Eficacia de la afabilidad en la tarea docente

Por: Jorge Antonio Mansen Bellina

Cada profesor es diferente, pero aquel que está atento a las emociones y sentimientos de sus estudiantes, que da signos de valorarlos, que demuestra su estima y posee la cualidad de la amabilidad y la atención, además de confianza, tolerancia y sociabilidad; decimos es un profesor afable, pues pone de manifiesto uno de los sentimientos más valorados por los estudiantes. Un profesor afable siente que no hay nada tan recompensante como hacer que sus estudiantes se den cuenta de que son valiosas en este mundo (cf Bob Anderson).

La afabilidad, el agrado, la dulzura suponen la preocupación por el otro, sea quien sea, y el respeto solidario con él. Es, como solemos llamarlo ahora con otra palabra, la empatía. Y ésta es la manera de conectar con el otro, a un nivel más profundo, más allá de lo superficial y tangencial, y de tratar de responder a lo que necesita. Y esta virtud en el maestro acorta las distancias protocolares, abre las puertas para que sus estudiantes se acerquen, ayuda a una convivencia armónica (Definicion ABC).

«El hombre amable se distingue por su temple apacible y por la suavidad de sus modales; el afable por su llaneza, por su disposición a escuchar a todos. El amable lo es en su conducta; el afable lo es en su trato. Por lo común, se aplica el adjetivo afable al hombre de elevada jerarquía que no se desdeña de hablar con sus inferiores. De Federico II se cuenta que era amable con sus amigos y poco afable con sus súbditos» (José Joaquín de Mora).

Son estas actitudes positivas que hacen un profesor benevolente (que “quiere bien”) y benefactor (que “hace bien”) con sus estudiantes, con sus padres de familia, con sus colegas, con los cercanos y con las personas desconocidas. Un profesor afable provoca y hace que la gente le quiera y le respete; porque quien es afable es el que da el primer paso en este sentido, respetando y queriendo a los demás. ¿Vocación o formación? La Educación emocional docente, es el factor clave para la mejora de la convivencia en el aula y en el centro educativo, y para desarrollar esta virtud de la afabilidad en el aula.  Dice Daniel Goleman: «Las lecciones emocionales, incluso los hábitos más profundamente incorporados del corazón, aprendidos en la infancia, pueden transformarse. El aprendizaje emocional dura toda la vida», y empieza en el interior del maestro.

La Inteligencia Emocional entendida como la capacidad que tiene una persona de manejar, entender, seleccionar y trabajar sus emociones y las de los demás con eficiencia y generando resultados positivos (Álvaro Tineo); reviste, claramente, una importancia muy especial en la tarea docente, por lo que debe tener un lugar y un tiempo para “educarla” y para evaluarla durante todo el proceso de formación inicial y en el desempeño laboral. Sólo si el educador tiene la habilidad para gestionar bien sus emociones, podrá ayudar a que sus alumnos desarrollen su Inteligencia Emocional. Y ese proceso creará y potenciará un «respeto mutuo» de las propias sensaciones», y facilitará un ambiente positivo para el aprendizaje. Esto supone saber cómo nos sentimos y ser capaces de comunicar abiertamente nuestras sensaciones. Antes que intentar ser comprendido, el docente tiene que procurar comprender. Debe mostrarse comprensivo y empático y debe enseñar y modelar esas características tan preciadas de la interacción humana (cf Inteligencia emocional en el trabajo docente, sites.google.com).

“Si pensamos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en nuestra vida diaria nos daremos cuenta rápidamente que son muchas las ocasiones en que éstas influyen decisivamente en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta” (Bertrand Regader, Psicología y Mente). Una de las claves de la Inteligencia Emocional, es saber relacionarse con aquellas personas que nos resultan simpáticas o cercanas, pero también con personas que no nos sugieran muy buenas vibraciones. Y las expresiones del manejo de las emociones, son la sencillez por la que no se hace distinción entre las personas por su condición; la solidaridad por tomar en las propias manos los problemas ajenos haciéndolos propios; la comprensión, los buenos modales, el ponerse en el lugar de otros, consideración por los demás, respeto y atención a la exposición de sus interlocutores, dispuesto a la ayuda desinteresada y gratuita.

También será bueno tener en cuenta, entre otras cosas, nuestros bloqueos afectivos y emocionales con determinadas personas (dentro o fuera de la escuela), en algunas circunstancias. Esos bloqueos que se concretan y visibilizan de mil y una maneras diferentes, en acritudes, arrebatos, asperezas, durezas, enfados, rigideces, silencios, … seguramente, antes y ahora, en el pasado y en el presente, nos hace reconocer y agradecer a aquellas personas que nos han tenido estima, que nos han mostrado afecto, de manera gratuita, desinteresada, es decir, sin otra intención o interés que nosotros mismos. ¿Cómo superar esos obstáculos emocionales? El diálogo y el acompañamiento personal, son lo más recomendable para todo docente, que se valore como maestro por vocación y de corazón.

La afabilidad ejercitada diariamente por un maestro, que conduce a sus discípulos hasta la puerta de la Sabiduría (dicen los orientales), le convence que “la ternura y la bondad no son signos de debilidad y desesperación, sino manifestaciones de fuerza y resolución” (Khalil Gibran); y que, además le permite tomar las decisiones correctas en las situaciones más difíciles, propias de un profesor sabio (cf Plotino).

Y Usted, por ejemplo, ¿qué entiende por afabilidad en la vida escolar? ¿Recuerda alguna experiencia positiva de alguien que haya sido o esté siendo afable con Usted?

Fuente: http://educacioncmf.blogspot.com/

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Finlandia: ¿Qué es «Aprender a pensar , aprender a entender?

Por: Jorge Antonio Mansen Bellina

Finlandia registrado como uno de los países que mejor ha gestionado la educación, decidió (luego de experiencias previas) que a partir del año lectivo 2016-2017 se aplicaría el “phenomenon learning”, que “no es otro método que la sustitución de las tradicionales asignaturas por proyectos y trabajos de investigación”, […] “las clases serán desplazadas por proyectos temáticos en los que los alumnos ya no tendrán que ir a las clases a dar matemáticas o ciencias, sino que ahora , en lugar de adquirir conocimientos aislados sobre diferentes materias, lo harán de forma activa.

Es decir, ellos participan en el proceso de planificación, se convierten en investigadores y también evalúan su propio proceso” (Secure Kids). A nivel docente implicó el aprender a trabajar en equipo, de forma colaborativa con sus alumnos y los otros colegas, dejó su trabajo de “dictador de clases” y asumió el rol mentor o de un coach. Aunque dicen que están “empezando despacito” y “aún se enseñan materias y hay metas para cada materia”, es un misterio el conocer (por ahora) si se están mejorando los resultados”.

Según Penny Spiller en un artículo (que compartimos con fines educativos – pastorales) publicado en BBC MUNDO (que Usted podrá leer completo, en el título final, haciendo click), se hace un análisis de cómo va esta experiencia educativa de uno de los países referentes de la educación mundial. Comienza contando una clase de niños de doce años, que ponen en práctica el nuevo método, adaptándose a la era digital y con recursos de última generación, “en la que los niños ya no dependen de los libros y de las aulas para adquirir conocimientos”. Luego profundiza cómo Finlandia revolucionó la enseñanza para el siglo XXI, qué importancia tiene el pensamiento crítico, porqué la enseñanza tiene que ser holística, qué significa “aprender a pensar, aprender a entender” y cómo dejó atrás las tradiciones escolares, entre otros puntos. Sin embargo, hoy algunos critican el método aduciendo que no da “suficiente profundidad de conocimiento sobre un tema como para permitir que lo estudien a un nivel superior”; que amplía la fisura entre los estudiantes más y menos capaces; y algo nuevo: se esté agregando más carga laboral de los docentes y poniendo en situación de desventaja a los maestros de mayor edad que quizás no tengan tantos conocimientos digitales como los que ingresan. También hay testimonios de los estudiantes que afirman que estas clases les gusta más, no cansan tanto, son mucho más interesantes, hace la escuela mucho más divertida, y da la libertad de aprender al ritmo propio y continuar, el siguiente paso, cuando se está listo.

Esa experiencia se da en un contexto muy particular (respecto a otras latitudes), pues según el artículo de Spiller, éstas son las características de la educación en Finlandia:

  1. La docencia es una profesión altamente respetada y bien remunerada
  2. No hay inspecciones escolares o evaluaciones docentes
  3. El sistema escolar está muy centralizado y la mayoría de las escuelas son financiadas por el Estado
  4. La jornada escolar es corta y las vacaciones de verano duran 10 semanas
  5. Los niños son evaluados por sus maestros. El único examen nacional es para aquellos que estudian hasta los 18 años
  6. El promedio de alumnos por colegio es 195; por clase es 19
  7. El éxito se ha atribuido a un tradicional aprecio por la enseñanza y la lectura, además de a una población pequeña y prácticamente homogénea
  8. Aunque sigue en los puestos más altos, Finlandia ha caído en los rankings de PISA en los últimos años
  9. Al igual que otros países, enfrenta los desafíos de las restricciones financieras y la creciente inmigración.

Si bien es cierto que Finlandia es Finlandia, y que puede diferir mucho de algunas realidades de muchos de nosotros, porque desde hace algunos años sus niños empiezan la escuela a los siete años, mientras en que en los nuestros parece hubiera apuro de liberar a los padres de sus hijos; que ellos tienen jornadas escolares más cortas, vacaciones más largas, muy pocas tareas y no rinden exámenes; y otras diferencias más o menos notables.

Les recomendamos leer el artículo de la BBC MUNDO, y ojalá seamos lo suficientemente sabios e inteligentes para no “ver con sospecha” el “phenomenon laerning”, o con una cierta “sana envidia” el no estar a esas alturas según las mediciones internacionales; y aceptemos que en nuestra formación permanente, es muy importante conocer (por lo menos) esta experiencia educativa de Finlandia. El saber las experiencias de otros nos puede llevar (si no tenemos la soberbia de la autosuficiencia) a conocer, conocer y aprender o desechar la propuesta educativa. Voltaire dijo: “Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás”. Usted es quien asume lo que desea aprender y qué no, como le enseña (probablemente) a sus estudiantes.

Fuente: http://webdelmaestrocmf.com/portal/finlandia-primer-analisis-metodo-phenomenon-learning/

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Pedagogía emocional: La fortaleza emocional en la escuela

Por: Jorge Antonio Mansen Bellina

La capacidad de amoldarse a un ambiente humano de trabajo y de relaciones, sin tener roces o diferencias, es un pensamiento muy ingenuo. En alguna medida todos (o algunos) hemos “pagado el noviciado” o nos “hemosganado el derecho de piso”, luego de uno o más tragos amargos en la comunicación y convivencia.

En algunos grupos esto puede pasarse como “un mal momento”, en no hacer caso, en “ignorarlos” y seguir para adelante; pero en una comunidad educativa, no es cuestión de “llevar la procesión por dentro”, o sobrellevar la vida. Un educador(a) tiene la imperiosa exigencia de identificar el porqué ha perdido la tranquilidad interior, porqué está así; enfrentar las adversidades, estudiar sus relaciones con personas “difíciles”, tomar alguna resolución, y descubrir lo que corresponde a su voluntad para convivir con la ayuda de la virtud de la tolerancia. Esto no se aprende en un instituto pedagógico o una facultad de educación, se aprende en la escuela de la vida.

Los que estamos en el mundo de la educación, tenemos que prepararnos para trabajar y vivir muchas horas de nuestra vida con gente que nos motive, que nos corrija con cariño, que nos respete, que nos escuche,… con gente extraordinaria y no tóxica (como la llama Tomás Navarro). Los padres de familia, directivos, administrativos, profesores y personal de apoyo de una escuela, debemos desarrollar la capacidad de tomarnos un tiempo para nosotros mismos, sin andar caminando en una dirección y velocidad que manejan los otros. Nos es necesario tener interiormente muy clara una escala de valores y prioridadespara tomar decisiones libres y responsables; y también, saber gestionar nuestras relaciones con personas perjudiciales a la estabilidad emocional de la comunidad educativa y sus integrantes.

El Psicólogo Tomás Navarro[1], especialista en conferencias de autoayuda, cree que siempre nos vamos a encontrar con retos, personas y situaciones difíciles, y cuanto más fuertes seamos emocionalmente, más fácil podremos decidir el camino a tomar. Si los directivos tienen la tarea de “animar a la comunidad” y por tanto potenciar en todo el personal de la comunidad educativa, no se puede dejar al azar el desarrollar y fortalecer esta capacidad de resiliencia emocional.

El Licenciado Lic. Oscar Anzorena[2] sostiene que “la forma de sentir y expresar nuestras emociones marca nuestro existir, determina nuestra calidad de vida y nos constituye en el ser que somos. Sin embargo, durante siglos se ha definido al ser humano como “ser racional”, entendiendo que es la racionalidad lo que nos determina como personas”. Y planea la importancia de mantener la  armonía y equilibrio entre la emoción y la racionalidad. “Es por esto que más que determinar la prevalencia de uno de ellos, es menester plantearse el desarrollo de ambos en un contexto”.

Y el conferencista sobre superación personal José María Vicedo[3], formula cuatro claves para construir una fortaleza emocional: a) aprovechar los momentos de calma para construir los sólidos cimientos para tomar decisiones, b) tener un Diario Personal para tener un orden de vida y repasar la propia historia, c) buscar el poder curativo del amor de las personas que nos aman y d) ante la crítica de los demás, nunca tomarla como algo que afecte al ser (a los más afectará a alguno de los comportamientos).

Les animo a seguir buscando y conociendo sobre un tema de la Fortaleza Emocional, que no es tan comúnmente tratada en las reuniones docentes, con padres de familia e incluso con los estudiantes: el cómo vivo y convivo en mi comunidad educativa, repercute mucho en la vida fuera de la escuela. “Las personas fuertes crean sus acontecimientos; las débiles sufren lo que les impone el destino” (Alfred Victor de Vigny).

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/pedagogia-emocional-la-fortaleza-emocional-en-la-escuela/

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