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Plan de actuación sanitaria en Educación Superior

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

La Universidad Pedagógica Nacional (UPN), institución pública de educación superior, dio a conocer durante estos días el “Plan integral para el retorno seguro a las actividades académicas y administrativas en el marco de la nueva normalidad”, cuyo propósito es “establece(r) las recomendaciones y pautas que permitan retomar de forma ordenada, gradual y segura, las actividades académicas y administrativas de las Unidades UPN. Con ello, se busca mitigar el riesgo, fomentar la prevención de contagio y promoción de la salud entre toda la Comunidad Universitaria, a través de una cultura del cuidado de personal y cuidado colectivo.” (1)

El plan establece las siguientes 14 acciones o medidas generales:

• El uso de cubrebocas o pañuelo (cubriendo nariz y boca) será obligatorio para toda la comunidad universitaria y visitantes. Se sugiere el uso de cubrebocas lavables

 En caso de presentar malestar o síntomas compatibles con SARS-CoV2 (Covid-19) o enfermedades respiratorias, como medida de cuidado de sí y de conciencia colectiva, no asistir a las instalaciones universitarias ya que no se les brindará acceso, quedarse en casa y solicitar asistencia médica en los números de emergencia locales

• No saludar de beso, mano, brazo o codo

• Se sugiere que cada persona porte consigo un kit de aseo personal, con alcohol en gel, pañuelos desechables, papel sanitario, jabón, así como repuestos de cubrebocas en los casos que sean necesarios

• Lavado de manos con agua y jabón constante por 40 segundos, aplicando la técnica correspondiente. Este ejercicio deberá realizarse, por lo menos, unas 10 veces diarias: al llegar de la calle, periódicamente durante el día, después de tocar áreas de uso común, después de ir al baño, tocar dinero y antes de comer o preparar alimentos

• Desinfección constante de las manos con solución gel antibacterial con concentración alcohol al 70%

• Implementar el estornudo de etiqueta, esto es cubrirse la nariz y boca al toser o estornudar con el ángulo interno del brazo.

• No escupir en ningún espacio de la Universidad. En caso de ser necesario, deberá utilizar un pañuelo desechable y tirarlo a la basura, posteriormente se realizará un lavado de manos.

• No tocarse la cara, especialmente nariz, boca y ojos.

 Queda prohibido fumar dentro de las instalaciones universitarias, por considerar a las colillas un factor alto de contagio.

• Los desechos de cubrebocas, pañuelos desechables y demás residuos que representen un riesgo de contagio, deberán depositarse en botes especiales identificables, mismos que estarán disponibles en diversos espacios de las Unidades.

• Evitar compartir herramientas de trabajo y objetos personales (computadora, papelería en general, celulares, por mencionar algunos).

• Procurar guardar las medidas de higiene y protección en el transporte público, en el trayecto de la casa a las instalaciones universitarias

• Evitar el uso de barba, bigote, así como accesorios (joyería, relojes, corbatas) ya que pueden ser un depósito de virus y microorganismos.

Según el Plan institucional de la UPN, “Las poblaciones en situación de vulnerabilidad son aquellas que debido a determinadas condiciones o características de salud son más propensas a desarrollar una complicación por el virus SARS CoV2 (COVID-19). Para el presente Plan se considerarán dos grupos:

a) Personas de alta vulnerabilidad. Mujeres embarazadas o lactando, personas adultas mayores de 60 años, personas con obesidad, diabetes e hipertensión descontroladas, VIH, cáncer, con discapacidades, trasplantes recientes, enfermedad hepática, pulmonar, así como trastornos neurológicos o del neurodesarrollo (epilepsia, accidentes vasculares, distrofia muscular, lesión de médula espinal); y b) Personas de vulnerabilidad media. Quienes convivan en su hogar o tengan a su cargo el cuidado de menores de 12 años de edad, personas adultas mayores y en situación de vulnerabiliad o mayor riesgo de contagio.”… “Las personas identificadas en el apartado (a), preferentemente, realizarán sus actividades en la modalidad a distancia; mientras que las del grupo (b) alternarán su asistencia en el desempeño de sus labores, ambas hasta que las autoridades de salud y educativas emitan otro criterio de cuidado. En caso de asistencia extraordinaria a las instalaciones universitarias, deberán extremar las medidas de prevención e higiene.”

Es interesante observar que los cuerpos académicos que diseñaron este plan y los protocolos correspondientes, han sido sensibles a las necesidades apremiantes que presentan muchas (si no es que la mayoría) de las instituciones de educación superior en México, en el sentido de cuidar o proteger al personal que puede ser susceptible o se encuentra en zona de vulnerabilidad sanitaria, cuyo promedio de edad, sobre todo del personal docente, (y quizá también del administrativo), es de 50 años (condición que también se presenta en otros niveles de la educación pública)én se presenta en otros niveles de la educación pública).

Por otra parte,  en conversación con uno de los directivos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Azcapotzalco, Óscar Lozano, él destacaba algunas características comunes que se presentan entre los miembros de la plantilla del personal docente y de investigación en esa institución, a partir del inicio de la emergencia sanitaria (marzo, 2020). Entre esos factores, por ejemplo, identificaba el tema de la edad. Situación que ha tenido conexión con dos ámbitos: 1) Por un lado, cierta dificultad para que las y los docentes se incorporen rápidamente a las modalidades educativas a distancia, con apoyo de nuevas tecnologías de información y comunicación (aparte de las limitaciones que tiene el personal académico, por falta de apoyo institucional, para contar con infraestructura y recursos tecnológicos adecuados, a efecto de llevar a cabo las actividades educativas de manera virtual con los estudiantes de grado y posgrado); y 2) La probabilidad alta de que el personal mayor de 50 años sea proclive a cursar alguna de las enfermedades crónicas, no contagiosas, que establece, como de alto riesgo, el sector salud al vincularse con Covid-19.

No es nada extraño que la mayoría de las instituciones de educación superior, públicas y privadas, presenten situaciones similares, y más aún con un conflicto generalizado porque las autoridades universitarias no han sido sensibles a las necesidades laborales del personal académico ni de los trabajadores administrativos, surgidas a raíz de la pandemia. Tengo conocimiento que el Tec de Monterrey, al menos en posgrado, tomó la decisión de continuar sus actividades académicas “completamente a distancia a través de las nuevas TIC”.

Se requiere, en efecto, una buena dosis de tolerancia por parte de las áreas directivas de nuestras instituciones de educación superior (así como de otros niveles educativos también), y no obligar a las profesoras y los profesores a realizar actividades para las cuales no fueron contratados (actividades educativas mediadas únicamente por las nuevas tecnologías). Aunque también se requiere de otra dosis de disposición y actitudes de colaboración por parte de todas y todos los trabajadores de la educación, sin duda.

En ambos casos, se requiere de una abierta disposición al diálogo y a la concertación con la finalidad de que las y los estudiantes continúen sus estudios de nivel superior y de posgrado, sin ponerse en riesgo, y sin que las y los profesores se vean desprotegidos en sus condiciones de trabajo, y particularmente en su estado de salud.

Fuente consultada:

(1) UPN. Plan integral para el retorno seguro a las actividades académicas y administrativas en el marco de la nueva normalidad. Rectoría, julio 2020. (Otros aspectos que aborda el plan mencionado son: Protocolos. Entrada, permanencia y salida de las instalaciones universitarias. Uso y aprovechamiento de salones, oficinas, bibliotecas, cafeterías, comedores, áreas de checado, atención al público y demás áreas de uso común. Asuntos en materia de horarios, asistencia y demás aplicables para el personal académico y administrativo (base, confianza y estructura). Líneas para el trabajo académico, cultural y deportivo. Clases y asesorías. Cursos remediales. Exámenes profesionales. Reuniones académicas. Actividades académicas, culturales y deportivas. Medidas para la adecuación, limpieza y mantenimiento de espacios cerrados y de uso común. Equipamiento e higiene. Formación y capacitación. Difusión oportuna de protocolos y medidas. Marco normativo y referencial. Disposiciones normativas aplicables, y Referencias).

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/plan-de-actuacion-sanitaria-en-educacion-superior.html

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Programa Sectorial de Educación: ¿qué hay de nuevo?

El pasado 6 de este mes, la SEP publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Programa Sectorial de Educación 2020-2024.(1) Un documento que, de acuerdo con la Ley de Planeación, debería de entregarse a tiempo y armonizarse con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (publicado en el DOF el 12 de julio de 2019). Un primer comentario sobre el programa sectorial que ahora comento, consiste en anotar que este es un texto que se da a conocer de manera tardía (un año y medio después de que AMLO asumiera el poder), a pesar de que está dentro de los márgenes temporales que establece la ley respectiva.

¿Qué tiene de nuevo el actual Programa Sectorial de Educación (PSE) al compararlo con el anterior (2013-2018)?(2)

a) El contexto: Me parece que la ubicación del recién publicado programa sectorial en materia educativa tiene su contexto en las reformas al texto Constitucional de 2019, específicamente el Artículo 3º. Así lo establece la autoridad educativa federal en el documento que analizamos hoy: “La definición de los objetivos y estrategias prioritarias del PSE 2020-2024, así como las acciones puntuales para su logro, tiene como referente la Reforma Constitucional en materia educativa que se publicó en el DOF el 15 de mayo de 2019, así como el contenido de la Ley General de Educación, la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, y la Ley Reglamentaria del artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Mejora Continua de la Educación; cuyo propósito común es garantizar el derecho a la educación de excelencia con inclusión y equidad”.

Esto, aparte del análisis que habrá de incluirse y considerarse en términos del cambio de gobierno que se inició el 1 de diciembre de 2018, como producto de la histórica votación del 1 de julio de ese mismo año, en que Andrés Manuel López Obrador obtuvo la mayoría absoluta al término de la jornada electoral constitucional de ese año (alrededor del 53 por ciento de votos del padrón electoral: más de 30 millones de votos a su favor). Las intencionalidades, los contenidos del discurso y las finalidades del nuevo gobierno de la “4T”, son parte constitutiva de ese contexto.

b) El contenido del PSE. Esto afirma la autoridad educativa federal con respecto a las orientaciones del contenido discursivo del propio programa, que en esencia se fundamenta en un marco normativo de reciente creación o actualización: “Asimismo, el PSE 2020-2024 responde a las disposiciones normativas aplicables y distintos ordenamientos como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas; la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad; la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres; y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; entre otros… El PSE 2020-2024 está basado en los derechos que reconoce la CPEUM. Entre ellos destacan el derecho a la no discriminación (artículo 1o.); el derecho a la educación y el derecho a gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica (artículo 3o.); el derecho al acceso a la cultura y el derecho a la cultura física y a la práctica del deporte (artículo 4o.); el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación (artículo 6o.); así como el derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión (artículo 24)”.

c) Las limitaciones: Entre las limitaciones que tiene, de entrada, y que observará durante su aplicación este PSE, es que el país se encuentra en una situación económica precaria (con y sin pandemia de coronavirus); con rasgos de insuficiencia presupuestal y con la reiterada adopción de medidas restrictivas, en el financiamiento público, por parte del gobierno federal y los gobiernos estatales. Habrá que estar atentos a los recortes presupuestales y a las medidas de la “austeridad republicana” (casi franciscana) que ha adoptado durante estos 18 meses el gobierno de la “4T”. ¿Continuará la misma dinámica? ¿Cómo afectará esa política restrictiva a las acciones establecidas en el programa?

d) Hay otros aspectos que requieren mayor análisis, imprimir más profundidad reflexiva y promover la discusión continua y abierta con la sociedad; es decir, con los docentes, directivos escolares, con estudiantes y sus familias, y con las y los trabajadores de la educación en general. Así como con los diversos grupos de académicos, investigadores del campo educativo y representantes de los sectores de la sociedad civil que están interesados en participar en la construcción del proyecto educativo nacional, desde sus diferentes tribunas e intereses.

Estos serían algunos de esos “otros aspectos” a analizar:

1. Discutir el concepto de “calidad” de la educación. Como lo he expresado en otros momentos, en este punto se trata de profundizar en el análisis de dicho concepto, de enmarcarlo, contextualizarlo, situarlo, no tirarlo al bote de la basura. Así lo plantea la autoridad educativa federal en el PSE 20-24: “Adicionalmente, la educación de calidad es uno de los 17 objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada en 2015 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, como una hoja de ruta transformadora para la humanidad con la promesa de no dejar a nadie atrás. Como parte integral del compromiso adquirido por el Estado mexicano, el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, orienta la acción que plantea el Programa Sectorial de Educación 2020-2024”.

Este no es precisamente un abordaje nuevo. No por lo menos si lo comparamos con las líneas principales del discurso del PSE 2013-2018.

2. Revisar a fondo la mención al problema de la “corrupción”. Para ello el sistema educativo nacional, sobre todo autoridades y líderes sindicales, deberá de mirarse en el espejo: “La corrupción ha sido un lastre histórico para el desarrollo del país, situación que afecta, en mayor o menor medida, todas las esferas de la vida pública nacional y a toda la ciudadanía. En el sector educativo, el problema tiene diversas expresiones y la lista es larga: escuelas ficticias, diplomas falsos, carencia de manuales escolares, discrecionalidad en el otorgamiento de becas, venta de plazas, irregularidades en el ejercicio del gasto público y licitaciones a modo, por mencionar algunas. En cualquiera de sus manifestaciones, la corrupción afecta la calidad de la educación que reciben las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en México, con mayor impacto en aquellos que más la necesitan”.

¿Qué medidas se adoptarán y cómo se dará seguimiento a ello a efecto de combatir la “corrupción al interior del sistema educativo”? Cuestión que incluye las prácticas clientelares, corporativistas y de cooptación que llevan a cabo las autoridades educativas federales y estatales, así como dirigentes sindicales.

3. Conectado con el tema de la “corrupción”, la autoridad educativa federal propone la siguiente línea de acción general: “Por lo que se refiere a atajar las causas fundamentales, la Nueva Escuela Mexicana sentará las bases para la regeneración moral del país, a partir de una orientación integral basada en valores como la honestidad, honradez, ética, libertad y confianza, principios rectores del PND 2019-2024. En este sentido, se impulsará una educación de excelencia para formar mexicanas y mexicanos incorruptibles, responsables, con sentido comunitario y de solidaridad, conciencia ambiental, respeto por la diversidad cultural y un profundo amor por la Patria”.

¿Un nuevo programa de “renovación moral de la sociedad” está en puerta a través de la confusa noción de “Nueva Escuela Mexicana”?

4. Por último, como punto principal que observo (para analizar) acerca de lo nuevo de este PSE, se encuentra el asunto de la ‘Equidad’: “…la equidad debe ser el eje ordenador de la acción educativa, es urgente poner el sistema educativo al servicio de todas las niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país para garantizar aprendizajes significativos y permanentes. Con el propósito de no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera, el gobierno de la Cuarta Transformación no escatimará esfuerzos ni recursos para garantizar la igualdad de oportunidades educativas, situación que en un país plagado de inequidades implica adoptar la consigna por el bien de todos, primero los pobres, así como luchar contra todas las formas de discriminación”.

Punto central del PSE 20-24: “…la política educativa de la presente administración se articulará en torno a seis prioridades, a saber: Educación para todas y todos, sin dejar a nadie atrás; Educación de excelencia para aprendizajes significativos; Maestras y maestros como agentes de la transformación educativa; Entornos educativos dignos y sana convivencia; Deporte para todas y todos; y Rectoría del Estado en la educación y consenso social”.

Comentario final: La conformación de una política pública educativa no podría avanzar ni sostenerse sin la participación de los actores principales: docentes, directivos escolares, asesores técnicos, las y los estudiantes y sus familias, y demás profesionales de la educación que participan cotidianamente en el desarrollo del hecho educativo (más allá de la “escolarización”). La confección de las políticas públicas en este campo o sector, por lo tanto, requieren de la más amplia participación de las comunidades educativas, en su amplitud y diversidad, desde abajo, pues de lo contrario un programa como el que ahora comento corre el riesgo de convertirse, tristemente, en letra muerta.

Fuente consultada:

http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5596202&fecha=06/07/2020

Nota: El PSE 2013-2018 se publicó el 13 de diciembre de 2013, un año después de que asumiera la titularidad del Poder Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto.

Fuente:  https://www.sdpnoticias.com/columnas/programa-sectorial-de-educacion-que-hay-de-nuevo.html

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Educación, Protocolos y Aprendizajes Colectivos

 

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Carecemos de teoría y práctica en materia de protocolos de actuación entre la escuela y la familia para hacer frente a una emergencia sanitaria como la que vivimos.

En marzo pasado, cuando analizaba el contexto de la contingencia sanitaria (epidemia-pandemia de la enfermedad covid-19) sugería que, en el caso de las políticas públicas educativas en México, hubo carencia de mecanismos de coordinación en las relaciones entre la Escuela y la Familia. Al respecto, escribí esto y propuse las siguientes preguntas: “…lo que se observa, hoy, es que no contamos, socialmente, con protocolos de actuación para hacer frente a este tipo de epidemias. ¿Por qué no aprendimos lo conducente de las experiencias anteriores? ¿Por qué no hemos “institucionalizado” las acciones preventivas y evitar las “remediales”? ¿Por qué carecemos de un programa de acciones preestablecidas, programadas o bien organizadas para hacer frente a estas situaciones adversas donde cada quien sepa qué hacer y cómo actuar?”

Sin embargo, sociedades como la nuestra, quizá, están relativamente preparadas ante determinadas situaciones adversas, para lo cual contamos ya, con ciertos protocolos de actuación, debido a las condiciones geográficas y naturales, esto para prevenir el desenlace y las consecuencias de algunos “desastres naturales” no previstos (y poco o nada predecibles) como ha sucedido con los sismos o huracanes.

A propósito de ello justamente, cabe mencionar que, durante el sismo reciente del pasado martes 23 de junio 2020, los protocolos de protección civil de nuestro país (ámbitos nacional y locales) mostraron su eficiencia, sentido de oportunidad y coordinación, a través de las acciones que realizaron los diferentes elementos de la estructura de participación ciudadana (más allá de la “alerta sísmica”), en la cual actuaron y actúan las instituciones (coordinadoras en lo general) y la ciudadanía (amplia participación en lo singular) de varias entidades federativas, que regularmente son afectadas por este tipo de fenómenos naturales. Es necesario reconocer esta efectiva actuación gubernamental y social, para no generar la idea de que los comentarios son siempre negativos.

No obstante, -dije en marzo pasado y ahora lo reitero-, “poco hemos trabajado a favor de las labores preventivas o de protección civil en materia de epidemias o pandemias en el ámbito educativo, específicamente en el conjunto de instituciones (actores, liderazgos y reglas) que integran el sistema escolarizado. No al menos en las necesarias acciones de coordinación que se requirieron (y se requieren) llevar a cabo entre los integrantes de la escuela y el hogar.”

Cuando se suspendieron clases o se inició el receso escolar en marzo pasado, por ejemplo (hace más de 100 días naturales y más de 50 días hábiles, sin contar los días de Semana Santa ni de Pascua), los Consejos Técnicos Escolares (CTE), si siguiéramos un adecuado protocolo de actuación Escuela-Familia, se debieron de haber convertido en Consejos Escolares de Emergencia Sanitaria (CEES) -figura que no existe, por cierto-, para poner en acción un conjunto o paquete de medidas y actividades coordinadas, a efecto de dar continuidad a los planes y programas educativos en condiciones extraordinarias, con criterios de equidad e inclusión. Y para actuar, en forma paralela, frente a la crisis de salud pública como dispositivo preventivo y no necesariamente como acción remedial. Dicho protocolo, tristemente, no se desencadenó.

Dos meses después, a finales de mayo, el titular de la SEP, Moctezuma Barragán, indicó que hubo un protocolo de actuación para el sector educativo ¿alguien sabe de su contenido? ¿quién participó en su diseño? Sobre ese supuesto protocolo, he preguntado a directivos y docentes de escuelas de educación básica, pero nadie sabe de él. En la Unidad UPN de Querétaro, mi centro de trabajo, jamás se dio a conocer ningún protocolo proporcionado por las autoridades educativas federales o estatales.

Dentro del mencionado análisis pregunté y sugerí, así mismo, lo siguiente: Si la anterior pandemia (virus de la influenza H1N1) se registró hace más de 10 años ¿podríamos imaginar una condición de “aprendizaje comunitario”, para la siguiente década, en la cual no seamos presas de la improvisación y la incertidumbre, como si fuera una emergencia que enfrentamos, como sociedad, por primera vez? Para entonces ya habrá suficiente “experiencia colectiva” ¿O no? Ese sería el escenario deseable para dentro de una década, aproximadamente, pero eso no sucedió lamentablemente en 2020, de marzo a la fecha. No hubo, quizá, un adecuado ni significativo “aprendizaje colectivo” entre 2009 y 2020.

En ese contexto, hablé de la noción de “aprendizaje comunitario”, (así le llamé para distinguirlo del “aprendizaje social” de A. Bandura), que se refiere a los cambios que se establecen de manera colectiva con respecto a una situación, conflicto o crisis, es decir, cuando los sujetos de una comunidad “instituyen” esos cambios para hacer frente a condiciones adversas o no. Un ejemplo de “aprendizaje comunitario”, efectivo, es el que se ha mostrado durante los últimos años (incluyo a la experiencia y a los efectos producidos por el sismo de 2017), cuando los sistemas de protección civil se han desempeñado cada vez de manera más coordinada, en cantidad y en calidad de los procedimientos y las acciones.

Esto lo comento porque en varias colaboraciones anteriores, he señalado que no hemos aprendido, como sociedad, como comunidad (es decir, de manera institucional), las lecciones de la coyuntura sanitaria, por ejemplo, de la Influenza del 2009 (H1N1). Y no sólo lo digo para nuestro país (como Estado-nación), sino como conjunto de naciones, como sociedad en su conjunto, a nivel global ¿Por qué colapsan los sistemas de salud pública de países centrales, “ricos”, como en Estados Unidos? ¿Qué pasó con los sistemas de prevención y de salud pública en general de algunas naciones “centrales” o “altamente desarrolladas” como Italia, Francia o España?

Me parece, entonces, que carecemos de teoría y práctica en materia de protocolos de actuación entre la escuela y la familia para hacer frente a una emergencia sanitaria como la que vivimos; esto es, no existen dispositivos preventivos de actuación oportuna en México, entre el sistema educativo y su extensión-conexión con la sociedad civil, dicho ello, repito, en contextos de emergencia de salud pública.

Todo parece indicar que hay mucho por hacer en este punto de la gestión y el diseño de las políticas públicas educativas. Sobre todo, pienso que hace falta un mayor vínculo entre los sistemas de salud y de educación para dar respuestas más efectivas y organizadas, planificadas, en este tipo de coyunturas, donde se ponga por delante la prevención de enfermedades y la atención a la población más vulnerable, con especial énfasis en niñas, niños, jóvenes y adultos mayores.

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/educacion-protocolos-y-aprendizajes-colectivos.html

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Educación y Posneoliberalismo

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Cuando hace unas semanas hicimos la pregunta ¿qué va a pasar con los trabajadores de la educación que se encuentran en situación de vulnerabilidad? Esto frente a las condiciones difíciles que se vivirán durante el retorno a las clases presenciales (próximo agosto 2020), las autoridades educativas contestaron que se evaluaría caso por caso y que eso estaría supeditado a un examen médico, una certificación o una prueba sobre la presencia o no de la enfermedad Covid-19.

En los hechos, sin embargo, las autoridades educativas federales y estatales, en términos generales, no tienen disposición ni herramientas administrativas (jurídicas) para dar más licencias médicas o permisos para que las y los docentes, directivos escolares, asesoras y asesores técnicos, así como otras figuras educativas y personal de apoyo a la educación, que tienen antecedentes de enfermedades o situación adversa de salud (como diabetes, cáncer, hipertensión, obesidad, asma u otras enfermedades crónicas), no se incorporen de inmediato a las labores de la “nueva realidad” social y educativa (la noción de “nueva normalidad” no termina por convencerme).

Así, en los hechos, las autoridades educativas dan signos o pistas de retorno, pero hacia la “vieja normalidad”. De esa manera se traza el camino hacia la “regresión burocrática”. No permisos, no concesiones, no autorizaciones, no condescendencias. La lógica administrativa que viene será la de ¡¡¡No más suspensiones de clases, no más interrupciones injustificadas, no más ruptura de la continuidad institucional!!! (Aunque cuando llegan los Juegos Magisteriales, una buena parte de las maestras y los maestros interrumpen clases). Como si las y los trabajadores fueran los responsables de la cuarentena-cincuentena. Por lo tanto, se nos viene la etapa del no, no, no. La palabra favorita de la burocracia. Entonces, la otra pregunta sería: ¿Quedarán en el abandono y sin protección legal e institucional las y los trabajadores de la educación que presenten esos cuadros o síntomas de enfermedades, o que sean mayores de 60 años? ¿Qué cada quien se rasque con sus propias uñas?

El Poder del escritorio

A propósito de lo anterior (y casi como mera coincidencia) la semana pasada me enteré que un organismo público desconcentrado, administrador de la educación básica en un estado de la República (no digo de qué entidad, pero cualquiera puede deducir a cuál me refiero), pidió a sus directivos(as) altos y medios: Directores de área, jefes de departamento, jefes de sector, supervisoras y supervisores escolares y directoras(es) de escuela, el viernes por la noche, que hicieran una relación de nombres y claves presupuestales o claves de plazas magisteriales, de aquellos trabajadores y trabajadoras que estarían en situaciones de vulnerabilidad para identificarlos. ¿Cuál será la política específica a seguir acerca de estos trabajadores?

Aparte de que esa información podrían obtenerla directamente, es decir, desde la dirección de recursos humanos, se nota que el movimiento burocrático es como un “acto reflejo”, porque implica solicitar información de manera absurda, sin sentido. Ello nos indica, además, cómo funciona el poder del escritorio y cómo se justifica la existencia disfuncional de la burocracia dorada. La burocracia que caracteriza a la etapa del “posneoliberalismo”. Así en la educación pública; en los servicios de salud, y en todos, sin excepción, los demás ámbitos del sector público. Por cierto, algunos segmentos de la iniciativa privada, no se quedan atrás en estas regresiones burocráticas (por ej.: los servicios bancarios).

Más allá de la corrupción: la burocratización

Ello muestra, una vez más, que el “cambio de régimen” (que habría de incluir la modificación de los patrones administrativos cerrados y verticalistas), no llegará a su término o no sucederá pronto. No al menos en los próximos cuatro años. Las prácticas institucionales (los hábitos y las costumbres) se comen a las buenas intenciones del presidente López Obrador, de acabar con el régimen “neoliberal” para dar paso al “posneoliberalismo”.

Esta burocracia educativa, en particular, que insiste en solicitar información sin sentido a sus directivos y mandos medios, y que termina por perder la mirada hacia las necesidades apremiantes de sus trabajadores de base; es decir, una burocracia que se define por poner al trámite por delante y a las personas por detrás, es el sello del accionar público del Estado mexicano, hoy. Es la marca de nuestras instituciones nacionales y locales que se encargan de (des)administrar al sistema educativo.

Para finalizar este breve comentario, planteo otra pregunta-reflexión: ¿Qué capacidad financiera tiene el Estado mexicano (a través del ISSSTE) para dar soporte al personal educativo y de apoyo a la educación, ante los escenarios laborales y del derecho a la salud que se presentarán a partir del siguiente ciclo escolar 2020-2021?

Una más ¿Habrá fondos, así mismo, para contratar a personal interino que ocuparía temporalmente los puestos de trabajo de quienes se encuentran en situación vulnerable?

La posición y el papel del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y demás organizaciones gremiales, en ese sentido, y que están para defender los intereses de los trabajadores y las trabajadoras del sector (ello sin afectar el servicio educativo), se pondrá nuevamente a prueba. Y los altos dirigentes gremiales ¿Se quedarán acaso limitados en su actuación como simples “soldados intelectuales” del nuevo régimen?

Ahí está sobre la mesa no sólo el paquete de combatir las nocivas prácticas de la corrupción en las instituciones nacionales y estatales, a partir de la llegada del “posneoliberalismo”, sino también las añejas prácticas burocráticas en general, y en especial, de la educación pública.

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23

Fuente: https://profelandia.com/educacion-y-posneoliberalismo/

Imagen: https://www.flickr.com/photos/ansesgob/7297227242/

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Pensar y Conocer lo Educativo

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

Pienso que el tiempo de Moctezuma Barragán ha llegado a su término en el gabinete presidencial

I

En alguna ocasión don Guillermo Cañedo contó una anécdota relacionada con su nombramiento como presidente del comité organizador del mundial de fútbol, México 1970. Platicaba el empresario mexicano, que don Emilio Azcárraga Milmo, presidente de Televisa, lo llamó a su oficina para informarle que lo nombraría como líder de ese comité. Entonces, don Guillermo Cañedo comentó lo siguiente:

-Señor, discúlpeme, pero no sé nada de futbol.

La respuesta del propietario del Estadio Azteca y de Televicentro (ahora Televisa), fue la siguiente:

-Por eso precisamente he pensado en usted, no necesito a alguien que sepa de fútbol, si no requiero a alguien que sepa de negocios.

Esta leyenda urbana se relaciona, de manera directa o indirecta, con algunos nombramientos del gabinete del gobierno federal actual.

II

Una hipótesis: El presidente López Obrador propuso y dio nombramiento, en 2018, a Esteban Moctezuma Barragán, no por su amplio conocimiento sobre lo educativo, ni por su capacidad de análisis o ejercicio racional sobre las cosas de la educación, sino por sus capacidades políticas. Lo colocó ahí para gestionar la reforma educativa del periodo 2018-2024, que vendría a poner fuera de circulación a la “mal llamada” reforma educativa peñanietista del periodo 2012-2018.

Además, Moctezuma Barragán contaba con otros bonos: Había sido secretario de Gobernación, con Ernesto Zedillo, y desde ahí había conocido los tejidos internos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE), así como de los grupos disidentes magisteriales. Como sabemos, en el pasado los asuntos de alto nivel de gestión y conflicto entre el gobierno de la República y el SNTE, eran abordados en las calles de Bucareli, y no exactamente desde las calles de Argentina. Hoy, sin embargo, los asuntos sindicales son negociados desde Palacio Nacional. Lo cual ha elevado el carácter político, sin énfasis pedagógico, de la gestión y la realidad educativas.

Un dato más: el actual titular de la SEP se habría entrenado, durante los últimos años, en el ámbito de la gestión empresarial y con importantes contactos con organizaciones de la sociedad civil, a su paso por la Fundación Azteca. Y desde ahí había hecho labor social y cultural con las orquestas de niños, niñas y jóvenes.

Pero para conducir los destinos de la institución nacional, la SEP, que juega un papel central en la rectoría del Estado en la Educación, se requiere algo más que habilidades políticas, conocimiento de las relaciones públicas, diversidad en los contactos con sectores políticos, empresariales y sindicales. Además de ello, el líder del sector educativo requiere de conocimiento y capacidad para pensar (y repensar) lo educativo, sobre todo lo educativo tanto en su función pública (como servicio que da respuesta a la sociedad) y como un derecho humano fundamental para todas y todos los ciudadanos y sus familias.

III

Pienso que el tiempo de Moctezuma Barragán ha llegado a su término en el gabinete presidencial, debido a la falta de precisión durante su gestión (la pifia al ingresar la iniciativa de Reforma constitucional del 12 de diciembre, 2018); transparencia en duda, así como por las carencias en el manejo de las políticas públicas y bajo sentido de oportunidad como líder sector educativo. Durante estos 18 meses de ejercicio en el servicio público, se podría considerar que cumplió medianamente con su tareas y responsabilidades al frente de la SEP. Sobre todo, en la actividad “quirúrgica” encomendada por el presidente López Obrador, cuando se requerían los cambios al marco constitucional y legal que dan sustento a la educación pública en nuestro país. En esta parte, sin duda, un papel clave lo jugaron las bancadas de Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados.

A no ser que algún o alguna respetable analista considere que el secretario actual de la SEP, Moctezuma Barragán, será el caballo negro de la siguiente contienda electoral presidencial, pues saldría como tercero o cuarto en la carrera por la candidatura presidencial de 2023, para contender en las elecciones constitucionales de 2024. ¿Quién podría suceder a AMLO, como candidato(a), y eventualmente en el cargo más alto del poder político en México? ¿Moctezuma, Ebrard, Sheinbaum o Sánchez Cordero?

Una de las características de quien se encuentra al frente del despacho de la SEP, es el conocimiento amplio del campo educativo, además de contar con habilidades para dirigir a una institución que requiere de un permanente ejercicio racional de lo educativo, estudio sistemático en la materia, así como un proyecto visionario para engarzar a la educación con las intenciones transformadoras de la llamada “4T”. Esas características nos las veo en Esteban Moctezuma.

Me extraña que el titular de la SEP, no se haya sabido rodear de asesoras y asesores más experimentados y vinculados con el magisterio mexicano. No sé qué haya pasado con Gilberto Guevara Niebla, que comenzó como subsecretario de Educación Básica, la más grande de las carteras dentro de la SEP, y que luego desapareció de la arena pública. No se ven reflejados los conocimientos y experiencia de Rodolfo Ramírez Raymundo, que en su momento fue uno de los analistas más destacados en los ámbitos del normalismo y la educación básica pública en México.

Sin duda, la creación de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (CONAEDU), que sustituyó al INEE, juega un papel clave en la tarea de pensar y racionalizar los procesos educativos, sin embargo, aún no se notan los efectos de su trabajo ni los productos desarrollados por esa instancia, a fecto de dotar de contenido a la actual Reforma Educativa de la “4T”.

También hay que considerar en este breve análisis, que la gestión de las políticas públicas educativas demanda de creatividad, sentido de innovación y conexión directa y sensibilidad con el magisterio, y con lo que significa la escuela pública junto con la participación de sus colaboradoras esenciales: Docentes, directivos escolares, asesores técnico pedagógicos, y trabajo conjunto, empático, con los representantes de las familias y los estudiantes mismos.

IV

Es frecuente que los presidentes de la República, o quienes han ocupado la cima del poder político en nuestro país, nombren o hayan nombrado en la silla de don José Vasconcelos, a políticos destacados o con amplia experiencia en las cuestiones de la gestión pública: Jesús Reyes Heroles; Manuel Bartlett Díaz; aunque también han pasado por ahí algunos personajes que no han trascendido o no han aportado absolutamente nada sustantivo a la educación pública en México: Josefina Vázquez Mota, Aurelio Nuño, entre otros.

Por esa y muchas otras razones, parece necesario que quien asuma el liderazgo de la Educación Pública, sea un o una persona que impulse decidida y oportunamente el hábito de pensar y conocer lo educativo, antes de pensar en lo político. ¿Será posible? ¿O nada qué ver con la realidad?

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/columnas/pensar-y-conocer-lo-educativo.html

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SEP: Verano Divertido

 Juan Carlos Miranda Arroyo

Información de interés para el magisterio, es la que se dio a conocer durante estos días, al término de la “Jornada Nacional de la Sana Distancia”, el pasado 30 de mayo, para hacer frente a la epidemia-pandemia del coronavirus. Según el Boletín No. 141 de la SEP (1 junio, 2020), “el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, presentó la Estrategia de Regreso a Clases Escalonada, para Educación Básica, Media Superior y Superior, correspondiente al Ciclo Escolar 2020-2021, así como el calendario de actividades para la conclusión del ciclo escolar vigente.” (1)

Me parece que está bien dicho lo señalado por el titular de la SEP cuando “manifestó que lo principal es la salud de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, madres y padres de familia, así como de los docentes, por lo que sólo se regresará a clases presenciales siempre y cuando el semáforo sanitario esté en verde.”

El problema es que eso “bien dicho”, el señor secretario lo debió haber expresado desde marzo pasado, cuando se requería de definición y precisión por parte de la cabeza del sector educativo ante la crisis; es decir, hoy es tardío el posicionamiento o la actitud institucional (de la SEP y del gobierno federal), en el sentido de cuidar primero la vida de la gente en este contexto de emergencia sanitaria, para hacer frente a la crisis que se avecinaba, así como de sus efectos en lo educativo.

Pero no fue así. Nuestras autoridades se paralizaron, primero, y actuaron “en automático”, después. A eso es a lo que llamo “falta de oportunidad” en la gestión de políticas públicas educativas; falta de análisis de coyuntura; “actuaciones a destiempo”, o simplemente carencia de “timing” en el ejercicio de la administración pública. Por supuesto, eso que sucedió con el titular de la SEP y su equipo cercano, también se ha traducido en evidente “crisis de liderazgo”, acerca de la cual me referí en una colaboración anterior.

¿Por qué “la diversión”?

Imagino el profundo esfuerzo intelectual que realizó el grupo de creativos de la SEP, al momento de redactar la siguiente información: “A partir del 8 de junio y hasta el 7 de agosto, se transmitirán, por televisión e internet, los contenidos del programa Verano Divertido, con actividades lúdicas, recreativas y de esparcimiento para las y los estudiantes de Educación Básica.” ¿Se refieren sólo al anuncio de la agenda o a las actividades de verano propiamente dichas? Si las actividades planeadas para el verano “se transmitirán por televisión e internet”, y las y los estudiantes continuarán confinados en sus hogares, entonces esto ya no resultará tan “divertido”.

Pero también el liderazgo se define o se proyecta a través de las palabras utilizadas, elegidas: ¿Por qué la institución gubernamental, federal, más importante del sector educativo (la SEP) concluye una estrategia denominada: “Aprende en casa”, e inicia otra, en su lugar, llamada “Verano Divertido”? ¿Qué principios, valores o contenidos programáticos están implícitos en esta nueva estrategia? ¿O qué objetivos se persiguen mediante la promoción de la “diversión” como idea educativa durante el verano”?

Cerca de 25 millones de niñas, niños y jóvenes de Educación Básica entrarán al receso Inter escolar durante los siguientes días. ¿Para ellos se ha diseñado un programa “divertido”? ¿Acaso debe ser “divertida” la respuesta a la crisis de la salud pública que vivimos? Está bien que las y los estudiantes no estén más tiempo confinados y emocionalmente “a la baja”, pero ¿la “diversión” es la solución a las situaciones conflictivas que se viven en los hogares? Esto, en medio de una crisis educativa que se ha agudizado debido a los excesos de “burocratización” inducida por parte de las propias autoridades educativas federales y estatales, y que se generó como reflejo condicionado del accionar cerrado y sin imaginación de la alta burocracia, que trabaja desde el escritorio o la laptop.

Crisis institucional y de liderazgo que se da como signo de la improvisación, cuando lo que se requería era la organización de la sociedad en un sentido de solidaridad, desde abajo, desde las comunidades educativas. Sin embargo, lo que observamos fue todo lo contrario: comunidades dispersas, desvinculación entre la escuela y la familia. Frente a la emergencia sanitaria, lo único que alcanzaron a decir las autoridades educativas, dirigiéndose a las maestras y los maestros, fue: “No son vacaciones” o “consigan evidencias”, “pasen lista a como dé lugar”; y a las familias: “aprovechen el fin de semana para cumplir con sus hijas e hijos las tareas escolares que deben de entregar en línea”.

¿“Diversión” vs “Estrés”?

Por otra parte, Moctezuma Barragán “señaló que a pesar de la emergencia sanitaria el proceso de aprendizaje en todos los niveles no se suspenderá, por lo que las y los alumnos tendrán garantizado su derecho a la educación.” ¿Qué es lo prioritario durante este verano? ¿Bajar el estrés ocasionado por el confinamiento a través de actividades “divertidas” o dar continuidad a los procesos de aprendizaje mediante acciones creativas y propositivas? ¿Con qué recursos financieros, materiales y humanos se van a desarrollar las actividades del “verano divertido” en casa? ¿Cómo se llevará a cabo la continuidad de las actividades educativas y didácticas para garantizar el derecho a la educación? ¿De dónde surge la idea de promover la “diversión” en un contexto de emergencia? ¿Se trata de un “verano divertido” o de un “verano peligroso”, ante el cual se requeriría una respuesta menos frívola para los actores principales de la Educación Básica?

La SEP informó, a través del Boletín mencionado, que “Para Educación Básica, …el programa de aprendizaje a distancia, Aprende en Casa, concluye el próximo viernes 5 de junio; la valoración del ciclo escolar se realizará entre el 8 y el 12 de junio, y el proceso de descarga administrativa para los docentes será a partir del 15 y hasta el 19 de junio. El Ciclo Escolar 2019-2020 concluye el próximo viernes 19 de junio.”

“El Secretario de Educación Pública informó, además, que el receso magisterial iniciará el lunes 22 de junio y concluirá el viernes 17 de julio, para dar paso a la capacitación docente y a los Consejos Técnicos Escolares, los cuales se desarrollarán entre el 20 y el 31 de julio.”

Ojalá que el verano divertido no se convierta en una “campaña de frivolización” de la educación pública, y mucho menos que signifique, como lo hace una famosa cadena de supermercados, en una oferta de concursos y jueguitos al estilo de los nostálgicos programas de “En Familia con Chabelo”; o de barras de programas matutinos o nocturnos, con formato “divertido”, como los que tiene acostumbrados Televisa, TV Azteca y Grupo Imagen, y que ofrecen en horarios estelares.

Nota final: Para que vean que no hablo desde la amargura, sino desde el sentido social de la educación pública, sugiero algunos nombres alternativos al programa oficial “Verano Divertido”: “verano para explorar”; “verano experimental”; “verano solidario”; “verano creativo”; “verano fraterno”; “verano de historia y cuento”; “verano de lectura y escritura libres”; “verano de ciencia, tecnología y arte”; “verano deportivo y para pensar”, entre otros títulos.

Fuente consultada:

(1) https://www.gob.mx/sep/es/articulos/boletin-no-141-fechas-referenciales-para-el-regreso-a-actividades-e-inicio-del-ciclo-escolar-2020-2021-en-los-tres-niveles-educativos?idiom=es

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23

Fuente: https://profelandia.com/sep-verano-divertido/

Imagen: StockSnap en Pixabay

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El sabor de la Docencia

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo*

La docencia toma su propia sazón cuando se toma conciencia de ella.

Los y las personas que han trabajado para la educación, con niñas, niños, jóvenes o adultos, saben de qué hablo cuando me refiero al sabor de la docencia. Saben que la docencia se saborea como a un dulce, pero también, en ocasiones, se toma como un trago amargo. Reconocen que sabe a frescura, pero también a caducidad. Hasta llegar a la siguiente conclusión: Docente que no se actualiza, pierde vigencia.

El sabor de la docencia se siente, se degusta, durante la preparación de un curso, un taller o una charla. El sabor de esta añeja práctica se da en la interacción grupal innovadora, o con un profundo de debate que significa, siempre, intercambio de argumentos. A la docencia se le disfruta con agradable sabor mediante la conversación; en las preguntas y en las respuestas provocadoras.

Pienso que sólo se puede pulsar y degustar de la docencia cuando las y los estudiantes son un reto, una exigencia, un “estiramiento” o un desafío máximo. El sabor de la docencia, por lo tanto, se percibe cuando los contenidos no dan para más y es necesario revisarlos, cuestionarlos, reinterpretarlos, sacarles el jugo y exprimir hasta la última gota de conocimientos, de saberes o cambios de esquemas.

La docencia toma su propia sazón cuando se toma conciencia de ella. Cuando la viertes en el aula, en el pasillo, en la biblioteca o en la sala de exámenes profesionales. Más que una profesión en lo formal, la docencia es una vocación, un estilo de vida y una pasión. Es un oficio, un arte, una actitud ante la vida. Ciertamente se echa mano de las “técnicas”, del “saber cómo”, de los procedimientos y de las reglas escritas y no escritas, del paso a paso; pero la docencia termina rendida ante la intuición, la improvisación contextualizada, la atención y la concentración.

El sabor de la docencia se siente y se desarrolla a través del saber de la escucha, de la conversación pautada, de la comprensión del otro o la otra; de la mirada colegial, es decir, entre colegas; de saberse interlocutor de necesidades de conocimientos, no verdades absolutas, pero también de necesidades emocionales o visiones existenciales.

El sabor de la docencia se adquiere poco a poco y en pedacitos, con la lectura, con los apuntes. Es alimento que no se sirve en platos grandes, sino en platos y tazas de café. Así el aroma de la docencia es la inspiración y el buen decir. Los sabores de la docencia pasan por la palabra, por el texto, por la ruptura de rutinas, por reflexiones críticas. Porque la docencia es metáfora y ejemplo; sutilezas y profundidades; crítica y autocrítica; sinónimos, antónimos y analogías. Superficialidades y nostalgias.

La docencia es razón y sin razón al mismo tiempo. Es evolución individual y colectiva. Es signo de los tiempos de cambio, pero también de estancamiento. Es búsqueda, es diálogo y equilibrado juicio. Es creatividad, ruptura de creencias y campo de múltiples manías (como en el pase de lista).

La docencia exige observación crítica, libertad de pensamiento, descripción detallada, análisis de modelos y paradigmas sobre la realidad, sobre el yo, sobre el porqué del yo y sobre la relación del yo con los otros.

La práctica de la docencia, luego de más de 30 años de ejercerla y saborearla, es generación de actos humanos para compartir, intercambiar, sugerir experiencias, abrir saberes, fomentar inquietudes, despertar retos, inspirar curiosidades y reconocer incertidumbres. Provocar desafíos, formular preguntas, aventurar hipótesis, animar innovaciones, realizar observaciones incómodas, así como lanzar críticas, con información y argumentos. Es creer y no creer. La docencia es, por definición, la vocación (más que profesión) de las interrogantes y los cuestionamientos.

El hacer y pensar sobre el sabor de la docencia, significa ser humilde y predicar con el ejemplo. Es resaltar y ejercer el compañerismo, la fraternidad. Es construcción de comunidad, que a la vez es construcción de escuela, no en lo físico, no en lo material, sino en lo humano. Al dar sabor a la docencia se construye democracia.

Es imaginar, planificar y poner en acción; caminar a un lado de las y los estudiantes. Usar camisas arremangadas, ponerse el overol, los pantalones vaqueros o la bata. Es formar la personalidad; constituir y reconstruir al ser humano. Por eso digo que lo educativo va más allá de los aprendizajes.

La docencia es aceptar las reglas del juego y sugerir cambios. Es práctica antiautoritaria, sin caer en el extremo del desorden y el caos. Es reconocer la derrota en el juego limpio. También, implica acción para contradecir y proponer; es acto de disidencia y de congruencia. Revolucionar las conciencias y dialogar con las utopías. Es rebeldía responsable y búsqueda de certezas. Es leer en voz alta y actuar junto con los personajes. Es escribir todos los días y a todas horas.

La docencia es intensa o no lo es. Es vivir con poemas, cuentos, relatos cortos y novelas; es acercamiento al objeto de estudio; es poner especias e ingredientes a la historia; es actuar una película con improvisaciones y guiones nunca escritos. Escuchar una canción y entonar melodías; bailar, aunque sea sin ritmo. Es tomar el gis para trazar un círculo y preguntar ¿qué es Pi? Es participar y formar parte de la sociedad de los y las poetas no existentes, trascendentes, eternos. Es luchar por la cultura, la sensibilidad humana, el sentido crítico y contra las injusticias. Hablar y hacer demostraciones o desafíos de ciencia. Es enseñar a preguntar, y ponerse las pilas para estar temprano al día siguiente. Es la subjetividad andante, que sabe identificar a su opuesta, la “objetividad”, que se convierte, a veces, en camisa de fuerza. Y en medio de todo, es evaluar, es valorar, es ponderar.

La docencia va de la mano con el derecho a cuestionar, a moderar, a opinar, a reflexionar, a disentir, a defender y enseñar a defender los propios derechos (laborales o no), y a construir consensos. Para ser docente se precisa saber, pero también reconocer que no se sabe todo. Es ejercer un saber flexible, no arbitrario: Saber participar, saber explicar, saber interpretar son requisitos necesarios para realizar el trabajo en el aula. Ser perseverante y no perder la paciencia… construir, junto con las y los estudiantes, identidades, solidaridades, oportunidades, preocupaciones sociales, empatías y fraternidades. Es valorar el respeto hacia los demás y a sí mismo; valorar la voluntad, la diversidad, la inclusión, el cuidado del medio ambiente y de uno mismo. El sabor de la docencia está en reivindicar la equidad y el reconocimiento del otro; ponderar las diferencias. Y luchar contra las desigualdades. Preservar tradiciones sin dejar de poner la mirada en la innovación.

La vocación de la docencia implica no creer a la primera. Es imaginar, aceptar el error, ser necio o necia con las ideas, pero respetuoso con las personas. Conducirse con naturalidad, respeto, tolerancia. Tener actitud de convergencia y de divergencia cuando ella es necesaria. Estar en permanente búsqueda creativa; tener sentido de oportunidad. Significa ser receptivo, práctico, analítico y propositivo.

El sabor de la docencia se adereza, de la mano con la utopía, con buen humor y sentido de alegría. Se sazona con optimismo y estado de ánimo positivo. Con sentido esperanzador.

Sin receta ni manual gastronómico, he aprendido que a la docencia se le debe administrar a raciones pequeñas, con paciencia, para degustarla y generar placeres de comunicación y entendimiento humanos. Mis maestros y maestras me enseñaron que, para ser docente, hay que resignificar, reinterpretar los saberes e indagar; hay que escarbar en las rupturas teóricas o prácticas más que en las concepciones o explicaciones “estables o lineales”.

El sabor de la docencia se siente con la “probadita”, antes de servir la mesa.

Al final de cuentas, el sabor de la docencia es el sabor de la vida.

*Notas a propósito de los 30 años de docencia en la Universidad Pedagógica Nacional, que cumplo este 1 de junio de 2020.

Fuente e imagen: https://www.sdpnoticias.com/amp/columnas/el-sabor-de-la-docencia.html?__twitter_impression=true

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