas de los mares, los huracanes serán cada vez más violentos y peligrosos, dejando a su paso destrucción de ciudades, cultivos, desmantelamiento de infraestructuras, hambre y enfermedades.

Diversas especies de animales y de flora están desapareciendo al cambiar el clima y no pueden adaptarse como ocurre con los osos polares que mueren porque no alcanzan los hielos flotantes o las aves migratorias que pierden esa capacidad al verse imposibilitadas de seguir los flujos de temperaturas a las que están habituadas.

La producción de alimentos básicos para la subsistencia humana se reduce con los cambios climáticos lo que a la par conlleva su encarecimiento, situación más que difícil para las grandes mayorías pobres del planeta.

Por eso cada vez se hace más necesario recordar las palabras del líder cubano Fidel Castro cuando en la Cumbre de la Tierra efectuada en Río de Janeiro en 1992 advirtió: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo. Es necesario señalar que las sociedades desarrolladas son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente”.

Y nos podemos preguntar ahora: ¿Qué será de nuestro planeta dentro de unos años. Podremos salvarlo?

Fuente del artículo: https://rebelion.org/que-sera-de-nuestro-planeta-2/

Comparte este contenido:

América Latina en terapia económica

Por: Hedelberto López Blanch

 

La pandemia del coronavirus acabó de destapar los graves problemas que ha provocado la globalización neoliberal con la proliferación de privatizaciones impuestas en América Latina junto a la reducción en los gastos públicos que ha dejado a la gran mayoría de su población en un limbo de necesidades.

Un estudio del Banco Mundial (BM) indica que los efectos de las medidas impuestas para combatir la COVID-19 dejarán una secuela duradera en la economía mundial, debilitando la inversión, la innovación, el empleo, la educación, el comercio, las cadenas de suministro y el consumo.

El organismo asegura que las economías en desarrollo con sistemas de salud débiles y aquellas que dependen en gran medida del comercio mundial, el turismo o las remesas del exterior, así como las que se basan en exportaciones de productos básicos, serán particularmente afectados.

David Malpass, presidente del BM dijo que el alcance y la velocidad con que los cierres económicos han devastado a los pobres en todo el mundo no tienen precedentes en los tiempos modernos y para América Latina auguran una caída de menos 7,2 %.

Otro informe presentado por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), augura que la caída económica en la región será de -5,3 % (la peor contracción desde 1930), un desplome en el comercio de -15 %, y aumentos en el desempleo, la pobreza y la desigualdad, entre otras consecuencias.

La CEPAL calcula que en 2020 la pobreza en América Latina y el Caribe se elevará al menos 4,4 % (28,7 millones de personas) comparado con el año anterior, lo que llevará a 214,7 millones de personas a sobrevivir en situación de pobreza (34,7 % de la población regional).

A grandes rasgos, cinco de las mayores economías regionales caerán en picada: Brasil, México, Argentina, Chile y Perú.

En las dos mayores, Brasil y México la baja será de -8 % y -7,5 %, respectivamente; en Argentina -7,3 % (ya sufría una profunda crisis por la peyorativa gestión de la administración de Mauricio Macri que dejó a la nación completamente endeudada).

La cifra de Chile, país que también padece las consecuencias del régimen neoliberal de Sebastián Piñera,   bajará -10 % y Perú, -12 %, estima el Banco Mundial.

Son varias las causas que han llevado a América Latina a esta asfixiante situación y la principal ha sido la imposición de las políticas neoliberales que han enriquecido a unos pocos en detrimento de millones de pobladores; la proliferación de la privatización de activos y empresas estatales y la poca voluntad política de las capas dirigentes que se adueñaron del poder en algunos países bajo la orientación y las directivas emanadas desde Washington.

Brasil, desde que fue derrocada Dilma Rousseff por un golpe de Estado parlamentario, las capas pudientes se adueñaron de la nación y hasta eliminaron los programas sociales encausados por los gobiernos de Inacio Lula da Silva y de Rousseff que sacaron a millones de brasileños de la pobreza.

También clausuraron el Más Médico mediante el cual cerca de 20 000 especialistas cubanos atendieron durante cinco años a 113 359 000 pacientes en más de 3 600 municipios brasileños. Ahora la situación se ha revertido y el gigante sudamericano presenta la tasa más alta de infección por coronavirus con alrededor de 810 000 y 43 000 fallecidos.
México, donde los funcionarios de gobiernos anteriores se dedicaron a desbancar al erario público y acumular riquezas personales, sufre ahora las consecuencias de esas políticas con deficientes sistemas de salud para atender a los enfermos por la covid-19.

La actividad económica chilena cayó un 15,5 % en mayo mientras que en el segundo trimestre el PIB del mayor exportador mundial de cobre retrocedió un 13 %, mientras persisten las amenazas de nuevas manifestaciones por las rancias políticas contra la seguridad social y los constantes desempleos provocados por las malas gestiones de Piñera, quien en contraposición ha incrementado su capital a más de 2 800 millones de dólares.

La pandemia también ha colapsado a las economías de Perú, Ecuador y Colombia sobre todo por la paralización de las actividades y la desatención histórica de los diferentes gobiernos a la salud pública por lo que no han podido contrarrestar el avance de la epidemia.

La propagación de la pandemia sin que se haya podido controlar, el abaratamiento de las materias primas (fuente principal de divisas para estos países); deterioro financiero; impedimento para obtener nuevas inversiones extranjeras; la baja en la entrada de remesas y la crisis global aparecen como otras causas que influyen en la estrepitosa caída de la economía regional.

La privatización de la salud pública por la adopción de sistemas neoliberales ha hundido en un verdadero caos a muchas naciones de América Latina sin que Estados Unidos, su máximo propulsor y que aún la mira como su patio trasero, haya intentado ayudarla pues el propio régimen de Donald Trump se encuentra en un enorme atolladero con su sistema de salud colapsado por las privatizaciones que lo han colocado en el centro de la pandemia mundial con 2 200 000 contagiados y más de 116 000 fallecidos.

Latinoamérica necesita un cambio de sistema para el bienestar de sus habitantes pues como ha quedado demostrado, las leyes del mercado no pueden resolver el hambre y la miseria que ha dejado el neoliberalismo.

 

Fuente :  https://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2020/06/18/america-latina-en-terapia-economica

Imagen: https://pixabay.com/

Comparte este contenido:

La demonio-cracia de Trump

Por: Hedelberto López Blanch

La demonio-cracia estadounidense se ha caracterizado desde siglos por una política nacional represiva hacia cualquier movimiento o individuo que vaya en contra de la supremacía blanca en el poder y en la que el racismo visceral forma parte intrínseca de su accionar.

Tras el asesinato el pasado 25 de mayo en Minesota del afroamericano George Floyd cuando en plena vía pública un agente policial le presionó el cuello con su rodilla durante ocho minutos pese a que el detenido clamaba que no podía respirar, las manifestaciones y protestas se extendieron como pólvora por todo el territorio norteamericano.

Más de 150 ciudades han reportado protestas, saqueos, enfrentamientos con la policía, quema de autos, actos violentos e incendios, mientras las autoridades han decretado toques de queda y el despliegue de la Guardia Nacional (fuerza militar de reserva que Estados Unidos utiliza para situaciones de emergencia).

De un extremo a otro, de Nueva York a Los Ángeles, de Miami a Seattle, las protestas han sido multitudinarias. Y es que son siglos de ignominia racista y de desprecio a los millones de desfavorecidos de ese sistema capitalista que ha erosionado la vida de muchas generaciones y hoy se levantan ante el desprecio de los poderosos.

Pero en vez de buscar la vía pacífica como sucede en cualquier democracia que se respete, el presidente Donald Trump arremetió verbalmente contra los manifestantes y gobernadores de los Estados, mientras el 31 de mayo corría al lado de sus guardaespaldas a guarecerse en el búnker subterráneo de la Casa Blanca porque las protestas llegaron a las afueras de esa instalación, según reportó The New York Times.

El diario informó que Trump habría permanecido menos de una hora en la instalación, diseñada para ser utilizada en caso de una amenaza física a los altos funcionarios ejecutivos.

«La mayoría de ustedes son débiles y los gobernadores deben dominar a los manifestantes violentos», fueron las primeras declaraciones del magnate, y los conminó a sacar a las calles a la Guardia Nacional.

Al siguiente día declaró públicamente: «Hay que arrestar a las personas, hay que rastrear a las personas, hay que ponerlos en la cárcel durante 10 años y nunca volverán a ver estas cosas. Lo estamos haciendo en Washington. Vamos a hacer algo que la gente no ha visto antes».

Seguidamente Trump volvió a la carga sobre los sucesos cercanos a la Casa Blanca y escribió en un twitter:

Fue «una gran multitud, profesionalmente organizada, pero nadie se acercó a atravesar la valla. Si lo hubieran hecho, habrían sido recibidos por los perros más feroces y las armas más amenazantes que he visto jamás. Ahí es cuando la gente podría haber sido herida de gravedad, por lo menos. Muchos agentes del servicio secreto solo aguardaban para pasar a la acción», su hosquedad y prepotencia lo incitaban.

Para tratar de controlar esa enorme ola de protesta antiracial, muy superior a la ocurrida en 1968 cuando fue asesinado el luchador por los derechos humanos Martin Luther King, Trump lanzó a los efectivos de la Guardia Nacional y solo en Washington fueron desplegados 1 600 efectivos.

Ante la represión que ha provocado varios muertos, numerosos heridos y cerca de 5 000 detenidos, nada más contundente para caracterizar la situación que las declaraciones de la vocera de la cancillería rusa, María Zajárova, que puntualizó; Estados Unidos ha perdido el derecho de «hacer comentarios a cualquiera sobre derechos humanos».

Desplegar a la Guardia Nacional, usar balas de goma, gases lacrimógenos y gas pimienta, son las soluciones y las tácticas que ofrece Trump a su población, las que pueden exacerbar aun más la tensa situación.

Las revueltas callejeras junto a su incapacidad para controlar la pandemia del coronavirus, que ha dejado ya más de 6 000 000 de contagiados y 110 000 fallecidos, están sumando obstáculos a la reelección de Trump, catalogado por muchos como uno de los mayores mentirosos que ha ocupado la Casa blanch.

Fuente: https://www.aporrea.org/internacionales/a291353.html

Imagen:  https://pixabay.com/

Comparte este contenido:

China impulsará la economía mundial

Por: Hedelberto López Blanch

 

Las autoridades estadounidenses y en especial su presidente Donald Trump, están nerviosos porque observan como la economía de su país pierde fuerzas mientras la de China, aunque con algunos tropiezos, marcha hacia delante.

Estados Unidos es el país más afectado del mundo por el coronavirus, con más de dos millones de contagiados y alrededor de 110 000 fallecidos, lo que unido a la pérdida de 40 millones de empleos y el incremento de personas que no tienen como pagar la alimentación diaria y los alquileres esta provocando una fuerte crisis económico-social.

El Bank of America informó que la economía norteamericana «ha caído en una recesión», prevé que «colapse en el segundo trimestre de 2020» y que cierre el año con menos 5,9 % de su Producto Interno Bruto (PIB).

La guerra comercial que el magnate presidente ha desatado contra varios países y en especial contra China no le han dado los resultados esperados en cuanto a la recuperación de industrias y la reducción de los desequilibrios comerciales, sino por el contrario, ha agravado los problemas existentes.

A la par que el coronavirus se propaga por toda la nación sin que se haya podido detener, Trump realiza confusas y anticientíficas declaraciones dirigidas a tratar de apoyar la economía sin importarle la vida de la población, y ha puesto su mirada en tratar de reelegirse en los comicios de noviembre.

Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, admitió recientemente que la economía de Estados Unidos sufrirá una caída entre el 20 y el 30 % en el segundo trimestre de 2020, a lo que se unen ahora los grandes disturbios en más de 35 ciudades del país debido al asesinato hace unos días en Minnesota del afroestadounidense, George Floyd a manos de un policía blanco.

Mientras esto sucede en Estados Unidos, el gigante asiático marcha con buen paso hacia el fortalecimiento de su economía que según los datos había bajado en el primer trimestre y el FMI auguraba que cerraría el año con solo 1,2 % de crecimiento.

Pero China, por donde se inició el virus y esta posicionada actualmente como la locomotora de la economía del orbe, después de alcanzar el pico de contagio, ha pasado a la fase de recuperación, cerca del 95 % de las grandes compañías y el 60 % de las pequeñas y medianas empresas han comenzado a funcionar.

Un informe publicado en conjunto por las compañías Oliver Wyman China y Silk Road Associates, señala que China es una de las pocas grandes economías que se espera puedan crecer y contribuir sustancialmente al crecimiento del PIB mundial durante el 2020 y 2021

Asegura que incluso con los desafíos de fabricación, y otros potencialmente más largos y generalizados que puedan existir en algunos de los sectores de servicios, todavía aprecian que el crecimiento que hay en todo el país es una fuente clave para el aumento global.

Ya en el gigante asiático, los especialistas observan que ha habido un rebote relativamente rápido en la fabricación pues muchas empresas siguen trabajando con intensidad para cumplir con la acumulación de órdenes que existían antes de detectarse la covid-19.

Asimismo, las importaciones de diversos suministros, esencialmente de materias primas utilizadas en las producciones, continuaron llegando a la nación a lo largo del período, lo que permitió un acelerado empuje en la recuperación de las capacidades fabriles.

Resulta importante explicar que debido a la proliferación hasta ahora indetenible del coronavirus por el planeta, persiste el riesgo de una amplia recesión mundial que constriña la demanda, lo que a la par llevaría a una recuperación más lenta de la economía china.

Sin embargo, los analistas puntualizan que la dependencia actual de China de las exportaciones se reduce mucho en relación con la crisis financiera que sacudió al orbe en 2008, pues desde ese año, el aporte de las exportaciones al PIB ha disminuido significativamente.

El gigante asiático se prepara para esa posible contingencia y en ese sentido, el presidente Xi Jinping llamó recientemente a poner énfasis en el desarrollo del mercado interno, y no en las exportaciones, lo cual refleja que dirigirá sus pasos a enfrentar parte de las dificultades.

Jinping analizó con varios asesores económicos que China iniciaría un nuevo plan de desarrollo en el que el mercado interno jugará el rol primordial y significó que en el futuro deben tratar la demanda interna como el punto de partida y de apoyo, a medida que aceleran la construcción de un sistema completo de consumo interno y se incrementan las innovaciones en ciencia, tecnología y otras áreas.

En resumen, las incoherentes decisiones político-económico-sociales aplicadas por el magnate Donald Trump, en contraposición a las coherentes medidas tomadas por el gigante asiático, indican que más temprano que tarde, Beijing podría convertirse en la primera potencia económica del orbe.

Fuente: https://www.aporrea.org/internacionales/a291352.html

Imagen: https://pixabay.com/

Comparte este contenido:
Page 2 of 5
1 2 3 4 5