Series: La educación en el ojo del huracán

Por: Juan Pablo Russo

Entre la diversidad temática que rige los contenidos del cine y las series se encuentran las “High School” o de colegios, género que nació a mediados de la década del 50 y cuyo abordaje fue mutando a lo largo del tiempo. Los éxitos televisivos más recientes de este género corresponden sin duda a la edulcorada comedia musical Glee, que reunía en un coro a todos los losers de un secundario de Ohio, y 13 Reason Why, centrada a partir del suicidio de una adolescente víctima de bullying y cuyos padres responsabilizan a las autoridades del colegio que asistía.

Para el escritor y crítico literario español Jorge Carrión, autor del libro Teleshakespeare (Interzona), “desde que The Wire retratara con gran realismo los problemas de la educación pública de Baltimore, no hemos dejado de ver en las series esas instituciones, emblemáticas de los Estados Unidos, más de sus sombras que de sus luces, y por tanto interesantes para las series (que quieren retratar los EEUU y que siempre con más sombrías que luminosas)”. Pero para Carrión la educación pública es tan representativa como la privada. “Recordemos, entre los ejemplos recientes, la última temporada de The Killing, la segunda temporada deAmerican Crime y The OA que si no me equivoco, también es privado”, sostiene.

Pero más allá de la hegemonía estadounidense, series de diferentes latitudes supieron captar el interés masivo de la audiencia, La comedia negra danesa Rita, la española Merlí y el drama policial australiano The Principal (todas disponibles en Netflix) son tres ejemplos de cómo la educación pública supo meterse en la TV y darle una vuelta de tuerca al género.

Rita da un giro total a lo visto en las “High School” exponiendo los diferentes problemas que enfrenta en la actualidad la educación pública danesa, que aunque trabajada en un tono de comedia en ocasiones transita por numerosas situaciones dramáticas hiperrealistas.

Mientas Rita representa el alejado, pulcro, aunque también contradictorio, modelo de los países nórdicos, The Principal se sumerge en el suroeste de Sydney, para mostrar situaciones un poco más cercanas a la educación tercermundista. La serie, de cuatro episodios, narra la historia de un director de escuela obsesionado en cambiar la vida de sus alumnos, todos varones, habitantes de un barrio multiétnico dominado por pandillas de narcotraficantes de poca monta.

Pero es el dramaturgo Héctor Lozano quien propone en Merlí una acida mirada sobre la relación entre alumnos y profesores pero sin que los tópicos -que los hay- sean el motor de las tramas y de los personajes. Lo atractivo de Merlí es, por un lado, su protagonista Merlí Bergeron, un profesor de filosofía que basa sus clases en situaciones reales que transitan los alumnos; pero por otro, la óptica desde la que se mira a los adolescentes. Mostrándolos como seres pensantes, capaces de resolver conflictos y alejados de toda estigmatización.

Las tres propuestas, además de construir “héroes”, se mueven en la búsqueda de un proceso educativo más justo, que incluya a pesar de las circunstancias y la realidad social de cada individuo. La educación es un derecho y los tres protagonistas harán lo imposible para que se cumpla.

En Argentina hubo algunas experiencias en este sentido como Entre horas, de la cineasta Daniela Goggirealizada para la TDA, pero es el género documental el que más retrató la educación pública a partir de series como Motivados por la historia (TV Pública), un docu-reality en el que un profesor de historia y cuatro jóvenes se proponen revivir el mítico cruce de la epopeya libertadora del General José de San Martín en 1817, o Queremos saber (Encuentro), que indaga en los cambios que ocurren durante la adolescencia. Ambas series se forjan a través de contenidos educativos y no sobre las problemáticas.

Ante la ausencia de series es el cine nacional quien se ha propuesto incursionar sobre estos vínculos como la reciente El corral (2017), de Sebastián Caulier, que se inmiscuye en el interior de un colegio de Formosa en pleno años 90 para desarrollar una historia de acoso y sus consecuencias.

Para Caulier este es un universo rico tanto para series como para el cine porque en los colegios públicos siempre hubo una diversidad de clases sociales, con todo lo que eso conlleva. “Por los pasillos de los principales colegios públicos se cruzaban hijos de empresarios o políticos poderosos con hijos de familias muy humildes. Es muy común que en los recreos convivieran, por ejemplo, el hijo de un conocido dueño de supermercados con el hijo de un repositor que trabajaba para uno de los locales del padre de aquél. En esos cruces de relaciones de poder en el mismo colegio se fundía el germen que da vida a una historia”.

Fuente: http://www.escribiendocine.com/articulo/0014005-series-la-educacion-en-el-ojo-del-huracan/

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Series: La educación en el ojo del huracán

Argentina / 8 de octubre de 2017  / Autor: Juan Pablo Russo / Fuente: Escribiendocine

Entre la diversidad temática que rige los contenidos del cine y las series se encuentran las “High School” o de colegios, género que nació a mediados de la década del 50 y cuyo abordaje fue mutando a lo largo del tiempo. Los éxitos televisivos más recientes de este género corresponden sin duda a la edulcorada comedia musical Glee, que reunía en un coro a todos los losers de un secundario de Ohio, y 13 Reason Why, centrada a partir del suicidio de una adolescente víctima de bullying y cuyos padres responsabilizan a las autoridades del colegio que asistía.

Para el escritor y crítico literario español Jorge Carrión, autor del libro Teleshakespeare (Interzona), “desde que The Wire retratara con gran realismo los problemas de la educación pública de Baltimore, no hemos dejado de ver en las series esas instituciones, emblemáticas de los Estados Unidos, más de sus sombras que de sus luces, y por tanto interesantes para las series (que quieren retratar los EEUU y que siempre con más sombrías que luminosas)”. Pero para Carrión la educación pública es tan representativa como la privada. “Recordemos, entre los ejemplos recientes, la última temporada de The Killing, la segunda temporada de American Crime y The OA que si no me equivoco, también es privado”, sostiene.

Pero más allá de la hegemonía estadounidense, series de diferentes latitudes supieron captar el interés masivo de la audiencia, La comedia negra danesa Rita, la española Merlí y el drama policial australiano The Principal (todas disponibles en Netflix) son tres ejemplos de cómo la educación pública supo meterse en la TV y darle una vuelta de tuerca al género.

Rita da un giro total a lo visto en las “High School” exponiendo los diferentes problemas que enfrenta en la actualidad la educación pública danesa, que aunque trabajada en un tono de comedia en ocasiones transita por numerosas situaciones dramáticas hiperrealistas.

Mientas Rita representa el alejado, pulcro, aunque también contradictorio, modelo de los países nórdicos, The Principal se sumerge en el suroeste de Sydney, para mostrar situaciones un poco más cercanas a la educación tercermundista. La serie, de cuatro episodios, narra la historia de un director de escuela obsesionado en cambiar la vida de sus alumnos, todos varones, habitantes de un barrio multiétnico dominado por pandillas de narcotraficantes de poca monta.

Pero es el dramaturgo Héctor Lozano quien propone en Merlí una acida mirada sobre la relación entre alumnos y profesores pero sin que los tópicos -que los hay- sean el motor de las tramas y de los personajes. Lo atractivo de Merlí es, por un lado, su protagonista Merlí Bergeron, un profesor de filosofía que basa sus clases en situaciones reales que transitan los alumnos; pero por otro, la óptica desde la que se mira a los adolescentes. Mostrándolos como seres pensantes, capaces de resolver conflictos y alejados de toda estigmatización.

Las tres propuestas, además de construir “héroes”, se mueven en la búsqueda de un proceso educativo más justo, que incluya a pesar de las circunstancias y la realidad social de cada individuo. La educación es un derecho y los tres protagonistas harán lo imposible para que se cumpla.

En Argentina hubo algunas experiencias en este sentido como Entre horas, de la cineasta Daniela Goggirealizada para la TDA, pero es el género documental el que más retrató la educación pública a partir de series como Motivados por la historia (TV Pública), un docu-reality en el que un profesor de historia y cuatro jóvenes se proponen revivir el mítico cruce de la epopeya libertadora del General José de San Martín en 1817, o Queremos saber (Encuentro), que indaga en los cambios que ocurren durante la adolescencia. Ambas series se forjan a través de contenidos educativos y no sobre las problemáticas.

Ante la ausencia de series es el cine nacional quien se ha propuesto incursionar sobre estos vínculos como la reciente El corral (2017), de Sebastián Caulier, que se inmiscuye en el interior de un colegio de Formosa en pleno años 90 para desarrollar una historia de acoso y sus consecuencias.

Para Caulier este es un universo rico tanto para series como para el cine porque en los colegios públicos siempre hubo una diversidad de clases sociales, con todo lo que eso conlleva. “Por los pasillos de los principales colegios públicos se cruzaban hijos de empresarios o políticos poderosos con hijos de familias muy humildes. Es muy común que en los recreos convivieran, por ejemplo, el hijo de un conocido dueño de supermercados con el hijo de un repositor que trabajaba para uno de los locales del padre de aquél. En esos cruces de relaciones de poder en el mismo colegio se fundía el germen que da vida a una historia”.

Fuente del Artículo:

http://www.escribiendocine.com/articulo/0014005-series-la-educacion-en-el-ojo-del-huracan/

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